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Agnotología

La agnotología (del griego ἄγνωσις, agnōsis, "desconocer" (griego ἄγνωτος "desconocido" 1 ), y -


λογία, -logía.2 es el estudio de la ignorancia o duda culturalmente inducida, especialmente a la
publicación de datos científicos erróneos o tendenciosos. 3
El término fue inventado por Robert Proctor, profesor estadounidense de Historia de la ciencia y
de la tecnología en la Universidad de Stanford.4 5 6 De forma más general, el término también
hace referencia a los casos cada vez más comunes en que un mayor conocimiento de un tema
resulta en que se tengan más dudas que al comienzo.
Robert Proctor investiga cómo la ignorancia se genera activamente en la sociedad a través de
fuentes como el secretismo militar o judicial y por medio de políticas deliberadas. La manufactura
de la ignorancia es muy común, como en el caso del calentamiento global o la teoría de la
evolución, que siguen poniéndose en duda en algunos colectivos, como si no se tratara de
verdades científicas. El autor afirma que este tipo de tecnología de la desinformación surge de la
industria tabacalera.
"La ignorancia es poder… y la agnotología es la creación deliberada de ignorancia"
Robert Proctor, investigador

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ See: Wiktionary entry on ἄγνωτος.
2. Volver arriba↑ Palmer, Barbara (4 de octubre de 2005). «Conference to explore the social construction of ignorance». Stanford News
Service. Archivado desde el original el 24 de julio de 2007. Consultado el 12 de agosto de 2007. «Proctor uses the term "agnotology" – a word
coined from agnosis, meaning "not knowing" – to describe a new approach to looking at knowledge through the study of ignorance.»
3. Volver arriba↑ Proctor, Robert (junio de 2009). «Existe una industria de creación de ignorancia». Muy interesante (337): 54-58.
4. Volver arriba↑ Arenson, Karen W. (22 de agosto de 2006). «What Organizations Don't Want to Know Can Hurt». New York Times.
«'there is a lot more protectiveness than there used to be,' said Dr. Proctor, who is shaping a new field, the study of ignorance, which he calls
agnotology. 'It is often safer not to know.'».
5. Volver arriba↑ Kreye, Andrian (2007). «We Will Overcome Agnotology (The Cultural Production Of Ignorance)». The Edge World
Question Center 2007. Edge Foundation. p. 6.Archivado desde el original el 18 de agosto de 2007. Consultado el 12 de agosto de 2007. «This
is about a society's choice between listening to science and falling prey to what Stanford science historian Robert N. Proctor calls agnotology
(the cultural production of ignorance)».
6. Volver arriba↑ «Stanford History Department : Robert N. Proctor». Stanford University. Archivado desde el original el 19 de marzo de
2007. Consultado el 12 de agosto de 2007.

Bibliografía[editar]
 Michaels, David (2008). Doubt is Their Product: How industry's assault on science
threatens your health. Londres: Oxford University Press. ISBN 978-0-19-530067-3.
 Mooney, Chris (2005). The Republican War on Science. Basic Books. ISBN 0-465-04676-2.
 Proctor, Robert N. (1995). Cancer Wars: How politics shapes what we know and don't
know about cancer. Nueva York: Basic Books. ISBN 978-0-465-00859-9.
 Proctor, Robert N.; Schiebinger, Londa, eds. (2008). Agnotology: The making and
unmaking of ignorance. Palo Alto, CA: Stanford University Press. ISBN 978-0-8047-5901-4.
Consultado el 31 de octubre de 2011.
 Smithson M (1985). «Toward a social theory of ignorance». Journal for the Theory of
Social Behaviour 20 (4): 323-346. doi:10.1111/j.1468-5914.1985.tb00049.x.

Enlaces externos[editar]
 Web del profesor Robert Proctor en la Universidad de Stanford
La ‘agnotología’
Se fabrica de modo intencionado la duda y la ignorancia para que las cosas no salgan
JOAQUÍN ESTEFANÍA 7 SEP 2014 - 00:50 CEST
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Después del verano, los asuntos relacionados con la regeneración democrática han sustituido en
la agenda pública a los relacionados con la crisis económica, como si ésta se hubiese superado
y los problemas vinculados a su gestión ya no permanecieran entre nosotros. Cambiar de tema
por agotamiento.

Es peculiar que se trate a los déficits de la democracia como si fuesen de raíz española, pero no
es así. Para su estudio se necesita una perspectiva comparada, no sea que alguien vuelva a
proponer a un “cirujano de hierro” como Joaquín Costa, o la necesidad de un tecnócrata como
salvador de la patria, como ocurrió hace poco en Grecia e Italia. La realidad es que en todo tipo
de democracias, avanzadas o emergentes, proporcionales, mayoritarias o presidencialistas, se
multiplican los ejemplos de desafección de los ciudadanos respecto a sus élites. Quizá es que la
democracia no está dando tantos resultados como las expectativas generadas, y que el dúo
democracia y capitalismo, que ha funcionado razonablemente bien desde la II Guerra Mundial,
da muestras de un desequilibrio creciente en beneficio del segundo y en detrimento de la
primera.

Un resultado de la Gran Recesión ha sido los esfuerzos de muchos de sus


responsables de inyectar ruido en la opinión pública

Los economistas suelen pedir prestados para su léxico conceptos y verbos provenientes de otras
ciencias, dada la pobreza de aquél (cáncer, metástasis, enfriar, calentar...). Ahora han
introducido la noción de agnotología (por ejemplo, el historiador y filósofo del pensamiento
económico de la Universidad de Notre Dame Philip Mirowski en su muy notable ensayo Nunca
dejes que una crisis te gane la partida; editorial Deusto). La agnotología es el estudio centrado
en la fabricación intencionada de la duda y la ignorancia en la población por motivos interesados.

