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El papel de los procesos

de atribución en la conformidad
y el disentimiento: Reencontrando
la situación de Asch
Lee Ross, Günter Bierbrauer
y Susan Hoffman
FUENTE: American Psychologist, 1976, 31, 148-157

En las creencias sobre la naturaleza En efecto, enfrentados con este conflicto


y fuerza de los procesos de conformidad entre la evidencia de sus sentidos y el
han influido mucho las demostraciones consenso de sus compañeros, muchos su-
de Solomon Asch (1951, 1955, 1956). jetos eligieron el camino del conformis-
Los primeros filósofos sociales ya habían mo público. Incluso en el grupo más
observado la renuencia del individuo a compenetrado de amigos o colaboradores
quedar solo frente al grupo, pero los de- hubiera parecido sorprendente un con-
talles de las demostraciones de Asch trol tan grande de los sentimientos y la
eran sorprendentes e incluso alarmantes. conducta de sus miembros. Pero la com-
Quizá la característica más provocativa posición de los grupos de Asch hizo la
de estas demostraciones era el tipo de demostración aún más dramática e ines-
juicios que resultaban susceptibles a la perada, ya que estos grupos estaban
influencia social: a los sujetos de Asch formados por extraños sin ninguna de-
se les ponía una tarea perceptiva simple manda especial a la lealtad o afecto del
que consistía en comparar líneas de lon- sujeto. No ofrecían ni la promesa de
gitudes variables; la respuesta correcta favor o ascenso futuros ni la amenaza
en cada ensayo planteaba un problema de ostracismo o castigo.
de «realidad objetiva», inconfundible pa- Los psicólogos sociales no pasaron por
ra el sujeto. No obstante, enfrentado con alto la implicación más obvia de estos
el juicio público unánime pero incorrec- estudios: Si en la situación de Asch pu-
to, de sus compañeros y al pedirle que dieron obtenerse incluso tasas modera-
expresara su propia respuesta, el sujeto das de conformismo, entonces se podría
llegaba a sentirse inseguro e incómodo. obtener un conformismo mucho mayor
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en situaciones más favorables. De hecho, 1973; Bem, 1972; Heider, 1958; Jones
los investigadores del área naciente de y Davis, 1965; Jones, Kanouse, Kelley,
la dinámica de grupos se dieron prisa en Nisbett, Valins y Weiner, 1973; Kelley,
demostrar que el conformismo podía au- 1967).
mentarse mediante la introducción de Consideremos, en primer lugar, los
juicios difíciles, complejos o subjetivos problemas de atribución a los que se
(Asch, 1951; Coleman, Blake y Mouton, enfrentaban los sujetos de Asch cuando
1958; Dutsch y Gerard, 1955; Tudden- veían las respuestas de sus compañeros
ham y MacBride, 1959). en un ensayo «crítico»: a menos que
Se logró aumentar aún más la confor- dedujesen la «conspiración», se senti-
midad mediante manipulaciones del gru- rían desconcertados, incapaces de detec-
po (Back, 1951; Gerard, 1954; Jackson tar los aspectos de la situación o dispo-
y Salzstein, 1958) y mediante otros pro- sición personal capaces de explicar los
cedimientos diseñados para incrementar juicios aparentemente erróneos pero uná-
su cohesión o sentido de interdependen- nimes de sus compañeros. Para el sujeto,
cia (Deutsch y Gerard, 1955; Jones, el juicio correcto parecía tan obvio que
Wells y Torrey, 1958; Tribaut y Strick- sólo podían equivocarse personas incom-
land, 1956). petentes desde el punto de vista percep-
Estos estudios y otros que los siguie- tivo, tontas, o locas. Además, tenía todas
ron contribuyeron mucho a explicar el las razones para suponer que la respuesta
proceso por el que los grupos consiguen correcta parecía igual de clara para sus
y mantienen la uniformidad, pero quizá compañeros. Por eso, se disentía, corría
dificultaran una comprensión y aprecia- el riesgo de parecer incompetente, tonto,
ción cabal de las demostraciones origi- o incluso loco; en el mejor de los casos,
nales de Asch. Desde las conocidas pers- su disconformidad sería tan incomprensi-
pectivas de la teoría de la comparación ble para sus compañeros como los juicios
social y de la dinámica de grupos, era de éstos lo eran para él. Si disentía, en
fácil ver la situación de Asch como una efecto, pondría en cuestión la competen-
fuente débil y poco prometedora de pre- cia, la inteligencia y el equilibrio mental
siones a la conformidad, una especie de de los otros; un reto que uno no está
línea base frente a la que podían evaluar- muy dispuesto a plantear, sobre todo
se paradigmas de conformismo más po- cuando la propia capacidad para dar sen-
tentes.. En este artículo, sin embargo, tido al mundo parece de repente en tela
reexaminamos la situación de Asch desde de juicio.
una perspectiva bastante diferente que Los riesgos potenciales de inconformis-
acentúa el papel de la percepción inter- mo para el sujeto de Asch iban, enton-
personal y la atribución. Desde esta pers- ces, mucho más allá de la pérdida de la
pectiva, podemos apreciar de nuevo las aprobación del grupo o de la posibilidad
apremiantes presiones a la conformidad de parecer menos perspicaz o entendido
creadas por la situación de Asch y explo- que sus propios compañeros. Los des-
rar, más en general, los procesos de acuerdos sobre política, películas o res-
percepción social que pueden liberar o taurantes pueden cuestionar los valores,
inhibir a los disidentes potenciales de la el intelecto o la sofisticación de uno;
sociedad. El análisis y discusión que pre- pero, a diferencia de la situación de
sentamos debe mucho, evidentemente, a Asch, no cuestionan la capacidad propia
la fenomenología de los sujetos de Asch para juzgar las características concretas
(Asch, 1951, 1955, 1956; Jones y Ge- y evidentes del ambiente. Aunque la
rard, 1967, pp. 387-391; Tuddenham y exactitud de las percepciones propias pue-
MacBride, 1959) y a las contribuciones da ponerse, ocasionalmente, en tela de
más formales de la teoría de la atribu- juicio, en experiencias con ilusiones óp-
ción y la autopercepción (Alexander y ticas naturales o artificiales, pocos de
Knight, 1971; Alexander y Sagutun, nosotros nos hemos enfrentado nunca al
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desacuerdo de un grupo de iguales nues- atribuirían ellos mi conducta? El éxito
tros en estos problemas de realidad ob- con que el sujeto se enfrente a la pri-
jetiva. mera de estas cuestiones influirá en su
Muchos investigadores han intentado juicio privado y en su sentimiento de
describir el conflicto del sujeto de Asch, confianza en ese juicio, así como en su
pero ninguno, aparte de él (1956, pp. 66- respuesta pública. Su contestación a la
68), ha recalcado lo suficiente la especi- segunda pregunta influirá, sobre todo,
ficidad y dificultad de su dilema. Para en su conducta manifiesta, aunque como
apreciar más la naturaleza de este dile- Bem (1965, 1967, 1972) ha subrayado,
ma, imaginemos una conferencia intro- las inferencias sobre las creencias o per-
ductoria de psicología: El profesor está cepciones privadas deben basarse, sobre
describiendo el estudio de Asch y acaba todo, en la observación de la conducta
de mostrar un cuadro de los estímulos manifiesta.
experimentales. De repente le interrumpe En la mayoría de las circunstancias co-
un estudiante que dice: «Pero la linea A tidianas, el disidente puede resolver estas
es la respuesta correcta, exactamente co- dos cuestiones de atribución sin mucha
mo decía el cómplice.» Probablemente, dificultad, sin demasiada tensión, al iden-
los compañeros de clase se reirían a car- tificar las diferencias entre las fuerzas
cajadas y comentarían lo divertido que externas que influyen en él y las que
era el chiste de su compañero. Pero su- influyen en sus antagonistas. Normal-
pongamos que el disidente no sonríe ni mente, estas diferencias pueden conce-
da ninguna otra muestra de estar ha- birse en términos de diferencias de bene-
blando en broma. En lugar de eso, in- ficios potenciales que sesgan la expresión
siste, « ¿por qué os reís todos de mí? Veo pública de las creencias y, a menudo,
perfectamente, y la línea A es correcta». también su percepción privada. Es el
Una vez convencidos de la sinceridad del caso del abogado defensor que se opone
disidente, la respuesta de la clase sería a la pena capital enfrentándose a un
casi con seguridad una mezcla de inco- grupo de oficiales de policía o de fisca-
modidad, perplejidad, inquietud y duda
les que la apoyan, del general que se
acerca de la competencia mental y per- muestra en desacuerdo con políticos o
ceptiva del disconforme. A esta respuesta
almirantes, del administrador de univer-
se arriesgaban los disidentes de Asch, por
lo que no es sorprendente que muchos sidad que disiente de las opiniones del
eligieran evitarla mediante el conformis- claustro o de los alumnos, del industrial
mo, aun cuando los costos privados de al que se oponen los ecologistas o los
ese conformismo fueran considerables. miembros del sindicato. En todos estos
casos, los que disienten conocen muy bien
En ciertos aspectos la «crisis de atri-
bución» del sujeto de Asch era única. las diferencias de intereses en que se
Pero cada vez que un disidente poten- basa la disensión y saben que cuentan
cial debe enfrentarse a los sentimientos con un «grupo de referencia» que, en-
expresados por sus compañeros se plan- frentado a las mismas fuerzas externas y
tean problemas parecidos de atribución, con intereses semejantes, comparte sus
aunque no tengan la misma magnitud. opiniones (o podría compartirlas). Ade-
El disidente se enfrenta continuamente más, puede suponer que estas presiones
con dos problemas interrelacionados: y beneficios son igual de obvias para casi
a) ¿Por qué mis compañeros expresan todos los que disienten con él. Así, com-
juicios que difieren del mío y que apa- prende los sesgos que afectan a sus jui-
rentemente son incorrectos?; es decir, cios y no duda demasiado (ni tiene dema-
¿a qué puedo atribuir su conducta?, y siado miedo) de la interpretación que
b) ¿Qué daría a entender mi disconfor- ellos dan a su disensión. Como resultado,
midad acerca de mí y de mi percepción las presiones a la conformidad a que se
de mis compañeros?; es decir, ¿a qué enfrenta se ven muy reducidas y, si no

