Professional Documents
Culture Documents
sagrados budistas?
1
ÍNDICE
PRIMERA PPARTE
ARTE
ARTE:: El Viaje
Los lugares sagrados budistas
1. Siddharta vino a este mundo como un ser ordinario
2. Siddharta alcanzó la iluminación
3. El Buda impartió enseñanzas
4. El Buda pasó al parinirvana
Lumbini
Bodhgaya
Varanasi
Kushinagar
Peregrinaje a la India
SEGUNDA PPARTE
SEGUNDA ARTE
ARTE:: La Práctica
Acumulación y purificación
La manera de acumular mérito en los lugares sagrados
Las prácticas
La práctica de tomar refugio
La oración de las siete ramas
Postración
Ofrenda
Confesión
Regocijo
Solicitar el giro de la rueda del Dharma
Solicitar a los budas y bodhisatvas que no pasen al parinirvana
Dedicatoria
Ofrenda de las substancias
Ofrenda del Mandala
La bodhichita y la toma del voto del bodhisatva
El sutra del corazón de la sabiduría transcendental
La aspiración
2
APÉNDICE
La reina de las oraciones de aspiración:
“La aspiración de Samantabhadra hacia las buenas acciones”
La oración del Vajradatu Mandala
Plegaria para el futuro del Dharma
EPÍLOGO
* Las alabanzas a Tara
* Esta práctica no es parte del texto original, fue agregada por el traductor al español con el
permiso de Dzongsar Khyentse Rimpoché.
La traducción al español fue realizada con el permiso de Dzognsar Yamyang Khyentse Rimpoché por el
Bhikshu Lobsang Tonden en Katmandu, con motivo de un peregrinaje de latinos a la India, Nepal y Tíbet
durante el 2010.
El traductor desea expresar su gratitud a Dzongsar Khyentse Rimpoché por haber escrito este libro y haberle
brindado la oportunidad de traducirlo. Además de agradecer la valiosa ayuda de Silvia Morales, quien
inicialmente hizo la corrección de estilo y a Liz Sánchez por su excelente trabajo de diseño. También a
Valentín Vallhonrat quien posteriormente revisó el texto a detalle y realizó valiosas aportaciones y mejoras así
como a Elise De Grande por su ayuda en todo este proceso y a Venerable Lobsang Yamyang por la revisión
ortográfica. ¡Que todo sea auspicioso!
3
PRIMERA PARTE
El Viaje
LOS SITIOS SAGRADOS BUDISTAS
Durante miles de años la tradición de viajar en peregrinaje ha sido alentada por las
grandes religiones del mundo. Numerosos practicantes espirituales se interesan en
el peregrinaje porque les brinda la oportunidad de combinar unas merecidas vaca-
ciones con la práctica de acciones virtuosas. Es bien sabido que la idea de viajar a
lugares exóticos resulta mucho más atractiva que la de quedarnos en casa para
hacer las prácticas austeras que recomiende nuestra tradición espiritual; sin embar-
go, pasar un rato agradable no debe ser nuestra única motivación para hacer un
peregrinaje, aunque es un anzuelo muy eficaz para inducir a budistas materialistas
como yo a realizar algún tipo de práctica. Además de que es algo relativamente
sencillo de lograr, lo cual puede resultar atractivo.
4
Cuando llegó al templo no había nadie. Miró con detenimiento la estatua de sonriente rostro
dorado y enseguida se sintió cómodo, después miró alrededor y observó las ofrendas y las lámparas
de mantequilla que rodeaban al hermoso maestro. Se preguntó para qué eran y su candidez lo llevó a
pensar que las tormas y la mantequilla líquida estaban ahí para ser alimento del maestro. Como un
gesto de amabilidad hacia él, creyó que lo menos que podía hacer era acompañarlo. Ben tomó una
torma grande, la sumergió en mantequilla y se la comió gustoso, después decidió que debería hacer
algunas circunvalaciones afuera, pero el problema era dónde dejar sus botas. Se le ocurrió que sin
duda el maestro cuidaría de ellas. Tras reflexionar así, las puso a los pies de la estatua y salió a hacer
kora. Cuando el guardián del templo volvió, se horrorizó al ver un par de botas viejas y sucias a los
pies del Yowo Rimpoché. Se apresuró a quitarlas, pero al inclinarse escuchó sorprendido que Yowo
Rimpoché decía: «¡No tires esas botas, Ben Kongpo las dejó a mi cuidado!»
Antes de partir, Ben regresó con su maestro, le dio las gracias por cuidar de sus botas y lo
invitó a visitar su hogar en Kongpo. La estatua respondió: «Sí, iré». De acuerdo con Patrul Rimpoché,
Yowo Rimpoché visitó a Ben y a su esposa al año siguiente. Después se disolvió en una roca cercana,
hoy en día considerada tan sagrada como la estatua de Lhasa. Ben simplemente era alguien sencillo
de corazón; existen muchas otras historias de personas como él, cuya persistencia y enorme devoción
las llevó a tener la capacidad de crear las condiciones necesarias para invocar con éxito la presencia
de seres sagrados.
También es famosa la historia de Lodro, quien sentía una enorme devoción por el bodhisatva
Manyushri. Una tarde Lodro se topó con un pasaje increíble en un libro que decía que Manyushri
había hecho tres veces el voto de mostrarse ante cualquiera que viajara a la montaña Panchashisha.1
Para Lodro ese fue el descubrimiento más maravilloso e inspirador que pudiera haber hecho jamás, se
emocionó tanto que le fue imposible conciliar el sueño en toda la noche y al día siguiente por la
mañana sin desayunar, corrió a la casa de su maestro para pedirle su permiso y sus bendiciones para
visitar la montaña. Al principio, el maestro de Lodro hizo lo que estuvo en sus manos para convencer-
lo de que tal viaje, lleno de peligros y dificultades, era algo totalmente innecesario, pero fue en vano.
Lodro estaba tan decidido que tuvo que darle su aprobación.
A pesar de saber que el viaje sería difícil, sereno ante los peligros que se podían avecinar,
Lodro alistó las cantidades necesarias de alimento y medicinas para emprender el largo viaje. Después
de despedirse de su maestro, familiares y amigos, montó su asno para atravesar la agreste meseta
tibetana con sus caudalosos ríos en medio del insoportable calor del desierto, habitado solamente
por serpientes venenosas y animales salvajes.
Transcurrieron varios meses, y Lodro por fin llegó al monte Panchashisha, donde buscó de
manera incansable al bodhisatva Manyushri, pero al parecer ni se encontraba ahí, ni tampoco nadie
que se le pareciera. Una tarde, extenuado, se quedó profundamente dormido sobre los fríos peldaños
de un monasterio. De pronto se vio en una posada donde muchos lugareños bebían y reían ruidosa-
mente. Ya era tarde y Lodro se sentía agotado, así que pidió una habitación. La señora encargada del
lugar, una mujer desmesuradamente gorda, le dijo que estaban todas ocupadas, pero que si lo desea-
ba podía dormirse en un rincón del pasillo. Él aceptó y sacó de su maleta un libro para leer algo antes
de dormir. Al poco tiempo un grupo de jóvenes chinos irrumpió en el lugar y comenzaron a burlarse
5
de la señora. Lodro intentó ignorarlos. Pero uno de ellos, el líder, notó la presencia de Lodro y le
preguntó: «¿Por qué estás aquí?»
Él le habló inocentemente sobre el voto de Manyushri. Después de oírlo, el joven chino estalló
en carcajadas y lo increpó: «¡Ustedes los tibetanos son tan supersticiosos! ¿Por qué son así?». «¿Te
crees todo lo que lees en los libros? Yo que he vivido aquí toda mi vida, jamás he escuchado de
alguien llamado Manyushri». Con desdén, regresó con sus amigos y añadió: «El invierno se acerca.
Vete a casa antes de que mueras congelado». Los chicos se fueron a sentar al otro lado de la posada,
haciendo que la señora y Lodro intercambiaran una mirada de alivio.
Días más tarde, al regresar de otra caminata infructuosa por la montaña, Lodro se topó con el
mismo muchacho chino.
«!Sigues aquí!», exclamó.
Lodro respondió con una sonrisa pálida en su rostro: «Tenías razón, soy demasiado supersticioso».
Después de pronunciar estas palabras, entristeció visiblemente. Al verlo, el corazón del joven
chino se conmovió un poco y dijo en un tono menos agresivo:
- «Te diré lo que harás, ahora no te queda mucho dinero ni provisiones, así que vas a necesitar ayuda.
Tengo un amigo en Mongolia, le escribiré una carta; si se la entregas estoy seguro de que hará todo lo
posible por ayudarte».
Al día siguiente, Lodro empacó todas sus pertenencias y, descorazonado, se montó en el asno.
Miró por última vez hacia la montaña, anhelando desesperadamente que Manyushri apareciera al
menos para poder despedirse. Pero no sucedió. De entre la multitud de personas que iban de un lado
a otro, apareció el joven chino que le entregó la carta que le había prometido. Lodro la guardó en su
abrigo de piel de yak y partió hacia Mongolia.
Después de viajar varios meses, llegó al poblado en Mongolia, donde se suponía encontraría
al amigo del joven chino. Con la carta en mano, preguntó a todas las personas con las que se topaba
en la calle dónde podría encontrar al destinatario. Para su sorpresa, después de leerla todas ellas se
echaban a reír. Confundido, finalmente preguntó a una señora mayor que pudo controlarse. La
señora leyó la carta con detenimiento, tras de lo cual dijo:
Lodro le contó su historia. Ella movió la cabeza en señal de desaprobación y tras dar un largo suspiro, dijo:
- «Esos jovenzuelos, siempre gastándole bromas a los peregrinos como tú; sin embargo, déjame
decirte que sí existe alguien con ese nombre en este lugar. Si quieres entregársela, ve a la montaña de
basura que se encuentra apilada a las afueras del pueblo, ahí te encontrarás con un cerdo muy
grande; seguro que lo reconocerás».
6
Lodro decidió ir a pesar de todo. No tardó mucho en dar con la alta montaña de basura
apilada, sobre la cual, efectivamente, estaba sentado un enorme cerdo. Con cierta timidez, Lodro
abrió la carta y la puso frente a los brillantes ojos del animal. Asombrado, le pareció que podía leerla.
Al terminar, el cerdo comenzó a llorar desconsoladamente y después cayó muerto. Lodro quiso saber
qué era lo que lo había afectado tanto, así que finalmente se animó a leer él mismo la carta:
Extasiado y con nuevas energías, Lodro regresó rápidamente al monte Panchashisha con la
firme convicción de que esta vez sí se encontraría con Manyushri. «Voy a abrazarlo con fuerza y no lo
voy a soltar nunca», pensaba mientras iba en camino. Al pasar por la posada donde recibiera hos-
pedaje, se detuvo para preguntarle a la señora si había visto de nuevo al joven chino. Ella respondió:
- «Estos muchachos siempre andan de aquí para allá. La verdad, nadie sabe dónde pueden estar
ahora».
- «Pero estás cansado», le dijo la señora con tono amable. «¿Por qué no te vas a dormir ahora y
mañana los buscas?».
Después de haber escuchado esta historia de viva voz de Deshung Rimpoché, visité en varias
ocasiones el monte Panchashisha, pero lamentablemente no he tenido el éxito de Lodro. No he
podido hacer que Manyushri aparezca y tampoco he tenido algún sueño. Lo que sí experimenté fue
irritación al ver que en la mayoría de los templos los monjes obligan a los visitantes a comprar un
boleto para poder entrar. Me decepcionó ver que los lugares sagrados eran reducidos de esa manera
a la categoría de simples monumentos nacionales. Sin embargo, mi mente comenzó a dudar si tal vez
alguno de esos monjes arrogantes y consumistas, preocupados solamente por la cantidad de boletos
vendidos, habría podido ser Manyushri. ¿Quién puede negarlo con certeza?
Dos mil quinientos años después de que el Buda pasó al parinirvana, los practicantes
budistas de la actualidad podemos visitar lugares como Bodhgaya, sitio donde nuestro maestro
7
alcanzó la iluminación, y Varanasi, el lugar donde dio enseñanzas. También podemos visitar otros
lugares budistas sagrados que hace dos mil años prácticamente eran desconocidos. Unos a otros nos
animamos contándonos repetidas veces las historias de lo que pasó en esos lugares, siendo la mayo-
ría de ellas reconfortantes, inspiradoras y pintorescas. Sin embargo, no todas las historias de estos
lugares son así.
A mediados del siglo III d.C., el rey Ashoka controlaba la mayor parte de la India después de
muchos años de sostener batallas sanguinarias. Cuando los gobernantes de Kalinga (ahora Orissa)
se negaron a obedecer sus deseos, envió al ejército más grande en la historia de la India a aniquilar a
las fuerzas armadas locales. La victoria más grande de Ashoka ocasionó la muerte de cien mil solda-
dos y el sufrimiento de sus familias, que fueron dispersadas, dejando tras de sí un escenario desolador
sólo comparable con el de la bomba lanzada en Hiroshima al término de la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, Sarnath se ha convertido en un lugar sagrado muy famoso y reverenciado
porque fue ahí donde el Buda enseñó las cuatro nobles verdades a sus cinco discípulos. Desde enton-
ces, dicha enseñanza ha sido difundida en toda Asia, ejerciendo una fuerte influencia en reyes, políti-
cos y eruditos de lugares tan lejanos como China, Japón y Myanmar. Las cuatro nobles verdades
poseen tal fuerza y relevancia universales, que incluso ahora comienzan a penetrar en la mente y en
los corazones de estudiosos y buscadores espirituales de Occidente. Como consecuencia, la verdad
de las palabras del Buda ha abierto los ojos de millones de personas, transformando su mente y
cambiando sus vidas por completo.
Un ‘lugar sagrado’ es una noción relativa, aún así, al expresar la verdad definitiva en La reina
de las oraciones de aspiración:‘La aspiración de Samantabhadra hacia las buenas acciones’, el Buda
menciona lo siguiente:
8
De acuerdo con esta oración, existen tantos budas en cada átomo de los fenómenos como
átomos hay en el universo, lo cual quiere decir que en estos momentos puede haber un buda viviendo
en la actualidad en el centro de Sanlitun, en Beijing o en el Bois de Boulogne de París. De hecho, esto
no sólo es posible sino que es absolutamente cierto. Aún así, como la mayoría de las personas mantiene
una mente rígida, es muy poco probable que durante su visita a los sitios sagrados sean capaces de
percibir a los budas que se encuentran a su alrededor.
Por lo general, la noción popular de un lugar «sagrado» tiende a ser opulenta y casi
completamente estática. Puesto que no estamos familiarizados con una postura mental flexible y
abierta que viene acompañada de una verdadera visión ilimitada, nos quedamos atrapados den-
tro de los estrechos límites que nos marcan las reglas sociales y las expectativas con las que
hemos crecido. Para la mayoría de nosotros, un lugar sagrado debería ser silencioso, limpio y
ordenado, donde no haga calor, no haya polvo o ruido, ni esté lleno de moscas o sea malolien-
te. No obstante, lugares como Bodhgaya y Varanasi, totalmente caóticos, siguen siendo venera-
dos como auténticos sitios sagrados. No deberíamos olvidar que hace más de dos mil quinientos
años, cuando las fronteras entre Nepal y la India no eran tan precisas como lo son ahora, el
Buda Shakyamuni eligió nacer en la India antigua; además, en el futuro ahí nacerán otros nove-
cientos noventa y nueve budas. Este es el principal motivo por el que muchas personas piensan
que ese territorio es más sagrado que la pulcra Suiza, por ejemplo.
