You are on page 1of 73

CAPITULO 18

GEOMORFOLOGIA DE LAS ZONAS TROPICALES

18.1. Introducción.
18.2. Lateritas.
18.3. El modelado tropical.
18.4. Laderas y líneas de cantos.
18.5. Formas de erosión fluvial.
18.6. Morfologías de sedimentación fluvial.
18.7. Los grandes ríos tropicales.
18.8. Modelados desarrollados en lateritas.
19.9. Aplanamientos tropicales: llanuras gravadas.
19.10. Inselberg.
19.11. Geomorfología aplicada a regiones tropicales.
18.1. Introducción
Los trópicos son las regiones situadas en el Trópico de Cáncer (23,5 ºN) y el
Trópico de Capricornio (23,5 ºS). Estos límites engloban las áreas en las que el
sol puede estar en posición cenital. Por lo tanto, estas zonas de bajas latitudes
reciben una gran cantidad de radiación solar. Este calor ininterrumpido entraña
importantes consecuencias biológicas, ya que se desarrolla una considerable
cubierta vegetal, que influye substancialmente en la morfogénesis de estas
regiones.
18.1.1. Características climáticas, vegetación y
dominios morfo climáticos.
Los parámetros climáticos juegan un papel fundamental en la actividad e
intensidad de los procesos geomorfológicos y en la naturaleza de las formas
resultantes. Por eso es conveniente conocer la magnitud de estos parámetros
y la variabilidad de los mismos.
Las temperaturas en los trópicos húmedos son moderadas y no superan los
34 ºC, a diferencia de los desiertos tropicales con valores superiores a 50 ºC.
Las temperaturas medias anuales fluctúan entre 24 y 30 ºC, ajustadas a
niveles del mar, y las variaciones estacionales y anuales son menores de 2 ºC.
Esta uniformidad térmica se interrumpe con el incremento de altura, que va
acompañada por un aumento de la nubosidad.

En los trópicos húmedos la humedad es siempre alta y la humedad relativa


supera generalmente el 80%. Los valores a lo largo del año se apartan muy
poco de esta cifra. La evapotranspiración potencial es máxima en las zonas
ecuatoriales y varía entre 1.000 y 1.500 mm/año.
La vegetación de los trópicos húmedos responde al régimen climático existente.
Así, se diferencia la pluvisilva ecuatorial constituida por árboles muy próximos
de hasta 40 m de altura con grandes hojas perennes y miles de especies
arbóreas.
La vegetación costera está representada por los manglares. Se desarrolla
principalmente en las cuencas del Amazonas y Congo, América Central,
Antillas y sureste asiático e Indonesia.
La sabana es la consecuencia de un régimen climático tropical húmedo-seco.
Está formada por árboles muy aislados, a veces agrupados en corredores en el
fondo de los valles, que surgen sobre un campo de gramíneas de gran porte,
generalmente de altura superior a una persona.

Gramineas nativas
Sin duda, la meteorización profunda y la evolución de sus perfiles son uno de
los rasgos más característicos de esta zona morfoclimática. No obstante,
algunos autores dudan de la existencia de una geomorfología climática tropical
y otros de la diferenciación de la zona tropical en el conjunto global
morfoclimático (Douglas, 1978; Gupta, 1993). Este último autor señala que los
procesos y formas en los trópicos dependen solo parcialmente del clima y
existen en ellos otros factores como la neotectónica, litología, sucesos
episódicos y catastroficos (ciclones) y acciones antrópicas.
Algunos autores diferencian una zona intertropical con temperaturas cálidas y
un flujo fluvial constante. En función de la distribución de las precipitaciones,
de su total anual y de la densidad de la cobertera vegetal subdividen la zona
en dominio de sabana, con una precipitación menor y una cobertera vegetal
menos densa. la arroyada difusa es considerable y la meteorización química
potente y discontinua en el tiempo. En resumen, una sabana es una pradera o
pastizal seco con árboles dispersos. El dominio de selvas re caracteriza por
una espesa cubierta de vegetación y mayores precipitaciones. En él, las
acciones químicas y bioquímicas alcanzan su máxima intensidad. Sin duda, es
la comunidad más rica y productiva del mundo. las selvas se han reducido a la
mitad por acción antrópica.
18.2. Lateritas.
En la literatura existen varias denominaciones para el término de laterita, tal
como costras endurecidas (duricrust),plintita, laterita férrica, ferricreta, etc. las
lateritas son de difícil definición, se conocían por sus propiedades físicas,
como su resistencia y color. Buchanan describe un material lo suficientemente
blando para cortarse en bloques con un instrumento de hierro, pero que se
endurece al secarse. Por eso se utiliza para fabricar ladrillos.
Se utilizó el contenido en hierro, aluminio y las relaciones de la SiO2 con
respecto a Al203 y Fe2O3. Existen numerosas definiciones de laterita, pero
se diferencian muy poco unas de otras. Se considera a la laterita como
originada en ambientes de intensa alteración química, carente de elementos
alcalinos y alcalino térreos, enriquecida en hierro y aluminio y con cantidades
importantes de cuarzo y caolinita. Se endurece por humedecimiento y
secado.

