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Formación y desarrollo del protocapitalismo en la URSS1

1. Fragmentación de la nomenclatura y debilitamiento del mando central en la


URSS

Aunque el rol básico de la burocracia soviética como regulador y expresión del poder
público político se mantuvo como una constante durante toda la historia de la URSS, en
cada uno de los tres períodos en que se pudiera dividir metodológicamente, este estrato
social asumió rasgos, encarno intereses e influyó de manera distinta.

Durante el primer período, el estaliniano (1928–1945),2 el rasgo fundamental de la


praxis burocrática fue el de la clara preeminencia del mando central sobre el resto de la
nomenclatura. La contradicción entre el mando político central y la dimensión sectorial,
territorial o individual de la burocracia, constituía, al mismo tiempo, el contrapunteo
entre los intereses extraeconómicos, de largo plazo, nacional-estatales, en claro
distanciamiento y lucha con el sistema capitalista mundial, encarnados en el bloque de
fuerza de la élite (seguridad y defensa) y en parte del aparato del partido, y la lógica
consumista, cortoplacista, sectorial o individual de grupos de la nomenclatura, con una
tendencia cada vez más marcada al acercamiento con Occidente y el sistema capitalista
mundial.

Durante este primer período, la burocracia sectorial-territorial apenas manifestaba los


rasgos primarios de un “estrato en sí”, presa de serias limitaciones en la capacidad de
toma de decisiones, en los niveles de consumo y apropiación de la riqueza social y, de la
mano del terror estaliniano, careciendo inclusive de garantías de su propia reproducción
física.

El industrialismo soviético, en su expresión más pura, requería, como condición sine


qua non, esa autoridad ilimitada del mando central, bajo la dirección despótica de
Stalin. Los intereses nacionales y sistémicos de largo plazo se imponían de manera
rotunda, tanto en la dinámica de desarrollo interno como en la política exterior.

Aunque no ha sido demostrada la tesis del asesinato de Stalin, presuntamente


organizado por Lavrenti Beria, es un hecho que los excesos del terror estaliniano
(aniquilación física) y el férreo control sobre la apropiación del plus producto social por
parte de la nomenclatura, hacía insostenible, para esta, la reproducción del modelo
anterior. Durante la guerra y los años posteriores, este grupo social dio los primeros
pasos para su consolidación constitutiva, resultado también de la complejización
ontológica y funcional que cobraba el sistema. Muchos historiadores reconocen que
gran parte de los procesos que Stalin inició en sus últimos años de vida (el “caso de los

1
Se entenderá por protocapitalismo soviético el conjunto de prácticas, esencialmente económicas,
dirigidas a la búsqueda de la ganancia y el beneficio material, utilizando lógicas de intercambio de
mercado, fuera de los mecanismos centralizados establecidos y controlados por el Estado.
2
A los efectos del presente estudio, los años comprendidos entre 1917 y 1928 se entienden como de
génesis del sistema, donde este solo está en proceso de gestación. Por otra parte, aunque marcamos el
fin del período en 1953, realmente los primeros indicios de cambio de paradigma en las relaciones
burocracia-mando central comenzaron a darse con el fin de la II Guerra Mundial.
médicos”, el “caso de Leningrado” el fortalecimiento del aparato gubernamental en
detrimento del partidista, la rotación de cuadros en los máximos órganos legislativo y
político) fueron intentos de frenar el empuje de la burocracia.