Los lugares sagrados budistas no son solo aquellos asociados a la vida del Buda Shakyamuni,
es decir, los lugares donde él nació, alcanzó la iluminación, enseñó y pasó al parinirvana; existen
muchos otros relacionados con otros budas, discípulos, arhats y bodhisatvas de nuestro tiempo.
Durante la época de oro del budismo, grandes maestros impartieron enseñanzas a lo largo de Asía,
en Turkestán, Afganistán, Pakistán, Indonesia, China, Tíbet y Nepal, sin mencionar a la India. A lo
largo de los siglos, a pesar de que algunos de estos países han perdido su conexión con el Budadharma,
y aunque es posible visitar sus lugares sagrados, éstos apenas se pueden reconocer y a menudo son
políticamente inestables y peligrosos.
El budismo tántrico nos ofrece increíbles descripciones de sitios sagrados y santuarios de más
de cincuenta y seis lugares2 alrededor del mundo, así como varios lugares sagrados ocultos, como el
reino de Shambala, que no se limita a una localización geográfica específica. Estas tierras sagradas
que están ocultas, fueron descubiertas por los grandes maestros tántricos del pasado y se han conver-
tido en sitios en donde las personas dedican su vida entera a la práctica. Históricamente podemos ver
que no era algo inusual que fervientes estudiantes budistas sacrificaran sus hogares, familias, trabajos
y todas sus posesiones mundanas para poder trasladarse a un lugar solitario. Algunos de estos sitios
ahora son muy conocidos, como Tashi Ding en Sikkim y Pemakö en la frontera entre China y la India.
Los antiguos sitios sagrados de la India y de la región del Himalaya, bendecidos una y otra vez
por budas y bodhisatvas durante años, han sido visitados por millones de peregrinos; esto es lo que
los hace ser lugares tan vibrantes, con una energía tan poderosa. Estos lugares sagrados aún no han
sido comercializados o explotados por nadie, como si fueran ‘Disneylandia’, con un grupo coreográfico
haciendo del sitio una ‘experiencia sagrada’. Todavía podemos sentarnos por la tarde a las orillas del
9
río Ganges y contemplar ceremonias de cremación, oler carne humana ardiendo y escuchar cautiva-
dos las continuas rondas de cantos védicos, como si el tiempo se hubiese detenido hace 3000 años.
Por lo general, el medio ambiente en el que vivimos afecta la manera en la que pensamos y, por
tanto, el modo en que observamos aquello que nos rodea. Vale la pena recordar que de entre todos los
miles de millones de planetas en los que el Buda Shakyamuni pudo haber nacido, eligió éste; que de
entre los cientos de países que lo conforman, eligió la antigua India; y que de entre sus muchos lugares,
escogió el estado indio de Bihar para iluminarse. A simple vista, Bihar no parece ser un sitio sereno o
espiritual, sino más bien todo lo contrario, pero una vez que se llega a Bodhgaya, sobre todo cuando se
penetra en su complejo, de inmediato se puede percibir su carácter especial. Lo mismo sucede con el
Pico de los buitres, que a pesar de ser un sitio desolado y pequeño que en diez pasos puede cruzarse de
lado a lado, fue el lugar donde el Buda impartió a cientos de monjes, arhats y bodhisatvas algunas de
sus enseñanzas más importantes. Aunque un vendedor de bienes raíces lo considere como un sitio sin
mucho valor.
Justo antes de que el Buda partiera al parinirvana, sus discípulos más cercanos le pregunta-
ron: «¿Qué debemos decirle al mundo de ti?», a lo que él respondió con una serie de consejos muy
útiles para todos:
«Deben decirle al mundo que una persona normal, Siddharta, vino a él, alcanzó la iluminación,
enseñó el camino que conduce hacia ella y no se hizo inmortal sino que pasó al parinirvana.»
• Aunque los seres tenemos aflicciones y debido a ellas somos ordinarios, todos sin excepción
poseemos la naturaleza búdica;
• Nuestras aflicciones son temporales, a diferencia de nuestra naturaleza última; por tanto, se
pueden eliminar. Todos tenemos el potencial de convertirnos en un buda;
• Existe un camino que nos muestra cómo eliminar las aflicciones y alcanzar la iluminación;
Para ayudarnos a actualizar estos cuatro puntos, las enseñanzas del Buda nos ofrecen una
variedad de métodos que van desde la simple recitación de mantras hasta la realización de prácticas
meditativas muy elaboradas. De hecho, es esencial poner en práctica estos métodos, entre los cuales
se encuentra el peregrinaje.
10
• Lumbini
Lumbini, en donde Siddharta nació en este mundo como una persona normal;
• Bodhgaya
Bodhgaya, sitio donde Siddharta alcanzó la iluminación;
• Varanasi (Sarnath
Sarnath
Sarnath), donde enseñó el camino hacia la iluminación; y
• Kushinagar
ushinagar, lugar donde pasó al parinirvana.
Esta frase contiene una de las principales enseñanzas budistas acerca de la naturaleza búdica
(tatágatagarba), la cual conforma el corazón de la filosofía budista Mahayana. Al afirmar que Siddharta
comenzó su vida como cualquier ser humano, Buda está dejando claro que no era ni nunca será un
dios perfecto y primordial, ni tampoco un creador todopoderoso. Hay muchas historias en el Yatakamala
Sutra sobre los distintos renacimientos del Buda en diferentes vidas: como un pájaro, una tortuga o un
pez, a lo largo de los cuales padeció las mismas emociones y problemas que nosotros. No obstante,
este individuo ordinario se adiestró de diferentes maneras, involucrándose algunas veces en inimagi-
nables dificultades físicas y espirituales, hasta que finalmente descubrió la verdad.
En su primera afirmación, el Buda nos dice que todos sin excepción tenemos el mismo poten-
cial de despertar a la iluminación y, por lo tanto, que todo lo que tenemos que hacer para lograrlo es
hacer lo que él hizo y seguir el camino correcto. Puesto que todos los seres poseemos la naturaleza
búdica, no tiene ningún sentido deprimirnos o menospreciarnos a nosotros mismos cuando, movidos
por nuestra estupidez e ignorancia, llevamos a cabo acciones ridículas y terribles, es decir, ‘acciones
negativas’. Sin importar lo fuertes que puedan ser nuestras aflicciones, podemos eliminarlas por completo.
Aquí el Buda toca otro punto que quizás sea el más importante de todos: un ser iluminado
personifica todas las nobles cualidades iluminadas, incluyendo la omnisciencia y el total poderío. Por
eso es obvio que ninguno de nosotros está iluminado; si ni siquiera podemos recordar lo que comi-
mos el día de ayer, mucho menos podemos decir que seamos omniscientes. Es más, en realidad son
muy contadas las ocasiones en las que de verdad podemos solucionar los problemas que se nos
presentan, así que tampoco contamos con un total poderío. Sin mencionar nuestra falta de habilidad
para ponerle fin a la interminable sucesión de emociones perturbadas que constantemente surgen en
nosotros, como el enojo, los celos y el orgullo. El problema es que después de que reconozcamos
esta realidad, tal vez podamos creer que la posibilidad de iluminarnos es muy remota. Quizás pense-
mos: «¿Cómo es posible que yo algún día me convierta en un buda? Eso es algo inverosímil, una
11
misión imposible. He estado manchado y sucio desde el tiempo sin principio, soy un ‘pecador’ demasia-
do ordinario como para poder convertirme en un buda». Sin embargo, el Buda tiene las cualidades de
la omnisciencia y del total poderío que le permiten observar los fenómenos de manera mucho más
profunda que nosotros, y de acuerdo con él, todo lo que nos hace ordinarios puede eliminarse. Ese es el
núcleo de esta afirmación: Siddharta fue un hombre que tenía los mismos problemas y obsesiones que
nosotros tenemos. Sin embargo se las arregló para eliminarlos y así convertirse en alguien fuera de lo común.
Al alcanzar él mismo la iluminación, el Buda nos manda el mensaje de que cualquier persona puede
alcanzarla y, por lo tanto, de que las aflicciones pueden y deben eliminarse. Reflexionemos: si el
objetivo de la iluminación no se pudiera lograr ni las aflicciones eliminarse, el camino budista no
tendría ningún sentido.
Cuando vemos una semilla de ajonjolí vemos la semilla, pero no el aceite que contiene; sin
embargo, tenemos la certeza de que si aplicamos las acciones adecuadas podremos extraer su aceite.
Esta es una visión correcta que no nos defraudará, contraria a una incorrecta, como suponer que
podemos extraer aceite de una piedra. Nuestra tarea será desarrollar confianza en el hecho de que
nuestra verdadera naturaleza posee el mismo potencial que la del Buda y que todo lo que necesitamos
para que este potencial madure es seguir el ejemplo de Siddharta y aplicar los métodos adecuados.
Ahora sabemos que todos nosotros, sin importar qué tan malos nos consideremos, tenemos el poten-
cial de convertirnos en un buda. También sabemos que el príncipe indio al que llaman Siddharta y que
era una persona como nosotros, desarrolló totalmente este potencial y que al hacerlo, demostró que
es posible revelar nuestra naturaleza búdica. Si el camino hacia la liberación no fuera válido para el
resto de nosotros, entonces el Buda Shakyamuni hubiera sido el único en alcanzar la iluminación y
nadie más tendría esperanza alguna; además, sus primeras dos afirmaciones o verdades carecerían
de sentido. Pero el Buda, por su gran compasión, nos mostró el camino hacia la liberación, dándonos
una gran variedad de métodos a todos aquellos interesados en alcanzarla. El Buda nunca promovió
dogmas en relación con sus enseñanzas, es decir, nunca forzó a nadie a hacer aquello que él decía,
sino que recomendaba a todos que analizaran todo lo que enseñaba, evaluando si era o no de
beneficio; en caso de que no lo fuese, ni siquiera había necesidad de practicarlo.
12
4. El Buda pasó al parinirvana
En su última enseñanza tras alcanzar la iluminación, el Buda dijo que él no era un salvador inmortal,
ni un dios al que podemos satisfacer con ofrendas de luces e incienso que viviría para siempre y que
regresaría a juzgarnos. A un buda no se le puede sobornar; aunque alguien le haga halagos por
interés, su juicio no se verá afectado: su compasión no puede ser destruida ni verse empañada por
premios o castigos. Aunque no es ‘inmortal’ en el sentido ordinario del término, tampoco significa
que ha dejado de existir. Convertirse en un buda y alcanzar el parinirvana escapa a nuestra compren-
sión porque va más allá de la forma como concebimos el tiempo, el espacio, etcétera, e incluso la
misma ‘budeidad’. El Buda que todos conocemos, de tez dorada, con las treinta y dos marcas mayo-
res y ochenta menores, de pies descalzos, con un cuenco en las manos e impartiendo enseñanzas a
sus discípulos, es una manifestación relativa. Cuando el Buda entró al parinirvana trascendió todos
los conceptos de género, tiempo y espacio, convirtiéndose en un ‘buda definitivo’.
Cuando visites cada uno de los cuatro sitios del peregrinaje, intenta recordar estas cuatro
características que mencionara el Buda.
LUMBINI
Muchos de los lugares sagrados están en zonas poco desarrolladas y las condiciones son muy dife-
rentes si las comparamos con las de los Alpes franceses. Cuando llegues a Lumbini, en Nepal, recuer-
da que ahí fue donde nació Siddharta y donde confrontó la verdad de los terribles sufrimientos del
nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Podemos afirmar que la ciudad de Lumbini es importante para los peregrinos budistas no
tanto porque ahí naciera el Buda, sino porque en ese lugar desarrolló la renuncia sincera, abando-
nando por completo su cómodo estilo de vida que incluía su palacio, riquezas, familiares, incluyendo
a su esposa e hijo, acto que algunas personas lo consideran cobarde; sin embargo, los que buscamos
la verdad, en ese mismo acto podemos apreciar la magnitud de su entrega y valentía. Esa audacia y
esa valentía nacieron en Lumbini.
Si tu motivación al emprender este largo viaje hasta Nepal se basa en aspiraciones espirituales,
entonces tomar fotos y visitar las imágenes y reliquias de los sitios arqueológicos importantes no te
llamará mucho la atención. Por el contrario, desearás utilizar esta valiosa oportunidad para debilitar
tus emociones perturbadas e incrementar tu mérito y sabiduría.
No hay una práctica específica que se tenga que hacer en Lumbini; sin embargo, algo que
siempre debemos hacer es tratar de seguir el ejemplo del Buda. Aspira aprender a apreciar la vejez, la
enfermedad y la muerte de la misma forma que él lo hizo, así como reunir el valor suficiente para
practicar todo lo que se requiere para trascender la vejez y la muerte. Un profundo sentimiento de
renuncia es clave en el camino espiritual; por tanto, desea de corazón que ésta crezca en tu interior para
dejar de ser prisionero de este mundo samsárico. La última encarnación del Buda como ser ordinario fue el
príncipe Siddharta; al igual que él, aspira a que esta sea tu última vida para no tener que soportar la
interminable existencia cíclica, como una abeja atrapada en una botella. Y ten siempre presente que todas
las personas, al igual que tú y sin importar lo ordinarias que parezcan, poseen la naturaleza búdica.
13
BODHGAYA
Muchas personas se sorprenden cuando visitan Bodhgaya al ver la enorme cantidad de polvo, suciedad
y pobreza que hay ahí, pero definitivamente es algo más que un simple pueblo miserable. Aunque
desafortunadamente esta atmósfera está cambiando poco a poco. Sin embargo, otras tantas, des-
pués de dejar atrás toda esa locura y entrar a la atmósfera creada por el templo Mahabodhi, experi-
mentan una sensación sublime como si cayeran en un trance. Aquí podrás ver el asiento vajra (vajra
asana, también llamado asiento diamantino), en donde después de años de estar en búsqueda de la
verdad y de seis años de experimentar un inconcebible dolor a las orillas del río Niranyana3, Siddharta
finalmente descubrió el camino medio y alcanzó la iluminación bajo el árbol bodhi.
El árbol bajo el que Siddharta se sentó fue destruido hace siglos, pero una de sus semillas llegó a Sri
Lanka y de ella crecieron varios árboles. Posteriormente, una semilla de estos árboles regresó a la India
(existen muchas historias maravillosas acerca de cómo se obtuvo esta semilla) y fue plantada exactamente
en el mismo lugar donde estaba el árbol original. El árbol de la iluminación es importante para nosotros los
budistas porque simboliza el despertar. Aunque había muchos árboles, cuevas y templos en la zona, fue
bajo la sombra de este árbol donde Siddharta se sentó y eliminó los últimos oscurecimientos mentales,
alcanzando por fin la iluminación y convirtiéndose en el liberador de los tres mundos4. Se cree que la
totalidad de los mil budas de este eón afortunado logrará la iluminación en ese mismo sitio. Con esto
podemos ver que mostrarle respeto al árbol bodhi no significa que lo veneremos como si fuéramos un
chamán, sino que reconocemos lo extraordinario del evento que tuvo lugar bajo sus ramas.
