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CON DIAS Y OLLAS VENCEREMOS


(Obra Teatral de Walter Ventosilla basada en una de las
Tradiciones Peruanas de don Ricardo Palma)

Premio Nacional de dramaturgos «Ricardo Palma»


Otorgado por el Banco Financiero del Perú.
Personajes:

-Sereno
-General San Martín
-Ministro Guido
-Sacerdote Javier de Luna Pizarro
-Alfarero (Ollero)
-Pedro Manzanares
-Joven
-Barbero
-Soldados y oficiales de San Martín
-Soldados y oficiales españoles

-Varios pregoneros
-Ciudadanos de Lima

Autor: Walter Ventosilla Q.

I ACTO

-AL ABRIR EL TELON SE VE EL DECORADO DE UNA CALLE TIPICA DE LIMA DE PRINCIPIOS DE


SIGLO. ES DE NOCHE. -TODA ESTA ESCENOGRAFIA ESTARA DISPUESTA HACIA EL FONDO DEL
ESCENARIO DEJANDO SITIO PARA QUE LAS SIGUIENTES ESCENAS SE REALICEN EN EL
PROSCENIO.
-SE ESCUCHA EL BORDONEAR DE UNA GUITARRA CON MELODIA CRIOLLA.
-APARECE EN ESCENA UN VIEJITO CRIOLLO CON SU LAMPARIN DE QUEROSENE ENCENDIDO.
TRAE CAPA PARA ABRIGARSE DEL FRIO Y UN SOMBRERO DE PAÑO CON EL ALA QUE LE
HACE SOMBRA AL ROSTRO.
SERENO:(PREGONANDO) ¡Ave María Purísima! ¡Las once han dado! ¡Viva el Perú y sereno! (MIRA
PARA TODOS LADOS) La ciudad está ya dormida... Vaya si estoy agotado, debe ser la edad. (SE

DIRIGE A UNA DE LAS BANCAS Y SE SIENTA) Me detendré un momento a descansar.


La noche será larga y es mejor guardar aliento para después. (SE ARROPA) Ya entró
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el invierno. Es que estamos en junio y esta ciudad sí que sabe hacer sentir su
humedad. Sí, junio, y ésta húmeda noche limeña sin estrellas me recuerda un
acontecimiento curioso ocurrido en un mes como este, allá por 1821, época aquella
muy turbulenta debido al momento político tan importante no sólo para el Perú
sino para la América entera. (PIENSA) Qué tiempos aquellos... (PIENSA) Vienen a mi
memoria el virrey La Serna y el general San Martín. Acababan de iniciarse entre
ellos las famosas negociaciones o armisticios de Punchauca cuando el ejército
patriota, acantonado en Huaura, recibió el siguiente santo, seña y contraseña: -SE
ENCIENDE UNA LUZ ILUMINANDO HACIA LA DERECHA UN ESPACIO DEL
PROSCENIO DESCUBRIENDO A TRES SOLDADOS DE LA EPOCA DE LA
INDEPENDENCIA.
SOLDADO 1: (CONTUNDENTE) «Con días y ollas, venceremos».
SOLDADO 2: Vaya contraseña; no he escuchado nada más enigmático...
SOLDADO 3: Y a mí me parece una frase realmente disparatada...
SOLDADO 1: Ni una ni la otra, yo creo que el general San Martín trae una buena
estrategia entre manos.
SOLDADO 2: Puede ser cierto. De ser así quizá estemos muy cerca de la victoria.
SOLDADO 3: De cualquier manera no deja de ser una genial frase disparatada: «Con
días y ollas, venceremos». -SE APAGA LA LUZ DE LOS SOLDADOS Y
QUEDA ENCENDIDO SOLO EL ESPACIO DONDE SE ENCUENTRA EL
SERENO.
SERENO: Aquella frasecita tenía a todos muy confundidos. Para otros, exceptuando a
algunos de sus Ministros como Monteagudo, Luzuriaga, Guido y García del Río,
el santo y seña era una charada tonta; y los que juzgaban a San Martín más
cristiano, caritativamente se alzaban de hombros murmurando: «¡Extravagancias
del general!». Sin embargo, el santo y seña tenía su malicia o entripado, y como
les decía, es la síntesis de un gran suceso histórico. Veamos cómo se le ocurrió a
nuestro libertador tan maravillosa idea... -APAGON. SE ENCIENDE UNA LUZ
ILUMINANDO EL EXTREMO DERECHO DEL PROSCENIO DESCUBRIENDO UNA
OFICINA EN EL CUARTEL DEL GENERAL SAN MARTIN.
-EN ESCENA EL GENERAL SAN MARTIN RODEADO DE SOLDADOS Y OFICIALES.
SAN MARTIN: Estimo que la ocupación de Lima no puede deberse al éxito de una
batalla.
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OFICIAL 1: General San Martín, vuestra afirmación nos llama poderosamente la