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varían otros factores, es probable que di- nes. Es representativa de las situaciones
sienta. en que el disidente no puede encontrar
Un segundo tipo de confrontación es explicación adecuada para las diferencias
el que sitúa al disidente frente a iguales de juicio ni anticipar ninguna interpre-
que parecen sujetos a las mismas fuerzas tación satisfactoria que sus compañeros
externas y beneficios potenciales que tie- pudieran dar a su disensión. En efecto:
ne él. En este caso, la resolución de los constituye el tipo más extremo de crisis
problemas de atribución debe ser más de atribución para el disidente, porque
• sutil y probablemente será menos satis- no se puede explicar por la influencia
factoria para el disidente: no implica de presiones externas o beneficios po-
reconocer diferencias obvias de benefi- tenciales ni de diferencias de prioridades
cios potenciales, sino diferencias más su- capaces de explicar los desacuerdos. En
tiles en cuanto a la interpretación y circunstancias tan complicadas como és-
evaluación de los beneficios posibles. tas, la violencia ejercida sobre el juicio
En estos casos, el disconforme debe atri- posible del disidente alcanza una inten-
buir diferentes disposiciones personales sidad virtualmente sin paralelo fuera del
a los demás y no puede utilizar una laboratorio.
atribución puramente «situacional» en En el experimento recogido en este
términos de diferencias claras de intere- artículo hemos tratado de captar las ca-
ses. La necesidad de explicar la disensión racterísticas de las atribuciones de los
en términos de disposiciones individuales tres tipos de situaciones de desacuerdo
y no de la situación resulta mucho más a los que nos hemos referido, introdu-
insatisfactoria para el individuo, desde el ciendo en ellas las matrices adecuadas
momento en que los otros comparten de intereses. Así, en una condición expe-
con él los valores y la experiencia. Su- rimental las matrices permitían que el
pongamos, por ejemplo, que un padre desacuerdo y el inconformismo fueran
negro tiene una opinión privada sobre atribuidos a diferencias obvias entre los
el transporte escolar distinta de las ex- intereses potenciales en que se basaba el
presadas por sus vecinos, hombres y mu- juicio del disidente y los que fundamen-
jeres negros sujetos a las mismas fuerzas taban el juicio de los otros participantes
sociales que él, y que parecen compartir, en el experimento. En una segunda con-
por lo general, sus valores y metas. El dición se introducía matices que ofrecían
disidente se verá obligado a suponer que beneficios idénticos para el disconforme
él pesa o valora de forma diferente a potencial y para su compañeros, pero que
sus vecinos ciertos objetivos compartidos permitían la postulación de diferencias en
como la integración racial, el control cuanto a las prioridades que pudieran
vecinal de las escuelas, las posibilidades explicar las diferencias de juicio. Una
de acceso a la enseñanza superior y la tercera condición fue diseñada para re-
conveniencia. En tales confrontaciones el producir las características esenciales de
disidente probablemente se sentirá incó- la situación de Asch: las matrices de
modo y quizá tienda a cuestionar la inte- beneficios presentadas en esta condición
ligencia de su juicio (al menos hasta eran tales que no sugerían ninguna ex-
poder verificar y explicitar la diferencia plicación concebible para el inconformis-
de prioridades, y obtener apoyo para su mo.
postura de aquellos que comparten sus La hipótesis básica en que se basan
prioridades). No obstante, la crisis de las predicciones sobre estas condiciones
atribución a la que se enfrenta puede experimentales está clara a partir de la
resolverse más o menos bien, y como interpretación y el análisis precedentes.
resultado, las presiones a la conformidad La hipótesis es que las presiones al con-
se detienen. formismo disminuyen, y aumenta la con-
La situación de Asch contrasta aguda- fianza de un disconforme potencial en
mente con estas confrontaciones comu- sus propios juicios en la medida en que
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pueda explicar el desacuerdo observado y En las otras dos condiciones, los errores
anticipar una interpretación satisfactoria de los cómplices estaban perfectamente
de él por parte de sus compañeros. Con- asociados con la introducción de benefi-
cretamente, se predecía que: a) la con- cios diferentes en los ensayos críticos
dición que ofrecía una reproducción con- (por lo que podían explicarse por este
ceptual de la situación de Asch permitiría factor). En una condición, se aplicaban
menos inconformismo y menos confianza al propio sujeto las mismas posibilidades
entre los disconformes que las dos con- de beneficio que favorecían los juicios
diciones experimentales que sugerían ex- incorrectos de los cómplices, por lo que
plicaciones posibles del inconformismo, la disensión podía explicarse adecuada-
y, más concretamente que b) la frecuen- mente si se suponía que el sujeto y los
cia de inconformismo y la confianza de cómplices daban un peso diferente a la
los disidentes deberían ser mínimas en asimetría de los beneficios. En la otra
la «condición de Asch»; intermedias en condición experimental, los beneficios
la situación en que deben postularse di- mayores en los ensayos críticos se apli-
ferencias de prioridades en los evalua- caban sólo a los cómplices, pero no al
dores para explicar el inconformismo, sujeto; así el desacuerdo o inconformis-
y máxima en la condición en que el mo podía atribuirse fácilmente al hecho
inconformismo podía atribuirse a dife- de que los beneficios potenciales de éste
rencias en los beneficios potenciales. y aquéllos fueran diferentes.
Al terminar la presentación del último
estímulo los sujetos de las cuatro condi-
METODO ciones valoraban su confianza en los jui-
cios que habían hecho.
Resumen
Los participantes escuchaban 24 pares Sujetos, cómplices
de tonos y después de cada par juzgaban y experimentadores
qué tono duraba más. En una condición
de control, los sujetos simplemente es- Los sujetos experimentales fueron 80
críbían sus juicios privados después de estudiantes varones y 80 mujeres en
oír cada par de tonos. En las tres condi- total. Una docena de sus compañeros fue-
ciones experimentales, el sujeto daba su ron reclutados como cómplices pagados,
juicio en voz alta después de oír las res- participando cada uno en varias sesiones
puestas de tres cómplices del experimen- de cada condición experimental (sin em-
tador. En 17 ensayos los cómplices ha- bargo, no pudimos utilizar un diseño
cían juicios exactos, pero en siete ensayos factorial formal para controlar los posi-
elegían unánimemente el tono 2 cuando, bles efectos de los distintos cómplices).
en realidad, el primer tono presentado Los sujetos experimentales eran estudian-
era bastante más largo. En estos siete tes de primero que no estaban matricu-
ensayos «críticos», la respuesta del su- lados en el curso de introducción a la
jeto podía, por tanto, puntuarse como psicología; fueron reclutados por telé-
un caso de conformidad o de disconfor- fono después de enviarles una invitación
midad. por correo para que ingresasen en el
En las tres condiciones experimentales «grupo» de los sujetos pagados del de-
se manipuló la atribución introduciendo partamento de psicología. La forma de
diferentes matrices de beneficios. En la elegir a los sujetos, y el tipo de procedi-
condición de Asch se aplicaban los mis- mientos experimentales seguidos, basta-
mos beneficios en los ensayos críticos ron, aparentemente, para eliminar la po-
que en los otros, de modo que los bene- sibilidad de que los sujetos sospecharan
ficios no daban ninguna explicación po- la complicidad de sus compañeros con
sible del desacuerdo o el inconformismo. el experimentador o tuvieran familiari-

