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A ROMÁNTICA
DEL AI
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F. y A.W. Schlegel
H. von Kleist
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Fuminosmm
TEORÍA r o m á n t ic a
DEL ARTE
En los estudios sobre estético y teorío del
arte de nuestros días ha adquirdido el Romanti
cismo alemán una nueva actualidad, suscitada
cada vez más adecuada de sus presupuestos, lo
profundo de su problemática y la apreciación de
su carácter netamente innovador. El presente
volumen reúne una amplia selección de textos
que servirá a una visión global de la teoría ro
mántica de las artes en sus aspectos fundamen
tales, y como apoyo para el resultado y la discu
sión de esta época conflictiva y deslumbrante. A
la antología acompañan una exposición puntual
de los temas en que se artículo y las aclaracio
nes terminológicas necesarias.
NEOMETRÓPOLIS
tefjws 1250021
www.tecnos.es
D irectores: J osé J im énez y R a fa el A rgullol
Novalis, F. Schüler, F. y A. M. Schlegel
H, von Kleist, F. Hölderlin
Antología y edición de
Javier Amálelo
/ « I ws
Diseño de colección:
Rafael Celda y Joaquín Gallego
Impresión de cubierta:
Gráficas Molina
L8 edición, 1987
2.a edición, 1994
I. LA INSPIRACION ...................................................................................... 43
K. Ph. Moritz, Propuesta para la unificación de todas las bellas artes y las
ciencias bajo el concepto de lo perfecto en sí mismo (1785)............ 81
i. W. von Goethe, Arte característico (1772)........................................... 85
F. W. 3. Schelling, Forma del arte (1802) ................................................. 87
W. H. Wacken roder, De dos lenguajes maravillosos y de su misterioso po
der (1796)................................................................................................. 89
H. von Kleist, Carta de un joven poeta a un joven pintor (1810)........ 92
C. D. Friedrich, Declaraciones en la visita a una exposición (1830) . . . . 94
C. G. Carus, El taller de Caspar David Friedrich (1835)....................... 99
B. von Kleist, Acerca del teatro de marionetas (1810) ........................... 101
Novalis, «Poeticismos» (1798) ................................. .................................. 108
1. LA INSPIRACION
«Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y belleza sólo
adherente (pulchritudo adhoerens). La primera no presupone concepto al
guno de lo que el objeto deba ser; la segunda presupone un concepto y la
perfección del objeto según éste. Los modos de la primera Hámanse belle
zas (en sí consistentes) de tal o cual cosa; la segunda es añadida, como ad
herente a un concepto (belleza condicionada), a objetos que están bajo el
concepto de un fin particular.»
(Crítica del juicio, § 16.)
2. LA IMITACION
Hemos visto en las explicaciones anteriores que en el proceso de
creación existe el imperativo latente de imitar el mismo curso mental
de la inspiración, y que el papel último de los materiales sensibles se
reduce a prestar apoyo al despliegue ordenador que se les superpone
para constituirse en realidad. Para aclarar con más detalle estos fun
damentos es imprescindible hacer un breve excurso en la teoría kan
tiana del juicio estético, que condiciona todas estas reflexiones. El texto
de Moritz que traducimos nos ofrece unas aclaraciones que divulgan,
incluso adelantándose a ellas, al menos dos nociones básicas de la in
minente estética de Kant. Son dos definiciones de lo bello a las que
llega Kant analizándolo a partir de las formas lógicas de cantidad y
relación: a) «Bello es lo que, sin concepto, place universalmente»
(C. Ju., § 9); b) «Belleza es forma de Ib. finalidad de un objeto en cuan
to es percibida en él sin la representación de un fin» (C. Ju., § 17).
Digamos de paso que aunque tanto la universalidad del juicio de gus
to como la antinomia entre lo bello y lo útil no sean asertos nuevos
14 FRAGMENTOS PARA UNA TEORÍA ROMANTICA DEL ARTE
3. LA REFLEXION
4. LA REPRESENTACION
r
«Para exponer ia realidad de nuestros .... . e exige siemprédntuicio-
ñésxSi los conceptos son empíricos entonces ITámanse las intuiciones ejem
plos; si son conceptos puros del entendimiento, Hámanse esquemas; si se
pide que se exponga la realidad objetiva de los conceptos de la razón, es
decir, de las ideas, y ello, para el conocimiento teórico de las mismas, en
tonces se desea algo imposible, porque no puede, de ningún modo, darse
intuición alguna que les sea adecuada.»
(Crítica del juicio, § 59.)
INTRODUCCION 23
\J ..? ¡ (a)
24 FRAGMENTOS PARA UNA TEQRïA ROMANTICA DEL ARTE
5. EL MITO
6. LA DIMENSION PROGRAMATICA
la actividad libre del alma: «En el mundo del arte y de la cultura apa
rece la religión necesariamente como mitología o como biblia», o co
mo ambas, añadiríamos al acabar de leer a Schlegel.
Entendamos que en la base esquemática de estas propuestas está
g é ideal de formación y emancipación de la especie, un ideal de Ilus
t r a c i ó n «a partir del arbitrio en una actividad libre»,
f -Novalis formula de forma compendiosa tal espectativa de una re
ligión de la pura humanidad: «Antiguos, La Virgen. El ser humano
es un individuo histórico dado por sí mismo. Humanidad gradual.
Cuando la humanidad haya alcanzado el más alto nivel se evidencia
rá lo superior y se incorporará por sí mismo». La humanidad gradual
hace referencia ai proceso de generación de totalidad en el trascen
der. Esto se establece, por un lado, en la diversidad de las manifesta
ciones individuales que arrastran a la imaginación, y, por otro, en la
conexión infinita de todas las partes. La tendencia a la unidad no es,
por consiguiente, algo subordinado a la progresión, sino que es ya
fundamento de la plenitud de hecho por la que está operando el espí
ritu. Pero, en segundo lugar, es también tendencia progresiva, ya que
está acumulando experiencia y avanzando en grado sobre ella, al ex
plicar como inmanencia el mundo gestado. La finalidad se expresa
aquí en la esperanza de la evidenciación de lo superior, en el acaecer
externo para el individuo formado.
La obra de arte se comprende así no ya como una construcción
posible o pasajera en el mecanismo de progresión, sino como funda
mento necesario de la formación de plenitud. En el mismo fragmen
to 474 de los Estudios sobre arte pictórico dice: «Necesidad de toda
obra de arte. Toda obra de arte tiene un ideal a priori —tiene en sí
la necesidad de estar ahí—». Tai a priori contradice o anula la con
tingencia, era ya condición de plenitud. El ideal a priori no se hace
coincidir, por supuesto, con tipologías, pero ni siquiera con un con
dicionamiento formal que anteceda a la obra misma; dice: «procede
mos de la época de las formas umversalmente válidas». Es un modo
extraordinariamente profundo que tiene Novalis de concebir esa ne
cesidad del arte. Por una parte, la necesidad se establece ahora por
la intervención de principios arbitrarios que ya comentamos en otro
lugar, por ejemplo: «trivialización de lo divino y apoteosis de lo co
mún». Por otro lado, el a priori de la forma es indeterminación de
ella. Escribirá: «Todo lo visible queda afecto a lo invisible, lo audible
a lo inaudible, lo sensible a lo insensible. Quizá también lo pensable
a lo impensable». La intuición no se entrega a la ley mecánica de la
manifestación, antes bien percibe ésta como integridad de la no-
manifestación: «Todo aquello que se percibe, es percibido conforme
a su fuerza de repulsión».
La espectativa del acaecer de inmanencia responde a esa necesi
dad de la obra de arte. La plenitud de indeterminación en la forma
INTRODUCCION 37
Friedrich Sc h l e i e r m a c h e r
E n t u s ia s m o y c o g n ic ió n p a r a d i g m á t i c a 1
( 1831)
lieber den Umfang des Begriffs der Kunst in/Bezug auf die Theorie dersel
ben; ew. F. Sehelei ermacher, Sämtliche Werke, !.. ¡II, Berlin, Reimer, 1835,
pp. 19!-193.
N o v a l is
Granos de polen
( 1797-98 )
Caspar David F r ie d r ic h
« L a v o z i n t e r i o r .,.»
( 1830)
E s p ír it u c r e a d o r y c ie n c ia d e l a n a t u r a l e z a !
(1807)
Deber das Verhältnis der bildenden Künste zu der Natur (fragmento); en:
F .W J. Schelling, Sämtliche Werket ed. d t., L. VIL, pp. 299-301.
L a a p a r ic ió n d e R a f a e l
0796)
1 Traduzco del alemán de WackemOder: «Da man so wenig schöne weibliche Bil
dungen sieht, so halte ich mich an ein gewisses Bild im Geiste, welches in meine Seele
kommt.» Original italiano: «Essendo carestía di belle donne, to mi servo di certa idea
che me viene al mente.»
38 FRAGMENTOS PARA UNA TEORÍA ROMANTICA DEL ARTE
C a r t a d e u n p i n t o r a su h i j o
( 1810)
Brief eines Malers an seinen Sohn; en: H.v. Kleist, Sämtliche Werke und
Briefe in vier Bänden, ed. de H, Sembdner, München Wien, Carl Hanser
Verlag, 1982, i. III, pp. 328-329.
Querido hijo,
me escribes diciendo que pintas una Virgen, y que tu sentido te
parece tan impuro y carnal para la realización de esta obra, que cada
vez que coges el pincel gustas en comulgar para santificarlo. Deja que
sea tu viejo padre el que te diga que tal inspiración es falsa, un poso
que te ha quedado de la escuela de la que provienes, y que, según las
enseñanzas de nuestros insignes maestros primitivos, conviene que en
cualquier caso lleves tus fantasías ai lienzo con ganas, vulgares pero,
f por lo demás, legítimas, de jugarQEl mundo es una organización ma-
,V,.A ravillosa, y los más divinos de sus influjos, queridísimo hijo, tienen
Q los orígenes más bajos e insigmficanteiSAjSl hombre, por ofrecerte un
ejemplo que salta a la vista, es una creación sublime, y, no obstante,
para que se le conciba no es necesario que se piense en dio con mucha
santidad. Sí, aquél que tomara la Comunión y se pusiera a la obra
con el mero propósito de construir en el mundo de los sentidos su con
cepto, engendrará inevitablemente un ser desvalido y achacoso; aquél,
por el contrario, que en una noche serena de verano besa, sin más
razonamientos, a una chica, trae al mundo un joven que, fuera de
dudas, después, en su versión robusta, trepa entre tierra y cielo y da
qué hacer a los filósofos. Y, con ello, a Dios encomendado.
LA INSPIRACION 59
Si quieres saber algo y te resulta imposible dar eos ello por la sím-
, pie meditación, te aconsejo, querido e ingenioso amigo, que hables
/A sobre el asunto con el primer conocido con el que tropieces. No es
"menester que sea la suya una inteligencia aguda, ni tampoco creo que
hayas de interrogarle sobre la cosa. ¡No! Más bien tienes que adelan
tarte a contársela tú mismo. Ya veo cómo se te abren de par en par
los ojos y me replicas que antaño escuchaste el consejo de que no con
viene expresarse sobre las cosas que no se conocen bien. Mas por eró.. j
tonces hablabas probablemente con el indiscreto deseo de instruir a i
los demás, y yo quiero que .hables con la clara intención de im tm irte ^j/
y, de este modo, muy bien podrían darse emparejadas, distintas se
gún los distintos casos, ambas reglas de la cordura. Los franceses di
cen: «Γappetit vient en mageant», y este aserto de la experiencia se
atiene aún a la verdad si, al parodiarlo, decimos: «ridée vient en par
lant». Con frecuencia, sentado en mi despacho sobre los legajos, in
dago en im pleito enredoso buscando el punto de vista desde el que
quiere ser enjuiciado. Suelo entonces mirar a la luz, como punto más
resplandeciente en el que queda captada mi más íntima esencia aspi
rando a iluminarse. O bien, si se me presenta un problema de álge
bra, busco el punto de partida, la ecuación que expresa las relaciones
dadas y de la que después se obtiene fácilmente el resultado por mero
cálculo. Y en el momento en que hablo sobre ello con mí hermana,
que está sentada a mis espaldas y trabaja, llego a advertir lo que qui
zá, incluso empollando largas horas, nunca habría deducido. No es
que ella me 3o diga, en el sentido propio de la palabra, pues ni conoce
el código, ni ha estudiado a Euler o a Kästner *. Tampoco es el ca-1
1 Leonhard Euler (1707-1783), matemático. Abraham Gotthelf Kästner (1719-1800),
matemático y poeta. J .3.0 .A . Rühle von Lilienstern (1780-1847), a quien va dedicado
60 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
este escrito, fue un general prusiano aficionado a la escritura y simpatizante del círculo
romántico de Dresde.
LA INSPIRACION 61
C a r t a a su h e r m a n o D a n i e l
( 1802)
sin que primero hayan sucumbido todas las viciadas obras del arte
nuevo, pues tendría que acontecer por un camino completamente nue
vo, y éste está ya marcado en un ámbito desde el que quizá pronto
pueda resurgir un arte realmente bello, a saber, en el paisaje. En él,
podemos decir con fundamento, no ha habido verdaderos artistas, sólo
alguno de vez en cuando, que, precisamente en los tiempos más re
cientes, ha sabido adivinar ahí el espíritu del arte (...).
LA INSPIRACION 69
N ovalis
El borrador general
(1798-99)
Friedrich Schlegel
1 Esta serie de fragmentos se denomina asi porque apareció por primera vez en la
revista Lyceum der schönen Künste, lo mismo que el nombre de los fragmentos de 1798
se debe a que se publicaron en la revista Athenäum, órgano de expresión del círculo
de Jena hasta 1800.
2 Johann Jakob Bodmer (1698-1783), teórico de la literatura.
LA INSPIRACION 73
P r o p u e s t a p a r a l a u n i f ic a c ió n d e t o d a s l a s b e l l a s a r t e s y
l a s CIENCIAS BAJO EL CONCEPTO DE LO PERFECTO EN SÍ MISMO
(1785)
Al seftor M o s e s M e n d e ls s o h n
Se h a re c h a z a d o el p o s tu la d o d e la im itación d e la n a tu r a le z a c o
m o fin a lid a d ú ltim a de las b e lla s a r te s , y h a s id o s u b o r d in a d o a la
fin a lid a d del pla cer, q u e se h a c o n v e r tid o p a r a e llo en ley f u n d a m e n
tal de las b e lla s a r te s . Se dice q u e d e l m is m o m o d o q u e a las artes
mecánicas se corresponde la utilidad, estas otras artes tendrían como
objetivo, en rigor, meramente el placer. —Hallamos placer, sin em
bargo, tanto en lo bello como en lo útil: ¿en qué se distingue entonces
lo primero de lo último?
