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LAS UNIDADES DEL DISCURSO

La puesta en juego de los conceptos de disconti-


nuidad, de ruptura, de umbral de Iímite, de serie,
de transformación, plantea a todo análisis históri-
co no sólo cuestiones de procedimiento sino pro·
blemas teóricos. Son estos problemas los que van
a ser estudiados aqui (las cuestiones de procedi-
miento se tratarán en el curso de próximas encues-
tas empíricas, si es que cuento con la ocasión, eJ
deseo y e! valor de emprenderlas) ~. Aún así, no se
rán tratados sino en un campo particular: en esas
disciplinas tan inciertas en cuanto a sus fronteras
tan indecisas en su contenido, que se llarnan histo
ria de las ideas, o de! pensamiento, o de las cien
cias, o de los conocimientos.
Hay que realizar ante todo un trabajo negativo
liberarse de todo un juego de nociones que diver
sifican, cada una a su modo, e! tema de la conti
nuidad. No tienen, sin duda, una estructura con
ceptual rigurosa; pero su función es precisa. Ta
es la noción de tradición, la cual trata de provee
de un estatuto temporal singular a un conjunto d:
fenómenos a la vez sucesivos e idénticos (o a
menos análogos); permite repensar la dispersión
de la historia en la forma de la misma; autoriza a
reducir la diferencia propia de todo comienzo, para
remontar sin interrupción en la asignación inde
ss
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finida dei origen; gracias a ella, se pueden aislar síntesis fabricadas, esos agrupamientos que se ad-
las nov~dades so~re un fondo de permanencia, y miten de ordinario antes de todo examen, esos
transf~r~~ su mé~Ito a la originalidad, aI genio, a vínculos cuya validez se reconoce aI entrar en el
la decisión prcpra de los individuos. Tal es tam- ruego, Es preciso desalojar esas formas y esas f~er­
bién la noción de influencias, que suministra un zas oscuras por las que se tiene costumbre de ligar
soporte -demasiado mágico para poder ser bien entre sí los discursos de los hombres; hav que
anali.zado_ a los hechos de trasmisión y de co- arrojarIas de la sombra en la que reinan. Y más que
municacíón: que refiere a un proceso de índole dejarlas valer espontáneamente, aceptar el no t~­
causal (pero sin delimitación rigurosa ni defini- ner que ver, por un cuidado de método r en pn-
ción .t~~rica) los fenómenos de semejanza o de mera instancia, sino con una población de acon-
repettcrón: que liga, a distancia ya través deI tiem- teeimientos dispersos.
po .-;-como por la acción de un medio de propa- Hay que inquietarse también ante esos cortes o
gacion.c., a unidades definidas como individuos agrupamientos a los cuales nos hem.os. ac~st1lmbra­
obras, nociones o teorias. Tales son las nocione~ do. {Se puede admitir, tal cual, la distinción de los
de desarr~llo y de evolución: permiten reagrupar grandes tipos de discurso, o la de I.as f~rmas ? gé-
una sucesión de acontecimientos dispersos, refe- neros que oponen unas a otras la ciencia, la .ht~ra­
rirlos a un rnísmo y único principio organizador, tura la filosofia, la religión, la historiá, la ficción,
~ometerlos aI poder ejemplar de la vida (con sus etc.:y que hacen de ellas especies de grandes indi-
juegos de adaptación, su capacídad de innova- vidualidades históricas? Nosotros mismos no esta-
ción, la correlación incesante de sus diferentes ele- mos seguros dei uso de esas distinciones en eI mun-
mentos, SllS sistemas de asimilación y de intercam~ do de discursos que es eI nuestro. Con mayor razón
bios) , descubrir, en obra ya en cada comienzo un cu ando se trata de analizar conjuntos de enunciados
