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ARTE CONTEMPORANEOEN estado siempre de moda o, mejor, en boca

de todo el mundo, especialmente del euro-


AMERICA LATINA peo, causante de tantos enfoques e~nicy
Edward J. Sullivan (ed.) sobre todo etic, amén, obviamente, de
José MG.Faerna Garcia-Bermejo generador de viejas culturas colonizado-
(coord. edición española), ras.
Pero a pesar del sarampión europeista
Arte latinoamericano del siglo XX en que España, sin dejar de ser Europa, se
Ed. Nerea, Madrid, 1996, 352 pp., ha visto inmersa y aún -como bien sabe-
3 10 ilustr. mos- continúa (esperemos que concluya
en buenos frutos y no s610 de corte econo-
micista), podemos decir que todo 10 que
ocurre en aquel continente -tan alejado en
millas niuticas peso tan próximo a noso-
tros por las circunstaizcins históricas e
idiomáticas- ha pasado en 10s últimos
años a estar igualmente de moda y preci-
samente, mis que nunca, en las esferas del
pensamiento, la investigación compartida
y, en definitiva, cuanto se incluye en el
vasto territori0 de 10 que modernamente
se entiende por cultura y, lógicamente por
tanto, también en 10 concerniente al uni-
verso de la plástica.
Mis -y he aquí el motivo de esta recen-
sión bibliogrifica sobre este estudio, cuyo
discurso critico manifiesta un tratamiento
renovador de la materia- 10 que empieza a
Podria decirse que todo 10 relativo a sorprender favorablemente es que sea el
América Latina est6 de moda. Sin embar- universo artístic0 ciscunscrito a la con-
go, parece ser que las situaciones política, temporaneidad y sus proximidades 10 que
social y económica, en sus aspectos mis despierte gran interés, comience a airearse
problemáticos son 10s que realmente han y valorarse, difundiéndose en exposicio-
nes y ferias -también en la vieja Europa- ques permite, pues, que cada ensayo refle-
además de materializarse en pertinentes je con bastante claridad los distintos posi-
estudios que van tejiendo la historia de cionamiento~estéticos actualmente exis-
unas prácticas artísticas y la estética de tentes en las artes plásticas del Nuevo Con-
unas formas, en su correlato icónico y tinente, objeto de análisis, eliminando cual-
objetual, dignas de la mayor atención. quier tentativa de monolitismo cultural.
Recordemos al respecto, y por lo que a Con todo, y aun siendo muy importan-
nuestro país concierne más recientemen- tes, no son éstas las únicas virtudes del
te, la magna exposición que organizada libro si nos detenemos y pensamos que en
conjuntamente por el C.A.A.M. de Las el estudio académico de la pintura, escul-
Palmas de Gran Canaria y la Fundació tura, etc... del siglo XX latinoamericano
"La Caixa" tuvo lugar tanto en dicho Cen- son demasiadas las ocasiones en que lo
tro Atlántico de Arte Moderno como en el encontramos centrado en grandes figuras
Centre d'Art Santa Monica, de Barcelona, o tendencias artísticas fuertes por su deri-
bajo el título Cuba siglo XX. Moderrzidad vación/adscripción (con las pertinentes
y sirzcretismo, así como el amplio aparta- características propias) a las históricamen-
do dedicado al arte actual latinoamericano te ya establecidas, pero sin conectarlas de
en la edición 1997 de la Feria Internacio- forma rigurosa y eficaz con un contexto
nal de Arte Contemporáneo ARCO. realmente (representativamente) general,
Es precisamente, pues, en este contex- extremo que sí cuida la susodicha obra.
to o bajo este prisma el que consideremos Cuando no es el caso en que se han
muy saludable la aparición de obras como confeccionado estereotipos y propagado
la titulada Arte Latirzoarnericano del siglo calificativos y variopintas expresiones
X X que coordinada por Edward J. Sulli- (surrealismo, realismo mágico, exotici-
van, director del Departamento de Bellas dad, cromatismo exhuberante, etc.) que
Artes de la Universidad de Nueva York, han f~~ncionado como clichés distorsiona-
ha publicado en lengua española la Edito- dores de la cultura plástica de los países
rial Nei-ea. de habla española y portuguesa. Y ésto en
Dos destacadas virtudes, de momento, el mejor de los casos, ya que durante
adornan este trabajo: una, que aparece m~ichísimotiempo los medios académicos
como el primer estudio de conjunto publi- occidentales (europeos-norteamericanos)
cado sobre el tema. Y dos: que los espe- han tenido al arte latinoamericano, brasi-
cialistas que ofrecen sus correspondientes leño o caribeño como periférico, extraño o
trabajos lo hacen sobre sus respectivos marginal.
