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Culturas juveniles,
medios y
ciudadanía
El nuevo horizonte generacional y las disyuntivas
de la inserción de los jóvenes en la sociedad
18
asociación.de.
AÑOS
comunicadores sociales
Culturas juveniles,medios y ciudadanía. El nuevo
horizonte generacional y las disyuntivas de la
inserción de los jóvenes en la sociedad, de Sandro
Macassi Lavander, es una publicación del Centro de
Investigación de la Asociación de Comunicadores
Sociales Calandria, editada con el auspicio de NOVIB.
Corrección: Francisco Ampuero Navarro
Mayo del 2001
Presentación 11
Anexos 145
Bibliografía 149
Presentación
El presente libro quiere dar cuenta de los cambios en dos espacios precisos:
en las comunicaciones y en la cultura. Nos invita a mirar más allá de las evidencias
y de lo evidente para comprender a los jóvenes en su integridad, indagar las percep-
ciones, prácticas y valoraciones de los jóvenes que se encuentran en la sombra
pública, es decir, que no aparecen en los medios (los grupos de transgresión), y de
aquéllos que desarrollan iniciativas de participación pública (grupos de expresión).
Enfoques sobre
el fenómeno juvenil
El enfoque de la moratoria y
emergencia poblacional
1
No olvidemos, por cierto, que los grupos terroristas de la década del ochenta fueron integrados principalmente por
jóvenes universitarios (revisar libro IEP).
16 Enfoques sobre el fenómeno juvenil
801. Evidentemente detrás de ese reclamo a la juventud por una actitud más abierta,
más opositora y hasta beligerante estaba la crítica a la propia sociedad e incluso a la
propia generación que a pesar de su compromiso con el cambio no pudo evitar lo
sucedido, la hiperviolencia política y tampoco luchar contra el afianzamiento del
gobierno cívico-militar.
La hipótesis común de estos estudios radica en que estos jóvenes han creci-
do y se han formado en la peor de las décadas, donde la violencia terrorista, la
guerra sucia, la hiperinflación, marcaron su incorporación a la ciudadanía. Según
sus autores estos fenómenos dejaron como secuela una juventud descreída, sin va-
lores, sin normas y sin modelos. Muchas investigaciones se centraron en indagar
por sus prácticas gregarias como las «barras bravas», «pandillas», o los grupos
barriales vinculados a la violencia.
Desde nuestro punto de vista dichos estudios tuvieron como principal acier-
to des-estigmatizar la imagen pública del joven como intrínsicamente violento y
permitió comprender que se encontraba inscrito en una serie de relaciones y condi-
ciones sociales que afectaban su capacidad de inserción en la sociedad y de los
cuales el Estado tenía mucha responsabilidad. Esto permitió que se frenen las ini-
ciales tendencias de aplicar medidas policíacas y represivas contra los jóvenes,
dando paso estas miradas comprensivas a programas que desarrollaron estrategias
de inserción y a algunos pocos que trabajaron las líneas de prevención.
De otro lado, para estos autores, este desfase estructural entre la situación de
moratoria y la imposibilidad de inserción sería el origen de todos los males juveni-
les que estarían explicando las conductas violentas y en general las conductas de
riesgo. Si bien es indiscutible la afirmación que la sociedad no ha creado las condi-
ciones de la inserción de los jóvenes en el mundo laboral y económico, a nuestro
modo de ver esta es una visión reduccionista en tanto subsidia todos los procesos
Enfoques sobre el fenómeno juvenil 19
Ciertamente los textos más recientes sobre la juventud han girado en torno a
sus prácticas gregarias, en la manera como la socialización horizontal entre pares
había desplazado los tradicionales agentes de socialización y con ello desarrollado
una crisis de su función y del orden social. Pero más que abordar exclusivamente la
violencia, este enfoque, en otras latitudes, se concentró en indagar cómo estas trans-
formaciones generaron cambios en sus prácticas productoras de sentido (ver Reguillo
1997, Rincón 1995, Mejía et al, Alzate et al (1996) o Margulis (1997).
Un primer factor tiene que ver con los cambios mundiales ocurridos en la
espera productiva gracias al uso intenso de computadoras y nuevas tecnologías de
la información, ciertamente, los procesos que se derivan en este contexto post-
industrial como la des-masificación, la des-territorialización y la des-materializa-
ción (Manrique, 1997) han generado una serie de cambios en la diversificación y
heterogeneidad y fragmentación de la vida social que reubica la producción de
cultural de los jóvenes como el eje ordenador de la vida social desplazando al
consumo masivo de esa responsabilidad integradora.
Un segundo factor tiene que ver con el curso que los procesos de adquisi-
ción de las socialidades van adquiriendo, el mayor énfasis de la de la construcción
horizontal de los procesos de significación a través de los pares, genera una autono-
mía relativa del curso que la producción cultural que una generación tendrá inde-
pendientemente de las generaciones que la precedieron.
los medios tienen una la presencia dinamizadora, en tanto que los productos
comunicativos tienden cada vez más a construir códigos y referentes «comunidades
hermenéuticas de consumidores» más allá de las fronteras de los estado-nación
(García Canclini, 1991).
Por otro lado la familia sigue siendo central al momento de pensar a los
jóvenes, sus decisiones y futuros están confrontados con las opiniones y posiciones
familiares. La familia sigue siendo el principal soporte social de ellos (Buse:1994)
y la mayor parte de las horas de recepción televisiva se realiza en compañía de
personas de la misma familia. Además, las comedias de situación familiares ocupan
un lugar central permitiéndoles ver modelos alternativos de padres con los cuales
dialogar. Sin embargo, el rol socializador y cognoscitivo ya no lo tienen los padres
lo reciben principalmente de la televisión, llegando en muchos casos a ser un susti-
tuto de algunas funciones parentales (Alfaro y Macassi 1995).
Por lo mismo, la escuela viene siendo desplazada por los medios como el
lugar de los aprendizajes sociales y la transmisión de conocimiento, el aprendizaje
automotivado se da lugar en la recepción de medios y en el uso de nuevas tecnolo-
gías de comunicación, ellos se han constituido en los referentes sociales de arque-
tipos, roles desempeños, asertividad etc., a decir de Brunner la televisión es en
estos momentos el principal dinamizador de la modernidad latinoamericana (Brunner
1993:71).
Los medios tienen una presencia cada vez más estratégica en la sociedad,
ocupando un papel mediador y catalizador de las relaciones entre las autoridades y
la población, entre los hechos y acontecimientos públicos y su representación. En
otras palabras se han convertido en el «gateway» del conocimiento de las socieda-
des modernas.
Por otro lado, debido a que los jóvenes son un segmento numéricamente
significativo, el mercado ha prestado particular atención en incorporarlos como
consumidores por medio de una estética juvenil y creando o recreando formatos
juveniles, muchos de los cuales se comparten con patrones juveniles latinoamerica-
nos y estadounidenses amparados en procesos más amplios como el de la
globalización de las culturas.
vés de modelos arquetípicos de juventud rebelde como James Dean, Paul Newman,
Marlon Brando que definieron su diferenciación radical como grupo consumidor.
Otro factor a tomar en cuenta para describir las expresiones de las culturas
juveniles son los cambios urbanos de gran aliento. Particularmente en las grandes
urbes o megápolis que redefinen el hábitat urbano. Para algunos autores es un pro-
ceso de domiciliarización de la vida pública; consistente en el retraimiento de los
espacios de encuentro interpersonal y disminución de los momentos de construc-
ción intersubjetiva directa en los espacios públicos. Para otros, consiste en una
redefinición de la socialidad en agrupaciones cerradas y auto referenciales llama-
das «tribus urbanas» (Maffesoli: 1990).
36 El nuevo horizonte generacional
1
Un estudio sobre la ubicación espacial de los jóvenes en la ciudad encuentra que los croquis cognoscitivos que
tienen los jóvenes limeños no dan cuenta de la totalidad de la ciudad. (González 1995).
