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Resolución del diferendo territorial, insular y marítimo entre

Guatemala y Belice
A lo largo de la historia, nuestro país ha mostrado siempre una actitud propositiva a
resolver el diferendo territorial, insular y marítimo entre Guatemala y
Belice. Contando con la oposición muchas veces de Gran Bretaña e incluso de
Belice, debido a que siempre es más fácil dejar las cosas como están, aún y cuando
con ello sigamos heredando un problema latente de falta de cooperación entre
ambos países, de un conflicto que data desde finales del siglo diecinueve.

Cuando escuchamos a muchos jóvenes hablar sobre el tema, pareciera que no


comprenden la importancia de resolver las diferencias entre los dos países. Si
Guatemala y Belice pudieran colaborar entre sí como Estados soberanos,
aumentaría la productividad de ambos, por la capacidad que tendría de establecer
acuerdos de cooperación y negociación política, así como múltiples
emprendimientos de manera conjunta.

Guatemala tendría la oportunidad de recuperar 12 mil 272 kilómetros cuadrados de


territorio continental y un sin número de islas, mejorando su proyección hacia el mar
y daría cumplimiento al Artículo 19 de la Constitución Política de la República, que
faculta al Ejecutivo resolver la situación de los derechos del país respecto a Belice.

Está claro que en el caso de Guatemala en una consulta popular es más fácil que
gane el SÍ, porque tenemos más que ganar que Belice. Y como muchos críticos del
proceso opinan, es más fácil no hacer nada porque “en Belice seguramente ganará
el NO”. Ello no debe limitarnos a que cumplamos un Acuerdo Especial firmado en
2008, ratificado por ambos países en 2014 y establecido en un protocolo en mayo
2015, para someter a la Corte Internacional de Justicia el reclamo territorial, insular
y marítimo, que además fue ratificado por el Congreso de la República de
Guatemala en 2016, en donde precisamente entre varias cláusulas establece que
“el Derecho Internacional, provee la base para la coexistencia pacífica y para la
solución pacífica de controversias entre Estados”.

Guatemala hasta ahora, reconoce que Belice es un pueblo con derecho a la libre
determinación y que tiene un Gobierno que lo representa, pero no ha reconocido
que tiene un territorio propio, siendo este un elemento indispensable para la
conformación de un Estado. Esto es una oportunidad importante para la legitimidad
del proceso de consulta, puesto que fue aceptado por Belice. De conformidad con
el Acuerdo Especial, ambos países se comprometen a aceptar como definitivo y
obligatorio el fallo y demarcar sus fronteras de conformidad con la decisión de la
Corte. Así que, mostremos al mundo que somos un país respetuoso del Estado de
Derecho y vamos por el SÍ en la consulta popular.

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