Bodhgaya no sólo es especial porque todos los budas del futuro alcanzarán ahí mismo la
iluminación. Según el budismo tántrico, todos los lugares y fenómenos externos mantienen una co-
rrespondencia con nuestros cuerpos. Los yoguis y los grandes practicantes son capaces de visitar esos
sitios sagrados, que residen en los chakras y canales de sus cuerpos, y de esa forma avanzan en el
camino hacia la iluminación. Pero para aquellos de nosotros que todavía no podemos llevar a cabo
prácticas tan avanzadas, está la opción de visitar el reflejo externo de estos lugares sagrados, cuyo
corazón está en Bodhgaya.
Una de estas historias habla de una mujer ya mayor que durante su juventud conoció al Buda
Shakyamuni. Su hijo, un exitoso mercader, le prometió que en su siguiente viaje de negocios le traería
un regalo que la haría muy feliz. Como ella sentía devoción por el Buda, le pidió una estatua que
realmente se le pareciera, pues añoraba su presencia. Su hijo entonces le hizo este encargo a uno de
los artesanos más prestigiados de la India. El artista, Vishwa Karma, se inspiró tanto con dicho proyec-
to, que hizo tres estatuas, de entre las cuales el hijo escogió una, la misma que ahora se encuentra en
el interior del templo Mahabodhi. Cuando la mujer de la historia vio por primera vez a la estatua,
3. Este es el nombre antiguo del río, ahora se le conoce como río Falgu o Phalgu.
4. Los tres mundos se refiere al reino del deseo, al reino de la forma y al reino sin forma.
14
exclamó: «¡No tiene su luminoso resplandor ni su palabra, pero aparte de eso no existe ninguna diferen-
cia entre ella y el Buda!»
La segunda de las tres estatuas, una de cuando el Buda tenía doce años, se la ofrecieron al
emperador de China, quien la incluyó en la dote que otorgó a su hija Wencheng Gongzhu cuando ésta
contrajo nupcias con el rey del Tíbet. A esta estatua se la conoce como Yowo Rimpoché, con la que Ben
Kongpo habló y que actualmente podemos ver en el templo del Yokhang, en Lhasa. El templo Mahabodhi
atesora muchas otras estatuas sumamente hermosas y sagradas, como las de Manyushri y
Avalokiteshvara, con las cuales se dice que grandes practicantes han sostenido conversaciones a lo
largo de estos siglos.
Aprovecha al máximo el tiempo que pases en este sitio sagrado, medita bajo el árbol bodhi
pues sin importar lo poco que puedas practicar, eso te ayudará a desarrollar el hábito de purificar tus
oscurecimientos y acumular mérito y sabiduría. Trae a tu mente al Buda, al Dharma y a la Sangha, y
fortalece su presencia recitando oraciones, alabanzas y sutras, así como haciendo ofrendas de todo
aquello que esté dentro de tus posibilidades. Si bien la aspiración es de suma importancia para los
principiantes, en vez de deseos mundanos de prosperidad y buena salud; tu anhelo principal debe ser
poder sentarte exactamente en el mismo lugar que Siddharta, bajo el árbol bodhi, y alcanzar exacta-
mente lo que él alcanzó. Asimismo, es importante recordar que, sin importar la cantidad ni lo salvajes
que sean nuestros pensamientos y emociones, es posible eliminarlos todos.
El Pico de los buitres y la Universidad de Nalanda están cercanos a Bodhgaya, por lo que sería
bueno intentar visitarlos. Para los practicantes Mahayana, el Pico de los buitres tiene un significado
especial ya que en ese lugar se enseñó la ciencia revolucionaria de la perfección de la sabiduría o
Prajñaparamita, la cual no sólo ha aliviado la angustia de innumerables seres sino que incluso los ha
guiado hacia la liberación.
Es triste, pero actualmente sólo quedan ruinas donde alguna vez estuvo la Universidad de
Nalanda. En sus tiempos de gloria, se erigió como uno de los primeros y más grandiosos centros
educativos de la era actual. Además, tiene un significado muy especial para los peregrinos Mahayana.
La mayoría de las enseñanzas budistas que se practican hoy en día en Corea, Japón, China y Tíbet,
originalmente fueron notas escritas por los profesores y estudiantes de esta universidad. De la misma
manera que las Universidades de Cambridge y Columbia pueden presumir de los numerosos alumnos
que pasaron por sus aulas y lograron destacar, entre quienes están científicos, escritores, presidentes y
ricos empresarios, de igual manera Nalanda también produjo un gran número de grandes genios
espirituales, como Naropa, Nagaryuna y Shantideva. Éste último fue un gran bodhisatva, maestro y
erudito de la India, famoso por su obra El Bodhicharyavatara (El camino del bodhisatva), la guía
clásica por excelencia del camino Mahayana, y cuya sabiduría ha contribuido inigualablemente a la
felicidad de millones de personas en todo el mundo.
VARANASI
En algún tiempo Varanasi, hoy conocida como Benarés, fue una ciudad cosmopolita e incluso en
nuestros días se le sigue llamando así. Es famosa por sus grandes centros de enseñanza. Por otro lado
está Sarnath, también conocida como el Parque de los ciervos, ciudad cercana a Varanasi y en donde
el Buda comenzó a enseñar todo lo que había descubierto cuando se iluminó bajo el árbol bodhi.
15
Lo que el Buda enseñó en Varanasi es que no sabemos lo que en realidad es el sufrimiento. Todo
lo que creemos que nos hará felices, o bien nos hace sufrir de inmediato, o nos coloca al borde del
sufrimiento. Resulta relativamente sencillo reconocer los sufrimientos obvios de este mundo, pero muy
difícil percibir que los ‘ratos agradables’ del samsara son en realidad sufrimiento o nos conducen hacia
él. El Buda señaló que, contrario a lo que se piensa, nuestro sufrimiento no proviene de una fuente
externa, sino que es producto de nuestras propias respuestas emocionales. Dejó claro que por mucho
que suframos y por muy reales que podamos considerar al sufrimiento y sus causas, de hecho se trata
de una ilusión y no existe inherentemente. Esta verdad que Buda nos enseñó es algo que podemos
reconocer por nosotros mismos y además, nos ha mostrado como hacerlo, dejando trazado el camino
a seguir.
Según el Mahayana, el Buda no solamente enseñó en Sarnath las cuatro nobles verdades,
sino también muchas otras enseñanzas. Así que cuando llegues a Sarnath, recuerda que fue ahí
donde por primera vez el Buda mostró el camino hacia la iluminación a personas ordinarias como tú
y como yo. Al visitar el Parque de los ciervos y recordar sus palabras; por ejemplo, la verdad del
sufrimiento, harás conexión con sus enseñanzas y con el lugar donde las impartió.
Una buena práctica que se puede hacer en todos los sitios sagrados es rendir homenaje a las
tres joyas y en especial a las enseñanzas impartidas en Sarnath, ya que son algo especialmente pode-
roso. Para rendir homenaje a las enseñanzas, todo lo que tienes que hacer es recordarlas. Desde
luego, es imposible pensar en un solo momento en las miles de enseñanzas del Buda, así que puedes
traerlas a todas a tu mente pensando: «Todos los fenómenos son impermanentes», y reflexionar en su
significado. De la misma manera que nadar en una pequeña bahía o a lo largo de la costa puede ser
lo mismo que nadar en el océano, el tener presente una sola de las enseñanzas del Buda es como si
las tuviéramos presentes a todas. También puedes leer sutras, shastras y biografías de budas y
bodhisatvas, que contienen las enseñanzas del Dharma. Básicamente, trata de recordar y de corazón
creer que existe un camino capaz de trascender el samsara y eliminar todo oscurecimiento.
KUSHINAGAR
Kushinagar es el lugar donde el Buda pasó al parinirvana, y también donde murió y su cuerpo fue
incinerado. De entre todas sus enseñanzas, pasar al parinirvana es la que mayor impacto causa en
nuestra mente, pues sobrepasa todos nuestros conceptos sobre el nacimiento, la vejez, la enferme-
dad, el tiempo, el aumento, la disminución, el samsara y el nirvana. Aquellos que todavía no recono-
cemos nuestra auténtica naturaleza, seguimos atrapados dentro de las barreras del tiempo, el espa-
cio, la cantidad y la velocidad, a diferencia de los budas, quienes han pasado al parinirvana y ya no se
encuentran regidos por ningún tipo de fenómeno dualista.
16
can y decir que «su sabor es parecido». Cuando finalmente nos demos cuenta de la sublime simplicidad
de este estado, surgirá en nosotros una enorme compasión por aquellos que continúan profundamente
dormidos, inmersos en la pesadilla de la existencia mundana.
Aunque ahora mismo no podamos alcanzar por completo el logro del despertar, el poder
vislumbrarlo resulta muy alentador y útil para los practicantes espirituales serios. Las experiencias que
nos llevan más allá de nuestras vidas ordinarias pueden ser muy inspiradoras, en especial porque el
camino espiritual es largo, arriesgado, lleno de dudas y desaliento. Vislumbrar la verdadera naturaleza
de la realidad tiene el poder de dejar una huella imborrable en nuestro continuo mental samsárico; y
esto al menos servirá como un aperitivo para el evento principal. Si dejamos una primera huella, sin
importar qué tan pequeña sea, seremos capaces de ir deshaciendo cada vez más el tejido de nuestra
vida samsárica, algo que los practicantes serios buscan.
Imagina que estás en un día de campo junto a un lago bajo un glaciar. Caminas con gran
entusiasmo hacia el lago con el propósito de nadar lejos de la orilla. Te sumerges en el lago y de
repente te das cuenta de que el agua está demasiado fría y que tus extremidades comienzan a
congelarse. Te detienes para orientarte, pero no alcanzas a divisar la orilla. Tus piernas se
acalambran y tus brazos se ponen rígidos y helados. Los segundos pasan lentamente como si
fuesen horas, mientras te vas haciendo a la idea de que vas a morir de frío o ahogado. Tras
haberte resignado a la muerte, súbitamente te encuentra un pescador local, te rescata del agua y
te conduce a tierra firme, donde una toalla y un tazón de sopa caliente te aguardan. Mientras
intentas recuperarte del hecho de que casi perdiste todo: familia, casa, pareja, etcétera, todo
comienza a tener más significado en tu vida y comienzas a darte cuenta de que no importa
cuánto poseas, la muerte puede llegar en cualquier momento y no aceptará ningún tipo de
soborno. Tristemente, este impacto desaparece con relativa rapidez y pronto, una vez más, te
sientes atraído por las ilusorias promesas de felicidad del mundo material.
El objetivo de la práctica budista es poder vislumbrar el estado del despertar. Viajar en peregri-
naje y sumergirse en la atmósfera sagrada de estos lugares, mezclándote con otros peregrinos, es
simplemente otra manera de tratar de vislumbrar este estado. Aunque en Kushinagar puedes llevar a
cabo el resto de las prácticas que hiciste en otros lugares, quizás las más significativas de todas sean
reflexionar en la impermanencia y meditar en la vacuidad.
PEREGRINAJE A LA INDIA
Viajar a la India ya es en sí un peregrinaje. Los tibetanos se refieren a la India como ‘la tierra de los
nobles’, y creo que se puede afirmar que la India ha sido y continúa siendo el país con la mayor
tendencia espiritual en el mundo. A primera vista, para una mente moderna y práctica, la nación de la
India puede parecer caótica porque siempre hay huelgas e ineficiencia, así como muchas otras cosas
características de un país del ‘tercer mundo’, y de las que los países desarrollados pueden reírse a
carcajadas. Para los modernos hombres de negocios, la ineficiencia es el resultado de la pereza, la
estupidez, la falta de sentido común y, sobre todo, la ausencia del espíritu competitivo. Sin embargo,
desde una perspectiva espiritual, la suciedad, la cultura que acepta que las vacas deambulen libre-
mente y que las ratas engorden en los restaurantes indios de moda, no es necesariamente un produc-
to de la «ineficiencia».
17
Todos los caminos espirituales, en especial aquellos que se originaron en Oriente, hacen énfasis
en la siguiente vida y no en la actual. Considerar a esta vida como lo más importante nunca ha estado
en las prioridades de los practicantes espirituales. Si un camino espiritual o una filosofía no es capaz de
ayudar a un buscador espiritual a aumentar su sabiduría a través de la comprensión de la no dualidad
y de que todo es como una mera ilusión, al menos debería debilitar su percepción habitual y alucinada
de que todo lo que ve y toca existe como algo sólido, por sí mismo y de manera lógica. De la misma
forma debería desacreditar por completo ideas como la de que todas las actividades giran en torno a la
pérdida y la ganancia, que el dinero es un dios y que lo más importante en la vida es tener una cuenta
bancaria además de cuantiosos bienes materiales. Esta filosofía es la que se enseña a los niños en
muchos países asiáticos.
Aunque desde el punto de vista económico y tecnológico, la India es considerada como una
de las naciones emergentes con uno de los crecimientos más rápidos, no debemos olvidar que tam-
bién ha sido cuna de muchos especialistas en la no dualidad. Todavía hay rastros históricos de su
influencia espiritual. Prestigiosos hijos e hijas de la India han descubierto y desarrollado extraordina-
rios sistemas éticos, espirituales y rituales; también ahí nacieron las nociones de la ‘vacuidad’ y del
‘surgir dependiente’, y durante miles de años se ha valorado el hecho de que todos los fenómenos son
una ilusión. Desde el punto de vista espiritual, incluso el reino del príncipe Siddharta era una
ilusión. Siddharta, al darse cuenta de ello, al igual que muchos otros príncipes de su época,
abandonó su palacio y sus relaciones personales, cortando por completo con las comodidades
con las que había nacido para así salir en búsqueda de la verdad.
Fotografía de Clark Lu
Me encanta esta foto. Es a la vez muy divertida y capta la intrínseca pluralidad de la India y su
entusiasmo por la innovación, al mismo tiempo que su deseo de preservar su histórica espiritualidad.
18
Lo primero que me llama la atención es la luz de neón, fría y brillante, a continuación mi ojo se
dirige rápidamente hacia el desgastado vestido verde limón que viste la maniquí de la vitrina. ¿Cómo
podríamos pasarla por alto? Eso sin contar la imagen extraordinaria de un toro echado tranquila-
mente en medio de la tienda. ¿Será una coincidencia que haya elegido descansar frente al santuario
dedicado a Shiva, que casi siempre se hace acompañar de un toro?
La tienda está muy bien cuidada, la mercancía acomodada y el piso limpio; sin embargo, hay
losetas rotas en la entrada, que probablemente han estado así durante mucho tiempo. Pero el dueño
no se ha preocupado por arreglar esa pequeña imperfección ya que la vida es corta y para él, tal vez,
hay otras muchas cosas más importantes por hacer.