Los metales alcalinotérreos son, por orden de número atómico creciente: berilio (Be) , magnesio (Mg) , calcio (Ca),
estroncio (Sr), bario (Ba) y radio (Ra) .
18.2.1. Constitución y estructuras.
Los análisis químicos de Al2O3, Fe2O2, SiO3 y de minerales de la arcilla de las
lateritas permiten proyectarlos en diagramas triangulares y con ello llevar a cabo
diferenciaciones de carácter composicional. Se utilizan los porcentajes de Fe2O3,
,A2A3 y caolinita, mientras que Dury y Schellmann sustituyen la caolinita en el
diagrama por Si02. Estos estudios reflejan una amplia variedad composicional,
incluso dentro de un mismo nivel. Thomas propone simplificar la amplia
terminología utilizando tres denominaciones: bauxita para una costra rica en
aluminio, silcreta cuando el contenido en sílice es elevado y reserva el vocablo
laterita para los materiales de composición intermedia.
Como la laterita se genera a partir de un residuo resultante de la meteorización
química de la roca, debemos esperar que exista un reflejo directo de la
composición de la roca madre. A escala regional se observan, a veces,
variaciones en el contenido en hierro y a menor escala no existen unas
relaciones claras entre la química de la laterita y la roca madre. Por otra parte,
no se puede generalizar que la formación de la bauxita está favorecida por
rocas ricas en Al2O3.

Los principales minerales de neoformación que constituyen las lateritas son


los óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio tales como la hematites (Fe2O3),
goethita (FeO.OH), gibbsita (Al(OH)3), boehmita (AIO.OH) y diásporo (AIO.OH)
y los minerales de la arcilla como la caolinita y halloysita (Al4Si4O10(OH)18),
ambos con la misma composición.
Algunos tipos de estructuras de las lateritas son la vermicular, vesicular,
celular, tubular, etc., en la que la diferenciación está basada en la forma de las
cavidades. Esta terminología no aparece claramente definida y Mc Farlane
utiliza solo el vocablo vermiforme para caracterizar a las lateritas con tubos y
cavidades en su inerior.
Laterita vermiforme.
18.2.2. Factores que afectan su formación.
El relieve es uno de los factores que afectan substancialmente al desarrollo de
las lateritas. En las laderas de marcada inclinación la escorrentía es
importante y erosiona los productos de alteración, mientras que en laderas de
poca pendiente el agua penetra con mayor facilidad, disolviendo los
constituyentes más solubles y acumulando los menos móviles. Por
consiguiente, la Iaterita está asociada, en su generación, con zonas de bajo
relieve. No obstante, se reconocen lateritas coronando mesas y plataformas,
que se interpretan como formas producidas por incisión de lateritas de bajo
relieve. También se desarrollan lateritas detríticas al pie de estos relieves más
elevados.
El dima reinante en los trópicos húmedos es el más adecuado para la
generación de las lateritas, pero éstas parece que se forman también en climas
templados. Las temperaturas del suelo próximas a 27ºC son las más adecuadas
para el desarrollo de los procesos de laterización.
Las lateritas aparecen frecuentemente asociadas con zonas de vegetación
herbácea (sabana), aunque también se reconocen en áreas de selva.

En la selva se mantiene la humedad del suelo y la masa vegetal causa una


importante interceptación, a la vez que reduce la erosión hídrica. las plantas
absorben la sílice, que se almacena en las hojas. Por otra parte, diferentes
microorganismos están implicados en la movilización del aluminio, hierro y
sílice. También el aluminio y el hierro se pueden lixiviar, a partir de quelatos,
como compuestos organometálicos.
La mayoría de las lateritas están asociadas con extensos aplanamientos y el
tiempo necesario para la generación de los mismos se mide en millones de
años. Se calcula en unos 10 millones de años el periodo requerido para su
desarrollo. Por otra parte, también se han llevado a cabo estudios sobre la
potencia de roca madre, necesaria para generar un espesor determinado de
laterita. Teniendo en cuenta que las rocas graníticas tienen como media un 2%
de FeO+FezO3, se calcula que para originar 9 m de laterita se necesitan 180 m
de alteración del granito.
18.2.3. Perfil de la laterita.
la laterita forma parte de un conjunto de materiales meteorizados que se
estructuran en zonas u horizontes, constituyendo lo que se conoce como perfil
de la laterita.
Por encima del horizonte laterítico se encuentra un material suelto de tonos
parduzcos, ligeramente húmico y con fragmentos y concreciones ferruginosas.
la laterita, de tonos oscuros u ocres, presenta potencias desde escasos metros
hasta 60 m y sus estructuras son fundamentalmente vermiformes y pisolíticas.
Por debajo del horizonte laterítico se desarrolla la zona de arcillas moteadas
con manchas rojas ferruginosas, de 1-9 m de espesor, aunque en algunos
perfiles a veces no existe. El tránsito hacia la laterita puede ser neto o gradual.
El horizonte más inferior es la zona pálida, también denominada litomarga, que
está constituida por arcillas caoliníticas y granos de cuarzo con potencias muy
variables (5-60 m). Su coloración blancuzca se debe al lixiviado del hierro.
Perfil lateritico bajo selva y su perfil truncado por la erosion.
18.2.4. Génesis de las lateritas.
Una de las primeras hipótesis señala que la laterita se origina a partir de un perfil
de alteración, en el que la zona pálida pierde el hierro cediéndolo a la laterita.
Este enriquecimiento se produce por capilaridad y por fluctuaciones
estacionales del nivel freático.
Otra explicación para el enriquecimiento en hierro resulta de la movilización
lateral desde las partes altas de las laderas hacia los valles, de tal forma que se
concentra en las partes bajas de las laderas y en el fondo de los valles.

Migración lateral de
oxihidroxidos de hierro
y formación de una
laterita.
Evolución de las lateritas generadas por fluctuaciones del nivel freático: (a) segregación del hierro para
formar plsolítos en una estrecha franja de oscilación del nivel freático; (b) y (e) rebajamiento del nivel
freático que da lugar al descenso de la zona de formación de pisolitos, con lo que estos previamente
formados pasan a zona vadosa; (d), (e), (f) y (g) los pisolitos se acumulan en la base del suelo; (h), (i), (j)
y (k) el nivel freático se estabiliza y la J) progresión de la lixiviación reduce la zona vadosa, lo que
convierte a la capa residual de plsolítos en una zona de intermitente saturación; (l) y (m) el residuo
pisolltico se convierte en una laterita masiva vermiforme rica en gohethita (McFarlane, 1983).
Si la erosión indicada en la fi- gura progresa durante un intervalo de tiempo
considerable, puede producirse una inversión del relieve, de tal forma que las
lateritas existentes en áreas bajas pasan a ocupar posiciones de interfluvio.

Inversión del relieve por


erosión de lateritas de
ladera-valle.
18.2.5. Bauxitas.
También denominadas lateriticas alumínicas y alcretas, se las considera como el
producto final de una profunda meteorización, ya que la SiO2 y el Fe2+ han sido
intensamente lixiviados. Se reconocen en el registro geológico en muchos
lugares del planeta. Las condiciones para su desarrollo están en relación con
climas tropicales húmedos, rocas madre porosas, buen drenaje y tiempo
suficiente para su generación.
Las bauxitas se pueden generar por la alteración de rocas con silicatos
alumínicos, tales como rocas ígneas básicas, metamórficas y volcánicas. Estas
bauxitas se pueden producir por alteración directa de rocas alcalinas, sin pérdida
de volumen, o por meteorización indirecta en la que la desilificación de la
caolinita da lugar a gibbsita. También se reconoce el tipo de bauxitas detríticas,
que originan brechas o depósitos nodulares. Cuando la alteración tropical afecta
a rocas carbonatadas pueden producirse bauxitas kársticas. También se
desarrollan las bauxitas sobre sedimentos (arcosas terciarias) y pueden
producirse por sedimentación de polvo eólico.
Muchas bauxitas se pueden considerar como derivadas de la lixiviación de
antiguas lateritas, algunas lateritas alumínicas presentan dos capas de
enriquecimiento gibbsítico; una próxima a la base del perfil del saprolito, casi en
el contacto con la roca madre, y la otra a techo del perfil, cerca de la superficie
del suelo.

La bauxitiz.ación aumenta con el incremento de la incisión fluvial y también se


observa que las bauxitas alcanzan un mayor desarrollo a lo largo de fallas, en
las que se facilita la lixiviación. Muchas veces la bauxita aflorante en un escarpe
se acuña lateralmente hacia la masa laterílica, lo que indica que no forma una
capa continua y que está genéticamente relacionada con la evolución del
escarpe.
Aproximadamente el 10% de las bauxitas son de tipo kárstico. La bauxita rellena
fisuras, depresiones y cavidades de las rocas carbonatadas karstificadas. Al
principio se pensó que las bauxitas constituían residuos insolubles de la
disolución de los macizos calcáreos, pero es difícil explicar la procedencia de
cantidades importantes de aluminio.
La formación de bauxitas kársticas ha aumentado progresivamente desde el
Paleozoico, con un incremento manifiesto en el Cenozoico, posiblemente en
relación con un aumento de las rocas carbonatadas. Las bauxitas kársticas de
edad neógena constituyen la cuarta parte de las existentes en el mundo.
18.3. El modelado tropical.
Las zonas afectadas por climas tropicales, que han sufrído las deformaciones
de la orogenia alpina, están constituidas por relieves enérgicos con grandes
conos volcánicos, como el Nevado del Ruiz (Colombia), Cotopaxi (Ecuador),
La Soufriere (Guadalupe), Pinatubo (Filipinas), Merapi (Java), etc. Estas
regiones tropicales corresponden a las montañas de Centroamérica, Antillas,
Sureste asiático e Indonesia.
En estas tres últimas áreas, los procesos de disolución, que afectan a grandes
extensiones de rocas carbonatadas, han dado lugar a una morfología de colinas
cónicas y turriculadas, que caracterizan al karst tropical. Estas zonas tropicales
presentan un manifiesto control tectónico, ya que todavía sufren la inestabilidad
cortical cuaternaria.
Los productos de alteración generados son fácilmente exportados por la actividad
fluvial. Por lo tanto, estas áreas se caracterizan por estar sometidas a
movimientos de componente vertical generadores de relieve, importante actividad
volcánica de carácter explosivo y una relevante acción erosiva fluvial. Por otra
parte, las regiones correspondientes a los escudos o cratones de África, Brasil-
Guayana, India y Australia se caracterizan por ser tectónicamente estables, al
menos en tiempos geológicos recientes.
18.3.1. Erosión y sedimentación en los sistemas
fluviales.
Los cursos de agua en los trópicos húmedos transportan poca carga de fondo.
Esto se debe a que la alteración es muy intensa y el regolito está constituido por
partículas de amaño arena, limo y arcilla y, por consiguiente, los ríos van a
evacuar fundamentalmente materiales de estas dimensiones y productos en
disolución. Estos sedimentos tienen escaso poder abrasivo y su capacidad
erosiva es pequeña.

Las investigaciones sobre la carga de fondo en ríos tropicales son muy escasas
y, por lo tanto, se disponen de muy pocos datos. Estos trabajos se localizan en
zonas de montaña y en ellos los sedimentos se movilizan rápidamente por flujos
importantes, capaces de transportar toda la carga sólida hacia las partes bajas
de la cuenca, encajándose sobre las rocas existentes. Todo ello contrasta
enormemente con la morfodinámica de los ríos que discurren por zonas de bajo
relieve, en las que la evacuación de los materiales por los ríos se realiza
básicamente por suspensión y disolución.
18.3.1.1. cuantificación de la perdida del suelo.
Utilizando datos propios y recopilados de las pérdidas de suelo, obtenidas por
distintos autores, se observa que son muy diferentes según las áreas estudiadas
y dependen de varios factores. No obstante, para pequeñas parcelas en
laderas con vegetación de selva o sabana, con inclinaciones de 5-15° se llegan
a valores similares de pérdida de suelo.

Las investigaciones llevadas a cabo en cuencas fluviales revelan que la


carga de sedimentos en suspensión varía con el régimen de lluvias y de una
tormenta a otra. Además, la carga en suspensión aumenta rápidamente con
el incremento del caudal. Los datos obtenidos de carga en suspensión a partir
de parcelas experimentales no son fácilmente comparables con los valores
extraídos de pequeñas cuencas, ya que en éstas están implicados otro tipo de
procesos.
Parcelas experimentales para el estudio de la erosión hídrica..
los datos recopilados por Douglas y Spencer sobre la carga en suspensión,
escorrentía, área de la cuenca y porcentaje de cobertera vegetal de ríos
tropicales de distintas partes del mundo permiten llevar a cabo algunas
consideraciones. El Amazonas, que nace en los Andes peruanos, tiene
numerosos e importantes afluentes de cabecera que excavan la cordillera
andina. Estos tributarios tienen un gran poder erosivo y las velocidades de
denudación son muy elevadas, mientras que en los cursos medio y bajo la
erosión es más moderada. Se han registrado valores de carga en suspension
que oscilan entre 0,3 y 115,9 m3/km2/año (expresados en volumen)
La relación de carga en suspensión a carga en disolución es de 3,5: 1,
considerando los valores medios de todos los ríos del mundo.

El rio negro afluente del


amazonas.
18.4. Laderas y líneas de cantos.
Las laderas desarrolladas sobre zonas aplanadas, constituidas por materiales
alterados, son fundamentalmente convexas, aunque la incisión de los valles
modifica el perfil en convexo-cóncavo. El trabajo realizado por Young diferencia
cinco tipos de perfiles. (a) Tiene un elemento convexo continuo con bajos
ángulos, asociado con valles de orden menor, y representa el 44% de todos los
perfiles efectuados. (b) y (c) presentan crestas convexas suavizadas,
interrumpidas por escalones e incididas por valles. Los perfiles (d) y (e)
tienen en su cresta lateritas y poseen concavidades mucho más patentes. Para
Swan los perfiles elaborados sobre regolitos de textura gruesa presentan una
morfología convexa, debido a su elevada porosidad, mientras que en alteritas
de grano fino la morfología de las laderas son de forma cóncava.
Perfiles de ladera en la región de Mato (Brasil)..
EL flujo hídrico superficial y los movimientos de masa son los procesos
fundamentales que construyen las acumulaciones de las laderas.

Las líneas de cantos denominada “estone layers” por Twidale, son una capa
continua o discontinua de clastos poco meteorizados, constituida normalmente
por fragmentos de cuarzo, cuarcita y laterita, con una potencia de 0,1-1 m. Está
situada dentro de los depósitos de ladera y se encuentra a 0,5-2 m por debajo de
la superficie del terreno, aunque en el suroeste de Nigeria se emplaza a 5 m de
profundidad. Las líneas de cantos suelen tener un trazado rectilíneo, aunque en
ocasiones presentan numerosas ondulaciones.

Línea de canto situada


a 1 m de la superficie.
Una hipótesis, soportada por geomorfologos y edafólogos, se basa en la
actividad de las termitas que movilizan las fracciones finas del suelo (<2 mm).
Estas partículas se transportan desde el subsuelo a la superficie, quedando los
fragmentos gruesos que constituyen la línea de cantos.

Actividad de las termitas.


18.5. Formas de erosión fluvial.
En algunas zonas de cabecera de las cuencas fluviales la cobertera de
vegetación puede haber disminuido por causas naturales o antrópicas. En
estas circunstancias se desencadena con frecuencia un abarrancamiento en
las laderas, que progresa con gran celeridad. La cabecera de los barrancos
retrocede por zapamiento (sapping) y sus paredes se mantienen verticales si
erosionan materiales relativamente uniformes.

Barranco meandriforme
desarrollado en
sedimentos no
consolidados.
El proceso de piping es relativamente frecuente en los sistemas de barrancos y
colabora activamente en la progresión de los mismos. El techo de los conductos
subsuperficiales llega a colapsar en la cabecera del barranco, produciendo el
retroceso del mismo.

Colapsos debido a
piping, que afectan a la
cabecera, pared y
fondo de barranco.
En el origen del piping se conjugan un conjunto de factores, tales como el
agrietamiento, gradiente hidráulico, porcentaje de sodio intercambiable,
presencia de arcillas hinchables, etc.
Los barrancos hasta ahora analizados corresponden a zonas cratonicas, en
las que el relieve, por lo general, tiene pocos contrastes o corresponde con
aplanamientos.

Sin embargo, las áreas que se han configurado por la interacción de placas
litosféricas, durante el desarrollo del orógeno alpino, presentan relieves muy
acusados. En ellos la actividad fluvial se manifiesta por una gran capacidad
erosiva, acompañada por un importante transporte de materiales hacia las
zonas más bajas. Esta dinámica viene representada por una red de profundos
barrancos de paredes abruptas.

Las áreas con relieves enérgicos, desarrolladas durante la orogenia alpina, y


que se sitúan en gran parte en zonas insulares, presentan bruscos gradientes
topográficos. Los grandes barrancos, radiales en el caso de muchas islas
volcánicas, movilizan con gran celeridad gran cantidad de sedimentos que
depositan en los cambios de pendiente, por lo general situados en la orla litoral.
Red de profundos barrancos que disectan los materiales volcánicos.
Los ríos que surcan las extensas llanuras de las áreas tropicales cratónicas
discurren sobre un manto de alteración de potencia variable. Por eso, la incisión
hace aflorar en ocasiones el substrato rocoso. Los ríos transportan
fundamentalmente partículas finas en suspensión que condicionan la forma del
canal.

Canal de tipo recto.


También se desarrollan ríos meandriformes, cuando lacarga de fondo es muy
pequeña con respecto a la carga total y la pendiente es algo mayor; se trata de
canales sinuosos con carga en suspensión, de anchura similar y márgenes
estables, debido a su constitución, aunque los meandros llegan a estrangularse.
Las cascadas corresponden a una interrupción brusca del perfil longitudinal de
un tío, en la que el agua cae verticalmente, mientras que a las cataratas se las
puede considerar como una agrupación de cascadas. Sin duda, son las
formas fluviales más espectaculares y son objeto de atracción turística. Por
otra parte, pueden proporcionar energía hidroeléctrica. Su origen está en
relación con variaciones eustáticas, levantamientos tectónicos y diferente
resistencia a la erosión de las rocas del lecho fluvial.

Cascada desarrollada en
basaltos..
Sobrevolando las cataratas del Iguazú.
18.6. Morfologías de sedimentación fluvial.
Muchas de las cabeceras de la red fluvial, en regiones de escaso relieve de los
trópicos húmedos presentan depresiones alargadas de fondo plano, sin un canal
neto, inundadas estacionalmente y recubiertas de vegetación herbácea. A estas
áreas se las denomina dambos en África central y reciben otros nombres en
diferentes regiones tropicales del mundo. Son típicos de zonas con clima de
sabana, con precipitaciones entre 600 y 1.500 mm, aunque también se
reconocen en áreas de selva.
Los dambos tienen márgenes cóncavos de escasa penciente, generalmente
entre 2° y 6°. Su morfología en planta está influenciada por las líneas de
debilidad del substrato y se alinean según las direcciones predominantes del
mismo. Los suelos desarrollados sobre los dambos son hidromorfos o suelos
gley. Tienen un contenido en materia orgánica superior al de los suelos de los
interfluvios y, a su vez, se observa un aumento de la misma hacia el centro del
dambo.
No existe prácticamente vegetación arbustiva y arbórea en los dambos, debido
a la proximidad del nivel freático a la superficie. Se reconoce una amplia
variedad de vegetación herbácea, cuyo porcentaje aumenta hacia el centro
como consecuencia de una mayor persistencia de la zona de saturación.
Morfología en planta y secciones transversales en un dambo, en el que se
observa la forma del canal enterrado y el relleno de arena, limo y arcilla..
Para unos autores el origen de los dambos está relacionado con la dinámica y
evolución del sistema de drenaje y, para otros, con una meteorización química
y bioquímica diferencial.

Otra hipótesis sostiene que los dambos se han formado con independencia de
la red fluvial, ya que algunos no están integrados en la misma. Se cree que los
principales mecanismos son la meteorización química y bioquímica.

Las formas resultantes de la sedimentación en las llanuras de inundación de


los ríos tropicales son similares a las originadas en otras zonas morfoclimáticas.
Son difíciles de estudiar debido al recubrimiento vegetal y, por consiguiente, se
disponen de escasos datos sobre las mis- mas. La carga sólida de los ríos
tropicales es básicamente arenosa, aunque cuando la pendiente del curso
fluvial es importante, la carga de fondo es fundamentalmente de gravas.
Carga de fondo de gravas en un rio.
18.7. Los grandes ríos tropicales.
En las últimas décadas se han llevado a cabo numerosos estudios de
Geomorfología Fluvial en todas las zonas morfoclimáticas. Las investigaciones
han versado sobre diversas materias: Geomorfología, Sedimentolog(a,
Hidrología de las inundaciones y paleoinundaciones y relaciones de los
procesos tectónicos con los fluviales. Aun así, el conocimiento de los ríos
tropicales es limitado.
Los ríos tropicales drenan una gran variedad de ambientes geológicos y
geomorfológicos: cordilleras, plataformas sedimentarias y basálticas, zonas
cratónicas, llanuras de tierras bajas en cuencas sedimentarias y terrenos
mixtos.
La morfología de los canales de los ríos tropicales es muy variable. Presentan
las clásicas formas de recto, meandriforme y trenzado, pero con numerosas
transiciones entre ellos. Por eso, parece más útil aplicar la terminología de
sistemas de canales únicos y múltiples.
Se reconocen factores adicionales que modifican los canales fluviales. La
neotectonica los afecta y la forma de los ríos puede servir como indicador
geomorfológico de tectónica activa en los grandes ríos, como el Mississippi,
Amazonas, etc.
Rio recto.

Rio Meandriforme.

Rio Trenzado.
Otro control importante lo constituye la topografía del basamento, ya que el
río se amolda a los afloramientos del substrato y afecta al perfil longitudinal.

Es muy importante conocer los procesos y formas fluviales con el fin de


interpretar secuencias sedimentarias antiguas. La analogía de los modelos
fluviales actuales para entender secuencias pasados son pobres e
incompletos.

Basamento granítico.
18.8. Modelados desarrollados en Lateritas.
Las formas del relieve en relación con las lateritas se encuentran en los trópicos
húmedos y también en las zonas semiáridas, colindantes con las regiones de
sabana. Los modelados resultan, en gran parte, de la incisión fluvial de los
depósitos lateríticos, que originan morfologías tabulares coronadas por lateritas.
Como éstas son muy resistentes a la erosión pueden perdurar durante largos
periodos de tiempo.
Las formas tabulares son plataformas o mesas de reducidas dimensiones, que
destacan en el paisaje y tienen ángulos inferiores a 0,5°. Los bordes de las
mismas están constituidos por cornisas abruptas, que retroceden básicamente
por procesos de meteorización, lo cual reduce la extensión areal de la forma.
Existen muchos ejemplos en la literatura sobre estos modelados tabulares.
Fonmas resultantes de
la disección de
ferrícretas: 1: cumbres
planas coronadas por
lateritas (posibles
restos de la superficie
africana). 2: bancos
intermedios. 3: limos
aluvales y capas
lacustres. 4: zonas
pantanosas.
(Pallister, 1956).
La incisión fluvial en un área meteorizada puede dar lugar a un nuevo valle, al
que puede fluir el Fe2+, produciendo un enriquecimiento en hierro que conduce
a la generación de un nuevo nivel de laterita. Sucesivos encajamientos originan
una morfología en bancos o atenazada.

Morfología en bancos de lateritas.


La destrucción de la cornisa de la laterita suministra fragmentos a las partes
bajas, dando lugar a laderas con bloques sueltos de laterita.

Laderas con bloques sueltos de lateritas.


El proceso de fragmentación de la laterita se debe, en gran parte, a socavación
por exportación mecánica y química a partir de aguas subterráneas que circulan
por debajo de las Lteritas. Esto conduce al desarrollo de un ligero arqueamiento
en la zona de borde de la mesa o plataforma, denominado rombamiento.

Algunas características de la morfología de las laderas de laterita..


El flujo hídrico subsuperficíal, facilitado por la fracturación de la laterita y la
porosidad del regolito, puede generar galerías y cavidades de tamaño diverso.
Esta red subsuperficial llega a desencadenar una subsidencia dúctil o frágil,
dando lugar a depresiones cerradas de tamaño métrico o hectométrico, que
salpican la superficie horizontal de los relieves tabulares. Estas formas
pseudokársticas pueden tener bordes difusos o escarpados.

Cavidades
Pseudokarsticas.
18.9. Aplanamientos tropicales: llanuras
grabadas.
Una parte importante de las zonas tropicales está cubierta por llanuras de gran
extensión, sobre las que destacan colinas aisladas (inselbergs) o relieves
montañosos. Existen dos tipos de llanuras: erosivas y deposicionales; las
primeras se desarrollan sobre litologías y estructuras muy variables, mientras
que las segundas constituyen rocas de acumulación de sedimentos aluviales y
lacustres.
A lo largo de la historia de la Geomorfología se han propuesto diferentes
teorías que han dado lugar a los términos de penillanura, para zonas
húmedas, y pedillanuras, por extensión de pedimentos, para zonas áridas.
Las penillanuras no suelen ser aplanamientos perfectos. Se trata más bien de
llanuras redondeadas y onduladas de escaso contraste altimétrico.

Algunos autores consideran que «los pedimentos, y por extensión las


pedillanuras, no son, ni genética ni temporalmente, distintos de las penillanuras.
Generalmente coexisten, son simplemente partes de un gran conjunto llamado
superficies de aplanamiento.
El concepto de las dobles superficies de aplanamiento (superficie de
escorrentía y superficie basal de meteorización) está en relación con la idea del
grabado. Las nociones a zonas con climas tropicales estacionales, y con
estabilidad tectónica. Parte de una llanura cuya profundidad de meteorización
fluctúa entre 30 y 60 m, la cual se erosiona y da lugar a llanuras más bajas
salpicadas de pequeños domos rocosos.

Se ha señalado que el saprolito tiene profundidades muy variables, en lugar de


constituir mantos paralelos.. El regolito forma profundas depresiones separadas
por protuberancias constituidas por rocas sin alterar. La erosión de la alterita
puede dar lugar a zonas deprimidas rodeadas por promontorios de rocas
frescas.
18.10. Inselbergs.
Es una palabra alemana que significa monte isla y fue utilizada para describir
las colinas rocosas escarpadas que destacan sobre las llanuras. Se
desarrollan básicamente en regiones cratonicas, tropicales y subtropicales,
con preferencia en granitos y rocas metamórficas, pero también se localizan
en rocas sedimentarias, como en las arcosas.
Los inselbergs han suscitado numerosos problemas en relación con las
distintas definiciones y terminologías. Algunos definen los inselbergs como
relieves residuales aislados que destacan en las llanuras tropicales. Otros,
consideran que los inselbergs ocupan cualquier posición topográfica. Se
encuentran prácticamente en todos los tipos de climas. No obstante, reconoce
que los trópicos húmedos y secos son regiones favorables a la formación de los
inselbergs.
La definición propuesta por Young (1972) es de carácter más general y aplica
la denominación de inselbergs a colinas aisladas de laderas abruptas que
surgen bruscamente en zonas de moderada inclinación. Distingue varios tipos:
mesas en estratos horizontales o lateritas, colinas de laderas rectilíneas
(típicas de zonas áridas) y convexo-cóncavas recubiertas de regolito, domos
rocosos y bloques o formas acastilladas (castle koppies).
18.10.1. Inselbergs de bloques (tors).
La morfología de los inselbergs de bloques es muy variada y está controlada por
los sistemas de fracturación. Se desarrollan en gneises, esquistos, cuarcitas,
diabasas, areniscas y arcosas, aunque se forman más profusamente en
granitos. Los bloques (tors) se pueden encontrar en diversas posiciones
topográficas y su tamaño y forma dependen del tipo de fracturación y de su
espaciado.
El origen de los bloques supone una meteorización profunda diferencial, que
penetra con mayor intensidad en las zonas de fracturación más intensa. Con
posterioridad, se produce un cambio ambiental que ocasiona la erosión del
saprolito.
Por lo general, el desarrollo de muchos de los inselbergs de bloques se
relaciona con la desintegración de los bloques situados en el interior del
inselberg. La meteorización de los bloques, la erosión del grus y el
rebajamiento de la superficie terrestre son los procesos fundamentales
implicados, que con su actividad pueden llegar a la desaparición del inselberg.

De todo lo expuesto, no cabe duda de que existe más de una hipótesis que
explica el origen de los bloques. Pueden contemplarse dos tendencias
fundamentales: una relacionada con la meteorización profunda y posterior
erosión y, la otra, relativa al retroceso de laderas en desiertos cálidos y fríos.
Etapas de desarrollo de los inselberg de bloques, que implican la
desintegración de los bloques diaclasados del interlor, dentro de la circulación
de agua vadosa, junto con la penetración lateral de la meteorización que
conduce al retroceso de la ladera La primera etapa (a) puede alcanzarse sin
que tenga lugar una meteorización anterior profunda, aunque no se excluye su
actuación. la denudación, implicada en el paso a-b, puede estar relacionada
con un cambio climático (según Thomas, 1978).
18.10.2. Inselbergs en domo (bornhardts).
Tienen forma de domo y se desarrollan en rocas masivas resistentes,
fundamentalmente graníticas, aunque también se localizan en areniscas y
conglomerados.
Twidale considera como bornhardts los monolitos.
Las laderas de los bornhardts suelen ser generalmente abruptas y los tamaños
son muy variables, desde unos pocos metros a varios cientos de metros. En
planta, presentan morfologías circulares o elípticas, afectadas muchas veces
por la fracturación. Cuando son alargadas y de baja altura, se les denomina
lomos de ballena. Algunos bornhardts se presentan aislados, mientras que otros
se agrupan en formas hemiesféricas.
Formas ovaladas de
monolitos.
La mayor parte de los inselbergs se localizan fundamentalmente en áreas de
estabilidad cortical, aunque también pueden estar situados en cadenas
tectónicamente activas.

