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AGUA EN BOLIVIA
19 de Enero de 2000
19 de Enero de 2000
1. RESUMEN EJECUTIVO 8
Índice de Figuras
Índice de Tablas
Bolivia ocupa la parte central de América del Sur y está delimitada geográficamente
entre las coordenadas 9º 30’ – 22º 55’ de latitud sur y entre 57º 20’ – 69º 40’ de
longitud oeste. Por el norte limita con el Brasil, al este y sudeste con el Paraguay, al
sur con Argentina y Chile y al oeste con Chile y Perú. La superficie de Bolivia alcanza
a 1’098,581 Km2, distribuida en una compleja morfología. Más del 60% del territorio se
encuentra debajo de los 500 msnm, aproximadamente el 15% entre los 500 y 2,500
msnm y el restante 25% por encima de los 2,500 msnm.
La calidad del agua para consumo humano y riego en las tres vertientes componentes
del sistema hidrográfico boliviano tiene como factor principal de impacto negativo de la
actividad minera e industrial sobre los recursos hídricos, que en muchos casos han
superado con ventaja los límites máximos permitidos en cuanto a concentración de
sustancias nocivas, originando problemas sociales y económicos en sectores
deprimidos de la sociedad. En los cursos de agua mayores de las vertientes
amazónica y del Plata, el deterioro de la calidad del agua se manifiesta por elevada
concentración de sedimentos, originados por los procesos de erosión laminar y
movimiento de masas en las cuencas altas, así como por los altos niveles de
concentración de sustancias utilizadas en la explotación aurífera.
La legislación boliviana con relación al recurso hídrico tiene su base en la Ley general
de Aguas de 1906. Las consideraciones de esta Ley, en su mayor parte, se
encuentran fuera de contexto por lo que se hace necesaria la aprobación de una
nueva legislación acorde con los cambios estructurales que ha sufrido Bolivia y con los
cambios que se realizan en nivel internacional. Desde 1985 se han hecho enormes
esfuerzos para concertar la aprobación de una Ley de Aguas sin lograr acuerdos
definitivos que permitan su aprobación por el Congreso Nacional. Las dos últimas
propuestas básicamente giran entorno al reconocimiento del valor económico del agua
y su escasez relativa, se reconocen los beneficios que reporta a la sociedad el
disponer de agua suficiente y se reconoce el valor cultural del recurso. Sin embargo
son dos temas que diferencian claramente las dos leyes y que se centran en la forma
administrativa del recurso y las disposiciones con relación a las concesiones.
Por otra parte es el Ministerio de Vivienda y Servicios Básicos el que formula y ejecuta
las políticas financieras, de desarrollo, de investigación y capacitación de recursos
humanos referidas a estos servicios y es el Ministerio de Desarrollo Sostenible y
Planificación el que supervisa las obras, actividades y proyectos que se realizan en el
país para que no atenten contra la prestación de los servicios y debe coordinar con el
Ministerio de Vivienda la aplicación de normas ambientales.
En el sector rural, a pesar de que el avance ha sido importante, se cuenta con índices
de cobertura menores que los urbanos. Los problemas que afectan a esta categoría
poblacional están derivados de aspectos financieros, poca capacidad municipal para
generar proyectos y canalizar financiamiento hacia ellos y aspectos derivados de las
condiciones de dispersión de la población.
Existe una presión creciente por el recurso en los centros urbanos que es derivada del
alto crecimiento poblacional y la migración campo ciudad. En general la utilización del
recurso para agua potable genera, según la zona, grados variables de conflicto con el
riego.
En general el enfoque del servicio está regido por criterios de rentabilidad. Las EPSA
buscan generar ingresos propios suficiente y cubrir costos de operación,
administración y mantenimiento. Esto no es totalmente posible en los sistemas rurales
que funcionan en una parte sobre condiciones de semisostenibilidad, principalmente
por la debilidad en los aspectos administrativos.
En general los montos asignados al sector no han sido suficientes para cubrir las
necesidades de crecimiento y desarrollo, sin embargo en las tendencias históricas de
inversión puede percibirse algunos grados de mejoramiento. La inversión total en los
últimos años de registro (1992-1996) ha sido relativamente estable. Los recursos
destinados al sector rural han ido aumentando en Terminos porcentuales sobre el total
invertido, desde un 16% hasta el 43% en el último año. Esto muestra un interés
Bolivia ocupa la parte central de América del Sur y está delimitada geográficamente
entre las coordenadas 9º 30’ – 22º 55’ de latitud sur y entre 57º 20’ – 69º 40’ de
longitud oeste. Por el norte limita con el Brasil, al este y sudeste con el Paraguay, al
sur con Argentina y Chile y al oeste con Chile y Perú (Figura 1).
Inicialmente Bolivia puede dividirse en dos grandes áreas geográficas. La primera está
constituida por la región tropical y subtropical y la segunda por la región árida,
semiárida y subhúmeda seca. Como es de suponer las restricciones hídricas se
presentan en las regiones áridas y semiáridas del país que representan
aproximadamente el 42% de la extensión total de Bolivia (ver Error! Unknown switch
argument.). Estas zonas además presentan altos índices de desertificación.
Otro de los factores fisiográficos importantes son los lagos y salares del altiplano.
Estos factores geográficos influyen en las características climáticas de las zonas
aledañas y contribuyen a la caracterización climática de toda la región.
En las zonas tropicales la fragilidad del suelo está acompañada por un deficiente
sistema de drenaje de las cuencas lo que aumenta el riesgo de invertir en proyectos
agrícolas, aún así es la región con mayor actividad agrícola, especialmente aquella
orientada a la exportación y a uso industrial. La ganadería extensiva y la producción de
soya, algodón, girasol y caña de azúcar son las principales ocupaciones de la
población de esta zona que básicamente se encuentra dentro de la vertiente
amazónica aunque en su sector sur pertenece a la vertiente del Plata. El crecimiento
acelerado del sector productivo de esta región ha generado un flujo migratorio
constante que se refleja en la tasa de crecimiento de la población del Departamento de
Santa Cruz y del departamento del Beni.
2.4.1 Demografía
Los datos con los que se cuenta provienen del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)
en base a los resultados de los Censos Nacionales (CN) de 1,950, 1,976 y 1,992, para
el año 2,000 se realizará un nuevo CN. En la Tabla 3 se puede observar que el CN de
1992 determinó que la población en ese año fue de 6,420,720 habitantes con un
crecimiento intercensal de 2.11%. De ese total 3,171,265(49.9%) son hombres y
3,249,527 (50.6%) son mujeres. Además del total de 1992 se estableció que 3,171265
(57%) habitan en el área urbana y 2,725,946 (42.5%) en el área rural.
Los resultados obtenidos para el total del país en el censo de 1992, demuestran una
clara disminución de la mortalidad infantil; de 151 por mil registrado en el censo de
1976 a un 75 por mil en el censo de 1992 (Tabla). Si bien la tasa a escala nacional ha
bajado, la diferencia entre el área urbana y el área rural es significativa. En el área
rural la mortalidad infantil se ubica en un 94 por mil habiendo logrado un descenso de
45%, mientras que en el área urbana el descenso es de 53%.
EDUCACION
Analfabetismo total 26 15.2 16
Entre 57 países con ingresos bajos y medio, Bolivia mantiene la 5ta tasa más alta de
mortalidad infantil. Los países con tasas entre 60 y 80 por mil son: Bangladesh,
Comoro, Eritrea, Gambia, Guyana, Haití, India, Lesotho. Namibia, Papua Nueva
Guinea, Senegal, Sudán y Suazilanda (Bolivian Poverty Report, World Bank, 1998).