En lo meramente útil hallo placer no tanto en el objeto mismo,
cuanto en la idea de la comodidad o el bienestar que en mí o en cual
quier otro causará su uso. Por así decirlo, me convierto en el punto
central al que refiero todas las partes del objeto, esto es: observo di
cho objeto como mero medio del que yo mismo soy la finalidad, puesto
que se da curso a mi perfección mediante ello. El objeto meramente
útil no es, por consiguiente, algo acabado o perfecto en sí, sino que
sólo lo deviene cuando alcanza en mí su finalidad o se perfecciona
en mí. —En la contemplación de lo bello, sin embargo, me descargo
de la finalidad para restituírsela al objeto mismo: observo éste como
no en mí, sino en sí mismo perfecto, que, por tanto, constituye en
sí mismo una totalidad, y me procura placer por su propia voluntad,
dado que yo ofrezco al objeto bello no tanto una relación hacia mí,
cuanto una relación de mí hacia él. Puesto que lo bello me agrada
más bien por su propia voluntad, lo útil, empero, meramente por mi
voluntad, me procurará lo bello un placer más elevado y más desinte
resado que lo meramente útil. El placer en lo meramente útil es más
grosero y vulgar, el placer en lo bello es más fino y menos común.
82 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
Aquél, en cierto modo, io compartimos con ios animales, éste nos eleva
por encima de ellos.
Dado que lo útil no tiene su finalidad en sí, sino fuera de sí, en
otra cosa cuya perfección debe ser aumentada mediante ello, quien
quiera crear algo útil deberá tener presente constantemente dicha fi
nalidad externa de la obra. Y mientras que la obra consiga su finali
dad externa, podrá ser, por lo demás, creada como quiera; e! resto
no entrará para nada en consideración, en tanto se trate de algo me
ramente útil. Si un reloj marca correctamente la hora y un cuchillo
corta bien, no me ocupo —en lo que respecta, a la específica utilidad—
ni del ornato de la caja del reloj ni del de la empuñadura del cuchillo.
El reloj y el cuchillo tienen so finalidad fuera de sí, en aquel que se
sirve de ellos para su propia comodidad; por tanto, no son algo aca
bado en. sí, y carecen de valor estricto sin la consecución real o posi
ble de su finalidad externa. Llegan, a producir placer en mí sólo en
tanto van unidos a esa su finalidad externa y se observan como un
conjunto; separados de esa finalidad me dejarán completamente in
diferente. Observo el reloj y el cuchillo con placer sólo en tanto pue
do utilizarlos, y no los uso con el fin de observarlos.
En lo bello ocurre a la inversa. No tiene éste finalidad fuera de
sí, ni existe por la perfección de otra cosa, sino únicamente por su
propia perfección interna. No se lo contempla en cuanto que se pue
de hacer uso de él, sino que se usa sólo en cuanto que puede ser con
templado. No necesitamos tanto lo bello para ser recreados por su
medio, cuanto lo bello nos necesita para ser reconocido. Podemos sub
sistir muy bien sin la contemplación de bellas obras de arte, éstas, sin
embargo, no pueden subsistir, al menos como tales, sin nuestra con
templación. Así pues, cuanto mejor sepamos prescindir de ellas, más
las contemplaremos por su propia voluntad, y será entonces cuando
verdaderamente les demos su existencia plena. Pues, conforme se in
crementa nuestro reconocimiento de lo bello en una obra de arte, acre
centamos en cierto modo su belleza misma y le concedemos más y más
valor. De ahí proviene ese impaciente afán de que todos hayan de aca
tar como bello lo que nosotros llegamos a reconocer como tal: cuan
to mayor sea la generalidad con que lo bello se reconozca y admire,
mayor será el valor que cobre también a nuestra vista. Eso explica
el desplacer que se siente en un teatro vado, aun cuando sea el caso
de un espectáculo excelente. Si el placer que sentimos en lo bello fue
se antes por nuestra propia voluntad que por la suya propia, ¿qué nos
importaría que llegase o no a ser reconocido por cualquier otro apar
te de nosotros? Nos interesamos y afanamos por lo bello para conse
guirle admiradores; podemos observarlo donde prefiramos: llegamos
incluso a sentir una especie de conmiseración al ver una bella obra
de arte maltratada por el polvo, o que unos transeúntes repasan con
la mirada indiferente. —La grata sorpresa, el amable olvidar nuestro
IMITACION DEL ARTE E IMITACION DE LA NATURALEZA 83
p ro p io y o e n la c o n te m p la c ió n d e u n a o b r a d e a r te b e lla , es ta m b ié n
u n a p r u e b a d e q u e n u e s tro p la c e r es a lg o s u b o r d in a d o q u e v o lu n ta
ria m e n te d e ja m o s q u e se d e te rm in e p o r m e d io d e lo b e llo , y a é ste
a trib u im o s d u r a n te c ie rto tie m p o u n a esp e c ie d e s u p re m a c ía so b re to
d as n u e s tra s se n sa c io n e s . M ie n tra s lo b e llo se a tr a e h a d a sí c o m p le ta
m e n te n u e s tra c o n te m p la c ió n , d u r a n te c ie rto tie m p o s e p a r a é s ta d e
n o s o tr o s m is m o s y h a c e q u e n o s p a r e z c a q u e e s ta m o s p e rd ié n d o n o s
en el o b je to b e llo . .P rec isa m e n te ese p e rd e rs e , ese o lv id a r n u e s tro y o ,
es el g r a d o m á s a lto d el p la c e r p u r o y d e s in te re s a d o q u e n o s p r o c u r a
lo b e llo . E n ese m o m e n to re n d im o s n u e s tra lim ita d a e x is te n c ia in d i
vidual a u n a especie de e x iste n c ia d e o rd e n su p e rio r, Si h a d e ser a u té n
tic o , el p la c e r en lo b e llo d e b e , p o r t a n to , p a re c e rse m á s y m á s a u n
a m o r d e s in te re s a d o . T o d a re la c ió n e sp e c ia l h a c ia m í de u n a b ella o b r a
de a r te c o n c e d e al p la c e r q u e e n c u e n tro en e lla u n a d ita m e n to q u e de-,.,
saparece p a r a c u a lq u ie r o tr o . Lo b e llo d e 1.a o b r a de a r te n o es p u r o
ni e s tá e x e n to p a r a m í h a s ta q u e a b a n d o n o p o r c o m p le to el p e n s a
m ie n to d e la esp ecial re la c ió n h a d a m í, y la o b s e rv o como a lg o q u e
h a sid o c r e a d o ú n ic a m e n te p o r su p r o p ia v o lu n ta d , p a r a se r alg o a c a
b a d o en sí. — D e ig u a l m o d o q u e el a m o r y el a f e c to p u e d e n resultar
en c ie rta m e d id a u n a n e c e s id a d p a r a el n o b le a ltr u is ta , sin q u e por
ello éste se c o n v ie rta en in te re s a d o , el p la c e r en. lo b e llo p u e d e , p a r a
el h o m b r e d e g u s to , re s u lta r u n a n e c e s id a d p o r ia f u e r z a d e la c o s
tu m b re , sin q u e p o r eso d e s a p a re z c a su p u re z a o rig in a l. N e c e s ita m o s
lo b e llo ta n s ó lo p o r q u e d e s e a m o s te n e r o c a s ió n d e tr ib u ta r l e re s p e to
m e d ia n te el re c o n o c im ie n to d e su b e lle z a .
A sí p u e s , n o es q u e u n a c o sa se a b e lla p o r q u e n o s p r o d u c e p la c e r,
ya q u e e n to n c e s ta m b ié n to d o lo ú til h a b r ía d e se r b e llo , s in o q u e lla
m a m o s b ello a q u e llo q u e n o s p r o d u c e p la c e r sin ser ú til. E s im p o s i
ble, n o o b s ta n te , q u e lo in ú til o n o fin a! p u e d a p ro v o c a r p la c e r e n
u n ser r a c io n a l. P o r t a n to , allí d o n d e el o b je to c a re c e d e u n a u tilid a d
o fin a lid a d e x te rn a s d e b e b u s c a rs e é s ta e n el o b je to m is m o en c u a n to
éste h a y a d e d e s p e r ta r p la c e r e n m í; o b ie n ; en las d istin ta s p a rte s de!
m ism o ha de e n co n tra r tanta fin a lid a d q u e o lv id o la c u estió n d e ¿a
q u é se d ebe , en d e fin itiv a , el c o n ju n to ? En o tr a s palabras, esto signi
fica que ha de hallarse el placer en un o b je to bello únicamente por
su propia voluntad. A l final, la c a re n c ia de finalidad externa debe ser
s u s titu id a por finalidad interna, el objeto debe ser algo a c a b a d o en
sí m ism o .
Si la finalidad interna en una obra de arte bella no fu e se lo sufi
cientemente importante como para hacerme olvidar la externa, n a t u
ra lm e n te me preguntaría: ¿a qué este todo? A lo q u e respondería el
artista: para darte placer. Continuaría entonces p r e g u n ta n d o : ¿Qué
motivo tienes para despertar en mí placer antes que desplacer con tu
obra d e arte? ¿Es para ti tan importante mi placer que h a ría s tu obra
en conciencia menos perfecta de lo que es sólo para acomodarla a m i,
84 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
Jo h a n n W olfgang von G o e t h e
ARTE CARACTERÍSTICO 1
(1772)
Von Deutscher Baukunst (fragmento); en: TW, yon Goethe, Kunst und Li
teratur, «Hamburger Ausgabe», ed. de E. Trunz, t. XII, Müchert, C.H, Reck,
1981, pp. 13-14.
F o r m a d el a rte 1
( 1802 )
ello, es = id e a . L o m is m o e n el a r te . T a m b ié n el a r te o b s e rv a lo b ello
p rim ig e n io sólo en id eas c o m o fo rm a s sin g u lares, c a d a u n a de las cuales
es, n o o b s ta n te , d iv in a y a b s o lu ta ; y la filo s o fía , en lu g a r d e o b s e rv a r
las id e as ta l y c o m o so n en s í, o b s e rv a el a r te e n c u m io real, A sí p u e s ,
las ideas, o b s e rv a d a s en c u a n to re a le s, so n el m a te ria l y , p o r así d e
c irlo , la m a te ria g e n e ra l y a b s o lu ta del a rte , y só lo a p a r tir d e ellas
s u rg e n to d a s las o b r a s d e a r te sin g u la re s c o m o ex c re c e n c ia s p e r f e c
ta s . E s ta s id e a s re a le s, v iv a s y e x iste n te s so n los d io se s. L a s ím b o lo -
gía g e n e ra l o la representación g e n e ra l de las ideas en c u a n to q u e r e a
les viene d a d a , p o r c o n s ig u ie n te , en la m ito lo g ía , y el p la n te a m ie n to
del se g u n d o c o m e tid o q u e c o m e n ta m o s a r r ib a c o n siste e n la construc
ción de la m ito lo g ía . D e h e c h o , los d io se s de c u a lq u ie r m ito lo g ía n o
so n sin o las id e as d e la filo s o fía , só lo q u e o b s e rv a d a s e n c u a n to o b je
tiv a s o reales.
Con todo ello, sin embargo, queda aún sin responder cómo n ac e
una obra de arte real particular. Ig u a l que lo absoluto —no r e a l—
se encuentra en todo m o m e n to en la identidad, lo real se encuentra
en la no-identidad de lo general y lo particular, en la disyunción, bien
en lo particular, o b ie n en lo general. También aquí se produce una
o p o s ic ió n , la oposición entre el arte pictórico y el retórico. Arte pic
tórico y a r te retórico = orden re a l e ideal de la filosofía. Aquél es
tá presidido por la unidad en la que se reúne lo infinito en lo finito
—la construcción de e ste orden corresponde a la filosofía de la
naturaleza—, éste está presidido por otra unidad en la que lo finito
se organiza en lo infinito —ia construcción de este orden c o rre s p o n d e
al idealismo en el sistema genera! de la filosofía— . Llamaré real a la
primera unidad e ideal a la segunda, e indiferencia a la que compre
hende las dos.
Si fijamos ahora cada una de estas unidades para consigo, dado
que cada una de ellas es a b s o lu ta para consigo misma, tendremos que
repetir o tr a vez en cada una de ellas las mismas unidades; en la real,
por tanto, nuevamente la real, la ideal y aquella en la que ambas son
una sola. Lo m is m o en la ideal.
Cada una de estas formas, comprehendidas, bien en la unidad real,
o bien en la ideal, se corresponde a una forma particular del arte; a
la real, en cuanto comprehendida en la real, se corresponde la músi
ca, a la ideal la pintura, la plástica a aquella que dentro de la real
representa nuevamente ambas unidades formadas en una sola.
L o mismo ocurre atendiendo a la unidad ideal que comprehende
en sí las tres formas del arte lírico, épico y dramático. Líri
ca = figuración de lo infinito en lo finito = particular. Epi
ca = representación (subsunción) de lo finito en lo infinito = general.
Tanto en su manifestación real, como en la ideal, el arte en su con
junto ha de construirse según estas formas elementales.
IMITACION DEL ARTE E IMITACION DE LA NATURALEZA 89
D e d o s l e n g u a j e s m a r a v il l o s o s y d e s u m is t e r i o s o p o d e r
(1796)
tianos s e n tim ie n to s q u e m e p e r s u a d ie r o n y a p r e s a r o n , y a p e n a s p u e
d o im a g in a rlo a h o r a en v iv o sin q u e se m e s a lte n las lá g rim a s .
L a s d o c trin a s d e lo s s a b io s p o n e n e n m o v im ie n to ta n só lo n u e s
tro c e re b ro , s ó lo u n a m ita d de n u e s tro y o ; m a s lo s d o s le n g u a je s m a
ra v illo so s, c u y o p o d e r a q u í p r o c la m o , ta n to c o n m u e v e n n u e s tro s e n
tid o c o m o n u e s tro e s p íritu ; o , más biers, p a re c e (n o sé e x p re s a rlo d e
o tro m o d o ) q u e a llí se f u n d ie r a n to d a s las p a rte s de n u e s tro se r (p a ra
n o s o tro s im c o m p re n s ib le ) en u n n u e v o ó r g a n o q u e c a p ta y c o m p re n
de los m ila g ro s c e le stia les p o r ese d o b le c a m in o .
U n o d e lo s lengnales q u e c o n tin ú a h a b la n d o del A ltís im o p o r lo s
siglos d e los sig lo s, la naturaleza e te r n a m e n te v iv a , in f in ita , n o s elev a
de f o rm a in m e d ia ta a la d iv in id a d p o r los am p lio s esp ac io s de los aires.
El arte, en c a m b io , q u e p o r m e d io d e c o m b in a c io n e s lle n a s d e s e n ti
d o de tie r ra s c o lo re a d a s c o n alg o d e h u m e d a d im ita en u n e s p a c io es
tre c h o y lim ita d o la f ig u ra h u m a n a , a s p ir a n d o a la p e rfe c c ió n in te
rio r (un. m o d o d e c re a c ió n q u e se c o n c e d ió p o d e r lle v ar a c a b o a seres
m o rta le s), n o s d e s c u b re los te so ro s e n el p e c h o h u m a n o , d irig e n u e s
tra m ir a d a a n u e s tro in te r io r y n o s m u e s tra lo in v isib le , q u ie ro d e c ir,
to d o a q u e llo q u e es n o b le , g ra n d e y d iv in o , e n fig u ra h u m a n a .