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dad con el paradigma de Asch. En la fase Había dos experimentadores: un va-
inicial de prueba, en la que se daban las rón y una mujer. Cada uno trabajaba
instrucciones, ningún sujeto expresó la con la mitad de los sujetos varones y la
sospecha de que se hubieran empleado mitad de las mujeres en cada condición
cómplices ni hizo referencia al fenómeno experimental. Sin embargo, en los aná-
clásico de Asch. En la reunión siguiente, lisis estadísticos no se detectaba ningún
seis sujetos afirmaron reconocer una des- efecto principal o interacción relaciona-
cripción detallada del procedimiento ori- dos con el sexo del sujeto o el experi-
ginal de Asch, pero ninguno afirmó ha- mentador; por ello, ignoramos estas
berlo asociado anteriormente con sus variables en la posterior presentación y
propios rasgos de conformidad. discusión de los datos.

TABLA 1
Duración de los estímulos en los ensayos críticos

Número Duración duración tono 1- tono 1-tono 2


del ensayo del tono 1 del tono 2 tono 2 tono 2

4 3.0 2.1 .9 .42


8 4.6 3.0 1.6 .53
10 5.2 3.6 1.6 .44
14 3.2 1.9 1.3 .68
18 4.7 2.7 2.0 .74
20 5.2 3.4 1.8 .53
22 1.5 .8 .7 .88
(Tiempo en segundos.)