principio de coherencia y el esbozo de una unidad que, en la época de su formulación, estaban dis-
futura, dominar eI tiempo por una relación per- rribuidos, repartidos y caracterizados de una ma-
p~tuament,e reversible entre un origen y un tér- nera totalmente distinta: después de todo la "li-
1I11ll0 jamas dados, siempre operantes. Tales son, teratura" y la "política" son categorías reci~ntes
todavía, las nociones de "mentalidad" o de "espírí- que no se pueden aplicar a la cultura m~d~ev~1
tu", que permiten establecer entre los fenómenos ni aun a la cultura clásica, sino por una hipótesis
simultáneos o sucesivos de una época dada una co- retrospectiva y por un j uego de anal o~ías f~rma­
munidad de sentido, lazos simbólicos, un juego de les o de semejanzas semânticas: pero UI la litera-
semeJ.aI~za y de .espejo, o que hacen surgir como tura, ni la política, ni tampoco la filosofia ni las
prmcipio de unidad y de explicación la soberania ciencias, arriculaban el campo del discurso, en los
de una conciencia culectiva. Es preciso revisar esas siglos XVII o XVIII, como lo han articulado en el
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desde el punto de vista de la unidad discursiva de
sigla XIX. De todos modos, esos cortes -ya se trate la que es soporte? Pera esta unidad discursiva, a
de los que admitimos, o de los que son contem po- lU vez, ces homogénea y uniformemente aplica.
ráneos de los discursos estudíados-; son siempre ble? U na novela de Stendhal o una novela de
elIos mismos categorias reflexivas, princípios de Dostoievski no se individualizan como las de La
clasifícación, regias normativas, tipos instituciona- comedia humana; y éstas a su vez no se distinguen
lizados: son a su vez hechos de discursos que las unas de las otras como" Ulises de La odisea. Y
merecen ser analizados ai lado de los otros, con es porque las márgenes de un libro no están jamás
los cuales tienen, indudablemente, relaciones com- neta ni rlgurosamente cortadas: más alIá dei títu-
plejas, pera que no son caracteres intrínsecos, au- lo, las primeras Iíneas y eI punto final, más aliá de
tóctonos y universalmente reconocibles. su configuración interna y la forma que lo autono-
Pero sobre todo las unidades que hay que man- miza, está envuelto en un sistema de citas de otros
tener en suspenso son las que se imponen de la libras, de otros textos, de otras frases, como un
manera más inmediata: las dei libro y de la obra. nudo en una red. Y este juego de citas y envios no
Aparentemente, cse las puede suprimir sin un ar- es homólogo, ya se trate de un tratado de mate-
tificio extremo? cNo son dadas de la manera más máticas, de un comentaria de textos, de un relato
cierta? Individualización material dei libro, que histórico o de un episodio en un ciclo novelesco;
ocupa un espacio determinado, que tiene un valor en uno y en otro lugar la humanidad dei libra, in-
económico y que marca por si mismo, por media cluso entendido como haz de relaciones, no puede
de cierto número de signos, los límites de su co- ser considerada idéntica. Por más que el libro se
mienzo y de su fin; establecimiento de una obra dé como un objeto que se tiene bajo la mano, por
a la cual se reconoce y a la cual se delimita atrí- más que se abarquille en ese pequeno paralele-
buyendo cierto número de textos a un autor. Y pípedo que lo encierra, su unidad es variable y
sin embargo, en cuanto se analizan un poco más relativa. No bien se la interroga, pierde su eviden-
detenidamente, comienzan las dificuItades. cUni- cia; no se indica a si misma, no se construye sino a
dad material dei libro? cPuede ser la misma, tra- partir de un campo complejo de discursos.