C u a n d o a b a n d o n o el te m p lo s a c r o s a n to de n u e s tro m o n a s te rio y
la c o n te m p la c ió n del C ris to c ru c ific a d o , y sa lg o al e x te rio r, el sol del
cielo a z u l rae a b r a z a c á lid o y v iv o , y a c a ric ia m is o jo s el h e r m o s o p a i
saje c o n su s m o n te s , á rb o le s y a r r o y o s ; v e o e n to n c e s e le v a rse a n te m í
un m u n d o p r o p io d e D io s , y s ie n to q u e se e le v a n g ra n d e s c o sa s en
mi in te rio r. Y c u a n d o re g re so al te m p lo y c o n te m p lo ín tim a y g ra v e
m ente la p in tu r a d e C ris to en la c ru z , v eo e le v a rse a n te m í to d o o tr o
un m u n d o p r o p io d e D io s , y s ie n to d e o tr o m o d o q u e se a lz a n g r a n
des c o sa s en m i in te r io r.
El a r te n o s p r e s e n ta la m á s a lta p e rfe c c ió n h u m a n a . L a n a t u r a le
za, en t a n to la ve u n o jo m o r ta l, s e m e ja a o rá c u lo s d e s g a ja d o s de la
b o ca d iv in a . Si n o s e s tu v ie ra p e r m itid o h a b la r d e d ic h a s c o s a s , q u i
sié ram o s d e c ir e n to n c e s q u e D io s g u s ta e n m ir a r la n a tu ra le z a to d a
o el m u n d o to d o de m o d o sim ila r a c o m o n o s o tr o s m ira m o s u n a o b r a
de a rte .
92 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
C a r ta d e un jo v en po eta a u n jo v en pin t o r
( 1810)
Caspar David F r ie d r ic h
D e c l a r a c i o n e s en la v is it a a u n a e x p o s i c i ó n 1
( 1830)
Este cuadro está bien hecho, pero no está ponderado; ha sido in
ventado, pero no sentido.
Este otro ha sido profundamente sentido, pero está mucho menos
ponderado y aún peor hecho.
Este cuadro ha sido sentido y está suficientemente ponderado, pe
ro algo mal hecho.
Se dice de este pintor que tiene todo el poder sobre el pincel. ¿No
sería más correcto decir que se halla bajo el dominio de su pincel?
Sólo por la vanidad de brillar en la pintura y adquirir destreza con
el pincel sacrificó lo más elevado, naturaleza y verdad, y logró así una
pasable fama al brillar como pintor práctico.
El a r te a p a r e c e c o m o m e d ia d o r e n tre ía n a tu ra le z a y el h om bre,.
A o jo s d e la m u c h e d u m b re el m o d e lo o rig in a l es d e m a s ia d o g ra n d e
y su b lim e c o m o p a r a p o d e r se r a b a r c a d o . L a c o p ia , c o m o o b r a del
h o m b re , se h a lla m á s p r ó x im a a los d é b ile s , y a s i se e x p lic a esa id e a
que ta n a m e n u d o se e s c u c h a d e q u e la re p ro d u c c ió n p la c e m á s q u e
la n a tu ra le z a (la r e a lid a d ). O , se g ú n la f o r m a c o lo q u ia l: es ta n b ello
com o si e s tu v ie ra p in ta d o ; en lugar d e d e c ir d e u n a p in to r a q u e es ta n
bella c o m o si fu ese n a tu ra le z a .
Y a n o se c o n s id e ra v á lid a c o m o ta re a la in te r p re ta c ió n e s p iritu a l
de u n te m a en la p in tu r a d e p a is a je , a u n q u e se a c o n la m á s se ria a s p i
ra c ió n de im ita r fiel y v e r d a d e r a m e n te la n a tu ra le z a , s in o q u e lo q u e
la é p o c a n o s exige es la c o p ia f id e d ig n a d e lo s c u e rp o s , e s to es, lo la r
g o , lo a n c h o , lo a lto y las f o rm a s y c o lo re s; p u e s , se g ú n ei p a re c e r
de esto s s e ñ o re s , p re c is a m e n te só lo e n eso p u e d e e x p re s a rs e el e s p íri
tu . E s to se d e n o m in a a b n e g a c ió n p u r a , s u m is a , in f a n til, y sa c rific io
de la p r o p ia v o lu n ta d . P o r ta n to : el p in to r n o d eb e q u e r e r, sin o p in
ta r. ( ...)
X X p in ta co n p a la b r a s , y a m e n u d o su s e n tim ie n to se expresa- f e
liz m e n te en p a la b r a s . S i, en c a m b io , q u ie re e x p re sa rse , c o m o p r e s u n
to p in to r , en fo rm a s y c o lo re s, su s e s fu e rz o s , c o m o la f ig u ra m u e s tra ,
n o so n en v a n o . L le g a a p r e g u n ta rs e si su s a b e r n o le sirv e m á s d e
e s to rb o q u e d e a y u d a . P u e s lo q u e s ie n te y le a fe c ta se r e fle ja en su
a lm a c o m o p e n s a m ie n to en p a la b r a s , n o c o m o im a g e n e n f o rm a y c o
lores y p e n s a m ie n to . ¡D ic h o so el lu g a r en el q u e c a b e z a , c o ra z ó n y
m a n o v a y a n aí m is m o p aso !
Son enormes los progresos que hace XX desde hace cinco o seis
98 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
años, pues cada nuevo cuadro supera con mucho al anterior, y lo que
teníamos que censurar en cuadros tempranos no volvemos a hallarlo
en los siguientes, y lo que hubimos de elogiar en sus paisajes, sólo
puede ser admirado en las obras de después. Así pues, uniendo mi
voz a. la de sus panegiristas, quiero decir que podría, en justicia, reco
mendarse como modelo de nuestra época, sí bien no como modelo
incondicional, como piensan aquéllos, pues éste sigue siendo por siem
pre la naturaleza. XX es también un hijo de su tiempo, como todos
los hombres, y quizá también a él le haga bajar la cerviz la época ve
nidera. Bien, está que no persiga la vanidad de la fama, y esperemos
que siga buscando, como ahora, lo justo y verdadero, naturaleza y
verdad. Así habrá cumplido su deber y será .reconocido en todos los
tiempos como un hombre significativo de su época, aunque un futu
ro lejano pueda aventajarlo.
A c e r c a d e l t e a t r o d e m a r io n e t a s
(1810)
Cuando pasaba el invierno de 1801 en. M...» topé mía tarde allí
mismo, en un jardín público, con el Sr. C..., quien, desde hada po
co, estaba empleado como primer bailarín de la Opera, no sin gozar-
de un éxito extraordinario entre los aficionados.
Le dije que aún estaba sorprendido por haberle encontrado repe
tidamente entre los espectadores del Teatro de marionetas, artefacto
que había sido instalado en la Plaza, y en el que una suerte de peque
ños sainetes, entretejidos de bailes y canciones, recreaban al popula
cho.
Me aseguró que la mímica de aquellas muñecas le procuraba un
gran placer, y me dejó entender sin recovecos que si un bailarín qui
siese educar sus facultades, podría aprender enormemente de ellas.
Como tal expresión me pareció, por el modo en que había sido
formulada, mucho más que una idea aislada y caprichosa, me aveci
né voluntariamente más a él con la intención de tener noticias más
explícitas acerca de los motivos por los que pudiera osar a tal afirma
ción.
Me preguntó si yo, en efecto, no había encontrado muy agracia
dos algunos de los movimientos de aquellas muñecas, especialmente
de las pequeñas.
Ante tal hecho no pude retractarme. Un grupo de cuatro campesi
nos, que bailaban una ronda al son de un impetuoso compás, no po
dría haber sido mejor pintado por Teniers.
Procuré informarme sobre el mecanismo de aquellas figuras, in
tentando saber cómo sería posible regir de ese modo los miembros
y puntos específicos de las mismas sin tener entre los dedos miríadas
de hilos, tal y como parecía exigir el ritmo de los movimientos o la
danza.
Me respondió que no debía imaginarme que cada miembro par
ticular había de ser sostenido y ajustado por los maquinistas en los
distintos momentos de la danza.
Cada movimiento —dijo— tiene su punto de gravedad; es sufi-
102 FRAGMENTOS PARA UNA TEORÍA ROMANTICA D E L ARTE
Novalis
« P oeticiSMOS»
(1798)
(Poesía.)
4L En sí rnísmo vivífica el mimo arbitrariam en te el principio de
una individualidad concreta.
Existe una imitación sintomática y otra genética. Sólo esta última
está llena de vida. Presupone la íntima unión de la imaginación y el
entendimiento.
Tal capacidad de despertar en sí misma y conforme a la verdad
una individualidad ajena —y no del puro engaño por medio de una
imitación de superficie— es aún desconocida, y debe descansar en una
penetración maravillosa en extremo, y en la mímica espiritual. El ar
tista se convierte en todo lo que ve y todo lo que quiere.
47. La poesía transcendental proviene de la mezcla de filosofía y
poesía. En el fondo abarca todas las funciones transcendentales y, de
hecho, contiene lo transcendental mismo. El poeta transcendental es
el sujeto transcendental mismo.
48. De la declaración de la poesía transcendental cabe esperar
el tropismo que comprehenda las leyes de la c o n s tr u c c ió n s im b ó lic a
del mundo transcendental.
49. El genio mismo es poético. Donde ha actuado el genio lo ha
hecho poéticamente. El hombre auténticamente moral es poeta.
50. El verdadero comienzo es poesía de la naturaleza. El final
es el segundo comienzo —y es poesía del arte.
(Poeticismos.)
59. Las obras de arte plástico nunca deberían ser vistas sin mú
sica —y, a la inversa, las piezas musicales sólo habrían de escucharse
en salas bellamente decoradas.
Las obras de arte poético, por otro lado, no han de prescindir ni
de uno ni de otro arte para su disfrute. En ello radica que la poesía
IMITACION DEL ARTE E IMITACION DE LA NATURALEZA 109
(Trabajos preparatorios.)
Fragmentos y estudios π
{ 1800}
C a r t a a Karl Schildener !
(1806)
Querido amigo,
me alegró mucho volver a recibir noticias suyas después de tanto
tiempo, y le agradezco que, como VdL dice, el buen tiempo le haya
hecho acordarse de mí.. Conmigo mismo me va como le cuento a con
tinuación; si pienso en mí con anhelo, es decir, en lo que quiero, es
también éste el anhelo de la primavera. Aunque sea cierto que usted
guste en verme en relación con la primavera, yo quisiera poder ser
eterno y vivo en todas las estaciones y no tener que rendirme a una.
El año me embriaga con sus cuatro cambios: floreciente, engendra-
don parturiente y destructor, como los ciclos del día, tan constantes
al sentido, que siempre vuelve a renovarse en mí el anhelo de este eterno
retorno milagroso; y, en lo que atañe a lo artístico, lo último debería
ser siempre la primavera, el tiempo floreciente que, rescatado de ios
ciclos destructores transcurridos, crea ahora nuevos ciclos en lo terre
nal. Pero, lamentablemente el actual ciclo del mundo es el otoño, al
que sucede la destrucción, ¡bienaventurado el que resucite! —Junto
a la presente le envío los cuatro aguafuertes, rogándole que sea bené
volo y no atienda demasiado a los defectos que, primero en el dibujo
a pluma y luego en la copia del grabador, se han plasmado doblemente.
Figúreselo tan dorado y hermoso como su imaginación le permita s
invite a navegar en ello. Mejor es que usted procure mirar las figuras
como una totalidad antes de ir individualizándolas, y, con el mismo
gusto con que yo ahora se lo pido, particípeme todo lo bueno que us
ted sepa añadirles y que yo no supe hacer; no ponga delante las faltas
de este regalito, pues de buena gana quisiera corregirlas.
( . .. )
... Y aún algo sobre los aguafuertes. Tengo todavía el propósito1
Clemens BRENTANO
Aquí tiene las líneas de alguien que, como quizá ya haya oído us
ted. por Zimmer, Steffens o Luise Reinhard le aprecia sobremane
ra, pues le conoce por sus trabajos y por lo que cuentan los amigos
que con Vd. comparte; y ha sido el temor de que estas personas que
ridas no le hayan hablado de mí lo que durante mucho tiempo me
ha impedido escribirle, pues desde hace mucho tengo en el corazón
algo que pedirle a Vd, 12. (...)
—Finalmente, fue extraordinaria la alegría que me causaron sus
representaciones de las cuatro partes del día; me conmovió la signifi
cación profundamente sentida, que veía ahí desarrollada hasta la flo
ración de la más sencilla delicadeza. Me recreo muchísimo en los gra
ves niños piadosos, pero, sobre todo me proporcionan alegría la luna
y los niños-estrella, a su lado, con sus misteriosos movimientos; te
niéndolos ante la vista en momentos de soledad me resultan a menu
do espíritus severos buenos. También me agradó extraordinariamen
te la portada del Almanaque teatral3 que vi en casa de Steffens, ahí
puede apreciarse lo poco que se comprende en estos tiempos el esfuerzo
artístico serio. La gente lo ve como un gracioso adorno, y a buen se
guro son muy pocos los que entienden cuán profundo y total ha de
ser el ánimo artístico que crea tales hojas y flores en los meros ara
bescos, cómo se forma y metamorfosea necesariamente cada flora
ción a partir de la semilla. Creo que de los arabescos y del grado de
su verdad interior manifestada se podrían sacar consecuencias váli
das para la visión del arte en todos los tiempos; y no obstante, por
desgracia no se puede hacer con los suyos en la visión del arle del mun
do coetáneo. A Vd. le vienen de su corazón, de su inclinación, entre
ga, de su genio. (...)
—El asunto es el siguiente; he intentado explicarle más arriba que
]a vida imprima mi ánimo, y cómo ha surgido en mí un especial amor
individual a ciertos placeres artísticos. Cuando digo que amo a Sha
kespeare, Goethe, las historias antiguas, ello significa que creo que
todo don benéfico proviene de arriba, de Dios, de un cielo amoroso,
claro, azul, y es recibido por benditas manos agradecidas, adornadas
con las flores de la tierra, vuelto a enviar hada arriba como una ac
ción de gradas de niños buenos. Raramente, empero, inocente e in
consciente, como crece la perla en la ostra; muchas veces ahogado y
desfigurado, o envenenado por aquello que en la noche siembra ma
las hierbas bajo el trigo. Pero, si debo decirle qué clase de manifesta
ciones de este jardín entre el cielo y la tierra me han conmovido espe
cialmente, en lo más hondo, no tanto como hombre, sino corno indi
viduo, habré de nombrar entonces el antiguo poema caballeresco Tris-
tán e Isolda, la Fiametta de Boccaccio 45,el Príncipe constante de Cal
derón y algunas odas del poeta Hölderlin, de 'Wurtemberg, enfermado
de locura; por ejemplo, su elegía a la noche, su celebración del oto
ño, su Rhin, Patmos y otras que permanecen desconocidas y olvida
das en los Almanaques de las Musas de Seckendorf ■·de 1807 y 1808.