Al igual que las tasas de mortalidad infantil, las tasas de analfabetismo a nivel de país
han tenido descensos relevantes entre los periodos intercensales 1976 – 1992 con
una disminución de 45 % (Censo INE, 1992 – Informe de resultados). En el censo de
1976, la tasa de analfabetismo alcanzó a 36.8% de la población de 15 y más años, es
decir una de cada tres personas no sabía leer ni escribir, en cambio en 1992 existe en
el país un analfabeto por cada cinco personas de 15 y más años. Esta tasa no ha
cambiado desde el último censo, ya que los datos para 1998 indican una tasa de
analfabetismo de 15.2% (Indicadores de Desarrollo Humano, UNESCO, 1999).
En 1997 las reservas internacionales netas llegaron a $US 1,053 millones con un
crecimiento del PIB de 4.2%. El déficit fiscal en 1997 se estima en 3.4% del PIB,
reflejando los costos fiscales de las recientes reformas estructurales, principalmente la
reforma de pensiones y una disminución del ingreso fiscal asociada con la
capitalización de YPFB.
La inversión tanto pública como privada en 1997 alcanzó un 19% del PIB.
Aproximadamente el 50% de la inversión privada se concentró en el sector de
hidrocarburos, 34% en actividades comerciales y 11% en la minería.
1
El decreto que estableció la política de ajuste estructural fue el Decreto Supremo 21060
Los saldos comerciales negativos indican también que la expansión de esta década
(1985 - 1995) ha sido financiada principalmente por capitales externos ya sean
préstamos públicos o inversión extranjera. Este déficit ha sido cubierto en muchos
casos con apoyo a la balanza comercial por parte de países amigos.
B. Servicios de las administraciones públicas 10.05 9.63 9.86 9.74 9.56 9.36 9.08 9.07
C. Servicio doméstico 0.60 0.58 0.58 0.57 0.56 0.55 0.54 0.53
Total (1) 91.71 91.57 91.53 91.64 91.68 91.39 91.23 91.24
Impuestos indirectos (2) 8.29 8.43 8.47 8.36 8.32 8.61 8.77 8.76
Total: A precios de comprador 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Fuente: Anuario estadístico INE, 1999
El sector boliviano de la cuenca del río Acre tiene una extensión aproximada de 2,080
Km2, ocupa el último lugar en extensión de todas las cuencas del país ya que
comprende el 0.2% de la superficie del territorio nacional y forma parte de la frontera
norte con la República del Brasil. Se encuentra situada al Noreste de Bolivia, en el
Departamento de Pando. Sus principales afluentes en territorio boliviano son el arroyo
Bahía, Arroyo Piapi, arroyo Henohaya y Arroyo San Miguel.
La cuenca del Titicaca se encuentra ubicada en el sector Norte, ocupa una superficie
aproximada de 13,967 Km2, que representa al 1.3% del territorio nacional. Está formada
por el lago Titicaca u sius afluentes, que son los ríos Suches, Huaycho, Putina, Keka
Jahuira, Khullu Cachi, Sehuenca, Catari y Tiahuanacu.
Las características de los cursos de agua más importantes se describen en la Tabla 12.
El lago Titicaca, que es compartido con la república del Perú, tiene una extensión de
8,030 Km2, con un espejo de agua a una altura promedio de 3,808.66 msnm, una
profundidad media en el lago mayor de 135 m y en el lago menor de 23 m y un
volumen de 8966.3 x 1011 m3.
La vertiente del Plata se encuentra situada al Sudeste del país; ocupa una superficie
de 224,918 Km2 aproximadamente; constituye geográficamente la segunda en
extensión. Comparten la vertiente los departamentos de Tarija, Santa Cruz,
Chuquisaca, Potosí y Oruro.
Al noreste del país, en la zona de los llanos, las isoyetas están orientadas en forma de
canal, aumentando su valor desde 1,800 mm en el norte (Guayaramerin : 1,792 mm)
hasta 5,000 mm en el sur ( Chipiriri : 5,191 mm). En la zona de los valles, las isolineas
se desplazan hacia una dirección más zonal. Los vientos alisios del hemisferio norte,
que cubren la amazonia durante la estación lluviosa, pierden la mayor parte de su
contenido de vapor de agua sobre la vertiente oriental de los Andes, y al descender
hacia el sector occidental, se resecan extremadamente por el efecto de Föehn e
imposibilita de esta manera una mayor producción de precipitación.
Conforme nos alejamos del lago Titicaca, los volúmenes de precipitación van
disminuyendo progresivamente de norte a sur. En la zona de el lago Poopó, la
superficie más reducida y de menor profundidad que la del lago Titicaca, no provoca
más que un leve aumento de las lluvias (Tacagua : 409 mm).
En todo el territorio nacional se presentan dos períodos, uno más lluvioso, localizado en
el verano (debido al descenso de la zona de convergencia intertropical), y otro con
precipitaciones menores en el invierno (la dislocación hacia el norte de la zona de
convergencia intertropical ocasiona un movimiento de aire seco y estable).
Para fines agrícolas, se debería asumir que gran parte del territorio nacional, no se
presentarán lluvias significativas durante los meses de mayo, junio, julio y agosto, y
solo lluvias muy pequeñas o mínimas en septiembre. El período seco es tanto más
severo cuanto más reducido es el total anual.
La producción de los ríos se puede observar en Tabla 14; se observa que los ríos de la
Amazonía cuando convergen sobre el río Madera producen un caudal promedio de
17,000 m3/s. En la vertiente Endorreica, el río Desaguadero evacúa el orden de 12.3
m3/s en su salida del lago Titicaca y cuando llega a la estación meteorológica de
Chuquiña alcanza los 61 m3/s. En la vertiente del Plata los ríos Bermejo y Pilcomayo
descargan un módulo entre 181 m3/s y 197 m3/s en los puntos de control del Balance.
VERTIENTE
DEL PLATA 92,971 506 439 67
R/ Pilcomayo Misión La Paz 16,048 1,070 714 356
Río Bermejo Juntas de San
Antonio
3.2.4 Conclusiones
Uno de los factores que inciden en la aridez de los valles de la cuenca alta del río
Grande (vertiente del Plata) es el efecto de sombra de la cordillera, lo que no permite
una disponibilidad satisfactoria de lluvia. Este fenómeno también es aplicable en los
valles semi-áridos de la cuenca andina del río Beni (vertiente amazónica).
Provincia hidrogeológica del escudo central.- Ocupa la región Noreste del país y está
caracterizada por afloramientos de rocas precámbricas, principalmente rocas
graníticas y metamórficas intensamente plegadas. No se presentan acuíferos
continuos y la circulación de aguas subterráneas se limita a las fisuras o zonas
fuertemente fracturadas y también a zonas donde el intemperismo tropical ha
producido la caolinización y laterización de los granitos, existiendo la probabilidad de
encontrar acuíferos colgados en las lateritas.
La ciudad de Santa Cruz cuenta con un parque industrial, el que tiene un sistema de
tratamiento colectivo de las aguas residuales, sin embargo ninguna de los
establecimientos industriales realiza un pre-tratamiento de sus efluentes. Existen
industrias que no se encuentran en el parque industrial y cuentan con mecanismos de
tratamiento, pero son muy rudimentarios. Las aguas industriales alcanzan de todas
maneras un único curso receptor, en este caso es el río Piraí, que presenta alto
niveles de contaminación.
La calidad del agua para consumo humano y riego en las tres vertientes componentes
del sistema hidrográfico boliviano tiene como factor principal de impacto negativo de la
actividad minera, que en muchos casos han superado con ventaja los límites máximos
permitidos en cuanto a concentración de sustancias nocivas, originando problemas
sociales y económicos en sectores deprimidos de la sociedad.
La cuenca del río Beni tiene la mayor densidad de estaciones meteorológicas con
respecto a las demás cuencas amazónicas con un promedio de 10 estaciones por cada
10,000 Km2 de territorio. En la vertiente Endorreica, la cuenca del lago Titicaca -sector
boliviano- tiene la mayor densidad de estaciones (46 estaciones por cada 10,000 Km2)
La cuenca del río Bermejo es la de mayor densidad de estaciones en la vertiente del
Plata con 33 estaciones por 10,000 Km2 de superficie territorial.