Estímulos experimentales saban juicios correctos. En los ensayos


no críticos el tono más largo se pre-
Los 24 pares de estímulos presentados sentaba el primero en dos tercios de
a los sujetos en la tarea de juicio eran las ocasiones.
tonos grabados previamente de duración
y frecuencia variables, que originalmente
habían sido generados por un audioosci- Procedimientos iniciales para todas
lador. Se había realizado una prueba las condiciones experimentales
preliminar para seleccionar duraciones
que pudieran distinguirse fácilmente pe- Antes de que la sesión empezara, los
ro capaces de producir tasas de confor- cómplices y los sujetos conversaban du-
midad que se acercaran a la del 36 por rante varios minutos fuera de la habita-
100 citado por Asch (1955). ción experimental. Los cómplices no da-
Los tonos presentados en los siete en- ban ningún indicio de conocerse entre sí
sayos críticos de conformidad en que los ni de saber nada sobre el experimento.
cómplices se equivocaban deliberadamen- El experimentador conducía a los par-
te en sus juicios variaban de duración ticipantes al laboratorio, que contenía
desde .8 hasta 5.2 segundos con una cuatro cabinas adyacentes con una silla
diferencia entre tonos que se ordenaba colocada frente a cada cabina. Los cóm-
desde .7 hasta 2.0 segundos (ver Ta- plices se sentaban rápidamente en las
bla 1). También se presentaron parejas tres sillas a la izquierda del experimen-
de estímulos similares en los ensayos «no tador, dejando la cuarta para el sujeto.
críticos», en que los cómplices expre- El experimentador, en primer lugar, daba

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las gracias a los participantes por ofre- tos posteriores de clarificar la estructura
cerse voluntarios y luego les explicaba pertinente de los beneficios potenciales
que realizaba una prueba previa para se- de cada participante en cada ensayo.
leccionar estímulos para un experimento Condición de Asch. El experimenta-
de percepción que implicaría juicios sobre dor explicaba que, en cada ensayo, cada
las duraciones relativas de los tonos en uno de los cuatro participantes recibiría
diversas circunstancias (p. ej., con o sin 10 puntos por adivinar correctamente
distracción y con varios incentivos para que el tono 1 era más largo, 10 puntos
los juicios correctos). Insistía en que en por adivinar correctamente que el tono 2
el experimento «formal» de percepción era más largo y O puntos por cualquier
utilizaría las cabinas a prueba de ruidos, respuesta incorrecta. Esta matriz asimé-
situadas detrás de las sillas de los sujetos trica queda ilustrada en la Tabla 2a.
pero que las cabinas no tenían todavía Prioridades diferentes. El experimen-
la instalación eléctrica y eran innecesa- tador afirmaba que en la mayoría de los
rias para la prueba previa informal que ensayos los participantes recibirían 10
iban a reali7ar a continuación. puntos por cualquier respuesta correcta
Las instrucciones del experimentador (Tabla 2a), pero en varios ensayos «es-
para la tarea de discriminación seguían peciales» se recompensaría con 100 pun-
así: «Habrá una serie de ensayos en los tos a cualquiera que adivinara que el
que ustedes oirán dos tonos. Su tarea tono 2 era más largo mientras que sólo
consiste en decir, después de cada ensayo, se recompensaría con los 10 puntos típi-
qué tono dura más. Como lo estamos cos al que adivinara correctamente que el
haciendo informalmente, pueden simple- tono 1 era más largo (Tabla 2b). Insistía
mente decir en voz alta su respuesta, des- en que las respuestas incorrectas recibi-
pués de cada ensayo.» rían siempre O puntos y luego terminaba
En ese momento, el experimentador con la promesa de que en cada ensayo
hacía una pausa para las preguntas y uno él indicaría claramente si se aplicaba la
de los cómplices preguntaba: «¿Importa matriz típica (simétrica) o la especial
quién sea el primero?» El experimenta- (asimétrica).
dor respondía que sería más fácil regis- Beneficios diferentes. El experimen-
trar las respuestas si los participantes ex- tador describía primero la matriz simé-
presaban sus contestaciones en el orden trica (Tabla 2a) e indicaba que se apli-
en que estaban sentados. Acompañándose caría para todos los participantes en «la
con un gesto, aseguraba que las respues- mayoría de los ensayos». A continuación
introducía la matriz asimétrica (Tabla 2b)
tas del sujeto seguían siempre a las de
y explicaba que se aplicaría sólo en algu-
los tres cómplices.
nos «ensayos especiales» y «sólo para
ciertos sujetos», característica del proce-
dimiento que él justificaba pretendiendo
Manipulación de la atribución un interés en «tener a diferentes perso-
nas trabajando en la misma tarea de
El siguiente conjunto de instrucciones juicio por diferentes recompensas». El
describía los beneficios que se aplicarían experimentador luego afirmaba simple-
en los ensayos críticos y no críticos en mente que en los ensayos especiales la
las tres condiciones experimentales (ha- matriz asimétrica sería aplicada para los
ciendo variar las posibles fuentes de sujetos 1, 2, 3 (es decir, los cómplices),
atribución). Estos beneficios se ilustra- pero no para el sujeto 4 (es decir, el
ban con grandes cartulinas que permane- único sujeto ingenuo). El sujeto 4, se
cían visibles a lo largo de todo el estudio. recalcaba, siempre recibiría puntos de
El experimentador se refería especifica- acuerdo con la matriz simétrica típica.
mente a estas ayudas visuales durante Estas instrucciones terminaban con la
sus descripciones iniciales y en sus inten- promesa del experimentador de que en

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cada ensayo él utilizaría las ayudas visua- neficios se aplicaban a los diversos par-
les disponibles para dejar claro qué be- ticipantes.