tándose de una antologia de poemas, de una reco- En cuanto a la obra, los problemas que suscita
pilación de fragmentos póstumos dei Tratado de son más difíciles aún. Y sin embargo, chay nada
las secciones cônicas, o de W1 tomo de la Historia más sim pie en apariencia? Es una suma de textos
de Francia, de Michelet? cPuede ser la mísma, tra- que pueden ser denotados por eI signo de un nom-
tándose de Un golpe de dados, dei proceso de bre propio. Ahora bien, esta denotación (incluso
Gilles de Rais, dei San Marco, de Butor, o de un si se prescinde de los problemas de la arribución)
misal católico? En otros términos, cno es la unidad no es una función homogénea: el nombre de un
material dei volumen una unidad débil, accesoría,
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autor, ,denota de la misma manera un texto pu-
blicado por él bajo su nombre, un texto que ha mos. De hecho, si se habla tan fácilmente y sin
presentado con un seudónimo, otro que se haya preguntarse más de la "obra" de un autor es por-
encontrado después de su muerte en estado de es- que se la supone definida por cierta función de
bozo, otro que no es más que una apuntación, un expresión. Se admite que debe haber en ello un
cuadernillo de notas, un "papel"? La constitución nivel (tan profundo como es necesario imaginarlo)
de una obra completa o de un opus supone cierto en el' cual la obra se revela, en todos sus fragmen-
número deelecciones que no es fácil justificar ni tos, incluso los más minúsculos y los más inesencia-
aun formular: ébasta agregar a los textos publica- les, como la expresión dei pensamiento, o de la
dos por el autor aqueUos otros que proyectaba experiencia, o de la imaginación, o del incons-
imprimir y que no han quedado inconclusos sino ciente dei autor, o aun de las determinaciones his-
por eI hecho de su muerte? éHabrá que incorporar tóricas en que estaba inmerso. Pero se ve tambíén
también todo borrador, proyecto previo, correccio- que semejante unidad, lejos de darse inmediata-
nes y tachaduras de los libros? éHabrá que agregar mente, está constituída por una operacíón: que
los esbozos abandonados? éY qué consideración esta operación es interpretativa (yaque descifra,
atribuir a las cartas, a las notas, a las conversado- en el texto, la transcri pción de algo que oculta y
nes referidas, a las frases transcritas por los oyen- que manifiesta a la vez); que, en fin, la operación
tes, en una palabra, a ese inmenso buUir de ras- que deterrhina el opus, en su unidad, y por consi-
tros verbales que un individuo deja en torno suyo guiente la obra en si no será la misma si se trata
en el momento de morir, y que, en un entrecruza- dei autor dei Teatro y su doble o dei autor dei
miento indefinido, hablan tantos lenguajes dife- Traetatus y, por lo tanto, no se hablará de una
rentes? En todo caso, el nornbre "Mallarmé" no se "obra" en el mismo sentido, eu un caso o en
refiere de-la misma manera a los temas ingleses, a otro. La obra no puede considerarse ni como uni-
las traducciones de Edgar Poe, a los poemas o a las dad inmediata, oi como una unidad cíerta , oi
respuestas dadas a investigaciones; igualmente, no como una unidad homogénea.
es la misma la relación que existe entre eI nombre Finalmente, última precaución para poner me-
de N íetzsche de una parte y de otra las autobiogra- ra de circuito las continuidades irreflexivas por
fias de juventud, las disertaciones escolares los las que se organiza, de antemano, el discurso que
artículos filológicos, Zaratustra, Eeee homo; las se trata de analizar: renunciar a dos temas que es-
cartas, las últimas tarjetas postales firmadas por tán ligados el uno ai otro y que se enfrentan, se-
"Dionysos" o "Kayser Nietzsche" y los innumera- gún eI uno, jamás es posible asignar, en eI orden
bles cuadernillos en los que se cruzan las anotacio- dei discurso, la irrupción de un acontecimiento
nes dei lavado de ropa con los proyectos de aforis- verdadero: más allá de todo comienzo aparente hay
siempre un origen secreto, tan secreto y tan origi-
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nario, que no se le puede nunca captar de! todo en acoger cada momento dei discurso en su irrupción
si mismo. Esta, a tal grado que se nos volveria de acontecimiento: en esa coyuntura en que apa-
a conducír, a través de la ingenuidad de las crono- rece y en esa dispersión temporal que le permita
logías, hacia un punto que retrocederia de manera ser repetido, sabido, olvidado, transformado, borra-
indefinida, jamás presente en ninguna historia, ÉI do hasta en su menor rastro, sepultado, muy lejos
mismo no seria sino su propio vacío, y a partir de de toda mirada, en e1 polvo de los libros. No hay
él todos los comienzos no podrlan jamás ser otra que devolve.. e! discurso. a la lejana presencia de!
