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Introducción
En la Iglesia Adventista del Séptimo Día existen varios temas teológicos
en los cuales no hay un consenso definido. Esto ha provocado que se
desarrollen extensos debates en los campos de la teología, filosofía,
historia y otras áreas. Uno de esos temas debatidos actualmente se
relaciona con la naturaleza humana de Cristo.
El nombre de esta postura viene del latín “pre” que significa “antes y
“lapsis” que significa “caída”. Es decir, la naturaleza moral de Jesús
era igual a la que tenía la humanidad “antes de la caída”.
2. Naturaleza postlapsiana: El nombre de esta postura significa “después de la caída”.
Según esta posición, la naturaleza moral de Jesús fue la misma que tenemos todos los
seres humanos después de la caída de Adán y Eva. Es decir, Jesús tenía
predisposiciones y tendencias hacia el mal y el pecado.
Evidencia bíblica
Si bien el objetivo de este artículo no es analizar lo que la Biblia dice al
respecto, será útil que veamos rápidamente lo que la Escritura nos dice.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual (isos) a Dios como
cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de
siervo, hecho semejante (homoioma) a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:5-6)1
La Biblia nos dice que Jesús era igual a Dios. Aquí se usa la palabra
griega isos que significa “igual” o “lo mismo”2 . Pero cuando se habla de
la naturaleza humana de Jesús se nos dice que Él era “semejante” a los
hombres. La palabra griega que se usa aquí no es isos (“igual”), sino
homoioma. Esta palabra significa “semejanza”, o “algo hecho para
parecerse a una cosa”.3
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo en semejanza (homoioma) de carne de
pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne
Los términos que se usan para hablar de su naturaleza nos muestran que
Jesús no era exactamente igual a nosotros en todo sentido.
Los milagros realizados por Cristo no son los únicos, ni los más
asombrosos milagros del evangelio. Cristo mismo es en sí mismo el
milagro más grande. Su impecabilidad (“sinlessness”) absoluta, su
libertad de la menor mancha de imperfección o debilidad humana, su
vida pura y perfecta, es una excepción mucho más maravillosa de las
llamadas “leyes de la naturaleza” que la curación de un enfermo, el
detenimiento de una tormenta o la resurrección de un muerto;
porque Jesús no solo era “sin pecado” en los actos externos de su
vida, sino que era libre de la consciencia de una naturaleza
pecaminosa, o de una predisposición heredada hacia el mal, lo cual
hace su aparición con el primer despertar de la consciencia en todas las
demás vidas humanas.9
Además de este artículo, tenemos otra publicación que sugiere que Uriah
Smith creía que la naturaleza moral de Cristo era prelapsiana, es decir,
sin tendencia al mal.
Conclusión
Quienes apoyan la postura de que Jesús tuvo una naturaleza postlapsiana,
es decir, con tendencias hacia el mal, suelen decir que todos los pioneros
adventistas creían eso. Sin embargo, eso no es verdadero. Es recién en la
década de 1890 que algunos pioneros comenzaron a apoyar esta
postura.13 Previamente los escritores y editores de la Review and Herald
sostenían que Jesús no tuvo tendencias hacia el mal.
Referencias
1. A menos que se indique algo diferente, todas las citas bíblicas se han
tomado de la versión Reina-Valera 1960. El énfasis es añadido. ↩
2. Barclay M. Newman Jr., A Concise Greek-English Dictionary of the
New Testament (Peabody, MS: Hendrickson, 1993), 87. ↩