atención.
OFICIAL 2: Así es, general, mi colega tiene mucha razón... Díganos, ¿cómo entonces
lograremos recuperar la ciudad? ¿Acaso tiene planeado algún ardid?
SAN MARTIN: (MUY TRANQUILO) Cierto, creo que la ocupación de la ciudad, antes
que por la fuerza de los cañones, tiene que deberse a sutiles manejos y ardides de
la política. -LOS PRESENTES, SORPRENDIDOS, RUMOREAN ENTRE ELLOS-
OFICIAL 1: General, usted disculpará, pero nuestro oficio es luchar como guerreros y
demostrar en el campo de batalla, merced al valor, quién tiene la razón.
SOLDADO 1: (APARTE AL SOLDADO 2. MOLESTO) No entiendo al general San Martín,
parece no darse cuenta de las ganas que tenemos de enfrentar en el campo de
batalla a los engreídos realistas.
OFICIAL 2: Con todo respeto, general, quiero recordarle que mi tropa no duerme tranquila
aceitando sus fusiles y afilando con premura sus bayonetas.
SOLDADO 2: (APARTE LE HABLA AL SOLDADO 1) Mira si no es desesperante la
paciencia del general...
SAN MARTIN: Entiendo, amigos, la impaciencia que los embarga. No es que desconfíe
del valor, la disciplina y el coraje de mis ejércitos. Ya he tenido muchas muestras,
a lo largo de esta empresa libertaria, de la capacidad militar y el corazón patriótico
de cada uno de mis soldados y oficiales.
OFICIAL 1: Nada más claro, general, de nuestro papel en esta titánica lucha, depende la
victoria, entonces, ¿por qué no permitir que saquemos al enemigo de esta tierra
con la fuerza de las armas?
TODOS: Así es. Estamos de acuerdo. Duro con los realistas. Ocupemos Lima.
SAN MARTIN: Calma, calma, valientes, no dudo que podéis hacerlo, pero ello tiene
un alto precio y a mí me importa más la vida de todos y cada uno de ustedes. No
quisiera exponerlos a las trágicas bajas que por lógica conlleva una batalla.
OFICIAL 2: Es nuestro deber vencer o dejar la vida en el campo de batalla, general.
Estamos dispuestos a entregarla por la causa, (A LOS DEMAS) ¿no es así?
TODOS: ¡Sí! ¡Sí! ¡Así es!
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SAN MARTIN: Sin poner en duda el valor de ustedes considero que hay otra razón
que me mueve a pensar en una estrategia política y no en una fiera batalla, y es que
no podemos darnos el lujo de tener bajas considerando que no andamos sobrados
de valientes en nuestro ejército.
SOLDADO 1: (APARTE AL SOLDADO 2) Después de todo el general tiene razón...
SOLDADO 2: Ahora entiendo, ahora entiendo...
OFICIAL 1: Mis respetos, general, nos ha dado una sabia lección de consideración
a la vida de nuestros valientes.
SAN MARTIN: Es mi responsabilidad y la de cualquier jefe el pensar siempre en la
vida de sus hombres.
OFICIAL 2: General, ¿y qué informaciones tiene de los patriotas que se encuentran
en la ciudad de Lima?
SAN MARTIN: Las mejores, y por ello, a través de mi constante y secreta
correspondencia, le he dado mi plena confianza al entusiasmo y a la gran actividad
que están mostrando para conspirar a favor de la causa libertadora.
OFICIAL 1: Cierto, no olvidemos que gracias a ellos el batallón de Numancia se
separó de los realistas.
SOLDADO 1: (APARTE A SOLDADO 2) Si siguen así dentro de poco vamos a tener hasta al
virrey La Serna en nuestras filas.
OFICIAL 2: Ese fue un duro golpe para el orgullo de los chapetones, mi general...
SAN MARTIN:.- Muy duro, quizá por ello han redoblado esfuerzos mejorando sus
sistemas de espionaje.
OFICIAL 1: (PREOCUPADO) También nos han asestado duros golpes interceptando
nuestras comunicaciones con los patriotas de la capital frustrando varias veces
nuestros planes.
SOLDADO 2:.- Me parece que el general está contrariado...
SAN MARTIN: .- (PREOCUPADO) Sí, sí, esa respuesta del enemigo nos ha costado valiosas
vidas. Muchos de nuestros hombres, sorprendidos llevando cartas en clave, han
sido fusilados por los españoles... Por eso es necesario que encontremos de
inmediato un medio seguro y expedito de comunicación. (CONTUNDENTE) Y si lo
logramos tengan por seguro que en poco tiempo la capital será nuestra.
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APAGON.Y SE ENCIENDE LA QUE ILUMINA AL SERENO