Quizá nunca se haya expresado con mayor excelencia el elevado due
lo del que contempla. Ese genio se vuelve a veces oscuro y se hunde
en el manantial amargo de su corazón; pero casi siempre luce su es
trella apocalíptica de amargura, conmoviendo maravillosamente, so
bre el amplio mar de su sentimiento. Si Vd. pudiera encontrar esos
libros no deje de leer estos cantos. La noche es especialmente clara
y estrellada y solitaria, y una campana de todo el recuerdo suena ha
cia adelante y hacia atrás; la tengo por uno de los poemas más conse
guidos en los que pueda pensarse. Al experimentar tales cosas surgió
en mí el deseo de hacer un poema tal como yo quisiera leer uno, y
llegué a topar una y otra vez con imágenes y combinaciones como no
me había ocurrido antes. Las observé con idéntico placer, se me con
cretó su color y me decidí a hacer de ellas en una relación histórica
su suceso completo, que pronto cobró un destino, una necesidad, su
cielo, su tierra, vida y muerte. Considerando la acción, les di forma
en varios romances, con claridad y precisión, sin mucha efusión líri
ca, y pronto sentí que me pertenecían, que eran míos, y me alegra
ban. (...)
4 L a n o v e ia d e B o c caccio a p a re c ió tr a d u c id a al a le m á n p o r la m u je r de B re n ta n o ,
Sophie M e re a u , en 1806. E l p r ín c ip e c o n s ta n te se p u b lic ó u n a ñ o d e s p u é s en tr a d u c
ción d e A u g u s t W ilh elm S ch eleg eî.
5 Musenalmanach p u b lic a d o p o r L e o F re ih e rr v o n S e c k e n d o rff en R e g e n sb u rg .
i 2Ö FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA .DEL ARTE
P o e s ía
( 1801.)
Friedrich Schlegel
UN DIALOGO
(1798)
Abogado. Logra Vd. expresar muy bien sus sentimientos; sólo que
quizá sea más difícil de lo que Vd. piensa notar exactamente aquello
que se siente. ¿Qué diría Vd. si le objeto que todas las representacio
nes teatrales, lejos de parecerle verdaderas, tan sólo tienen una apa
riencia de lo verdadero?
Espectador. Diré que Vd. alega tal sutilidad que bien podría tra
tarse de un juego de palabras.
Abogado. Y permítame que por mi parte le replique que al habí ai
de actividades de nuestro espíritu no existen, palabras lo suficiente
mente delicadas y sutiles, y que, además, juegos de palabras de esta
clase acusan una necesidad del espíritu, que, dado que tío podemos
expresar en rigor lo que en nosotros acontece, procura operar por me
dio de contradicciones, responder a la pregunta desde dos caras y abor
dar de este modo, digamos, la cosa por el medio.
Espectador.. ¡Bravo! Pero, expliqúese con mayor claridad, y, si
es tan amable, le ruego que haga uso de ejemplos.
Abogado. Podré aportarlos fácilmente en provecho de mis opi
niones., Así, por ejemplo, cuando Vd. está en la ópera, ¿no siente un
placer vivo íntegro?
Espectador. En caso de que nada desentone, uno de los más per
fectos en los que pueda pensar.
Abogado. Pero, cuando la buena gente de ahí arriba le saluda can
tando, se hace cumplidos cantando, canturrean los billetes que les lle
gan, muestran su amor cantando, su odio, todas sus pasiones, ¿pue
de Vd. decir que toda la representación o una parte de ella parece ver
dad? o preguntaré en razón: ¿cree Vd. que sólo tiene la apariencia
de lo verdadero?
Espectador. Es cierto. Si me lo pienso dos veces no me atrevo a
aseverarlo. Apenas hay algo que me semeje verdadero.
Abogado. Y, sin embargo, Vd. se halla perfectamente recreado
y satisfecho en ello.
Espectador. No hay réplica. Recuerdo aún bien cómo quiso ridi
culizarse la ópera precisamente por su falta de verosimilitud, y cómo
yo, no obstante, sentía una y otra vez el mayor placer en ella; placer
que ha crecido conforme más rica y perfecta se ha hecho.
Abogado. ¿Y no se siente Vd. perfectamente engañado en la ópe
ra?
Espectador. Engañado; no quiero usar esa palabra —pero sí —y
¡no!
Abogado. Se encuentra Vd. en una absoluta contradicción que no
parece ser mejor que un juego de palabras.
128 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
gusto, que eí goloso del mono se había cebado con todos los escara
bajos que acá y allá había encontrado reproducidos.
Espectador. La historia es bastante divertida.
Abogado. Y apropiada. Me cabe esperar que no equipare Vd. es
tas láminas iluminadas a la pintura de tan insigne artista.
Espectador. No fácilmente, desde luego.
Abogado. ¿Y contar con el mono entre los aficionados incultos?
Espectador. Eso sí; y también entre los voraces. ¡Suscita Vd. ®
mí un extraño pensamiento! ¿No habría de exigir precisamente el afi
cionado inculto que una obra de arte sea natural, sólo para poder dh
frutarla igualmente de un modo natural, a menudo vulgar y tosco?
Abogado. Soy de esa opinión.
Espectador. ¿Y por eso sostenía Vd. que un artista que trabaja
a tal efecto se rebaja?
Abogado. Es de mi completo convencimiento.
Espectador. Veo, no obstante, en ello todavía cierta contradicción.
Hace un instante, o en otras ocasiones, me hacía Vd. el honor de con
siderarme entre los aficionados semicultos.
Abogado. Entre los aficionados que están en camino de conver
tirse en entendidos.
Espectador. Dígame entonces por qué una obra de arte también
a mí me parece una obra de la naturaleza.
Abogado. Porque se corresponde con la mejor naturaleza de us
ted; porque es sobrenatural, pero no extranatural. Una obra de arte
perfecta es una obra del espíritu humano, y, en este sentido, es tam
bién una obra de la naturaleza. Pero, puesto que los objetos disper
sos se captan en uno, y puesto que incluso los más vulgares de ellos
se registran en todo su significado y dignidad, se halla por encima de
la naturaleza. Quiere ser comprendida a través de un espíritu que ha
surgido y se ha formado armónicamente, y éste encuentra también
en relación a su naturaleza lo admirable, lo acabado. El aficionado
común carece de un concepto de ello, trata la obra de arte como un
objeto que descubriera en el mercado; el verdadero aficionado, em
pero, no ve únicamente la verdad de lo imitado, sino también la pri
macía de lo escogido, la riqueza espiritual de la combinación, lo su-
praterrenal del pequeño mundo artístico. Siente que debe alzarse has
ta el artista para disfrutar la obra, siente que se recoge desde su vida
dispersa, que se instala en la obra de arte, que la mira repetidamente
y a sí mismo, y que por ello ha de haber una existencia más elevada.
Espectador. Bien, amigo mío; ante pinturas, en el teatro, o con
otros géneros literarios, he tenido sentimientos similares y vislumbra
LA REFLEXION EN LA OBRA 13 !
N o v a l is
« F r a g m e n t o s logológicos»
( 1798)
(Fragmentos logológicos.)
9, ¿Deberla encerrar en su función el más alto principio la más
alta paradoja? ¿Ser un núcleo que impidiese completamente el sosie
go, que siempre repeliera y se replegase, que volviese a ser incompren
sible una y otra vez, por mucho que uno ya lo hubiera comprendido?
¿Que pusiese nuestra actividad en un movimiento continuo —sin ago
tarla nunca, sin conducirla al hábito? Algo similar es Dios para los
espíritus según antiguas leyendas místicas.
10, Nuestro pensamiento ha sido hasta el momento o bien pura
mente mecánico, —discursivo —atómico—, o bien puramente intuitivo
—dinámico—. ¿Ha llegado el momento de la unión?
(Poesía.)
31. Por medio de una relación original con el conjunto restante
realza la poesía todo elemento particular —y del mismo modo que
la filosofía prepara el mundo a una influenciación eficaz de las ideas
sólo a partir de su legislación, la poesía es, digamos, la llave de la fi
losofía, su finalidad y su significado; pues ia poesía forma la socie
dad bella —ia familia cósmica —la bella economía doméstica del uni
verso.
Si la filosofía, por medio del sistema y el estado, refuerza las en er
g ía s del individuo junto a las de la humanidad y el cosmos, y convierte
el conjunto en órgano del individuo y el individuo en órgano del con
junto —lo mismo ocurre con la poesía en relación a la vida. El indivi
duo vive en el conjunto y el conjunto en el individuo. Por medio de
la poesía surgen la mayor simpatía y la coactividad más intensa, la
comunidad íntima de lo finito y lo infinito.
LA REFLEXION EN LA OBRA 137
Friedrich SCHLEGEL
mistadas. Ocurre así con frecuencia que seres nobles y cultos que poe
tizan, piensan o viven por igual divinamente, pero que se aproximan
a la divinidad por distintos caminos, se niegan recíprocamente la reli
gión, no por causas de partido o de sistema, sino en razón a la falta
de sentido para la individualidad religiosa. Como la naturaleza, la re
ligión es absolutamente grande; el sacerdote más eximio sólo posee
una pequeña parte de ella. Existen muchas formas de la. misma, pero,
no obstante, parece que podrían dejarse ordenar bajo unos cuantos
rótulos. Algunos tienen más talento para la adoración del mediador,
para milagros e historias. El hombre común los denomina estusiastas
o poetas. Otro quizá sepa más de Dios Padre y entienda de enigmas
y profecías. Es un filósofo y no hablará demasiado sobre religión, igual
que el ser sano sobre la salud, y mucho menos sobre la propia. Otros
creen en el Espíritu Santo y ea lo que de él depende; providencias,
revelaciones, etc. Por lo demás, en nadie. Son naturalezas artísticas.
Querer reunir todos los géneros de la religión en «no es un deseo na
tural, casi inevitable, Sin embargo, en la realización ocurre más o me
nos como en la mezcolanza de los modos poéticos. Quien, por instin
to verdadero, cree a la vez en el mediador y en el Espíritu Santo, co
mienza ya a tratar ,1a religión, como un arte aislado. Es ésta una de
las profesiones más escabrosas que pueda ejercer una persona veraz.
¡Cómo le iría al que creyese en los tres!
339. Sentido que se ve a sí mismo deviene espíritu; espíritu es
sociabilidad interior, alma es afabilidad patente. Pero la fuerza vital
propia de la belleza y perfección interiores es el ánimo. Se puede te
ner algo de espíritu careciendo de alma, y mucho alma teniendo poco
espíritu. Pero el instinto de la grandeza moral, que llamamos ánimo,
tiene espíritu en cuanto tiene derecho a aprender a hablar. En cuanto
tiene derecho a agitarse y a amar está completamente dotado de al
ma, Y cuando está del todo maduro tiene sentido para todo. Espíritu
es como una música de pensamientos; allí donde hay alma tienen los
sentimientos perfil y figura, relación noble y colorido atractivo. Ani
mo es la poesía de la razón sublime y, por medio de la unidad con
la filosofía y con la experiencia moral, surge de él el arte sin nombre
que asume la vida confusa, fugaz, y la modela en unidad eterna.
365. Las matemáticas son, como si dijéramos, una lógica sensi
tiva, se comportan respecto a la filosofía, como las artes materiales,
música y plástica, respecto a la poesía.
366. Entendimiento es espíritu mecánico, Witz químico, genio
orgánico.
372. En las obras de los mayores poetas se respira con frecuen
cia el espíritu de otro arte. ¿No ocurre io mismo entre los pintores?
¿No pinta Miguel Angel en cierto sentido como un escultor, Rafael,
.144 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
E sfera de colores
( 1810)
Farbenkugel; eo: Ph. O. Runge, Briefe und Schriften, ed. ciL, pp. 245-257.
Prelim inares
sión contraria, y también, por último, que por medio de mezclas los
colores o bien producen otros, o bien desaparecen.
§ 3. En la ciencia del dibujo se unen el conocimiento de la for
ma, de la proporción y de las relaciones de perspectiva y de ilumina
ción de los objetos; mas, puesto que descansa fundamentalmente en
el descubrimiento de leyes, por las que los objetos se hacen percepti
bles a la vista, y de ningún modo en el conocimiento del cuerpo y de
sus formas en sí y para sí, queremos entonces, al concentrar ahora
nuestra atención en los c o lo r e s , aplicarnos a estudiar igualmente las
relaciones de los colores dados entre sí, tanto en su pureza como a
partir de la ley de la que parecen provenir sus mezclas, para dar con
las impresiones concretas que sus combinaciones causan en nosotros
y con las transformaciones que surgen de sus. mezclas, y poder refle
jarlas a cada ocasión con nuestro material,
§ 4. De ahí que tales nociones hayan de ser tratadas completa
mente aparte de la ciencia por la que se forman los colores a partir
de la luz, ya que, por el contrario, queremos entender el color como
una manifestación, propia, independiente, y observarlo en relación a
la luz y a la tiniebla, a lo claro y a lo oscuro, al blanco y a! negro.
Si, finalmente, pese a partir de un punto de vista tan opuesto, consi
guiésemos por esta vía práctica un resultado acorde al de), maestro de
la teoría de ia luz 3, mayor aún sería el provecho.
§ 5. Es revelador que el conjunto de los colores puros, por y con
los cuales es posible la c o m b in a c ió n , constituyan también la suma de
los elementos de todas y cada una de las m e z c la s . Estos elementos son
cinco: b la n c o , negro, a z u l, a m a r illo , r o j o ; fuera de ellos es imposible
imaginar una tinta completamente pura.
§ 6. Separamos, sin embargo, el b la n c o y el n e g r o de los otros
tres colores (a los que denominamos propiamente c o lo r e s ) y los colo
camos en una ciase diferente, digamos opuesta a los colores; puesto
que la contraposición concreta que expresan el blanco y el negro (la
de claro y oscuro o luz y tiniebla) no sólo aparece como tal en nuestra
imaginación, sino que también se presenta como lo claro y lo oscuro
propiamente dicho en todas y cada una de las mezclas, tanto con los
colores como con los colores compuestos, en cuanto sean en mayor
o menor medida blanquecinos o negruzcos; con lo cual, respecto a
los colores, se dan como claros y oscuros propiamente en una rela
ción general, y distinta a la que conocen los colores mismos entre sí.
§ 7. Aunque se hayan quedado en tentativas, se han dado distin
tos empeños de presentar en forma de cuadro sinóptico la relación
del conjunto de las mezclas entre si. La figura por la que ha de ser
expresado ahora el nexo de todas las relaciones no podrá ser arbitra
ria, deberá ser más bien la relación misma, en cnanto que ha de resul
tar necesariamente de la inclinación y de la enemistad naturales que
unos elementos expresan para con los otros.
§ 8. De querer imaginar en su estado puro cada uno de los tres
colores, azul, amarillo, rojo, pretenderemos que el azul carezca del
más mínimo añadido de amarillo o de rojo, exigiremos igualmente
al amarillo que ni tire a! azul ni a! rojo en la mínima medida, y lo
mismo al rojo, que no lucirá con tonos amarillentos o azulados. Co
moquiera que no puede disponerse de un material cromático en el que
haya realmente una ausencia total de cualquier tipo de mezcla, y aun
coando reconozcamos todavía mezcla y diversidad en los colores de
que disponemos, cabría, al menos en teoría, el abstraemos de ello y
admitir como una unidad absoluta cada uno de los elementos, y así
estos puntos de color constituidos sin mezcla .mostrarán una analogía
con los puntos matemáticos adimensionales. Y, puesto que la calidad
de cada uno de los tres colores se diferencia con similar individuali
dad de la calidad de los oíros dos restantes, equiparo la diferencia
entre los mismos y surgen así tres puntos: azul, amarillo, rojo; y si
expreso iguales diferencias con líneas iguales, aparecerá un triángulo
equilátero como expresión figurativa (no desconocida) de la relación
entre estas tres fuerzas naturales puras.
