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1. Función de la cultura
La tesis central de Malinowski es que la cultura existe para satisfacer
las necesidades biológicas, psicológicas y sociales del individuo.
"La función, en este aspecto más simple y básico de la conducta humana, puede ser definida
como la satisfacción de un impulso orgánico por medio del acto apropiado. Como es obvio,
forma y función están inextricablemente relacionadas".
"Ninguna institución puede ser funcionalmente relacionada con sólo una necesidad básica,
ni tampoco, como regla general, con una simple necesidad cultural".
"Le hemos dado el nombre de "instituciones" a estos grupos organizados , que están
conectados con actividades de un propósito definido y que están invariablemente ligados
por la referencia espacial al medio ambiente y al aparato material que regentan".
Para Malinowski la cultura es, en primer lugar, un instrumento; pero también es un sistema
en el cual cada parte existe como un medio para un fin. El carácter integrador de la cultura
deriva de su instrumentalidad.
E. Desde un punto de vista dinámico, esto es, con referencia al tipo de actividad, la cultura
puede ser analizada en cierto número de aspectos como la educación, el control social, la
economía, los sistemas de conocimiento, creencia y moralidad y aun modos de expresión
artística y creadora".
Malinowski (1944), Una teoría científica de la cultura:159-60.
La cultura entonces nos aparece primero y principalmente como una vasta realidad
instrumental, el cuerpo de los instrumentos y comodidades, los estatutos de la organización
social, las ideas y costumbres, las creencias y valores, es decir, todo lo que le permite al
hombre satisfacer sus requerimientos biológicos con la cooperación y en un medio
remodelado y reajustado.
Toda cultura debe satisfacer el sistema biológico de necesidades, tales como las impuestas
por el metabolismo, la reproducción, las condiciones fisiológicas de la temperatura, la
protección contra la humedad, el viento y los impactos directos de fuerzas dañinas del clima
y de la intemperie, la seguridad con respecto a seres humanos o animales peligrosos, el
reposo ocasional, el ejercicio del sistema nervioso y muscular en movimiento y la regulación
del desarrollo. (...) Toda manifestación que implique el uso de utensilios materiales y la
realización de actos simbólicos, presupone al mismo tiempo, que se ha dado importancia a
un rasgo de la anatomía humana y que hay una referencia, directa o indirecta, a la
satisfacción de una necesidad corporal".
Este esquema tenía una estructura jerárquica, a saber, la satisfacción de las necesidades
primarias produce las necesidades secundarias y terciarias.
"La compleja satisfacción de las necesidades biológicas primarias produce en el hombre
nuevos imperativos secundarios o derivados".
La jerarquía tiene que ver con el orden de aparición de las necesidades, no con su
importancia. Las necesidades culturales son tan relevantes como las biológicas.
"La satisfacción de las necesidades orgánicas o básicas del hombre y de la raza representa
una serie mínima de condiciones impuestas en cada cultura. Los problemas planteados por
las necesidades nutritivas, reproductivas e hisgiénicas del hombre, deben ser resueltos, y lo
son mediante la construcción de un nuevo ambiente, artificial o secundario.
Este ambiente, que es ni más ni menos la cultura misma, debe ser reproducido, conservado
y administrado permanentemente. Esto produce lo que puede denominarse, en el sentido
más general de la expresión un nuevo nivel de vida, dependiente del plano cultural de la
comunidad, del medio físico y de la eficiencia del grupo. Un nivel cultural de vida significa,
a su vez, que nuevas necesidades aparecen y nuevos imperativos o determinantes son
impuestos a la conducta humana".
¿Por medio de qué mecanismos se satisfacen las distintas necesidades? A través de las
instituciones, a saber, formas organizadas para llevar a cabo actividades colectivas. Las
distintas instituciones de una sociedad contribuyen de forma integrada a satisfacer las
necesidades de sus miembros. El conjunto de instituciones es para Malinowski
la organización social.
Malinowski sintetiza su teoría de las necesidades en el siguiente cuadro sinóptico:
3. Papel del simbolismo
Para Malinowski el simbolismo es un componente esencial de la cultura. Su prototipo de
sistema simbólico es el lenguaje.
"El simbolismo hizo su aparición con las primeras apariciones de la cultura humana. Es en
esencia esa modificación del organismo humano que le permite transformar el impulso
fisiológico en un valor cultural".
El carácter simbólico de la cultura produce una serie de necesidades entre las que destacan
la de poder transmitir y comunicar la experiencia con principios simbólicos consistentes y
establecer formas de control intelectual, emocional y pragmático del destino y la
oportunidad. El conocimiento, por un lado, y la religión y la magia, por otro, son los sistemas
de pensamiento y fe
--> —según Malinowski— que utilizan los seres humanos para satisfacer esas necesidades.
Actuando como siempre lo hace, en una atmósfera de incertidumbre, con esperanza, pero
pendiente de sus temores y ansiedades, el hombre necesita ciertas afirmaciones positivas
de estabilidad, éxito y continuidad. Las afirmaciones dogmáticas de la religión y la magia
satisfacen estas necesidades".