A nivel nacional, la cuenca del lago Titicaca tiene la mayor densidad de estaciones con
46 por cada 10,000 Km2, las cuencas de los ríos Itenez y Paraguay son las que tienen
menor densidad de estaciones con 1.8 y 0.5 estaciones por cada 10,000 Km2
respectivamente.
Tabla 15 Estaciones meteorológicas en Bolivia
Departamento Tipo de estación
Total
SP SO CP CO TP PVG PVM
Pando 1 2 2 5
Beni 8 1 3 2 4 18
Santa Cruz 9 11 11 15 64 110
Cochabamba 1 8 35 8 106 158
Chuquisaca 2 5 7 12 75 101
La Paz 1 3 1 13 48 19 146 231
Oruro 1 2 11 7 11 32
Potosí 1 3 5 13 5 76 103
Tarija 2 1 2 10 9 73 97
TOTAL 2 25 7 47 140 79 555 855
SP, Sinóptica principal TP, Termopluviométrica
SO, Sinóptica ordinaria PVG, Pluviográfica
CP, Climatológica principal PVM, Pluviométrica
CO, Climatológica ordinaria
Fuente: SENAMHI, 1998
Los volúmenes de agua utilizados por los grandes sistemas de agua son los siguientes:
Los mayores volúmenes de agua para consumo humano son obtenidas de 8 fuentes
superficiales, alcanzando un total de 4,525 l/s (ver Tabla 16 y sistema subterráneo de
Tilala que obtiene un máximo 347 l/s, de 30 pozos, cuyas fuentes se encuentran a
profundidades entre 90 a 105 m.
En la ciudad de Oruro será SeLA la encargada del abastecimiento de agua y que cuenta
con sistemas superficiales y subterráneos. En el caso del sistema a superficie libre se
emplea las aguas de la vertiente Cala Cala que pertenece a la cuenca del río Sepulturas
y que reúne un caudal de 24 l/s y las aguas del río Huayña Porto con 10 l/s. Las fuentes
subterráneas pertenecen a los sistemas Clallapampa Grande (Cala Khaja),
Challapampa y Aeropuerto sumando 528.2 l/s, haciendo un total de 562.20 l/s.
La ciudad de Potosí es AAPOS la institución que abastece de agua potable, que utiliza
aguas superficiales de las lagunas de Khari Khari, Sistema La Palca con un total de 195
l/s. Recientemente entrará en operación el sistema de aducción de San Juan, que
logrará cubrir la demanda.
3.2.2 Riego
El 70% de los alimentos de consumo nacional son producidos por las unidades
minifundiarias ubicadas en el altiplano central y altiplano norte de la vertiende
Endorreica, valles centrales, cabeceras de valle de La Paz, Chapare, Yungas y Alto Beni
de la vertiende Amazónica y cabeceras de valle de Potosí en la cuenca del Plata. Esta
producción agropecuaria se caracteriza por el uso limitado de semillas mejoradas y
fertilizantes, basándose principalmente en la agricultura a secano de bajo rendimiento.
Las grandes regiones de la cuenca Endorreica, los vallles de las áreas andinas de las
vertientes del Plata y amazónica y una parte la cuenca alta del río Paraguay (Chaco)
con lluvias menores a 600 mm se constituyen en áreas geográficas con necesidad de
riego.
La eficiencia total de los sistemas se dá en términos del volumen de agua utilizado por
los cultivos y el volumen de agua suministrado en fuente y comprende las eficiencias
de conducción, distribución y aplicación. En términos generales la eficiencia total en
los sistemas tradicionales varía entre 18% a 30% y en los sistemas mejorados varía
entre 35% y 50%.
Tradicionalmente, las aguas de riego no son pagadas vía tarifa por m3 de agua;
existen algunos pagos adsociados a la inscripción del regante, y operación y
mantenimiento, que se paga en un jornal de trabajo por cada hectárea.
El único proyecto de riego en Bolivia que tiene tarifas basadas en el volumen de agua
es el proyecto San Jacinto, donde se cobra 0.05 US$/m3.
3.3.3.1 Energía
El año 1992, sobre la base del consumo final de energía a nivel nacional, la energía
eléctrica representó el 7.8% frente a los derivados del petróleo con 50.3%, gas natural
9.2% y los bioenergéticos 32.7%. Los bioenergéticos consideran principalmente el
consumo de leña, que alcanza el 90% de energía en el área rural.
3.3.3.2 Industria
La demanda industrial de agua en Bolivia alcanza los niveles mínimos en relación a los
otros sectores usuarios de energía, sin embargo no se cuentan con datos específicos en
cuanto al consumo de agua industrial.
Según el censo de 1992 casi toda la población rural carece de servicios para la
eliminación de excretas. La mayor parte, cerca a 87 % de la carga orgánica proviene
del área rural (aproximadamente 77,300 tn DBO/año); las aguas negras, de un
volumen anual de 130,000 m3/año, cargan 70,300 tn de sólidos suspendidos al año,
dominando la contribución de origen rural 85 %. Las vertientes del Titicaca y del Plata
receptan 42 % y 19 % del total de la carga orgánica emitida.
El área agrícola del país se divide en dos grandes sectores; el primero, denominado
sector agrícola tradicional, que comprende la cuenca endorreica y parte de los
departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija; denominadas zona del Altiplano
y de los Valles, respectivamente. El segundo sector, denominado como de agricultura
comercial, comprende el oriente boliviano es decir la cuenca amazónica en la zona
noreste del país y la zona sud-este tributaria de la cuenca del Río de La Plata. El
sector tradicional, caracterizado por las condiciones de minifundio, realiza una
agricultura para el autoconsumo familiar, con inversión nula y sin expectativas de
comercialización. Por otro lado el sector comercial, principalmente en la zona de los
departamentos de Santa Cruz, Beni y parte de los departamentos de Chuquisaca y
Tarija, desarrolla una explotación agropecuaria en grandes extensiones de tierras, con
altos niveles de inversión y expectativas de comercialización de toda la producción.
3.4.6 Pesticidas
Bolivia es el país que menos pesticidas utiliza en su área tradicional, con una tasa de
4.2 kg por hectárea para 1978. En la agricultura moderna entre el 95% y 91% de las
empresas algodoneras utilizan plaguicidas y herbicidas respectivamente, y para caña
entre el 16% y 32%. Para 1981 se identificaron 116 fuentes de importación de
plaguicidas en un volumen de 1'928,499 kg y a un costo de 6 millones de dólares, para
la misma fecha la producción nacional alcanzó únicamente 960,000 l/año.
En la zona de los valles el uso de plaguicidas varía de acuerdo a los cultivos y zonas.
En los valles alto y bajo aledaños a la ciudad de Cochabamba, se utilizan dos
plaguicidas como máximo en una sola mezcla, mientras que en los valles
mesotérmicos, el uso es mucho más intenso, llegando a usarse hasta 5 productos en
una sola mezcla. Las fumigaciones se realizan esencialmente sobre la papa,
De estudios realizados, se concluye que los plaguicidas utilizados por los campesinos,
incluyen productos que en el 22.5% corresponden a la categoría de extremadamente
tóxicos, en 29.5% a la altamente tóxicos, el 32.8% moderadamente tóxicos, y el 26.2%
están en el grupo de ligeramente tóxicos.
Aunque el efecto del drenaje ácido sobre la cuenca del Altiplano no está aún
suficientemente documentado, se ha evaluado el pH en los ríos utilizados en la
De las áreas mineras, sólo Oruro abastece su área urbana con agua subterránea, la
que es extraída de pozos de 80-125 metros de profundidad, ubicados entre 5 y 10 km
al noreste de la ciudad. El flujo de agua subterránea escurre hacia el sur y sudoeste,
por lo que el agua está libre de posible contaminación de la ciudad o de las minas y
fundiciones ubicadas hacia el sur. No obstante, pozos poco profundos construidos
manualmente en el área de Vinto y el valle de Huanuni contienen agua inadecuada
para su uso debido a la contaminación por actividades mineras.