SERENO: Sí, era necesario encontrar a todo trance un medio seguro y expedito de
comunicación. Menudo problema para el libertador. Preocupado con este
pensamiento, paseaba una tarde el general, por la larga y única calle de Huaura,
acompañado por su Ministro Guido y un ayudante.
-POR UN COSTADO ENTRAN A LA ESCENA DEL SERENO EL GENERAL SAN MARTIN
ACOMPAÑADO DEL MINISTRO GUIDO Y SU AYUDANTE. AMBOS, SIN DEJAR DE SEGUIRLO, SE
RETRASAN UN TANTO PARA COMENTAR APARTE. EL SERENO LOS OBSERVA. SAN MARTIN
VIENE PENSATIVO.
AYUDANTE: (MIRANDO A SAN MARTIN LE HABLA AL MINISTRO GUIDO ) El general no ha
dejado de pensar desde el otro día en aquello de que el éxito de la ocupación de
Lima debe ser logrado gracias a un ardid político.
GUIDO: Sea cual fuere su decisión esperemos que sea acertada y que la historia
esté de nuestro lado.
SAN MARTIN: (SEÑALANDO A UN COSTADO) Eh, observen aquel viejo caserón...
GUIDO: (OBSERVANDO) ¿Cuál, general, aquel cuyo patio se observa?...
SAN MARTIN: Sí, y observen aquel horno para fundición de ladrillos y obras de
alfarería que se encuentra en medio del patio...
(SE CONGELAN E INTERVIENE EL SERENO).
SERENO: En aquel tiempo, en que no llegaba por acá la bella y cautivadora porcelana
importada, era el trabajo de alfarero, un buen y lucrativo oficio. Así, la vajilla de
uso diario, como los utensilios de cocina, eran de barro cocido y calcinado en el
país, listo para el servicio de todos. En cambio, los finos jarrones de Guadalajara y
las vasijas de plata que servían para la sopa y el caldo, figuraban sólo en la mesa
de gente acomodada.
-SE APAGA LA LUZ QUE LO ILUMINA. CONTINUAN SAN MARTIN Y SUS ACOMPAÑANTES.
GUIDO: (OBSERVANDO) Lo vemos, general, pero no me parece un patio fuera
de lo común...
SAN MARTIN: (EMOCIONADO) ¡Eureka! Ya está resuelta la «x» del problema (GUIDO
Y EL AYUDANTE SE MIRAN EXTRAÑADOS).
AYUDANTE: (APARTE AL MINISTRO GUIDO.) Yo creo que el general está perdiendo el
juicio.
SAN MARTIN: (LLAMANDO A UN COSTADO) ¡¿Hay alguien en casa?!
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-APARECE POR ESE COSTADO UN INDIO DE MAS DE CINCUENTA AÑOS. VISTE MANDIL COMO
LOS ALFAREROS. TRAE UNA OLLA DE BARRO EN LA MANO.
ALFARERO: Buenos días, señores, ¿ustedes dirán en qué puedo servirlos?
SAN MARTIN: Buenos días, buen hombre, hemos sido atraídos por la belleza de sus
trabajos.
GUIDO: (APARTE AL AYUDANTE) Creo que ya perdió el juicio, no es hora de
comprar implementos de cocina.
ALFARERO: (OBSERVANDO BIEN AL GENERAL) Perdón, caballero, ¿no es usted el
general...
GUIDO: Ese mismo, nuestro caudillo.
ALFARERO: (EMOCIONADO) Qué gusto tenerlo por aquí, general, si desea alguna olla,
vasijas, platos o tazas para la tropa, gustoso se las daré, aún sin cobrarle una sola
moneda, de esa manera me sentiré parte del apoyo a la lucha libertaria.
SAN MARTIN: Gracias, amigo, su gran espíritu de amor por la patria será muy
importante para lograr la victoria que todos esperamos.
ALFARERO: Pues entones, deje que contribuya con mi pequeño aporte. Tenemos
implementos de cocina de todo tipo y tamaño; aunque, si su merced desea también
puedo hacerlos a pedido.
SAN MARTIN: Dio usted en el clavo, de eso precisamente quiero hablarle. (A GUIDO)
Creo tener la respuesta que esperaba y que me ha tenido pensando todos estos días.
GUIDO:- (SIN ENTENDER) Si usted lo dice...
AYUDANTE: (APARTE AL MINISTRO GUIDO. SORPRENDIDO ) ¿No entiendo cuál es la
relación entre el ardid político y unos objetos de barro?
GUIDO: Ni yo, quién entiende a los genios...
SAN MARTIN: (EXTENDIENDOLE LAS MANOS) ¿Me permite su olla de barro? (EL
ALFARERO SE LA ENTREGA Y SAN MARTIN LA OBSERVA). Mi amigo, el trabajo que
usted realiza es excelente...
ALFARERO: Gracias, general.
SAN MARTIN: Dígame, ¿pueden sus diestras manos hacer ollas con doble fondo? (EL
MINISTRO GUIDO Y SU AYUDANTE SE MIRAN EXTRAÑADOS)
ALFARERO: Con todos los fondos que su merced quiera...
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GUIDO: (EXTRAÑADO) Perdone la indiscreción, mi general... ¿Por qué hacer una olla con
doble fondo?
SAN MARTIN: Amigo Guido, (MOSTRANDOLE Y ENTREGANDOLE LA OLLA) he aquí
la respuesta que buscaba. Dentro de esas ollas, escondidas en el doble fondo,
viajarán nuestras cartas y comunicados para los patriotas de Lima. Así mismo,
ellos nos devolverán las noticias con notas escritas y guardadas en el fondo de las
mismas.
GUIDO:.- (SORPRENDIDO) General, permita que me rinda una vez más ante vuestro
ingenio...
AYUDANTE: (SORPRENDIDO CON LA OLLA DE BARRO EN LAS MANOS) Ahora caigo, vaya,
jamás pensé que con unas ollas de barro se podría burlar al enemigo...
SAN MARTIN: No sólo burlarlos, sino también vencerlos...
ALFARERO: (RECIBIENDOLE SU OLLA) ¿Con mis ollas?
SAN MARTIN: Así es, amigo mío... ¡Con días y ollas, venceremos!
-SE APAGAN LAS LUCES, SE ILUMINA AL SERENO
SERENO: Así, el indio alfarero entró de lleno a nuestra historia. El tenía por costumbre
hacer semanalmente un viajecito a Lima llevando sus platos y ollas de barro; el
negocio iba bien pues aún no se conocían por nuestras tierras las ollas de cobre
estañado. Ahora, como ya estaba acordado con el general San Martín, viajaba entre
aquellos utensilios, pues no se diferenciaba en nada de las otras, la «olla
revolucionaria» llevando en su doble fondo importantísimas cartas secretas para
los patriotas de la capital. Era muy valiente y osado el indio alfarero, ¿quién iba a
imaginarse que ese pobre indio viejo andaba tan seriamente metido en asuntos de
política?
-SE APAGA LA LUZ DEL SERENO Y POR EL COSTADO OPUESTO INGRESA EL ALFARERO
(OLLERO) JALANDO UNA MULA CARGADA CON OLLAS Y PLATOS DE BARRO. SI NO ES
POSIBLE CONSEGUIR UNA MULA PARA LA PUESTA EN ESCENA, EL ALFARERO PUEDE
INGRESAR CARGANDO EN LA ESPALDA SUS COSTALILLOS CON LOS OBJETOS DE BARRO.
ALFARERO: (VOCEANDO) ¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! ¡Ollas y platos!
¡Baratos! ¡Baratos!
-INGRESAN TRES SOLDADOS ESPAÑOLES Y UN OFICIAL PATRULLANDO EL LUGAR Y LO
DETIENEN.
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OFICIAL: ¡Alto! ¡Alto allí, ollero! ¡Detente! ¡¿Qué llevas contigo?!


OLLERO: (FINGIENDO INOCENCIA LES MUESTRA LO QUE HAY DENTRO DE SUS

COSTALILLOS) ¿Gusta comprar algún utensilio de barro? ¿Quizás


platos, ollas?
OFICIAL: (OBSERVANDO DENTRO) No, por ahora, no... (LE HACE UNA SEÑAL A UNO DE
SUS SOLDADOS PARA REVISAR LA CHAQUETA Y A PALPAR LOS BOLSILLOS DEL
ALFARERO)
OLLERO: (CON NATURALIDAD) ¿Sí que hace frío esta mañana, no?
OFICIAL: Así es, y espero agarrar en esta noche fría al conspirador que se dedica a
llevar y traer mensajes de los insurgentes.
OLLERO: (FINGIENDO) Ojalá lo coja del pescuezo y después lo cuelgue en la
pileta de la catedral.
SOLDADO: (A SU OFICIAL) No lleva nada, mi capitán.
OFICIAL: Bien, sigamos patrullando... (ACERCANDOSE AL ALFARERO) Puedes
seguir tu camino, indio... ¡Fernando VII, nuestro amo y señor!
OLLERO: (FINGIENDO DEVOCION) ¡Viva el Rey! ¡Mueran los patriotas!
OFICIAL: (A SU GENTE) ¡Vámonos! (SALEN POR UN COSTADO)
OLLERO: (QUEDA SOLO Y LOS VE IRSE. ) Con días y ollas venceremos, oficial burro...
(SIGUE RIENDO A CARCAJADAS Y SE APAGA LA LUZ QUE LO ILUMINA)