Fig.
I.
Fig. 2
orange
röthlich. O gelblich
Fig. 3
J5 2 FRAGMENTOS PARA UNA TEORÍA ROMANTICA DEL ARTE
§11. Pero, puesto que tanto los tres puntos de mezcla puros Gr,
O y V (verde, anaranjado, violeta), como las distintas tendencias de
Gr entre B y G, de O entre G y R, y de V entre R y B resultan de j
sendas interacciones de d o s colores puros, estas mezclas han de estar \
completamente libres de toda tendencia a un tercer color o de cual- !
quier otra tinta.
§ 12. Acordamos determinar más arriba que todos los colores ;
y mezclas de colores puros se encuentran en una relación general con )
el blanco y con el negro (con el blanco como aclaramiento y debilita- i
dón, con el negro, como oscurecimiento y enturbamiento) y son sen-
síbies a su influjo,, Así pues, tanto los tres puntos Gr, O y V como
todos los que se encuentran entre ellos, y las mezclas simples presen- .=
tes entre los puntos B, G y R, hallarán diferencias idénticas respecto
al blanco, de un lado, y respecto al negro, de otro (como opuestos
antitéticos), y con ello estarán todos a la misma distancia del blanco
y del negro a la que los tres puntos B, G y R se encuentran respecto
a los mismos (a saber, del bianco y del negro), puesto que hemos acep- ;
tado como regia expresar iguales diferencias entre fuerzas naturales ,
por medio de líneas iguales (distancias).
§ 13. Pero no podemos percibir estas distancias generales cons- ;
tantos respecto a dos puntos externos por medio de otra figura, sino i
conviniendo en construir una circunferencia perfecta para la to ta li
dad de todos los colores puros y sus mezclas simples (a saber, los tres
puntos R, G y R, así como Gr, O y V junto a todas sus tendencias
a los colores simples); ios dos triángulos equiláteros BGR y GrOV for- :
man juntos ahora un hexágono regular en el interior del círculo, res- :
pecto al cual el blanco y el negro, o los puntos W y S, se comportan !
como p o l o s dispuestos fuera de la superñcie y cuya distancia WS ha ¡
de entenderse como una línea (eje) que pasa por el centro del círculo. ;
Fig. 5
B B
Fig. 8
.156 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
Apéndice
25. Del mismo modo que el alcance del contraste armónico pue
de aumentar aún si una de las partes tiende a lo oscuro mienur,; d
otra tiende a lo claro sin que, pese a ello, su efecto recíproco deje de
estar en relación con el punto medio (gris), hay también en tale- mu-
trastes gradaciones en las que la relación con el punto medio tienda
a algún otro color. Como 11. anaranjado con verde, o 1:2c con viole
ta, o también 13. violeta con verde, en tanto que la mezcla de anaran
jado con verde daría un gris amarillento., rojizo la de anaranjado coa
violeta, y azulado la de violeta con verde. Esto se demostró en la cons
trucción de la esfera de colores por la séptima figura.
26. Si se unen hasta cierto punto o se amainan dos colores puros
por medio de una interpolación gris, en cuanto que ésta aparece co
mo lo general del color en contraste con ia individualidad de aqué
llos, y los contiene en se completa actividad, la interpolación llenara
un hueco y separará ambos colores, pero no aportará una relación
propiamente armónica, puesto que en ella se ha liquidado toda indi
vi-dualidad y, por tanto, toda manifestación activa.
27. Por el contrarío, ya que anaranjado y verde forman juntas
un contraste armónico, en la serie 14, azul, anaranjado, verde, rojo
podrán ligarse propiamente en armonía dos colores puros por medio
de la interpolación de un contraste armónico (anaranjado y verde),
siempre que el verde se coloque junto al rojo, y el anaranjado junto
al azul. Dicho acorde contiene la actividad individual completa de los
tres colores; la disonancia se ha liquidado y la monotonía ha sido evi
tada. Lo mismo sucede si cambian a 15. amarillo, violeta, anaranja
do, azul, y 16. rojo, verde, violeta, amarillo.
28. Si, observando estas tres.series, volvemos ahora a la séptima
figura de la construcción de la esfera de colores, percibiremos con gran
satisfacción que el orden en que aquí se disponen cada dos colotes
y dos mezclas es un resultado constante de la relación conjunta del
disco. Pues contamos aquí con dos colores puros (ejemplo 14. azul
y rojo), y la noción del tercero se despierta en el contraste por me
dio del cual se ligan aquéllos. De la mezcla de anaranjado y verde
resultaría un gris amarillento (esto es, la tendencia del punto me
dio universal a un tercer color, el amarillo); la mirada nos deja así
a merced del amarillo, como carácter común del anaranjado y e¡
verde.
29. Quien sepa en qué modo la disonancia, la armonía y la mo
notonía pertenecen a la obra de arte en cuanto que el sentido de la
composión las exige, apreciará que con estas pocas observaciones yo
sólo buscaba el punto de partida de aquéllas para mostrar en qué for
ma la estructura obligada de la esfera pone en. nuestras manos éstas
y aun otras relaciones. De igual modo, la aparente trivialidad de estas
observaciones sólo podría valer realmente ante la pretensión de que
aquí hubiera de ofrecerse una teoría completa de la armonía pictóri-
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 161
N ovalis
F r a g m e n t o s y estudios i
(1799)
do de amor, de religión —ana religión del arte —casi una religión co
mo la del artista, que admira la belleza y el ideal. El amor es libre
—escoge preferentemente al pobre y al necesitado.
Dios intercede preferentemente en favor del pobre y el pecador.
Si hay naturalezas sin amor también las hay irreligiosas.
Tarea religiosa —tener piedad de la divinidad, —Infinita melan
colía de la religión. Sí tenemos que amar a Dios debe estar necesita
do, En qué modo está resuelta esta tarea en el cristianismo..
Amor hacia objetos sin vida., Devenir humano del hombre,. Afi
ción a Cristo en la moral
6L La vida de un hombre culto debería alternar ia música con
la no-música como el sueño con ia vigilia,
79, Lo naïf no es polar. Lo sentimental lo es,
100. La misma relación que existe entre el arte de la danza y la
teoría del cuerpo humano y de sus movimientos, o entre el arte pictó
rico y la óptica o la teoría de la visión —aparece en la lógica respecto
a la psicología o su capítulo sobre la ciencia natural del pensamiento.
130, El hombre es e! sol ...los sentidos, sus planetas,
182, Estoy convencido de que por medio de un entendimiento
frío y técnico y de sentido moral puede alcanzarse más fácilmente la
verdadera revelación que mediante la fantasía, que sólo parece diri
girse al imperio de los fantasmas, la antípoda del verdadero cielo.
164 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
De l a r e p r e s e n t a c ió n d e l a id e a d e b e l l e z a e n la
NATURALEZA PAISAJÍSTICA
( í 813-22}
Ludwig TlECK
E l « Ju ic io f in a l » de M ig u e l A n g el
(1799)
Das jüngste. Gerte hi. von Michael Angelo {ex tracto); en : W . H . Wackenro-
d er / L. T ié d i, Phantasien über Kunst, S tu ttg a rt, P h ilip p R e d a m jim ., 1973,
pp. 32-33.
las palmas hay cinco cabezas de ángeles orantes que miran hacia la i
cruz de abajo. Sobre el ángel del medio está, con un brillo plateado,
la estrella de la tarde. Abajo se encuentra, en un panel oblongo, é !
ojo omnividente de Dios, encerrado en el triángulo sagrado rodeado
de rayos. Espigas y sarmientos se inclinan, a ambos lados, sobre el
ojo omnividente. Ello ha de significar el cuerpo y la sangre del que
está clavado en la cruz. Hay tres escalones debajo del cuadro que a !
él conducen.
El chambelán, no sabe entender la lengua del pintor Friedrich, y
estoy sorprendido del modo en que le ha presentado hablando z; pe
ro, ciertamente, Friedrich nunca quiso hablar asi, Claro que esta ima
gen tiene un significado, aunque le sea oscuro al chambelán. Es in
tencionado el que Jesucristo, adosado en la cruz, se vuelva hacía el
sol poniente, como imagen del Padre Eterno. Con la. doctrina de Cristo
murió un viejo mundo en el que Dios Padre se movía de forma inme
diata en la tierra, en el que preguntaba a Caín: ¿por qué te irritas y
se alteran tus ademanes?, en el que entregó entre rayos y truenos las
tablas de la ley, en el que dijo a Abraham: ¡descálzate, pues es sagra
da la fierra que pisas! (...)
El requisito, que el chambelán Von Ramdohr tiene por indispen
sable, de que un paisaje haya de presentar varios pianos por entero,
no lo reconoce Friedrich. Tampoco admite Friedrich que sólo sea pic
tórico aquello en lo que hay siempre una máxima variedad de forma
y color; que junto a una línea recta deba haber necesariamente una
línea curva; que mientras una línea salta invitando a la alegría otra
tenga que arrastrarse con triste cuidado; que mientras una línea se pier
de en la floresta haya otra que nos ofrezca amablemente la «Ura
nia» 3 de von Ramdohr, y una tercera que sirva de buen grado re
glas de arte a nuestra mesa. En suma, Friedrich es un desairado ene
migo del llamado contraste.
El encuentra una locura el querer expresarse por medio de contra
dicciones —así aceptan el contraste las personas de alma tosca—. To
da obra de arte debe acogerse a un sentido determinado, mover el al
ma del espectador, ya sea hacia la alegría o hacia la tristeza, ya sea
hacia la pesadubre o hacia la felicidad, pero no debe pretender aunar
todos los sentimientos y confundirlos como en un remolino. La obra
de arte sólo debe querer ser una cosa, y esa voluntad debe seguirse
en el conjunto, y cualquier fragmento de ella debe tener la impronta
del conjunto, y no esconderse, como muchas personas esconden ale
vosa malicia tras palabras lisonjeras.
So b r e el s im b o lis m o
{1818}
3 Witzig.
172 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
M á x i m a s s o b r e a r t e y a r t is t a s
(i 803-32) 1
L a fe c h a de e d ic ió n c o n ju n ta de e sto s fra g m e n to s es m o d e rn a .
LA REPRESENTACION. EL S i MBOLO 17 3
C o m p o r t a m ie n t o d e la m a t e r ia a r t ís t ic a en el s ím b o l o 1
(1819)
Vom allgemeinen Verhalten des Schönen als S to ff der Kunst {extracto}; en;
K . W . P. S o lg er, Vorlesungen über Ästhetik, Dar.msl.adi., W isse n sc h a ftli
che B u c ltg e s d ls c h a fl, 1980, p p . 127-13].
1 Título dd antologo.
2 Distíngase de la imaginación creadora.
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 175
sea empleado para todo el concepto. Un signo tiene tan sólo la finali
dad de sugerir por la visión un atributo distintivo. El concepto, en
tonces, puede también ser atribuido a un solo objeto; un objeto pue
de, por consiguiente, ser igualmente caracterizado por determinadas
particularidades, ser representado mediante un signo.
El signo está vinculado a la imagen; ambos pertenecen a la esfera
del entendimiento común: la imagen al ámbito del juicio que emito
sobre el objeto concreto, el signo al ámbito de la abstracción. Ningu
no de los dos puede llenar el sentido del símbolo, puesto que en el
arte dicha división entre lo general y lo particular desaparece.
Igualmente, tampoco puede tomarse el esquema por el símbolo.
El esquema es una operación del entendimiento humano por la que
éste mismo facilita el tránsito del concepto abstracto a la figuración
concreta. Si me figuro un concepto según su definición, no puedo en
contrar por ese camino su identidad corría cosa concreta. La imagi
nación concibe para ello una figura general que se corresponde con
los atributos del concepto, y puede, no obstante, transformarse en cual
quier cosa individual. El esquema es, según esto, una forma por la
que la imaginación construye el tránsito entre el mero concepto y la
cosa individual.
En cualquier caso, el esquema señala a algo superior y puede ser
confundido fácilmente con el símbolo. No obstante, aquél se concibe
propiamente en devenir, y el concepto y la figuración le vienen da
dos. En el símbolo, por el contrario, no se presuponen tales, sino que
la idea se concibe en él como comprendida en la operatividad de for
ma inmediata. La actividad y el resultado son una misma cosa en el
símbolo, y en él se encuentra la idea íntegra y del todo acabada, mien
tras que en el esquema siempre tiene lugar una separación entre lo ge
neral y lo particular. El esquema nunca se refiere a una autoconcien-
cia, sino únicamente a materiales dados; por el contrario, la activi
dad dei arte procede de la autoconciencia en la que la idea se ha trans
formado. —El símbolo es la existencia de la idea misma; es realmente
aquello que significa, es la idea en su verdad inmediata. El símbolo
es, así pues, siempre verdadero en sí mismo, y no una mera reproduc
ción de algo verdadero.
Dado que nunca puede ser observado lo bello de forma puramen
te teórica, sino que ha de ser al tiempo algo activo, y dado que existen
dos operaciones contrarias de dicha operatividad, lo bello ha de ser
reconocido, por consiguiente, en dos direcciones: como símbolo pro
piamente dicho y como alegoría.
Cuando lo observamos del lado de la actividad, reconocemos en
el símbolo, así pues: 1) toda actividad como agotada ahí mismo, y
siendo ella misma objeto o materia, aunque de igual modo se perciba
aún como operatividad. Este es el símbolo propiamente dicho. Y re
conocemos: 2) lo bello como materia aún entendida en la actividad,
176 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
L a f o r m a s im b ó l ic a d e l a r t e
(1820-21)
cados, como cuyo símbolo puede ser utilizada gracias a relaciones más
lejanas. (...)
Tales dubitaciones acaban, por tanto, sólo en el momento en que
se nombra expresamente cada una de las dos partes, el significado y
su figura correspondiente, y con ello se articula a la vez la relación.
Pero, entonces la existencia concreta que se presenta tampoco es ya
un símbolo, en el sentido estricto de la palabra, sino mera imagen,
y esta relación de imagen y significado recibe la forma conocida por
comparación o símil. En el símil deben dársenos ambas cosas: la con
cepción general, por un lado, y su imagen concreta, por otro. Si, por
el contrario, la reflexión no ha llegado aún a atenerse a ideas genera
les y, por tanto, a exponerlas de por sí, la figura sensible afín, en la
que un significado general ha de encontrar su expresión, no se pensa
rá aún separada de este significado, sino que ambos se hallarán de
forma inmediata aún en uno. Esto es lo que constituye, como vere
mos más adelante, la diferencia entre símbolo y comparación. (...)