TABLA 2
Ejemplo de matrices simétricas y asimétricas

Puntos para la respuesta correcta


Respuesta del sujeto
Tono 1 Tono 2

(a) matriz de suma simétrica



tono 1 10 o
tono 2 O 10

(b) matriz de suma asimétrica



tono 1 10 O
tono 2 O 100

TABLA 3
Asociación de matrices simétricas y asimétricas con los ensayos críticos
y no críticos para sujetos y cómplices

Condición
Ensayo
Asch dif. prioridades dif. sumas

Crítico

sujetos Simétrico Asimétrico Simétrico
cómplices Simétrico Asimétrico Asimétrico
No crítico

sujetos Simétrico Simétrico Simétrico
cómplices Simétrico Simétrico Simétrico

(Téngase en cuenta la excepción del ensayo 16; vid. nota 1.)

Todas las condiciones. Los partici- La Tabla 3 indica la asociación entre


pantes oían entonces los 24 pares de los ensayos críticos y la presentación de
tonos. Después de cada par los tres matrices simétricas o asimétricas. Es esta
cómplices primero y luego el sujeto de- asociación la que constituye la manipula-
cían individualmente en voz alta sus ción de la atribución en el experimento.
respuestas cuando el experimentador En la condición de Asch, el hecho de que
mostraba los beneficios que recibirían. los beneficios fueran simétricos para to-
Los ensayos 4, 8, 10, 14, 18, 20 y 22 dos los sujetos en todos los ensayos no
eran los ensayos críticos en que los cóm- podía explicar los casos de desacuerdo o
plices decían incorrectamente que el to- inconformismo en los ensayos críticos;
no 2 era más largo; en los otros 17 en- por tanto, la característica esencial de la
sayos los cómplices daban la respuesta situación de Asch quedaba reproducida
correcta. en esta situación. En las otras dos condi-
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ciones, las discrepancias entre el juicio RESULTADOS
del sujeto y el de sus compañeros se
asociaban sistemáticamente con la intro- Datos sobre la conformidad
ducción de matrices asimétricas (1). En
la condición de prioridades diferentes, la Los datos que prueban las principales--
asimetría era la misma para el discon- predicciones experimentales fueron los
forme potencial y el resto, pero aquél proporcionados por las siete pruebas de
podía suponer que él y sus compañeros conformidad. Pero antes de atender a
habían valorado con una jerarquía dife- los datos pertinentes, es importante ob-
rente esa asimetría al hacer sus juicios; servar que en ninguna de las tres condi-
además, el sujeto podía anticipar la posi- ciones experimentales, los sujetos come-
bilidad de una atribución similar por par- tían ningún «error» en los 17 ensayos no
te de sus compañeros. En la condición críticos; es decir, ningún sujeto disintió
de beneficios diferentes, el sujeto podía nunca del consenso del grupo en la res-
atribuir los desacuerdos al hecho de que puesta correcta.
los beneficios simétricos y asimétricos La Tabla 4 presenta los datos básicos
tuvieran distintos efectos, y podía supo- para nuestro estudio. Es evidente que
ner que sus compañeros lo atribuirían a se crearon presiones a la conformidad en
lo mismo. las tres condiciones experimentales por-
que en las tres condiciones se producían
Condiciones de control. Un total de
más errores en los ensayos críticos que
40 sujetos de control, 20 varones y 20
en la condición de control. Es también
mujeres juzgaron las longitudes relativas
evidente que estas tres condiciones dife-
de los pares de tonos en dos situaciones
rentes de atribución produjeron diferen-
de grupo. Se habló a los sujetos de que
tes tasas de conformidad. Como antici-
se iba a realizar un futuro experimento
pábamos, la tasa más alta de conformidad
de percepción para el que estaban sir-
(y, por tanto, el menor inconformismo)
viendo como sujetos de prueba previa.
se dio en la condición de Asch (26 por
Luego se les dio la instrucción de que
100) y se obtuvieron tasas más bajas en
escribieran el número «1» ó el «2», para
la condición de prioridades diferentes
dar su respuesta, después de la presenta-
(18 por 100) y en la de beneficios dife-
ción de cada par de tonos. Esta condición
rentes (10 por 100).
proporcionó una línea base de la «tasa
de errores» con la que podían comparar- Los análisis de contrastes revelan has-
se las tasas de conformidad de las tres ta qué punto confirmaban estos resulta-
condiciones experimentales. dos las predicciones experimentales. El
número medio de «errores» críticos co-
metidos por los sujetos en la condición
de Asch excedía a las medias de las otras
Valoraciones de la confianza dos condiciones en que el desacuerdo o
y procedimientos finales inconformismo podía atribuirse a dife-
rencias de beneficios o de prioridades,
Después del último ensayo, se distri- F(1,108)=8.12, p< .01. También se
buyeron cuestionarios para que los suje- confirmó la predicción más específica
tos evaluaran la confianza que tenían referida al grado de conformidad e in-
en sus respuestas. En ellos, los sujetos conformismo en las tres condiciones (2).
señalaban un porcentaje entre O por 100 El contraste lineal pertinente, que asig-
y 100 por 100 para indicar lo seguros naba pesos de 1, 0, —1, respectivamen-
que estaban de haber conseguido: a) los te, a la condición de Asch, la de priori-
24 ensayos correctos, b) al menos 22 en- dades diferentes, y la de beneficios
sayos correctos, c) al menos 20 ensayos diferentes, dio un resultado claramente
correctos y d) al menos 18 ensayos co- significativo, F (1,108)=11.36, p< .01,
rrectos. con un residuo insignificante. El examen

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TABLA 4
Conformidad en los ensayos críticos

Condición
Estadístico dif. dif.
Asch prioridades sumas control

Total errores (a) 72 50 27 10


% errores/posibles errores 25.7 17.9 9.6 3.6
Núm. de Ss con al menos un error 27 21 18 9
Media del núm. de errores/sujetos
conformistas 2.67 2.38 1.50 1.11 (b)
Media del núm. de errores/todos los
sujetos 1.80 1.25 .68 .25

En cada condición n=40.


(a) Número total posible=280.
(b) En la condición de control el cálculo se refiere a la media de errores cometidos por
los nueve sujetos que cometieron al menos un error al juzgar los estímulos críticos.

más detallado de los datos demuestra que bla 5). Los 13 sujetos que disentían sis-
las diferencias de tasas totales de confor- temáticamente en la condición de Asch
midad reflejaban diferencias tanto en el informaron que tenían una confianza del
número de conformistas como en la fre- 54,2 por 100 en haber adivinado correc-
cuencia con la que cedían. tamente en los 24 ensayos y sólo el 80
La condición de control produjo ocho por 100 de confianza en haber adivinado
sujetos que cometieron un error y uno correctamente hasta 20 ensayos. Como
que cometió dos errores en los estímulos preveíamos, los que disentían consisten-
críticos. Aunque esta tasa de error del temente en las condiciones de prioridades
3,6 por 100 era mucho más baja que la diferentes e influencias diferentes expre-
tasa de conformismo obtenida en las saban mayor confianza en sus juicios (3).
condiciones experimentales, es más alta Cuando se utiliza un índice de confian-
de lo que se hubiera deseado o esperado za combinado para contrastar los discon-
en una reproducción conceptual del fenó- formes de Asch con los disconformes de
meno de Asch. Algunos de estos errores las otras dos condiciones, resulta un va-
pueden deberse a que la situación de lor F claramente significativo, F (1,51)=
grupo grande producía cierto ruido inevi- =7.94, p< .01. La tendencia lineal a la
table y podía contribuir a que los sujetos confianza creciente desde la condición de
se confundiesen y distrajesen. Es eviden- Asch hasta la de beneficios diferentes,
te, sin embargo, que la tarea de discri- pasando por la de prioridades diferentes,
minación requerida para producir tasas es también significativa, F (1,51). 11.42,
modestas de conformismo en las condi- p< .01 la confianza de los 22 sujetos
ciones experimentales era más difícil que que disentían consistentemente y que po-
la utilizada por Asch. dían atribuir sus desacuerdos a las dife-
rencias de beneficios es particularmente
Valoraciones de confianza notable. Estos disconformes, de hecho,
tenían tanta confianza en sus respuestas
Las valoraciones de confianza que rea- como los 31 sujetos del grupo de control
lizaron los sujetos después del experi- cuyos registros sin errores se habían ob-
mento revelaron efectos adicionales de tenido en ausencia de cualquier presión
las manipulaciones de la atribución (Ta- gruPal.
Estudios de Pskologfa u.* 10 - 1982

Estudios 73
TABLA 5
Calificaciones de confianza en los disidentes consistentes

Condición
Calificación Dif. Dif. Control
Asch prioridades sumas
(n=19) (n=22) (n=31)

Esperanza de ensayos correctos:


24 54.2 73.9 84.8 86.6
22 ó más 65.4 80.3 94.5 93.4
20 ó más 80.0 87.1 97.7 96.3
18 ó más 91.5 93.9 99.1 98.9
Indice combinado:
Suma de las calificaciones de con-
fianza 291.2 335.2 376.1 375.2

(Cada sujeto escribió un porcentaje entre O por 100 y 100 por 100 para calificar su con-
fianza en que había hecho el número de ensayos correctos especificados.)

DISCUSION más, que esta crisis se debía, sobre todo,


al hecho de que la tarea de juicio no
Presiones de conformidad tenía ninguna ambigüedad. Pero, al mis-
y procesos de atribución mo tiempo, hemos observado que los
juicios ambiguos, difíciles o subjetivos,
El intento de apreciar más a fondo la suelen provocar tasas de conformidad
significación del fenómeno de Asch llevó más altas que las citadas por Asch (ver
inicialmente a un examen minucioso de la revisión de Allen, 1956, pp. 167-168).
la crisis de atribución afrontada por los El lector puede confundirse con esta
sujetos de Asch y, en última instancia, aparente paradoja si no tiene la precau-
a una hipótesis más general sobre el pa- ción de distinguir entre tasa de confor-
pel de los procesos de atribución en la midad y presiones a la conformidad.
mediación de la conformidad y el incon- La tasa de conformidad refleja la resul-
formismo. En apoyo de este análisis se tante de dos fuerzas opuestas. La primera
diseñaron condiciones experimentales en fuerza es la presión a la conformidad;
que se manipulaba la capacidad de los esta fuerza ha constituido el tema central
disidentes potenciales de explicar sus des- de los análisis de atribución presentados
acuerdos con sus compañeros y suponer en este artículo. La otra fuerza es la pre-
que se harían interpretaciones satisfacto- sión para permanecer independiente, una
rias de su inconformismo por parte de fuerza restrictiva que hasta ahora ha re-
sus compañeros. Como se predecía, la cibido poca atención. A medida que los
frecuencia del inconformismo y la con- juicios se hacen más difíciles, ambiguos
fianza de los disconformes aumentaban o subjetivos, las presiones a la indepen-
cuando las condiciones experimentales dencia van reduciéndose. El sujeto de
pertinentes permitían resolver satisfacto- Asch que se conforma debe pagar un
riamente este problema de atribución. precio muy alto. Debe admitir en privado
Pensamos que la situación de Asch que es un débil que ha cedido ante una
creaba presiones de conformidad sin pa- mayoría objetivamente equivocada (en
ralelo, debido a la crisis de atribución que cuyo caso se ha rendido ante sus inferio-
provocaba en el sujeto. Decíamos, ade- res) o que no puede hacer juicios sim-