Muchas de las minas están ubicadas en alta montaña donde hay poca perspectiva de
hallar aguas subterráneas. En la zona central del departamento de Potosí, COMIBOL
perforó pozos de más de 60 metros de profundidad, sin encontrar agua.
A pesar de los esfuerzos aislados de gestión del recurso agua, todavía los sectores
involucrados en su uso realizan sus actividades independientemente de acuerdo a las
Leyes sectoriales. Así la Ley de Electricidad, Ley de Hidrocarburos, Ley de Minería,
Ley de tierras y la Ley de Medio Ambiente consideran al recurso hídrico, disponiendo
de él sin establecer un criterio común de utilización y prioridades.
La falta de un plan nacional a largo plazo no permite a las autoridades definir las
acciones apropiadas para asegurar la disponibilidad del recurso en calidad y cantidad
apropiada para satisfacer las necesidades de los diferentes usuarios. La introducción
de la Superintendencia de Saneamiento Básico (antes Superintendencia de Aguas)
como ente regulados, administrador y fiscalizador permite la participación directa de
los usuarios y facilita la interacción entre los diferentes sectores. Sin embargo el corto
tiempo de existencia de la Superintendencia no ha permitido todavía que el sistema se
formalice.
Con la introducción de las Superintendencias del SIRESE se abrió una puerta para
canalizar las demandas de los usuarios y población en general, cada Superintendencia
cuenta con una Oficina de Defensa del Consumidor (ODECO) que si bien tiene
restricciones para efectivizar los reclamos, ha facilitado la participación de la población
en la toma de decisiones. Por otro lado se han creado foros y organizaciones,
especialmente ambientales que recogen las aspiraciones de una parte de la población
y participan activamente en la revisión y estructuración del sistema normativo del país.
Así se crearon instituciones como LIDEMA (Liga de Defensa del Medio Ambiente),
FOBOMADE (Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo), CONGI (Coordinadora
de ONG’s) y otras.
Por otro lado la aprobación de la Ley del Medio Ambiente en 1992 y sus reglamentos
en 1996 estableció mecanismos de participación de la población a través de consultas
públicas en el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental, especialmente para
aquellos proyectos clasificados como “de alto impacto – Categoría I”. Las
Superintendencias en sus reglamentos operativos también disponen de sistemas de
consulta pública, tanto para la aprobación de sistemas tarifarios como de reclamos y
modificaciones en la operación de las empresas reguladas.
La legislación boliviana con relación al recurso hídrico tiene su base en la Ley general
de Aguas de 1906. Las consideraciones de esta Ley, en su mayor parte, se
encuentran fuera de contexto por lo que se hace necesaria la aprobación de una
nueva legislación acorde con los cambios estructurales que ha sufrido Bolivia y con los
cambios que se realizan en nivel internacional.
En este sentido y desde 1985 se han hecho enormes esfuerzos para concertar la
aprobación de una Ley de Aguas. La tendencia en todos los borradores ha sido
siempre la misma, el Gobierno Central opta por una Ley que introduzca el agua en el
mercado y que el precio de la misma se fije por las reglas de oferta y demanda del
recurso, mientras que las organizaciones campesinas y ambientalistas proponen un
sistema más regulado y protegido con severas exclusiones.
Considera en primera instancia que el agua es de dominio originario del Estado y que
es un bien público. La definición de los derechos de propiedad es más bien vaga al
establecer que el agua que pasa por una propiedad pertenece al dueño del terreno
siempre y cuando no afecte a terceros. No se especifica la propiedad sobre las aguas
subterráneas. Se hace especial hincapié en las “servidumbres”, es decir, sobre las
obligaciones o derechos de las personas cuando van a construir obras de aguas en
terrenos que no les pertenecen. Además se considera agua privada a la que es
utilizada ininterrumpidamente por treinta años. En ningún caso se establecen tarifas,
patentes o impuestos para el uso del agua.
Esta ley, en su artículo único, define que ningún propietario de aguas podrá negar el
aprovechamiento de sus aguas residuales a otro vecino. Además se actualizan las
penalizaciones por servidumbres inconsultas de acuerdo al nuevo código civil.
En este reglamento se establece que las aguas subterráneas son de dominio público,
por lo que el dueño de un terreno, necesita un permiso para hacer un pozo. También
se determina que las obras de riego serán pagadas por los beneficiarios de acuerdo al
Las dos propuestas básicamente giran entorno a los mismos temas y objetivos. Se
reconoce el valor económico del agua, se reconoce su escasez relativa, se reconocen
los beneficios que reporta a la sociedad el disponer de agua suficiente y se reconoce
el valor cultural del recurso. Si embargo son dos temas que diferencian claramente las
dos leyes y que se centran en la forma administrativa del recurso y las disposiciones
con relación a las concesiones.
La Ley del Medio Ambiente (LMA) No. 1333 fue aprobada en 1992, pero sus
reglamentos (la mayoría de ellos) no fueron aprobados hasta 1996. La Ley 1333 es
una ley moderna que incorpora conceptos de sostenibilidad, evaluación de impacto
ambiental y protección a los recursos naturales escasos y valiosos. Esta Ley tiene
artículos precisos con relación a las formas de asignación dentro de la sociedad,
aunque no establece prioridades de uso.
A partir de las inundaciones de los años 1986 – 1987, precedidas de una sequía muy
acentuada (1983 – 1985), la Comunidad Económica Europea firma convenios con los
gobiernos del Perú y de Bolivia a fin de estudiar y establecer un plan director global y
binacional de protección y prevención de inundaciones y aprovechamiento de los
recursos del Lago Titicaca, río Desaguadero, Lago Poopó y salar de Coipasa (sistema
TDPS), creándose de esta manera el Proyecto Especial del Lato Titicaca (PELT) con
base en las ciudades de Puno y La Paz.
La Legislación sobre aguas de 1906 no dispone ningún tipo de pago por el uso del
recurso, tampoco la Ley de Electricidad dispone de una forma de pago por el uso de
agua para generación hidroeléctrica (por lo menos mientras no se apruebe la nueva
Ley de Aguas). Los reglamentos relacionados con el agua para riego establecen que
el pago que deberán realizar los agricultores será igual al costo de mantenimiento del
sistema (especialmente para los sistemas de riego de La Angostura y Tacagua), para
sistemas de microriego, son los comités de riego y asociaciones de regantes los que
establecen el monto que será cancelado para la mantención del sistema, no se toman
en cuenta amortizaciones de capital, recuperación de la inversión o ampliaciones del
sistema.
Para los sistemas de agua potable y alcantarillado sanitario en el área rural existe un
sistema de subsidios indirectos que se ejecutan a través de proyectos públicos. Este
subsidio es de 70 $US para agua potable y 65 $US para alcantarillado (son subsidios
per cápita), además existe un subsidio implícito en las tasas de interés que cobran los
Fondos de financiamiento interno y los proyectos cofinanciados por las ONG’s.
En este punto los dos borradores de Ley que se discuten al momento coinciden al
señalar que es de prioridad asegurar el derecho de uso por medio de concesiones o
licencias de uso.
Los sistemas de riego del municipio de Tiquipaya son muy conocidos y han sido muy
estudiados por su cercanía a la ciudad de Cochabamba. Esta cercanía ha determinado
a su vez el gran dinamismo de la zona y consecuentemente el carácter mucho más
privado y transable de los derechos de propiedad sobre el agua.
2
En realidad no fue una venta efectiva, sino una compensación por medio de un pago que
realizó la empresa de agua potable a los agricultores afectados.
En estos convenios, SEMAPA compra agua del SNRN 1 (de baja calidad para el
consumo humano) y conjuntamente con la perforación de algún pozo u otro servicio no
pecuniario, la canjea al sistema de riego de Saytu Ckocha a cambio de una parte de
sus aguas (que son mucho más potables).
