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Amado señor Jesús nosotros los jóvenes Dirección educativa queremos acompañarte
en tu camino de amor y de dolor Unidos a todos los jóvenes del mundo permite que
vayamos comprendiendo poco a poco lo que significa seguir tus pasos en compañía de
tu madre podamos consolarte. Amén.
Los jóvenes somos Cristo condenado a muerte, somos un potencial de energías físicas
y espirituales. Cristo joven en América Latina.
Hermanos conscientes de los desafíos que nos plantea una sociedad caduca y
opresora, asumamos nuestra realidad, demos la cara, pongamos el pecho a la vida.
Seamos valientes y salgamos al encuentro de la Cruz.
Padre:
En tu hijo somos tus hijos
En Jesucristo Somos la vida condenada a la muerte
Es la Pascua del mundo
Es la ley del granito de trigo llamado a dar fruto.
A condición de ser sepultado.
Es el misterio de la vida y de la muerte.
Es la juventud de mi pueblo.
Cristo: tú reinarás, Cristo hermano, tú nos salvarás!
2. SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús carga con la cruz (Isaías 53, 11-12; Juan 19, 17)
Hace falta Hombres que quieran encarnar el Cristo sufriente. La vida fácil de nuestra
sociedad consumista nos ha hecho perder el camino del sacrificio. La vida es lucha, la
vida es Cruz. Una aventura difícil, una conquista de valientes.
No entendemos nada. Vendados por la inconsciencia, perdimos la pista del Calvario.
Nos negamos a construir una humanidad nueva, un mundo distinto.
Infecundos, no creemos en la resurrección de los hombres. Pesimista morimos
aplastados por nuestra propia Cruz.
Padre:
Aquí estoy, abrazado a mi cruz.
Quiero ir con ella por doquier.
Quiero agarrarme a ella
Como instrumento Redentor…
Dura, áspera, así la amo.
Así Caminaré por la vida
Invitando a todos mis hermanos
A llevar alegremente su cruz.
Con la esperanza de la liberación
3. TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae (Salmo 68, 2-4; Salmo 62, 1-3)
Uno de nuestros pecados es la autosuficiencia. Nos creemos Los Fuertes los perfectos.
Con prepotencia protestamos y con gritos creemos arreglarlo todo, cambiarlo todo.
Inexpertos, inestables y defraudados caemos una y otra vez en nuestros refugios: la
evasión hacia lo fácil, la civilización del consumo: las drogas, el alcoholismo, el
sexualismo.
Padre:
Reconozco mi debilidad y mi pecado
Soy un arrodillado ante los ídolos modernos
Ayúdame a tomar de nuevo mi cruz
Dame sabiduría para discernir los caminos de la liberación personal
Que mis caídas señor no me acomplejen ni me estanquen.
Quiero continuar mi marcha hacia la Pascua con todos los jóvenes valientes que han
logrado vencer al maligno.
4. CUARTA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras (Juan 19, 23;
Mateo 27, 35)
Padre:
Queremos tirar la máscara.
Queremos despojarnos de complicados
ropajes que ocultan nuestro verdadero
rostro revista nos del hombre nuevo creado
a su imagen y semejanza imprimir nosotros
las señales de tu pasión florezcan rosas de amor
en nuestra carne toca con tu espíritu las
manos los pies y el corazón de los hombres
quiero gritar en la montaña de mi entrega
dichosos los limpios de corazón
5. QUINTA ESTACIÓN: Jesús encuentra con María su madre (Juan 19, 25-27)
María mujer solidaria con la causa de los pobres ella está presente en la lucha de los
hombres que buscan una mañana de resurrección aquí está y junto a los hombres a los
jóvenes animando los apoyándonos sufriendo con nosotros dolorosa de pie nos
recuerda a tantas mujeres del pueblo que gritaron con nuestros campesinos Criollos
creemos en la libertad creemos en el futuro de nuestra patria
Padre:
Gracias porque en medio de mis tristezas
colocaste una sonrisa femenina
Gracias porque en María brilla para los pobres, la esperanza
Gracias porque elegiste a los humildes para ser instrumentos prefectos preferidos de la
liberación
Gracias porque es María nos diste a la madre del amor.
6. SEXTA ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz y es sepultado (Isaías 5, 20; Lucas
23, 35-46)
Hoy como ayer el pueblo espera un jefe, un guía, un maestro. Ayer fue Moisés, hoy es
Cristo.
Cristo surge en lo más íntimo de cada uno de nosotros, comprometidos en la creación
de una humanidad distinta.
Padre:
Llámame a colaborar contigo desde mi hogar
desde mi colegio, desde mi trabajo, desde mi profesión.
Donde quiera que me encuentre.
Quiero ofrecer el sacrificio de mi vida para el crecimiento de tu Reino
Quiero liberar al mundo de todas las idolatrías que lo amenazan
Quiero devolverlo a ti creador nuestro purificado de toda servidumbre.