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TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA

DEFINICIÓN

La trombosis venosa profunda consiste en la formación de un coágulo sanguíneo o


trombo en una vena profunda. Es una forma de trombosis venosa que usualmente
afecta las venas en la parte inferior de la pierna y el muslo, como la vena femoral o la
vena poplítea, o las venas profundas de la pelvis. Puede presentarse a cualquier
edad, aunque es frecuente en personas mayores de 50 años. A diferencia de las
venas superficiales, cercanas a la piel, las venas profundas se encuentran
entretejidas en los grupos de músculos.

Puede ocurrir sin síntomas, pero en muchos casos la extremidad afectada se volverá
dolorosa, hinchada, roja, caliente y las venas superficiales puede distenderse
repletas de sangre que circula mal. La mayor complicación es que podría desalojar el
coágulo y viajar a los pulmones, causando una embolia pulmonar. Por lo tanto, es
una emergencia médica, que si está presente en la extremidad inferior hay un 3% de
probabilidad de que sea letal para el individuo. Una complicación tardía de la TVP es
el síndrome postflebítico, que puede manifestarse como edema, dolor o malestar y
trastornos en la piel.

Según la tríada de Virchow, la trombosis venosa se produce a través de tres


mecanismos:

Disminución del flujo sanguíneo


Daños a la pared de los vasos sanguíneos
Una mayor tendencia de la sangre a que se coagule (hipercoagulabilidad).

Varias condiciones médicas pueden conducirla, como la compresión de las venas,


trauma físico, el cáncer, infecciones, enfermedades inflamatorias y algunas
condiciones específicas, tales como accidentes cerebrovasculares, insuficiencia
cardíaca o el síndrome nefrótico. Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo,
incluyendo la cirugía, hospitalización, inmovilización por ejemplo, cuando se utilizan
moldes ortopédicos, o durante los vuelos de largo recorrido, conocida como el
síndrome de clase económica, el tabaquismo, la obesidad, la edad, ciertos
medicamentos, como el estrógeno o la eritropoyetina y la tendencia innata a formar
coágulos conocida como trombofilia como en el caso de portadores de factor V
Leiden. Las mujeres tienen un mayor riesgo durante el embarazo y el período
postnatal.

La prueba diagnóstica más utilizada para el diagnóstico incluye un examen de sangre


llamada Dímero-D y el ultrasonido doppler de las venas afectadas. A veces, se
requiere la realización de otros exámenes para encontrar la causa de la TVP. En
determinados casos, puede indicarse un intento para romper el coágulo con agentes
trombolíticos. Para evitar más acumulación y formación de nuevos coágulos, con el
riesgo de embolismo pulmonar o un coágulo que se puede atascar en el cerebro, el
corazón o en otra área, llevando a daño grave, se adminstran anticoagulantes
(también conocidos como fluidificante de la sangre) y si no es posible, se puede
indicar la colocación de un filtro en la vena cava inferior. Para la prevención se
recomienda el uso de anticoagulantes, compresión graduada (también conocido
como medias tromboembólicas) o dispositivos de compresión neumática intermitente.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Los síntomas que produce una trombosis venosa profunda son muy variables, van
desde formas asintomáticas en un 25% de los casos, en las que se descubre al
buscar el origen de sus complicaciones (tromboembolismo pulmonar, úlcera en las
extremidades) o de forma casual al explorar pacientes con alto riesgo de presentarla
(cáncer, intervenciones ortopédicas). La forma típica de presentación es
caracterizada por tumefacción (edema) y dolor en una extremidad, acompañada de
piel caliente, enrojecida, brillante y brusca aparición de venas dilatadas.

fatiga.
irritabilidad .
letargo.
pérdida de la masa muscular
inflamación generalizada (edema)
disminución de la inmunidad,
vientre protuberante.
dermatitis,
cambios de pigmentación, puede perderse pigmento donde se ha
perdido piel (descamado) y la piel puede oscurecerse donde ha sufrido
irritaciones o traumatismos
cambios en el cabello; el color del cabello puede tornarse más claro o
rojizo. El cabello se debilita y se vuelve frágil.
aumento del número de infecciones y de la severidad de una infección
normalmente leve a consecuencia de los daños al sistema
inmunológico
Diarrea
Hepatomegalia.
Disminución de la función renal

FACTORES DE RIESGO

 Mayores de 40 años
 Cirugía Ortopédica (prótesis de rodilla o cadera) que requiera inmovilidad
prolongada
 Trauma local (generalmente pacientes que requieren utilización de yeso)
 Quemaduras
 Embarazo y periodo denominado puerperio
 Antecedente de Insuficiencia Venosa
 Estados Oncológicos (activos), Cáncer
 Obesidad
 Tabaquismo
 Viajes que duren más de 8 horas (totalmente sentado) …Síndrome de “clase
turista”
 Anestesia general
 Enfermedades autoinmunes (Lupus)
 Neurotrauma (pacientes que requerirán tiempo indefinido postrados en cama)
 Coagulopatías (deficiencia de proteína C, proteína S, antitrombina III, etc.)
 Uso de hormonas (estrógenos)

La inmovilidad, por cuales quiera que sea la causa es uno de los factores más
importantes para el desarrollo de TVP, se calcula que hasta un 29% de los pacientes
en terapia intensiva podrían desarrollar trombosis venosa profunda

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Los signos y síntomas que se presentan en la trombosis venosa profunda (TVP) son
demasiado inespecíficos. Algunos de estos se pueden presentar en patologías como
(desgarros musculares, esguinces, celulitis, etc.)