cosa que un recomienzo u ocultación (a decir ver- origen; hay que trataria en el juego de su ins-
dad, en un solo y mismo gesto, esta y aquello) . A tancia.
este tema se refiere otro según e! cual todo discurso Estas formas previas de continuidad, todas esas
manifiesto reposaría secretamente sobre un "ya síntesis que no problematizamos y que dejamos
dicho", y ese "ya dicho" no seria simplemente una en pleno derecho, es preciso tenerlas, por lo tanto,
frase ya pronunciada, un texto ya escrito, sino no en suspenso. No recusarias definitivamente. sino
"jamás dicho" no discurso sin cuerpo, una voz
J
sacudir la quietud con la cual se las acepta; mos-
tan silenciosa como un soplo, una escritura que trar que no se deducen naturalmente, sino que
no es más que el hueco de sus propios trazos, Se son siempre e! efecto de una construcción cuyas
supone así que todo lo que ai discurso le ocurre regias se trata de conocer y cuyas justíficaciones hay
formular se encuentra ya articulado en ese semi- que controlar; definir en qué condiciones y en
silencio que Ie es previo, que continúa corriendo vista de qué análisís ciertos son legitimas; indicar
obstinadamente por bajo de él, pero ai que recu- las que, de todos modos, no pueden ya ser admi-
bre y hace callar. EI discurso manifiesto no seria tidas. Podría muy bien ocurrir, por ejemplo, que
a fin de cuentas más que la presencia represiva las nociones de "influencia" o de "evolución"
de lo que no dice, y ese Uno dícho" seria un va- dependan de una critica que -por un tiempo más
ciado que mina desde el interior todo lo que se o menos largo- las coloquen fuera de uso. Pera en
dice EI primer motivo hace que el análisis histó- cuanto a la "obra" pero._~~ cuanto al "libro", y
rico dei discurso sea busca y repetición de un ori- ano esas unidades como la "ciencia" o la "Iitera-
gen que escapa a toda determinación histórica; el tura", ,habremos de prescindir de ellas para síem-
otro le hace ser interpretación o escucha de un pre? ,Habrá que tenerlas por ilusiones, por cons-
"ya dicho" que sería al mismo tiempo un "no trucciones sin legitímidad, por resultados mal ad-
dicho". Es preciso renunciar a todos esos temas quiridos? ,Habrá que renunciar a tomar todo apo-
cuya función es garantizar la infinita continuidad yo, incluso provisional, sobre e!los y a darles jamás
de! discurso y su secreta presencia en el juego de una definición? Se trata, de hecho, de arrancarias a
una ausencia siempre renovada. Estar dispuesto a su casi evidencia, de liberar los problemas que
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plantean, de reconocer que no son eI lugar tran- si es posible recomponerlos legitimamente; para
quilo a partir dei cual se pueden plantear otras saber si no hay que reconstituir otros con eIlos;
cuestiones (sobre 5U estructura, 5U coherencia, 5U para llevarIos a un espacio más general que, disi-
sistematicidad, sus transformaciones), sino que panda su aparente familiaridad, permita elaborar
plantean por si mismos todo un pufiado de cues- su teoría,
tiones (~Qué son? ~Cómo definirias o limitarias? Una vez suspendidas esas formas inmediatas de
~A qué tipos distintos de leyes pueden obedecer? continuidad se encuentra, en eíecto, liberado todo
~De qué articulación son capaces? ~A qué subcon- un dominio, Un dominio inmenso, pero que se
juntos pueden dar lugar? ~Qué fenómenos especí- puede definir: está constituido por el conjunto de
ficos hacen aparecer en eI campo dei discurso?). todos los enunciados efectivos (hayan sido habla-
Se trata de reconocer que no son quízá, ai fin y ai dos y escritos) , en su dispersión de acontecimientos
cabo, lo que se creia a primera vista. En una pala- y en la instancia que le es propia a cada uno. An-
bra, que exigen una teoria, y que esta teoria no tes de habérselas, con toda certidurnbre, con una
puede formularse sin que aparezca, en su pureza cíencía, o con unas novelas, o eon unos discursos
no sintética, eI campo de los hechos de discurso po!iticos, o con la obra de un autor o incluso con
a partir dei cual se los construye. un libro, el material que habrá que tratar en su
Y yo mísmo, a mi vez, no haré otra cosa. Indu- neutralidad primera es una multiplicidad de acon-
dablernente, tornaré como punto de partida uni- tecimientos en el espacio dei discurso en general.