países. De lo que, evidentemente, se coli- Por otra parte, y por si fuera poco, la
ge que nos los presentan bajo un punto de lectura de este ramillete de claros ensayos
vista que les es consustancial: el latinoame- coordinados, no solamente facilita un
ricano; y según su visión nacional del asun- modo renovador de enfocar la materia de
to: la que su personalidad e ideología les la cual se ocupa, sino que pretende ir más
hace concretar sus respectivos conocirnien- allá del estudioso o del especialista (a
tos de peculiar modo. Tal variedad de enfo- quienes -todo hay que decirlo- sin duda
les puede saber a poco) estimulando una ra, Lenín Oña, Marcelo Pacheco, Ivonne
atractiva intromisión en este campo de Pini, Pedro Querejazu y Víctor Zamudio-
conocimiento y sensibilidad -y locus geo- Taylor- y de contar con una amplia nómi-
gráfico- a cuantos interesados en el fenó- na de colaboradores -directores editoria-
meno artístico en particular sean capaces listas de Phaidon, entre otros- y personas
de acercarse al mismo como sector fecun- que han cedido el importante material
dador e indisoluble del universo cultural. fotográfico, qué duda cabe que contribu-
Hemos de reseñar, antes de proseguir yen a llenar un poco o un mucho, según se
con el comentario, que en Arte Latinoa- mire, el vacío globalizador -que no unifor-
mericano del siglo X X sobresalen los estu- rnizador- y de visión conjunta y conjunta-
dios pictóricos sobre otras facetas del que- da, tan necesario para mejor hacer valer el
hacer plástico, de modo que el peso de la arte latinoamericano del presente; el cual,
pintura es abrumador en comparación con lógicamente, no se nos ofrece conceptual
las demás manifestaciones artístico-visua- ni fisicnmente como exhaustivo, pero sí
les, cuyo grado de atención va desde con la virtualidad de que, una vez leída la
dicho protagonismo pictórico hasta el obra completa, va a propiciar actitudes
grado cero arquitectónico, pasando con intelectuales que, yendo más allá de esta
diversa intensidad por la escultura, gráfi- serie de ensayos -con voz propia cada uno
ca, instalaciones o el somero análisis de la de ellos-, puedan favorecer la ampliación
fotografía. de conocimientos artísticos de un determi-
Ciertamente ya no estamos en la época nado país o subárea regional; al tiempo
dorada de los manuales ni de las enciclo- que su lectura despeje tópicas ideas o pre-
pedias como media cuasi sagrados para juicios sobre la potencialidad de un ámbi-
hacer ver que se sabe globalmente de una to de creación que, a pesar de erigirse
materia, pero también es cierto que de vez como muy vasto geográficamente, no ha
en cuando -y quizá más de lo que asimis- sido proporcionalmente valorado en su
mo en estos momentos sucede- es saluda- justeza, especialmente en el tramo com-
ble que aparezcan obras como la coman- prendido desde el final de la Segunda
dada por Sullivan que sin ser un manual - Guerra Mundial hasta nuestros días.
eso está claro- suministran con rigor y O bien, cuando lo ha sido, se han dico-
seriedad, aunque pueda considerarse a tomizado en exceso tanto, por un lado, los
guisa de esquemático compendio totaliza- débitos a los movimientos originados en
dor, la historia del arte contemporáneo de Europa (vanguardias históricas) como,
Latinoamérica. De manera, pues, que el por otro, la originalidad del aquel lado del
conjunto de textos escritos por diecisiete Atlántico como marchamo o combinado
autores, además del mencionado Sullivan de fantasía desbordada, exotismo ameri-
-Giulio Blanc, Rina Carvajal, Teresa del cano, frescura de raíces autóctonas, etc...,
Conde, Ticio Escobar, Enrique García- obviando la complejidad de toda esa suerte
Gutiérrez, Alicia Haber, Milan Ivelic, de "encuentros culturales" de los que, por
Mónica Kupfer, Natalia Majluf, Ivo Mes- cierto, tanta propaganda se hizo con moti-
quita, Jeannette Miller, Gerardo Mosque- vo de las conmemoraciones del V Centena-
río, cuando -de nuevo es preciso insistir - gable que la politización del arte latinoa-
para encarar científicamente una realida d mericano ha sido un hecho a lo largo de l
se requieren más dosis de sentido crítico y siglo XX, apuntando a todo un rosario d e
de analitica comparativa a fin de desarro- movimientos revolucionarios sociales y
llar un más que aceptable discurso sobre l a utópicos, y subsiguientes secuelas de per-
interconexión cultural que se debata ; en secuciones, torturas y exilios, que han
este caso se trataba de dos mundos fuera dado temática e iconográficamente much o
cuales fuesen los ámbitos, terrenos o esfe- de sí. De ahí que el compromiso moral y
ras donde se dirimiesen los tópicos . social de incontables manifestaciones cul-
Como viene a decir Sullivan en el Pre- turales de aquellos países todavía sigu e
facio, la intención de Arte Latinoamerica- trasluciéndose, hoy en día, con much a
no del siglo XX es tapar, como ya avanzá- más energía e incomparablemente co n
bamos, parte del hueco existente en lo mayor amplitud que en Europa, ya que lo s
tocante a contar con obras que de forma procesos de afirmación de la identidad
rigurosa y provista de buenas imágene s nacional, superación de desfases y reequi-
expusieran la historia del arte contempo- librios económicos del tejido social, as í
ráneo latinoamericano . Así pues, su pro- como el papel que en el mundo les corres-
yección apunta tanto a los no versados en ponde dignamente representar, están toda -
la materia, por cuanto que esta publica- vía en ebullición y por consolidarse a
ción les conduce por los intrincados veri- mejor. Y al haber sido los modelos de
cuetos de estilos y géneros de los movi- desarrollo tan diversos, y con un ritmo d e