La presencia de dolor, falta de sensibilidad, edema (hinchazón) en una sola


extremidad no necesariamente hace el diagnóstico de TVP. Otro de los signos que
pueden estar asociados es aumento de temperatura en la región afectada (calor),
eritema (color rojo) y en ocasiones un cordón doloroso “palpable” a lo largo de todo el
trayecto del muslo.

Signos clínicos como la prueba de Homans (dorsiflexión de la región plantar) o la


prueba de Ollow solo presentan una certeza de 50%, por lo cual queda claro que las
pruebas clínicas son insuficientes para determinar si un paciente presenta TVP.

La mayoría de los pacientes que presentan TVP en el sector femoral inician su


padecimiento en las venas de la región gemelar (25%) o en la vena poplítea (por
atrás de la rodilla), sin embargo el daño que produce el trombo en la vena no sólo se
limita a el endotelio sino que afecta las válvulas a lo largo de la vena.

Más aún si la trombosis venosa es grave y no recibe tratamiento inmediato, puede


evolucionar a la llamada phlegmasia cerulea dolens : Donde la presión en los
compartimentos musculares aumenta tanto a causa de la obstrucción venosa que se
inicia una afección arterial por compresión, con la subsecuente coloración
amoratada, violácea, este tipo de signos se consideran una urgencia absoluta ya sea
para retirar los trombos directamente de la vena o en algunos casos específicos sólo
realizar fasciotomías para liberar la presión de los compartimentos musculares.

DIAGNÓSTICO

En la actualidad el estudio de primera línea para confirmar o descartar la trombosis


venosa profunda en el sector femoral o poplíteo es la realización de un Doppler
Duplex de miembros inferiores, cuenta con grandes ventajas como: el procedimiento
no es doloroso o invasivo, es inmediato, no requiere preparación de ningún tipo
previamente, otra de las ventajas importantes al realizar un Doppler Duplex es el
reconocimiento o descartar otras enfermedades como abscesos, quiste de Baker,
etc.

La flebografía en cambio es un estudio, doloroso que se ha ido dejando de usar ya


que consume mucho tiempo, además de que se requiere una punción sobre las
venas de los pies. Existen sólo algunas indicaciones muy precisas para la
realización de este estudio en pacientes con sospecha de TVP.

Además de estos estudios se deben realizar estudios llamados de “laboratorio”


complementarios que aportan información valiosa sobre el padecimiento como:

Dímero-D: la elevación en las cifras de esta prueba, nos refiere la presencia de


algún trombo en el organismo (altamente sensible pero no específico)

Perfil Hematológico: Cuando existe un antecedente claro de algún tipo de


deficiencia proteínica, ya conocida previamente por el paciente.

Marcadores tumorales: Se solicitan, cuando la presentación de la TVP está


asociada a los extremos de la vida, pacientes jóvenes sin antecedentes claros o
pacientes de tercera edad a quienes obligatoriamente se les debe descartar un
proceso Oncológico.
TRATAMIENTO

El tratamiento de la TVP ha sido durante muchas décadas a base de medicamentos,


específicamente el uso de Heparina la cual se denomina como un anticoagulante que
si bien no destruye el coágulo, con su administración se impide que la longitud del
trombo o coagulo se haga cada vez más grande. Este tipo de tratamientos requerían
de una larga hospitalización, con reposo absoluto durante varios días produciendo
secuelas importantes como: Hinchazón permanente o edema y en casos más graves
la formación de úlceras venosas todo esto dentro de un Síndrome Postrombótico, al
estar internado el paciente frecuentemente la vigilancia no sólo era de manera clínica
sino también a base de medir constantemente tiempos de coagulación (TPT) además
de que una vez controlado el proceso agudo el paciente debía tomar al menos un
periodo de 3 a 6 meses anticoagulación oral con exámenes de laboratorio
semanales.

Heparina de Bajo Peso Molecular (HBPM)


Trombolisis (Catéter de Trellis)
Trombectomías tradicionales
Trombectomías motorizadas (Angiojet, Hydrolizer)
Filtro de Vena Cava Inferior (TrapEase, Günther Tulip, Simon Nitinol,
Greenfield, etc.)