dades totalmente dadas (como la psicopatologia, Asl aparece eI proyecto de una descripciôn pura
o la medicina, o la economia política) ; pera no me de los acontecímientos discursivos como horizonte
colocaré en eI interior de esas unidades dudosas para la búsqueda de las unidades que en eIlos se
para estudiar su configuración interna o sus se- forman. Esta descripción se distingue fácilmente
cretas contradicciones. No me apoyaré sobre ellas dei análisis de la lengua, Ciertamente no se puede
más que el tiempo de preguntarme qué unidades establecer un sistema lingüistico (a no ser que se
forman; con qué derecho pueden reivindicar un construya artificialmente) más que utilizando un
dominio que las individualiza en el tiempo; con corpus de enunciados, o una colección de hechos
arreglo a qué leres se forman; cuãles son los acon- de discurso; pera se trata entonces de definir, a
tecimientos discursivos sobre cuyo fondo se recor- partir de este conjunto que tiene un valor de
tan, y si, finalmente, no son, en 5U individualidad muestra, unas regias que permitan construir even-
aceptada y casi institucional, el efecto de superficie tualmente OtTOS enunciados aparte de ésos: incluso
de unidades más consistentes. No aceptaré los con- si ha desaparecido desde hace mucho tiempo, in-
juntos que la historia me propone más que para cluso si nadie la habla ya y se la ha restaurado ba-
examinarias ai punto; para desenlazarlos y saber sãndose en raros fragmentos, una lengua constituye
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siempre un sistema para enunciados posibles: es terior la voz que se escucha, de restablecer el texto
"un conjunto finito de regias que autoriza un nú- menudo e invisible que recorre el intersticio de
.rnero infinito de pruebas. EI campo de los aconte- las líneas escritas y a veces las rrastorna, EI anã-
,>éimientos discursivos, en cambio, es e1 conjunto lisis dei pensamiento es siempre alegôrico en re-
siempre finito y actualmente limitado de las úni- lación con el discurso que utiliza. Su pregunta es
cas secuencias lingüísticas que han sido formula- infaliblemente: ,qué es, pues, lo que se decía eu
das, las cuales. pueden muy bien ser innumerables, aquello que era dicho? EI análisis dei campo dis-
pueden muy bien, por su masa, sobrepasar toda cursivo se orienta de manera muy distinta: se trata
capacidad de registro, de memoria o de lectura, pe· de captar e1 enunciado en la estrechez y la singu
ro constituyen, no obstante, un conjunto finito. laridad de su acontecer; de determinar las condi-
La cuestión que plantea el análisis de la lengua, a ciones de su existencia, de fijar sus limites de la
propósito de un hecho cualquiera de discurso, es manera más exacta, de establecer sus correlacione'
siernpre éste: ,según qué regias ha sido construido con los otros enunciados que pueden tener víncu
tal enunciado y, por consíguiente, según qué regias los con él, de mostrar qué otras formas de enun
podrían construirse otros enunciados semejantes? ciación exduye. No se busca en modo alguno, por
La descripción de los acontecimientos dei discurso bajo de lo manifiesto, la garrulería casi silenciosa
plantea otra cuestión Illuy distinta: ,cómo es que de otro discurso; se debe mostrar por qué no podía
ha aparecido tal enunciado y ningún otro en su ser otro de lo que era, en qué excluye a cualquier
lugar? otro, cómo ocupa, en medio de los demás y eu
Se ve igualmente que esta descripción dei dis- relación con ellos, un lugar que ningún otro po
curso se opone a la historia dei pensamiento. Aquí, dría ocupar. La pregunta adecuada a tal análisis
tampoco se puede reconstituir un sistema de pen- se podría formular así: ,cuál es, pues, esa singular
samiento sino a partir de un conjunto definido exístencia, que sale a la luz en lo que se dice, y en
de discurso. Pero este conjunto se trata de tal ninguna otra parte?