mientos artísticos habidos en este conti- implantación tan diferente a lo largo y
nente a lo largo de este siglo ; corno a lo s ancho de aquellas tierras, es comprensibl e
expertos, por cuanto todo este compendi o que los procesos de consolidación de lo s
de ensayos aporta un gran caudal de infor- parámetros contemporáneos básicos de la
mación, no siempre fácil de reunir en u n cultura también hayan experimentado, a
único volumen, que lo convierten en una lo largo de este siglo, la correlativa diver-
herramienta asaz útil . Y, en definitiva , sidad. o dicho en otros términos : si Amé-
tanto para unos como para otros les per- rica Latina constituye un complejo dond e
mite conocer y detectar claramente un a la diversidad es su nota básica, si el tejid o
serie de sustanciales factores en orden a cultural de cada zona concreta es un a
un mejor aquilatamiento del arte latinoa- especie de conclusión de una amalgama
mericano actual, sin desvinculación d e de varios y hasta encontrados elementos ,
otras claves culturalistas. qué no diremos de las herencias o transva-
En este sentido, el análisis de las ses culturales que recibieron tales territo -
L

diversas poéticas tratadas -coherente co n rios desde otros puntos del globo, tanto de
el diversificado ritmo de identificació n la metrópoli y países expansionistas euro -
nacional- permite resaltar en unos caso s peos como de procedencia africana, por
cómo muchos artistas elaboran su discur- no mentar las sucesivas inmigracione s
so plástico a partir de determinados suce- centroeuropeas (sobre todo a países com o
sos o acontecimientos políticos . Es inne- Argentina y Brasil) cuyas aportaciones a
la esfera artística asimismo se explicitan Por otro lado, es importante señalar
en el libro. cómo otros asuntos y cuestiones que en el
A propósito de ésto conviene observar imaginario plástico europeo parecen ya
cómo Suliivan justifica la definición de asumidos, han tomado el relevo temático
cultura latinoamericana a partir de países o en el de los países no desarrollados. Así,
acotamientos regionales aludiendo a la lo relativo a la preservación medioam-
convincente postura de Marta Traba sobre biental y otros puntos de reflexión ecoló-
lo que conceptúa como "país abierto" y gica -que en pinturas e instalaciones de
"país cerrado". Algo que permite compro- artistas europeos ya ha dado bastante de sí
bar aquellas naciones que tradicionalmente en la pasada década de los ochenta y prin-
han sido más receptivas a las formas artís- cipios de la actual- parece aquí, en el
ticas europeas, hasta hacerlas suyas, de ámbito americano, centrado en denunciar
aquellos otros países ("cerrados") que pln'sticainerzte la destrucción de selvas,
siguen asimilando más extensa e intensiva- contaminación de aguas y expoliación de
mente los rasgos culturales indígenas que otros tipos de recursos naturales, por no
los han caracterizado desde la época colo- olvidar -asociado con el concepto de pai-
nial. Y a propósito de estas consideracio- saje en sentido amplio- cuanto se enrraiza
nes, no quisiera dejar de hacer hincapié en e inspira, por ejemplo, en leyendas o his-
el acierto -por otra parte lógico si de ser torias de pueblos indígenas que, al igual
rigurosos se trata- de incluir un apartado que éstos, están en trance de desaparecer y
dedicado al arte chicarzo, ejemplo de resis- que, sin embargo, el arte es capaz de res-
tencia en su relación neocolonial con catar estéticamente; así como toda una
EE.UU. mediante peculiares mecanismos serie de aspectos de esta índole (que, cier-
de transformación para la supervivencia tamente, según unas LI otras subáreas cul-
cultural. Algo que en el campo artístico turales detentan rasgos propios) que tanto
toma cuerpo de un modo muy característi- juego dan y vitalidad aportan a la fenome-
co hasta llegar a articularse -como sostiene nología plástico-visual, vienen a ponerse
Zamudio-Taylor- en un esencialismo táci- de manifiesto en algunos de los análisis
to, mezcla de nacionalismo cultural, multi- efectuados.
culturalismo y corrientes postmodernas. Es evidente que el artista del siglo XX
En resolución, todo un rico imaginario, al viajar como jamás se hiciera en el pasa-
pletórico de sígnica y símbolos visuales, do, tanto físicamente como -también en
de fecunda y fecundada temática -que ha estos momentos- virtualmente (publica-
dado lugar a varios repertorios formales ciones ilustradas, video, autopistas y redes
con sus correspondientes apartados- se informáticas ...), le ha permitido no quedar
revisan en la obra de manera tal que la limitado espacio-temporalmente y recabar
concreción de los análisis no impiden o una enorme cantidad de información; de
dificultan, antes al contrario, ofrecernos modo que tanto sus inquietudes y afanes
una panorámica amplia y valiosa de toda temático-ideológicos como, por supuesto,
esa trama de manifestaciones plásticas en lo referente a la instrumentalidad técnica,
que se materializa. no han quedado aislados. De ahí que aun
cuando la zonificación por paises corres- ca. Nos vamos acostumbrando sin embar-
pondientes a otros tantos especialistas go, una vez tras otra, a sus pálpitos y a sus
quede justificada por la forma de concebir ritmos compulsivos y, mal que bien, más
la estructuración de la obra, no por eso el de una vez se eligen en su honor -por los
lector dejará de sacar sus particulares con- políticos, por los historiadores- no sólo los
clusiones al deducir o constatar -los ensa- objetos científicos y los temas sino tam-
yos dan pie a ello- los trasvases y capilari- bién, incluso, la presentación misma de
dades que entre no pocos artistas de unas los resultados provisionales -y oportunos-
y otras regiones existen en el segmento de esa investigación.
