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“PRECEDENTE HUATUCO”

RESUMEN DIDACTICO DE LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


EXP. 05057-2013-PA/TC JUNIN
Por: Alí Félix León Charca.

Premisa
El Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, dispone que:
"Artículo VII.- Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa
juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el
extremo de su efecto normativo (...)".
Por mandato expreso del precedente Huatuco, los fundamentos (propiamente apartados
numerales) 18, 20, 21, 22 y 23 constituyen el precedente vinculante, siendo que no
necesariamente son los más trascendentales de la resolución que a continuación
analizamos.
Generalidades
Un precedente vinculante del Tribunal Constitucional es la razón o fundamento expreso un
fallo dictado por el “máximo intérprete de la Constitución” en determinado caso, el cual
contiene lineamientos de nivel normativo, aplicables a casos análogos, en un afán de
unificar la jurisprudencia nacional, en materia de justicia constitucional y justicia ordinaria.
En esta parte del documento, expresamos pareceres sobre otro aspecto cardinal; lo relativo
a los regímenes laborales vigentes en el Perú.
Diremos así que por mandato expreso de la Tercera Disposición Final y Transitoria de la
Carta de 1993, se ha sancionado expresamente lo siguiente:
“Tercera.- No son acumulables servicios prestados a la actividad pública y privada En tanto
́ enes diferenciados de trabajo entre la actividad privada y la pública, en
subsistan regim
ningún caso y por ningún concepto pueden acumularse servicios prestados bajo ambos
́ enes. Es nulo todo acto o resolución en contrario”.
regim
Resulta entonces que en nuestro país sólo existen dos regímenes laborales, siendo que los
demás a los que erróneamente se les atribuye esta categoría (como el CAS), constituyen
estatutos, fueros (o si se quiere sub regímenes de alguno de los referidos por la
Constitución; a saber: el púbico y el privado).
Valga la aclaración pues el CAS, es un estatuto propio del régimen laboral público, a pesar
que el propio Tribunal Constitucional -en otra sentencia-, y sin que la ley así lo indique, haya
razonado que se trata de un régimen laboral: error.
El precedente Huatuco tiene incidencia únicamente para los trabajadores del Estado, sujetos
al denominado régimen laboral de la actividad privada, como los obreros municipales, los
empleados de proyectos especiales regionales (caso Plan MERISS, IMA, COPESCO, etc.) y
los de instituciones deliberadamente acogidas a este régimen como la SUNAT, la SUNARP
o INDECOPI.
Sucede entonces que la sentencia que comentamos, no alcanza al universo íntegro de
trabajadores estatales, sino tan sólo a aquellos cuya situación laboral se encuentra
regulada por el Decreto Supremo 03-97-TR, Texto Unico y Ordenado de la Ley de
Productividad y Competitividad Laboral - Decreto Legislativo 728.
Fuera del ámbito descriptivo que en su parte expositiva (toda sentencia contiene), el
precedente Huatuco, aborda lo relativo al régimen laboral privado en la contratación de
personal del Estado, aspecto que resulta ilustrativo y valioso.
Lo privado en el empleo público: la reposición
Dice el precedente Huatuco que las reposiciones del personal sujeto al régimen laboral
privado que prestó servicios en entidades públicas, vinculados por contratos sujetos a
modalidad o civiles (locación de servicios y obra) desnaturalizados, como consecuencia de