manera que se intenta encontrar más aliá de los Hay que preguntarse para qué puede servir fi
propios enunciados la intención dei sujeto parlan- nalmente esta suspensión de todas las unidades ad
te, su actividad consciente, lo que ha querido de- mitidas, si se trata, en total, de recuperar las uni
cir, o también el juego inconsciente que se ha dades que se ha simulado interrogar en el comien
transparentado a pesar de él en lo que ha dicho zo. De hecho, la anulación sistemática de las uni
o en la casi imperceptible rotura de sus palabras dades dadas permite en primer lugar restituir ai
manífiestas: de todos modos, se trata de reconsti- enunciado su singularidad de acontecimiento, y
tuir otro discurso, de recobrar la palabra muda, mostrar que la discontinuidad no es tan sólo uno
murmurante, inagotable que anima desde el in- de esos grandes accidentes que son como una falia
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en la geologia de la historia, sino ya en el hecho sionan, el proyecto que atraviesa su existencia y le
simple del enunciado. Se le hace surgir en su irrup- da significación) y poder captar otras formas de
ción histórica, y lo que se trata de poner ante los regularidad, otros tipos de conexiones. Relaciones
ajas es esa incisión que constituye, esa irreductible de unos enunciados con otros (incluso si escapan
-y muy a menudo minúscula- emergencia. Por a la conciencia del autor; incluso si se trata de
trivial que sea, por poco importante que nos lo enunciados que no tienen el mísmo autor; inclu-
imaginemos eu sus consecuencias, por rápidamente so si los autores no se conocen entre si) ; relaciones
olvidado que pueda ser tras de su aparición, por entre grupos de enunciados así establecidos (inclu-
poco entendido o mal descifrado que lo suponga- so si esos grupos no conciernen a los mismos domi-
mos, un enunciado es siempre un acontecimiento nios, ui a domínios vecinos; incluso si no tienen el
que ni la lengua ni el sentido pueden agotar por mismo nivel formal; incluso si no son el lugar de
completo. Acontecimiento extrafio, indudablemen- cambias asignables); relaciones entre enunciados
te: en primer lugar porque está ligado por una o grupos de enunciados y acontecimientos de un
parte a un gesto de escritura o a la articulación orden completamente distinto (técnico, económi-
de una palabra, pera que por otra se abre a si co, social, político). Hacer aparecer en su pureza
rnismo una existencia remanente eu el campo de el espacio en el que se despliegan los acontecimien-
una memoria, o en la materialidad de los manus- tos discursivos no es tratar de restablecerlo en un
critos, de los libros y de cualquier otra forma de aislamiento que no se podria superar; no es ence-
conservación; después porque es único como todo rraria sobre si mismo; es hacerse libre para des-
acontecimiento, pero se ofrece a la repetición, a la cribir en él y fuera de él juegos de relaciones.
