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Prefacio del autor

El presente libro puede considerarse -si es que importa- una continuación, o


una segunda parte, o un re-anudamiento desde una nueva perspectiva, de otro
libro publicado en 2002, y cuyo título era El fin de las pequeñas historias. De los
estudios culturales al retorno (imposible) de lo trdgico. En ese libro -cuyo título,
como es obvio, aludía irónicamente a la consigna postmoderna de "el fin de los
grandes relatos"- nos habíamos propuesto hacer un examen crítico de los lla-
mados "estudios culturales" y, sobre todo, de la teoría postcolonial; nuestra
propuesta básica era que, si todavía había algo que podía rescatarse de esas co-
rrientes excesivamente "textualizadas" por un postestructuralismo con ciertos
ribetes "eurocéntricos", semejante res.cate tenía, para nosotros, dos condiciones
que cumplir: por un lado, una mayor articulación con teorías más "duras" tri-
butarias de una sociología o antropología históricas informadas heterodoxa-
mente por ciertas variantes de un marxismo crítico y creativo, y para ello po-
níamos como ejemplo la teoría del sistema-mundo en un sentido muy amplio,
con autores como Immanuel Wallerstein, Samir Amín, Giovanni Arrighi, et-
cétera; por otro lado, una reinscripción de todo eso en lo que llamábamos las
tres experiencias fandacionales de lo social-histórico, e incluso de la cultura hu-
mana como tal: la experiencia de lo trdgico, la experiencia de lo político, la ex-
periencia de lo poético. Esta era la manera que encontrábamos de apuntar, aun-
que fuera muy hipotéticamente, a la reconstrucción (o mejor, a la construcción,
ya que también era nuestra hipótesis que el mismo aún no existía) de un "gran
relato" que, aun cuando se lo pensara necesariamente trunco y "fallido", se sus-
trajera a las interesadas fragmentaciones, los "pensamientos débiles", los "no
hay nada fuera del texto", y las múltiples otras variantes de la "dispersión" post-
moderna, en la que tanto los estudios culturales como -aunque con alguna
otra ventaja- la teoría postcolonial parecían condenados a recaer.
Mucha agua ha corrido bajo el puente. Aquel libro se publicó a las pocas
semanas del 11 de septiembre de 2001. Apenas tuvimos tiempo de agregar un
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apresurado prefacio para intentar dar mínima cuenta de ese acontecimiento esta apariencia provenga de un deseo sincero) cotno una "crítica" de aquellas
(un ensayo más largo sobre el tema apareció en un libro posterior 1) . Las in- ideas dominantes.
tuiciones de ese prefacio, en general, se han cumplido. Esto no es un especial Pero para un desarrollo más detallado y riguroso de este posicionamien-
mérito nuestro: no hacía falta tener demasiados dones proféticos para adver- to, el sufrido lector o lectora tendrá que esperar a las conclusiones (siempre
tir que aquel atentado bdrbaro del 1119 iba a servir de excusa para barbaries provisorias, se entiende) del libro. Tan sólo permítasenos agregar, por ahora,
no menores. Y allí están Afganistán o Irak (a los cuales, con este libro ya avan- que la cuestión de la esclavitud afroamericana y la Revolución haitiana -ade-
zado, se agregó Gaza) , para nombrar solamente lo más obvio. Todo indica que más de abogit por la necesidad de una reparación histórico-crítica hacia esa
la barbarie continuará, como viene continuando -en el caso de nuestro con- "modernidad reprimida': si podemos decirlo as í- se nos aparecieron, una vez
tinente- desde 1492. Hacer -como se atreve a pretenderlo este libro- la his- que ingresarnos a ellas, como temas auto-evidentes en esa b{isqueda de una ma-
toria y la reflexión crítica a propósito de una parte (pero nada menor) de esa terialidad histórica para la teoría cultural, con la ventaja adicional de que eran
barbarie, y de la respuesta que suscitó, es una empresa, para este autor, urgen- asimismo una: puerta de entrada hacia la otra dimensión que señalábamos en
te, si es que quiere tener algún grado de consecuencia con lo que se propuso el libro la de las experiencias de lo trdgico, lo político y lo poético.