Este carácter dudoso se .hace más manifiesto en el símbolo como
tal, como imagen que tiene un significado, y que en particular se de
nomina símbolo sólo cuando ese significado no se halla ya expreso
o claro, como ocurre en la comparación. Es cierto que también se des
poja al símbolo propiamente dicho de su ambivalencia si, a causa de
esta misma incertidumbre, la unión entre imagen sensible y significa
do deriva en una costumbre y deviene algo más o menos convencio
nal —tai y como ineludiblemente se exige en atención a los meros
signos—; frente a ello, el símil se presenta como algo inventado, par
ticular para tal fin momentáneo, que ya está claro en sí, puesto que
él mismo lleva consigo su propio significado. No obstante, aunque
a quien se halle en tal círculo convencional del representar le resulte
claro el símbolo concreto a fuerza de la costumbre, se comportará,
por el contrario, de un modo completamente distinto con todo el res
to que no se mueva en el mismo círculo o que resulte para él algo pre
térito. A ellos les es dada, por de pronto, tan sólo la representación
sensible inmediata, y siempre les queda la duda de si han. de bastarse
con lo que tienen enfrente, o si bien se les están indicando aún otras
ideas o pensamientos. Si, por ejemplo, avistamos un triángulo en un
lugar sobresaliente de una iglesia cristiana, advertimos en seguida que
no se propone la visión sensible de esta figura como mero triángulo,
sino que ha de hallarse en relación con un significado del mismo. A
su vez, en otro lugar nos resulta igualmente claro que esta misma fi
gura no ha de ser tomada por símbolo o signo de la Trinidad. Pero,
pueblos no cristianos, a los que resultan ajenos tales costumbres y co
nocimientos, nadarán en dudas en esta relación, y ni siquiera noso
tros mismos sabremos determinar en todas partes con la misma segu
ridad si un triángulo ha de ser entendido simbólicamente o como
triángulo.
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 181
significado ulterior más profundo. Este último desafío puede dar qué
pensar sobre todo allí donde el contenido de tales fábulas afecta a la
vida y las acciones de lo divino mismo, si entonces las historias que
nos narran hubiesen de ser vistas como enteramente indignas de lo
absoluto y como invenciones puramente inadecuadas, insulsas. Si, por
ejemplo, leemos u oímos simplemente, en los doce trabajos de Hér
cules, que Zeus arrojó a Hefestos del Olimpo a la isla de Lemnos,
y que por esta causa Vulcano se quedo cojo, no creernos entender más
que una legendaria imagen de la fantasía. De igual modo, los muchos
amoríos de Júpiter bien pueden parecer trazados por la mera arbitra
riedad. Pero, en cambio, precisamente porque tales historias narran
acerca de la divinidad suprema, se puede volver a creer que por deba
jo exista aún otro significado oculto, ulterior, distinto ai que ofrece
el mito en su inmediatez.
E n consecuencia, se han hecho valer en esta relación fundamen
talmente dos teorías opuestas.. U na de ellas tiene la mitología por una
serie de historias p u ra m e n te externas, indignas de ser comparadas con
la divinidad, aunque sí se observan por sí mismas puedan resultar gra
ciosas, agradables, in te r e s a n te s , e incluso de gran belleza, pero que
no deberían dar pie a mayores explicaciones con significados más pro
fundos. Por esto mismo, la mitología habría de ser comprendida sólo
históricamente —según la configuración en la que se da—, en cuanto
que, por una parte, ya desde su lado artístico, en sus figuraciones,
imágenes, dioses, y en las acciones y pormenores de éstos, muestra
lo suficiente de sí, y ofrece ya en sí misma la explicación al extraer
significados, y, por otra parte, en cuanto a su surgimiento histórico,
se ha formado a partir de principios locales, como el arbitrio de sacer
dotes, artistas y poetas, o como acontecimientos históricos, leyendas
y tradiciones foráneas. La otra visión, en cambio, no quiere darse por
satisfecha con lo meramente externo de las narraciones y creaciones
mitológicas, y pretende que les sea propio un sentido general profun
do que, pese a su ocultación, ha de hacerse reconocible, quehacer que
constituye el propiamente dicho de la mitología como examen cientí
fico de los mitos. Por tanto, la mitología habría de ser interpretada
simbólicamente. Pues simbólico sólo significa aquí que los mitos, co
mo producidos desde el espíritu —por bizarros, chistosos, grotescos,
etcétera, que puedan parecer, o por mucho que se inmiscuyan las ar
bitrariedades casuales externas de la fantasía—, contienen en sí signi
ficados, esto es, pensamientos generales sobre la naturaleza de Dios,
filosofemas.
En época reciente ha sido Creuzer en especial quien, en su Simbo
lismo y ha vuelto a repasar las figuraciones mitológicas de los pue-1
1 Friedrich Creuzer, Symbolik und Mythologie der alten Völker, besonders der
Griechen (1810), 4 vois., Leipzig und Darmstadt, Verlag Heyer und Leske, 1819.
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 183
P ro posiciones aclaratorias
2 C i t a ía e d ic ió n r e v is a d a d e 1787 (B ), S e g u n d o lib r o d e l a A n a l í t i c a t r a n s c e n d e n
t a l , c a p . I: « D e l e s q u e m a t i s m o d e lo s c o n c e p to s p u r o s d e l e n t e n d i m i e n t o » .
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 187
quema con la mayor claridad por el ejemplo del artista mecánico que
debe crear un objeto de forma concreta conforme a un concepto. Di
cho concepto se le esquematiza, esto es, en su .generalidad se convier
te inmediatamente en la imaginación para él a la vez en lo particular
y en visión de lo particular. El esquema es la regla que rige su produc
ción, pero en eso general observa él, a su vez, lo particular. Confor
me a esa visión., hará primero tan sólo un tosco esbozo del conjunto,
para completar luego las partes específicas, hasta que poco a poco
el esquema se resuelva en imagen del todo concreta; y con el cumpli
miento de la determinación completa de la imagen en su imaginación
estará acabada en su imaginación también la obra misma.
Así pues, io que el esquema y el esquematismo sean sólo puede
saberlo cada cual por medio de la propia visión interior. Pero, puesto
que nuestro pensar lo particular es, en efecto, un esquematizarlo, pa
ra formarse una visión de ello se requiere en el fondo la pirra, refle
xión del esquematismo utilizado constantemente en el. lenguaje mis
mo. En el lenguaje también nos servimos exclusivamente de designa
ciones generales para la designación de lo particular; el .lenguaje mis
mo no es en eso sino un esquematizar continuado.
También existe, ciertamente, un esquematismo del arte; ya por la
explicación misma que de ello dimos es obvio que el mero esquema
tismo no puede significar la representación perfecta de lo absoluto en
lo particular, si bien el esquema en su generalidad es a la vez particu
lar, aunque sólo en cuanto que lo general significa lo particular. Puesto
que es simbología pura, resultaría imposible entender la mitología en
su conjunto, o la griega en particular, como esquematismo de la na
turaleza o del universo, aun cuando muy bien puede parecer que al
gunos elementos aislados de ella sean susceptibles de tal interpreta
ción. Podría entenderse como esquematismo aquel resumir, antes in
dicado, de manifestaciones específicas en un individuo, pertenecien
tes a cierto círculo restringido, en cuanto dicho individuo se entienda
a su vez como lo general de aquellas manifestaciones. Pero, por el
contrarío, podría decirse igualmente que en ellas se significa io gene
ral (masas de manifestaciones) por medio de lo particular, lo cual se
ría tan cierto como lo primero, puesto que en la representación sim
bólica están ambas cabalmente unidas. Lo mismo sí se quisiera en
tender la mitología únicamente en tanto que lenguaje superior, pues
to que el lenguaje es, en cualquier caso, totalmente esquematizante.
Por lo que respecta a la alegoríaocurre lo contrario que en el es
quema, es decir, se trata aquí también de una indiferencia entre lo
general y lo particular, pero de modo que lo particular significa esta
vez lo general, o es observado como lo general. Sólo aparentemente
podría hacerse uso de este modo de explicación para la mitología, y
de hecho se ha empleado con frecuencia. Ocurre aquí lo mismo que
en la visión del esquematismo. En la alegoría lo particular sólo signi-
188 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
3 C h r i s t o p h G o t t l o b H e y n e ( 1 7 2 9 - Í 8 J 2 ) , c a t e d r á t i c o d e f il o s o f í a c lá s ic a e n G o tin -
LA REPRESENTACION. EL SIMBOLO 189
4 S in n (s e n tid o ) - B ild ( im a g e n ) .
F rie d ric h S c h il l e r
S o b r e l a educación e s t é t ic a d e l h o m b r e : C a r t a se x t a
(1795)
IJeber die ästhetische Erziehung des Menschen in einer Reihe von Briefen;
e n : F . S c h ille r, Sämtliche Werke, e d . d e E . v o n d e r H e lle n ( « S ä k u l a r A u s
g a b e » ) , 1. X I I {Philosophische Schriften Elf S t u t t g a r t / B e r lin , J . G . C o t
t a , 1 9 0 5 , p p . 1 6 -2 4 .
Friedrich Sc h leg el
eterno de ia poesía, ser incluso el poema infinito que guarda las semi
llas de todos los poemas.
Quizá gustéis en reír sobre ese poema místico o sobre el desorden
que puede avenir con la aglomeración y el derroche de poemas. Pero,
la belleza más elevada, eî orden más alto, sólo puede ser el del caos,
es decir, el de aquel que sólo espera el contacto del amor para desen
volverse en un mundo armónico, el de aquél, tal como lo fue el de
la mitología y poesía antiguas. Pues la mitología y la poesía son inse
parables y ambas una cosa. Todos los poemas de ia Antigüedad se
enlazan unos con otros, con volúmenes y miembros cada vez mayo
res, hasta que se forma el conjunto; todo se corresponde entre sí y
en todas partes está presente uno y el mismo espíritu, aunque expre
sado de distinto modo.. En ningún caso, pues, daríamos con una ima
gen vacía al decir: la poesía antigua es un poema único, indivisible,
acabado, ¿Por qué no podría ser de nuevo io que fue? De otro modo,
se entiende. ¿Y por qué no aún mayor, más hermoso?
Sólo os pido que no deis cabida a la falta de fe en la posibilidad
de ima nueva mitología. Las dudas de todos lados y en todas direc
ciones han de serme bienvenidas, pues así tanto más líbre y más rico
será el examen. ¡Pero prestad a mis supuestos un oído atento!, en es
te estado de cosas no podría querer daros otra cosa que supuestos.
Pero espero que estos supuestos lleguen a ser verdades por vosotros
mismos. Ya que, en cierto modo, son, si así los queréis tomar, pro
puestas para un intento.
Si una nueva mitología sólo puede elaborarse como por sí misma
a partir de las profundidades más inmersas de! espíritu, encontrare
mos ana seña! muy significativa y una singuiar aprobación de lo que
buscamos en el gran fenómeno de la época, ¡en el Idealismo! De igual
modo surgió éste a partir de nada, y hoy se ha constituido, también ;
el mundo de los espíritus, un punto fijo desde el que puede extender
se en todos los sentidos y en desarrollo creciente la fuerza del ser hu
mano, con seguridad, sin perderse a sí misma ni el camino de regreso.
Todas las ciencias y todas las artes absorberá esta gran revolución. ,
Ya veis que surten sus efectos en la física, en la que ya tempranamen
te se abrió paso el Idealismo, antes de verse encantado por la varita
mágica de la filosofía. Y este acontecimiento puede ser también para
vosotros un indicio de la secreta coherencia y la unidad íntima de la
época.
El Idealismo, en sentido práctico nada sino el espíritu de esa reve- *
iución, las grandes máximas de la misma que debemos practicar y de- :
sarrollar por nuestra propia fuerza, es, en sentido teórico, tan grande ;
como aquí parezca, sólo una parte, un gajo, un modo de expresión |
del fenómeno de todos los fenómenos, que la humanidad luche con i
todas sus fuerzas por encontrar su centro. En este estado de cosas,
ía humanidad tiene que perecer o rejuvenecerse. ¿Hay algo menos pro
EL MITO Y EL MODELO INTELECTUAL 201
D e h e c h o , a p e n a s c o n c ib o c ó m o se p u e d e se r p o e ta sin v e n e ra r a
S p in o z a , sio a m a r lo y d e v e n ir c o m p le ta m e n te s u y o . P a r a la in v en tiv a
d e io p a r tic u la r es s u fic ie n te m e n te ric a v u e s tra p r o p ia f a n ta s ía . Nada
m á s a p r o p ia d o p a r a a n im a r la , e s tim u la r su a c tiv id a d y d a rie a lim e n
to q u e las c o m p o sic io n e s d e o tro s a rtis ta s . E n S p in o z a e n c o n trá is , em
p e r o , e! p rin c ip io y ei fin d e to d a f a n ta s ía , la b a se y el m u n d o u n iv e r
sal en q u e d e s c a n s a v u e s tra p a r tic u la r id a d , y ju s to esa s e p a ra c ió n de
lo o rig in a l, d e lo e te rn o d e la f a n ta s ía d e to d o io p a r tic u la r y co n crero
h a d e se ro s b ie n v e n id a . ¡A p ro v e c h a d la o c a s ió n y m ir a d a d e la n te ! Se
os e s tá p e r m itie n d o u n a m ir a d a p r o f u n d a en io s ta lle re s m á s re c ó n d i
to s de la p o e s ía . D e ia m is m a clase q u e la f a n ta s ía de Spinoza es su
s e n tim ie n to . N o e x c ita b ilid a d p o r esto o a q u e llo , n o p a s ió n , q u e cre
ce y pronto v u elv e a declinar, sino una fragancia precisa, impercepti
blemente visible, f lo ta sobre eí conjunto; en todas partes halla el an
helo eterno una acogida favorable desde las profundidades de la obra
sencilla, que respira el espíritu d el amor o rig in a l en serena grandeza.
¿Y no es ese benevolente reflejo de la divinidad en el ser humano
el alma auténtica, ia chispa ardiente de toda poesía? —Con seguridad
q u e la mera relación de personas, de pasiones y argumentos no la cons
tituye, como tampoco c o n d u c e a las formas artísticas, aunque tiréis
miles de veces los viejos cachivaches en desorden y una y otra vez los
descarguéis unos sobre otros. E se es el mero cuerpo visible, exterior,
y tan só lo el cadáver difunto de la poesía si ei alma está extinguida.
E n cambio, sí prende aquella chispa del entusiasmo, una nueva apa
rición se e n c o n tr a r á a n te n o s o tr o s , v iv a y h e rm o s a g lo r ia d e a m o r y
de lu z.
¿Y q u é es u n a m ito lo g ía b e lla sin o la e x p re sió n je ro g lífic a d e la
n a tu ra le z a c irc u n d a n te en esa g lo rific a c ió n de f a n ta s ía y a m o r?
Es g r a n d io s a la e x c e le n c ia de la m ito lo g ía . L o q u e d e o tr o m odo
se e s c a p a sin cesar a ia c o n c ie n c ia , a u n q u e se n sib le , p a s a a q u í a c o n
te m p la rs e e s p iritu a lm e n te y se m a n tie n e , c o m o el a lm a e n 'e l cuerpo
c irc u n d a n te , p o r el q u e ella re sp la n d e c e en n u e s tro s o jo s , h a b ía a n u es
tr o o íd o .