propio de nuestra contemporaneidad. Pero la evocación del "98" que se ave-
En fin, si los ensayos de este volumen cina no es (no puede serlo) una conmemo-
propician que se cumpla el famoso lema ración más, una efemérides deudora como
del creador uruguayo Joaquín Torres-Gar- otras, más circunscritas o más particula-
cía -de universalista estética constructiva res, del ritmo escueto del inexorable
y tan inteligente teórico como enjundioso calendario. Al menos, no lo será si se
docente y célebre artista fue- de que comprende bien, por quienes la ejerciten,
"Nuestro norte es nuestro sur", posible- como un vasto ejercicio de introspección
mente ya habrán servido de mucho. y análisis, como una reconsideracibn plu-
ral del corto siglo XX que ya alcanza los
Werzceslao Rambla Zavagozá límites de su cronología -para España
también- en el contexto crítico de una rea-
lidad estatal y nacional no exenta de con-
flictos. Si se entiende, por fin, como una
renovada oportunidad de restaurar -con la
CONOCER Y REVISAR EL 98 razón y de cara al futuro- los trazos y
Consuelo Naranjo Orovio secuencias históricas de un pasado con-
junto.
Miguel Angel Puig-Samper
La rememoración del 98 será útil, tam-
Luis Miguel García Mora (eds.)
bién, si se aprovecha para sacar a flote
La nación soñada: Cuba, desde el nivel freático en que se sumer-
Puerto Rico y Filipinas ante el 98 gieron por el olvido histórico los rasgos
peculiares de cuantas circunstancias y
Actas del Congreso Internacional cele- actuaciones concretas inclinaron a una
brado en Aranjuez del 24 al 28 d e abril España que se sentía en declive, hace casi
d e 1995, Doce Calles, Aranjuez, 1996, ya un siglo, a tratar de conservar, a cual-
893 pp. quier riesgo y precio, los últirpos frag-
mentos de un imperio, aquejados de males
Las coyunturas de celebraciones y efe- y riesgos muy diversos. De que hay histo-
mérides no son siempre, como bien puede riadores suficientes que, discretos y opor-
suponerse, los marcos más adecuados tunos, se dedican a sacar a la luz los hilos
para el avance de la investigación históri- enredados de aquella bien compleja situa-
ción, mucho menos conocida realmente que versan sobre las colonias españolas en
de lo que se supone, dan fe algunos textos vísperas precisas del 98, llegando a con-
colectivos de reciente aparición. clusiones que muchas veces son tan nue-
Entre ellos está, en lugar preeminente, vas como sorprendentes, y escritos con
La Nación Soñada, grueso volumen de frecuencia de manera apretada e intensa.
espléndida edición conteniendo un amplio Habremos de dar cuenta, siquiera sea
espectro de trabajos originales. Son somera, de quiénes son sus sesenta auto-
muchos y valiosos los ejemplos del estado res y, al menos, sobre qué asunto concreto
de la investigación reciente que se reúnen han escrito aquí.
aquí, en este libro denso y apretado que Hay en La Naciórz Soñada textos jugo-
recoge la participación historiográfica sos sobre los nacionalismos antillanos (de
más numerosa, importante y especializada Paul Estrade, Dolores González Ripoll,
que ha sido reunida hasta la fecha en Antonio Elorza, Jorge Ibarra, Luis Agrait,
España, en una reunión científica interna- Ana María Calavera y Miriam Fernández
cional proyectada sobre la intervención Sosa), alguno más escueto sobre el filipi-
colonial no africana de la España contem- no (Héléne Godet-Go~~jat) y uno biográfi-
poránea, en sus últimos años de desplie- co, comprensivo y elegante, sobre el auto-
gue y formulación. nomista Rafael María de Labra, debido al
La Naciórz Soñada: Cuba, Puerto Rico ex-embajador Serrano de Haro. Los cua-
y Filipinas ante el 98 ha sido editado por les quedan incluidos, todos ellos, en la pri-
Consuelo Naranjo en colaboración con mera parte del volumen, rotulada "Cons-
Miguel Angel Puig-Samper y Luis Miguel trucción y consolidación nacional". Ade-
García Mora. Y contiene, a no dudarlo, más, en esa misma parte, aparecen estu-
muestras de calidad historiográfica extra- dios variados sobre un asunto igualmente
ordinaria junto a textos (los menos) que clave, de novedoso planteamiento histo-
sugieren enfoques todavía poco experi- riográfico visto desde España: se trata de
mentados o investigaciones incipientes, la cuestión racial y su incidencia en la
en proceso de contrastación. La mayoría vida política de Cuba, tanto en la década
de los trabajos muestra, no obstante, un anterior como después, inmediatamente,
interés y un atractivo suficientes como de la ruptura definitiva con España. Los
para considerarlos a esta hora -más de un artículos que tratan esta temática se deben
año después de su versión primera, en el a la autoría de Michael Zeuske, Consuelo
Congreso reunido en Aranjuez en abril de Naranjo, Alejandro de la Fuente y Rebec-
1995- un potencial creciente en manos de ca Scott.