TELON
FIN DEL I ACTO
II ACTO

-SE ENCIENDE LA LUZ QUE ILUMINA LA PLAZUELA DESCUBRIENDO AL SERENO QUIEN ESTA
OBSERVANDO DETENIDAMENTE SU RELOJ DE CADENA.
SERENO: Cómo pasa el tiempo. Nuestra historia aún no termina, aún falta el desenlace
y aún faltan personajes comprometidos en esta patriótica y conspiradora historia...
(PAUSA) En aquel entonces vivía en Lima el señor Francisco Javier de Luna
Pizarro, sacerdote que ejerció desde entonces gran influencia en el país. Su casa
quedaba muy cerca a la iglesia de la Concepción y él fue el patriota designado por
San Martín para entenderse con el alfarero.
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-APAGON Y SE ENCIENDE UNA LUZ A UN COSTADO DEL ESCENARIO ES LA HABITACION DEL


SACERDOTE EN MENCION. HAY UNA OLLA A SU COSTADO)
SACERDOTE: (VISTE SOTANA. LEYENDO LO QUE ESCRIBE) «Tenga usted plena
confianza, general, que los patriotas de la capital sabrán cumplir cuanto usted lo
ordene. Esperamos nuevas instrucciones y no descansaremos hasta ver amanecer
un nuevo día con la patria liberada... Firmado, Francisco Javier de Luna Pizarro».
(SE ESCUCHAN GOLPES DE ALGUIEN QUE LLAMA A LA PUERTA.). ¡¿Quién llama?!
EN OFF: (CON VOZ NO MUY GRITADA) ¡Con días y ollas venceremos!
SACERDOTE: Es el santo y seña... (RAPIDAMENTE SE DIRIGE A UN COSTADO. E
INGRESA ACOMPAÑADO POR UN JOVEN)
JOVEN: Su excelencia, puntual como siempre, acaba de pasar el sacristán de la
parroquia pidiendo por las ánimas benditas del purgatorio.
SACERDOTE: ¿Nadie te ha seguido?
JOVEN: Como no sean las ánimas del purgatorio.
SACERDOTE: Bien, hijo, siéntate y ponte cómodo... (LE OFRECE UNA SILLA Y EL
VUELVE A SU SILLON)
JOVEN: ¿Tenemos noticias del general?
SACERDOTE: Y muy buenas.
JOVEN: Fue una brillante idea la de recurrir a un objeto, para muchos
intrascendente, para que nos sirva de «paloma» mensajera.
SACERDOTE: Muy brillante por cierto, y sobre todo la de cuidar la vida de los
soldados.
JOVEN: Dígame, ¿cuáles son las últimas órdenes del general? Nuestra gente
está ansiosa por iniciar de una vez la revuelta para recuperar la capital.
SACERDOTE: El general nos pide esperar un poco más de tiempo. Por el momento
debemos estar preparados que muy pronto llegarán sus órdenes definitivas. Aquí
(LE MUESTRA LA CARTA QUE ACABA DE ESCRIBIR EXTRAYENDOLA DE LA OLLA) le
envío la respuesta que llegará mañana a sus manos de vuelta con el ollero.
JOVEN: ¿Vuestro mayordomo se encargará de entregársela al ollero?
SACERDOTE: (METIENDO LA CARTA DENTRO DE LA OLLA ) Como siempre a las
ocho de la mañana en punto. Se la daré hoy mismo pues yo tendré que salir
mañana muy temprano. Ahora ve con cuidado y llévale la noticia a nuestra gente...
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(ACOMPAÑA AL JOVEN QUIEN SALE POR DONDE VINO. QUEDA SOLO Y COGIENDO

LA OLLA DE BARRO LLAMA HACIA UN COSTADO) ¡Pedro! ¡Pedro! ¿Dónde está ese
negrito mataperro?
-APAGON Y SE ENCIENDE LA LUZ DESCUBRIENDO AL SERENO EN SU MISMA UBICACION.
SERENO: Una vez a la semana, y con gran puntualidad, el valiente indio ollero pasaba
a las ocho de la mañana por la calle de la Concepción pregonando con toda la
fuerza de sus pulmones:
OLLERO.- (INGRESANDO POR EL COSTADO OPUESTO) ¡Ollas y platos! ¡Baratos!
¡Baratos! ¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! (SE PIERDE PREGONANDO POR EL
EXTREMO OPUESTO DEL ESCENARIO)
SERENO: (CAMINA HACIA EL PROSCENIO DONDE LO ESPERA OTRA LUZ ENCENDIDA)

Pero, antes de continuar con nuestra historia detengámonos un momento en los


vendedores de Lima, que hasta hace pocos años podían ser tema para un buen libro
por la especialidad de sus pregones. Algo más, no había casa en donde, antes de
consultar en el reloj, se consultaba la hora en los pregones de los vendedores
ambulantes. La Lima de hoy podrá ser muy moderna, pero se ha despoetizado, y
día a día pierde todo lo que de original y típico hubo en sus costumbres.
-POR UN COSTADO DEL ESCENARIO SE ENCIENDE UNA LUZ APARECIENDO POR ELLA UNA
MUJER CON UN PEROL DE LECHE.
LECHERA: (PREGONANDO) ¡Leche, rica y fresca leche! ¡Leche rica y fresca leche!
SERENO: (MIRANDO SU RELOJ) Muy puntual la lechera, siempre a las seis de la
mañana.
-EN ADELANTE INGRESARAN LOS PREGONEROS TURNANDOSE POR LOS COSTADOS DEL
ESCENARIO., ATAVIADA SEGUN LA EPOCA.APARECEN DOS PREGONERAS: LA «TISANERA» Y
LA «CHICHERA».
TISANERA: (TRAE EN UNA CANASTA BOTELLONES CON BEBIDA MEDICINAL ) ¡Aquí
tiene su tisana, su bebida medicinal para curar los males!
CHICHERA: ) ¡Chicha, chicha, deliciosa, chicha!
SERENO: (MIRANDO SU RELOJ) La «tisanera» y la «chichera» de Terranova daban su
pregón a las siete en punto.
BIZCOCHERO: (PREGONANDO CON SU CANASTA EN MANO) ¡Bizcochos! ¡Ricos
bizcochos!
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MUJER: (PREGONANDO CON SU PEROL EN BRAZOS) ¡Alacuajadita, casera!


