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Comenzó en
Italia y se expandió a Francia, Alemania, Inglaterra, España, Portugal y Holanda gracias a una
expansión comercial marítima y las guerras entre países. A pesar de las diferencias regionales,
observamos características comunes y fundamentales del Renacimiento que veremos a
continuación.
Tal vez la característica más notable del Renacimiento ha sido la apreciación del ser humano
como centro de todo. Humanismo (o antropocentrismo, como con frecuencia se llama) pone a la
persona humana en el centro de las discusiones. Este no es el hombre que se opondrá a Dios sino
de valorizar a las personas en sí, encontrar en ellas las cualidades y las virtudes negadas por el
pensamiento católico medieval.
El ideal de la universalidad
El Renacimiento creía que una persona puede llegar a aprender y conocer todo lo que se sabe.
Su ser humano ideal, por lo tanto, era alguien que conocía todas las artes y todas las ciencias.
Leonardo da Vinci fue considerado, por lo tanto, el modelo del hombre del Renacimiento porque
dominó varias artes y ciencias. Él sabía sobre astronomía, mecánica, anatomía, hizo los
experimentos más variados, diseño numerosas máquinas
y dejó un gran número de obras pintadas y esculpidas.
Da Vinci fue la persona más capaz de acercarse al ideal
de universalidad.
a) El antropocentrismo (el hombre como centro del universo): Valoración del hombre como
un ser racional, y como la obra más bella y perfecta de la naturaleza.