Para la mayoría de las personas de nuestros días, resulta bastante impresionante que el príncipe
Siddharta haya abandonado su reino y se haya dedicado por años a una vida ascética antes de convertirse
en el Buda; pero no se dan cuenta de que no estaba solo. En el pasado, muchos de los grandes practican-
tes de la India, no solamente budistas, sino también otros que seguían caminos distintos, como el jainismo,
competían entre sí para ver quién podía abandonar sus palacios, mientras que sus homólogos de los
reinos vecinos se ocupaban en asesinar a sus familiares para tener acceso al poder. Hay una historia de un
príncipe indio que cuenta que éste se encontraba tan absorto en una discusión filosófica sobre tres grandes
caminos espirituales: el budismo, el hinduismo y el jainismo, que cuando su general le advirtió del ataque
inminente que su reino iba a sufrir por parte del reino vecino, respondió: «Un momento, primero quiero
terminar este debate». Desde luego perdió su reino. Y desde el punto de vista mundano, el rey parecía ser
un idiota, pero desde el punto de vista espiritual fue sin duda el rey más poderoso de todos.
Al final, los valores mundanos y los valores espirituales se oponen totalmente, y esto es algo
que tenemos que aceptar. En el mundo materialista, el ‘rico’ es aquel que tiene numerosas propieda-
des, negocios y mucho dinero. En el mundo espiritual se define ‘rico’ como la satisfacción perfecta,
recordándonos que somos ricos cuando nuestras mentes dejan de torturarnos con pensamientos
acerca de todo lo que nos hace falta.
19
Por toda la India podemos encontrar sadhus, buscadores espirituales que rara vez tienen más
de cien rupias en la bolsa. A menudo son delgados, de tez oscura y un tanto mugrientos, pero no por
ello necesariamente ignorantes o incultos. Por ejemplo, hay sadhus graduados de la escuela de leyes
de la Universidad de Harvard que lograron formar un patrimonio considerable para su familia, pero
que más tarde regresaron a la India para seguir el camino espiritual. Por supuesto, también hay
charlatanes disfrazados de sadhus; sin embargo, los indios siempre respetan a aquellos con aparien-
cia de buscadores espirituales, sin importar que sean falsos o no, son hospitalarios con ellos, especial-
mente en los lugares sagrados.
Para alguien que va de peregrinaje, el caos de la India es una gran bendición porque realmente
nos obliga a abrir los ojos. Imagina lo cómodo y monótono de ir en peregrinaje por autopista de San
Francisco a Los Ángeles, o por o la «autobahn» de Munich a Frankfurt; definitivamente no tendría el
mismo impacto. ¿Qué pasaría si todos los lugares sagrados se convirtieran en sitios extremadamente
limpios, con aire acondicionado, exposiciones resguardadas con cristales, luces y guardias uniforma-
dos, como en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York? ¿Qué sucedería si nunca se viera a
monjes practicantes, a mendicantes o a insistentes vendedores ambulantes, lugares de cremación a
cielo abierto donde pululan las moscas, o vacas sagradas y monos que obstruyen las carreteras? Si
todo fuera igual en este mundo, estos lugares no tendrían nada de especial. Por eso su pérdida sería
incalculable.
No importa a dónde vayamos, en todos lados la gente es la que crea el ambiente y las
condiciones, proporcionándole a ese lugar en específico una energía muy particular. Tomar un café
es ‘cool’ o una ‘búsqueda profunda’ dependiendo del tipo de personas con las que nos reunamos. Es
muy poco probable que una fiesta rave a la que asisten sólo dos adolescentes y trescientos adultos
mayores de sesenta años, cumpla con su objetivo. ¿Y qué podemos decir de personas como noso-
tros, cuya mente y percepción no son muy flexibles que digamos? Un lugar sagrado se vuelve podero-
so por la devoción y la veneración colectivas, no por el hecho de cubrirlo con muchas alfombras al
mismo tiempo.
En los últimos dos mil quinientos años, las enseñanzas del Buda se han extendido por toda
Asia, adaptando la práctica budista a diferentes culturas. Una de las prácticas tradicionales de la India
que más se han adoptado es colocar objetos sagrados dentro de representaciones del Buda, como
estatuas y estupas bendecidas. De acuerdo con el Tantrayana, estas estupas se consagran a través de
rituales específicos; sin embargo, el Tantrayana también cree que el tipo más poderoso de consagra-
ción es la devoción sincera hacia las enseñanzas del Buda. Por lo tanto, al visitar un sitio sagrado
imagina que la devoción es lo que en realidad bendice la zona, volviéndolo un lugar sagrado y
beneficioso para los seres que lo visitan. El propio Buda dijo: «Estaré frente a cualquiera que piense en
mí». Imagina lo que pasaría si Bodhgaya se convirtiera en un Disneylandia, con boletos de ingreso y la
explotación dirigida al consumidor que se ofrece en los monumentos famosos cuando son gestiona-
dos por equipos profesionales. El impacto en los visitantes sería bastante distinto.
A veces me pregunto si los templos en Kyoto, cuya belleza es espectacular, podrían algún día
transformarse en algo que emane verdaderamente el sentido de lo que significa la espiritualidad. Los
templos zen del Japón son tan perfectos y están siempre tan ordenados, exquisitamente iluminados,
minuciosamente y elegantemente ordenados, que nunca se podrá encontrar algo similar en la India.
Incluso colocar una flor tiene que ir de acuerdo con su alta estética. Las señales que nos indican donde
20
dejar los zapatos y el camino a seguir, son discretas pero inconfundibles. Todo se siente maravillo-
samente fresco, como si estuviéramos visitando un museo bien cuidado en lugar de un centro
espiritual. Creo que siempre me he dejado llevar por la perfección estética en lugar de por las
bendiciones.
Hasta hace poco, toda clase de vida espiritual en China había declinado con rapidez; de
hecho, los chinos estuvieron a punto de perder por completo su conexión con los valores espirituales
durante el siglo pasado. En los últimos años, de nuevo ha resurgido el interés por el budismo y
muchos de los templos que por años permanecieron cerrados están volviendo a funcionar como
refugio de cientos de miles de chinos devotos. En verdad espero que su devoción y sus aspiraciones
consagren estos lugares sagrados recién abiertos, y que el visitar sitios sagrados en China vuelva a
tener significado. De lo contrario, lugares como el monte Putuoshan en Shanghai y, en cierto modo,
el monte Wu Tai Shan en Shanxi, sólo serán trampas para atraer a los turistas; donde el brillo y la
chispa de sus clubes nocturnos y hoteles de cinco estrellas pueden sobresalir por encima de los
mismos templos.
La India, por el solo hecho de ser ella misma, nos abre los ojos y desmantela nuestros razona-
mientos habituales, así que aprovecha cualquier oportunidad para ver absolutamente todo. No
huyas de lo desconocido, convive con el cuenta-cuentos, con los que limpian los oídos, con los
masajistas, los limpiadores de zapatos y con los vendedores junto a la carretera, que seguro te sor-
prenderán con ejemplares de libros que no podrás encontrar en Nueva York o en Sydney. Las calles
de la India nos muestran todo sobre la experiencia humana, que va desde los brillantes colores y los
olores exóticos de los mercados de especias, los magníficos monumentos de mármol y los gráciles
movimientos de los elefantes trabajando, hasta los cuerpos de personas muertas que yacen tirados en
el suelo, los perros sarnosos y la pobreza desgarradora. La vida y la muerte están ahí, al unísono.
Cada experiencia de alegría o de dolor es distinta y puede vivirse verdaderamente, sin anestésicos que
las adormezcan. Ciertamente nunca llega a ser algo aburrido.
Aunque muy pocos tendrían el valor suficiente para hacerlo, me gustaría que los padres lleva-
ran a sus hijos a los sitios sagrados de la India cuando todavía están en la adolescencia, ya que al
menos así por una vez en sus vidas estarían frente a frente con la cruda realidad en la que vivimos. Hoy
en día la mayoría de los niños están tan sobreprotegidos y mimados que saben muy poco de la vida
fuera de sus burbujas. Y, por lo general, aquellos no tan consentidos disponen de demasiado tiempo
para pensar qué tan gordos o delgados lucen, si sus zapatos deportivos se ven bien, o si deberían
cambiar el look de su cabello. En contraste, millones de niños en la India viven en la calle y no
disponen de tiempo libre, siendo su principal prioridad la supervivencia. Para ellos un par de zapatos,
aunque sea cuatro tallas más grande y con agujeros, es un lujo. Mientras que la mayoría de los niños
en la actualidad sólo piensan en la muerte cuando ven una película o juegan con un videojuego, los
niños pobres en la India constantemente sienten su sombra.
Siempre resultará beneficioso para los que acaban de iniciar su camino espiritual, contar con
fuentes de inspiración distintas a las enseñanzas orales o a los libros. Por eso la visita de los lugares
sagrados en la India es una gran oportunidad de recibir inspiración. Por ejemplo, puedes hallarla en
los sadhus hinduistas que dedican sus vidas al desarrollo espiritual y cubren sus cuerpos desnudos con
cenizas; en los monjes tibetanos que se postran incontables veces al día sobre el suelo polvoriento; en
la sensación de paz y serenidad creada por los monjes Theravada cuando meditan mientras caminan;
21
en la quietud de los monjes japoneses cuando meditan profundamente (samadhi); en la belleza de los
cientos de miles de ofrendas de luz; en la música espiritual que llena todo el ambiente; y en la oportunidad
de sentarte apaciblemente bajo el árbol bodhi igual que el Buda.
Es común encontrarse con practicantes provenientes de lugares tan lejanos como Lhasa, que se
han postrado a lo largo del continente. Su práctica, al igual que la de otros peregrinos, reviste a lugares
como Bodhgaya, Lhasa y Shwedagon de una energía tal que incluso puede llegar a conmover al corazón
más duro.
Para la mayoría de las sociedades de los países desarrollados, un monje o cualquier otra persona
que dedique su vida a la práctica espiritual es una carga ya que no aporta económicamente. Cuando se
los encuentran en la calle, muchos los ven con desagrado, como si vieran una araña u olieran un mal olor.
Lo irónico de esto es que los sadhus y los monjes han tomado el voto de no dañar al mundo, en contraste
aquellos que se gradúan con honores en algún post grado y cuya tóxica forma de vida le ocasiona
estragos al medio ambiente al viajar en aviones privados. Ellos, con el pretexto de ‘ayudar a los demás’,
conducen a la economía mundial hacia la desmedida explotación de los recursos naturales, la producción
excesiva de objetos innecesarios y al empleo de las masas en labores terriblemente monótonas.
Durante cientos de años, valientes practicantes chinos y tibetanos dedicaron gran parte de sus
vidas a viajar a la India, sin importar la distancia y el peligro, para visitar la tierra donde el Buda y grandes
bodhisatvas alguna vez vivieron. Muchos de ellos, después de varios meses de viaje, al llegar a Bodhgaya o
a Lumbini experimentaron inesperadamente notables logros espirituales, visiones y sueños. Existen historias
maravillosas que cuentan las experiencias de estos peregrinos: como aquellas en las que hablan con
estatuas de piedra, disipan sus dudas tras contemplar ciertas imágenes sagradas, o son acariciados en el
rostro por una brisa fresca al entrar en un templo. Han sido muchos los practicantes que han quedado
impactados tras observar el sitio donde el Buda se sentó bajo el árbol bodhi, en una piedra lisa y no en un
lujoso sillón italiano o un trono de jade. Ahí él puso fin a su ciclo de renacimientos incontrolados, eliminan-
do por completo el sufrimiento y convirtiéndose en el Yina, es decir, el Victorioso. Se dice que en ese mismo
lugar el buda por venir, Maitreya, alcanzará los mismos logros.
Es importante que recordemos que realizar un recorrido por los lugares sagrados budistas no va a
resolver de buenas a primeras todos nuestros problemas, ni que tampoco nos va a hacer alcanzar la
iluminación instantáneamente; sin embargo, como seres humanos, las causas y condiciones que ahora
creemos siguen siendo vitales. Como lo dijo el Buda: «Todos los fenómenos están condicionados, y dichos
condicionamientos dependen de la motivación». El condicionamiento y la motivación son el motor que
pone en marcha la existencia cíclica o samsara; cuando nos liberamos de ellos, también lo hacemos del
ciclo interminable de nacimiento y muerte, alcanzando así el gozo conocido como nirvana. En todos los
niveles, el condicionamiento ejerce en nosotros un tremendo impacto; por ejemplo, podemos ver que
somos fuertemente controlados por la manera en la que elegimos vestirnos, educarnos, regirnos política-
mente, alimentarnos, relacionarnos con determinadas personas y frecuentar ciertos lugares. Por lo tanto,
los sitios sagrados que visitemos durante el peregrinaje también ejercerán un fuerte condicionamiento o
influencia positiva en todos nosotros.
22
rías desear que tu viaje, de un modo u otro, te recuerde constantemente todas las grandes y nobles
cualidades del Buda, ya que sin duda será la causa de la purificación de tus aflicciones y de acumula-
ción de méritos. Tal vez al comienzo y debido a nuestras habituales proyecciones mentales, la idea de
desarrollar una buena motivación nos haya parecido fácil. Después de todo, ¿qué tan difícil puede
ser? ¿Qué problema hay si la motivación sólo es un pensamiento y no una acción? No obstante,
déjame decirte que sólo cambiarás tu actitud si comienzas a trabajar con tu mente. Es sorprendente
que a la mayoría nos sea realmente difícil generar una motivación correcta.
Conforme vayas mejorando, serás capaz de generar una motivación adecuada desde el mo-
mento en que comiences a planear el viaje. Sentirás mayor emoción cuando empaques y vayas a
comprar las pastillas contra la diarrea, pues todo lo que hagas formará parte del proceso que te
llevará al lugar donde el Buda vivió y enseñó. Podrás ver y tocar la tierra donde vivieron y enseñaron
muchos de los grandes bodhisatvas. En nuestros días, las personas se van de vacaciones a Hawai para
tener un viaje romántico, a Hong Kong para ir de compras, o a Roma y Londres para hacer un
recorrido cultural. En esta ocasión, viajarás a la India porque te inspiran las memorables hazañas
espirituales llenas de valor de los habitantes de esas tierras, entre los cuales no sólo se cuentan budistas
sino también maestros y seguidores de otras tradiciones espirituales.
Desde luego, para la mayoría de nosotros el Buda es nuestro maestro y nuestra principal fuente
de inspiración, y aunque nos cautive la descripción de su tez dorada y la protuberancia en su coronilla
(ushnisha, una de las treinta y dos marcas mayores), todos estos detalles en realidad no tienen mucho
que ver con nuestra fe en él. Lo que realmente hace que surja devoción en nosotros son sus enseñanzas,
así como todos los métodos lógicos que enseñó para revelar la verdad. Como budistas, nuestro objetivo
último no es simplemente convertirnos en sus seguidores, sino alcanzar el mismo estado que él logró:
convertirnos en seres iluminados. Por lo tanto, todo lo que hagamos, incluyendo un peregrinaje, debe
estar motivado por nuestro deseo de alcanzar la iluminación.