(y se prometió) en aquella obra anterior. Sobre las dos primeras, no hace falta abundar demasiado en este prefacio: que
· En el camino de esa "urgencia'' tuvimos, claro, que tomarnos el tiempo la esclavitud y la historia haitiana constituyen verdaderas y gigantescas trage-
de reflexión crítica necesario para que lo urgente, como se suele decir, no nos dias de la modernidad debería ser -si no se hubiera invertido tanta energía en
apartara de lo (para noso tros) importante. Nuestra intención -que no nos co- su olvido consistente- una obviedad; lo que tal vez no sea tan obvio -yya pro-
rresponde juzgar en qué medida ha sido satisfecha- fue la de utilizar los temas curaremos decir algo al respecto- es que el concepto de "tragedia'' tiene tam-
de la esclavitud afroamericana y la Revolución haitiana como "vías regias" de bién, para nosotros, un sentido filosófico-epistemológico, entendido como el
acceso a aquella inscripción de una teoría crítica de la cultura en una materia- conflicto irresoluble que esos dramas históricos le plantean a una modernidad
lidad histórica más "dura'', sin por ello dejar de abrirnos a la verdadera con- a:utosatisfecha que nada querría saber de sus propios orígenes "bastardos". En
vulsión "filosófica" (y también literaria, y cultural en general) que esos acon- lo que hace a la significación política de esos hechos históricos, es todavía más
tecimientos provocaron y siguen provocando, aún cuando (y quizá autoevidente: para mostrarla está la mayor parte del resto de este libro. Y tam-
precisamente porque) su significación es persistentemenre (de)n egada, como bién hemos reservado un capítulo particular (el 7) para revisar parcial y sucin-
dirían los psicoanalistas. tamente -es un tema enorme, inabarcable para lo que no sea una investigació n
Esa convulsión -que, como se apreciará, atraviesa todo el libro pese a que específica sobre él- las marcas poético-literarias que ha dejado la Revo lución
aparezca por así decir concentrada en un capítulo particular- supone, o debe- haitiana.
ría suponer para todo pensamiento crítico, una in terrogación abierta respec- Las razones de elección de ese tema "histórico" ya se encontrarán, espe-
to de los ideologemas, los más teóricamente "sofisticados", de un pen- ramos, suficientemente aclaradas en nuestra Introducción, y de todas mane-
samiento hegemónico desde hace demasiado tiempo, que h a naturalizado ras el lector lo bastante paciente con nuestras debilidades tiene todo el resto
conceptos como el de modernidad, el de cultura occidental, el de universalismo, del texto para deducirlas. La ocasión fue el dictado virtual de la Cátedra
el de derechos humanos, el de democracia, etcétera; que en las últimas décadas, Florestan Fernandes (2005) del Consejo Latinoamericano para las Ciencias
al calor (o mejor: a la excesiva tibieza) de las "novedades" introducidas por los Sociales (CLACSO), cuyas clases escritas -si bien por supuesto muy reescritas
cultural studies y el pensamiento post, esas categorías venerables hayan sido y reelaboradas para darles forma de libro- sirvieron de base, de "materia pri-
sustituidas -al menos en algunos círculos restringidos pero académicamente ma'' para nuestro (mucho más extendido) actual texto. Estamos agradecidos,
influyentes- por nociones como las de multiculturalismo, hibridez, culturas entonces, a todos los miembros de esa institución que de una u otra manera
del in-between, etcétera, no señala necesariamente el fin de aquella hegemo- tuvieron que ver co n el desarrollo exitoso de aquel curso (en particular Emilio
nía. Más bien, en ciertos casos, puede operar un fortalecimiento de ella, en el Taddei, Rodolfo Gómez, Gabriela Amenta, y el ex Secretario General Atilio
sentido de un nuevo p liegue que aparece (y no dudamos de que muchas veces Borón), pero también a todos los estudiantes "virtuales" que con sus muchos

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e incisivos interrogantes y señalamientos polémicos nos ayudaron a afinar ide- sc1 11ida rn11la propia tierra latinoamericana en la que se ha nacido y segura-
as, a corregir errores, a repensar inconsistencias y apresuramientos. Ocasión se mo rirá, necesidad de pensar -es dec ir, de escribir- "en voz alta" al-
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adicional -aunque posterior- fue también una investigación Ubacyt que diri- g1111as ideas todavía desordenadas, o simplemente -como reza un viej o chiste
gimos (y que está aún en curso); agradezco entonces la colaboración <le los a propósito de un Papa- perche mi piace. Esto último, el piacere, es al2;o muy
miembros de ese equipo de investigadores 2. antiguo. Desde que, por ejemplo , el autor, en su adolescencia (renunciamos a
Asimismo, en medida nada -desdeñable, las preocupaciones que dieron confesar en qué década ocurrió eso: fue, en todo caso, en el siglo pasado), desa-
lugar a nuestra tesis forman parte de los intensos y riquísimos debates desarro- rrolló un intenso amor por el jazz moderno , el interés puramente amateur por
llados en el interior del Grupo de Trabajo (CLACSO) sobre Pensamiento las culturas africanas (y, en esa deriva, po r la historia social y política de ese
Histórico-Crítico de América Latina y el Caribe, que tengo el honor y sobre continente en el cual, hasta donde se sabe hoy, nació la Humanidad) creció
todo el inmenso placer de coordinar. Es un grupo de pensadores y pensado- hasta ocupar un lugar destacado en su biblioteca, su discoteca, sus iconogra-
ras extraordinarios, de primerísima línea intelectual-crítica en el continente y fías murales, lo que fuere . Era hora de hacer algo con eso y co n "Latinoa-
en el mundo (Aníba1 Quijano, Enrique Dussel, León Rozitchner, Walter mérica": el tiempo pasa, sin perdón.