El nuevo horizonte generacional 37
La caída del socialismo real ha tenido una profunda influencia en los siste-
mas políticos mundiales. Los marcos tradiciones desde los cuales la política era
interpretable a perdido peso en la sociedad. El ciudadano y en particular el joven no
tiene esquemas de interpretación permanentes. Ciertamente, en función del tema de
la agenda pública la postura política cambia, de allí la gran preocupación de los
politólogos y encuestadoras por la volubilidad de los apoyos y rechazos.
Este es tal vez uno de los puntos que más acercamientos ha merecido de
parte de las ciencias sociales: Su participación en instituciones políticas y
organizativas en general siendo las conclusiones casi las mismas.
Se habla por lo mismo de una cultura política juvenil marcada por el indivi-
dualismo, el futuro de corto plazo, la ideología del esfuerzo, del superativismo. La
apatía y el descreimiento y distancia frente a las instituciones, son algunos rasgos
que se imputan a la juventud en países desarrollados, pero son aún interrogantes
por desentrañar en países como los nuestros.
El lugar común entre las distintas manifestaciones juveniles a lo largo del tiem-
po ha sido la impronta pública, es decir, la necesidad de expresarse, de comunicabilidad,
de demanda de reconocimiento y de existencia pública. Estos elementos, surgen como
respuesta a una actitud de moratoria y congelamiento social en el que las instituciones
adultas colocan a los jóvenes. Venturo (1997) con mucho acierto ha puesto la atención
sobre las expresiones de estos jóvenes en los noventas, sin embargo se ha centrado
sobretodo las expresiones artísticas y musicales en un periodo de repliegue de la ex-
presión política. Sin embargo, pensamos que el punto de inflexión de la expresividad
juvenil se inicia con los cambios culturales que sitúa a los jóvenes como los principales
abanderados de la creciente heterogeneidad.
A despecho de las visiones de la teoría crítica cada vez es más difícil poder
caracterizar a la juventud en un solo rasgo, salvo el de la heterogeneidad y la dis-
persión. Los jóvenes participan activamente de diversas ofertas culturales y al mis-
mo tiempo se adscriben a múltiples prácticas de identidad que les vienen de la
música, la ecología, el fútbol, la moda, la pandilla. Tenemos jóvenes que participan
de grupos y cosmovisiones que Mafesoli ha denominado tribus urbanas, pero, al
mismo tiempo, tenemos jóvenes que participan de muchos grupos y comparten
muchas ofertas culturales a veces contradictorias, a veces complementarias.
Existe también, una serie de productos de «culto», que pueden ser películas
como «Blade Runner», que sobretodo lleva implícita visiones de mundo a partir de
los cuales tejen las expresiones en listas de interés que recrean estos productos, movi-
lizando identidades y ampliando sus vivencias y compresiones respecto a la vida y al
futuro. Así como mencionamos estos casos, existe en internet una infinidad de prácti-
El nuevo horizonte generacional 41
cas y consumos culturales que articulan las vivencias juveniles y muchas veces tras-
cienden la dimensión virtual y se conforman en grupos de iniciativa juvenil.
En ese sentido, lejos del papel aletargador atribuido a las industrias cultura-
les, éstas funcionan, muchas veces, como fuentes para la construcción de las iden-
tidades e incluso de las prácticas y percepciones políticas (Reguillo 1997).
La participación de los jóvenes es notoria en muchos eventos que van desde las
acciones de caridad, la participación en los récord guinnes, la participación en las
marchas estudiantiles en contra del gobierno, la vigilancia electoral en Transparencia,
grupos culturales, barriales, etc. Sin embargo, no siempre son visualizados adecuada-
mente, por lo general, los adultos asumen la representación y conducción de estas
experiencias, así la participación de los jóvenes pasa desapercibida e invisible.
Estos jóvenes son descritos, además, como más pragmáticos que sus antece-
sores (hippies, revolucionarios o socialistas); y muy cercanos al hedonismo sensual
(Ortiz de Zevallos, F. Expreso, agosto 1994); encerrados en el corto plazo, en la
búsqueda inmediata de placer, entretenimiento o éxito; caracterizados por «o no
tener brújula o tener demasiadas apuntando a nortes disímiles» (Martos, 1996:35).
Otros autores explican esta aparente volubilidad en tanto que los sujetos
sociales jóvenes no están constituidos como sujetos integrales (visión de la ilustra-
ción), sino que se encuentra escindidos (Gergen, 1992), la individualidad, en ver-
dad, está compuesta de múltiples subjetividades según el lugar social y las relacio-
nes sociales (Pérez y Mejía, 1996).
Los jóvenes han pasado en los últimos tiempos a ser protagonistas de mu-
chos problemas que aquejan a la ciudad. Si bien la década pasada estuvo marcada
por su mayoritaria presencia en Sendero Luminoso y el MRTA. En esta década los
jóvenes se encuentran asociados a las bandas colegiales a las barras de fútbol, cre-
ciendo el número de consumidores de drogas alarmantemente en los conocidos
fumaderos.
Por los recientes estudios sabemos que son grupos fuertemente cohesionados
y no masas anónimas y anómicas. Tienen un conjunto de reglas y pautas de conduc-
tas, además de un sistema de liderazgos muy definidos. En cierta medida les da
sentido de pertenencia a un grupo y sentido vital y se constituye en un ámbito de
protección frente a una ciudad violenta y agresiva (Santos, 1995) y una fuente de
gratificaciones afectivas. Lo curioso es que en estas bandas también participan
mujeres, e incluso hay bandas compuestas solo por ellas. Su accionar gira en torno
a la pertenencia a territorios pequeños o a grandes unidades escolares o están
imbricados con las barras de fútbol (Espinoza 1999).
De otro lado, los jóvenes constituyen uno de los segmentos que se encuentra
más excluido de la vida pública nacional, la investigación sobre tratamiento infor-
mativo arrojó que apenas el 0.5% de los actores mencionados en las noticias son
jóvenes, porcentaje muy inferior al de la presencia pública del adulto (72%) (Macassi,
2001). La representación de los jóvenes en los medios y en el imaginario de los
adultos se ha visto transformada, en los noticieros solo aparecen como elementos
peligrosos, miembros de pandillas, barras, delincuentes y drogadictos. Además,
especialmente en los diarios chicha, la aparición de los jóvenes refuerza su impron-
ta, pues su aparición es interpretada como signo de prestigio y validación pública
por los miembros de las pandillas.
El nuevo horizonte generacional 45
Por lo tanto, la emancipación juvenil entra en conflicto con las viejas atadu-
ras andinas, las herencias migratorias, los tabúes sexuales, los culturales, laborales
e incluso, con las prácticas comunitarias, dicho en términos más sociológicos,
estamos espectando el proceso de individuación al mismo tiempo que de
mundialización de una generación.
Las subculturas surgen como grupos con una fuerte cohesión social, de
autoprotección . Al mismo tiempo recuperan identidad y ubicación social. Ellos se
sitúan, en una doble lucha: contra el proceso de masificación que viene del merca-
do y del consumo de bienes simbólicos y también en contra a la ausencia de la
identidad colectiva y la consecuente dispersión biográfica.
2
El término «consumo» suele ser asociado a la idea de consumismo y banalización, sin embargo, Canclini recoge el
sentido usado por Douglas y Isherwood, que definen el consumo como «un proceso ritual cuya función primaria
consiste en darle sentido al rudimentario flujo de los acontecimientos» Douglas et al (1990). Con la velocidad de los
intercambios simbólicos en nuestra sociedad y la amplitud y diversidad de la oferta informativa mediática y no
mediática, y la disolución de las viejas identidades y metarrelatos, el joven se necesita construir elementos propios
que organicen, den continuidad, establezcan reglas y den sentidos a su vivencia cotidiana. Esto se logra
principalmente a partir de vincularse con bienes simbólicos principalmente, pero también con productos.