La base principal del método espiritual para descubrir la verdad, la atención plena plena, tiene
escasas causas. Los seguidores del Buda hacemos todo lo posible para recordar, sostener y fortalecer
nuestra atención plena. Para tenerla presente echamos mano de distintos métodos y recordatorios;
por ejemplo, visitar templos, colgar una imagen del Buda en la sala, recitar sutras y mantras, así como
escuchar, contemplar y meditar en sus enseñanzas. Cualquier método que nos lleve a practicar la
atención plena es bienvenido. Por eso, si llegamos a visitar los lugares sagrados debemos aprovechar
dicha oportunidad al máximo para desarrollar nuestra atención plena.
23
SEGUNDA PARTE
La Práctica
ACUMULACIÓN Y PURIFICACIÓN
24
los altera o desvía de la verdad definitiva, la realidad última. Cultivamos la sabiduría si escuchamos las
enseñanzas auténticas, las contemplamos y, finalmente, meditamos en ellas. Desarrollar sabiduría es
vital, pues sin ella no es posible liberarse de los oscurecimientos mentales.
Resulta extraño que a pesar de que la acumulación de mérito sea algo sencillo, en especial
para personas como nosotros que estamos dentro del camino Mahayana, rara vez nos involucremos
en ella. Por ejemplo, si le ofrecemos al Buda un solo pétalo de flor, acumulamos mérito, pero si lo
dedicamos para la felicidad de todos los seres, se multiplicará miles de millones de veces. Y si además
aplicamos la sabiduría que comprende la vacuidad, al reconocer que la flor (la ofrenda), el Buda (a
quien se le hace la ofrenda), y nosotros (los que la realizamos), no somos más que simples ilusiones,
entonces no solamente acumulamos una gran cantidad de mérito, sino también muchísima sabiduría.
De esta forma, ofrecer un solo pétalo puede acercarnos a la sabiduría.
Los oscurecimientos de nuestra mente impiden que completemos nuestro camino espiritual
y por eso debemos eliminarlos. Son hábitos muy arraigados y recurrentes que engendran en nosotros
falsas expectativas y, por lo tanto, sufrimiento, miedo y dolor.
Si lo analizamos con detenimiento, veremos que lo que la gran mayoría de nosotros anhelamos,
aquello que deseamos y por lo que luchamos constantemente, es ser totalmente autónomos e
independientes. Nuestro mundo ideal es aquel donde no necesitemos de nada ni de nadie, en el que
no nos digan qué tenemos que hacer, nos pidan favores o nos vigilen. En suma, deseamos hacer lo
que nos place, a la hora que queremos, y sin el menor esfuerzo.
Desde un punto de vista mundano, esta búsqueda de libertad ha dado pie a un sinnúmero de
actividades, como por ejemplo, a que las amas de casa deleguen las arduas y frustrantes labores de
limpieza a otras personas, o a que se inventen artefactos tales como la aspiradora. Pero al delegar
tareas domésticas al personal de limpieza, tienen que asegurarse de que hagan bien su trabajo.
Teniendo siempre presente el logro de la libertad completa, algunas personas se han reunido para
25
trabajar en favor de un mismo ideal universal: el respeto a los derechos humanos, la democracia, el
comunismo o el apoyo al progreso de la ciencia y la tecnología. Tal vez no seamos capaces de
ponernos de acuerdo acerca de un único método; sin embargo, la humanidad en general está orientada
hacia un mismo objetivo: la liberación absoluta sin ningún rastro de dependencia.
La liberación también es la meta del budismo; no obstante, la definición de ‘libertad’ que nos da
el Buda va mucho más allá de lo que significan conceptos tales como democracia, derechos humanos
y demás. Desde la perspectiva espiritual, sólo podremos experimentar la libertad cuando nos hayamos
desprendido de todas nuestras obsesiones, ‘ismos’ y puntos de vista. Aunque todos ansiamos la libertad,
el Buda dice que por ignorancia no sabemos cómo crear sus causas y que, por el contrario, solemos
cultivar lo opuesto, es decir, constantemente creamos las causas que nos alejan de ella. Somos como el
pez que se traga el anzuelo en su deseo por satisfacer el hambre, como la polilla que se quema al
dejarse hipnotizar por la llama de una vela, o como el venado que sucumbe en la trampa del cazador
atraído por la dulce melodía de su flauta. En nuestro afán por experimentar un poco de felicidad temporal,
continuamos sumergiéndonos imprudentemente en historias de amor que pronto se convierten en
historias de terror, y en donde el objeto de nuestro apego termina por destruirnos.
Nosotros mismos nos imponemos limitaciones al sostener conceptos tales como la democracia,
los derechos humanos y muchos otros con los que rellenamos nuestras vidas, terminando por volvernos
cada vez más dependientes. Es claro como el agua que ninguno de nosotros es libre; vivimos bajo la
opresiva dictadura de nuestros hábitos y emociones, los cuales se ven fortalecidos por nuestro medio
ambiente, y dictan cada uno de nuestros movimientos. Todo lo creado en el mundo, desde el iPhone
hasta la lencería de seda, han sido creados con la finalidad de estimular nuestras esperanzas o de
mitigar nuestros miedos, fortaleciendo así nuestra dependencia. De vez en cuando, sólo unos cuantos
de nosotros somos capaces de vislumbrar la raíz de la esclavitud en la que hemos caído y romper las
cadenas de la costumbre y de las emociones. Otros, desesperados, intentamos contemplar la verdad
disipando las ilusiones mundanas que nos mantienen cautivos pero, como carecemos del mérito
suficiente, la fuerte corriente de nuestras aflicciones y hábitos termina por arrastrarnos y sumergirnos
todavía más en el espeso pantano de la distracción.
Para los principiantes acumular mérito requiere de cierto esfuerzo; por ejemplo, tal vez un
peregrino de California quiera ofrecer flores de su jardín. Su mérito no aumenta porque las flores sean
de California, sino por el esfuerzo que invirtió para hacerlas llegar hasta la India, protegiéndolas a lo
26
largo del trayecto e invirtiendo recursos durante el proceso. De igual manera, ofrecerle al Buda las flores
que le compramos a una niña en alguno de los sitios sagrados de la India incrementará nuestro mérito;
si tenemos la motivación de ofrecer las flores compradas a la triple joya, esto hará que se establezca
una conexión entre ellas y la persona que nos las vendió. Esta clase de motivación es un método
poderoso para acumular mérito ya que se está utilizando el mérito propio para hacer que otros establezcan
una conexión con el Buda, el Dharma y la Sangha.
LAS PRÁCTICAS
Si bien el budismo ofrece una amplia variedad de prácticas rituales, sadanas y plegarias escritas por los
grandes maestros del pasado, la acumulación de mérito y la purificación de las emociones perturbadas
no dependen exclusivamente de ellas. Si prefieres prácticas más sencillas, aquí hay algunas que puedes
realizar en los lugares sagrados y acumular así una gran cantidad de mérito.
Imagina que acabas de llegar a Lumbini. Lo primero que deberías hacer es limpiar la basura
que hay alrededor de la estupa. No es necesario recoger toda la basura del sitio, sino solamente la de
un área pequeña, algo así como la de dos metros alrededor. En lugar de molestar a otras personas
para que te traigan utensilios de limpieza, utiliza tus propios pañuelos desechables y luego, en caso de
que dispongas de perfume, rocía el aire con él, presenta ofrendas y haz tu práctica.
Las substancias tradicionales de ofrecimiento son: agua, flores, incienso, comida y luz, aunque
no necesariamente tienen que ser abundantes. Si sólo cuentas con una vela, eso es suficiente. En
realidad, no importa tanto la cantidad que ofrezcas, sino el esfuerzo y la devoción que imprimas al
acto. Puedes colocar las ofrendas sobre alguno de los pilares y acomodarlas de manera que sea
agradable a la vista. Aunque sólo dispongas de dos velas y cuatro pétalos, puedes colocarlos de tal
manera que luzcan como una ofrenda hermosa.
Una vez que se purificó el ambiente y se presentaron las ofrendas, puedes hacer una meditación
corta o recitar la oración de la toma de refugio o cualquier otra oración que sea de tu agrado. Al
27
terminar, no debes dejar basura o tirar al suelo las bolsas o envolturas de plástico de las ofrendas. Si ves
basura que otros han tirado, es bueno que la recojas; al hacerlo acumularás una gran cantidad de
mérito. Ten en cuenta que el punto no es limpiar completamente el sitio, sino purificar tus oscurecimientos.
Te encontrarás con muchos otros peregrinos que también harán ofrendas en los mismos sitios
sagrados a donde vayas, en especial en Bodhgaya. Tal vez algunos quieran hacer ofrendas muy
llamativas, y esto propicie celos y envidia en aquellos con menos recursos. Las ofrendas ostentosas
hechas con orgullo no sólo evitan la acumulación de mérito, sino que crean karma negativo. Por lo
tanto, ante todo debes practicar la humildad, y no querer hacer ostentación de la propia riqueza o
llamarla atención al realizar ofrendas.
28
Recordar a las tres joyas es pensar en la realidad que nos rodea, en la verdadera naturaleza de
todos los fenómenos. Los principiantes podemos comenzar pensando en el Buda Buda; por ejemplo, recordar
sus distintos nombres es una práctica muy poderosa. Podemos reflexionar en las diferentes historias
que nos narran su vida, como aquella en la que aún siendo el príncipe Siddharta cortó su hermosa
cabellera. Al hacerlo seremos capaces de llegar a comprender la naturaleza de la realidad y de todos
los fenómenos. Pensar en el Buda de una manera más profunda es aceptar que todos los seres y no
sólo los seres humanos, contamos con una bondad innata dentro de nosotros llamada ‘naturaleza
búdica’; tomar esto en cuenta es semejante a tomar refugio a un nivel último.
Relativamente hablando, se puede tomar refugio imaginándose al Buda sentado bajo un árbol en los
exuberantes jardines de Lumbini, o repitiendo mentalmente su nombre o el de aquellos que tuvieron
relación con él; por ejemplo, el de la reina Maya, su madre, o el de Mahaprayapati, su tía, quien tras
la muerte de su madre cuidó de él y más adelante se ordenó, convirtiéndose así en la primera monja.
O el nombre de su padre, el rey Shudodana. También podemos imaginar los senderos por los que
caminaba, donde las patas de los elefantes adornadas con joyas pisaban sobre la alfombra de pétalos
dispuestos para el paso de la familia real. O imaginar la música de una tambura llenando el ambiente.
Imaginemos al Buda doblando su túnica con suavidad mientras lava su cuenco de mendicante de
madera en el agua fría y clara, a la vez que repetimos estos nombres en nuestra mente. O quizás
prefieras recitar su mantra:
Al recordar el Dharma no te limites a leer solamente los textos sagrados, ya que es mucho más
importante tener presentes las verdades que el Buda enseñó; por ejemplo, que todos los fenómenos
compuestos son impermanentes, que todos finalmente tendremos que morir, que todas las riquezas y
propiedades que hayamos acumulado en vida terminarán por dispersarse, que todo lo que hayamos
construido se derrumbará, y que irremediablemente llegará el momento en que tendremos que
separarnos de todos aquellos a los que hemos conocido. También recuerda que la naturaleza de
todos los fenómenos es la vacuidad y que la manera en la que las cosas aparecen, no es la forma en
la que realmente existen; que lo que ves en el mundo es resultado de tu propia percepción y, por lo
tanto, no existe de manera absoluta o verdadera.
Cuando pienses en la Sangha recuerda a la comunidad de practicantes del camino que conduce
hacia la verdadera sabiduría y que han desarrollado conscientemente el amor, la compasión y la
bodhichita.
Tomar refugio en la las tres joyas implica rendirse y obtener protección; por ejemplo, cuando llueve
nos cubrimos con un paraguas para no mojarnos. De la misma manera, si no queremos experimentar
dolor ni pasar por los constantes sufrimientos que provocan los engaños, debemos refugiarnos en la
verdad, la cual no nos decepcionará, como los refugios falsos a los que hasta ahora hemos recurrido.
El resultado de tomar refugio es que logramos comprender que todos los fenómenos son impermanentes
e ilusorios, que el mundo que nos rodea es resultado de nuestra propia percepción, y que tanto a nivel
intelectual como práctico, la percepción de todos es diferente. Si continuamos negando la verdad,
seguiremos llorando igual que un niño llora cuando las olas destruyen sus castillos de arena.
29
Tradicionalmente, los practicantes combinan la práctica de la toma de refugio con las postraciones
físicas como antídoto contra el orgullo. Podemos postrarnos extendiendo todo el cuerpo en el suelo, o
solamente tocándolo con nuestras cuatro extremidades y la frente, la parte más elevada de nuestro
cuerpo. Al hacerlo, simbólicamente nos estamos rindiendo a la protección del Buda, el Dharma y la
Sangha, ofreciéndoles el mayor tesoro que tenemos: nuestro cuerpo, palabra y mente.
Para tomar refugio comienza haciendo tres postraciones en un lugar donde no obstruyas el
paso. Después, sentado visualiza frente a ti a todos los budas y bodhisatvas, aunque si te resulta difícil
de hacer, pues es muy raro que alguien sea capaz de verlos físicamente, trata de imaginar su presencia
de manera vívida y no como simples imágenes inanimadas. Estos seres iluminados están llenos de
sabiduría y pueden percibir todo lo que sucede en el samsara, no hay nada que desconozcan sobre el
pasado, presente o futuro, y su compasión es infinita y veloz como el rayo, en especial con seres
ignorantes y llenos de aflicciones como nosotros. Asimismo, tienen gran habilidad para guiarnos
fuera de la existencia cíclica.
Se dice que un buda tiene treinta y dos marcas mayores y ochenta menores, lo cual es una
manera simbólica de explicar a seres con limitaciones como nosotros diversas ideas filosóficas. En
realidad, las cualidades del cuerpo, la palabra y la mente de un buda, así como sus acciones, son
ilimitadas. En otras palabras, en toda la existencia samsárica, no encontraremos una sola cosa que
«no sea el Buda». Y para aquellos que han acumulado suficiente mérito, incluso la caída de una hoja
en otoño podrá inspirar la renuncia y la devoción. En este caso, la hoja en sí misma podría considerarse
como una manifestación del Buda. Aunque la palabra ‘buda’ evoque en la mayoría de nosotros la
idea de un individuo, y puesto que estos sitios sagrados están relacionados con la historia del príncipe
Siddharta, resulta natural que veamos al Buda como un ser humano. Al hacer esto lo delimitamos,
aunque en última instancia es imposible ponerle límites pues no está sujeto al tiempo, lugares o
género algunos. Esto significa que si llegamos a ver o a escuchar algo que haga surgir en nuestra
mente la sabiduría, el amor, la compasión o la bodhichita, podemos decir que es una manifestación
del Buda. Tal vez resulte práctico visualizar al Buda con tez dorada, hábitos de monje, haciendo el
mudra bhumisparsha5 y rodeado de todo su séquito, es decir, de bodhisatvas vestidos con finos ropajes,
arhats, monjes y practicantes laicos. Elije cualquier imagen que sea de tu agrado; por ejemplo, puedes
inspirarte en thangkas tibetanas, pinturas chinas, o incluso en imágenes de la cultura india.
Nuestro deseo es que aparezca el Buda como nuestro objeto de refugio, así que imaginemos
que está de pie o sentado frente a nosotros, como alguien vivo y real, y tomemos refugio en él. Si lo
deseas, puedes circunvalar la estupa, el templo o el lugar sagrado que estés visitando, como un gesto
simbólico de tu deseo de obtener todas las cualidades de un ser iluminado. Para fortalecer nuestra
práctica, puede ser útil recitar el Sutra que evoca las cualidades de las tres joyas:
¡Homenaje al Omnisciente!
30
Dotado de introspección y digno de reverencia, ha alcanzado el estado de total alegría.
El conocedor del mundo entero, el insuperable guía que apacigua a todos los seres, el maestro
de dioses y humanos, éste es el Buda Bagaván.
31
El Dharma expuesto por el Buda muestra claramente la manera de transformar la mente, hace
que surjan la renuncia y las causas de la perfecta iluminación.
No tiene contradicciones y lo abarca todo,
conduciendo hacia la cesación de todo tipo de incertidumbre.
Acumulamos una gran cantidad de mérito al leer los sutras en voz alta o en silencio, así que no hay
duda que si lo hacemos en los lugares sagrados tendrá un mayor efecto. Podemos tomar refugio
recitando cualquier oración en la que hallemos inspiración, por ejemplo:
32
Hasta que alcance la esencia de la iluminación,
me refugio en los Budas,
me refugio en el Dharma,
y en todos los Bodhisatvas.6
Como alternativa, quizás te resulte más efectivo recitar espontáneamente tus propias oraciones.
Los dos elementos principales que deben incluirse en toda oración de refugio son nuestra aspiración
de tomar refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha, y de solicitar su protección. No es necesario que
la oración sea una elegante composición literaria, un poema, ni nada por el estilo; simplemente
expresemos con nuestras propias palabras nuestro deseo de recibir protección y ayuda. Puedes decirla
en silencio en caso de que seas tímido y no desees hacerlo en voz alta.
Tomamos refugio en el Buda como nuestro guía, en el Dharma como el camino a seguir y en la
Sangha como los compañeros que nos apoyan a lo largo del sendero, y solicitamos nos protejan de
obstáculos ordinarios, como ser contagiados por algún virus o infección, sufrir un accidente automovilístico
o cualquier otro contratiempo, como ahogarnos con un palillo de dientes. Pero lo más importante es pedir
que nos protejan de nuestro egocentrismo, apego insaciable, inmensa ignorancia, enojo destructivo, mente
neurótica, pensamiento dualista, percepción impura y todo tipo de obstáculos que nos oscurecen.
Muchas veces, como principiantes, tomamos refugio en el Buda como si fuera un salvador o
un dios, y por lo tanto nuestras oraciones pueden volverse un poco miserables. De hecho, y en cierta
manera, no hay razón para dejar de pedir en nuestras oraciones bienestar mundano, como gozar de
buena salud, disfrutar de relaciones armoniosas, tener éxito en los negocios o que gane nuestro
equipo de fútbol. Después de todo, perder un partido de fútbol fácilmente nos puede alterar la vida y
hacer que durante semanas dejemos de pensar en el Dharma. Por lo tanto, si bien aspirar solamente
al bienestar físico, la riqueza personal y la Copa de la Liga de Campeones no es el enfoque de alguien
que realmente desea trascender la vida mundana, es importante recordar que seguimos siendo humanos
y que la mayoría de nosotros busca la felicidad ordinaria. Sin embargo, podemos cambiar un poco el
énfasis de nuestras oraciones ordinarias; por ejemplo, cuando aspiramos a gozar de buena salud
hagámoslo pensando en dedicar más tiempo a ayudar a los demás, o si deseamos disfrutar de
mayores recursos económicos que sea para poder compartirlos con otros. Así algo que comenzó
como un simple deseo egoísta se convertirá en fuente de beneficio para todos. Lo ideal sería incluir
siempre en nuestras oraciones a todos los seres, o al menos a nuestros amigos y a todos nuestros
conocidos. No sólo oremos para que tengan éxito en sus actividades mundanas, sino también para
que tengan conexión con el Dharma, alcancen la iluminación y liberen a miles de millones de seres.
Para hacer que nuestra toma de refugio sea más profunda, al término de nuestras oraciones
imaginemos que todos los budas y bodhisatvas se disuelven en nosotros, volviéndonos inseparables
de ellos. Intentemos permanecer en ese estado por unos momentos. Este último paso es sumamente
importante porque nos recuerda que, a nivel último, los objetos de refugio no son un protector
externo todopoderoso que nos juzgue, castigue o premie con un lugar dentro del paraíso.
6. En la versión inglesa de este libro, se tomaron las citas de «The Way of the Bodhisattva»
(Bodhicharyavatara) de Shantideva, del Padmakara Translation Group. En la versión española la
mayoría se tomaron de «La práctica del Bodisatva» del Grupo de Traducción Padmakara, publicado por
Ediciones Dharma. Esta frase es del capítulo 2, verso 26.
33
Sobre la base de la toma de refugio, si somos practicantes Mahayana tomamos el voto del
bodhisatva. Por lo general, cuando los grandes maestros visitan los sitios sagrados, aprovechan la
oportunidad al máximo y renuevan el voto del bodhisatva. Según la tradición Mahayana, antes de
hacerlo es importante acumular mérito, para lo cual recitamos la oración de las siete ramas.
Un ejemplo de estos métodos extraordinarios es la oración de las siete ramas, en donde cada una
de ellas sirve para un propósito específico además de ser siete maneras distintas de acumular mérito: con la
postración, el ofrecimiento, la confesión, el regocijo, la petición a los budas de que hagan girar la rueda
del Dharma, la petición a los budas de que no pasen aún al parinirvana, y la dedicatoria del mérito
acumulado. Podemos recitar cualquier versión de las siete ramas que haya en los sutras y las distintas
prácticas budistas.
POSTRACIÓN
Hacemos postraciones para romper una de nuestras barreras más duras: el orgullo. Las cualidades
iluminadas no pueden crecer en alguien orgulloso; además, sin ellas es muy difícil llevar a cabo las actividades
de un bodhisatva. El orgullo nos hace inseguros y propensos a actuar con hipocresía.
Imaginemos que podemos multiplicar nuestro cuerpo en miles de millones de cuerpos, y que éstos
se postran ante los objetos de refugio. El Buda dijo que al hacer esto cada uno de estos cuerpos acumulará
exactamente la misma cantidad de mérito.
34
OFRENDA
El antídoto contra la tacañería es hacer ofrendas. La raíz de un estado mental mezquino es la actitud de
sentirse pobre, pero tiene poco que ver con ser pobre ya que muchas personas en el mundo tienen
muchos recursos materiales y aun así constantemente sienten que les falta algo. Uno de los efectos
secundarios de la tacañería es ser avaro, y una persona avara nunca podrá desarrollar las majestuosas
cualidades que se requieren para atraer a los demás.
La familia de Chandragomin era tan pobre que sus padres, hermanos y hermanas se vieron
obligados a mendigar comida para no morir de hambre. En cierta ocasión, Chandragomin vio en un
templo una estatua de Avalokiteshvara, por la cual sintió una gran atracción debido a su expresión
compasiva, consiguió unos cuantos granos de arroz y los colocó en la mano de la estatua. Para su
sorpresa, todos los granos que ponía se caían al suelo, llenándose de polvo. Chandragomin comenzó
a preocuparse porque quizás Avalokiteshvara no quería aceptar su ofrenda, y continúo buscando
más y más granos de arroz en sus bolsillos, hasta que al final se le acabaron. Chandragomin se sintió
confundido, con lágrimas en los ojos y lleno de pena le dijo a Avalokiteshvara: «Ya no tengo qué
ofrecerte». En ese momento y debido a la fuerza de su devoción, la estatua de Avalokiteshvara cobró
vida, le abrazó y dio consuelo.
Desde luego que hacer ofrendas materiales es algo que todos debemos hacer, pero quizás las
ofrendas que imaginamos son aún más importantes. Visualiza mentalmente montañas de ofrecimientos
tradicionales, así como cualquier otra cosa que consideres hermosa, de valor, deseable o extraordinaria;
por ejemplo, las cataratas del Niágara en Canadá, la ciudad prohibida de Pekín, una geisha bailando
con una elegancia seductora o un fornido marino uniformado de los Estados Unidos. Echa a volar tu
imaginación y no limites tus ofrecimientos sólo a los objetos que tu propia cultura tenga en alta
estima.
35
Las fragancias de los dioses y de otros reinos,
los inciensos, los árboles que colman los deseos y aquellos con joyas,
las cosechas que crecen sin que las cultiven
y todas las cosas bellas dignas de ser ofrecidas;
36
Con multitud de vestidos suaves y delicados,
y cientos de bellos adornos
engalano a los sublimes Samantabhadra,
Manyughosha, Avalokiteshvara y a otros.
37
Así como Manyugosha y los otros bodhisatvas
hicieron ofrendas a los victoriosos,
así también hago ofrendas
a todos los budas protectores y a sus herederos.
CONFESIÓN
A continuación, con la finalidad de desmantelar el escondite de nuestro ego, confiesa y expón tus
actos negativos; esta es una de las maneras más efectivas de contrarrestar la agresión. Si ocultas tus
faltas en un sitio profundo y oscuro es como estar enfermo y no decirle al doctor en dónde se
encuentra la molestia; al no proporcionarle estos datos, el doctor no podrá hacer su diagnóstico. No
te preocupes si olvidas algunas cosas que hayas hecho o si no estás absolutamente seguro si desde el
punto de vista budista esa acción es considerada negativa, simplemente haz lo mejor que puedas.
Imagina que estás en presencia de todos los budas y bodhisatvas que perciben el pasado, presente y
futuro. Expón todo aquello que te avergüenza haber pensado o hecho, o que no deberías haber
pensado ni hecho e incluso aquello que harás y pensarás en el futuro. Incluye todo.
Si quieres, puedes recitar la siguiente confesión que menciona Shantideva en el segundo capítulo del
Bodhicharyavatara:
38
Todas estas equivocaciones graves
que ha cometido este perverso,
corrompido por innumerables faltas,
ante ustedes, los guías, se las confieso.9
Y también dice:
REGOCIJO
Regocijarse del éxito de los demás es quizás la manera más fácil de acumular mérito. Una gran
cantidad de mérito nos aguarda así en espera de que lo tomemos. Para acumular una cantidad de
mérito, vasto como el océano, sólo tienes que regocijarte al ver que alguien está haciendo una
acción positiva. Es un antídoto poderoso contra los celos, los cuales son la respuesta más emocional
y ridícula que tenemos. Así que en lugar de sentirnos celosos por la belleza o el éxito de alguien más,
regocijémonos pensando que son el resultado de haber practicado la paciencia y la generosidad en
sus vidas previas.
De la misma manera, durante el peregrinaje piensa en las buenas cualidades de aquellos que conoces
y regocíjate de las acciones positivas que realicen, desde las personas que mantienen a un hospital
funcionando, hasta los que pueden crear hermosos arreglos florales. También regocijémonos de los
resultados que disfrutan, como la fama y la admiración. Alegrarse de las actividades de los budas y
bodhisatvas es particularmente poderoso. [El tercer capítulo del Bodhicharyavatara menciona]:
39
Me alegro de la acumulación de mérito
que es la causa para alcanzar la iluminación.
Celebro la liberación definitiva
del sufrimiento del samsara conseguida por los seres.
En nuestra vida diaria cuando nos enfrentamos a un problema, lo primero que la mayoría hacemos
es pedirle ayuda a alguien que respetemos y en quien confiemos. En este caso, el problema que
enfrentamos en el samsara es la ignorancia fundamental; por lo tanto, tenemos que recurrir a alguien
que sepa cómo eliminar esa ignorancia. La reacción inmediata de la mayoría de la gente es cuestionar:
¿Por qué y cómo podemos preguntarle al Buda? Él no está aquí, ¿acaso tendremos que esperar al
siguiente buda para obtener una respuesta? Desafortunadamente, este tipo de preguntas están
completamente fuera de lugar.
Solicitar el giro de la rueda del Dharma no se refiere solamente a recibir enseñanzas de una manera
tradicional, pues puede significar muchas cosas. Por ejemplo, la rueda puede ser girada al hacer algo
ordinario, como al estar viendo un capítulo de nuestra serie preferida, al ver un árbol muerto, o al leer
un pasaje en un libro, porque cualquier cosa que pueda encender la chispa de nuestra compasión y
nos ayude a darnos cuenta de lo corta que es esta vida, es un ‘giro de la rueda’. Antes y ahora los
estudiantes de Dharma han quedado desconcertados con los textos sagrados que, a primera vista,
simplemente son incapaces de entender. Pero después de que han acumulado un poco más de mérito,
intentan leer el texto de nuevo y les resulta relativamente sencillo comprenderlo. Esta es una de las
formas en la que los budas y bodhisatvas hacen girar la rueda.
Históricamente, se dice que el Buda hizo girar la rueda del Dharma tres veces. Al mismo tiempo, hizo
la promesa de que estaría frente a cualquiera de nosotros que sintiera devoción por él. Esto quiere
decir que el Buda está haciendo girar la rueda del Dharma continuamente, y que tales enseñanzas no
pueden ser detenidas nunca.
11.
Bodhicharyavatara, de Shantideva, capítulo 3, versos 1-4
40
A los budas de todas las direcciones
con las manos unidas les pido
que alumbren con la luz del Dharma a los seres
que vagan desconcertados en las tinieblas del sufrimiento.12
Las dudas invaden nuestra mente de diferentes maneras. Quizás nos preguntemos, ¿por qué después
de haber hecho cientos de prácticas de Dharma nuestra salud no es buena? O, si los budas son
omniscientes, ¿por qué no eliminan el SIDA, la pobreza o las armas de destrucción masiva? ¿En
realidad tienen poder? ¿Existen ‘otras vidas’? ¿Realmente cada uno de nosotros tenemos la naturaleza
búdica? Muchas de estas dudas se disiparán al escuchar las enseñanzas, pero para poder creer, la
mayoría de las personas requieren de cierta inspiración que no tiene mucho que ver con el razonamiento
o la lógica. Por lo general, el mejor tipo de inspiración que podemos recibir surge cuando conocemos
a un maestro budista, a quien podamos tocar y escuchar, y sea una manifestación física del cuerpo, la
palabra y la mente del Buda (aquí sí aplica aquella frase de ‘ver para creer’). Además, no sólo les
solicitamos a los budas con sus treinta y dos marcas mayores y ochenta menores que permanezcan
en el samsara, sino también que permanezcan todos aquellos seres que personifican grandiosas
cualidades, viven las enseñanzas y son fuente de inspiración para todos nosotros. Les pedimos que
sigan llevando a cabo sus acciones, las cuales aunque a veces nos parezcan ilógicas o poco prácticas,
siguen inyectándonos ánimo y fuerzas para continuar.
41
DEDICACIÓN
Finalmente, debemos dedicar con rapidez cualquier mérito acumulado con nuestras acciones positivas
pues de esa manera no lo perderemos. Si dedicamos nuestro mérito al logro de la felicidad última y la
iluminación de todos los seres, no sólo lo mantendremos a salvo sino que nos aseguraremos de que
seguiremos acumulándolo. Igual que recibimos intereses de los ahorros que depositamos en el banco,
nuestras acciones positivas se convertirán en el logro de la iluminación. Si no dedicamos inmediatamente
el mérito que hayamos acumulado, podemos destruirlo con un instante de ira, con alguna de las acciones
negativas extremas o con cualquier otro tipo de pensamientos negativos de los que somos víctimas.