• Perfil de proyecto
• Estudio de Pre – Factibilidad
• Estudio de Factibilidad
• Estudio a Diseño Final
Otro aspecto que influye en la realización de las inversiones de preinversión, son los
requisitos de los organismos financiadores como el Fondo de Desarrollo Campesino,
el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) y el Fondo de Inversión Social
(FIS). Todos los fondos disponen de documentos guías para la elaboración de
proyectos y procedimientos estándares. Todos estos procedimientos incluyen algún
tipo de evaluación de “rentabilidad” que se basa principalmente en la identificación de
beneficios directos e indirectos para la población, costos evitados o cambios en las
curvas de oferta y demanda de productos.
Los procedimientos son más exigentes para los proyectos que financia el FNDR, pues
son proyectos de gran magnitud y requieren de elaborados análisis socioeconómicos
que generalmente comienzan con el levantamiento de una encuesta en la zona de
Informe nacional sobre la gestión del agua de Bolivia 61
proyecto. Sin embargo la rentabilidad o no del proyecto (en base al informe de
factibilidad) no es definitiva para la ejecución o no del proyecto en cuestión. Los
tomadores de decisiones también consideran aspectos relacionados con “utilidad
pública”, “estrategia nacional” o “prioridad nacional o regional”.
3
Para este análisis se considera únicamente la información relacionada con proyectos de
saneamiento básico ya que no existe información desagregada por áreas menores de
intervención
Los procesos de pérdida de suelo que tienen lugar en la cuenca endorreica, en las
regiones andinas y Chaco de las vertientes amazónica y del Plata, unido a balances
hídricos desfavorables, riesgo climático, topografía accidentada y tenencia de la tierra,
se constituyen en principal limitante para lograr niveles de producción concordantes
con las necesidades de desarrollo sostenible.
Por lo tanto, el mayor acceso al agua en las regiones andinas no será suficiente para
revertir los procesos de empobrecimiento, por lo que debe considerarse la aplicación
de programas de desarrollo de nuevas zonas potencialmente productivas, que se
encuentran ubicadas en las regiones bajas de las cuencas amazónica y del Plata.
Para alcanzar este propósito, las políticas de estado deberán estar dirigidas al uso del
agua que permita la ejecución de grandes proyectos de infraestructura hidráulica, de
manera que la población desplazada de las áreas deprimidas, encuentre los espacios
adecuados para cubrir sus necesidades. La estrategia podrá tener como base el uso
ambientalmente sostenible del agua de manera que los impactos negativos sean
previstos y las medidas de mitigación sean las correctas.
La evaluación final del Plan decenal fue presentado en la conferencia regional sobre
abastecimiento de agua en San Juan Puerto Rico en 1990. En esta conferencia
participaron 21 países de la región y se examinaron los logros conjuntos durante el
decenio y adoptaron la “Declaración de Puerto Rico: Abastecimiento de Agua,
Saneamiento y Salud”.
La nueva estructura administrativa del poder ejecutivo de Bolivia (aprobada por Ley de
Septiembre de 1997) ha determinado ciertos cambios en la administración y gestión
del recurso hídrico así como del saneamiento básico. En la Figura 11 se puede
observar la distribución de funciones a nivel del poder ejecutivo central.
4
EPSA; Entidad Prestadora de Servicios de Agua potable y Alcantarillado Sanitario
5
MH – MDSP. 1998. “Primer Censo de Gobiernos Municipales”.
La referida tasa de regulación deberá ser pagada por todos los prestadores de
servicios de agua potable y alcantarillado sanitario sujetos a regulación, esta tasa no
deberá ser mayor al tres por ciento de los ingresos netos por venta de estos,
deducidos de los impuestos directos. Los reglamentos de la Ley determinan que la
tasa de regulación para cada prestador de servicios será definida sobre la base de
parámetros técnicos.
Las entidades responsables del servicio de agua potable y alcantarillado sanitario para
las ciudades capitales, ciudades intermedias y poblaciones menores se describen en
la Tabla 22.
Las únicas empresas privadas que prestan servicios de agua potable y alcantarillado
sanitario son Aguas del Illimani y Aguas del Tunari.
De las restantes ciudades capitales (siete), dos son cooperativas (Trinidad y cobija),
mientras que las demás prestadoras del servicio son empresas municipales. No
existen planes de corto plazo para licitar los servicios de las ciudades capitales,
aunque con la nueva Ley de Servicios de Agua potable y alcantarillado sanitario se
espera que más empresas privadas incursionen en la prestación de servicios.
Tabla 24. Metas a largo plazo establecidas por Aguas del Illimani
2001 2006 2011 2016 2021 2026
Cobertura de agua potable (%) por área y
por año
Achachicala 100 100 100 100 100 100
Pampahasi 100 100 100 100 100 100
El Alto 82 85 90 90 90 90
Cobertura de alcantarillado (%) por área y
por año
Achachicala 81 84 90 94 95 95
Pampahasi 83 85 90 94 95 95
El Alto 82 85 90 90 90 90
El nivel de inversiones que Aguas del Illimani realizará en las ciudades de La Paz y El
Alto no está determinada en el contrato con la Superintendencia de Saneamiento
Básico, sin embargo la empresa ha hecho conocer un plan de inversiones que le
permita cumplir con las obligaciones emergentes del contrato de concesión.
Las inversiones previstas durante los primeros cinco años, es decir entre 1997 y 2001
son de 72 millones de dólares. En los primeros dos años, o sea entre 1997 y 1998 se
había previsto invertir 26 millones de dólares. Las inversiones realizadas hasta el 31
de diciembre de 1998 fueron de 21.22 millones de dólares, distribuidos
porcentualmente de la siguiente manera:
En virtud de las inversiones realizadas Aguas del Illimani ha logrado superar las metas
de coberturas para el periodo comprendido entre el 1 de Agosto de 1997 y el 31 de
Diciembre de 1998, conforme a lo señalado anteriormente.
Entre los dieciséis años transcurridos desde 1976 a 1992, el aumento de viviendas fue
del 39%, un promedio de 2.5% anual. Las viviendas urbanas aumentaron en un 92%,
mientras que las viviendas rurales tuvieron un aumento marginal del 3%. Entre los
censo 76 y 92 se evidencian progresos en cuanto a la cobertura como a la calidad de
los servicios, mayor cantidad de viviendas tienen acceso al agua sin tener que
desplazarse, lo mismo que el alcantarillado sanitario privado. También se evidencia
que menos viviendas carecen de servicio, aún cuando su disminución es modesta
(14% y 11%) frente a la carencia de servicios (más del 90% en 1976) como se puede
observar en la Tabla 26.
Tabla 26. Evolución intercensal del abastecimiento de agua y de alcantarillado
sanitario
Servicio de Agua 1976 % Cob. 1992 % Cob. Incremento
Viviendas totales 1,040,704 100.00 1,444,817 100.00 38.83
Cañería dentro de la vivienda 115,776 11.12 372,582 28.79 221.81
Cañería fuera de la vivienda 293,186 28.17 458,531 31.74 56.40
Sin cañería 632,742 80.80 613,704 42.48 -3.01
Viviendas urbanas 421,188 40.47 806,815 55.84 91.55
100.00 100.00
Cañería dentro de la vivienda 107,476 25.52 339,511 42.08 215.89
Cañería fuera de la vivienda 245,019 58.17 339,612 42.09 38.61
Sin cañería 66,693 15.83 127,692 15.83 91.46
Viviendas rurales 619,516 59.63 638,002 44.16 2.98
100.00 100.00
Cañería dentro de la vivienda 8,300 1.34 33,071 5.18 298.45
Cañería fuera de la vivienda 46,167 7.45 118,919 18.64 157.58
Sin cañería 565,049 91.21 486,012 76.18 -13.99
Alcantarillado sanitario
Viviendas totales 1,040,704 100.00 1,444,817 100.00 38.83
Servicio sanitario privado 134,629 12.94 419,802 29.06 211.82
Servicio sanitario comú 88,812 8.63 199,367 13.80 121.98
n 816,263 78.43 826,148 57.18 1.21
No tiene
Viviendas urbanas 421,188 40.47 806,815 55.84 91.55
100.00 100.00
Servicio sanitario privado 113,139 26.86 327,381 40.58 189.36
Servicio sanitario común 84,709 20.11 179,702 22.28 112.21
No tiene 223,340 53.03 299,672 37.14 34.18
Viviendas rurales 619,516 59.63 638,002 44.16 2.98
100.00 100.00
Servicio sanitario privado 21,490 3.47 91,921 14.41 327.74
Servicio sanitario común 5,103 0.82 19,605 3.07 284.19
No tiene 592,923 95.71 526,476 82.52 -11.21
4.3.1.1 Alcantarillado
6
El Banco Mundial en su “Public Expenditure Review of Bolivia” de 1998 utiliza las
proyecciones del INE para 1997.