quienes les dan firma. Resultaría imposi- La política colonial en sí misma no
ble, sin embargo, particularizar ahora caso viene situada a continuación, sino que se
a caso, uno después de otro, todos esos reserva para una tercera parte del volu-
esfuerzos de interpretación que se desgra- men, en la que se revisan los intereses ide-
nan ordenadamente a lo largo de casi ológicos y políticos en presencia frente a
novecientas páginas de escritos muy la cuestión colonial y las actuaciones
diversos, elaborados sobre ideas y fuentes adoptadas por los protagonistas, al menos
algunos de los más decisivos e importan- pública son los temas prioritarios de la
tes, ya sean colectivos o particulares. De exploración.
ello se ocupan autores como José A. La parte sexta (titulada "Protagonistas
Piqueras, Lnés Roldán o José G. Cayuela. de una guerra") presenta igualmente bas-
Hay también una pormenorizado atención tante unidad y cohesión interior. Aunque
a la presencia de otros varios actores quizá alguno de los textos integrados
subordinados (económica, política o (Luis E. Togores, Lanny Thompson)
socialmente), factores fluctuantes en la pudiera haberse inscrito con mayor cohe-
aplazada confrontación entre España y sus rencia en la última -y séptima- sección, la
colonias (así los trabajos de Joan Casano- destinada a analizar la proyección interna-
vas, Luis Miguel García Mora o Astrid cional y los problemas básicos de índole
Cubano, respectivamente sobre movi- exterior. Importa sin embargo destacar la
miento obrero, autonomismo cubano y tarea de exploración de fuentes y de archi-
puertorriqueño). Dos textos más, situados vos realizada sobre repatriados, deporta-
al final, hablan también de Filipinas (Luis dos y soldados, tanto españoles como
A. Sánchez Gómez) y de las Marianas cubanos (Rafael Núñez, Carmen Barcia,
(Belén Pozuelo). M" Dolores Domingo y Manuel De Paz),
La muy buena salud de la historia eco- además de un estudio sobre el conflicto
nómica en España, en este punto y hora, bélico y la imagen gráfica debido a la
se debe en parte al auge relativo de los pluma siempre experta de Carlos Serrano.
estudios sobre el comercio americano rea- Las partes cuarta y quinta, rotuladas en
lizados en las dos últimas décadas, como la edición quizá un tanto discutiblemente
es reconocido. Historiadores que desde ("Enseñanza y sociedades", de un lado, y
entonces han venido contribuyendo sus- "Pasado y presente. Tradición y moderni-
tancialmente a sentar esas bases (Jordi dad", de otro), contienen textos muy
Maluquer o Josep M" Delgado) tienen diversos en su objeto, metodología y enti-
aquí, en la parte segunda -la sección eco- dad. Para el lector español interesado, sin
nómica- de esta recopilación de trabajos embargo, me atrevo a considerar que
diversos, una representación muy atracti- todos ellos, sin excepción alguna, lograrán
va y rigurosa de sus investigaciones actua- acertar. Hay quien orienta su atención
les en materia de relaciones coloniales. hacia aspectos básicos de la construcción
Una muestra que viene franqueada ade- poliédrica del nacionalismo, tanto en
más, de manera muy satisfactoria, por Cuba (Teresa Muñoz, Carmen Almodó-
otros trabajos importantes de historiado- var, Rolando García, Armando García)
res de la economía procedentes de Cuba como en Puerto Rico, lógicamente enfo-
(Alejandro García Alvarez, M" Antonia cadas las cosas y las situaciones,de diver-
Marqués, Enrique Collazo, Doria Gonzá- sa manera (de Puerto Rico tratan Libia
lez), de la propia España (José R. García González, Carlos Pabón, Annie Santiago,
López, Antonio Santamaría) o, en menor Luis A. Ferrao y Mayra Urrutia). Y hay
proporción, Puerto Rico (Juan A. Giusti). q~lienopta, por último, en estas mismas
Banca, comercio, azúcar, tabaco y deuda páginas, por enfocar aspectos muy distin-
tos de la organización sociopolítica de las ponderativo y crítica respecto a la existen-
diversas realidades implicadas (Alberto J. te historiografía.