4. La función de la magia
Un ejemplo clásico de explicación funcional lo encontramos en la magia.
La magia jugaba un papel central en la vida de los nativos de la islas Trobriand, donde
Malinowski hizo su trabajo de campo. La utilizaban para matar enemigos o evitar ser
asesinado; para facilitar el nacimiento de los niños, para embellecer a los danzantes, para
proteger a los pescadores o para asegurarse las cosechas.
"La magia (...) aparece siempre en aquellas fases de la acción humana en las que el
conocimiento falla. El hombre primitivo es impotente para manejar el tiempo. La
experiencia le enseña que la lluvia y la luz del sol, el viento, el calor y el frío no pueden ser
producidos por sus propias manos, por más que haya pensado acerca de estos fenómenos
o los haya observado. Los trata entonces mágicamente".
Del latín cultus, forma de supino del verbo colere que originalmente significaba "cultivar",
el término cultura se volvió metafórico cuando lo empleó Cicerón (106-43 a.C.) en su
célebre tratado filosófico y moral Tusculanae disputationes, (2,5,13) para comparar el
espíritu de un hombre basto con un campo sin cultivar y su educación y formación espiritual
como el cultivo de ese campo. Este concepto clásico de cultura que excluía las actividades
utilitarias, las artes y el trabajo manual -banausía, tenido como propio de esclavos- pasó
con esos caracteres a casi todas las lenguas europeas.
De manera que, como los han expresado también Kroeber y Kluckhon, la noción
de cultura resultó ser para la antropología como la noción de gravedad para la física, de
enfermedad para la medicina o de evolución para la biología, es decir, la piedra fundamental
sobre la cual se estructuraba la disciplina (4). Y no sólo para la antropología sino para la
ciencia social en general. Malinowski se refiere a la cultura como "el más central de los
problemas de todas las ciencias sociales" (5).
Como sucedió con las ciencias físicas, que habían progresado muy poco mientras no fueron
abstraídos los conceptos de masa, momento, energía, etc., igual pasó con la antropología y
en general con las ciencias sociales, en las que cuando fue establecido el concepto
de cultura vino a servir de base a todo el sistema de formulaciones teoréticas de estas
disciplinas.
"… aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el
derecho, las costumbres y cualquiera de los hábitos y capacidades adquiridas por el hombre
en cuanto miembro de la sociedad."
Agregando que:
El concepto formulado por Tylor tiene la gran cualidad de ser inmensamente amplio y
circunscrito a la vez, lo cual permite innumerables variantes, según el énfasis que se desee
poner en cualquier aspecto de la cultura, es decir, de todo lo que significa las
diferentes aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre en la vida social. Así, por ejemplo,
otro famoso antropólogo, Melville Herkovits, ha caracterizado también la cultura como
"algo que puede ser aprendido, estructurado analizado y divisible en diversos aspectos, algo
dinámico y variable que emerge de todos los componentes de la especie humana" (7). Por
su parte, Leslie White dice: "Cultura es el nombre de un orden o clase distinto de
fenómenos, es decir, de cosas y acontecimientos que dependen del ejercicio de una
habilidad mental peculiar de la especie humana, que hemos llamado simbolización" (8). En
tanto que Clyde Kluckhohn, en una de sus definiciones, la entiende como "todos los modos
de vida históricamente creados, explícitos como implícitos, racionales y no racionales, que
existen en cualquier tiempo determinado como guías potenciales del comportamiento de
los hombres" aunque la concibe también como "la parte del ambiente hecha por el hombre"
(9). Así como éstas, son innumerables las definiciones y la literatura antropológica escrita
sobre el concepto de cultura que difieren no sólo en los alcances que se confiere al concepto
sino también en sus orientaciones teóricas. Prácticamente no hay antropólogo que no haya
tenido que discernir o escoger un concepto funcional de cultura acorde con su formación y
su manera de pensar en las realidades que le preocupan.
En todo caso y como quiera que se tomen las definiciones, en todas ellas se entenderá
necesariamente que la cultura es un fenómeno social, es decir, algo más que un fenómeno
biológico, que si bien tiene base biológica se trasmite de cerebro a cerebro a través de la
información y la comunicación y que se puede observar, analizar y comprender como un
sistema, puesto que constituye un todo estructurado, funcional y racionalizable. La cultura,
como ya se dijo, incluye los conocimientos, técnicas, ideas, creencias, hábitos y valores
heredados. Si bien hay quien sostiene que la cultura no incluye os objetos materiales, éstos,
como resultado de los actos, se consideran formas de la cultura explícita. En todo caso, son
necesariamente productos culturales -cultura material- y objeto de estudio de algunas
disciplinas como la arqueología y la historia de la técnica (10).
"… los antropólogos utilizan la palabra 'cultura' en muchos sentidos diferentes. Creo que
algunos la utilizan como equivalente a lo que yo llamo forma de la vida social" (Radcliffe-
Brown, 1969:31).
Pensamos, en efecto, que esta equivalencia a la que se refiere R-B viene a ser una de las
definiciones más claras y totalizantes de cultura, esto es, como las formas de la vida social.
