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El ayuno en clave oriental

La cuaresma Católica se asemeja en fechas y duración con la Gran Cuaresma de los


cristianos Ortodoxos, que a su vez no tienen una sola, sino que varias en el año (por
ejemplo la cuaresma de navidad).

La Gran Cuaresma – la reina de las cuaresmas – es el período de preparación de 40 días


para la Semana Santa. En este período la forma por antonomasia para prepararse es por
medio del ayuno.

Culturalmente en el cristianismo occidental cuando se piensa en “Ayuno”


automáticamente se piensa en no comer carne (o “in extremis” no comer).

En el mundo ortodoxo la cosa no funciona así.

EL AYUNO

La Ortodoxia no entiende el ayuno como un imperativo categórico formal (mera


formalidad), esto es, como una privación de comida o de cualquier cosa de forma que hay
que cumplir.

Al contrario, el ayuno es un instrumento, una herramienta, un medio y no un fin, es un


regalo que se hace a uno mismo con el fin de facilitar la búsqueda de Dios. ¿Un regalo?
Así es, por medio del ayuno uno se despoja de todo aquello que te entorpece en este
camino.

La clave es la siguiente:
Ayuno = Oración + Arrepentimiento + Desapego + Vida comunitaria

La iglesia recomienda un ideal de ayuno: abstinencia de carnes y todo producto animal


(incluye huevo, leche, quesos, etc), abstinencia total en ciertas ocasiones, es obligatorio
para todo el que pueda realizarlo, a una persona que con suerte puede comer, no se le
puede exigir que no coma tal o cual cosa, así como no se le puede exigir a un enfermo a
un anciano ayunar de la misma forma que una persona buena y sana. Pero sí se le puede
pedir a aquellas personas que sean más caritativas, más piadosas o que renuncie a ciertos
vicios…

Es por esto que cada cristiano debe – sin ser acomodaticio ni pusilánime – encontrar su
“sistema de ayunar”, hallar su mejor forma en la cual pueda hacer su “esfuerzo total” –
para llegar a Dios, y este esfuerzo total tiene que ser de cuerpo y espíritu porque ambos
están íntimamente conectados entre sí. “El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”
(Mateo 19:12).

El ayuno es un proceso interno, es decir, no se ayuna por pose o figuración (Mateo 6:16).
Si alguien ayuna para dárselas de místico o un asceta espiritual de segunda mano, no está
ayunando. ¿Por? Porque no hay desapego, y en este caso el apego lo da el afán de
figuración, el EGO.

Si bien es un proceso interno, no significa que sea un proceso solitario, cuando se


comparte con hermanos en la fe que también están haciendo su propio “esfuerzo total”
por llevar una vida más quieta, disciplinada y contemplativa, sea orando, meditando,
cantando, haciendo obras de caridad, compartiendo una cena.... este difícil período de
“limpieza espiritual” se hace muchísimo más llevadero – lo cual nos lleva al concepto
genuino de Iglesia como “Comunidad”. Cristo dijo “En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33)

Si no observas el ayuno, no te ganaste un pasaje en primera clase al infierno, sino que te


perdiste una magnífica oportunidad de mejorar como persona y principalmente como
Cristiano.

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