Uno de los estados mentales que debemos cultivar siempre es el desapego; por ejemplo, no
sería correcto sentirnos arrepentidos después de haber ofrecido algo. Nuestra mente cambia
constantemente, así que cuando termine el mes y hagamos un recuento de nuestras actividades, tal
vez por un instante lamentemos haber hecho diez mil ofrendas de luz y no sólo cinco mil. En
comparación con otros ofrecimientos, ofrecer agua resulta muy económico, así que reduce la
posibilidad de que nos arrepintamos.
42
[Ofrezco] todas las flores y los frutos,
toda clase de medicinas,
todas las joyas que hay en el mundo
y todas las aguas refrescantes y puras;15
Las ofrendas de luz (lamparillas/velas) también son muy populares pues tienen un profundo
simbolismo espiritual. La razón por la que seguimos las enseñanzas del Buda es porque queremos
alcanzar la iluminación, lo cual sólo sucederá si hemos apaciguado o adiestrado a nuestra mente. Así
como la luz se ilumina a sí misma y al espacio que le rodea para que otros puedan ver, la mente no
sólo puede percibirse a sí misma, sino también todo lo demás. Por esta razón, una lámpara es el símil
más cercano a lo que es la mente; por lo tanto, todo aquello con el poder de disipar la oscuridad
puede ser una substancia de ofrecimiento.
Tram guru ratna mandala pudza megha samudra saparana samaye ah hung
43
¿Qué mejor lugar para tomar este voto que los sitios sagrados budistas, ante la presencia de
objetos y representaciones sagradas? Así que aprovecha tu tiempo en estos sitios y toma el voto del
bodhisatva. Como dice Shantideva:
No importa cuan imperfecto, impuro o adicto al samsara te consideres, como ser humano es
imposible que jamás hayas tenido un pensamiento positivo. Por muy raro que te parezca, tiene que
haber sucedido al menos una vez. Como escribió Shantideva:
Sin importar qué tan transitorio sea este pensamiento, es la semilla de la bodhichita. Así que si
en el momento de tomar el voto del bodhisatva no surge ningún pensamiento positivo en tu mente,
¡invéntalo! Haz que surja, sin menospreciarte a ti mismo por no ser auténtico, pues un pensamiento
positivo inventado es mejor que no tener ninguno. Y será este pensamiento inventado el que acabará
guiándote hacia uno genuino.
Como quizás esta sea la única vez que visites estos sitios sagrados, no pierdas la oportunidad
de hacer el voto del bodhisatva en la presencia de las imágenes sagradas. No es estrictamente necesario
que lo tomes delante de tu maestro o de una persona sagrada, pero si un monje, un lama o un
practicante laico cualificado están presentes, intenta recibirlo de alguno de ellos. En la mayoría de los
sitios sagrados hay muchas imágenes y representaciones de budas y bodhisatvas, así como textos
sagrados, por lo que tienes la gran oportunidad de tomar refugio en su presencia.
44
Para tomar el voto del bodhisatva
bodhisatva, ofrece primero flores, incienso y luces. Una buena analogía
sobre la generación de la bodhichita en la mente de un practicante nos explica que una flor no
crecerá a menos que plantemos su semilla en la tierra. Así que, para que la semilla de la bodhichita dé
sus frutos en nuestra mente, debemos plantarla en el terreno del mérito. En términos prácticos, lo más
importante es desarrollar la bodhichita de aspiración, para que a partir de ese momento y durante
toda tu vida, todo lo que hagas sea con el fin de alcanzar la iluminación en beneficio de todos los seres.
Después recita los siguientes versos del Bodhicharyavatara de Shantideva:
Recita esta estrofa una sola vez o las veces que quieras, y reflexiona sobre su significado. Si
llegas a pensar: ¿cómo es que yo puedo convertirme en un bodhisatva si nunca seré capaz de
cortarme las extremidades para alimentar con ellas a un tigre hambriento?, no te desanimes, pues el
mismo Shantideva dijo: «paso a paso, yo seguiré dichas prácticas».
Ahora, después de haber tomado el voto del bodhisatva, felicítate por haber hecho algo
verdaderamente significativo con tu vida, y siéntete extremadamente contento por ello. Valora lo que
acabas de hacer, siente ánimo, y recuerda constantemente que tienes muchas razones para sentirte
feliz el día de hoy. Para ello las siguientes palabras de Shantideva son de gran ayuda:
45
Como un ciego que encuentra una joya
en un montón de basura,
por alguna afortunada coincidencia,
ha nacido en mí la bodhichita.
Es la medicina suprema
que cura perfectamente todas las dolencias.
Es el árbol que cobija a los viajeros agotados
de deambular por los senderos de la existencia.
Ahora que te has ennoblecido como bodhisatva, con la confianza y alegría que te aporta el
ser un bodhisatva, puedes proclamar a todos los seres tu nueva condición.
46
Quizás también tengas tiempo de hacer la práctica de tong -len
tong-len
-len. Al inhalar, visualiza que tomas
todo el dolor y la ansiedad de todos los seres; y al exhalar, que les das a cambio toda tu felicidad, gozo,
amor y sabiduría.
Estas son las palabras que he oído. En una ocasión el Bagaván se encontraba en Rayagriha,
en la montaña del Pico del buitre, junto con una gran reunión de la Sangha de monjes y una
gran reunión de la Sangha de bodhisatvas. En aquella ocasión, el Bagaván entró en el samadhi
sobre las categorías de los fenómenos llamada «iluminación profunda». También en aquella
ocasión, el noble Avalokiteshvara el bodhisatva mahasatva, realizaba la práctica de la profunda
prajñaparamita y observó la naturaleza vacía de los cinco skandas. Entonces, mediante el
poder del Buda, el venerable Shariputra preguntó al noble Avalokiteshvara el bodhisatva
mahasatva: ¿Cómo debe adiestrarse un hijo o hija de noble familia que desee practicar la
profunda prajñaparamita?
Así habló, y el noble Avalokiteshvara el bodhisatva mahasatva, dijo esto al venerable Shariputra:
«!Oh! Shariputra, un hijo o hija de noble familia que desee adiestrarse en la práctica de la
profunda prajñaparamita deberá contemplar [también] la naturaleza vacía de los cinco skandas.
La forma es vacía; la vacuidad también es la forma. La vacuidad no es más que la forma; y la
forma también no es más que la vacuidad. De la misma manera, sensación, discernimiento,
factores de composición y conciencia están vacíos. Así pues, Shariputra, todos los fenómenos
son vacuidad; sin características. No son producidos ni cesados, ni puros ni impuros, no
aumentan ni disminuyen.
47
pues, puesto que los bodhisatvas carecen de logro, permanecen de acuerdo a la prajñaparamita.
Como sus mentes no tienen oscurecimientos, están libres de todo temor. Trascienden la falsedad
y alcanzan el nirvana por completo.
Todos los budas de los tres tiempos despertaron completamente a la insuperable, perfecta y
total iluminación mediante la prajñaparamita. Por tanto, el mantra de la prajñaparamita, el
mantra del gran conocimiento, el mantra insuperado, el mantra inigualable, el mantra que
apacigua por completo todo sufrimiento, deberá ser conocido como la verdad puesto que no
hay engaño. El mantra de la prajñaparamita es declarado:
[TAD
[TADYATHA] OM GA
ADY GATE GATE
TE GA TE PPARA
ARAGA
ARA GATE
GA TE PPARASAMGA
ARASAMGATE
ARASAMGA TE BODHI SV SVAHA
AHA
[Vamos, vamos, vamos más allá, vamos a la otra orilla, ¡La iluminación! ¡Gozo! ]
El mismo Buda recomendó todos y cada uno de estos métodos; si los practicas con la
motivación adecuada, acumularás una enorme cantidad de mérito. No obstante, para los laicos lo
mejor es enfocarse en ser generosos, disciplinados y pacientes.
48
La práctica de la generosidad incluye cualquier forma de dar; por ejemplo, dinero, objetos,
consuelo y protección. Al hacer un peregrinaje puedes ser generoso ofreciendo flores, incienso, etcétera.
Seguir la disciplina de acuerdo con las enseñanzas budistas, implica no dañar a los demás.
Con esto también acumulamos mucho mérito. Y si te es posible, además de no dañar a otros, intenta
beneficiarlos. Es bueno que sepamos que la disciplina no se reduce a sólo dejar de fumar, comer
pasta o tomar alcohol y whisky en grandes cantidades; aunque abstenerse del todo es bueno para la
salud del peregrino. Por lo tanto, durante el peregrinaje sería una buena idea tomar los votos de no
comer carne ni beber alcohol.
Según Shantideva, la paciencia es el medio más poderoso y rápido de acumular mérito. Y los
peregrinos siempre tienen muchas oportunidades de practicar la paciencia, en especial en la India.
Uno de los métodos más efectivos para lograrlo es pensar que toda persona con la que te encuentras
es un bodhisatva. Al no poder estar completamente seguros de que alguien es o no un bodhisatva o
un buda, guiándonos sólo por su apariencia, lo mejor es no emitir juicios. Además, cada vez que tus
planes se trastornen; por ejemplo, si el tren o el autobús se retrasan –que suele suceder todo el tiempo
en la India-, piensa: «Si no tengo la suficiente paciencia para soportar esto que es tan insignificante,
¿cómo podré soportar las llamas de los reinos infernales?».
Desde la perspectiva espiritual, es sumamente importante la actitud que adoptamos hacia los seres
a quienes damos. Sin importar quiénes sean ahora en esta vida, en vidas previas nos amaron y nosotros a
ellos. Cada uno de ellos ha derramado lágrimas o sangre por nuestra causa, llegando incluso a sacrificar
sus vidas para protegernos. Además, no podemos saber si son bodhisatvas o no; los budas pueden
manifestarse de distintas maneras, así que lo mejor es imaginar que todas las personas a quienes damos
algo son seres iluminados. Este punto es todavía más relevante para los practicantes tántricos, quienes se
comprometen a ver a todos los seres como la deidad y a todos los lugares como el mandala. Si somos
generosos con los demás con este tipo de pensamientos, nuestra práctica será mucho más profunda.
49
Por su parte, un practicante del vehículo del bodhisatva recuerda que ha tenido conexión a lo
largo de incontables vidas con ese mendicante, quien muchas veces ha sido su madre, su padre o su
pareja. Así que hacen cualquier ofrenda, por mínima que sea, con el deseo de que esa conexión
kármica acerque al mendicante hacia el Dharma.
Si puedes, intenta pensar que tanto el mendicante como la ofrenda son una mera ilusión, pues
de esa forma harás que el simple acto de dar unas monedas se convierta en un acto de generosidad
profunda.
Cuando das algo a los monjes y monjas, tanto a los auténticos como a los disfrazados, el mérito
que acumulas depende mucho más de tu motivación que de la verdadera identidad de ellos. Muchos
mendicantes a menudo tienen vidas muy difíciles y por eso se disfrazan de monjes; por ejemplo, pueden
necesitar el dinero para alimentar a su familia o para comprar los medicamentos que alivien los dolores
de su madre enferma. No debes alzarte como su juez. No juzgues a los monjes falsos si aceptas que los
monjes ‘supuestamente verdaderos’ conduzcan un Mercedes-Benz, o usen relojes Rolex y cadenas de
oro Tiffany. Tampoco sospeches o intentes encontrar algún error en todas las personas que veas; por el
contrario, siempre respeta y venera los hábitos de un monje porque representan el Buda, el Dharma y la
Sangha. Si lo haces, acumularás una gran cantidad de mérito aunque el monje no sea auténtico y sólo
porte los hábitos como un disfraz.
En una de sus vidas pasadas como bodhisatva, el Buda encarnó en un animal de hermoso
pelaje azul que sentía una atracción espontánea hacia los monjes. Siempre que los veía pasar, corría
hacia ellos y se resguardaba bajo sus hábitos amarillos. Cierto día, un astuto cazador se disfrazó de
monje y escondió una flecha envenenada entre los pliegues de sus hábitos, así que cuando el animal
se recostó sobre su regazo, lo mató de un golpe certero. Al parecer esta es una historia trágica,
excepto por el hecho de que en ese momento el animal acumuló eones de mérito debido a su
atracción por los hábitos monásticos.
Visitar los templos durante el peregrinaje nos brinda una gran oportunidad de practicar cada
una de las seis perfecciones o paramitas
paramitas:
50
LA ASPIRACIÓN
Siendo realistas, como principiantes no nos entregamos completamente al camino espiritual y este se
vuelve una especie de fantasía. En el budismo hay muchos caminos: el de la renuncia, el de la
devoción, el de la compasión, etcétera; sin embargo, es muy difícil que los experimentemos en todo
momento. El consejo que recibimos de los grandes maestros del pasado es comenzar por tener la
aspiración de desarrollarlos, ya que así acumularemos una gran cantidad de mérito.
Una vez, una anciana vio que un rico comerciante ofrecía al Buda y a su séquito un espléndido
banquete. Tras contemplar la mesa ricamente engalanada y dispuesta con cientos de exquisitos manjares,
desarrolló repetidas veces la aspiración de, algún día en el futuro, también poder hacerle una ofrenda
así, pues entonces vivía en la pobreza. El poder de dicha aspiración fue tal que le permitió acumular un
mérito inconmensurable.
El Prajñaparamita Sutra nos habla de un bodhisatva que tras años de esforzarse en el camino,
le dijo al Buda que se desanimaba cada vez que pensaba en todo el tiempo que le tomaría alcanzar la
iluminación y liberar a la infinita cantidad de seres que aún no la alcanzaban. El Buda le respondió con
una analogía. Le pidió que imaginara que una madre en un sueño ve que su único hijo es arrastrado
con violencia por la corriente de un río. Aunque no puede hacer nada, en su angustia y desesperación
hace todo lo que está a su alcance para salvarlo, incluso arriesgar su propia vida; a la madre le resultan
irrelevantes el tiempo y el esfuerzo que tenga que invertir para salvarlo. Finalmente, por el poder de su
determinación logra rescatarlo. Al despertar, ella se da cuenta de que todo el sufrimiento que experimentó
y el inmenso esfuerzo que tuvo que poner para salvarle la vida, nunca existieron, y que incluso el rescate
de su hijo también había sido una ilusión.
Aún tenemos que desarrollar sabiduría para poder reconocer la naturaleza ilusoria del samsara.
En estos momentos, vemos al mundo como real, permanente y con una existencia verdadera, lo que
nos trae como resultado sentirnos abrumados y pensar que es muy difícil reunir el valor suficiente para
enfrentar el reto de liberar a todos los seres. No obstante, sí tenemos el mérito suficiente para seguir el
camino del bodhisatva. ¿Cómo empezar entonces? ¿Cómo podemos encontrar la manera de comenzar
esta misión que estamos seguros es imposible? Como todo lo que está en el camino budista, comenzamos
generando una motivación adecuada y la fortalecemos con nuestra aspiración. Por eso durante el
peregrinaje, en caso de que no puedan hacer muchas prácticas, al menos asegúrense de recitar oraciones
de aspiración una y otra vez.