En el orden epistemológico, una pregunta que no puede dejar de inquietarnos es: ¿qué
clase de realidad posee la cultura? Pregunta que ha dado lugar a diferentes respuestas y
naturalmente a discusiones, planteamientos y propuestas que sería largo referir aquí, pero
que pueden ser agrupados en tres clases de enfoques diferentes, uno denominado
superorgánico, otro conceptualista y un tercero realista.
Según el enfoque conceptualista, la cultura no es una entidad per se sino el concepto que
usan los científicos sociales para relacionar y unificar conceptualmente una gran variedad
de hechos que de otro modo permanecerían separados y no podrían ser relacionados y
discernidos y, según el criterio realista, es tanto un concepto como una realidad empírica;
es un concepto porque es la principal teoría explicativa del objeto fundamental de la ciencia
antropológica y es una realidad empírica porque el concepto está reflejando la forma en
que realmente están organizados ciertos fenómenos que se agrupan bajo su contenido.
Partiendo del hecho de que la cultura es algo observable, comprensible y analizable se
aclara la cuestión de la naturaleza substancial de la cultura.
Los relativistas extremos negaban que pudieran elaborarse categorías o proposiciones que
fueran al mismo tiempo exactas y universales porque sostenían que cada cultura era única
y por lo tanto debía analizarse mediante sus propias categorías. Según Franz Boas cada
cultura es única porque es producto en parte de la casualidad y en parte de las
circunstancias históricas irrepetibles. Ruth Benedict sostenía que cada cultura es una
expresión única y legítima de las potencialidades humanas, en consecuencia no puede
haber normas universales de práctica cultural. También Alfred Kroeber pensaba que no se
pueden elaborar categorías generales en las que puedan incluirse de manera exacta todos
los fenómenos particulares de todas las culturas, por lo tanto las así llamadas "categorías
universales" resultaban inoperantes y en consecuencia falsas, infuncionales, cuando se
trata de aplicarlas.
El relativismo cultural y las perspectivas desde las cuales se juzgaba y analizaba una cultura
implican una serie de cuestiones que resultan muy discutibles. Es el caso por ejemplo del
relativismo moral puesto que los valores morales son válidos solamente dentro de cada
cultura e incluso de cada circunstancia. De acuerdo con esto no tendríamos derecho a
condenar la crueldad ni la inhumanidad aparentes de otros pueblos, porque al hacerlo
estaríamos proyectando nuestro propio sistema de valores más allá del único contexto en
el que son legítimos. Como explica Kneller, el relativismo crea un problema moral peculiar
a su doctrina: ¿hemos de aceptar como justificada cualquier costumbre por
contraproducente y aborrecible que nos parezca en la medida en que forma parte integral
de otra cultura? ¿no tenemos derecho -sigue preguntándose este autor- a condenar el
genocidio, el canibalismo, la esclavitud y la tortura física simplemente porque son prácticas
de otros pueblos?
Pensamos que las cosas no pueden llevarse a extremos porque se puede usar en gran
manera criterios antropológicos para estimar lo que podríamos llamar una racionalidad
universal, como los valores e instituciones, patrones y costumbres que contribuyen a la
supervivencia de la especie y a la integridad de cada grupo social. El relativismo cultural se
justifica como una posición metodológica en la investigación de culturas específicas y para
ello resulta de gran ayuda, mas no como principio orientador en la teoría antropológica,
puesto que negaría la adopción de valores de otras culturas que se consideren ventajosos.
Además, como dice Erich Fromm, el relativismo no puede admitir lógicamente que sea la
propia cultura la que distorsione el desarrollo de sus miembros porque niega que haya
criterios realmente válidos para el enjuiciamiento de las demás culturas. Eso significaría que
sólo son los individuos los que pueden ser inadaptados y no las culturas. Gravísimo
problema para el cambio cultural dirigido.
Los universalistas sostienen que todos los seres humanos comparten la misma naturaleza,
la cual requiere de los mismos principios y valores para su expresión. Si los individuos tienen
o siguen valores diferentes no es por que sus naturalezas sean diferentes sino porque no
cumplen con la naturaleza que poseen en común. Sostiene Kluckhon que todas las culturas
son esencialmente respuestas específicas a las mismas exigencias que plantean la biología
y las generalidades de la condición humana. Las pautas de vida de cada sociedad deben
ofrecer modos aprobados y sancionados de afrontar circunstancias tan universales como la
existencia de dos sexos, la desvalidez de los niños pequeños, la necesidad de requisitos
biológicos como la alimentación, etc. Del mismo modo hay ciertas necesidades de la vida
social para esta clase de animal que no importan para el caso donde se las viva o a qué
cultura pertenezcan. La cooperación para la adquisición de los elementos imprescindibles
parta la subsistencia o para otros fines requiere de un mínimo de conducta recíproca, de un
sistema común de comunicaciones y, por cierto, de valores mutuamente aceptados. Los
hechos de la biología humana y el carácter gregario de la especie lo proporcionan
determinados puntos de referencia invariables a partir de los cuales puede iniciarse la
comparación intercultural (11)
Algunas de las características que Robert Redfield sostiene como universales de la cultura
son: