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Pablo Baubeta (IFD Minas) – Tarea 2

¿Qué argumento presenta el autor en la página que abre el texto?

En la página que abre el texto el autor toma partido ante las posturas bipolares que tratan el
tema del objeto de la ciencia y el vinculo entre los aspectos “intrateóricos” y el
“condicionamiento socio-histórico de cualquier proceso cognitivo”. Dentro de dicha disputa
(“Llámese internalismo versus externalismo; “ciencia y no ciencia”, etc.”), el autor plantea que
no solo es “estimable” el desarrollo intrateórico, sino que también es clave considerar lo que la
sociedad produce, sabiendo que esto “no jaquea la especificidad, sino que la enriquece”.

Posteriormente el autor, menciona la expresión “ciencia y sociedad” la cual aclara que puede ser
aceptada de manera condicional, ya que la “ciencia es creada por la sociedad y constituye una
parte orgánica de ella” (“No hay ciencia fuera de la sociedad; la ciencia no posee una existencia
separada de esta”). El autor menciona dicha interrelación, expresando que la ciencia forma un
“subsistema de la sociedad” y de su cultura. Por ende, entiende que la división dada por la
expresión antedicha es una especie de “deshistorización del proceso del conocimiento”.

Finalmente, el autor menciona como ejemplo de la aplicación de la ciencia en la sociedad el


caso de las tecnologías, que muestran fácilmente como lo interno de la primera incide
preponderantemente en la segunda. Pese a esto, muestra la dificultad para mostrar tan
evidentemente el proceso inverso.

¿Cuál es el planteo de Saldaña?

Juan José Saldaña comienza por plantear que las consideraciones sobre los aspectos sociales de
la ciencia solo han empezado a estudiarse a principios del siglo XX. A través de una serie de
puntos, el autor mencionado aborda el vinculo entre aspectos “internos” y “externos” que
refieren a la ciencia y a su historia, para pasar a posicionarse en el tema ya expuesto en las
primeras páginas sobre el vinculo entre las teorías científicas y la práctica social.

Saldaña también puede ver con facilidad esa influencia de la ciencia en la sociedad, mostrando
así la “dependencia mutua existente” entre ambas. Habla de la segunda como aquella actividad
“transformadora” que a su vez requiere un “cierto grado de conocimiento de la realidad que ella
transforma”. Este último aspecto que refiere a la necesidad de conocer la realidad, es algo que el
quehacer científico ha saldado en el “proceso de producción”, hasta convertirse en una “fuerza
productiva en las sociedades modernas”. Saldaña entiende además, que “la práctica social no es
teórica”, y plantea la diferencia entre la práctica en si misma y la comprensión de la práctica. La
práctica social no es una práctica que por ella misma sea científica, pero si la ciencia tiene
como objetivo final su función práctica.
Esa dependencia entre la sociedad y la ciencia, es planteada también como una dependencia
entre teoría y práctica (“nos damos cuenta de una dependencia mutua que nos permite concluir
que la actividad práctico-social es una actividad teórico-práctica”). También nos plantea que por
otro lado, la teoría se vuelve práctica ya que “requiere de esta instancia para su propia
actividad”. Ambas, teoría y práctica (ciencia y sociedad) conforman una “unidad activa”, unidad
que si bien existe se da entre elementos diferentes. Aquí, Saldaña deja en claro la diferencia
entre las teorías de la ciencia, entendidas como “imágenes racionales verificadas” que permiten
explicar los procesos existentes, y la práctica social como actividad “transformadora de la
realidad”. Las primeras por si mismas no transforman nada, pero proporcionan los medios
teóricos para las segundas.

Por otra parte, Saldaña también nos plantea que “las representaciones teóricas provienen de la
misma realidad” dejando en claro el carácter “activo” de dicha unidad (“La actividad práctica
es, y siempre lo ha sido, la fuente del conocimiento”). La ciencia se ha modificado con cada
transformación social. El autor, nos habla de una “génesis histórica y gnoseológica del
conocimiento a partir de las necesidades prácticas”, a fin de defender dicha postura. Esta
interacción y ese vínculo deben presentarse conscientemente en todo aquel que se especialice en
la historia de la ciencia, según el autor.

Finalmente, el autor defiende la idea de que la historia de la ciencia no puede sino formarse a
través de “dos causas”, siendo una la concerniente a la “coherencia interna” de las teorías
científicas y la propia ciencia, y la otra, aquella que se vincula a la “acción de la sociedad”
(“Solo una historia de las ciencias que tome en cuenta la realidad compleja que es la ciencia
podrá encontrar el objeto primero de su sentido: la historicidad propia al conocimiento de la
realidad”).

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