51
Que sea una isla para quienes la buscan,
una lámpara para quienes la luz anhelan,
para aquellos que desean descansar, una cama
y un sirviente para quienes lo desean.
El gran Lonchenpa dijo que los pichones aún no pueden volar debido a que sus alas son
pequeñas y poco a poco tienen que fortalecerlas; de igual manera, sin omnisciencia es muy difícil
ayudar a los demás. Por lo tanto, primero piensa en tu propia práctica de Dharma y en tu iluminación
y, posteriormente, estando en un lugar apartado, aspira a beneficiar a otros. Esta es la práctica de la
bodhichita relativa
relativa.
52
tienden a ser un poco ignorantes al respecto ya que no saben qué es lo mejor para ellos, aunque
tampoco saben lo que es malo y mucho menos lo que realmente necesitan. Afortunadamente, contamos
con muy buenos consejos de maestros del pasado. Ellos nos dicen: emulen a los grandes bodhisatvas.
Por ejemplo, Shantideva escribió:
Muchas oraciones de aspiración han sido escritas por grandes seres en el pasado. Entre ellas
está La reina de las oraciones: La aspiración de Samantabhadra hacia las buenas acciones, que es
parte del Avatamsaka Sutra, considerada como la mayor de todas las oraciones de aspiración. Ahí
podemos encontrar los siguientes versos:
Para poder realizar todas las virtudes de la bondad que todo lo abarca,
practicaré de acuerdo a las aspiraciones de Manyushri,
y sin el más mínimo desaliento, en todos los eones futuros,
realizaré de manera perfecta cada uno de sus objetivos.
Si sientes que recitar oraciones escritas por otros no te sale del corazón, intenta componer
algunas tú mismo. Incluso puedes hacerles pequeños ajustes para sentirlas más cercanas. A
continuación se da un ejemplo:
Esta aspiración también es muy importante. El Dharma es tan vasto y profundo que en ocasiones
va más allá de nuestra compresión. Aunque se dice que uno entiende el Dharma a través del estudio,
sólo podremos lograr un entendimiento definitivo a través de las bendiciones de los budas. Por esa
razón hacemos oraciones, para que nuestra mente logre comprender fácilmente el Dharma, algo
indispensable para alcanzar nuestra propia iluminación y la de los demás. No solamente aspires a
53
comprender a un nivel intelectual el Dharma, sino también a vivirlo. Aspira a vivir con la bodhichita
definitiva y relativa, de modo que los seres se acerquen a ti no sólo por tu buena apariencia, conocimientos
o por influencia que puedas tener.
Aspira a ser capaz de crear conexiones con los demás, incluso con aquellos a los que sólo ves
un instante en medio de una multitud; que puedas ser la causa de que la semilla del Dharma se plante
en sus mentes. Aspira a ayudar a que el Budadharma florezca, y a ser como aquellos grandes
sostenedores de las enseñanzas, libres de obstáculos en su esfuerzo por liberar a los seres. Aspira a que
tu cuerpo, pensamientos, porte e ideas siempre sean de beneficio de una u otra forma para los demás
seres; por ejemplo, si de repente tienes el impulso de revisar la bolsa de valores, que ese pensamiento
mundano sea de beneficio para alguien más.
Aspira a nunca renacer en una familia millonaria si vivir en una burbuja de color de rosa te va a
alejar del Dharma. Aspira también a ser el presidente de los Estados Unidos, China o Rusia, y poder
beneficiar con habilidad a los seres. Aspira a convertirte en una prostituta de un barrio de mala muerte
en una gran ciudad, si eso hace que la bodhichita nazca en cualquier persona que conozcas. Aspira a
entregarte completamente a la práctica del Dharma ahora y a dejar de aguardar el momento «ideal»;
por ejemplo, pensando que lo harás cuando dispongas de más tiempo o puedas ir a un lugar apartado.
Aspira a dejar de posponer la práctica de lo que ya conoces porque primero deseas aprender
más del Dharma a un nivel intelectual. Aspira a experimentar tristeza y a que eso te ayude. Aspira a
tomar siempre la dirección correcta, sin importar lo ignorante que puedas ser. Aspira a que cada vez
que te dejes llevar por deseos sin sentido, el objeto de tu deseo te lleve a beneficiar a otros seres. Aspira
a sentirte avergonzado cada vez que te enojes, y a que ello sea la causa de la obtención de algún logro
espiritual. Aspira a que cada vez que te sientas deprimido, tu depresión te ayude a realizar la verdad.
Y lo más importante de todo, siempre aspira a aspirar.
54
Apéndice
LA REINA DE LAS ORACIONES
DE ASPIRACIÓN:
“La aspiración de Samantabhadra
hacia las buenas acciones”
55
Prendas delicadas y perfumes fragantes,
polvo de incienso en un cúmulo tan alto como el monte Meru,
todo esto dispuesto con una simetría perfecta,
lo ofrezco a todos los victoriosos.
Ustedes que son como rayos de luz brillantes a través de los diferentes mundos,
que a través de los estadios del despertar han alcanzado la iluminación, la libertad de todo tipo de
apego,
los exhorto a todos ustedes, protectores,
que hagan girar la insuperable rueda del Dharma.
56
Que estén llenos de bodhisatvas
rodeando a los budas reunidos bajo un árbol bodhi.
Que todos los seres que existen en las diez direcciones
estén siempre felices y tengan salud.
Que todos los seres samsáricos vivan de acuerdo con el Dharma
y que todos sus deseos dhármicos se cumplan.
Que tenga una mente benévola, que cultive los seis paramitas
y no olvide nunca la bodhichita.
Que pueda limpiar completamente, sin ninguna omisión,
todas las negatividades y todo lo que oscurece la mente del despertar.
57
6. Aspiración para acompañar a otros bodhisatvas
Que tenga siempre la amistad
de aquellos cuyo camino es como el mío,
y que con el cuerpo, la palabra y también la mente
practiquemos juntos las mismas aspiraciones y actividades.
11. Aspiración para los diferentes métodos para realizar las « buenas
acciones»
58
b) Escuchar las palabras de los budas
Así, estoy continuamente inmerso en la palabra de los budas,
expresión que revela un océano de cualidades en una palabra,
la elocuencia completamente pura de todos los budas,
comunicación adecuada para las distintas tendencias de los seres.
59
conocimiento supremo que no es obstruido por la discriminación,
y por medio de los poderes de la sabiduría, los medios hábiles y el samadhi,
que logre el poder perfecto del despertar.
c) Manyushri
Para poder realizar todas las virtudes de la bondad que todo lo abarca,
practicaré de acuerdo a las aspiraciones de Manyushri,
y sin el más mínimo desaliento, en todos los eones futuros,
realizaré de manera perfecta cada uno de sus objetivos.
60
16. Aspiración para la conclusión
Que mis actividades puras sean infinitas,
mis buenas cualidades, ilimitadas,
y por realizar una actividad inconmensurable,
que pueda actualizar infinitas emanaciones.
ALCANCE DE LA ASPIRACIÓN
61
maestros que llevan por el mal camino,
y todos los de los tres mundos les harán ofrecimientos.
62
5. Dedicatoria para servir a otros
Al haber recibido la predicción ahí,
que cree un beneficio vasto
para los seres en las diez direcciones,
con mil millones de emanaciones por el poder de la sabiduría.
Conclusión
Incluso por la pequeña virtud que he acumulado,
al ofrecer esta oración de la práctica del bodhisatva,
que todas las aspiraciones positivas de los seres
se cumplan en un instante.
Así finaliza la Reina de las oraciones de aspiración. La aspiración de las buenas acciones de
Samantabhadra.
Solicitamos que vengan todos los budas y bodhisatvas de las diez direcciones y de los cuatro
tiempos, y toda la asamblea de lamas, yidams, dakinis y protectores del Dharma, que son
tan numerosos como los átomos que hay en todo el universo.
Siéntense sobre tronos de loto y luna frente a nosotros.
Con reverencia ofrecemos con devoción nuestro cuerpo, palabra y mente,
y presentamos ofrendas externas, internas, secretas y definitivas.
Ante los Sugatas, el apoyo sublime,
nos arrepentimos de todas nuestras acciones negativas del pasado
y con arrepentimiento confesamos nuestras acciones negativas del presente;
prometemos abstenernos de dichas acciones en el futuro.
Nos regocijamos de los méritos y las acciones positivas.
Que los budas no pasen al nirvana,
y que hagan girar la rueda del Dharma de las tres cestas y del vehículo insuperable.
Dedicamos todos nuestros méritos para todos los seres;
63
para que alcancen el nivel consumado de la liberación.
¡Budas y bodhisatvas, piensen en nosotros!
Con esta oración excelente que hemos comenzado,
que podamos seguir el ejemplo de los seres omniscientes,
el Buda Samantabhadra y sus hijos espirituales,
así como al supremo Manyushri.
Que los preciados maestros que mantienen la doctrina
abarquen todo como lo hace el cielo, iluminando todo como el sol y la luna,
y que permanezcan para siempre como las montañas.
Que la preciada Sangha, que es la base de la doctrina,
posea el tesoro de la armonía, una disciplina ética pura y los tres adiestramientos.
Que los practicantes del mantrayana secreto, el corazón de las enseñanzas,
mantengan sus samayas y perfeccionen los estadios de generación y consumación.
Que los reyes que protegen el Dharma, benefactores de la doctrina,
expandan sus dominios y beneficien a las enseñanzas.
Que los ministros reales, que sirven a la doctrina,
sean hábiles y que aumente su inteligencia.
Que los laicos que tienen riquezas y apoyan las enseñanzas
tengan prosperidad y estén libres de todo peligro.
Que en todos los países en donde haya fe en la doctrina
reine la felicidad y se superen todas las dificultades.
Y que nosotros, los practicantes en el camino,
no degeneremos nuestro samaya y alcancemos todo lo que nos propongamos.
Que con todos aquellos que tenemos una conexión kármica, buena o mala,
sean cuidados por los budas tanto a nivel temporal como último.
Que todos los seres entren por la puerta del vehículo insuperable
y que alcancen el gran reino de Samantabhadra.
El renacimiento del príncipe Murub Tsenpo, el gran tertön Chogyur Dechen Lingpa, mostró este tesoro
en medio de una gran reunión de gente de abajo, la parte superior de Ri Rinchen Trak Tsekpa, en el
lado derecho del lugar sagrado de Sengchen Namtrak. Fue escrito en letras tibetanas por Yeshe
Tsogyal en una túnica de seda de Vairotsana. Inmediatamente después de su descubrimiento, el texto
fue corregido por Pema Garwang Lodro Thaye. ¡Puedan la virtud y la excelencia acrecentarse!
64
En el pasado, para el beneficio de los seres,
soporté todo tipo de adversidades y dejé de lado
mi propia felicidad, que debido a esto puedan brillar
las enseñanzas durante mucho tiempo en el futuro.
65
Que puedan brillar las enseñanzas durante mucho tiempo en el futuro
por haber buscado sabiduría en el pasado,
practicar de manera austera en el bosque,
y enseñar incontables shastras a otros.
*Chang-An era la capital de la dinastía Tang y de otras dinastías. Literalmente significa «Paz
duradera»(una traducción muy simple de Kris Yao).
66
EPÍLOGO
por DYKN
Este breve texto que posee un título poderoso surgió en desorden después de que viajé a los lugares
sagrados budistas de la India en compañía de unos amigos. Mientras estuve ahí, en cada lugar que
visitábamos, constantemente me asaltaban preguntas sobre lo que los peregrinos debíamos hacer y
pensar.
Como puedes notar, este escrito definitivamente no es una guía. Si estás interesado en una te
recomiendo A guide to India de Gendun Chopel y también Holy Places of the Buddha Crystal Mirror
de Elizabeth Cook, de Dharma Publishing. También continúan impresionándome la cantidad de detalles
que pueden hallarse en las guías de Lonely Planet, las cuales pueden ser de mucha utilidad para
aquellos que, como yo, tienen una mente de turista.
En este libro sólo se incluyeron unas cuantas oraciones, así como algunas plegarias de refugio
que no fueron escritas por tibetanos; por lo tanto, por favor siéntete con la libertad de escoger de
entre las muchas y variadas oraciones de la tradición espiritual que sigas.
También agradezco a Bárbara Ma, Valerie Chou, C.J. Ang, Amelia Chow, Anita Lee, Florence
Koh, John Chan y a la Khyentse Foundation, cuyo invaluable apoyo hizo posible este libro.
Cada vez que reviso un nuevo borrador -que por cierto los he leído todos-, aparece con más
errores y contradicciones que el anterior, así que he llegado a la conclusión de que lo mejor que
puedo hacer es guardar silencio. Solamente tengo dos observaciones por hacer con relación a este
texto. La primera es que debido a mi pereza el proceso se ha prolongado demasiado, y la segunda es
que últimamente me he vuelto más impaciente y he querido apresurarme para terminarlo. El resultado
es que tal vez encuentres muchos errores en estas páginas, así que debo ser franco y advertirte que no
es necesario que pierdas tu tiempo tratando de refutar lo que aquí leas. Esta vida ofrece muchas
maneras mejores de aprovechar el tiempo, como hacer una ofrenda de luz al Buda.
67
LAS ALABANZAS A TARA
Invocación y postración
Po ta la yi nä chog nä
Desde tu sublime morada en el PPotala otala
TAM yig jang ku lä trung shing
¡Oh TTara!,
ara!, nacida de la letra verde TTAM AM
Ö pag me kyi u la gyän
tu coronilla adornada con Amitaba,
Dü sum sang gyä trin lä ma
Madre de la actividad de los budas de los tres tiempos,
Dröl ma kor chä sheg su söl
Tara, por favor manifiéstate con tu séquito.
Las alabanzas
OM ye tsün ma pag ma dröl ma la chag tsäl lo
OM te rindo homenaje a ti Arya Tara
A ti te rindo homenaje
de rostro como cien lunas,
otoñales tan brillantes,
como mil estrellas juntas.
A ti te rindo homenaje
de color azul dorado,
lotos adornan tus manos,
esencia de perfecciones.
68
TUTTARE y HUM Homenaje
llenas reinos y el espacio,
bajo tus pies siete mundos,
atraes a todos los seres.
Homenaje y venerada
por poderosas deidades.
los espíritus dañinos,
te alaban y te respetan.
Homenaje tu golpeas
el suelo con pies y mano,
69
con HUM y mirada fiera
vences los siete infra mundos.
Homenaje a ti virtuosa,
feliz, con paz en nirvana,
dotada con OM y SOHA,
vences negatividades.
Homenaje tu subyugas,
enemigos y das gozo,
diez sílabas en el mantra,
con la letra HUM liberas.
Homenaje tú sostienes,
la luna lago de dioses,
pronunciar TARA dos veces
y PHE disipa venenos.
Homenaje y venerada,
por reyes, devas, kinaras,
con tu armadura disipas,
malos sueños y conflictos.
Homenaje a ti adornada
con las tres naturalezas,
valiente y en paz destruyes
el mal externo con TURE.
OM TTARE
ARE TUTTARE TURE SV
TUTTARE AHA
SVAHA
70