E ste es el p u n to clav e : q u e fin a lm e n te n o n o s a b a n d o n e m o s por
c o m p le to a n u e s tro á n im o p o r a m o r a lo más a lto . P o r s u p u e s to que
a q u ie n se e n c u e n tre a llí e n te rr e n o seco n o le m a n a r á la fu e n te en
o tr o . Es é s ta u n a v e rd a d c o n s a b id a , y y o el m e n o s d is p u e s to a suble
v a rse c o n tr a ella. Ante to d o , sin e m b a r g o , d e b e m o s u n ir n o s a lo for
mado y m e d ia n te el c o n ta c to de lo sim ila r, s e m e ja n te o , c o n ig u a l dig
nidad, e n e m ig o , desarrollar también lo más a lto , e n c e n d e r, a lim e n
tar, en una palabra: formar. Y si lo más alto no estuviese capacitado
para una formación deliberada, dejadnos entonces renunciar inme
diatamente a toda exigencia para cualquier arte de ideas, pues en otro
caso se convertiría en un nombre vacío.
La mitología es tal obra de arte de la naturaleza. En su tejido está
EL MITO Y EL MODELO INTELECTUAL 203
C o m p r o m is o d e l t ie m p o y c o m p r o m is o d e l l u g a r 1
(1830)
Este cuadro de XX nie recuerda Io ya. tantas veces dicho: que, aun
que volviera a surgir en nuestro tiempo un Rafael o cualquier otro
artista sobresaliente como los del pasado, como tamaña capacidad y
un talento natural igual a ios de sus antecesores, no pintaría, pese a
todo, como éstos. Sus obras deberían llevar y llevarían en s! la Im
pronta de su tiempo, y el segundo Rafael s e ria , pese a t o d o , distinto
al p r im e ro e n sus re p re s e n ta c io n e s , incluso si tr a ta s e n u n m is m o te
m a. Por eso, vosotros, señores de la A a la Z , que siempre calcáis
a Rafael y a 'Miguel Angel y a otros tantos, sabed que Igual se apre
ciarán vuestras obras como las de a q u e llo s maestros, como se tendría
por hombre a un mono, por mucho que imite al hombre; sí, estaría
uno tentado en teneros, señores, por poco más que monos. Sed, pues,
sensatos, y examinaos y reconoced vuestro tiempo y a vosotros mis
mos.
Ciertamente, es un asunto difícil ser exigente y riguroso con los
oíros sin darse a sí mismo demasiada importancia. Toda época lleva
su propia impronta. Cada persona tiene su propio modo y manera.
Pero, cuanto más adecuados sean la labor y el quehacer del hombre
a la naturaleza o a la humanidad, más respeto y escuela se ganará.
Se sostiene una guerra interminable con el avanzar del tiempo, pues
allí donde quiera darse forma a algo nuevo en el mundo, decidida
mente verdadero y bello, se sabrá, pese a todo, combatido por lo an
tiguo, por lo establecido. Sólo en la lucha y la querella puede lo nue
vo hacerse un lugar y mantenerse, hasta que tenga que retroceder otra
vez, desplazado por lo nuevo. Pero, no todo este suplantar lo dado
por lo nuevo ha de ser siempre entendido como progreso del tiempo
en el conocimiento. Y, aplicando esto al tiempo presente y a las bellas
artes, nos preguntaríamos aún si podría tenerse por un progreso de
1 T ítu lo del a n to lo g o .
2.10 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
C a s t a a J o h a n n G o t t f r i e d O u is t o r p s
(1805)
II am hurgo, 3 de mayo
que, del mismo modo que en Oriente nació el Redentor de los hom
bres, se alzó en Occidente, de los sencillos elementos de la naturaleza,
la esperanza para el espíritu de un pueblo en un ser eterno y sin. for
ma, como un espejo apenas perceptible en la sala de 3a gloria, que
es noción del mundo mismo del espíritu que a él llegó, De igual mo
do, cuando en e! hombre ha despertado ei espíritu del amor, y en él
y por medio de éí aparecen las maravillas de Dios en e! mundo invisi
ble, ante el hombre se incorpora el mundo exterior como un espejo
de este esplendor interior, y el hombre sólo puede y quiere amar esta
espléndida imagen y reconocerla en todos los seres; así, en éí se re
suelve finalmente la creación en esencia; y, al absorberlas como algo
perecedero en el pozo de su esencia amatoria, y ai entregarse en Uros,
las figuraciones de sus pensamientos íe resultan tan modestas, que tam
bién hunde en lo eterno todos ios conocimientos naturales, y sólo en
Dios encuentra la verdad.... usted disculpara mi xana oe cíanciao y,
ame iodo, esta voluntad mía de escribir tales cosas.
214 FRAGMENTOS PARA UNA TEORIA ROMANTICA DEL ARTE
refleja con mayor o menor amplitud las relaciones de las cosas, la vi
da y los destinos de los hombres: también, según la máxima de Hora
do, alecciona en la cordura mejor que Crantor y Crisipo.
Pero todo esto no es la finalidad última de la poesía y tan sólo
está subordinado a sus bellezas. Pues, precisamente porque el alec
cionar no es so. meta, puede aleccionar mejor, ya que la enseñanza
misma está subordinada a la belleza, y gana con ello gracia y encanto.
La enseñanza se halla tan subordinada en las poesías mitológicas,
crue, sí no queremos que todo ese tejido poético nos parezca perver
so, no hemos, obviamente, de buscarla en ellas.
Pues, en estas representaciones poéticas de los seres supremos es
el .hombre un ser tari, subordinado, que apenas se presta atención a
sí mismo, ni a sus necesidades morales.
(...)
EL MITO Y EL MODELO INTELECTUAL 217
De la m it o l o g í a
( 1801)
Von der Mythologie (fragmento); επί A. W, Schlegel, Die Kunst lehre, cd.
eit-, pp. 282-285.
2 Según Estrabón, Fidias hubo de inspirarse en ios versos de ia ¡liada (I, 527 y ss),
que describen a Zeus con las cejas fruncidas, etc.
EL MITO Y EL MODELO INTELECTUAL 223
por así decirlo, por so vislumbre prof ético de todos y cada uno de
los grados futuros desde los cuales pudiera observar el espíritu huma
no ía naturaleza. La filosofía de ia naturaleza más antigua de los. grie
gos tuvo, por ello, en absoluto una coloración mítica que en Platón
no se había desvanecido dd todo, aunque, claro está, sea éste quien,
a su vez, la busque deliberadamente. —No creo que sea una suposi
ción exagerada afirmar que aún. hoy las teorías de ia nueva física po
drían vestirse con las viejas imágenes míticas.
EL MITO Y EL MODELO INTELECTUAL 225
Friedrich H ö ld er lin
(deber Religion (« Winke zur Fortsetzung»); en: H ö ld e rlin , Werke und Briefe,
ed, d e F. B eissner y ,L S ch m id t, t. H , F ra n k fu rt am M ain , Insel V erlag, 1969,
p p . 640-641.
P r o y ec to
El pr o g r a m a d e s is t e m a m á s a n t ig u o d el Id e a l is m o a lem á n
(hacia 1795)
(-) 1
una ética„ Dado que en ei futuro toda la metafísica desemboca en la
moral (de lo que Kant, con. sus dos postulados prácticos, sólo ha ofre
cido un ejemplo, sin haber agotado esta ética no será entonces
sino im sistema completo de todas las ideas o, lo que es lo mismo,
de todos los postulados prácticos. Naturalmente, la primera idea es
la concepción de sí mismo como un ser absolutamente libre. Con el
ser libre, autoconsciente, se incorpora también todo un mundo —sur
gido de la nada— la única creación verdadera y concebible a partir
de la nada. —Descenderé aquí al campo de la física; la pregunta es
la siguiente: ¿Cómo ha de estar formado un mundo para un ser mo
ral? Una vez más, quiero dar alas a nuestra lenta física que a duras
penas avanza con sus experimentos.
Así pues —si la filosofía da las ideas y la experiencia los datos,
por fin podremos entonces obtener la física a gran escala que espero
de épocas venideras—. No parece que la física actual pueda satisfacer
a un espíritu creativo, como es el nuestro o debe serlo.
De la naturaleza paso a la obra del hombre. La idea de la humani
dad por delante —quiero mostar que no existe una idea del Estado,
puesto que el Estado es algo mecánico, lo mismo que no existe idea
de una máquina. Sólo lo que es objeto de la libertad se llama idea.
¡Hemos de ir, pues, más allá del Estado! —Dado que todo Estado
tiene que tratar a los hombres libres como un engranaje mecánico,
y esto es lo que no debe hacer, tendrá, por tanto, que acabar. Veis
por vosotros mismos que todas las ideas de la paz eterna, etc., sólo1
son aquí ideas subordinadas a una idea más elevada. Al mismo tiem
po, quiero formular aquí los principios para una historia de la huma
nidads y desnudar todo ese mísero mecanismo humano del Estado,
la constitución, el gobierno, la legislación —hasta el hueso. Las ideas
proceden finalmente de un mundo moral, divinidad, inmortalidad —Ja
subversión de toda superstición, la persecución del sacerdocio que re
cientemente simula la razón—, por medio de la razón misma. Abso
luta libertad de todos los espíritus que llevan en sí un mundo intelec
tual, y que rio han de buscar fuera de sí ni Dios ni inmortalidad.
Por último, la idea que todo lo unifica, la idea de la belleza, en
tendida la palabra en su más elevado sentido platónico. Estoy con
vencido de que el acto más elevado de la razón, aquél en d que ella
abraza todas las ideas, es un acto estético, y verdad y bondad sólo
están hermanadas en la belleza, El filósofo debe poseer tanta fuerza
estética como el poeta. Los hombres sin sentido estético son nuestros
filósofos de letra de imprenta. La filosofía del espíritu es una filoso
fía estética. Sin sentido estético no se puede ser ingenioso en nada,
sin él ni siquiera puede razonarse sobre historia con ingenio. Debe ha
cerse aquí evidente de qué carecen al fin y al cabo los hombres que
no entienden de ideas —y que con bastante buena fe admiten que les
resulta oscuro todo aquello que vaya más allá de tablas, índices y re
gistros.
Por su medio alcanza la poesía mayor dignidad, vuelve a ser al
final lo que era al principio —maestra de la humanidad—; pues ya
no hay filosofía, historia alguna, sólo la poesía sobrevivirá a todo el
resto de las ciencias y las artes.
A su vez, oímos muy a menudo que la gran masa debería tener
una religión de los sentidos. No sólo la muchedumbre, sino también
la filosofía necesita de ella. Monoteísmo de la razón y del corazón,
politeísmo de la imaginación y del arte, ¡esto es lo que necesitamos!
Hablaré primero de una idea que, por lo que sé, no ha visitado
el sentido de ningún hombre —hemos de tener una mitología—; esta
mitología debe estar, empero, al servicio de las ideas, tiene que deve
nir mitología de la razón.
En tanto no hagamos estéticas, esto es, mitológicas, las ideas, no
tendrán interés alguno para el pueblo y a la inversa: en tanto la mito
logía no sea razonable, deberá el filósofo avergonzarse de ella. De
ben, entonces, tenderse por fin la mano ilustrados y no ilustrados,
la mitología ha de devenir filosófica para hacer razonable al pueblo,
y la filosofía ha de devenir mitológica para hacer sensibles a los filó
sofos. En ese momento reina una unidad eterna entre nosotros. Nun
ca más la mirada de desprecio, nunca más el ciego estremecerse del
pueblo ante sus sabios y sacerdotes. Sólo entonces nos espera la for
mación igual de todas las fuerzas, tanto del individuo particular co
mo de todos los individuos. Ninguna fuerza será ya reprimida, ¡reina
ASPECTOS PROGRAMATICOS DIVERSOS 231
Friedrich SCHLEGEL
Id eas
( 1800)
1 Lieber die Religion. Reden an die Gebildeten unter ihren Verächtern, obra de Frie
drich Schleiermacher publicada anónimamente en 1799 y que fue ia base para la redac
ción de esta serie de fragmentos de Schlegel.
ASPECTOS PROGRAMATICOS DIVERSOS 233
A Novalis
N o v a l is
E s t u d io s s o b r e a r te p ic t ó r ic o
(1798)
Friedrich Sc h il l e r
Lieber die ästhetische Erziehung des Menschen in einer Reihe von Briefen;
en: P. Schiller, Sämtliche Werke, ed. eil., !.. XU, pp·. 52-54.
Friedrich H ölderlin
El devenir en el declinar
(1799)
F in de la f u n c i ó n del arte ]
( 1820- 21 )
G. W. F. Hegei, Vorlesungen über die, Ästhetik, ed. dt., ί. XIII, pp. 23-26.
sirva a dicha necesidad y a sus intereses en las ciencias» que sólo tie
nen utilidad para tales fines» y deje que se le proscriba a estas seque
dades.
Comoquiera que ocurra todo ello, es un hecho que el arte ya no
procura aquella satisfacción de las necesidades espirituales que otras
épocas y pueblos del pasado buscaron y encontraron en él —una sa
tisfacción que ai, menos del lado de la religión» estaba íntimamente unida
al arte-'-. Atrás han quedado los hermosos días del arte griego y la
época dorada de la Baja Edad Media. Nuestra actual cultura de la
reflexión convierte en necesidad, tanto en lo que respecta a la. volun
tad» como al juicio, asegurar primero pontos de vista generales y re
gular a partir de ahí lo particular» de modo que formas, leyes» debe
res» derechos, máximas generales valgan como bases para la determi
nación y sean lo que fundamentalmente domine. Pero, tanto para el
interés como para la producción artísticos exigimos generalmente más
bien una vivacidad en la que lo general no se da como ley y máxima,
sino que se conduce como idéntico al ánimo y al sentimiento» así co
mo también lo general y raciona!, se halla contenido en la fantasía co
mo unido a una manifestación sensible concreta. Por eso, dada su con
dición general» nuestro presente no es propicio al arte. Incluso no po
demos decir que e! artista mismo haya sido contagiado e inducido a
introducir más pensamientos en sus trabajos por la reflexión que se
está desarrollando a su alrededor o por el hábito general de la opi
nión y eí juicio sobre arte» sino que toda la cultura intelectual es de
tal tipo» y él mismo se halla dentro de estas condiciones y este mundo
reflexionante, y no podría» como si dijéramos, abstraerse de ello con
ayuda de la voluntad y la decisión» o, por una educación especial o
un distandamiento de las condiciones vitales, inventarse y llevar a ca
bo una soledad particular que suplantara de nuevas lo perdido.