Gullón sobre la prostitución cubana a Por último quiero resaltari porque
fines del XIX, -Moisés Llordén sobre el quizá esto ayude al potencial lector a per-
asociacionismo español en Filipinas). filar su visión de conjunto sobre lo que
También hay quien se ciñe en sus relatos esta obra colectiva supone en fin, el hecho
al ámbito de época en su consideración de de que la excepcional activación científica
noticias de prensa (Aurea M. Fernández- y proyección editorial desarrollada a pro-
Muñiz o Tomás lMallo), y quien, muy al pósito del Caribe hispánico por Consuelo
contrario, se aventura en interpretaciones Karanjo con este libro colectivo e impor-
de presente de una realidad críticamente tante vienen precedidas, desde hace unos
dura y permanente (Pablo Tornero sobre años, de otros esfuerzos anteriores de la
la actitud europea y norteamericana ante misma historiadora del Consejo Superior
el 98). de Investigaciones Científicas, también
La parte séptima, para concluir ya esta importantes aunque ninguno, me parece,
enumeración, trata de ponderar globaliza- de la trascendencia y alcance de éste que
damente "Los significados del 98 en el vengo comentando. Alguno de ellos se
contexto internacional". Asunto estrella, halla publicado igualmente -con cuidado
podría sospecharse, de cara a un puñado exquisito en la tipografía-, en años recien-
de nuevos estudios que, en estos años últi- tes, en la misma editorial y dentro de la
mos, se han ido perfilando. Algunos de los misma colección.
textos (enfoques desde México, panora- Cierra el volumen una utilísima biblio-
mas de la situación transicional, como los grafía de las obras citadas en los textos, a
que ofrecen M" Teresa Cortés y Alfredo la que sigue un índice completo de los
Uribe, además de Rosario Rodríguez) autores incluidos en la recopilación.
hablan especialmente de los Estados Uni- Nadie podrá doblar la esquina del 98 ale-
dos, lo mismo que resulta del escrito de gando ignorancia sobre las colonias y,
M" Dolores Elizalde, que presenta precisa mucho menos desde luego, falta de infor-
y documentadamente el interés de la mación.
nueva potencia en expansión por hacerse
con las Filipinas. La mayoría de los traba-
jos aquí inscritos intenta, trascendiendo
sus límites de cronología y contexto espe-
cíficos, globalizaciones y conclusiones
político-internacionales de importancia
(Manuel Espadas, Luis Alvarez, Cristóbal
Robles, Josef Opatrny, Fernando García-
Sanz). Y además, alguna de estas inter-
venciones, de alta calidad media, como el
resto del volumen, resulta de especial uti-
lidad por hallarse inspirada de voluntad
ENTRE LA I N Y LA DEPENDENCIA dan localidades. Dcsde hace tiempo s610
se habla de este encuent~.~. sin embargo
DE HISPANOAMERICA nadie se atre\?c a con\.ociu-10. Cn impre-
\risto ha hecho clile se precipite el singular
Jaime E. Rodríguez O. enfrenta~niento. El equipo se ha divido.
para satisfaccion de sus rivales, en dos. El
IA iildepeildeircia
cornbinado peninsular y el americano.
de Ia Alnirica espaiola M~~ltitild de corresponsales se han acrecli-
El Colegio de México. Fideicomiso tado para narrar las particularidacles del
Historia de las Américas, Fondo de aconteciniiento.
El partido comienza. Los ahorn equi-
Cultura Económica, México, 1996,
pos rivales han sido clurante años compa-
306 pp. ñeros en u n solo ecluipo, el hispano. Se
conocen, son amigos, hay parentescos
familiares, e incluso, han tenido al mismo
entrenador, el Monarca.
Jaime E. Rodríguez O. El partido es narrado, posteriormente
ser8 contado, n18s tarde inventado y des-
Lu indeporlrlcwcaiu puis, s610 después, interpretado. No nos
de 11 AmGric~cespariola sorprende la evoluci6n de este hecho his-
tórico, sino si1 interpretación parcial, dado
que s610 unos pocos se interesan por las
evoluciones de 10s dos equipos, por bus-
car explicaciones dialécticas a esta con-
frontación.
La mayor parte de 10s narradores, 10
hacen pol. separado, explican su historia,
las particularidades de cada jugador, en
especial de 10s m6s importantes a 10s que
se glorifica, las influencias brithnicas,
I'rancesas y norteamericanas, se recrean en
las jugadas m8s destacadas, en 10s regates
prodigiosos, en la resistencia tenaz y
heroica de la defensa y, evidentemente, las
acciones violentas y a tl-clicici~ldel equipo
contrario.
Sin embargo, en casi todos 10s relatos,
Iiay elementos comunes. El oponente
Pcrdonese la licenciu. parece no existir. Tan s610 aparece men-
El partido va a comenzar. En el estudio cionado como reafirmación del equipo
"Imperio", el mayor del mundo, no que- protagonista frente al otro.
Con tanto corresponsal, se cree que el coyuntura temporal corta, a una pluralidad
partido estri analizado desde todos 10s de territorios for~nadosy estructur*dOS en
puntos de vista. Y en cierta medida es asi. la Monarquia hispana, siguc siendo revo-
Si no fuera porque el futbol, al igual que lucionario. Lo es cuestionar 10s rnitos
la independencia de Hispanoamérica, se heroicos construidos por la Historia Ofi-
entiende parcialmente si no se contempla cial, y lo es niAs aún descenderlos de 10s
en la descripci6n del juego 10s dos cqui- altares para historiar-los como l~onibres
I
pos, la relacion dialéctica que imprime representantes de una clase dirigente .
uno sobre el contrario, las respucstas dc Frente a tesis arcaicas y populistas de
uno y la capacidad de reacción del otro, la Historia Oficial, frentc al legado dc la
I
las acciones de 10s agentes externos al historiograSia tradicional cspaiíola del
desarrollo, el apoyo del piíblico, las deci- XIX y XX, superando el ilifl~ijode la tesis
sioncs del Arbitro, la presion de 10s medios de "la revolución atlAnticamdc R.R. Pal-
de comunlcación, etc. mer y J. Godechot, de las divcrsas inler-
Jaimc E. Rodríguez no es ajeno a csta pretacioncs sobre las emancipaciones o
problemritica dialéctica en su estudio mayoria de edad" política y econórnica o
' 6

sobrc la indepcndencla en Hispanoaméri- de "ncoimper-ialisnio" del siglo XVllI


ca. S11 investigación le ha llevado a inda- español la tesis sobre el dc John Lynch,
gar en diversos archivos americanos y Jai me Rodríguez plan tea propues tas reno-
espafioles, de Estados Unidos y europeos. vadoras como son u n diAlogo constante
Su trayectoria investigadora, en plena entre el tic~npoy el espacio hist61-icoentre
madurez, así lo refleja. Participa, partici- 1808 y 1826, entre los acontecimientos
pamos, dc una concepción rnBs amplia del quc unen, dividen, condicionan y I-caccio-
proceso rcvolucionario de indcpendencia nan en ambos mundos, entre la dialéctica
hispano y americano que rebasa la estre- de la Monarquia hispana y sus contradic-
chez dc las perspcctivas históricas estric- ciones en la Península y Aniérica, entre
tamcnte naclonales, tanto penlns~llares 10s su.jctos historicos que en la Pení~isula
como hispanoamericanas. Entre otros pretendían haccr la revoluci6n y el Icgado
aspcctos porque los estados nación, penili- de esta tradición ell las futur.as indepen-
sular y amerlcanos, se van a crear en csta dcncias, en especial e11el Norrc hispana
coyuntura histhrica, al Igual que sus histo- Lo rcvolucio~~ario cn esta ocasi611, es
r i a ~nacionales que para realir~narscen SLI que el anhlisis de Roclsiguez es cohel-ente,
invenci6n de la nación legitiman 10s cstu- y no nos referirnos a sus presupuestos
dios ~ntrospectivos,en un alarde mecani- metodol6gicos y tcciricos, de los cluc par-
clsta que excli~yeel contexto histórico ticiparnos y en otr-as ocasiones disentimos,
un~versal. sino con su objcto de anA1isis hist6rico.
Mantener la tesis, frcnte a las historjas Intelpreta las i~idependenciascomo las
oficiales espafiola y amerlcanas, que la partes que se dividcn del todo, buscando
revolución de independencia fue un pro- la causas y la acci6n entre cllas, en su
ccso de cambio amplio, hispano, coyuntu- di mensi6n peninsular, interamericana y
I-al y autono~n~sta, que aScct6, en una entre peninsular y alnericana, busca estas
explicaciones en la comprensión histórica la explicación general de John Lynch,
de la 1Wonarquía española del XVIII, en extrapolada de las tesis de la historiografía
sus contradicciones y en sus nexos de fun- estadounidense sobre su independencia
cionamiento, por lo que la causalidad en frente a Gran Bretaña. Rodríguez propo-
la explicacion última es ajena a argumen- ne, además de las contradicciones econó-
tos mecanicistas, a interpretaciones nacio- micas, aspectos jurídicos y estructurales
nalistas, a explicaciones parciales, o entre la concepción divergente del Estado
metropolitanas. Ahí radica, creemos, uno de las dos dinastías monárquicas. Es en
de los aspectos más sugestivos de esta esta parte donde se echa, quizá, de menos
obra. una mayor profundidad en las explicacio-
La obra está divida en cuatro partes. La nes causales de tipo económico y social.
primera está dedicada a la interpretación A nuestro entender, la parte más tras-
del Imperio en América desde una ver- cendental de la obra reside en la segunda
tiente hispana, la segunda dedicada al parte -tercer capítulo- que trata sobre el
estudio del impacto de la invasión france- nacimiento del gobierno representativo en
sa en la Monarquía hispana, la convocato- el mundo hispano. El autor, desde presu-
ria de las Cortes liberales y la elaboración puestos metodológicos dialécticos, esta-
de la Constitución de 1812, la tercera está blece un dialógo entre los sujetos históri-
dedicada a la restauración del absolutismo cos, los hechos y acontecimientos, sus
y sus consecuencias y la cuarta a la expli- efectos y las causas generales. El resulta-
cación del triunfo de las independencias. do es una historia integradora, plural, de
En la primera parte, Jaime Rodríguez dimensiones hispanas, esto es históricas,
rastrea en las raíces intelectuales y jurídi- y por lo tanto de explicaciones de más
cas de la Monarquía hispana las razones amplio bagaje. Si el lector busca héroes,
de la gestación, durante el siglo XVIII, de seguramente los encontrará, pero no los
lo que el autor denomina identidad ameri- ensalzados habitualmente, sino unos
cana, lo que le lleva a un amplio recorrido Padres de la Patria que, antes de la reac-
por el mundo cultural del Setecientos his- ción absolutista fernandina, proponían un
pano. Para Rodríguez fueron, especial- Estado hispano, monárquico y federal.
mente, las bases intelectuales escolásticas, Las razones de su fracaso son otra de las
hispanas las que utilizarán los ilustrados claves históricas que desentraña esta obra.
criollos para confrontarlas con las refor- 1808. Decididamente la fecha une en la
mas carolinas del último tercio del Die- desunión. Es el inicio de la contempora-
ciocho. Esta "revolución intelectual" y la neidad, de lo que otros historiadores lla-
proliferación de espacios de politización , man moderrzidad, de lo que Jaime Rodrí-
tertulias, cafés, periódicos, etc., serán para guez explica como la vevol~iciórz,paula-
Rodríguez el substrato ideológico, a la vez merztaria. La guerra contra las tropas fran-
que justificador, en el que los criollos cesas tuvo la misma respuesta en ambos
basarán su actuación política independen- hemisferios, la misma estrategia juntera
tísta al aprovechar la coyuntura bélica en que correspondía a estructuras, económi-
la Península. Lo cual aleja a esta obra de cas y sociales, jurídicas e ideológicas,
mentales y religiosas similares en ambos especialmente en América del Xorte y del
mundos, pero con sus particularidades, Centro, la movilización y politización
con sus singularidades. Ante esta crisis que motivó las clases medias y populares
del Imperio, la Monarquía, ni en la Penín- en la abolición del trabajo forzoso, de la
sula ni en América se cuestiona. Del cen- encomienda, del tributo y de la mita, etc.
tralismo borbónico se pasó a la recupera- No es todo, en el diálogo hispano que pro-
ción de las particularidades y privilegios pone también están contempladas las inte-
austracistas y a la emergencia de juntas racciones de estos decretos revoluciona-
revolucionarias. Proceso que devendrá en rios liberales hispanos con la oposición de
génesis del federalismo, y una vez más, las autoridades españolas reaccionarias y
tanto en la Península como en América, se verán con los diversos movimientos
tesis de la que también somos partícipes. insurgentes que, en ocasiones, obligados a
Esta coyuntura bélica, juntera, de reac- profundizar en sus propuestas democráti-
ción y revolución, también, se trasladó a cas.
América. El terror de las élites criollas al Tras leer a Jaime Rodríguez, tras el
cambio de dinastía napoleónica era el estudio de las Cortes gaditanas desde una
mismo que el de las peninsulares. Argu- perspectiva hispana, puede sorprender que
mento que Rodríguez resalta y opone a en una obra tan relevante como la Enci-
otro de los mitos de la independencia, su clopedia de Histovin de Eslxuin dirigida
inevitabilidad. En especial porque en un por el profesor Miguel Artola, no se haga
detallado análisis, las aspiraciones por ninguna mención a la importancia de esta
conseguir la autonomía no significaban dimensión americana en voces como Cor-
necesariamente la lucha por la indepen- tes de Cádiz, Constitución de Cádiz y
dencia. Entre la dependencia y la indepen- Trienio Liberal.
dencia hubo un largo camino de opción A partir del estudio de esta tradición
política hispana que quizá no se ha desta- política, Rodríguez va a explicar las razo-
cado convenientemente y que, afortunada- nes de los diferentes planteamientos y
mente, este libro rescata. Otra cosa será la consecuencias de la independencia en las
interpretación que la historiografía nacio- distintas repúblicas. Así este autor esta-
nalista haga de ello en las repúblicas ame- blece una división entre dos tradiciones
ricanas ... y en España. políticas emergentes durante la indepen-
Rodríguez recupera el verdadero valor, dencia. La primera, gestada en la década
la verdadera trascendencia hispana de las de la guerra por la independencia, ajena a
Cortes y de la Constitución de 1812. Nos la tradición parlamentaria hispana, refor-
recuerda sus decretos, su importancia, la zaría en los nuevos estados el poder eje-
participación, trascendental publicación cutivo. Estos casos serían los de Venezue-
de los diputados americanos, la de la la, Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador.
Constitución en los territorios americanos, Mientras que la segunda, heredera de la
la dimensión de sus decretos, ellos, la tradición parlamentaria hispana, reforza-
celebración de procesos electorales en ría el protagonismo del poder legislativo y
ayuntamientos, diputaciones y Cortes, en serían los casos de Nueva España y Cen-
troamérica. Por lo que respecta al Cono en donde sus causas y desenlace están
Sur, tanto Chile como Argentina crearían reconstruidas desde la comprensión del
otras formas de gobierno. mundo hispano, lo cual supone una histo-
Lo dicho, Rodríguez nos presenta una ria política que abandona los estereotipos
obra en la que el cuidado del espacio y arcaicaos y los héroes acartonados, lo cual
tiempo es un requisito imprescindible para siempre es saludable.
la comprensión del proceso de indepen-
dencia desde una concepción dialéctica y Manuel Chust

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