CUIDADOS DE ENFERMERÍA.

1. Examinar la piel a diario y ver sus características: Color, textura,


turgencia, vascularización, humedad y temperatura. Esta exploración
será más minuciosa en pacientes diabéticos o con trastornos
circulatorios
2. Mantener la piel del paciente limpia y seca, prestando mucha atención
a los pliegues cutáneos.
3. El lavado higiénico debe realizarse con agua tibia y jabón o gel que
tenga un pH neutro (pH de 5) para que elimine por
arrastre mecánico los restos de sudor y secreciones, sin alterar su
manto ácido natural.
4. Realizar el lavado tantas veces como sea necesario, en función de las
necesidades del paciente (sudoración intensa,
obesidad, incontinencia, etc.)
5. No proceder al lavado destapando completamente al paciente, sino que
se deberán ir tapando aquellas zonas que ya se
hubieran lavado.
6. Primero se lavará la cara, con nariz, oídos y boca. Después el tórax y
los miembros superiores, pasando a continuación al
abdomen y a los miembros inferiores. Por último los genitales. Después
se coloca al paciente en decúbito lateral para
proceder al lavado de espalda.
7. No utilizar sobre la piel alcoholes o colonias. En todo caso, se podrá
utilizar solo alcohol alcanforado para conseguir una vaso dilatación que
facilitará la afluencia se sangre a los tejidos.
8. Utilizar después una crema hidratante o emoliente, procurando que se
absorba completamente.
9. Se pueden realizar masajes para activar la circulación y favorecer la
relajación. Se deben realizar moviendo suavemente la piel y el tejido
subcutáneo pero nunca sobre las prominencias óseas.
10. Al cambiar la ropa de la cama hay que fijarse en no dejar pliegues en la
sábana bajera ya que podrían producir úlceras. El resto de la ropa no
debe hacer presión sobre el cuerpo del paciente.
11. Se procurará utilizar lencería de tejidos naturales.
12. Movilización y cambios posturales .
13. En pacientes que no puedan colaborar en los cambios posturales, es
importante realizar un plan de movilización cada 2 horas, siguiendo un
ritmo de rotación determinado. El paciente nunca será arrastrado en la
cama para hacer el cambio ya que ello podría producirle una úlcera por
roce.
14. No deben someterse a presión las zonas de riesgo ni las zonas con
prominencias óseas. Los cambios posturales se deben
realizar las 24 horas del día, valorando si es conveniente hacerlos
también por la noche. Puede utilizarse material textil de apoyo como
almohadas de varios tamaños, taloneras y coderas.
15. Elaborar un plan de rehabilitación que haga mejorar la movilidad del
paciente. Si es posible, hacerle participar en su higiene, de acuerdo a
sus limitaciones.
16. Mantener el alineamiento corporal y la distribución del peso.
17. Si la cabecera de la cama tiene que estar elevada, no debe pasar de
los 30º, no manteniendo esta postura durante mucho
tiempo.
18. Como complemento se pueden utilizar colchones (de agua, de silicona,
de espuma y de presión de aire alternante),
cojines, almohadas, borreguitos antiescaras, protecciones locales para
talones y codos, etc. Hay que tener en cuenta que
nunca sustituyen a la movilización. Se utilizan para amortiguar la
presión del cuerpo sobre la superficie de apoyo.
19. Cuando el paciente se eche de lado en la cama, no debe apoyarse
directamente sobre el hueso de la cadera. Además de
la almohada de la cabeza, es conveniente colocar una almohada entre
sus rodillas para separarlas y aliviar la presión. Se
pondrá otra almohada apoyando la espalda formando un ángulo de 45º
a 60º. Las piernas quedarán en ligera flexión y
formando un ángulo recto con los pies.
20. Cuando el paciente este acostado sobre su espalda, deberá mantener
sus talones levantados, para lo cual se colocará un
cojín de espuma o una almohada debajo de sus piernas. Hay que evitar
que los tobillos se toquen entre sí.
21. Cuando el paciente este sentado se efectuarán movilizaciones cada
hora. Si él mismo puede colaborar habrá que enseñarle
para que se movilice cada quince minutos.
22. Es conveniente favorecer la de ambulación progresiva siempre que sea
posible.

Cuidados generales.

Tratar aquellos procesos que puedan influir en la evolución de las


úlceras por presión: respiratorios, circulatorios y
metabólicos.
Corregir el déficit nutricional si los hubiera, aportando mayores
cantidades de proteínas, vitaminas y minerales.
Mantener una buena hidratación.
En caso de incontinencia tratar ésta y, si no es posible, prestar especial
atención al cuidado de sondas, colectores, etc.
Procurar que éstos no ejerzan presión sobre la piel.
BIBLIOGRAFIA:

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CARPENITO, Lynda. Planes de Cuidado y Documentación en


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