En todas estas relaciones el arte, en función de su más elevada de
terminación, es y seguirá siendo para nosotros algo pretérito. Con ello
también ha perdido para nosotros la verdad y la vivacidad auténticas
y ha venido a trasladarse más a nuestra imaginación de lo que en rea
lidad le asegurara su necesidad pasada y de lo que su lugar más eleva
do admitiría. Lo que ahora se suscita en nosotros por las obras de
arte es, aparte del placer inmediato, nuestro propio juicio, en cuanto
que sometemos a nuestra contemplación reflexiva el contenido, el me
dio de representación de la obra de arte y la adecuación e inadecua
ción de ambos. La ciencia del arte es en nuestro tiempo, por tanto,
necesidad mayor que en los tiempos en los que el arte procuraba ya
por sí como arte plena satisfacción. El arte nos invita a la contempla
ción reflexiva, y no con la finalidad de dar lugar de nuevo al arte,
sino de reconocer científicamente lo que el arte es.
Apéncli
I. DOCUMENTACION
1. Catálogo de fuentes
Se refieren aquí ediciones clásicas de las obras de los autores citados, que no siempre
se corresponden con las utilizadas para la presente traducción y pueden, sin embar
go, resultar más accesibles:
2. Antologías
Para una visión del arte romántico internacional disponemos de los libros de E ítner,
L. ( e d .): Neoclassicism and R o m a n tic is m , 2 vols., E n g le w o o d Cliffs ( N .J .) , 1970,
y Holt, E, (ed.): F r o m th e C la ssicists to th e Impressionists (A D o c u m e n ta r y His
to ry o f A r t III), L o n d o n /N e w York, I960. Se nos ofrece también en el co n te x to
del siglo XIX, pero referida específicamente a Alemania, una amplia recopilación
de textos sobre teoría del arte y de la arquitectura del Romanticismo en: Beyrodt,
W ./B ischoff, U ./B usch, W ./H ammer-Schenk , H. (ed.): Kunsttheorie u n d K u n st
g e s c h ic h te d e s 19. J a h r h u n d e r ts in D e u tsc h la n d , 3 vols., Stuttgart, 1982-85; el t.
1 / ’ (Busch/Bi·y Rodt, K u n s tth e o r ie u n d M a lerei. K u n s tw is se n s c h a ft, 1982), se cen
tra ers los planteamientos de la pintora e historia de Ia pintura. La elegante a n to lo
gía de S®R.ENSEN, B. A. (ed.): A lle g o r ie u n d S y m b o l. T e x te z u r T h e o rie d e s Bildes
im 18. u n d fr ü h e n 19. J a h r h u n d e r t, Frankfurt a. M., .1974, reúne textos sobre teo
ría de la representación desde Gottsched y Winckeîmann hasta Eichendorff. T a m
bién es importante la antología de Polheïm K. K. (ed.): D e r P o e s ie b e g r iff d e r d e u t
sc h e n R o m a n tik , Paderborn, 1972, dedicada explícitamente a la literatura. P u ed e
encontrarse otra colección de textos de época sobre los planteamientos estéticos de
la literatura romántica alemana en: Schmitt, H. 3. (ed.): R o m a n tik I (D ie d e u t
sc h e L ite r a tu r in T e x t u n d D a rste llu n g , vol. 8), Stuttgart, 1980. En francés publica
ron las Editions du Senil una antología bastante comentada que se centra en los
Schlegel: Lacoue-Labarthe, Ph. /Nancy, JL L. (ed.): L ’a b so lu littéra ire. Theorie
d e ία litté ra tu r e d u r o m a n tis m e a lle m a n d , Paris, 1978. Disponemos ta m b ié n en es
pañol de una recopilación interesante de textos de d iv e rsa ín d o le , q u e p re s e n ta n , en
su extensión in te rn a c io n a l, los p la n te a m ie n to s te ó ric o s del a rte y d e la a rq u ite c tu ra
d e la é p o c a d e la Ilu stra c ió n : C alvo S e r r a l i .b r , F. e t. a lt. (ed s.): Ilustración y Ro
manticismo (Fuentes y Documentos para la H. a del Arte VII), B a rc e lo n a , 1982.
3. Catálogos de exposiciones
E n la b ib lio g ra fía g e n e ra l se h a n in c lu id o io s m a n u a le s ai u so d e h is to r ia del a rte del
R o m a n tic is m o , así c o m o las m o n o g ra fía s fu n d a m e n ta le s s o b re F rie d ric h y R u n g e .
R e m itim o s a q u í a lo s c a tá lo g o s d e las p rin c ip a le s ex p o sic io n e s d e a r te a le m á n del
R o m a n tic is m o h a s ta a h o r a re a liz a d a s :
Deutsche Zeichenkunst der Goethezeit, Handzeichnungen und Aquarelle aus der Samm
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Deutsche Zeichnungen. Der Bürger und seine Welt, ¡720-1821; L u c a s-C ra n a c h -
K o m iss io n , B e rlin , 1958-59. (M in iste riu m fü r K u ltu r).
The Romantic Movement, T a te G a lle ry , L o n d o n , 1959.
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Klassizismus und Romantik. Gemälde und Zeichnungen aus der Sammlung Georg Schä
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Konstkatter frbn Dresden, N a tio n a lm u s e u m , S to c k h o lm , 1969.
German Painting o f the 19th. Century, N ew H a v e n , T h e C lev e la n d M u s e u m o f A rt,
T h e A r t In s titu te o f C h ic a g o , 19 7 0 -7 !.
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Deutsche Zeichnungen und Aquarelle des 19. und 20. Jahrhunderts, Neuerwerbungen
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Kunstschätze aus Dresden, Zürich, 1971.
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Idylle, Klassizismus und Romantik, Wallraí-Riehartz Museum, Köln, 1974.
La peinture alternande à l'époque du Romantisme, Orangerie des T tuileries;, Paris,
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Dahis Dresden, Nadonalgalene, Oslo, 1980.
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Der Hang zum Gesamtkunstwerk. Europäische Utopien seit 1800, Kunstbaus Zürich/Sta
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“
«íí:
»
contradicción: 203. 50, 58, 70, 92, 121, 122, 162, 163, 180,
contraposición: 149, 189. 182, 183, 193, 195, 196, 199, 201, 202,
contraste: 139, 157-161, 168, Í69. 203, 214, 215, 217,218, 222, 226, 232,
copia: 92-93, 95-97, 210. 233, 250.
corazón: 95, 96, 97, 119, 132, 195, 197, fe: 56-57, 218, 219-
205. ficción: 32, 183, 217.
cristalización: 52, 54. figura: 91, 101, 102, 116, 150, 152, 161,
cristianismo: 25, 27, 234. 179, 180, 221, 239, 246, 247.
critica: 21, 137, 138, 140, 142, 235. figuración: 31,60, 115, 122, 171, 175, 176,
cuerpo: 104. 181-183, 197, 212, 214.
cultura: 28, 29, 31, 35, 193, 197, 201, 232, íigiiristica: 70,
233, 234, 249, 250. finalidad: 9, 10, 11,25, 26, 36, 37, 40, 46,
49, 53, 75, 81-84, 171, 173, 198, 211.
danza: 101-107, .111, Π5, 163. finitud: 38, 39, 244-247. .
decoro: 25, 166. física: 23, 24, 125, 142, 162, 200, 201,204,
descifrar: 181. 205, 206, 224, 229, 235.
dialéctica: 27, 33. formación: 28, 36, 193. i94, 195, 197, 205,
dibujo: 66, 67. 207, 214, 230.
didáctica: 205.
dinámica: 20, 37, 232. galvanismo: 109, 238.
dioses: 15, 27, 32, 35, 52, 54, 88, 104, 123, géneros: 139, 143, 144.
138, 139, 172, 176, 182, 185. 194, 201, genialidad: 137, 140, 142.
203, 206, 214, 221, 222, 223, 232, 249. genio: 10, 17, 49, 51,71, 72, 75, 85. 108.
disolución: 38, 39, 52, 156, 244, 245, 246. 119, 124, 129, 143, 195, 203, 204, 238.
disonancia: 158-161. gracia: 13, 104-107, 166, 182, 216.
divinidad: 25, 27, 33, 34, 35, 143, 163, 182, gradación; 10, 23, 117, 153-159, 189.
219. gradual: 172, 237, 247.
dualismo: 234. griego: 28, 29, 32, 123, 139, 142, 172, 176,
duplicidad: 139. 188, 193, 194, 195, 197, 219, 222, 249,
250.
Edad de oro: 125, 204, grotesco: 181, 221.
educación: 28, 29, 31, 33-34, 37, 125, 238,
250.
efecto: 16, 53,66,95, 100, 109. 130, 111, hermenéutica: 21, 25, 38.
115, 157-161, Î67, 238, 244. historia {arte e —): 19, 26, 33, 139, 140,
enlace: 60. 205, 215, 222-224, 233,
entendimiento: 10, 14, 15, 24, 29, 32, 34, humanidad: 28, 29, 33-37, 51, 64, 122,
37, 46, 50, 55, 69, 108, 139, 141, 143, 136, 139, 141, 163, 193-198, 200, 204,
163, 175, 194, 195,196, 197, 204, 205, 209, 230, 231, 232, 233, 234, 237, 241,
217, 218, 221, 232, 238. 242,
entusiasmo: 10, 15, 16, 47, 56, 60, 74, 75, humor: 50, 51, 137, 142.
122, 132, 140, 141, 143, 199, 202, 203,
206. idea: 9, 10, 11, 15, 16, 25, 26, 27, 32, 33,
épica: 138. 35, 45, 59, 60, 88, 121, 136, 138, 164,
—, lírica, drama: 88, 189, 222, 225-226. 165, 172, 174, 175, 176, 178, 185, 186,
especie; 139, 185, 194, 197. 189, 212, 225, 229, 230, 232.
esquema: 15, 175, 186, 187. ideal: 15, 32, 37, 39, 56, 69, 88, 138, 163,
especulación: 24, 138, 217. 166, 181, 189, 201, 205, 208, 217, 237,
Estado: 195, 196, 229, 230. 244, 245, 246, 247.
estilo: 210. idealidad: 189, 222.
estructura: 9, 19, 45, 161, 237. idealismo: 14, 30, 204, 234, 246,
expresión: 48, 110, 178, 179. identidad: 9, 11, 27, 28.
¡liberalidad: 73.
fábula: 181, 182, 201, 217. ¡limitación: 19, 32, 141, 214,
facultades: 29, 194, 197. ilusión: 100.
fantasía: 10, 11, 14, 16, 18, 24, 30, 32, 35, Ilustración: 15, 29, 34, 36, 220, 232.
INDICE DE CONCEPTOS 275
oposición: 151, 156, 157, 158. recuerdo: 18, 223, 245, 246,
oráculo: 91. redención: 31, 212.
orden: 24, 100. reflexión: 18-22, 38, 39, 40, 142,
orgánico: 15, 25, 29, Í09, 143, 189, 221, reglas: 94, 95, 126, 148, 152, 168, 169, 196
247. relación: 14, 23,27, 30, 136, 147-161, 178
órgano: Î36, 140. 180, 203, 212, 215, 222, 225, 244.
Oriente: 203, 213, 219, 236. — particular-general: 173, 175, 176-177
original: 245. 179, 180, 183, 186-190, 195, 196.
originalidad: 96, 99. religión: 15, 24, 33, 34-36, 56, 67, 143, 162,
163, 164, 166, 174, 178, 218, 219, 222,
paisaje: 12. 68, 96, 97, 100, 134-135, 225-226, 230, 231, 232-236, 249, 250.
164-165, 210, 237. — y filosofía: 230, 232, 233, 235, 238.
paradoja: 20, 74, 536, 234. representación: 14, 23-28, 88, 97, 127, 174,
paralelismo: 139. 221, 225.
parodia: 50, 59, 74. retórica: 27, 74, 88, 137, 141, 144, 171.
pasión: 48, 51, 127, 219, 237. revelación: 15, 25, 50, 163, 166, 212.
percepción: 18, 19, 20, 197, 239, 242. revolución: 19, 139, 200, 204.
perfección: 12, 14, 15,26, 29, 96, 138, 176, romántico: 70, 123, 125, 137, 138, 162,
191, 202, 241. 203, 205.
perfectibilidad: 12, 13, 24, 27, 37. rom antizar: 18, 39, 109.
per specti va : 126, 147, 149, 210, 211.
pintura: sátira, elegía, idio! so: 140.
y escultura: 69. sensibilidad: 99, 100, 144, 196, 210.
, escultura, arquitectura: 237. sentido: 12, 25, 28, 30, 33, 50, 70, 73, 75,
— y poesía: 166. 76, 109, 124, 132, 143, 163, 203, 205,
placer: 14, 81-84, 93, 101, 127. 210, 230, 233, 238.
plenitud: 24, 30, 32, 35, 36, 38. sentidos: 18, 29, 110, 163, 193, 196, 197,
poesía: 19, 22, 31, 71, 76, 111, 121-123, 230, 237, 239, 241-243.
125,137, 138, 141,143, 173, 183,185, sentimental: 138, 163.
193, 199, 200, 202, 205, 215, 216, 219, sentimiento: 9, 11, 12, 14, .15, 16, 17-20,
220, 221, 230. 24, 38, 39, 45, 48, 64, 65, 66, 85, 90,
— de la poesía: 19, 122, 140. 94,96, 97,99, 101, 111, 119, 120, 122,
— y filosofía: 33, 35, 70, 76, 108, 136, 137, 127, 128, 130, 134-135, 144, 159,
142, 143, 144, 200, 222-224, 234, 235, 164-165, 176, 178, 195, 196, 197, 202,
236. 212, 215, 232, 234, 235, 239, 245-247,
— y legislación: 142. 250.
— y mitología: 29, 222-224, 234. significado: 32, 178, 179, 180.
~ , pintura, música: 23, 24, 88, 108 ss.» signo: 174, 175, Î78, 179, 180, 247.
115. simbólico: 23, 31, 108, 186, 188, 221,222,
— y plástica: 176. 237.
— y praxis: 142. simbolismo: 26, 27, 88, 170-371, 172-173,
— trascendental: 22-39,69, 108, 140, 142. 181.
— universal: 21-22, 137. símbolo: 25, 26, 27, 28, 32, 65, 66, 171,
poetas y sacerdotes: 51, 143, 182, 183. 174, 175, 178-183, 186, 188, 189, 190,
poética: 141. 239, 242.
politeísmo: 33, 35, 219, 230. simetría: 166, 203, 204, 233.
potenciación: 18, 19, 109, 122. simpatía: 136.
primavera: 18, 116, síntesis: 32, 38, 46, 138, 144, 186, 238, 239.
proceso: 13, 25, 26, 39, 142. sistema: 13, 22, 23, 33, 34, 35, 137, 143,
progresión: 19,22,24, 31, 35, 36, 38, 137, 144, 201, 218.
progreso: 204, 209. sociabilidad: 50, 63,73, 74, 109, 143, 196.
sociedad bella: 136, 137, 138.
química: 140, 142, 237. sombra; 49, 133.
subjetividad: 16, 35, 139, 181.
realismo: 31, 201-202, 207, 234. sublime: 54, 56, 57, 58, 95, 96, 141, 143,
realización: 27, 244, 245, 246. 172, 215, 223, 236.
ÍNDICE DE CONCEPTOS 277
sueño: 99, 163, 373, 217, 245; ensoñación: universo: 49, 65, 69, 238, 239-
215. urbanidad: 74.
superstición: 219. utilidad: 83-84, 250.