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Introducción.
La inclusión es una perspectiva discursiva que toma cada vez mayor fuerza en el mundo,
exhibiéndose como la posibilidad de construir una sociedad en la que se reconozcan
y participen todos los ciudadanos, suprimiendo de las dinámicas sociales todo tipo de
discriminación. En este proceso participa la educación como el pilar importante, con la
pretensión de promover una cultura de inclusión al interior de la escuela. Al mismo tiempo,
el concepto de Inclusión Educativa sugiere una concepción de la formación que permita no
sólo la aceptación del otro, sino, su reconocimiento como sujeto de derechos.
El Estado colombiano no ha sido indiferente a estos propósitos y en su normatividad
dice reconocer los derechos de todas las personas y adquiere el compromiso de lograr
una atención educativa donde todos los colombianos sean incluidos. Con este propósito
se han definido una serie de normas que promueven la inclusión de aquellas poblaciones
históricamente reconocidas como minorías y quienes, además, se reconoce que han sido
segregadas del sistema educativo.
No obstante, se puede notar, que, a pesar de la emisión permanente de normas, en
muchos contextos escolares de nuestro país, siguen presentándose prácticas educativas
enmarcadas en la inequidad, la discriminación y la exclusión. Lo anterior pareciera estar
asociado a las diferentes concepciones, criterios, valoraciones y prejuicios que se presentan
entre los distintos actores del sistema educativo, lo que genera interrogantes en relación
con la capacidad de dicho sistema para provocar una correspondencia asertiva entre las
políticas de Inclusión Educativa y prácticas escolares incluyentes.
En atención a esta problemática, se planteó el estudio que recoge en el presente artículo, el
cual exploró el discurso oficial de la Inclusión Educativa, en particular su vertiente normativa.
El estudio se realizó bajo la perspectiva del análisis crítico del discurso, propuesta por Van
Dijk, (1999) & (2009), perspectiva que posibilitó situar los distintos micro-discursos que
configuran la normatividad colombiana, así como también, establecer sus correlaciones
con el discurso promulgado por la UNESCO (2010) y ciertos hechos sociales que vienen a
sustentar las particularidades del discurso de la Inclusión Educativa.
El estudio toma en consideración la normatividad emitida a partir de la Constitución de
1991 hasta el año 2013, y su exploración inicial parte de la identificación de los conceptos,
criterios e imaginarios que configuran dicho discurso y, a partir de ellas, establecer algunas
correlaciones entre el discurso de la Inclusión Educativa en Colombia y sus condiciones de
emergencia, tanto en el plano nacional como internacional. En el nivel crítico-comprensivo,
se acude a algunas concepciones teóricas contemporáneas, entre ellas, el enfoque de la
alteridad, principalmente bajo la perspectiva e Carlos Skliar; el enfoque de las capacidades
humanas propuesto por Martha Nussbaum y el enfoque de desarrollo humano desarrollado
por Amartya Sen. Las reflexiones de estos autores contribuyeron notablemente en una
comprensión amplia del fenómeno abordado en el estudio.
Finalmente, el análisis recopilado en este artículo se encamina a interrogar estructuras
discursivas donde prima una visión global que homogeniza la diversidad de las realidades
humanas y promueve prácticas educativas donde no se reconocen las necesidades
particulares, y por el contrario se privilegia, en función de la igualdad de derechos, un
apoyo uniforme a todos los niños, niñas y jóvenes, lo que termina por configurar modos
más sutiles de inequidad.
Aplica a las entidades territoriales certificadas para la organización del servicio de apoyo pedagógico
para la oferta de educación inclusiva a los estudiantes que encuentran barreras para el aprendizaje y
la participación por su condición de discapacidad y a los estudiantes con capacidades o con talentos
excepcionales, matriculados en los establecimientos educativos estatales.
Pensar en la atención educativa para personas con discapacidad implica tres
desplazamientos básicos: el primero, el sistema educativo requiere movilizarse para actuar
en medio de la diversidad; segundo, la condición de discapacidad pasará de ser un problema
a formar parte de la diversidad que le puede acontecer a cualquier ser humano; y tercero, la
igualdad requiere pensarse en un marco de equidad. Cada uno de estos desplazamientos
deberán ser analizados desde tres escenarios: la política, como una condensación de
normas y lineamientos que apoyan los procesos de inclusión; la cultura, como escenario de
los posicionamientos sociales que se requieren para reconocernos como iguales y diferentes
a la vez; y la práctica, como un ejercicio cotidiano que encarna el lugar de los sujetos frente a
la relación con los otros.
El presente documento recoge estos tres desplazamientos y se constituye como una
herramienta de trabajo enmarcada en la política educativa de calidad del Plan Sectorial de
Educación 2010-2014; centra su desarrollo en la educación básica y media, en relación con
la educación inicial y la educación superior; y, se considera como un documento de
orientaciones generales porque no se adentra en las especificidades de las poblaciones, sino
que, centrándose en el sistema educativo, señala los elementos requeridos para educar en
medio de la diversidad que entraña la atención a la población con discapacidad.
Sentido y función del papel del profesor dentro de una organización educativa que pretende
desarrollar una educación de calidad para todos los alumnos Para comprender el sentido de
la actuación de un profesor es importante ubicar su función dentro de las finalidades propias
de una organización particular como es la educativa. Organización que adopta su sentido en
la medida que actúa, desde una
perspectiva de mejora. La institución educativa es un espacio de realización que tiene un
papel determinante en relación con los procesos de innovación porque en ella trabaja el
profesorado, y es en ella donde construye el sentido de sus prácticas profesionales, así como
sus propuestas de cambio.
La meta de la mejora en educación, no es otra que la formación de ciudadanos críticos y
transformadores, en una escuela con unos profesores que mantienen y trabajan por valores
como la equidad y el éxito para todos, dentro de un proyecto cultural y social (Escuelas
democráticas). Entendiendo por escuelas democráticas los planeamientos recogidos en el
discurso defendido por Dewey (1995), Apple y Beane (2005), y por José Gimeno (2001),
Amador Guarro (2005, 2002) y Juan Manuel Escudero y Maria Teresa González (2000), en
nuestro contexto nacional. En este sentido partimos de la idea de que ejercer una profesión
implica contar con un conocimiento especializado tanto sobre técnicas y procedimientos
como sobre aspectos ideológicos y filosóficos que afectan al propio sentido y finalidades de
la educación. La tarea del profesorado transciende a cuestiones estrictamente técnicas, ya
que el profesor no es un simple técnico que aplica el conocimiento científico generado
externamente, reduciéndose por tanto, la actividad profesional a una actividad de tipo
instrumental. Por el contrario su actividad tiene relación con aspectos como el tipo de valores
y
supuestos que pueden subyacer a los contextos, sujetos, y contenidos de la práctica
educativa. A su vez, implica responder a una compleja tarea caracterizada por que no hay
problemas, sino situaciones problemáticas que suceden en contextos particulares, con
resultados imprevisibles y cargada de conflictos de valor que requieren la adopción de una
posición. Estamos reconociendo el valor de los que han sido denominados planteamientos
de corte deliberativo, crítico y reflexivo (Perrenoud, 2004).
Debido a que la labor docente se desarrolla en un contexto social definido como democrático,
al menos formalmente, pero reconociendo que la construcción de la democracia es una tarea
inacabada, y en la que la educación tiene que contribuir decididamente, se hace necesario
clarificar qué significa que el profesor ha de ejercer como un “profesional democrático”. Nos
parece clarificador el modo en el que lo
plantea Mariano Fernández Enguita (2000: 85), al destacar que “ la principal característica de
un profesional democrático sería «el compromiso con los fines de la educación, con la
educación como servicio público: para el público (igualitario, en vez de discriminatorio) y con
el público (participativo, en vez de impuesto)», por oposición a un profesional tanto liberal
como burocrático, en el que no se
destacaría el componente colaborativo ” en su desarrollo profesional al asumir y aceptar la
necesidad de un trabajo colectivo, y colegiado dentro de la institución educativa.
Estamos en sintonía con un lema que desde la UNESCO se está impulsando hace años y
ue está recorriendo los países de nuestro entorno, “educación de calidad para todos”,
entendiendo la calidad como un compromiso por el éxito de todos los estudiantes.
Conclusiones
Se puede concluir que los espacios de reflexión docente son esenciales en la visibilización
y concientización de las representaciones y conceptos que se manejan en las instituciones
educativas no solo frente a la inclusión y la discapacidad, sino de manera general frente al
quehacer cotidiano; si bien dichas representaciones dependen de varios factores culturales,
de objetivación y de representaciones sociales en la comunicación (Araya, 2002), pueden
ser replanteadas a través del intercambio de saberes y experiencias que aportan mejores
maneras de comprender, de orientar y de llevar a cabo pedagogías que tengan como punto
de partida el enfoque diferencial.