¡Llegó la «lechevinagre»! (SE ACERCAN COMPRADORES)
SERENO: El «bizcochero» y la vendedora de «lechevinagre» a las ocho en punto, ni un
minuto más ni un minuto menos. (SALEN LOS VENDEDORES)
VENDEDORA: (PREGONANDO) ¡«Sanguito de ñajú» y «choncholíes», para empezar la
mañana!
SERENO: (MIRANDO SU RELOJ) La vendedora de «sanguito de ñajú» y
«choncholíes» marcaba las nueve, hora de canónigos. (SALEN LOS
COMPRADORES Y LOS VENDEDORES SIGUEN SU CAMINO)
TAMALERA: (PREGONANDO) ¡Tamales, tamales, ricos tamales, casera! ¡Lleve, cómpreme
ricos tamales! (SE ACERCAN COMPRADORES) ¿Me compra ricos tamales?,
caserito?
SERENO: Vaya puntualidad de la «tamalera» anunciando las diez de la mañana.
MELONERA: (PREGONANDO) ¡Melones, melones, lleve melones!
MULATA: (PREGONANDO) ¡Compre, compre rico «ranfañote», «cocada», «bocado del
rey», «chancaquitas de cancha y de maní», y «frijoles colados», compre casera!
SERENO: En punto las once y la «melonera» y la mulata de convento peleándose la
clientela.
FRUTERO: (PREGONANDO) ¡Aquí tiene peras, jugosas naranjas, manzanas
deliciosas y plátanos de seda!
VENDEDOR: (PREGONANDO) ¡Empanadas, empanadas, empanaditas de picadillos!
SERENO: Y las doce en punto eran del «frutero» y el proveedor de empanaditas
guisadas de carne picada con tocino, verduras y ajos. (SALEN LOS VENDEDORES) Y
una hora después la una era indefectiblemente señalada por el vendedor de «ante
con ante», la «arrocera» y el «alfajorero».
VENDEDOR: (CON SU CANASTA) ¡Lleve carne adobada de cerdo y res, lleve su «ante
con ante»!
ARROCERA: (EN CANASTILLA) ¡Arrocitos dulces, compre para los niños, señora!
¡Compre arrocitos dulces antes que se acabe!
ALFAJORERO: (EN CANASTA) ¡Alfajorcitos con manjar blanco del norte, ricos, ricos,
lleve usted! (SALE GENTE A COMPRARLES)
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SERENO: A las dos de la tarde la «picaronera», el «humitero» y el de la «rica


causa» de Trujillo atronaban la capital con sus pregones.
PICARONERA: (INGRESA EMPUJANDO SU CARRETILLA Y SE DETIENE A PREGONAR)

¡Llegaron los picarones! ¡Llegaron los picarones! ¡Pruébelos! ¡Picarones,


deliciosos picarones con purita miel de chancaca! ¡Pruébelos! (SE ACERCAN A
COMPRARLE)
VENDEDOR: (HACE SU INGRESO POR UN COSTADO CARGANDO SU CANASTA) ¡Llegó
la «rica causa» de Trujillo, rica para su paladar! (SE ACERCAN A
COMPRARLE).
HUMITERO: (INGRESA CON SU CANASTON Y UN AYUDANTE MORENO. ¡Calientitas,
humitas calientes! ¡Aquí están, como todos los días a las dos en punto de la tarde!
SERENO: (MIENTRAS HABLA SALEN LOS ULTIMOS PREGONEROS OFRECIENDO SUS

PRODUCTOS) Así avanzaba la tarde y los pregoneros poniendo en sobre aviso a


toda la ciudad con la hora en punto. (MIRA SU RELOJ) A las tres el «melcochero», la
«turronera» y el «anticuchero» o vendedor de «bisteque en palito» pregonaban con
más puntualidad que la campana Mari-Angola de la catedral.
MELCOCHERO: ¡Melcochas, melcochas para endulzar la vida, melcochas! (SALEN A
COMPRARLE)
TURRONERA: (APARECE POR UN COSTADO COLOCANDO SU TABLA DE TURRONES

SOBRE UN CAJON) ¡Turrones con caramelos y confites! ¡Pruébelos, pruébelos,


casera, turrones para la familia! (SE ACERCAN A COMPRARLE)
ANTICUCHERO: (SE ENCUENTRA FRENTE A SU CARRETILLA «ASANDO» LOS

ANTICUCHOS SOBRE UNA PEQUEÑA PARRILLA) ¡Anticuchos de puro corazón,


jugosos! ¡»Bisteque en palito» de puro corazón, caserito! ¡Compre, caserita! (SE
ACERCA GENTE A COMPRARLE)
SERENO: (SIEMPRE CON EL RELOJ EN LA MANO) A las cuatro gritaban la
«picantera» y el de la «piñita de nuez».
PICANTERA: (PREGONANDO LLEVANDO UN PEROL DENTRO DE SU CANASTA)

¡Pruebe su papita rellena con picantito! ¡Rico ajicito para darle gusto a
su comida! (SE ACERCAN A COMPRARLE)
VENDEDOR: (PREGONANDO CON SU CANASTA EN EL BRAZO ) ¡»Piñita de nuez, llegó
la «piñita de nuez»! (TRANSEUNTES SE DETIENE Y LE COMPRAN).
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SERENO: (MIRANDO SU RELOJ) Cinco en punto, y chillaban el «jazminero», el de


las «cara manducas» y el vendedor de flores de trapo:
VENDEDOR: (INGRESA CON SU CANASTA) ¡Jardín, jardín! ¿Muchacha, no hueles?
(LE COMPRAN SUS FLORES)
JAZMINERO:- ¡Jazmines para adornar los jarrones de las bellas niñas! Compre jazmines,
bella señorita. (LE COMPRAN)
OTRO: (INGRESA PREGONANDO) ¡Caramanducas a buen precio, caramanducas lleve antes
que se acabe!
SERENO: A las siete canturreaba el «raicero» y el «galletero».
RAICERO: (INGRESANDO) ¡Raíces de hierbas y plantas medicinales! ¡Raíces, caserita,
casero, lleve, para curar los males! (VENDE SU PRODUCTO)
GALLETERO: ¡Galletas, galletas para acompañar la merienda y el desayuno de
mañana! (LE VENDE A ALGUNOS TRANSEUNTES)
SERENO:.- (CONSULTANDO EN SU RELOJ) A las siete de la noche pregonaban el
«caramelero», la «mazamorrera» y la «champucera».
CARAMELERO: (INGRESA PREGONANDO) ¡Caramelo, caramelo, caramelo! ¡Dulce,
dulce caramelo! (SE ACERCAN NIÑOS A COMPRARLE)
MAZAMORRERA: (INGRESA UNA MORENA EMPUJANDO SU CARRETILLA Y

