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Gaspar Lucanera

“Cuando hay libertad, todo lo demás sobra”


José de San Martín

“El hombre nunca ha encontrado una definición para la palabra libertad.”


proclamaba Abraham Lincoln.

En cierto punto, se puede decir que cada individuo puede generar su propia
definición de la palabra “Libertad”, en base a su entendimiento e interpretación de
la realidad, que van a estar condicionados por la “enciclopedia” propia:
conocimientos, experiencias, valores y costumbres que haya adquirido el individuo
a lo largo de su vida. Una de las tantas e infinitas definiciones que se pueden
generar de la palabra, se puede ver plasmada en Mersault, el personaje que nos
presenta Camus en su primera obra literaria, el cual es condenado a muerte por el
homicidio de un árabe. Mersault es un hombre indiferente e insensible que no
muestra ningún tipo de remordimiento por el homicidio que cometió y ni siquiera
tiene la intención de defenderse puesto que dormita durante el juicio. Desde mi
punto de vista, Mersault es finalmente condenado por no jugar el juego de la
sociedad contemporánea. Es decir, se niega a mentir y cuando se habla de mentir
no solo hablamos de no decir la verdad, sino de decir más de lo que es. Con
respecto al corazón esto es decir más de lo que se siente, algo que se suele hacer
a diario para simplificar la vida. Pero este héroe no quiere simplificar la vida y se
niega a enmascarar sus sentimientos y es en ese momento cuando la sociedad se
siente amenazada. Y cuando uno se siente amenazado dice que el otro
“amenazante” es un monstruo sin moral que tendría que ser excluido de la sociedad
y es por eso que se lo condena.

La novela “El extranjero” nos muestra un héroe anónimo con una moral
extremadamente libre y pagana, que sin actitudes heroicas acepta morir por su
verdad. “El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre
dispuesto a morir por ella.” sostiene Edgar Allan Poe. Basándose en esta frase, se
puede decir que Mersault era un hombre libre ya que acepta la muerte, a la que se
le sentencia por sus propios actos, sin temor alguno.

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Gaspar Lucanera

Si la sociedad condena a aquel al que se considera un monstruo sin moral, se puede


plantear la idea de que todos actuamos de manera tal para no ser condenados como
Mersault. Entonces, ¿la sociedad condiciona nuestras acciones y pensamientos con
sus reglas? Las leyes y las instituciones dominan una sociedad que asumió que
debía seguir ciertas normas para que no se imponga la violencia descontrolada.
Para eso, cada persona le cedió su libertad al Estado para que le garantice la
seguridad física propia y la de su propiedad privada. “La libertad es el derecho de
escoger a las personas que tendrán la obligación de limitárnosla.” sostenía Harry
Truman. Se puede decir entonces, que el hombre “primitivo” que poseía toda la
libertad de accionar como mejor le dictara su conciencia, decidió ponerse reglas a
sí mismo para de esa forma poder formar una sociedad en la que, supuestamente,
encontraría seguridad y respeto por el fruto de su trabajo. A causa de esta acción
de fundar el Estado como ente regulador en un determinado territorio, el hombre
primitivo se limitó a sí mismo. El hombre “primitivo” atento contra la razón del ser
humano que es ser, es existir en libertad absoluta.

¿Acaso el hombre primitivo creo la alegoría del “Estado” para creerse a sí mismo
evolucionado por imponer cierto orden sobre las cosas y sobre el mismo? ¿Acaso
llamamos, hoy en día, “primitivo” al hombre que realmente poseía libertad de
accionar sobre sí mismo? ¿Acaso inventamos una mentira que nosotros mismos
nos creímos y luego olvidamos que era una mentira?

Platón nos habla en “La alegoría de la Caverna” que el saber del hombre es el que
lo hace salir al mismo de la oscuridad de la ignorancia hacia la inmensidad del saber.
En la obra se plantea, de manera magistral, el hecho de que cada hombre es libre
de salir de esa caverna de ignorancia por sus propios medios ya que cada individuo
puede quitarse las cadenas que lo retienen y las vendas que lo ciegan de la realidad.
“El hombre está destinado a ser libre, porque una vez arrojado al mundo, él es el
responsable de todo lo que hace” decía Jean Paul Sartre. El hecho de salir de la
Caverna también le da la oportunidad a ese individuo de traspasar esos límites que
posee el saber humano para adentrarse en lo que, en algún momento, se supo
llamar “Dios” como dice Nietzsche.