La otra teoría sobre el origen de los inselbergs en domo se basa en la


exhumación de un macizo rocoso, profundamente alterado. Al aflorar la
superficie basal de meteorización aparecen formas domáticas, que indican que
se han formado bajo el manto de alteración.
Los pequeños bornhardts están, por lo general, relacionados con un único
periodo de excavación de un regolito profundo, que puede alcanzar 100 m.
Pero cuando se intentan explicar los grandes inselbergs en domo surgen
dificultades.
Tanto si los bornhardts se han originado por retroceso del escarpe o por
exhumación, el tiempo que se requiere para su formación es elevado. No
obstante, la edad es función de la velocidad de los procesos geomorfológicos
implicados y del tamaño de la forma. Por lo tanto, podemos tener inselbergs en
domo recientemente expuestos y otros cuya antigüedad es de decenas de
millones de años.
Desarrollo de inselbergs en
domo por meteorización
continua de las laderas
cubiertas durante la disección
(en Thomas, 1978).
Como la edad de los inselbergs, en ocasiones, es muy antigua, estas formas han
estado sometidas a la actividad endógena y exógena durante un largo periodo
de tiempo. Han podido estar afectadas por la traslación de las placas litosféricas,
modificando su latitud e incluso su clima, como por ejemplo la India. El cambio
climático. En su relación con el origen de los inselbergs, afecta al balance entre
las velocidades de meteorización y erosión.
18.11. Geomorfología aplicada a las regiones
tropicales.
Las zonas tropicales comprenden una gran variedad de relieves y ecosistemas
que contienen importantes recursos, pero también soportan numerosos
riesgos. Los climas tropicales condicionan la vida de los habitantes y sus
actividades económicas, en mayor grado que los climas de las latitudes medias.
En estos últimos 50 años se ha producido en las regiones tropicales una gran
explosión demográfica. En la actualidad habitan estas áreas 2.600 millones de
personas, que constituyen el 45% de la población mundial.
Los potentes regolitos desarrollados en los trópicos húmedos han sido
estudiados con detenimiento por las implicaciones que presentan en las
actividades ingenieriles. Su profundidad, estructura y composición mineralógica
es variable y, con frecuencia, se reconocen cambios abruptos en el regolito.
Estas variaciones complican considerablemente las obras de ingeniería.
Estas áreas tropicales húmedas poseen numerosos recursos minerales,
petrolíferos, forestales y agrícolas, que inciden, en su explotación o gestión,
en diferentes procesos geomorfológicos, desencadenando o acelerando
generalmente la actividad de los mismos. Por otra parte, muchas áreas se
encuentran en zonas tectónicamente activas, por lo que pueden estar afectadas
por terremotos y la incidencia de los tsunamis. También es muy importante el
riesgo volcánico, fundamentalmente el de naturaleza explosiva, con emisión de
nubes ardientes, cenizas y generación de lahares. Finalmente, los ciclones
tropicales con sus fuertes vientos destructivos y las inundaciones y
deslizamientos resultantes de las precipitaciones ciclonales, son posiblemente
el riesgo de mayor incidencia.

Por otra parte, se pone de manifiesto la intervención del hombre en el paisaje,


atenazando las laderas y construyendo embalses y balsas de diferentes
tamaños, con el fin de modificar la erosión hídrica de las laderas y de régimen
fluvial.
Aterramientos para la protección de la erosión hídrica.
18.11.1. Inundaciones catastróficas.
Las inundaciones constituyen el riesgo geomorfológico más frecuente de los
trópicos húmedos, debido a las intensas y prolongadas lluvias que tienen lugar
en estas áreas. La utilización de las llanuras de inundación para la obtención de
recursos agrícolas conduce a un incremento considerable del riesgo.
Las precipitaciones en los trópicos están asociadas con la convergencia de
masas de aire entre los dos hemisferios (Zona de Convergencia Intertropical),
con los ciclones tropicales y con el efecto orográfico. En el primer tipo, la
convergencia y elevación del aire produce una banda nubosa alrededor del
Ecuador.
Las estaciones de aforo en los trópicos húmedos son escasas y generalmente
están situadas en los grandes ríos; por consiguiente, los registros de las
grandes inundaciones son muy limitados. Sin embargo, se conocen mucho
mejor los periodos de retorno de las precipitaciones intensas y se pueden
relacionar estos valores con los de las grandes inundaciones, con lo cual
podemos disponer de datos aproximados.
En zonas urbanizadas la hidrología de las cuencas de drenaje sufre
profundas modificaciones, debido fundamentalmente a la superficie
impermeable de las calles y tejados, que incrementan la frecuencia de las
inundaciones. Estos cambios hidrológicos producidos por la urbanización
afectan a las áreas urbanas cuando la red de canales y alcantarillado son
insuficientes para evacuar el agua, produciéndose entonces inundaciones en
las ciudades.
FINAL CAPITULO XVIII

You might also like