La inclusión educativa es una posibilidad de crecimiento y estructuración de la sociedad,
aunque debe ser promovida desde varios frentes: el legal, el social, el educativo y estar de
manera procesual permitiendo que más niños ingresen al sistema educativo en condiciones
pertinentes a sus capacidades. En últimas, la pretensión es generar el empoderamiento del
docente en su rol fundamental y transformador de la calidad de la educación, ganando la
comprensión de que en primera instancia la responsabilidad mayor es la del Estado.
En lo personal ayudo a construir una nueva forma de ver la inclusión y de buscar
estrategias para alcanzarla de manera pertinente, es un trabajo arduo pero el ánimo y la
actitud frente al grupo y a las didácticas utilizadas con ellos fueron de gran utilidad tanto
para mí como docente, como para el beneficio de los niños.86
Los docentes estuvieron atentos a responder a las preguntas planteadas en los instrumentos
y una vez finalizada su interés por lo que iba a ocurrir luego de terminado el proceso, a
ellos se les explicó que se realizarían una serie de talleres para ayudar a tener herramientas
apropiadas para realizar una inclusión pertinente.
Los resultados de la investigación ponen en evidencia el importante papel que tienen las
instituciones en cuanto a la capacitación docente para empoderarse de procesos como el de
la inclusión. Es decir, que cuando se tienen conocimientos mejor será la manera de
abordar tanto las posibilidades como las dificultades.
Dentro de la investigación se pudo identificar que las didácticas utilizadas por los docentes
obedecen más a prácticas tradicionales –me refiero a su estado de comodidad y seguridad,
no a modelo pedagógico– que intentan de una u otra manera “normalizar” al estudiante
con respecto a sus compañeros de clase. Este aspecto se evidencia en las guías de refuerzo
o nivelación elaboradas para cada periodo escolar.
Por otra parte, en correspondencia a los objetivos planteados en esta investigación se
observa que hay desconocimiento acerca de las llamadas didácticas flexibles las cuales
permiten realizar actividades y construir procesos con todos los estudiantes respetando los
diferentes ritmos de aprendizaje.
Algunos aspectos en común frente a las representaciones sociales de los docentes frente a
la inclusión educativa de niños con discapacidad son los que tienen que ver con la carga
emocional o física a la que conlleva, es decir, la elaboración de materiales específicos, el
tiempo dedicado a las explicaciones individuales, la forma de evaluar entre otras.
Es de resaltar que
a lo largo del proceso los docentes mostraron un gran interés por
mejorar sus prácticas o más que mejorarlas, buscar otras que beneficien a todos los niños
para que alcancen sus metas. Esas actitudes reflejan a su vez el compromiso y el amor no87
solo por lo que la sociedad exige sino además la preocupación por cada uno de los niños,
pues la docencia más allá de ser una profesión, es una forma de vida.
5.2. Recomendaciones
Dada la importancia que tiene la investigación al mostrar que los resultados
arrojados tienen que ver en general con las instituciones educativas que favorecen la
inclusión, se recomienda generar a nivel de las instancias reguladoras como el
Ministerio de Educación y las Secretarías de Educación, las reflexiones y las acciones
necesarias sobre las prácticas educativas como elemento primordial que habla de la
calidad de la educación en general; de tal manera que docentes y directivos logren
entender que el tema de la diferencia y de la inclusión va más allá de recibir a un
estudiante con discapacidad.
Se recomienda para estudios futuros frente a las representaciones sociales de los maestros
sobre inclusión, tomar una muestra mayor (toda la institución o varias instituciones del
Distrito) docente, pues se abarcarían todos los niveles educativos, ya que en este caso
solamente se tuvo en cuenta una de las 5 sedes así, que no se puede generalizar las
representaciones sociales de los docentes de toda la institución.
Por otra parte, sería interesante realizar una investigación futura acerca de lo que ocurre
con los estudiantes con discapacidad una vez pasan a grado cuarto, ya que los mismos
docentes manifiestan que no se les brinda la misma atención. Y también con el fin de
estudiar las representaciones de los docentes de grados superiores o quizá la posibilidad de
indagar sobre expectativas de los mismos niños frente a esos cambios.88
Frente al trabajo realizado y teniendo como base los resultados obtenidos sugiero realizar
un trabajo de conocimiento de algunos aspectos importantes en la inclusión educativa,
podría vincularse el Hospital Pablo VI, ya que tienen programas de apoyo a la inclusión e
iniciar un trabajo interdisciplinario coordinado.