El nuevo horizonte generacional 47
Sin embargo, no todas las culturas juveniles tienen una cohesión ni un con-
junto de reglas tan denso como las barras bravas o las pandillas, existen
innumerables grupos de pares y amigos que comparten consumos «que no
son fijos ni inmutables; su adscripción a autores, obras y bienes, modas y
estilos, tampoco. En ellos se comparten, fijan e inventan juicios sobre mar-
48 El nuevo horizonte generacional
Ciudadanía y
la disyuntiva de la inserción
del joven en la sociedad
Capítulo 3
Ciudadanía y la disyuntiva de la
inserción del joven en la sociedad
1
Lo cierto es que algunas sociedades han conseguido un nivel aceptable de satisfacciones materiales, pero no han
constituido ciudadanos plenos y como bien lo afirma Diego Palma (1995), la ciudadanía formal y la real si bien no
son independientes, tienen correspondencias muy complejas que no se resuelven con priorizar una sobre otra.
52 Ciudadanía y la disyuntiva de la inserción del joven en la sociedad
2
Esta igualdad legal en nuestras sociedades no ha sido producto de la interacción social, sino de un conjunto de
ordenamientos (reglamentaciones expresadas en un Estado y en las constituciones que lo regulan) importados de
otras realidades. Los estados latinoamericanos se han constituido sobre la base de la diferencia y no en el principio
de igualdad y totalidad, conformándose más como aparatos de poder que como instancias de regulación y
resolución de la vida social.
Ciudadanía y la disyuntiva de la inserción del joven en la sociedad 53
Por otro lado, el mercado y los medios cada vez más capturan la acción
política y la inundan de sus lógicas de espectacularidad y mercantilismo, haciendo
que la clase política se mediatice cada día más. A pesar de todo, estos rasgos no son
deterministas y se producen conflictos y tensiones entre las prácticas culturales
juveniles y su inserción en la sociedad como ciudadanos plenos que detallaremos a
continuación.
Las ofertas culturales para los jóvenes se han especializado y lejos de preparar-
los para la vida adulta, refuerzan y entronan la vivencia juvenil. En ese sentido, cada
promoción de jóvenes porta patrones de consumo musical y cultural propios así como
visiones del mundo que llevarán consigo en su inserción a la adultez. No se trata enton-
ces de una moratoria que tenga como objetivo la continuidad sino que es un periodo de
diferenciación, conflictos y ruptura de esquemas de interacción sociales.
El joven de los noventa al mismo tiempo que transita una edad es portador
de una nueva visión del mundo, es sujeto de los cambios culturales, cambios de
época. Su condición de joven debe entenderse, por lo tanto, como productor y
portador de nuevas visiones culturales. Este joven al mismo tiempo que es portador
de matrices culturales distintas y abanderado de nuevas tecnologías, es a la vez
objeto de los cambios societales de mayor envergadura como la globalización, la
caída de las ideologías, la hegemonía de lo audiovisual.
menos en el plano legal. No obstante, cuando quieren ejercer derechos se dan cuen-
ta que su voz no tiene sonido y a los deberes los encuentra vacíos pues no tiene una
motivación, no tiene un impulso comunitario. No hay una comunidad construida
que los respalde, que los lleve a identificarse como ciudadanos, a reconocer que los
otros también tienen derechos y deberes. No existe un reconocimiento de parte de
los otros y tampoco él mismo se reconoce en la colectividad.
Encontramos dos impulsos muy marcados que coexisten en los jóvenes. Uno
de ellos es la tendencia a autoexcluirse: «Nada me interesa, no me interesa lo que
digan mis padres, no interesa el trabajo, la familia no, ¿la sociedad?». Estos im-
pulsos se manifiestan de distintas formas, los más extremos se aglutinan en grupos
al margen de las reglas y de los valores sociales, la mayoría, en cambio, reduce sus
expectativas a asuntos que solo tienen que ver con su núcleo familiar y amical.
Estos jóvenes de cierta forma se «desenchufan» de la vida pública muchas veces en
la apuesta de que es suficiente el esfuerzo personal para progresar y desarrollar sin
tener en cuenta la múltiple determinación de los factores políticos y económicos en
la vida cotidiana de los ciudadanos.
Por otro lado, también encontramos impulsos que tiene el joven por
pertenecer a la sociedad, por darle un sentido colectivo a su existencia, impul-
sos solidarios por alterar y cambiar el estado actual de las cosas. En un estudio
realizado en Lima identificamos que los jóvenes tienen muchas iniciativas a
favor de otros jóvenes o de otras personas necesitadas, es decir, existen senti-
mientos filantrópicos, una responsabilidad social que muchas veces no tiene
cómo canalizarse, que no encuentra maneras de concretarse pero que está allí,
esperando ser apoyada.
Hanna Arendt3 afirmaba que solo los hechos que son mostrados a los ojos
de la comunidad se convierten en públicos, la mirada de los ciudadanos, la luz
pública, es lo que le atribuye su sentido colectivo y pasa a ser materia de opinión,
argumentación y debate y ciertamente, materia de políticas. En cambio aquellos
hechos (mejor dicho sectores sociales) que no se muestran, no tienen una existencia
pública.
3
ARENDT, Hanna (1995). De la historia a la acción, cap “Arendt sobre Arendt”. Paidos, pp 139-171.
Ciudadanía y la disyuntiva de la inserción del joven en la sociedad 59
Ha sido evidente en las marchas universitarias, que los jóvenes buscan ser
sujetos de opinión, no es casualidad que una de las frases recurrentes era «nosotros
somos dueños de nuestros destinos, nosotros queremos opinar sobre cómo se con-
duce el país».
4
Se registraron y analizaron noticieros y programas informativos de radio y televisión y noticias de la prensa, para
identificar el papel que a los jóvenes les atribuyen en la información y en la representación pública.
60 Ciudadanía y la disyuntiva de la inserción del joven en la sociedad
pa, el joven activo, líder de una organización, dedicado a tiempo completo al desa-
rrollo o a la política.
Hay jóvenes que se vinculan a través de dramas como las niñas que pierden
a sus padres por una enfermedad terminal. Otros en cambio se vinculan a partir de
lo lúdico, desde las notas más pintorescas, como las peleas entre los congresistas.
Otros, definitivamente tienen una mirada más seria, buscando tener información
creíble para seguir la agenda pública y comprender las relaciones entre los actores
políticos. Sin embargo, también hay aquellos que se desenchufan, que piensan:
«que la sociedad que vaya por su lado y yo voy por mi lado».
Por otro lado, todavía se mantiene en muchas zonas de los distritos popula-
res un fuerte interés por conformar grupos y organizaciones juveniles. Ciertamente
hay importantes intentos por cohesionarlos en coordinadoras y agrupaciones, que
básicamente son la expresión de un interés por una acción directa, transformadora
y activa sobre las contingencias sociales. Pero así como hay jóvenes que participan
activamente también hay muchos otros que huyen de cualquier forma de organiza-
ción o regulación o agrupación y no solo por su carácter social o político sino por
un deseo desenfrenado de independencia, individualismo y autocracia.
Ciudadanía y la disyuntiva de la inserción del joven en la sociedad 61
jóvenes y el rumbo que las culturas juveniles están tomando a raíz de los cambios y
las vivencias juveniles.
Expresión de potencialidades
Individual Utilidades concretas y pragmáticas
Progreso personal
Expiación de la culpa social
De otro lado, tenemos un reto aún más difícil, involucrar a los jóvenes anó-
nimos, a los excluidos, a los jóvenes replegados en pequeños grupos de consumo y
expresión, en la vida pública nacional. Esto requiere un esfuerzo por crear condi-
ciones para la expresividad juvenil; apoyar las iniciativas culturales promoviendo
el encuentro intergeneracional que facilite el reconocimiento de los otros jóvenes
como iguales y en pro del desarrollo y voluntariado juvenil; fortalecer las institu-
ciones incluyendo mecanismos de transmisión de la experiencia intergeneracional
y no solo vertical.
Sin embargo, estas tareas no pueden hacerse desde los paradigmas de traba-
jo tradicional con los jóvenes, es decir, tratando de incorporarlos a la vida adulta, a
la forma de pensar y actuar adultos, es necesario comprender que el nuevo horizon-
te generacional nos ubica en la cultura audiovisual, en el ámbito del consumo y, por
lo mismo, las metodologías y premisas deben dar cuenta también de los procesos
culturales en los cuales los jóvenes están inmersos.