A veces, la ambición de algunos gobernantes en apuros, necesitados de tiempo (electoral), es


sembrar la duda y la ignorancia. No se trata tanto de convencer a los indecisos como de nublar
la mente de quienes carecen de la paciencia para profundizar en las situaciones.
Laagnotología se desarrolló con la industria del tabaco y el cáncer de pulmón y siguió con el
calentamiento global, la teoría de la evolución o la eficacia de determinados medicamentos.
Como si no hubiera suficientes argumentos científicos para demostrarlos.
Desde hace tiempo, la agnotología se ha trasladado a la economía. Un resultado sin precedente
de la Gran Recesión ha sido los denodados esfuerzos de muchos de sus responsables de
inyectar cantidades ingentes de ruido en la opinión pública, dirigidas a confundir a una población
irritada y nerviosa sobre las causas y las consecuencias de lo sucedido.

Habría que evitar que ahora sucediese lo mismo con la llamada regeneración democrática. Lo
que diferencia a España de otros países es, sobre todo, una tasa de paro del 25%, con todo lo
que significa en materia de empobrecimiento, desigualdad y ausencia de salidas. Lo demás, en
uno u otro grado, lo tienen los demás países.

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Armas de distracción masiva


La agnotología es el estudio de la fabricación premeditada de
desconocimiento

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SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ

25 MAR 2017 - 19:40 CET


El presidente ruso Vladimir Putin juntos con la candidata francesa al
Elíseo Marine Le Pen. MIKHAIL KLIMENTYEV AP
Se aproximan las elecciones francesas y alemanas y, en uno y otro
país, políticos y periodistas se preguntan cómo hacer frente a
eventuales campañas de uso continuado de datos falsos, que tanto
éxito tuvieron en Reino Unido y en Estados Unidos. Las Armas de
Distracción Masiva (título de una canción del grupo rapero francés
IAM y de una película americana bastante mala) son un fenómeno
nuevo, porque no forman parte de los clásicos mecanismos de
propaganda política ideados en la Alemania de entreguerras o en la
URSS de los años treinta. Estas ADM están destinadas a mercados
occidentales, con democracias liberales, y han sido ensayadas y
perfeccionadas por especialistas vinculados a la extrema derecha o a
la llamada derecha alternativa, originaria de Estados Unidos.
Su raíz no está tanto en la propaganda política como en la
manipulación publicitaria, y seguramente es más fácil encontrar
paralelismos con la campaña que montaron las grandes
multinacionales tabaqueras en los años sesenta para impedir que se
relacionara su producto con el cáncer que con los discursos de
Goebbels o Stalin. Lo explica muy bien el economista y presentador
de la BBC Tim Harford en un artículo titulado The Problem with Facts.
Las ADM persiguen que los debates políticos no se planteen en el
terrero de la acción, de las medidas necesarias para solucionar
determinados problemas, sino que se agoten dando vueltas sobre la
falsedad de determinados datos. ¿Tiene sentido levantar un muro en
la frontera entre México y Estados Unidos? De momento, habrá que
desmentir los datos falsos sobre el coste de ese muro,difundidos
masiva y organizadamente por los interesados. La “bomba de
distracción” funciona de maravilla y las dudas sobre el precio se
instalan en todos los foros de debate, en lugar del sentido y eficacia
del asunto.
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Las armas de distracción masiva son la total negación
del debate político
En el fondo, se trata de la total negación del debate político, porque
éste debe girar no en torno a unos datos, sino en torno a propuestas
para cambiar esos datos y la realidad. Las ADM persiguen dos
cosas: negar la credibilidad de las fuentes, por muy solventes que
sean, y negar los propios hechos. El efecto combinado de estas dos
estrategias es brutal: la producción intencionada de ignorancia que,
todo sea dicho, necesita de la colaboración no solo de políticos y
publicistas, sino también de grandes medios de comunicación y
periodistas bien conocidos, comprados o voluntarios.

La agnotología, el estudio de esa fabricación premeditada de


desconocimiento, tuvo también un gran momento a raíz del estallido
de la crisis económica. Joaquín Estefanía recuperó la palabra para
contar cómo los responsables de la Gran Recesión habían logrado
introducir muchísimo ruido sobre las causas de lo ocurrido cuando
eran perfectamente conscientes de su propio papel. El mismo
procedimiento se aplica ahora a las causas del malestar político,
masivas dosis de distracción destinadas a apartar la atención de
donde debería estar: lo que se ha hecho y cómo se puede corregir.

Masivas dosis de distracción destinadas a


apartar la atención de donde debería estar

Hacer frente a estrategias tan elaboradas no es fácil. Hay que


difundir los datos ciertos e insistir en la autoridad de las fuentes, por
supuesto. Pero existe el peligro de emplear todo el tiempo en
chequear y en desmentir los datos falsos, lo que proporcionaría un
gran éxito a los manipuladores, dueños de la agenda, del marco y
del debate y capaces de apuntarse todos los tantos por puro
agotamiento del oponente. Así que periodistas alemanes y franceses
intentan ahora desplegar una estrategia diferente: volver a contar
historias, en las que no se hable de la mentira, sino en las que se
muestre la verdad y su importancia. Grandes historias sobre la vida
real de la gente. Periodismo 0.0.

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