En comparación con las coberturas alcanzadas en las áreas urbana, existe una gran
brecha ya que la cobertura estimada en agua potable para el área rural es de 37%
(Tabla 6), para una población que representa el 39% de los habitantes del país. Los
problemas estructurales del sector rural se reflejan en estos bajos índices de
cobertura, la falta de financiamiento y la poca capacidad de los municipios de generar
proyectos y canalizar los financiamientos hacen que el avance en la cobertura de
alcantarillado sanitario haya sido menor en las áreas rurales que en las ciudades.
Por otro lado se debe considerar que los centros poblados rurales son muy dispersos
sin que lleguen a conformar efectivamente un poblado (excepto las capitales de
municipio y ciudades pequeñas muy puntuales) lo que aumenta el costo unitario de
construcción y mantenimiento del sistema. Eso ha hecho que la mayoría de los
sistemas de saneamiento básico se hayan inclinado por la construcción de letrinas
familiares de diversas características (dependiendo básicamente de la institución que
apoya al municipio).
Los datos de la Tabla 31 muestran que el acceso al agua potable distribuida por
cañería está directamente ligada al nivel de pobreza. Los pobres están severamente
separados de los servicios públicos de agua potable. Solamente un 32% del quintil
más pobre (quintil No. 1) tiene acceso al agua potable distribuida por tubería mientras
que el 93% del quintil más rico tiene acceso al mismo servicio. Sorprendentemente a
pesar de eso, la relación entre la pobreza y el servicio en Bolivia es diferente entre el
área rural y el área urbana. En las zonas rurales solamente un 27% del quintil más
pobre tiene acceso al agua potable contrastando con el 60% del quintil más rico. En
las zonas urbanas la relación entre los quintiles en muy débil, sin que exista una gran
diferencia entre las coberturas del sector más pobre con el más rico.
En la cuenca del Valle central de Cochabamba existen varios usarios del agua, de
los cuales los más importantes son el sector agrícola y el de agua potable. Con
respecto a este último sectos, la cobertura de los servicios de agua potable en la
zona urbana del Valle Central fluctúa entre un 45% en ciudades como Quillacollo, en
un 55% en la ciudad de Cochabamba y sus prolongaciones hacia Sacaba y
Quillacollo y alcanzan hasta un 60% en Sacaba. En esta zona urbana del valle reside
un 87% de la población total del valle, equivalente a 600,000 habitantes, de acuerdo
al censo INE 1992.
Los precios del agua a fines de 1997 eran de $US 0.40/m3 de agua para los
usuarios conectados a la red de SEMAPA (ahora Aguas del Tunari). Esta tarifa
regleja el costo de provisión promedio de agua potable y no es en sí la disposición a
pagar del consumidor. Esta puede estar mejor reflejada en los precios que se pagan
en las áreas marginales donde el precio puede ser de 2,00 o 3.00 $US por m3 de
agua vendido por cisternas. Por lo tanto las diferencias entre los sectores de agua
potable y riego parecen inclinarse a favor del sector de agua potable que valora más
El caso del sector minero es histórico en Bolivia. El uso minero del agua está
relacionado a la dotación de agua a los campamentos mineros, el empleo de agua en
los ingenios y el drenaje de agua subterránea en cuadros y galerías. La actividad
minera origina procesos de contaminación de los recursos hídricos por el drenaje
ácido que se produce en colas y desmontes, la actividades de extracción genera
contaminación con metales pesados disueltos o incorporados en partículas en
suspensión. Las aguas contaminadas se emplean posteriormente en la dotación de
agua para consumo humano y para las labores de riego. En algunos casos se advierte
El total de agua tratada por año alcanza a 144.37 millones de metros cúbicos por año.
En la Tabla 33 se puede observar la relación de volúmenes de aguas tratadas por su
origen.
Los cálculos han sido realizados en base a poblaciones con más de 5,000 habitantes.
Se puede establecer que el 47% del abastecimiento de agua en poblaciones con más
de 5,000 habitantes, 60 millones de m3 por año, ha sido tratada. Se acepta que por
tener abastecimiento de aguas subterráneas de pozos profundos no necesite
tratamiento el 27% del abastecimiento de agua, 34 millones de m3 por año. El 26% del
agua abastecida a poblaciones de más de 5,000 habitantes posiblemente requeriere
tratamiento y no lo tiene (Censo INE, 1992).
Se puede asumir que el 90% del agua potable es el aporte a las aguas servidas en
poblaciones de más de 5,000 habitantes, el 60% de ellas no tiene tratamiento alguno,
el 11% es tratada en cámaras sépticas y el 29% es tratada en lagunas.
Solamente las empresas Aguas del Illinani (La Paz y El Alto), Aguas del Tunari
(Cochabamba), ELAPAS en Sucre, AAPOS en Potosí y COSAALT en Tarija tienen
plantas de tratamiento y pocas poblaciones intermedias con aguas superficiales como
Yacuiba, Camiri y Puerto Suárez. Las nueve ciudades capitales mencionadas que
tienen tratamiento de aguas, representan el 59% de las viviendas de las poblaciones
con más de 5,000 habitantes, 54% de las urbanas y 30% del total.
Las ciudades que tienen abastecimiento por aguas subterráneas de pozos profundos
son Santa Cruz de la Sierra, Oruro, parte de Cochabamba, parte de El Alto y muchas
poblaciones menores del oriente boliviano, que posiblemente no requieren tratamiento.
Las empresas que disponen de plantas de tratamiento de aguas mediante lagunas son
Aguas del Illimani (para las aguas de El Alto), SAGUAPAC en Santa Cruz, Aguas del
Tunari en Cochabamba y COSAALT en Tarija, todas ellas congregan al 46% de las
Los datos del censo 1992, en lo que se refieren a los servicios públicos, sobre cuya
base se hicieron los cálculos de caudales de agua potable consumida y aguas
servidas producidas en Bolivia, no consideran el caso de las aguas industriales. Si se
asume que en los procesos industriales se generan aguas servidas por un volumen
equivalente al 15% del caudal de aguas servidas domésticas, se producirían
anualmente 17 millones de m3 de aguas servidas industriales.
En los centros urbanos, gran parte de los residuos de las actividades industriales, lo
mismo que toda la carga biológica de la población urbana, es transportada vía
alcantarillado, hasta los ríos que atraviesan las ciudades o que están en sus
proximidades.
La importancia del acceso a agua potable segura se evidenció con el brote de cólera
del año 1992 que resultó en 23,862 casos reportados a nivel nacional, precisamente
entre la población urbano marginal de las capitales de departamento, ciudades
intermedias como Yacuiba con un deficiente sistema de agua y el área rural donde la
mortandad ha sido elevada por las precarias condiciones de la red de salud y el
acceso limitado a los centro hospitalarios.
En el periodo 1981 – 1990, las inversiones alcanzaron apenas 5.3 millones de dólares
americanos con un aporte externo de aproximadamente 72%, mientras que lo
programado para ese periodo alcazaba a $US 105 millones.
No se conoce con certeza las inversiones realizadas en los años 1983 – 1986 debido
al problema inflacionario que soportó Bolivia y a la irracional diferencia entre el cambio
monetario oficial y el mercado paralelo. Se estima una inversión de $us 20 millones.
A partir del año 1987 – 1991, la dirección nacional de infraestructura urbana del
Ministerio de Asuntos Urbanos (Actual Viceministerio de Saneamiento Básico) delineó
una política de inversiones conjuntamente con el Ministerio de Planeamiento y
Coordinación (Actual Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación), de manera
que los recursos captados sean orientados de acuerdo a las políticas de desarrollo
nacional, habiéndose dispuesto $US 165,4 millones.
Por otra parte las tarifas de agua en las ciudades capitales hasta hace poco solo
cobraban por el agua potable entregada y medida, no se hacía una separación
efectiva para el cobro del servicio de alcantarillado sanitario. A partir de los problemas
generados por la sequía 83 – 85, en vario departamentos se empezó a separar estos
dos rubros de manera que si bien algunos predios se abastecían a través de pozos
perforados no pagaban absolutamente nada por el concepto de alcantarillado
sanitario.
El reporte del Banco Mundial, “Revisión del gasto Público – Mayo 1999” hace
consideraciones apropiadas con relación a los requerimientos de inversión en el sector
de agua potable y alcantarillado sanitario. Las estimaciones de las necesidades de
inversión son preliminares y están sujetas a los resultados del Censo Nacional de
Población y Vivienda 2000.
Se han estructurado tres escenarios (hasta el año 2010) los cuales se han basado en
las siguientes consideraciones:
Para estos tres escenarios las inversiones necesarias alcanzan a 71, 83 y 112
millones de dólares por año respectivamente. Las inversiones están basadas en las
experiencias del PROSABAR y el gasto público. La demanda de agua se basa en el
crecimiento de la población establecido por el INE y la dotación histórica.
El apoyo externo cada vez más se inclina hacia el financiamiento de proyectos que
sean autosostenibles y sobretodo la experiencia del PROSABAR ha ido creando
proyecto de manera participativa con la creación de comités de agua y saneamiento
en las áreas rurales (CAPYS).
Sin embargo, ante la necesidad real de modelar las acciones del presente se requiere
describir de alguna forma el futuro para que ese accionar tenga algún grado de
consistencia.
En esta situación no parece tener mayor valor el plantear mas de una situación
posible, mas de un posible escenario, la priorización de necesidades, siempre
crecientes, y la asignación de recursos, siempre escasos, no permitirá cubrir
alternativas. La percepción, cada vez mas clara, de una realidad de tintes
catastróficos, convierte la toma de decisiones en un imperativo de urgencia. Es
necesario actuar antes que sea demasiado tarde y ese accionar deberá estar
enmarcado en una percepción lo mas clara posible de la realidad actual y de la
inminencia de situaciones de colapso en caso de no actuar a tiempo.
Es improbable que alguno de los tres escenarios propuestos (BAU, S1, S2) llegue a
darse en forma pura. Sus planteamientos son demasiados cerrados a una sola
dirección de cambio y muchas de las variables que los describen adoptan valores
opuestos en uno u otro de ellos, lo cual los hace en gran medida excluyentes entre si.
Esto convierte en excesivo el riesgo de asumir una u otra de las posiciones planteada
como modelo cerrado. Si se dan en el futuro cambios en variables no consideradas, o
consideradas superficialmente, significaría la transición de un modelo a otro o la
combinación de los modelos y como consecuencia un conjunto de acciones,
programas e inversiones mal direccionados.
Resulta menos riesgoso, para los tomadores de decisión y para aquellos que son
afectados por sus decisiones, asumir un cierto grado de cautela relación a posibles
cambios globales que modifiquen exteriormente las situaciones negativas. En último
término la valoración de escenarios se refiere a un cálculo de las posibilidades de la
ocurrencia de uno u otro y en esto es preferible descartar variables aleatorias.
La principal cualidad del mercado parece ser su capacidad para asignar recursos con
eficiencia. Este postulado, sumado a la realidad comprobada de un estado ineficiente
e ineficaz promueve la participación de las fuerzas del mercado en las economías del
mundo.
Esto por una parte. Por otra, la necesidad de mercados más grandes que los
nacionales para determinados productos (comunicaciones, informática, medios de
comunicación etc.) se transforma en una presión avasalladora sobre la voluntad de los
países, condiciona sus posibilidades de crecimiento y desarrollo, a la participación del
sector privado (nacional y transnacional) en los negocios nacionales.
Es indudable que gran parte de los problemas crónicos del sector hídrico, muchos de
ellos aún presentes en nuestra realidad, tienen su origen en la ineficiencia estatal y la
participación privada contribuye en gran medida a solucionarlos, pero es necesario
entender también que esto se debió a la escasa comprensión del mercado por parte
de la administración estatal. En general, en los países de bajo desarrollo no se ha
dado una administración pública con enfoque de mercado, pero esto no significa que
no sea posible. La opción del sector privado es el camino más directo a una
racionalización mercantil, pero es preciso entender que no es el único.
El agua ha sido definida como un bien económico con valor social. El accionar del
estado ha demostrado una gran incapacidad para asumir el valor económico del bien y
una visión cerrada y casi obtusa de su valor social y es perceptible que el sector
privado no tiene capacidad ni mayor interés en manejar otro valor que el económico.
Con el paso del tiempo, el crecimiento (en algunos casos explosivo) de las ciudades y
consecuentemente la creciente complejidad del servicio y la tecnificación necesaria
para su manejo hacen que las dificultades superen a las ventajas. Esto, sumado a la
creciente insatisfacción de los usuarios y a una creciente incapacidad de mantener la
eficiencia administrativa dentro de márgenes aceptables hace que la necesidad de
mejorar el servicio y la empresa apunten en la dirección de traspasar la administración
de estos a manos del Sector Privado.
Refuerza esta dirección el hecho de que las soluciones necesarias para mejorar la
eficiencia y la efectividad fueran en general traumáticas, políticamente no redituables y
requirieran inversiones que no siempre los gobiernos estuvieran en condiciones de
desembolsar.
El factor externo necesario para que se de a escala global un cambio en los patrones
de pensamiento y de comportamiento de las naciones si no es una catastrofe mundial
o la inminencia de ella deberá derivarse de algún movimiento de carácter mesiánico de
gran intensidad e impacto. En cualquiera de los dos casos, no parece ser muy racional
diseñar el futuro en base a sucesos de baja probabilidad de ocurrencia.
Pretender que esa reasignación sea resultado de la confrontación entre pobres y ricos
supone un movimiento activo, una revolución de carácter mundial. A lo largo de la
historia quien ha sido dueño del poder y la fuerza ha hecho siempre todo lo posible por
conservarlos, manipulando los resortes del poder o aplicando las instancias de fuerza.
Nada indica que esto vaya a cambiar en el futuro.
Es probable que hacia el año 2025 los países del mundo estén divididos en dos
grupos totalmente diferenciados: los países globalizados y los países inviables.
Formarán parte del primer grupo los países que actualmente muestran altos índices de
desarrollo, aquellos que en el transcurso del cuarto de siglo próximo eleven sus
niveles básicos hasta alcanzar grados menores pero no muy diferentes
cuantitativamente de los anteriores y aquellos que, manteniendo un grado de
Los países del segundo grupo estarán conformados por los países menos dotados por
la naturaleza con recursos naturales y aquellos que hayan deteriorado la integridad de
sus recursos a un nivel irreversible
Es posible intentar describir esta situación en términos del valor de las variables con
que han sido descritos los escenarios planteados, pero creemos que por encima de
esta descripción, el escenario puede ser percibido con mayor claridad en los términos
de la división, el ghetto global, como un instrumento de sostenibilidad del modelo.
Los países globalizados tendrán un grado de soberanía cada vez menor a favor de los
centros de poder económico, tecnológico y militar y los países que hemos llamado
"inviables" estarán sujetos a un control estricto y mantenidos en los niveles de
subsistencia y saneamiento mínimos para no significar un peligro para el mundo
globalizado.
El mundo inviable tendrá también una incidencia de los tres escenarios, en menor
grado el S1 y en mayor grado el escenario BAU.
La problemática principal del agua tiene referencia con dos aspectos que de una u otra
forma están enlazados entre sí: un segmento importante de la población estancado en
niveles carenciales casi de subsistencia y patrones culturales tradicionales, que han
demostrado ser inadecuados para enfrentar la dinámica del mundo moderno y que se
encuentran profundamente enraizados como elementos sociales de identificación.
Los elementos que componen la problemática del recurso hídrico no son los mismos
en cada una de estas regiones. Hay un grado de distribución dispar entre ellas y en
muchos casos el tratamiento de esa problemática regional amerita líneas de acción
específicas y diseñadas casi a la medida. Sin embargo existe también un conjunto de
factores comunes referidos principalmente al modelo de administración general del
recurso y es posible que la forma mas adecuada de dar solución a la mayoría de los
problemas parciales es la aplicación de un modelo de administración por cuencas.
Los usos del agua que detentan la parte central de la problemática son los extractivos:
agua potable, riego y uso industrial y probablemente la solución a una parte importante
de todos los problemas radica en la utilización no extractiva del recurso destinada a
generación de energía.
Hasta hace un tiempo relativamente corto la gestión de sistemas de agua potables era
tarea cubierta centralmente por el sector público, en términos de entidades
municipales de mayor o menor autonomía y por cooperativas de usuarios.
Es posible inferir de estas cifras que, al margen del crecimiento espectacular cercano
al 300% en caso de viviendas rurales con agua por cañería y al 220% de crecimiento
en el servicio urbano, subsiste una franja poblacional, tanto en el sector rural como en
el urbano que se mantiene constantemente en la franja carencial del servicio.
Considerando que hasta hace pocos años atrás era el Estado quien asumía el papel
de gestor y administrador de los sistemas de agua potable es visible que la dirección
de estos esfuerzos no ha sido pareja y ha privilegiado en alguna medida a los sectores
de mayor ingreso.
La conclusión de todo esto es que si se da una retracción del Estado hacia un papel
normativo y regulador esta franja y probablemente la inmediata superior quedarán
descubiertas y los índices de cobertura descenderán peligrosamente.
6.1.2 Agricultura
Es muy difícil pensar que esta situación pueda ser revertida en el corto plazo y el
resultado de ella es un proceso migratorio que alimenta la problemática urbana del
suministro de agua potable. Por otra parte una posible solución a la escasa
disponibilidad de agua para riego a través de la captación de aguas subterráneas se
presenta en esas condiciones de imposible materialización sobre la base de la
propiedad fragmentada cuya baja producción no permite afrontar el costo de sistemas
de captación. Se suma a esto una política energética que no favorece el consumo
interno del gas, la fuente energética actual más abundante e importante, equiparando
los precios de ese combustible a los niveles del mercado mundial.
La zona oriental se caracteriza por un uso extensivo del suelo en monocultivos como
soya, caña y algodón. Casi en general el riego agrícola no es necesario y los
problemas hídricos están mas referidos a las situaciones de drenaje en llanuras
extensas. Los suelos presentan condiciones de fragilidad relativa y las condiciones de
temperatura y humedad que favorecen el crecimiento de insectos dañinos hacen
necesario el empleo de agroquímicos con un cierto grado de contaminación ambiental.
Las zonas de valles interandinos y llanura seca comparten las condiciones descritas
en las dos zonas anteriores. En determinadas zonas de suelos con vocación agrícola
existe limitación a la disponibilidad del recurso y los acuíferos están en profundidades
superiores a los 100 metros. Sin embargo es posible dar solución a estos problemas,
en un marco de asignación de recursos, a través de proyectos grandes y medianos de
riego para los cuales existen las condiciones adecuadas. Obras hidráulicas ya
proyectadas, como Caipipendi y Rosita, pueden significar soluciones de corto plazo a
los problemas hídricos de la zona.
6.1.4 Energía
La ubicación del país en la línea de la cordillera de los Andes hace que el potencial de
aprovechamiento hidráulico sea alto. En el momento actual se utiliza
aproximadamente solo un 2% del potencial económicamente factible, el mismo que se
define en términos relativos a la comparación con otros energéticos.
Existe en el país una política energética que privilegia al gas como recurso comercial
del cual provienen una parte importante de los recursos del país y esta política
privilegia asimismo a determinadas regiones que reciben regalías por la explotación
del gas en sus fronteras y a grupos de interés ligados a la comercialización e
industrialización del recurso.
La consecuencia de estos factores es que el potencial hídrico del país esté siendo
utilizado en bajo grado. Por otra parte existe una oposición sistemática por parte de
grupos ambientalistas al desarrollo de grandes proyectos hidroeléctricos en base a
experiencias de otras latitudes y a supuestos no comprobados.
Creemos que a nivel nacional es necesaria una reflexión mas profunda y equitativa de
las políticas energéticas actuales y principalmente una definición de las líneas
maestras para el desarrollo que, indudablemente, incluirían el desarrollo del potencial
hídrico del país.
Los siguientes aspectos se presentan como problemas centrales del sector hídrico en
Bolivia.
El agua es por definición un bien con valor económico y valor social. Ambos aspectos
del recurso son perceptibles y es necesario considerarlos en las etapas de legislación
y de gestión, pero parece que la experiencia general demuestra que para un mismo
operador es dificultoso de manejar ambos aspectos.
Con una participación efectiva del interés privado en las áreas de rentabilidad alta el
Estado queda liberado para aplicar sus recursos a la franja de población de menos
recursos, pero para esto requiere desarrollar una percepción cabal del valor del
recurso y de la problemática que conduzca a un accionar más intenso en ese campo.
Por otra parte se ha promulgado, en orden inverso al lógico, una legislación sobre
agua potable antes de una legislación general sobre el recurso hídrico. La respuesta a
esta inversión debe buscarse en la presión, capacidad económica y de cabildeo de las
empresas privadas operadoras del servicio.
Los aspectos deseables en una legislación adecuada del recurso están referidos al
planteamiento de una gestión integrada, multiuso y multiobjetivo, basada en un modelo
de administración por cuencas desligado de la división política del país y con una
autoridad única del agua actuando como gestor integral del recurso
La Figura 13 representa un modelo simple del sistema Recursos Hídricos. Cada uno
de los elementos del sistema está indicado con sus correspondientes atributos y sus
interrelaciones.
B C
Cantidad Cantidad
(SS1) Opera Sist. Físico (SS2) Calidad (SS5) Calidad
OPERADOR Opera Sist. Adm. SERVICIO Ubicación CONTRATO Ubicación
Opera Sist. Financ. (Oferta) Temporalidad Temporalidad
Costo Costo
A. Potable D
Energía Cantidad
(SS3) Riego (SS4) Calidad
USUARIOS Industria DEMANDA Ubicación
Recreación Temporalidad
Transporte Cap. Pago
(SS6)
AUTORIDAD DE Administra Recurso
AGUAS (Asigna)
(Evalúa)
A. Potable D
Energía Cantidad
(SS3) Riego (SS4) Calidad
USUARIOS Industria DEMANDA Ubicación
Recreación Temporalidad
Transporte Cap. Pago
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explicitado como el lineamiento de las políticas de estado en un horizonte de
tiempo de mediano a largo plazo.
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c) Proceso información, difusión y concientización a nivel de la ciudadanía e
instituciones relevantes de la sociedad civil, desarrollado efectivamente.
a) Fundación Nacional del Agua, organización sin fines de lucro, integrada por
miembros representativos de la sociedad civil, instituciones académicas
relacionadas con el tema y en forma transitoria autoridades de gobierno,
creada y funcionando con respaldo jurídico.
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