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Esta
hipótesis fue desarrollada en 1912 por el alemán Alfred Wegener a partir de diversas
observaciones empíricas, pero no fue hasta los años 1960, con el desarrollo de la tectónica de
placas, cuando pudo explicarse de manera adecuado el movimiento de los continentes.
La teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente por Alfred Wegener en 1912, quien
la formuló basándose, entre otras cosas, en la manera en que parecen encajar las formas de los
continentes a cada lado del Océano Atlántico, como África y Sudamérica (de lo que ya se habían
percatado anteriormente Benjamin Franklin y otros). También tuvo en cuenta el parecido de la
fauna fósil de los continentes septentrionales y ciertas formaciones geológicas. Más en general,
Wegener conjeturó que el conjunto de los continentes actuales estuvieron unidos en el pasado
remoto de la Tierra, formando un supercontinente, denominado Pangea. Este planteamiento fue
inicialmente descartado por la mayoría de sus compañeros, ya que su teoría carecía de un
mecanismo para explicar la deriva de los continentes. En su tesis original, propuso que los
continentes se desplazaban sobre el manto de la Tierra de la misma forma en que uno desplaza
una alfombra sobre el piso de una habitación. Sin embargo, la enorme fuerza de fricción implicada,
motivó el rechazo de la explicación de Wegener, y la puesta en suspenso, como hipótesis
interesante pero no probada, de la idea del desplazamiento continental. En síntesis, la deriva
continental es el desplazamiento lento y continuo de las masas continentales.
La teoría en la actualidad.
La teoría de la deriva continental, junto con la de la expansión del fondo oceánico, quedaron
incluidas en la teoría de las placas tectónicas, nacida en los años 1960 a partir de investigaciones
de Robert Dietz, Bruce Heezen, Harry Hess, Maurice Edwing, Tuzo Wilson y otros. Según esta
teoría, el fenómeno del desplazamiento sucede desde hace miles de millones de años gracias a la
convección global en el manto, de la que depende que la litosfera sea reconfigurada y desplazada
permanentemente.
Se trata en este caso de una explicación consistente, en términos físicos, que aunque difiere
radicalmente acerca del mecanismo del desplazamiento continental, es igualmente una teoría
movilista, que permitió superar las viejas interpretaciones fijistas de la orogénesis (geosinclinal y
contraccionismo) y de la formación de los continentes y océanos. Por esto, Wegener es
considerado, con toda justicia, su precursor y por el mismo motivo ambas teorías son
erróneamente consideradas una sola con mucha frecuencia.
¿En qué consiste la Teoría de la Deriva Continental?
ⓐ El inicio: un supercontinente
Según la teoría de la Deriva Continental, los continentes habían estado unidos en algún momento
en un único ‘supercontinente’ al que llamó Pangea.
ⓑ Deriva Continental
La deriva continental, es un proceso geofísico por el cual las placas que sustentan los continentes
se desplazan a lo largo de millones de años de la historia geológica de la Tierra.
Esta teoría fue propuesta por Alfred Wegener (1915), plantea que la Litósfera se encuentra dividida
en enormes segmentos de unos 150 km. de espesor; llamados placas, estas placas se encuentran
encima de una capa viscosa de magma llamada Astenósfera, la que hace que las placas adquieran
movimiento. Durante millones de años las placas han estado y continúan desplazándose, siendo
ésta la razón en muchos casos del vulcanismo y de los sismos; además, es la que imprime la fuerza
para la formación de diversos paisajes de la corteza terrestre.
ⓓ Investigaciones
✍ 1620: el inglés Francis Bacon (filosófico y científico), se percató la similitud que presentan las
formas de la costa occidental de África y oriental de Sudamérica.
✍ 1858: el francés Antonio Snider-Pellegrini (geógrafo y científico), en su libro: "La Creación y sus
misterios sin revelar", propone por primera vez el posible movimiento de los continentes.
✍ 1915: el alemán Alfred Lothar Wegener (meteorólogo y geofísico), publicó el libro "El origen de los
continentes y océanos", la Teoría de la Deriva Continental. Según esta teoría, los continentes habían
estado unidos en algún momento en un único ‘supercontinente’ al que llamó Pangea.
② Pruebas de la Deriva Continental:
Interpretación actual
Continúa habiendo debate en torno al peso relativo de cada proceso natural involucrado en la
orogénesis (fuerzas tectónicas, deformación de la litosfera, erosión y transporte de sedimento,
clima, magmatismo, etc.) en determinar la estructura actual de los orógenos. Desde finales de los
años 90, por ejemplo, se ha desarrollado la idea de que el crecimiento del orógeno y su
deformación interna es sensible a la distribución superficial de la erosión, controlada por el clima,
pero no existe aún consenso sobre la relevancia de este efecto.
Se llama orogenias o períodos orogenéticos a épocas en la construcción global del relieve. Las
tradicionalmente reconocidas son recientes, ocurridas todas en el Fanerozoico:
Orogenia hercínica o varisca: ocurrió en numerosos puntos del globo terrestre hace 300 millones
de años y fue más importante que el plegamiento caledoniano. Este plegamiento afectó a gran
parte de Europa Centro-occidental, los Urales, los Apalaches en América del Norte,
los Andes, Tasmania, etc.
Orogenia alpina: plegamiento orogénico del período terciario, el que todavía no ha cesado. Se
inició hace 62 millones de años, con el que se formaron, entre otros, el sistema alpino-himalayo,
que se extiende desde la Cordillera Cantábrica, los Pirineos y los Alpes hacia el Este, pasando por
el Cáucaso, hasta unirse con el mayor núcleo orogénico de ese momento, el Himalaya. También
tienen su origen en esta orogénesis las cordilleras mediterráneas meridionales, como las
Cordilleras Béticas y el Atlas, o las Montañas Rocosas y los Andes en el continente americano.
Las historias climática y ecológica recientes de la Tierra han sido muy influidas por las vicisitudes
de la orogénesis, lo mismo que por la redistribución de las masas continentales. El levantamiento
de grandes relieves modifica la circulación atmosférica, el régimen de vientos, y la distribución de
la humedad. Además en las fases en que se acelera el levantamiento, se producen una
meteorización y una erosión más intensas, que provocan una disminución del CO2 atmosférico.
Ocurre por la intensificación de la carbonatación, por ese componente del aire, de silicatos que la
erosión somete a la intemperie; el resultado es un secuestramiento de CO2 que reduce su
concentración en la atmósfera y da lugar a un enfriamiento del clima global.