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procesos de amparo donde sus pretensiones fueron estimadas, obedecieron a una
interpretación literal y aislada de los Artículos 4ª y 77º del Decreto Supremo 03-97-TR.
Aunque el argumento del Tribunal sobre el silogismo del literal “d” del Artículo 77º de la
norma y su conclusión es interesante; no podemos decir lo mismo del juicio de valor que
califica a ello como un simple ejercicio literal, pues la casuística laboral respecto de esta
materia, demuestra que el juzgador en muchas ocasiones ha acudido a la interpretación
teleológica y exegética, para respaldar en derecho, las decisiones de sus sentencias,
cuando la frondosa situación probatoria o la complejidad misma del caso, así lo han
impuesto.
Luego, el precedente se detiene en la necesidad de analizar la posición de quienes
sostienen que el Artículo 5º de la Ley Marco del Empleo Público Nro. 28175 (norma que no
discrimina entre régimen público y privado a tiempo de abordar la situación laboral de los
trabajadores del Estado), constituye el fundamento legal suficiente para impedir la reposición
de un trabajador del Estado que no haya ingresado a su puesto de labor por concurso
público y abierto.
Los criterios que sobre función pública esboza la sentencia del Tribunal, son prudentes y
adecuados, además de ilustrativos, desde un punto de vista estrictamente doctrinario.
Concurso público de méritos para una plaza presupuestada y vacante de duración
indeterminada
Dice el Tribunal, que el aspecto relevante para identificar a un funcionario o servidor público
es el desempeño de funciones en las entidades públicas del Estado, para después citar el
texto íntegro del Artículo 5º de la Ley Marco del Empleo Público y sin que la norma lo
disponga específicamente, concluir que existen suficientes y justificadas razones para
asumir que el ingreso a la administración pública, mediante un contrato a plazo
indeterminado, exige necesariamente un previo concurso público de méritos para una plaza
presupuestada y vacante de duración indeterminada. Nótese que es el Tribunal quien ha
integrado a la noción original del concurso público, la organicidad de la plaza (vacancia y
presupuesto).
Sucede entonces que el Tribunal reconoce el privilegio de la meritocracia, por encima de
cualquier otro factor, desde la vinculación laboral hasta las instancias ulteriores del empleo,
mas no coincidimos en que le fundamento para ello sea el paralelo efectuado con la Ley del
Servicio Civil, Nro. 30057, disposición que a pesar de ocuparse de
empleo público, no es compatible con el tema analizado, pues su vigencia corresponde a un
régimen laboral distinto (el público).
Así el apartado numeral “15” del precedente Huatuco destaca nítidamente por presentar un
razonamiento determinante en el fallo, para ello lo citamos textualmente:
“15. En consecuencia, teniendo en cuenta lo expuesto en el fundamento 9 supra, cabe
establecer que cuando los Artículos 4° y 77° del TUO del Decreto Legislativo N.°
728, sean aplicados en el ámbito de la Administración Pública, deberán ser interpretados en
el sentido de que el ingreso de nuevo personal o la "reincorporación" por mandato judicial,
con una relación laboral de naturaleza indeterminada, en una entidad del Estado, para
ocupar una plaza comprendida dentro del PAP o CAP, o del instrumento interno de gestión
que haga sus veces, podrá efectuarse siempre que previamente la persona haya
ganado un concurso público de méritos para una plaza presupuestada y vacante de
duración indeterminada”.
Acto seguido se reitera que la reposición, en ningún caso, es un derecho que corresponda al
trabajador que se desempeñó en calidad de personal de confianza.
Por su parte el apartado numeral “17” de la sentencia, contiene otro mandato jurisprudencial
capital, que muy pocas autoridades judiciales observan y que menos entidades públicas
acatan, a saber:
“17. En esa perspectiva, este Tribunal, en su jurisprudencia, ha establecido que en los
procesos de amparo en los cuales se demanda al Estado para que un ex trabajador sea
reincorporado, cuando se interponga y admita una demanda debe registrarse como una
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posible contingencia económica que es necesario prever en el presupuesto, con la finalidad
de que la plaza que ocupaba el demandante se mantenga presupuestada para, de ser el
caso, actuar o ejecutar en forma inmediata la sentencia estimatoria (SSTC Nros. 3470-2012-
PA/TC, 00404-2013-PA/TC, 04763-201 LPA/TC, 01214-2012-PA/TC, 00276-2013-PA/TC,
04225-2012-PA/TC, entre otros), siempre y cuando se verifique que el demandante ha
ingresado mediante concurso público de méritos y abierto para una plaza presupuestada y
vacante de duración indeterminada”.
El criterio citado resulta de mucha utilidad para proyectar la comprensión del subtítulo
siguiente.
¿Y si el trabajador no ingresó al servicio del Estado por concurso?
El requisito integrado para la reposición de un trabajador consistente en el acceso al empleo
por concurso público a plaza debidamente presupuestada e indeterminada, es propio del
régimen laboral privado en contratos de trabajadores que presten servicios para el Estado,
el Tribunal recalca que este concepto no esta vigente para el caso de trabajadores de
empresas privadas que obviamente laboren con sujeción al régimen de la actividad privada.
Siendo esto así, la opción de la indemnización con tope de 12 sueldos (prevista por el
Artículo 38º del Decreto Supremo 03-97-TR, cobra vigencia automática como única
reparación laboral frente a los efectos del despido operado en contra del trabajador
demandante. Esto último se aprecia del apartado numeral “22” de la sentencia que es
enfático en precisar lo siguiente:
“22. En el supuesto de que en un proceso de amparo el demandante no pueda ser
reincorporado por no haber ingresado por concurso público de méritos para una plaza
presupuestada, vacante de duración indeterminada, el juez reconducirá el proceso a la vía
ordinaria laboral para que la parte demandante solicite la indemnización que corresponda,
conforme a lo previsto en el Artículo 38° del TUO del Decreto Legislativo Nro. 728. Dicha vía
proseguirá el trámite conforme a la ley procesal de la materia y no podrá ser rechazada por
la causal de extemporaneidad. Una vez que el juez laboral competente se avoque al
conocimiento del caso, deberá entenderse presentada y admitida la demanda laboral, y se
otorgará al demandante un plazo razonable a efectos de que adecue su demanda conforme
a las reglas previstas para la etapa postulatoria del proceso laboral. Transcurrido dicho plazo
sin que el demandante realice la respectiva adecuación, procederá el archivo del proceso”.
Al preverse que la reconducción de la demanda por el juzgador constitucional al ordinario
laboral, se considera además que la adecuación de la demanda nunca podrá importar
causal de extemporaneidad. Es por esto último que el Tribunal Constitucional no está
efectuando legislación negativa, sino positiva, lo cual no sorprende de este órgano
acostumbrado históricamente a comportarse de este modo al haber incluso ordenado al
Congreso que dicte normas en uno u otro sentido.
Responsabilidad
Con acierto, la sentencia recuerda la plena vigencia del Artículo 243º de la Ley 27444 Ley
del Procedimiento Administrativo General, que determina sanciones administrativas
(entiéndase laborales si correspondiera), civiles y/o penales, para servidores y funcionarios
públicos, que al ser responsables de la contratación de personal en las respectivas
entidades del Estado, no observan adecuadamente los derechos de los trabajadores en
relación a la materia, en especial lo que signifique la inobservancia de instrumentos de
gestión.
El tema de fondo consiste en sancionar a los funcionarios o servidores responsables de
contratar en formato temporal a un trabajador cuyo vínculo luego es declarado
desnaturalizado.
A pesar que un sector de la doctrina y el propio voto discordante de Blumen Fortini, califica
de impertinente y excesiva esta medida, nosotros consideramos que es acertada, a fin de
evitar ligerezas por parte de aquellos llamados a cuidar los intereses patronales del Estado.
Aplicabilidad