Capítulo 4
Jóvenes,
recepción de medios
y cultura masiva
Del lado del acceso a los medios ocurrieron cambios significativos. En los
últimos diez años aumentó la cobertura de la televisión, más personas tuvieron
acceso a los receptores y existen un número mayor de televisores por hogar, aún en
los hogares menos favorecidos priorizaron la compra de entretenimiento y vincula-
ción social sobre otras necesidades, es decir, que la compra de receptores implica
también criterios culturales de gasto y destino de recursos que difieren de las nece-
sidades reales, pues las conductas económicas suponen la puesta en escena de vi-
siones culturales (Douglas, 1990).
70 Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva
1
Este testimonio es elocuente: “Esta zona es un poco peligrosa, entonces nos quedamos encerradas en casa, no
hacemos vida social, porque mi madre tiene un poco de temor, no le agrada la zona” (Elizabeth, 18 años)
Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva 71
2
Denominada despectivamente por algunos como televisión chicha, televisión basura, que además estuvo mezclada
de las pretensiones hegemónicas de la dictadura fujimorista. Sin embargo, este fenómeno no da cuenta de todos
los cambios en la oferta masiva de la televisión limeña y la heterogeneidad actual de la televisión abierta y por
cable.
72 Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva
1. Modalidades televisivas
Otros jóvenes cuyos padres eran menos autoritarios manifestaron que en sus
prácticas televisivas existe una búsqueda de consenso mayor por medio de acuer-
dos, concesiones e intercambios de horarios.
Richard: «Quien escoge los programas que se van a ver soy yo, porque
tenemos un solo televisor, y es mío, y yo siempre lo cambio, a parte hay otro
de blanco y negro que es de la familia».
Danitza: «A veces dos minutos o tres, veo una cosa graciosa, encuentro
algo aburrido lo cambio, estoy viendo otro programa, lo mismo, tres o cua-
tro minutos, me parece aburrido y apago el televisor, para mí los dos pro-
gramas tendrán sus momentitos pero después, como digo, me parecen abu-
rridas y otras exageradas o tontas y lo apago, de repente 20 minutos, se me
ocurre prender otra vez un ratito y lo mismo, mientras termine el comercial
hasta el otro comercial puedo estar cambiándolo entre lo dos canales, ósea
de estar allí con la televisión prendida y estar ahí sentada específicamente
bien concentrada: no».
3
En la década pasada así como hubo un énfasis en los estudios sobre radio y televisión por sobredimensionar las
experiencias alternativas, también existió un interés por las lecturas narrativas y colectivistas (y grupales) del
consumo de los mismos. En la televisión se centró la atención en la telenovela y la lectura familiar y grupal que de
ella se hacia, lo mismo en la radio, prefigurando un oyente fanático que consumía solo por la estación, enamorado
de los locutores, con una atención extraordinaria mientras trabajaba, lavaba o cocinaba.
4
Diferenciamos los gustos prefigurados de los predefinidos en tanto los primeros constituyen bocetos, esquemas de
aquello que puede otorgar placer pero que están abiertos a otras formas y modelos, por ejemplo, el gusto por la
salsa no evita que se pueda oír un rock pesado, en cambio los gustos predefinidos excluyen a otros como los
rockeros que odian la música clásica. Ambos tienen algo en común, pues sirven para que el oyente oriente su
consumo tanto en la elección del medio, el horario como al momento de encender la radio y escoger la(s)
estación(es) o programa(s).
76 Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva
Sin embargo existen jóvenes que se ayudan de la música para construir sus identi-
dades como el rock o la música reggae -el punk en estos tiempos-, y que supone
actitudes frente a la vida y formas distintas de percibir y sentir el mundo pues los
medios «a su modo, aportan a los jóvenes –a veces de manera contradictoria-
elementos de identidad y modelos de socialidad» (Costa et al 1996:95).
De manera silenciosa toda una mañana o toda una tarde con su hilo imaginario
los jóvenes van enlazando en su escucha locutores, programas, estaciones, música de
lo más disímil o de lo más afín desde su punto de vista, o simplemente se dedican a
sintonizar concursos y participar llamando por teléfono con la esperanza de figurar o
ganar algo. Los casos más radicales lo constituyen quienes prenden la radio sin una
idea de qué estación, locutor o programa quieren escuchar, simplemente usan la radio
como una caja de dulces de donde extraen los bombones de su placer, deteniendo el
movimiento del dial allí donde escuchan algo que les llame la atención o los motive,
excite, emocione, entusiasme etc., y que puede ser la voz de un locutor, una canción
del recuerdo, un comercial, hasta un consejo, etc.
5
Esto lo anotamos como tendencia pues el número de radios por hogar aún no corresponde a una persona. Según la
investigación de radio masiva.
Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva 77
En resumen, es otra radio, otros códigos los que se nos presentan, son
escuchas que más se asemejan al clip que a los consejos, porque así como
existen mentalidades dominantes en determinadas épocas también otras estéti-
cas son las que imperan y unos medios son los abanderados de ello y otros
están a la zaga. Así la prensa impulso una estética en la forma de representar el
mundo, la radio tuvo su época, y la televisión lo mismo. Sin embargo la
informatización está dando la pauta del consumo cultural, donde la narratividad
existe pero es construida desde los sujetos sobre la base de un número finito de
combinaciones como en el hipertexto.
Por lo que sabemos, las responsabilidades van aumentando según el ciclo evo-
lutivo, de manera que los jóvenes tienen menos responsabilidades que los adultos. Hay
autores como José Avello Flórez y Antonio Muñoz-Carrión (1990) que caracterizan la
juventud como un periodo vinculado a la ausencia de responsabilidades. Si partimos
de esta hipótesis tendríamos que aquellos jóvenes que asumen labores domésticas,
tienen cónyuges, hijos, o ambos, debido a su mayor responsabilidad, tienen menos
tiempo que dedicar al consumo de medios, sin embargo, los datos aquí recogidos nos
hablan de lo contrario. El volumen de consumo de los que realizan labores domésticas,
es decir los que pasan más tiempo en casa y probablemente solos, tienen consumos
más altos de TV que los que no las hacen. Al parecer, la labor doméstica configura (al
igual que en las amas de casa) una relación más cercana con el medio.
Cuadro 1.
Volumen de consumo según responsabilidad familiar y dedicación doméstica
Labores domésticas Responsabilidad familiar
Horas de
visualización Hace labores No hace labores Sin cónyuge Con cónyuge
domésticas domésticas y/o hijos y/o hijos
De 0 a 8 47 166 182 27
horas 37.6% 57.8% 52.9% 44.3%
Por los resultados podemos comprobar que tanto las responsabilidades fa-
miliares como las labores domésticas configuran una particular manera de relacio-
narse con el hogar y con ello un consumo mayor de medios de comunicación. Mien-
tras que para las amas de casa adultas la relación con el hogar forma parte de su
sentido de «ser para otros» en cambio, para los jóvenes el entretenimiento tiñe su
relación con el hogar.
80 Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva
Cuadro 2.
Acceso personalizado a los aparatos de radio y televisión
Radio6 Televisión
6
Los datos aquí citados corresponden a una investigación realizada en el departamento de Investigación de
Calandria, entre 1994 y 1995 que recogió información cuantitativa entre los jóvenes de todo Lima con una muestra
polietápica, seleccionada al azar probabilístico. Se aplicó un inventario de consumo de medios inscrito en las
rutinas de la vida cotidiana. Además, se realizaron grupos de discusión y entrevistas a profundidad. Este trabajo fue
posible gracias al aporte de la WACC y al incansable apoyo de Carmen Ilizarbe y las sugerentes contribuciones de
Juan Carlos Carrillo.