PREGONANDO) ¡Mazamorra morada, casera, para las guapas limeñas y los


apuestos galanes! ¡Mazamorra morada de Lima!
CHAMPUCERA: ¡Champús, deliciosos champús! ¡Pruebe los deliciosos champuses!
SERENO:.- (MIRANDO SU RELOJ) Las ocho de la noche y ya es hora del «heladero» y el
«barquillero».
HELADERO: (INGRESA CARGANDO SU «MAQUINA» DE PREPARAR HELADOS) ¡Llegaron
los helados, helados, de pura fruta! ¡Helados! (SE ACERCAN A COMPRARLE)
BARQUILLERO: (INGRESA) ¡Barquillos, barquillos, barquillos para la familia,
barquillos! (TRANSEUNTES SE ACERCAN A COMPRARLE)
SERENO: Las nueve de la noche y junto con el toque de cubrefuego, el «animero» o
sacristán de la parroquia salía con capa colorada y farolito en mano a recorrer las
calles de Lima.
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SACRISTAN: (APARECE POR UN COSTADO VISTIENDO SU CAPA COLORADA Y LLEVANDO


UN FAROLITO EN LA MANO.) ¡Hermanos, cristianos, a rezar cinco padrenuestros y
dos avemarías por las ánimas benditas del purgatorio! ¡Hermanos, una
colaboración, una limosna para la cera de Nuestro Amo el señor! ¡Colaboren con
la cera del Señor! (LOS ULTIMOS TRANSEUNTES LE DAN DINERO. VA SALIENDO DE
LA PLAZUELA).
SERENO: (MIRANDO POR ULTIMA VEZ SU RELOJ LO GUARDA. YA NO QUEDA NINGUN

TRANSEUNTE EN LA PLAZUELA) Después de esta hora, era el sereno del barrio


quien reemplazaba a los relojes ambulantes, cantando, entre piteo y piteo:
(PREGONANDO SE DESPLAZA) ¡Ave María Purísima! ¡Las diez han dado! ¡Viva el
Perú, y sereno!» (PAUSA) Eso sí, para los serenos de Lima, por mucho que el
tiempo estuviese nublado o lluvioso, la consigna era declararlo ¡sereno!; y de
sesenta en sesenta minutos se repetía el cántico hasta el amanecer (PAUSA). ¡Ah
tiempos dichosos! En aquel entonces los relojes se compraban sólo para la
ostentación; porque, para saber con certeza la hora en que uno vivía, ningún reloj
más puntual que el pregón de los vendedores (PAUSA). Y hasta aquí llegamos con
los pregoneros, ahora volvamos con nuestra historia y con nuestro insurgente
«ollero» de las ocho de la mañana.
OLLERO.- (INGRESA EL OLLERO PREGONANDO) ¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! ¡Ollas
y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! (SE DETIENE AL CENTRO DEL ESCENARIO Y SE CONGELA)
SERENO: (ACERCANDOSE A EL) Apenas terminaba su pregón en cada esquina, cuando
salían a la puerta los vecinos que tenían necesidad de utensilios de cocina.
-APARECE POR UNA DE LAS PUERTAS QUE DAN A LA PLAZUELA UN MORENO (PEDRO)
PEDRO: (LLAMANDO IRACUNDO CON UNA OLLA EN LA MANO ) Oiga usted, «so
cholo» ladronzazo, con sus ollas que se «chirrean» todito... Ya puede usted
cambiarme ésta que le compré ayer, antes de que se la rompa en la «tutuma» para
enseñarle a no engañar al público. ¡Pedazo de pillo!...

TELON
FIN DEL II ACTO
III ACTO
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-A OSCURAS SE OYE BORDONEO DE GUITARRA CRIOLLA.


SACERDOTE: (LLAMA A SU MAYORDOMO) ¡Pedro! ¡Pedro! ¿Dónde se habrá metido
ese negrito mataperro? (POR UN COSTADO APARECE PEDRO).
PEDRO: ¿Llamaba el señor?
SACERDOTE: Así es, ¿dónde estabas?
PEDRO: Pues en mi cuarto, señor, preparándome a dormir como un buen
cristiano.
SACERDOTE: Supongo que rezando...
PEDRO: (CON RESPETO) A nuestro Señor, a todos los Santos y a las ánimas
benditas. (PICARO) Ah, y de pasadita tocándoles con mi guitarra una
musiquita para que se alegren pues en el cielo...
SACERDOTE: Supongo que más tiempo le habrás dedicado al rezo y no a la
«musiquita»... (DESCONFIANDO) ¿No le estarías dando serenata a la
morena que trabaja en la casa de a lado, eh pícaro?
PEDRO: (DISIMULANDO) Ni el Señor lo quiera, yo soy muy respetuoso con las
vecinas...
SACERDOTE: Así está mejor... Bueno, ya estás aquí, te tengo otro encargo...
PEDRO: ¿Para qué soy bueno?
SACERDOTE: Como siempre para servir a la patria.
PEDRO: Mande usted, señor, que este negrito cumplirá al pie de la letra como
todos los días. SE ENCIENDE OTRA LUZ DESCUBRIENDO AL SERENO
SENTADO EN UNA DE LAS BANCAS DE LA PLAZUELA.
SERENO: Pedro Manzanares, mayordomo del señor Luna Pizarro, era un negrito
retinto con toda la lisura de los «budingas» y mataperros de Lima, era un gran
decidor de lisuras, «cantador», guitarrista y navajero, pero muy leal a su amo y
muy mimado por éste. -SALE LA LUZ QUE ILUMINA AL SERENO -
SACERDOTE: (CONTINUANDO) Lo sé, fiel Pedro, en nadie confiaría más para esta
clase de encargos (LE ENTREGA LA OLLA DE BARRO).
PEDRO:.- ¡Ajá!, otra misiva para el general. Los realistas nunca se van a imaginar que
dentro de esta olla de a un real, los estamos burlando y dando patadas en el trase...
SACERDOTE: (INTERRUMPIENDOLO) ¡¿cómo dices?!
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PEDRO: (RETRACTANDOSE) He, quise decir, señor, que los estamos burlando en sus
propias narices... (RIE)
SACERDOTE:.- Así está mejor, cuidado con las malas palabras... Bueno, algún día los
realistas se enterarán, y cuando eso ocurra ya el país entero será, por sus cuatro
costados, nuestro.
PEDRO: Bendito día ese; le juro señor que yo me mando un zapateo y un guitarreo de
alegría hasta el día siguiente (SE PONE A IMPROVISAR MUY CONTENTO UN
ZAPATEO).
SACERDOTE:.- (RAPIDAMENTE LE RECIBE LA OLLA) No lo dudo, espera, espera, Pedro,
que con tanto zapateo vas a soltar la olla y allí sí que nos quedamos sin nuestro
correo de barro.
PEDRO:.- Perdón, pues, señor, que los negritos como yo somos muy quimbosos para
demostrar nuestra alegría, y tratándose de la patria ni qué decir, pues...
SACERDOTE.- Bueno, bueno, pero por ahora le devolverás mañana esta olla al alfarero, a
la hora puntual, cuando pase por nuestra puerta...
PEDRO:.- (CONTENTO) Estaré puntual como siempre, señor...
SACERDOTE:.- Y trátalo como debes hacerlo para no despertar ninguna sospecha.
PEDRO:.- No hay problema, le meteré su lisura...
SACERDOTE:.- (INTERRUMPIENDOLO) Pero que no sean de mucho calibre, mira que a la
gente le puede espantar que mi mayordomo ande regando sus palabrotas como
cualquier sujeto vulgar...
PEDRO: (PICARO) No se preocupe, señor... Cuidaré la jeta, y nadie se dará cuenta que
entre el ollero y este negrito servidor hay un trato de caballeros...
SERENO: Y el día señalado, cumpliendo con su semanal oficio y con la patria, el ollero
estaba ya en la calle de Concepción frente a la puerta del sacerdote Luna Pizarro
llamando con su alegre pregón a Pedro Manzanares, quien, ni corto ni perezoso, lo
esperaba desde muy temprano con la bendita olla de barro en la mano...
EN OFF: (SE ESCUCHA EL PREGON DEL OLLERO ) ¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos!
¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! (EL OLLERO PASEA POR LA PLAZUELA. EL
SERENO HABLA DESDE SU LUGAR).
SERENO: Y es que Pedro Manzanares, quien jamás dejaba de acudir a la cita y pagar
un real por una olla de barro, ya sabía que a la semana siguiente de haber
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comprado la olla tenía que salir a la puerta con el utensilio en la mano gritando y
repitiendo el mismo estribillo colérico con el ceño fruncido:
PEDRO: (TRAE LA OLLA EN MANO. IRACUNDO LLAMA AL OLLERO) Oiga usted, «so
cholo» ladronazo, con sus ollas que se «chirrean» todito... Ya puede usted
cambiarme ésta que le compré ayer, antes de que se la rompa en la «tutuma» para
enseñarle a no engañar al público. ¡Pedazo de pillo!...
OLLERO: (RIE COMO NO DANDOLE IMPORTANCIA A PEDRO ) No hagas hígado, negrito,
que te la cambio por la que quieras, hoy, mañana y pasado...
PEDRO:.- (SE LE ACERCA MUY MOLESTO) Pues que sea hoy mismo, cholito sabido, que ya
me dan ganas de ponértela de sombrero.
OLLERO:.- (CALMANDOLO) No reniegues casero, que te la voy a cambiar.
PEDRO: (MOLESTO) ¡Ahorita mismo antes que te ponga colorada la nariz de un solo
coscorrón! Ya, apura, y cámbiame la olla que está más rajada que tu pezuña...
OLLERO:.- Está bien, está bien... (LE MUESTRA OTRA OLLA) ¿Qué te parece ésta, es de tu
agrado?
PEDRO:.- (LE RECIBE LA OLLA Y LA REVISA) A ver, vamos a ver, si no tiene alguna grieta...
OLLERO:.- Mis ollas son de calidad, lo que pasa es que de seguro no sabes usarlas...
PEDRO:.- Ningún usarlas. Para que sepas, este negrito sabe mucho de ollas porque naci
en una cocina.
OLLERO:.- Con razón saliste quemadito...
PEDRO: (MOLESTO Y AMENAZANDOLO) ¡Qué te pasa, oye jijuna atrevido, que ahorita
te reviento la calabaza y te dejo listo pa’ tu entierro!
OLLERO:.- (FINGIENDO SUMISION) Disculpe, pues caserito que no quise ofenderlo.
PEDRO: Está bien, so cholo apestoso, acepto tus disculpas y me quedo con esta olla.
Ahora puedes marcharte a seguir ofreciendo tus ollas (BURLON) de «calidad».
-EL OLLERO SALE SONRIENTE Y PREGONANDO SUS OLLAS. HABLA EL SERENO DESDE LA
BANCA DONDE ESTA SENTADO.
SERENO: Y tanto se repitió la escena de compra y cambio de ollas y el agasajo de
palabrotas, soportadas siempre con paciencia por el indio, que el barbero de la
esquina, quien era un andaluz muy entrometido, llegó a decirle al moreno Pedro
una mañana:
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BARBERO: (SALIENDO POR SU PUERTA LE HACE ESCUCHAR A PEDRO) ¡Córcholis! ¡Vaya


con el cleriguito Luna Pizarro, para reclamar como una mujer mandando al tonto
de su mayordomo! Ni yo, que soy un pobre de hacha, que no tengo ni dónde
caerme muerto hago tanta alharaca por un miserable real. ¡Recórcholis! Oye,
«macuito»: Las ollas de barro y las mujeres, que también son de barro, se toman
sin lugar a devolución, y el que se lleva un chasco ¡contracórcholis! se mama el
dedo meñique, y ni chista y ni mista y se aguanta el clavo, sin molestar con gritos
y lamentaciones al vecindario.
PEDRO: (REPLICANDOLE MOLESTO E INSOLENTE) Y a usted, so chapetón de cuernos,
que con tanto grito parece un cascabel sonajero, ¿Quién le dio vela en este
entierro? No se meta y vaya usted a desollar barbas y cascar liendres en su
barbería, y no se meta en lo que no le va ni le viene, so adefesio en misa de una, so
chapetón embarrado de brea y de ciento en carga...
BARBERO: (FURIBUNDO) ¡María Santísima! Todavía respondes zo pedazo de bembón,
chocolate podrido... Hoy me pierdo, me desconozco...
PEDRO: No te arrebates tanto, ibérico panzón, que de tanto pujar te vas a ensuciar los
calzoncillos como un bebé de pecho...
BARBERO: (IRRITADO) ¡Ahora vas a ver, gallinazo de muladar! (EL BARBERO EXTRAE
UN PUÑAL DE SU MANDIL Y CON IRA ATACA A PEDRO. LO CORRETEA POR LA

PLAZUELA) ¡Espera que te coja insolente! ¡Te voy a desollar vivo!


PEDRO: (HUYENDO) ¡Pues te vas a cansar, barbero marrano, que a Perico Manzanares
no lo coge ni la gripe! (PEDRO HUYE ESCONDIENDOSE EN LA CASA DE SU AMO. EL
BARBERO SE QUEDA FURIBUNDO EN LA PUERTA)
BARBERO: (VOCIFERANDO) ¡Y no quiero volver a verte, mulato de pacotilla, ni a
escucharte reclamándole al ollero porque sino te desollo como a un vulgar carnero!
-EL BARBERO SE METE EN SU LOCAL REFUNFUÑANDO Y AGITANDO SU PUÑAL.
SERENO: (QUE HA ESTADO OBSERVANDO LO ACONTECIDO ) ¡Quién sabe que de
continuar la camorra entre el barbero y el mayordomo habría despertado sospechas
sobre el uso que le daban a las ollas los patriotas de la capital. Pero,
afortunadamente, esta pelea coincidió con el último viaje que hizo el alfarero el día
5 de julio. Al amanecer del siguiente día el virrey La Serna abandonaba la capital y
tres días después, en la noche del 9, los patriotas tomaban la ciudad...
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-INGRESA UN HOMBRE PORTANDO UNA BANDERA PERUANA.


HOMBRE: (JUBILOSO) ¡Ya cayó el virrey! ¡La capital es nuestra! ¡Viva el Perú!
-SE OYE MUSICA ALEGRE Y DE LAS CASAS SALEN PERSONAS QUE LLENAN LA PLAZUELA.
TODOS DEMUESTRAN JUBILO, ALEGRIA. RAPIDAMENTE COLOCAN CADENETAS EN LA
CALLE. APARECE UNA BANDA DE MUSICOS ALEGRANDO EL AMBIENTE.
VOCES: ¡Los realistas han huido! ¡La Serna se corrió con el rabo entre las piernas!
¡No va a parar de nadar hasta llegar a España! ¡Los chapetones abandonaron la
ciudad! ¡Lima es nuestra! ¡Viva el general San Martín! ¡Viva el ejército libertador!
¡Vivan los patriotas! ¡Viva el Perú!
-LOS CIUDADANOS DE LIMA BAILAN Y FESTEJAN CON ALEGRIA EL ACONTECIMIENTO.
TODOS SE MEZCLAN EN ABRAZOS Y VIVAS. EL SERENO, QUE HA ESTADO OBSERVANDO,
CAMINA HACIA EL PROSCENIO. TRAS EL, LOS CIUDADANOS SIGUEN FESTEJANDO SIN
EMITIR SONIDOS. IGUALMENTE, LOS MUSICOS HACEN ADEMAN DE SEGUIR TOCANDO SUS
INSTRUMENTOS.
SERENO: La victoria codiciada por San Martín, sin quemar pólvora, fue lograda
merced a las ollas que llevaban en el vientre mejores argumentos que los modernos
cañones. El éxito fue tan espléndido que unos días después, el 28 de Julio se juraba
en Lima la Independencia y se declaraba la autonomía del Perú. (SE EMPIEZAN A
OIR LOS ACORDES DE UNA MARCHA MILITAR. EL SERENO LA ESCUCHA POR
BREVES SEGUNDOS. TRAS EL SE VAN APAGANDO LAS LUCES DE LA PLAZUELA. LOS
CIUDADANOS DESAPARECEN. EL SERENO QUEDA SOLO ILUMINADO POR UN HAZ

DE LUZ) Posteriormente, en las pampas de Junín y Ayacucho los patriotas sellaron


para siempre esta gran victoria...
-LOS ACORDES DE LA MARCHA MILITAR DISMINUYEN Y SE ESCUCHA EN OFF EL PREGON
DEL OLLERO. EL SERENO SE DETIENE A ESCUCHAR.
EN OFF: «¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos! ¡Ollas y platos! ¡Baratos! ¡Baratos!»
-DEJA DE OIRSE LA VOZ DEL OLLERO.
SERENO: Más no puedo decirles por hoy, esta tradición quedó registrada. Cuéntenla
por allí que yo debo seguir dando la hora y el tiempo de esta ciudad ... (SE QUITA EL
SOMBRERO COMO DESPIDIENDOSE Y SE LE NOTAN MEJOR LOS MOSTACHOS

BLANCOS Y LOS PEQUEÑOS ANTEOJOS) Con permiso, señores; con permiso,


señoras..., que tengan una agradable noche y un despertar mejor... (SE COLOCA EL
SOMBRERO Y EMPUÑANDO SU LAMPARIN REGRESA A LA PLAZUELA VACIA QUE SE

ILUMINA CON LUCES AMBIENTANDO NOCHE) ¡Ave María Purísima! ¡Las doce
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han dado! ¡Viva el Perú, y sereno! (VA SALIENDO POR UN COSTADO. SE VUELVEN A
OIR ACORDES DE GUITARRA CRIOLLA) ¡Las doce han dado! ¡Viva el Perú, y
sereno! ¡Las doce han dado! ¡Viva el Perú, y sereno! (DESAPARECE Y SU VOZ SE VA
PERDIENDO EN OFF. LA PLAZUELA QUEDA VACIA CON FONDO MUSICAL DE
GUITARRA. SE VAN APAGANDO LAS LUCES DEL ESCENARIO).

TELON.

FIN DE «CON DIAS Y OLLAS VENCEREMOS»

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