transformación, a la reactivación; finalmente, por- Tercer interés de tal descripción de los hechos
que está ligado no sólo con situaciones que lo pro- de discurso: ai liberarias de todos los agru pamien-
vocan y con consecuencias ,que él mísmo incita, tos que se dan por unidades naturales inmediatas
sino a la vez, y según una modalidad totalmente y universales, nos damos la posibilidad de descri-
distinta, con enunciados que lo preceden y que lo bir, pera esta vez, por un conjunto de decisiones
siguen. dominadas , otras unidades. Con tal de definir ,ela-
Pera si se aísla, con respecto a la lengua y ai ramente las condiciones, podría ser legitimo cons-
pensamiento, la instancia del acontecimiento enun- tituir, a partir de relaciones correctamente descri-
ciativo, no es para diseminar una polvareda de tas, conjuntos discursivos que .no serían arbitrarios,
hechos. Es para estar seguro de no referiria a ope- pera que quedarian no obstante invisibles. Induda-
radores de síntesis que sean puramente psicológicos blemente, esas relaciones no habrian sido fórmula-
(Ia intención dei autor, la forma de su intelecto, das jamás para ellas mismas en los enunciados en
el rigor de su pensamiento, los temas que le obse- cuestión (a diferencia, por ejemplo, de esas rela-
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taxis? ~Cómo estar seguro de escapar a cortes como
clones- explfcitas que el propio discurso plantea y los de la obra, a categorias como las de la influen-
dice, cuando adepta la forma de la novela, o se ins- cia, de no ser proponiendo desdelel comienzo do-
cribe en una serie de teoremas matemáticos). Sin minios bastante amplios, escalas cronológicas bas-
embargo, no constituirían en modo alguno una es- tante vastas? En fin, ~cómo estar seguro de no de-
pecie de discurso secreto que animase desde el jarse enganar por todas esas unidades o síntesis
interior los discursos manifiestos; no es, pues, una poco reflexionadas que se refieren aI individuo
interpretación de los hechos enunciativos la que parlante, ai sujeto del discurso, ai autor dei texto,
podría sacarlos a la luz, sino el análisis de su co- en una palabra, a todas esas categorias antropoló-
existencia, de su sucesión, de su funcionamiento gicas? ~Quizá considerando el conjunto de los enun-
mutuo, de su determinación reciproca, de su trans- ciados a través de los cuales se han constituido esas
formación independiente o correlativa. categorias, el conjunto de los enunciados que han
Está excluido, sin embargo, que se puedan des- elegido por "objeto" el sujeto de los discursos (su
cribir sin punto de referencia todas las relaciones propio sujeto) y han acometido la tarea de des-
que puedan aparecer así. Es preciso, en una pri- plegarlo como campo de conocimientos?
mera aproximación, aceptar un corte provisional: Asl se explica el privilegio de hecho que he con-
una región inicial que el análisis alterará y reor- cedido a esos discursos de los que se puede decir,
ganizará de ser necesario. En cuanto a esta re- muy esquemáticamente, que definen las "ciencias
gión, ~cómo circunscribirla? De una parte, es pre- dei hombre". Pero no es éste más que un privile-
ciso elegir em plricamente un dominio en el que gio de partida. Es preciso tener bien presentes en
las relaciones COITPn el peligro de ser numerosas, el espíritu dos hechos: que el análisis de los acon-
densas, y .relativamente fáciles de describir, ~y en tecimientos discursivos no está limitado en modo
qué otra región los acontecimientos discursivos alguno a semejante dominio y que, por otra parte,
parecen estar mejor ligados los unos a los otros, y el corte de este mismo domínio no puede conside-
según relaciones mejor descifrables, que en aque- rarse como definitivo, ni como absolutamente va-
lla que se designa en general con el término de ledero; se trata de una primera aproximación que
ciencia? Pero, por otra parte, ~cómo adquirir el debe permitir que aparezcan relaciones con las
mayor número de posibilidades de captar en un que se corre el peligro de borrar los límites de este
enunciado, no el momento de su estructura formal primer esbozo.
y de sus leyes de construcción, sino el de su existen-
,cia y de las regias de su aparicíón, como no sea
dirigiéndose a grupos de discursos poco formaliza-
dos y en los que los enunciados no parezcan en-
gendrarse necesariamente según regias de pura sin-

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