Estudios de Psicología n.. 10 - 1982


7 4 Estudios
pies sobre la realidad y ni siquiera puede decíamos, los sujetos se sentían libres
decir si un juicio es fácil o difícil. En de las presiones de grupo cuando ellos
tareas más típicas de juicio, más com- y los demás podían atribuir sus posibles
plejas y subjetivas, los costes que res- desacuerdos al hecho de que las fuerzas
tringen la conformidad tienden a ser más externas (o beneficios potenciales) que
modestos. El conformista puede creer influían en el disidente eran diferentes
que ha evitado una confrontación inútil de las que influían en la mayoría. Cuan-
y, probablemente, reñida sobre un pro- do tales factores externos eran idénticos
blema que no tiene una respuesta co- para el disconforme y la mayoría, en
rrecta simple, con lo que da una muestra una condición experimental, el impacto
de tacto o buenos modales más que una del grupo aumentaba algo, pero seguía
evidencia de su debilidad personal. Co- siendo solo moderado.
mo mucho se verá forzado a reconocer Para explicar la disparidad de juicios
en privado que su sofisticación, su buen en la condición de deferencias de priori-
gusto y su conocimiento de algunos te- dades, el sujeto podía suponer que había
mas o capacidad de juicio pueden ser asignado una prioridad menor —en com-
distintos que los de la mayoría. La situa- paración con sus compañeros— a los
ción de Asch produce así tasas de con- incentivos de la matriz de beneficios;
formidad relativamente bajas, a pesar de además, podía anticipar que ellos atri-
que las presiones a la conformidad son buirían a lo mismo su inconformismo.
muy poderosas porque generan fuerzas Sospechamos que estas atribuciones dis-
igual de poderosas en el sujeto que le
posicionales son casi siempre, en el caso
llevan a la independencia. Es este con-
del conformismo, menos satisfactorias y
flicto entre fuerzas opuestas el que lleva
en parte a la sensación de incomodidad e más amenazadoras que las atribuciones
situacionales para los sujetos. Ningún
incertidumbre de los sujetos de Asch,
que tan convincentemente describe este disidente, sin embargo, experimentaba
autor. problemas de atribución tan desconcer-
Del análisis precedente se obtiene una tantes o amenazadoras como las de los
implicación: la magnitud de las presio- sujetos de Asch. En sus intentos de ex-
nes a la conformidad puede inferirse a plicar el desacuerdo y anticipar las atri-
partir de las tasas de conformidad sólo buciones de sus compañeros, éstos no
cuando las fuerzas restrictivas permane- podían detectar ningún factor situacional
cen constantes. Nuestra estrategia de in- pertinente y sólo podían postular la in-
vestigación se guió, en parte, por esta fluencia de diferencias de disposiciones
consideración: para determinar el im- en las capacidades perceptivas más bá-
pacto de los procesos de atribución en sicas.
las presiones a la conformidad, era ne- El hecho de que se obtuviera una tasa
cesario manipular la atribución de tal más alta de conformidad en la situación
manera que se mantuviera constante la de Asch que en la de prioridades dife-
tarea de juicio y otros factores que pu- rentes merece otro comentario. La re-
dieran influir en las presiones que limi- compensa potencial del desacuerdo era
tan la conformidad. igual en ambas condiciones (10 puntos),
pero la recompensa potencial de la con-
formidad era 10 veces mayor en la con-
Atribuciones externas e internas
dición de prioridades diferentes que en
Los resultados de este experimento la condición de Asch (100 puntos frente
apoyan algunas especulaciones, plantea- a 10 puntos). Así, la diferencia en las
das antes, sobre el impacto relativo de tasas de conformidad se debía a una
las explicaciones externas e internas (o influencia de los procesos de atribución
«situacionales» frente a «disposiciona- suficientemente grande como para ven-
les») del inconformismo. Tal como pre- cer cualquier influencia simple de los
Estudios de Psicología u.* 10 - 1982
Estudios 75
beneficios en la elección de los sujetos percibe entre el juicio público y el pri-
(ver nota 2). vado. Tanto los sujetos de la condición
de beneficios diferentes, como los de la
condición de prioridades diferentes (pero
La dicotomía público-privado no de la condición de Asch) podían su-
poner que las respuestas manifiestas de
Prácticamente en todas las discusiones los cómplices en los ensayos críticos eran
de la influencia social se ha distinguido «jugadas temerarias» incitadas por las
entre la condescendencia o conformidad atractivas ventajas que les ofrecía la ma-
pública y la disidencia privada en el jui- triz asimétrica de beneficios y, por tanto,
cio o la creencia (sobre todo, Dutsch y que esos juicios públicos no correspon-
Gerard, 1955; Kelman, 1958). En este dían con las impresiones privadas. En la
artículo, esta distinción nos llevó a uti- condición de beneficios diferentes, los
lizar las «medidas de confianza» además sujetos podían, además, anticipar que su
de los índices usuales de conformidad o propio inconformismo sería atribuido por
disidencia públicas. Esta distinción era sus compañeros al hecho de no poder
también evidente en la hipótesis de que obtener unas gratificaciones tan atracti-
los juicios privados y la confianza de los vas. En la condición de prioridades dife-
sujetos en ellos dependen de su capacidad rentes, el sujeto tenía que atribuir el
para explicar las discrepancias de juicio desacuerdo en las respuestas públicas a
mientras que las respuestas públicas de- alguna diferencia disposicional entre él y
penden mucho de las expectativas sobre sus compañeros y a suponer que sus
las atribuciones de los demás. compañeros también lo harían así; pero
Pero desde el punto de vista de la esta diferencia podía consistir en tener
teoría de la atribución, la dicotomía pú- mayor o menor afición a «arriesgarse por
blico-privado es, quizá, menos importante una buena recompensa», una diferencia
que el problema de la «inferencia corres- individual concreta que el disconforme
pondíente» (cf. Jones y Davis, 1965). En puede estar perfectamente dispuesto a
determinadas circunstancias, el disidente reconocer o a que le reconozcan los de-
potencial puede suponer que las respues- más.
tas públicas de sus compañeros no co- No hay forma de determinar si los
rresponden a sus juicios privados. Del sujetos de este experimento resolvieron
mismo modo, puede especular sobre si sus problemas de atribución recurriendo
sus compañeros supondrán una corres- a la distinción entre conductas públicas
pondencia entre su propia respuesta pú- y juicios privados, pero el peso del argu-
mento general de este artículo no exige
blica y privada. Es evidente que los
tal determinación. En la sociedad, el dis-
sujetos se sentirán más libres de presiones conforme potencial se enfrenta constante-
a la conformidad cuando supongan que mente con el dilema de interpretar la
sus compañeros no dicen en público lo conducta y anticipar las interpretaciones
que piensan en privado debido a ciertas de los demás. A veces puede identificar
consideraciones sobre los posibles benefi- (o proponer) factores que suponen dis-
cios. Sin embargo, hay algunas situacio- torsión del juicio privado; otras, sus
nes en que el sujeto puede estar más explicaciones pueden implicar posibles
dispuesto a expresar su inconformismo discrepancias entre juicios públicos y pri-
porque cree que sus compañeros suponen vados; y aun otras, puede atender a am-
que su oposición pública enmascara un bas posibilidades o dejar de considerar
asentimiento privado con sus opiniones. la dicotomía. Prescindiendo del carácter
Podemos interpretar los resultados de de su intento de resolver los problemas
este estudio en términos de un análisis de atribución, su éxito o fracaso deter-
de atribución, en que se da mucha impor- minará su susceptibilidad a las presiones
tancia a la correspondencia que el sujeto del grupo, en la forma señalada.
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76 Estudios
Estrategia de investigación de una forma obvia y que no obligaría al
lector a modificar su comprensión de los
Los investigadores, conscientes de las fenómenos de conformidad o de la inves-
restricciones de espacio de nuestras re- tigación previa. Supongamos, por ejem-
vistas principales, no suelen discutir la plo, que los cómplices, pero no el otro
estrategia general que subyace a sus es- sujeto, llevaran gafas serniopacas en la
tudios particulares. Sin embargo, el des- situación de Asch, o que se avisara al
afío provocativo de MacGuire (1973) a sujeto de la posible confabulación entre
los objetivos, la base lógica y la táctica sus compañeros y el experimentador, o
de la investigación contemporánea en que se le permitiera oír por casualidacl
psicología social nos anima a plantear a sus compañeros tramar un castigo al
este tipo de temas en este estudio. El experimentador por alguna afrenta pa-
intento de nuestra demostración y el sada a su dignidad o inteligencia. Es
espíritu de nuestro informe eran polémi- evidente que estas condiciones permiti-
cos: primero tratábamos de persuadir al rían al sujeto interpretar los aparentes
lector de que los experimentos de Asch desacuerdos del juicio, satisfacer sus
no demostraban la tiranía del grupo so- aprehensiones sobre la interpretación da-
bre el individuo, sino la influencia de da a su disconformidad por sus compa-
problemas irresueltos e irresolubles de ñeros, y es casi seguro que eliminarían
percepción y atribución interpersonales. toda conformidad. Por tanto, en cierto
Intentamos después discutir los proble- modo, los investigadores han fracasado
mas de atribución y las soluciones para- si han utilizado simplemente manipula-
digmáticas que caracterizan las confron- ciones sutiles y complicadas para probar
taciones cotidianas entre el disconforme un argumento general que, pensándolo
y sus compañeros y, finalmente, ilustrar bien, podría ser aceptado sin demostra-
con analogías de laboratorio estas con- ción. Sólo habremos tenido éxito en la
frontaciones. medida en que se hayan modificado las
MacGuire (1973) plantea algunas cues- concepciones más amplias de nuestros
tiones penetrantes sobre el criterio de lectores sobre la influencia social por
«no obviedad», que se ha convertido . nuestros argumentos y nuestras demos-
en un lema para los psicólogos sociales. traciones. Es más, sólo habremos tenido
Este estudio, quizá, vuelve a replantear éxito si hemos animado a futuros inves-
este problema. Esperábamos que nues- tigadores a plantear cuestiones diferen-
tras demostraciones no fuesen «obvias» tes, a utilizar procedimientos diferentes,
y resultaran provocadoras para el lector a preocuparse por variables moduladoras
que, antes del análisis conceptual y la diferentes en sus intentos de entender la
discusión, no hubiera tenido en cuenta conformidad y el inconformismo en la
el papel crítico de los procesos de atribu- situación de Asch y en nuestra sociedad.
ción en la situación de Asch o en otras En esta breve discusión de la estrategia
situaciones de conformidad. Pero no nos táctica de investigación se hace patente
hacíamos ninguna ilusión de que nuestro nuestra profunda deuda con Asch, porque
argumento general sobre la relación en- sus estudios sobre conformidad propor-
tre los procesos de atribución y la con- cionaron el modelo clásico de investiga-
formidad fuera contraintuitivo. Es evi- ción, que no probó ninguna hipótesis
dente que podría manipularse la atribu- que no fuera evidente pero desafió pro-
ción de manera que influyera, casi con fundamente nuestra visión del hombre
seguridad en las tasas de conformidad, social y conformó nuestra investigación.

