You are on page 1of 2

Por qué el Gobierno ve en Iberdrola un

peligro creciente para el futuro recibo de


la luz
CARLOS SEGOVIA 25 feb. 2018

Mariano Rajoy saluda al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. EFE

En la mañana del miércoles, mientras el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán,


presentaba implícitamente a Álvaro Nadal como un intervencionista arbitrario nada
menos que en Londres y ante analistas, el ministro de Energía estaba en el Congreso de
los Diputados. Allí suele aprovechar ratos muertos para consultar la 'app' en su móvil
que le permite ver en tiempo real el precio de la luz en España y cómo se está formando
en el momento. Los días que apenas entra en el mercado la energía eólica, siempre hay
riesgo de que el sistema termine necesitando la entrada del gas, lo más caro. Sin
embargo, hay otras fuentes que entran antes que el gas y amortiguan la subida del
recibo: el carbón y la energía nuclear.

Cada vez que Nadal ve esos datos se reafirma en su política de obstaculizar cualquier
intento como los últimos de Iberdrola de cerrar plantas de carbón o nucleares.

Galán es un adalid europeo de la descarbonización en sintonía con Greenpeace y la


política impulsada por la Comisión Europea y sabe que, se ponga Nadal como se ponga,
la normativa comunitaria le permitirá cerrar plantas de carbón en España en 2020.
También espera que a lo largo de este año se decida el cierre de una central nuclear,
Almaraz, como preludio de una cadena de clausuras en los próximos años de la mayoría
del parque español arropado también con la tendencia de moda en muchos países.

Iberdrola continúa siendo un importante actor en esas fuentes de energía y en la rentable


hidráulica, pero emprendió una apuesta pionera de diversificación tomando posiciones
en gas y renovables hasta convertirse en un coloso europeo. Cuando llegó Galán a
Iberdrola en 2001, valía 12.000 millones en Bolsa, ahora vale 40.000 millones.

La eléctrica que mantiene sede en Bilbao ha crecido mucho, demasiado, a ojos del
Gobierno, que empieza a ver a Iberdrola más como una amenaza, un problema potencial
para España que como una campeón nacional a proteger. «Cuando esta empresa habla
de cerrar el carbón y la energía nuclear no piensa en el interés general, piensa en su
interés para dominar el mercado», resume una fuente gubernamental. Galán, sin
embargo, sostiene que solo hace lo que debe hacer una empresa eficiente con visión a
largo plazo en el nuevo entorno energético.

Su gran rival, Endesa, ha perdido enorme fuelle por la asombrosa actuación depredadora
de su propietario desde 2009 el grupo italiano Enel. Aunque su principal accionista es el
Estado italiano, Enel ha actuado más allá de un fondo buitre sacando de Endesa sus
activos en Iberoamérica y primando el dividendo a la inversión. Eso ha limitado la
apuesta por las renovables de Endesa, que sigue fuerte en las dos energías que ataca
Galán: nuclear y carbón. Si se van cerrando y Endesa continúa en sus actuales manos,
será un actor cada vez más pequeño frente a Iberdrola.

En cuanto a la tercera empresa en liza, Gas Natural Fenosa, es una incógnita. La salida
de Repsol de su accionariado tiene ventajas como la de que tendrá manos libres para
desarrollar coches impulsados por gas. Pero los nuevos accionistas son fondos como
CVC o JIP, cuya vocación es que sea mucho más rentable a medio plazo y revender.
Para ello confían en el nuevo presidente, Francisco Reynés, que ha salido de Abertis en
plena OPA, y que va a tener la presión de vender activos más que trabajar fusiones
como con la lusa EDP. Si Endesa sigue restringida por Enel, Iberdrola tiene todas las de
ganar para ser el gran actor dominante del mercado eléctrico español en la próxima
década, según el inquietante análisis del Gobierno compartido por la Comisión de
Competencia.

Galán incorporó en 2011 a su consejo de administración a Ángel Acebes, muy


apreciado por Rajoy, y ha mantenido en la compañía durante tres lustros a Fernando
Becker, amigo de juventud del gallego. Pero éste, caído en desgracia hace tiempo, salió
el pasado enero de la eléctrica y, libre ya, ha entrado en las quinielas de ministrables,
aunque cada vez suena menos.

Mientras tanto, Rajoy está dejando hacer a Nadal en su choque con los planteamientos
de Iberdrola. El ministro ve además intolerable que los actores de un sector regulado se
atrevan a impugnar toda norma que aparezca en el BOE y vigila que las eléctricas
españolas no hagan lobby en la UE en contra de las interconexiones con España para
que no se abarate la energía. La vieja sospecha del PP de que Iberdrola financia a
Ciudadanos ha aumentado tras cuestionar esta fuerza política un plan de interconexiones
gasísticas en el Parlamento Europeo.

El jefe de la eléctrica niega conspiraciones y exige al ministro que no sea cortoplacista e


intervencionista. Nadal replica que quien protege el libre mercado es él de intentos
monopolistas como el de Iberdrola. La competitividad de España exige abaratar la
energía. Eso requiere libre competencia y responsabilidad en las empresas, que no
deben olvidar el mercado que las ha hecho multinacionales. También que el Estado
planifique la transición energética con consenso a largo plazo. Mucho pedir hasta ahora
en este poderoso sector.

You might also like