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El precedente Huatuco debe observarse desde el día siguiente de su publicación en el
Diario Oficial El Peruano, incluso en aquellos procesos que se encuentren en trámite,
oficializando una suerte de retroactividad perjudicial al trabajador pues al precedente se le
ha dotado de alcance sobre hechos producidos con anterioridad a su concepción y vigencia.
Aquí coincidimos con Blume.
Del fondo en el precedente Huatuco
Consideraciones previas:
* La demanda que ha dado lugar al precedente Huatuco, versó sobre un despido incausado,
violación de derechos constitucionales al trabajo, protección contra el despido arbitrario y al
debido proceso, de acuerdo con la postulación de Beatriz Huatuco Huatuco contra el Poder
Judicial (Corte Superior de Justicia de Junín) y no contra una municipalidad o un gobierno
regional.
* En la demanda se sustentó la desnaturalización del vínculo de trabajo por la sumatoria de
contratos modales que al vencimiento del último, no ha operado renovación, dando lugar a
interpretar lo sucedido como un auténtico despido.
* La contestación afirmó que el vinculo de trabajo fue siempre temporal, supeditado a que la
plaza ocupada fuese cubierta en el futuro, por el ganador de un concurso público, de lo cual
la demandante era consciente.
La sentencia del Tribunal Constitucional es una de mérito, pues se pronuncia sobre el fondo
de la controversia al declarar infundada la demanda. La razón de su decisión se constriñe a
lo previsto en los apartados numerales “31”, “32” y “33” de la sentencia, que literalmente
prevén:
“31. En el caso de autos, la demandante afirma haber sido objeto de un despido incausado
en noviembre de 2011; por tanto, a fin de verificar si éste se produjo o no, se procederá a
analizar el periodo contractual en el que habría ocurrido el supuesto despido. Para ello, es
necesario determinar si los contratos modales suscritos entre la trabajadora y la parte
demandada se desnaturalizaron, debiendo ser considerado este como un contrato de plazo
indeterminado, en cuyo caso la parte demandante sólo podía ser despedida por causa
relacionada con su conducta o capacidad laboral que lo justifique”.
“32. En la cláusula primera del contrato de trabajo para servicio específico, que obra a fojas
10 y en las cláusulas segunda y tercera del mismo, se ha cumplido con justificar la causa
objetiva determinante de la contratación modal. Asimismo, se ha acreditado que la
actora realizó las mismas funciones para las que fue contratada y que no trabajó
luego del vencimiento del último contrato. En consecuencia, no se han desnaturalizado
los contratos modales suscritos entre las partes”.
De la parte final de la cita, se aprecia que en la valoración de los medios probatorios,
(principalmente los contratos de trabajo) y los tres enunciados que de ello emerge,
constituye la verdadera razón de la expedición de la sentencia en contra de los intereses de
la trabajadora demandante, siendo que para ello se ha acudido a esa supuesta
"interpretación literal" de las normas laborales que ha denunciado el Tribunal al inicio de la
resolución, como ya hemos explicado.
“33. Conforme al artículo 16, inciso c) del TUO del Decreto Legislativo 728, son causas de
extinción de la relación laboral: la terminación de la obra o servicio, el cumplimiento de la
condición resolutoria y el vencimiento del plazo en los contratos legalmente celebrados bajo
modalidad. En este caso se puede afirmar que la conclusión del vínculo laboral obedece
al libre albedrío de ambas partes, previamente pactado en un contrato de trabajo
sujeto a plazo determinado. Siendo así, no tienen asidero las expresiones de la parte
demandante en el sentido que habría sido despedida sin causa alguna. Por tanto, no
habiéndose acreditado la vulneración de los derechos constitucionales relativos al trabajo, la
demanda deber ser desestimada”.
El resaltado (en negrita) del apartado numeral “33” de la sentencia, conduce a la ineludible
conclusión que el Tribunal Constitucional, se equivoca una vez más al