Mignolo, Franz Hinkelammert, el llorado Nicolás Casullo, Edgardo Lander, Y, desde ya, está también la deuda co ntraída por el au tor consigo mismo y
Caio Prado junior, María Ciavatta, Alejandro Moreano, Héctor Diaz- sobre todo con los lectores/as (muchos o pocos, tanto da) de El fi n de fas pe-
Polanco, Martín Cortés,). Todos ellos, sin excepción -y a varios los conside- queñas historias, como apuntábamos al principio de este Prefacio. Mucho más
ro entre mis maestros en muchos sentidos- trabajan con ahínco, con sus di- interesante, sin embargo, es qué pueda pasarle (o no) al lector/a de un libro
ferentes perspectivas y posicionamientos, en pos de esa reconstrucción de un como éste. Deseablemente, ese/a lector/a adoptará con el texto una actitud
pensamiento crítico latinoamericano. A uno en particular, mi antiguo amigo- por lo menos tanto, o más, crítica como la que el texto quisiera promover. Y
maestro León Rozitchner, le debo más de lo que este libro, o cualquier otro lo hará saber. Eso sería de gran utilidad para el autor, sin duda. Pero , sobre to-
texto, podría expresar eficazmente. Pero en lo que respecta al origen más in- do, sería de gran utilidad para todos.
mediato de este libro, que fue nuestra Tesis de Doctorado en la Facultad de
Ciencias Sociales de la UBA, le debo a él -así como a mi compañera, Carina
Battaglia- la cariñosa y calurosa insistencia con la que me empujó a escribir- Notas
la; y, por si eso fuera poco, León para colmo se animó a dirigirla. Debo men-
C fr. Eduardo Grüner, La cosa política. O, el acecho de lo real Buenos Aires, Paidós, 2005.
1
cionar aquí, entonces, la amistosa dedicación con la que Pablo Alabarces -en
La investigación (correspondiente al período 2008/201 O de proyectos Ubacyt) esrá ra-
2
ese momento Secretario de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales-, así dicada en el IEALC (I nscicuco de Estud ios de América Latina y el Ca ribe/UBA) , del que tam-
como todo el personal de esa Secretaría, allanó las tramitaciones burocráticas bién cuve el honor de ser uno de sus co-fu ndadores y primer Director Organizador, y que ac-
del caso; y, por supuesto, agradecerle a ese jurado de lujo que tuvo la te- cualmence está bajo la eficaz dirección de Waldo Ansaldi.
sis en las personas de Patricia Funes, Dora Barrancos y José Emilio Burucúa.
Last but not least, mi amigo y editor, Fernando Fagnani, fue como siempre un
lector agudo y sensible. Nunca más cierto que en su caso ese lugar muy poco
"común" de que sin él este libro sería diferente (es decir, peor).
Las motivaciones (una palabra por cierto) , o mejor, el deseo que
me llevó a escribir este texto es harto más difícil de explicar -en caso de que
a alguien pudiera interesarle: a fin de cuentas, todo texto debería explicarse
por sí mismo, y si no lo hace no hay prefacio que pueda suplir esa carencia-:
es una mezcla en proporciones indeterminables entre puro interés intelectual,
compromiso ideológico-político, pasión por la escritura, deuda más o menos

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