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Pero, hoy en día, se puede decir que “Dios ha muerto” como afirma Nietzsche. Esta
frase es una alegoría a la liberación del hombre de antiguos dogmas que lo
controlaban y que no se atrevía a cuestionar. Llego un momento en la Historia en
que el hombre abrió los ojos y se enfrentó a una realidad trágicamente cruel, pero
más real que nunca. Hoy en día, más que nunca se puede afirmar esto ya que antes
era Dios quien curaba las enfermedades y ahora es la Medicina la encargada de
hacerlo con más eficacia cada vez. Antes era Dios quien tenía el poder de mandar
una plaga a atacar a cierta población y era él mismo el único con poder de eliminarla
y ahora es la Ingeniería, la encargada de hacerlo. Lo que quiero decir es que Dios
ha muerto para el hombre. Ha muerto porque ya no lo moviliza. Ha muerto porque
el hombre se independizo de Dios. Ha muerto porque el hombre se liberó de Dios.

“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una
linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios,
busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la
hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño
pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de
nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran
confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada:
“¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado,
vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso?
¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar
el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol?
¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No
caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados?
¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada
infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis
oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en
pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a
Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se
descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado!
¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo

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Gaspar Lucanera

poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién


borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones,
qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la
grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos
para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las
futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que
hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes;
ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo
la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto,
dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha
llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno,
es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han
sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres
que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.” Nietzsche.

Por último, ¿los medios de comunicación son utilizados para mantener a la


población informada objetivamente sobre la realidad de su país o el mundo, o por el
contrario, son utilizados por los sectores de poder para manipular la realidad para
beneficio propio? Para dar un ejemplo reciente, se puede plantear la compleja
guerra entre el Estado Islámico (ISIS) y la Coalición conformada por Inglaterra,
Estados Unidos, Francia y cuatro decenas de países más. Se ha visto que medios
nacionales e internacionales de Occidente, así como redes sociales: cuales centros
operativos se encuentran en Estados Unidos, han notificado a la población sobre
las muertes causadas a raíz de los atentados ocurridos en Paris esta semana. Se
respeta completamente el dolor de las familias de esas víctimas y se celebra el
compromiso de la gente de todo el mundo a través de redes sociales como
Facebook, que permitió poner un filtro de la bandera francesa en la foto de perfil de
cada usuario que así lo prefiera. Se celebra, que la población se oponga
fervientemente al terrorismo. Pero, ¿acaso los medios de comunicación nos hacen
ver una sola parte de la realidad para que no se les exija a los sectores de poder
cambiar su manera de gobernar?,¿acaso las victimas francesas de esta guerra son
las únicas que se tienen en cuenta?, ¿acaso estamos viviendo un momento bisagra

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en la insensibilización de la población para con el que es diferente, el que es de otra


religión, el que piensa distinto?, ¿acaso el país que creo el concepto de libertad,
igualdad y fraternidad se ha olvidado de los valores que quisieron inculcar sus
fundadores?,¿acaso la vida de un sirio que es bombardeado día y noche desde
hace dos años no es tan importante para los medios y población de Occidente como
la vida de un francés?, ¿acaso la novela de Camus que trata sobre un francés
insensible que mata a un árabe es un círculo vicioso del que tenemos que asumir el
desafío de salir en el Siglo XXI?.

Se propone entonces un cambio para que cada uno se informe de manera que
pueda pensar, reflexionar y opinar en la sociedad sobre temas que le generen
interés, sin estar vendado ni atado en una caverna de oscuridad e ignorancia
compuesta por la información parcial e interesada sobre la realidad que intentan
transmitirnos los medios de comunicación, ayudados, hoy en día, por las redes
sociales.

¿Sera posible una evolución en cuanto a la aceptación del que piensa distinto para
que ya no sea un “monstruo” incomprensible, y que en cambio, sea una oportunidad
para abrir nuestra mente ante un mundo con un espectro cultural, religioso y
filosófico tan diverso que tiene tanto para brindarnos y ayudarnos en nuestra
reinvención continua como seres humanos? ¿Sera posible salir de la Caverna?

Gaspar Lucanera.

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