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considerar que el encuadre teórico del Derecho del Trabajo responde a los mismos
parámetros del Derecho Civil, en el cual es la voluntad de las partes la que constituye fuente
primera de obligaciones, cuando lo coherente para la rama social es acudir primero a la
legislación y ya con carácter subsidiario a la voluntad de los interesados.
Nuestra posición crítica y en su caso escéptica sobre el cambio cualitativo que en la justicia
constitucional acarreará el precedente, se contrae a fundamentos similares (y otros de
naturaleza diversa), a los del voto en discordia del magistrado Blume Fortini que también
forma parte de la resolución, aquellos que en otra oportunidad merecerán análisis específico
de nuestra parte.
Hecho el precedente, hecha la trampa
Aunque el aforisma se refiere a la ley (entiéndase norma jurídica), resulta inevitable pensar
así en relación a este precedente vinculante.
Algunos elementos implícitos del conflicto, imposibles de analizar sin el expediente a la
vista, puesto que la sentencia del Tribunal Constitucional no se ocupa de ellos:
* El Poder Judicial recluta a su personal ¿sin concurso público?, sabemos que incluso para
simples suplencias y vínculos temporales, el Poder Judicial convoca concursos públicos.
* La hermenéutica del precedente, permite vislumbrar situaciones conflictivas que se
producen en el Estado, al contratarse en su seno trabajadores contratados directamente por
múltiples razones ajenas a la meritocracia, como ocurre en gobiernos regionales y
municipalidades en los que podría denunciarse por ejemplo: clientelismo político.
* Al interpretarse con mucha flexibilidad, un requisito de la Ley Marco del Empleo Público y
exigirse que para la reposición de un trabajador del Estado sujeto al régimen laboral del
sector privado, debe acreditarse ingreso por concurso público de méritos a una plaza
orgánica debidamente presupuestada ¿no se está desvistiendo un santo para vestir otro?
* En efecto, “la cabra siempre tira hacia el monte”, y en materia de derechos laborales se
percibe una tendencia de explotación del hombre por el hombre. Sera entonces que a partir
de este precedente, en regiones y municipios proliferarán las contrataciones directas ¿sin
horizonte indeterminado? O sea más cholos baratos y sin estabilidad en el empleo.
Una aclaración final, en todo este asunto nada tiene que hacer la Ley 24041, mediante la
cual, el personal contratado de acuerdo con los alcances del Decreto Legislativo 276 que
preste más de una año continuo de servicios, no puede ser destituido sin proceso
administrativo previo, pues dicha garantía corresponde a los trabajadores sujetos al
denominado régimen laboral de la actividad pública o la agonizante Ley de Bases de la
Carrera Administrativa. Inquietudes o mayor información dirigirse a

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