82 Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva
tuarlo dentro de las «prácticas de ocio doméstico» (Morley, 1993:25). Por lo mis-
mo, como parte de las prácticas de ocio doméstico, la elección y selección de lo que
se ve tiene que ser negociado. Los usos televisivos van más allá de la relación con
el texto audiovisual, en ocasiones la gente la usa para crear situaciones de interacción
entre ellos. En la misma visualización se entremezclan con las relaciones sociales
de la casa. Ang concluye lo siguiente como aporte de esta perspectiva: «El proceso
del consumo de televisión y el posicionamiento cultural de la TV ha creado nuevas
áreas de fuerzas y posibilidades para estructurar las relaciones sociales, las iden-
tidades y los deseos» (Ang, 1993:40).
Cuadro 3.
Lugar de recepción de medios masivos
modelamiento social, proceso por el cual los padres presentan al hijo la sociedad
que ellos perciben y buscan de alguna manera prepararlos para esta imagen. La
presente investigación no hace sino confirmar que la recepción de medios masivos
está vinculada estrechamente a la interacción con los miembros de la familia como
puede apreciarse en el cuadro siguiente:
Cuadro 4.
Con quiénes recepcionan medios de comunicación (horas)
En las entrevistas pudimos comprobar que existe una relación entre el tipo
de reglas y acuerdos que los padres imponen a sus hijos, concretamente la posibili-
Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva 85
Encontramos que los jóvenes tienen muchas resistencias para aceptar los
consejos o reglas que los padres buscan imponer y suelen producirse discusiones y
conflictos. A pesar de ello, en el espacio familiar de consumo de medios se constru-
yen referentes de actuación que son negados o asumidos por los jóvenes y, por lo
mismo, dicho espacio no deja de tener un carácter de comunidad de interpretación
tal y como lo plantea Orozco (1991:49) «un conjunto de sujetos sociales unidos
por un ámbito de significación del cual emerge una significación especial para su
actuación social» en otros ámbitos y en otras circunstancias.
Danitza: «El punto está; quién prende la televisión antes, si mis hermanos
la prenden primero ven ellos noticiero, entonces yo que hago, me vengo a
ver televisión arriba ... si ellos prenden y están cansados y se meten en su
cuarto a dormir entonces yo me tengo que venir a ver acá».
Podemos afirmar que la relación con sus pares es diversa. Por un lado están
los amigos cercanos, fuente de afectos y gratificaciones y de otro están los pares
anónimos frente a lo cual están los temores, la inseguridad y la violencia, que tiñe
los espacios de encuentro juveniles, como las discotecas que funcionan como luga-
res de interacción y diversión y a la vez son lugares de disputas y hegemonías
grupales. El crecimiento de las bandas ha cambiado la configuración de los barrios,
existen espacios; calles, bancas y esquinas de propiedad exclusiva de ciertos gru-
Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva 87
Las comedias, series familiares, como las telenovelas presentan modelos y op-
ciones familiares diversas y variadas que han ampliado las opciones y contribuyen a la
heterogenización del mundo privado. Los jóvenes a veces construyen sus gustos y
preferencias en función de las similitudes y diferencias que esos modelos tienen con su
realidad familiar: el carácter del personaje principal o la composición familiar pueden
ser el nexo entre un familiar, o de su familia, con la TV. En otros casos la relación que
opera es la idealidad, es decir, qué tanto el personaje o la serie satisfacen sus modelos
ideales de una familia tal y como quisiera que fuera la suya o su proyección a la vida
adulta. En otras palabras, el principal y primer nexo de la oferta con la recepción activa
(desde las preferencias y favoritismo de los públicos) es la identificación propia o de
su entorno social (en este caso el familiar) sea positiva o negativa con los personajes.
de ser y actuar de uno de los actores que hace de padre, pero no a la familia como un
tejido de relaciones, no mencionan como arquetipos a familias sino a personas de
distintas series y programas.
Joven: «El papá sería Frank, porque él es bien comprensible, ayuda a sus
hijos, es hogareño, para en su casa, en su trabajo, su familia, su esposa».
Wendy: «Mi papá es una persona de carácter bastante fuerte, una mirada
muy fuerte... es un mujeriego, es bastante machista».
Elizabeth: «Con mi papá hablo pero le cuanto poco, a veces hago bromas y
él se ríe y me dice: cuidado que me entere, a veces lo dice en serio, pero
cuando son cosas pequeñas solo se ríe».
Wendy: «Mi mamá es buena gente, es linda, para mí es todo. Ella se hace
respetar pero también es dócil. A ella le podemos decir: mamá vamos a una
fiesta y ella nos dice que sí».
Sin embargo, como hemos apreciado a lo largo del texto existen espa-
cios de recepción con reglas y acuerdos intersubjetivos que les dan
sostenibilidad en el tiempo, como la familia o los grupos de pares. Para Orozco
(1991) estos espacios se convierten en comunidades de significación pues es
allí donde se interpreta socialmente la recepción de dichos medios. Además,
encontramos que los pares y grupos de amigos, aglutinados por las aficiones y
patrones de consumo cultural se convierten comunidades del gusto «donde se
experimenta, refrenda o reprueba la opción estilística del joven. Dentro de
los grupos de amigos circulan conversaciones, se recrean proyectos, se anima
el préstamo de objetos...» (Muñoz, 1999:60).
Las lecturas que hacen los jóvenes de los programas tienen una perspectiva
horizontal, es decir que los jóvenes identifican como personajes centrales de las
películas y series a jóvenes de su misma edad y según ellos la trama gira en torno de
los problemas y motivaciones de los jóvenes y no de los adultos. Incluso, en pro-
gramas cuyos protagonistas principales eran adultos, la descripción hecha por los
jóvenes entrevistados presentaba a los jóvenes como centrales subrayando sus pro-
blemas como los ejes de la acción dramática, centrando su foco de atención en los
temas vinculados a la independencia y relación con los padres.
El eje de las lecturas es más afectivo y psicológico, es decir, que está más
centrado en la personalidad, las relaciones y pasiones de los personajes. Los capítulos
o situaciones que más recordaron los jóvenes entrevistados en su mayoría hacían refe-
rencia en primer lugar a situaciones o problemas de los jóvenes, relaciones de pareja,
aceptación de los padres, control paterno, confianza, comprensión, libertad y diver-
sión. Un segundo aspecto a resaltar se refiere a que muchas de las situaciones mencio-
nadas tenían anclajes en la experiencia inmediata de estos televidentes, vale decir,
existía una correspondencia entre aquello que recordaban y su experiencia pasada o su
proyección a futuro. Tenemos por ejemplo que un joven músico reconocía como un
buen modelo de padre a un personaje de una serie en la medida que el personaje de su
agrado era un músico fanático de Elvis Presley; una joven, por su parte, recordó una
escena de infidelidad en tanto tenía parecido a lo que a ella le sucedió y establecía
paralelos entre el desenlace posible de su relación con el de la telenovela.
Existe, entre los distintos jóvenes entrevistados, una valoración por lo natu-
ral, lo auténtico y lo espontáneo. Cuando valoran o enjuician a los conductores de
Jóvenes, recepción de medios y cultura masiva 93
los programas o sustentan sus gustos o preferencia por determinado personaje siem-
pre la hemos encontrado presente. Si bien es cierto que para unos un conductor
puede ser natural y auténtico y para otro no, lo importante es que esto se va consti-
tuyendo en una categoría de relación con la oferta masiva. Estas valoraciones las
encontramos en programas de concursos, series, talks shows, revistas de varieda-
des o respecto a los programas de mediodía.
Wendy: «Porque es más espontánea, tiene más carisma. Todo lo que ella
hace sale de ella, no se los aprende, no se los enseñan, no le dicen que lo
haga, sale de ella porque es así».
Las agendas públicas, a nuestro modo de ver, tienen un lugar central al pen-
sar el vínculo y pertenencia ciudadana. Precisamente, la pregunta crucial que este
texto aborda gira en torno a la forma en que la cohesión social (y por ende proyecto
ciudadano común a todos) se manifiesta o no en nuestras sociedades en el escenario
actual en los albores del tercer milenio.
En este contexto los jóvenes, son una interrogante, no solo en tanto que su
vivencia y percepciones sobre lo ciudadano se construyen en el consumo domésti-
co de los informativos, sino que ellos son portadores de visiones paradigmáticas
distintas, donde las nuevas tecnologías abren brechas más profundas con los adul-
tos.
Cuadro 1.
Lectoría de diarios de viernes a domingo
Leen No leen Total
Cuadro 2.
Lectoría de secciones de periódicos
Viernes Sábado Domingo
Cuadro 3.
Consumo de informativos radiales
nómada, fragmentario, donde ellos mismos establecen la ilación a partir del consu-
mo.
Para comprender por qué los jóvenes no son atraídos por este medio tan
versátil, es bueno abordar el actual desprestigio que la palabra oral tiene en nuestra
época, en tanto que no es sinónimo de veracidad y arrastra todo el pasivo de la clase
política pasada.
Cuadro 4.
¿Ve o no ve noticieros?
19991 20012
1
Realizada en el mes de mayo de 1999 a una muestra de 402 jóvenes, realizada al azar probabilística,
polietápica en 33 distritos de Lima y Callao.
2
Realizada en el mes de febrero del 2001 a una muestra de 680 jóvenes, al azar probabilística, polietápica
en las seis ciudades más importantes en el ámbito nacional.
Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles 103
logran de una forma o de otra que también los jóvenes se muestren interesados o se
vinculen a la vida nacional.
Cuadro 5.
¿Ve o no ve programas periodísticos?
1999 2001
Cuadro 5.
Preferencia y consumo de géneros televisivos
Preferencias Recepción
Según las entrevistas realizadas, los noticieros son el principal referente con
el cual los jóvenes construyen su noción de agenda pública. Es a partir de su consu-
mo que tienen noción de la vida pública nacional. Los periodísticos por su parte son
usados complementariamente con el interés de profundizar información y llegar a
la verdad. Según uno de los entrevistados, los periodísticos son de noticias largas
contraponiéndolo a los noticieros que son de noticias cortas.
106 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
A. Los noticieros
B. Periodísticos
Antes que nada es necesario contextualizar que de un tiempo a esta parte los
programas periodísticos han variado transformándose en magazines informativos.
Los programas de debate o discusión política al viejo estilo de los años ochentas
han quedado atrás. Esta transformación encuentra eco o sustento en el propio públi-
co y más aún en el joven que manifiesta su oposición a programas de reflexión o
discusión incluso en los bloques de ese tipo que aún quedan en los actuales perio-
dísticos de fin de semana.
Edwin: «uno siente por el mismo hecho de que está en el mismo sitio donde
está la noticia, las cámaras nos hacen ver lo real que es ese momento».
Lourdes: «... van al lugar de los hechos ellos mismos lo dicen, luego lo
impactante de los descubrimientos que hacen ellos mismos en el lugar de
los hechos. Desde allí están informando, no es una noticia que dan detrás
del escritorio sino en el mismo lugar de los hechos».
3
En el Anexo III puede apreciarse un cuadro que resume las principales características de los formatos periodísticos
enunciados por los jóvenes.
Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles 109
Cucha: «Sabía usted que tal persona, y mire por aquí, como el político dice
una cosa, pero le sacan imágenes donde el se contradice, todo lo que ha
dicho se contradice».
los medios abordan los problemas, en cambio cuando una persona individual de-
nuncia no les presta atención.
Otro de los aspectos destacados por los jóvenes respecto al formato de re-
portaje es que puede recoger los puntos de vista de los distintos protagonistas de la
información.
Por otro lado, perciben que las entrevistas suelen ser imparciales, sea por-
que en ocasiones son muy condescendientes o porque sin razón alguna son excesi-
vamente inquisidoras, por lo mismo, atribuyen a los periodistas preferencias y anti-
Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles 111
Víctor: «Yo creo que para que la entrevista sea imparcial hay que invitar a
diferentes instituciones, para que todos den su opinión y todos le hagan la
pregunta y no simplemente el reportero que está entrevistando, sino que la
persona común y corriente, diga alguna cosa que no interesa saber, que
queremos preguntarle».
112 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
Dante: «Cuando invitan a dos partes uno puede sacar su opinión, siempre y
cuando el moderador sea moderador y no se sienta parte involucrada, por-
que a veces el moderador habla a favor de la otra que ha sido invitada, está
parcializado con alguien».
Jhony: «... no me gustan porque hay muchas personas que no entienden, los
debaten pero dicen unas palabras que no se entiende, lamentablemente en
el Perú hay muchas personas que no entienden esas discusiones».
esta planteada como un continuo entre dos extremos, de manera que el joven puede
ubicarse sea en alguno de sus extremos o en algún punto intermedio.
Marcelino: «... si sueltan una sonrisa o están entre ellos una broma y a
veces el televidente sonríe con esa broma, entonces ya no todo es seriedad,
porque a veces que uno que vive la noticia, vive tanto que un momento de
sonrisa es como despejar un poco esa seriedad, esa presión que tiene la
noticia a la hora de vivirla y una broma, una sonrisa es una parte que nos
hace olvidarnos un poco de la realidad».
114 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
Víctor: «Yo he visto programas que meten lo cómico, por curiosidad tam-
bién van aprendiendo mezclar lo cómico es algo que a los jóvenes también
les atrae».
Existe una fuerte demanda de los jóvenes por las soluciones y alternativas a los
problemas, en tal sentido quieren que la televisión no se limite al rol de presentador de
informaciones sino que quieren que ella asuma un papel activo, ya sea interpelando a
los actores para plantear soluciones o ella misma asuma un papel fiscalizador o
propositivo. En cierta medida, para algunos la discusión y diagnóstico no son valiosos
en tanto no se lleguen a conclusiones o recomendaciones sobre lo que se debe hacer.
Pepe: «Si, cuando hablaron esos dos señores y las soluciones que ponían y
l a forma, se les veía con autoridad y con conocimiento de lo que estaba
pasando. Eso es lo que me ha gustado».
Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles 115
Joven Mujer: «Porque me parece que globaliza más, todo lo que sucede, no
se centra en el hecho militar, de combatirlos, sino encontrar otras solucio-
nes».
Joven: «Yo creo que le falta seguir un caso de coima, de principio a fin,
seguir, ver una persona, qué tiempo necesita para ser atendido, y todo eso.
O ver el papeleo... lo que le falta también».
Joven: «Muchas veces uno escucha: está mal, está mal, está mal, pero ver-
daderamente, por qué, eso no saben, es un poquito lo que nos muestra».
Joven: «Yo creo que si, como dicen, un poco ver algunos casos como por
ejemplo han puesto a una señora que está reclamando y obviamente, yo
creo que en ese sentido la han puesto como un minicaso, pero yo creo que
debían haber puesto un caso que haya conmocionado más o menos, que
haya impactado a las personas, que haya más o menos hecho ver que mu-
chas personas están atentas a ese caso. Yo creo que ahí en esa entrevista ha
faltado algo que muchas personas hayan estado en esa expectativa de que-
rer saber cómo ha ido avanzando este caso, el avance que ha tenido».
En el otro extremo encontramos las posiciones de los que esperan que la infor-
mación les brinden argumentaciones, sobre qué está pasando con esos hechos para
ellos no basta su presentación efectista, sino que demandan un mínimo de análisis.
Felicita: «... si estamos viendo a la persona que nos está leyendo la noticia,
da las noticias impactantes y nosotros nos sentimos tensos, me gustaría que
opine sobre el tema y luego pase al reportero para que siga la noticia o sino
depuse del reportaje pasó esto o no sé, algún comentario, me gustaría que
haya comentarios».
Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles 117
Joven: «Yo también creo que se debió hacer una entrevista a una persona
relacionada con esto o con las demás personas que están esto de salud. Ese
es uno de los puntos que hubiera tomado en cuenta, la entrevista».
Pepe: «Tendría que estar todo y es más, aumentar algo, como que el video
enfoca que la injusticia es solo para la mas clase baja porque sale la seño-
ra. Pero también debe salir una persona de clase media y a veces también
choca un poco con la gente de clase alta sino tiene una persona que conoz-
co de la justicia o sea parece que está enfocado para gente de clase baja y
debería estar enfocado un poquito a la clase media».
Existe una tendencia por valorar más las opiniones que se sustenten en vi-
vencias y sentimientos y al momento de expresarlas evidencien su autenticidad, por
esa razón la recurrencia del llanto es tan frecuente como muestra de verdad de las
palabras. Por otro lado, las opiniones especializadas, (comúnmente dadas por los
118 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
Joven: «Yo creo que siempre hablan cosas que ya están dichas y nunca
expresan cosas que muchos quieren saber».
Arturo: «No, no es que me han gustado, sino que hablan no mas y ahí
quedan. De qué sirve que hablen que está mejorando si no se hace algo, es
flor de un día y sigue lo mismo».
En las pocas ocasiones en que las opiniones de los especialistas fueron valo-
radas, se debieron a la autoridad demostrada en sus intervenciones tanto en la for-
ma de hablar como en su manejo del tema, sin embargo también contribuyó que
algunos especialistas fueron reconocidos como personalidades públicas, con tra-
yectoria en esos asuntos.
En cambio, cuando las noticias o los reportajes son solo verbalizados, sin el
respaldo de las imágenes, entonces pierden credibilidad. Estos datos refuerzan la
idea del predominio de la imagen como enunciadora de realidad sobre la palabra y
la argumentación, estos resultados refuerzan la idea de una menor credibilidad en la
radio respecto a la televisión.
Hombre: «No, simplemente que lo que pase por televisión no es para que
nadie reflexione, nadie lo toma así, o las entidades o las personas encarga-
das, no toman de todo lo que dice la televisión, sino de lo que ellos mismos
tienen en papel, eso es para el público».
Joven: «Yo creo que con esto que se ha visto, me doy cuenta que tiene bas-
tante influencia lo que es medios de comunicación. Por ejemplo, una seño-
ra daba a luz una trilliza y puede ayudar al Presidente de la República, y el
Presidente de la República le manda ayuda. Esa gente de repente no tiene
acceso a los medios de Comunicación, o no hay medios donde puedan ver-
se sus problemas de su comunidad, entonces creo que son los que más pa-
decen...».
Sin embargo, existen otras dimensiones del ejercicio del poder que no dis-
curren por la recepción como es la fiscalización, en la medida que fiscalizar en
nuestra cultura política actual se ha constituido en un sinónimo de obstrucción y
maniobra política, y la lucha contra la corrupción no es prioritaria al momento de
demandar soluciones y obras, incluso a pesar que en el camino existan irregularida-
des éticas.
G. Perfiles de lectura
Entretenimiento Conocimiento
Pragmatismo Reflexión
Acción Argumentación
Visión desde las partes Visión Omnisciente
Veracidad de las cámaras Veracidad del analista
Inocuidad Incidencia en la decisiones
Las mayores referencias están del lado subjetivo, es decir de una visión
desde la experiencia, la interacción directa con los hechos al mismo tiempo que la
plasticidad de la imagen, el placer, la distracción y la fugacidad del hecho noticio-
so: su inocuidad.
Podríamos afirmar que la tendencia central apunta a una lectura más plástica de
lo noticioso, pero a la vez desconfiada y cínica. Sin embargo, los perfiles no expresan
la complejidad de lecturas de los jóvenes, de hecho algunos de ellos se encuentran en
puntos intermedios, demandan lecturas panorámicas pero al mismo tiempo esperan
utilidades muy concretas y pragmáticas. O sino demandas por acción y espectaculari-
dad pero que están matizados por una búsqueda reflexiva más amplia.
Son jóvenes que no se vinculan a la vida nacional que pasa por los medios,
por distintas razones. Unos que no encuentran en los informativos una motivación
para relacionarse e interesarse por lo que sucede, en otras palabras, prescinden del
vínculo con el acontecer. Para ellos, el modo de informarse sobre los aconteceres
públicos no pasa por su consumo mediático. Estamos hablando de un joven que se
«vincula» esporádicamente a los asuntos públicos pero que en líneas generales re-
niega y denosta de los temas políticos o sociales. El perfil de este consumidor se
acerca a un ciudadano apático, desmotivado, circunscrito a sus asuntos personales,
sin interesarle lo que ocurre a su alrededor, alejado de la participación y de la toma
de decisiones.
Las respuestas sobre las razones que tienen para no preferir informativos
apunta a varios sentidos. El primero se refiere a que los aburren, no entienden las
discusiones, o que no los relajan y no pueden entretenerse viendo hechos de violen-
cia, discusiones, pues prefieren otros programas más simples, de entretenimiento y
espectáculo puro. Por otro lado, algunos de ellos rechazan los informativos por la
poca credibilidad que los asuntos públicos les produce, el desprestigio de la pala-
bra política (como argumentación) pues la crisis de representación y la debacle de
las instituciones marcan el contexto de este tipo de recepción.
Por su parte, las ofertas actuales de informativos han limado los rollos y
debates y han hecho todo lo posible por mostrarse atractivas, entretenidas y sim-
ples, buscando escapar del contexto inhóspito de la política; pero aún así, no han
podido involucrar a este tipo de joven.
Al mismo tiempo, están los jóvenes cuya relación con los informativos es
más bien lúdica, interesándose más por ciertas noticias de carácter espectacular.
Estos jóvenes prefieren las anécdotas, la vida privada y los dramas sociales
que las discusiones, interpretaciones y análisis de la noticia. Precisamente en sus
gramáticas de lectura de la agenda pública incorporan las categorías que se usan en
las relaciones interpersonales y privadas. Su atención se concentra en las notas
biográficas, en el drama, en la vida íntima de los involucrados. Los casos y escán-
dalos que discurren en noticieros y revistas son su principal interés, en tanto que al
ser expresados como sentimientos intensos adquieren un sentido de veracidad que
no tiene la opinión del analista.
Este tipo de joven espera que los informativos le sitúen como hipotéticos
protagonistas de los hechos, los involucren. Los asuntos o temas que sí los engan-
cha suelen ser: los accidentes o eventos espectaculares y también las notas de varie-
dades o curiosidades. Por ello, los temas políticos y las discusiones en torno a la
legalidad de algunas acciones no acaparen su atención pues no los enganchan o en
todo caso los informativos no los hacen atractivos y tratan de suprimirlos de su
programación creando un sesgo importante en la agenda.
Si bien es un consumidor que está al tanto de los sucesos, que sigue la agen-
da informativa, el lado que más le atrae de la vida nacional es la narración o la
ficción de la noticia. La forma de presentar las agendas públicas no despierta en
ellos debates y argumentaciones para la toma de posiciones, pero sí influye en la
toma de posturas, por cierto circunstanciales y volubles.
124 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
D. El ciudadano interesado
Sin bien los jóvenes que se muestran interesados en la vida pública nacional
son muy pocos, los medios son claves para comprender la relación que mantienen
con la política. Para ellos, su consumo está dirigido a conocer la verdad de los
hechos, llegar a profundizar en el origen o las causas, buscando trascender la opa-
cidad que cubre a los asuntos públicos.
El país que prefieren ver en los informativos está centrado en los problemas
y vicisitudes que se arrastran del pasado, sin embargo detrás de esta forma de con-
sumir se puede entrever una demanda por la solución de los problemas del país, un
interés por lograr cambios reales donde los medios tienen un papel central.
Aún en este tipo son pocos las y los jóvenes que se centran en la reflexión, y
análisis de los asuntos públicos. La relación que establecen estos públicos con los
informativos incorpora lo racional a este acercamiento afectivo, las opiniones y
argumentaciones sobre el «lado humano» de las noticias, donde el especialista y
los actores públicos tienen un rol más central en la interpretación y esclarecimiento
de la noticia que los anteriores tipos de consumo.
Los datos hasta aquí presentados dicen que los jóvenes tienen maneras muy
particulares de vincularse a los acontecimientos públicos y por lo tanto de asumir la
dimensión pública de su ser ciudadano. También manifiestan deseos de autoexclusión
o negación consciente de esas dimensiones. Un joven entrevistado fue elocuente:
Para un sector de los jóvenes, en los informativos de los medios -ni siquiera en
estos banalizados- no encuentran elementos de vida pública, de comunidad que los
atraiga y motive en su ejercicio ciudadano y menos aún en el reconocimiento del otro
como ciudadano. ¿Acaso la violencia familiar, la crisis y el terrorismo han creado
brechas insalvables entre el individuo y la sociedad, y la apatía, el individualismo, las
pandillas, sean la única forma en que estos sectores se expresen públicamente?4
Buena parte de la literatura del inicio de esta década se preocupó por indagar o
comprobar que las prácticas políticas de los jóvenes no eran las mismas que las de
generaciones pasadas (la militancia y la participación). Se estereotipó rápidamente a
estas promociones como apáticas y descreídas, en función de paradigmas y modelos
tomados de la denominada generación «X», sin embargo, los hallazgos nos afirman
que existen tendencias a la autoexclusión pública (unpluggeds) o a transcurrir en los
márgenes públicos y cruzar los bordes «de vez en cuando», pero sobretodo, nos habla
de una diversidad de maneras o modalidades de vínculo con la vida pública nacional.
Los datos expresan por si mismos que la relación que establecen los jóvenes
y en general los ciudadanos es compleja y heterogénea, imposible de asir desde los
4
Los fenómenos de pandillas están atravesando casi todas las grandes ciudades latinoamericanas. Testimonios
desgarradores sobre la vivencia de jóvenes colombianos puede encontrarse en un texto titulado «No nacimos para
semilla». Bogotá, 1992.
126 Agenda pública y vivencias ciudadanas juveniles
el género «es una propuesta de comunicabilidad en tanto que es una suerte de estra-
tegia de interacción pues permiten que los destinadores organicen los mensajes y
hagan reconocible la competencia comunicativa».
Hanna Arendt (1995:151) afirma que «en todas las épocas, la gente que vive
conjuntamente tendrá asuntos que pertenezcan al reino de lo público es importante
que sean tratados en público. Lo que estos asuntos sean en cada momento histórico
probablemente es enteramente distinto». Según Landi, el hecho político es una noción
relativa a un momento histórico concreto, en la dictadura argentina un concierto de
rock (espectáculo) tuvo un sentido político que en nuestros tiempos no lo tiene (Landi
1989). Lo curioso es que en tiempos actuales cada vez más se hace más difícil distin-
guir entre las dimensiones públicas y privadas, donde lo doméstico ya no es un sinóni-
mo unívoco de lo privado, y lo público se está construyendo sobre la base de certezas
y lógicas de lo privado. La confianza, la seguridad, el carácter, son elementos que los
ciudadanos cada vez más toman en cuenta para inclinar las balanzas electorales.
Urge repensar a la luz del consumo informativo de los jóvenes las posibili-
dades expresivas de la imagen y la narratividad para comunicar la política pero al
mismo tiempo recuperar el debate y la argumentación, a través del diálogo y la
tolerancia y, por lo mismo, la discusión sobre el destino común, del interés común
que delineará los derroteros del futuro y las discusiones sobre el desarrollo que
queremos y soñamos. Sarlo (1997) afirma: «si hay alguna posibilidad de que el
discurso entre a los medios audiovisuales tiene que ser un discurso que aprenda
una nueva forma de argumentación, es decir, tiene que ser un discurso clip».
Capítulo 6
Aproximaciones
sobre los jóvenes
y la informática
sintonizaba tal vez una o a lo sumo dos emisoras frente a lo cual no había mayor
posibilidad de elección, ha quedado muy atrás.
Por ejemplo, podemos observar que la tendencia es que son más los jóvenes
que las jóvenes los que tienen acceso a las computadoras (53.7% contra 46.3%, en
el cuadro 1). Aunque podemos apreciar que esta brecha no es tan grande en rela-
ción a otras tecnologías. Otra desigualdad la podemos evidenciar cuando analiza-
mos las diferencias por los sectores de residencia, pues los jóvenes que viven en el
casco urbano, dotado de mayores condiciones básicas y servicios, tienen un mayor
acceso a las computadores que aquellos que viven en los conos populares (64.6%
contra 39.6% en el cuadro 1).
Estas diferencias podrían ser aún mayores, sin embargo, gracias al desarro-
llo y expansión de la experiencia de cabinas públicas estas brechas en el acceso se
han atenuado.
Aproximaciones sobre los jóvenes y la informática 135
Cuadro 1.
¿Tienes acceso a alguna computadora en tu casa, o donde un familiar, o de un
amigo o alguna institución?1
Sexo Lugar de residencia
Cuadro 2.
¿Dónde tienes acceso a alguna computadora?
1
Los datos consignados en los cuadros de esta capítulo corresponden a una investigación desarrollada en
1999, por medio de una encuesta a una muestra de 402 jóvenes entre 17 y 24 años habitantes de 33
distritos de Lima y Callao. La muestra fue polietápica con una selección de elementos al azar probabilístico,
con margen de error ± 5% y una confiabilidad del 95%
136 Aproximaciones sobre los jóvenes y la informática
Por otro lado, existe un 49% que no tiene acceso a la computación, pero de
ellos un 20.6% (ver cuadro 3) tiene conocimientos sobre el tema y la mayoría (72.9%)
no sabe pero manifiesta un deseo de aprender sobre el tema. Tan solo un 6.5% de los
encuestados no conoce y no le interesa saber al respecto. Ciertamente existen muchos
jóvenes que no tienen acceso pero o se encuentran familiarizados con la computación
o desean y están motivados por aprender y vincularse al desarrollo informático.
Cuadro 3.
Conocimiento y familiaridad de los jóvenes que no tienen acceso a computadora
Por otro lado, aquellos que acceden a internet tienen ventajas cuantitativas y
cualitativas respecto a los anteriores consumos. Hoy en día para enterarnos de lo
que pasa con los problemas en Oriente podemos recurrir a las fuentes radiales,
televisivas, del cable, como a internet, y encontrar cientos de sitios especializados
en ese tema. Necesitaríamos medio año para acceder a toda esa información, que al
cabo de ese tiempo estará seguramente obsoleta, y encontrando otra ingente canti-
dad de información nueva circulando por la gran red.
Cuadro N° 4.
Acceso a las herramientas de internet
Si vemos las cifras absolutas uno de cada tres jóvenes accede o a internet
o a correo electrónico (ver cuadro 4). Esta cifra es mucho mayor que las cifras
138 Aproximaciones sobre los jóvenes y la informática
Cuadro 5.
Conocimiento y familiaridad de los jóvenes que no tienen acceso a internet
Cuadro N° 6.
¿Manejas o no los siguientes programas?
Cuadro N° 7.
Alta, media y baja capacitación en software (autoreporte)
Cuadro 8.
Principal utilidad de la computadora
1. El hipertexto
2. La simultaneidad
Las nuevas tecnologías también nos han situado en el mundo del trabajo
paralelo, de los significados abiertos, de las mezclas y las hibridaciones; en pocas
palabras, en el mundo de la simultaneidad. La multitarea es una buena metáfora de
los cambios cognitivos que las nuevas tecnologías introducen en sus usuarios.
3. La realidad virtual
4. Interactividad
las diferencias se ponen a prueba cada vez con más rapidez. Las identidades cultu-
rales se ven forzadas a procesos de redefinición y autoafirmación de manera cada
vez más constante. Cada tecnología aporta nuevos lenguajes y nuevas formas de
ver el mundo y ciertamente unos grupos son abanderados de estos cambios y otros
están a la zaga.
ANEXO 1
* Solo están incluidos aquellos géneros que tienen programas con más de 5 menciones de
preferencia.
ANEXO 2
ANEXO 3
Conductor Valoración del reportero No ordena la discusión Maltrata a unos y adula a otros
Son modelos para hablar Debe capacitarse
Usos cotidianos Para conversar en reuniones Debate con miembros del hogar
(insumo)
Pedagogía Es claro, uno ve con sus propios ojos Se queda a medias Usan palabras difíciles
Es complejo muestra la realidad No queda claro
! FORD, Anibal (1995). Los medios, entre las coartadas del «New Order».
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