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Estudios 77
Notas
(1) Tanto en la condición de beneficios diferentes como en la de prioridades diferentes
la matriz asimétrica de beneficios (que favorecía la adivinación del tono 2) era introducida en
un ensayo no crítico (ensayo 16) en el que el tono 2 era el más largo de los dos presentados.
Los cómplices juzgaron correctamente en este ensayo igual que el sujeto. Este procedimiento
se diseñó para evitar que los sujetos se formaran la hipótesis de que la respuesta aparentemente
favorecida por la asimetría de los beneficios nunca era la correcta.
(2) Los dos contrastes citados no son ortogonales y no proporcionan dos pruebas inde-
pendientes de la hipótesis sobre la relación entre los procesos de atribución y conformidad que
se plantea en este estudio. Más bien el segundo es una prueba específica del razonamiento que
inspiraba al primero. Un contraste simple entre las condiciones de beneficios diferentes y priori-
dades diferentes es ortogonal a los citados y es estadísticamente significativo F (1, 76)=3.96,
p=.05. Este contraste, sin embargo, se ve confundido por el efecto potencial de la diferencia
de beneficios que podían obtener los sujetos, deicida a que en la condición de prioridades dife-
rentes se ofrecía una recompensa potencial de 100 puntos si la respuesta conformista se probaba
correcta y en la condición de beneficios diferentes se ofrecía una recompensa potencial de
10 puntos. Después de terminar el experimento citado aquí, los investigadores probaron a un
grupo de control adicional de 17 sujetos. Estos sujetos se enfrentaban a la misma matriz asi-
métrica de beneficios que los sujetos del experimento, pero escribían sus juicios en privado sin
exponerse a cómplices que los confundieran. El resultado en esta condición de control fue
una tasa de error del 5,9 por 100 en los ensayos «críticos», que se comparó con la tasa de
3,6 por 100 de la condición de control original que no había propiciado beneficios asimétricos.
Por tanto, debemos subrayar que los efectos de las diferencias de beneficios en el experimento
original son contrarios a la predicción probada en el primer contraste que señalábamos antes,
y se ven neutralizados por los pesos asignados en el segundo contraste.
(3) La exclusión de los conformistas en estas comparaciones de valoraciones de confianza
da lugar a un posible problema de interpretación. Los conformistas eran, probablemente, los
sujetos cuya confianza en sus impresiones iniciales se veía más debilitada por el desacuerdo
de la mayoría; además, la incidencia de la conformidad (y por tanto la exclusión de sujetos)
fue desigual en las tres condiciones experimentales. Sin embargo, es evidente que este posible
artefacto actuaba en contra de las predicciones experimentales. Estas quedaban confirmadas,
ya que las condiciones de las que se excluyó un número mayor de «conformistas» eran precisa-
mente aquellas en que se predecía que los disconformes estarían menos seguros de sus respuestas.

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