Con la muerte de Stalin se inaugura una nueva página en la historia de la URSS y su


burocracia como estrato social dominante. Este segundo período (1953-1964) fue
altamente complejo y de aparentes contradicciones en sus rasgos principales, fungiendo
como un puente entre el primer período (predominio total del mando central) y el
tercero (predominio marcado de los “islotes burocráticos”), manifestando rasgos de uno
y otro extremo. Jruschev, al margen de otras liberalizaciones puntuales, cumplió con el
primero de los objetivos de la élite para ese momento: garantizó la reproducción física
de los miembros de la burocracia y sus familias, suprimiendo el terror estaliniano y
aplicando otras medidas que limitaban la capacidad coactiva de los órganos de
seguridad.3

Otra de las consecuencias de la gestión jruscheviana fue el fortalecimiento definitivo del


ala partidista de la nomenclatura, en detrimento del gubernamental y el militar. En este
sentido, fueron determinantes la “eliminación política” de figuras como Georgi
Malenkov (1955) y Georgi Zhukov (1957), y la ejecución de Beria (1953). Si bien en el
largo plazo este proceso, quizás, haya tenido consecuencias negativas para el sistema en
su conjunto (aunque el posible carácter alternativo de figuras como Malenkov, queda en
el plano de la especulación histórica) en el corto plazo significó el mantenimiento de
importantes prerrogativas del mando político central, aunque, ya sin la misma capacidad
de cohesión y centralización que primó bajo el liderazgo de Stalin.

Durante el período de Jruschev, el mando político central, en forma de “suave


estalinismo”, continuó detentando los hilos principales en el proceso de toma de
decisiones, al tiempo que la burocracia sectorial-territorial, aunque se fortaleció de
manera importante, continuó limitada en sus posibilidades de consumo y de apropiación
del plus producto social. Este proceso debe ponderarse en toda su trascendencia, si se
toma en consideración que, en una formación social como la soviética, donde estaba
vedada la explotación individual de los medios de producción, el consumo de bienes
materiales y de servicios constituía una de las expresiones fundamentales de realización
social, tanto a nivel individual como colectivo.

El “suave estalinismo” de Jruschev frenaba las posibilidades de la burocracia soviética


de convertirse en un “estrato para sí”, lo cual, sumado a otros conocidos factores,
condicionó el golpe de estado organizado por la élite de la nomenclatura en 1964, dando
paso al tercer período de desarrollo de ésta como estrato social (1964-1985), y
significando el comienzo de su éxito definitivo en el contrapunteo con el mando político
central.

Durante este tercer período se desarrollaron plenamente las principales contradicciones


de la URSS y específicamente, la liberación de la burocracia sectorial de muchas de las
ataduras que le imponía la lógica del mando político central, lo cual, a la postre, le
permitió apropiarse con carácter individual de los medios de producción. Esto
3
Por ejemplo, la exigencia de la aprobación del Comité Central del PCUS para el arresto de alguno de sus
miembros o la eliminación de la Comisión especial del Ministerio del Interior.
encontraba condiciones favorables en la propia esencia del sistema soviético, donde la
burocracia, en sentido amplio y por definición, carecía de los límites que, en las
formaciones capitalistas, les impone las tradicionales clases sociales. No era un grupo
servil (mediaciones aparte) de la clase y grupos económicamente dominantes, era lo que
se ha denominado, entre otras formas, como la Estadocracia: encarnación extensiva del
Estado.

Los únicos límites que podía encontrar la nomenclatura en las sociedades de tipo
soviético eran, el control popular, desde abajo, o el mando político central, desde arriba.
En la URSS, el primero fue aniquilado prácticamente desde el desmantelamiento de los
soviets en la década del veinte. Solo un mando central fuerte podía, entonces, fungir
como mecanismo de control a la autonomía de la burocracia.

El debilitamiento del centro político fue una constante desde la muerte de Stalin.
Durante el segundo período jruscheviano, se dieron los primeros pasos de acciones
autónomas y por lo general ilegales de la burocracia sectorial territorial, intercambiando
porciones de sus prerrogativas de poder a cambio de beneficio material. La
reproducción de un mando central de características similares al estaliniano no fue
posible, tomando en consideración su lógico debilitamiento tras la muerte del líder
carismático, su fragmentación reflejada en el triunvirato de Jruschev, Beria y Malenkov
y el desgaste resultante de la pugna entre ellos. Al mismo tiempo, los procedimientos
coactivos y coercitivos que resultaron eficaces durante el industrialismo, no lo fueron en
el contexto de un sistema cada vez más complejo en todas las instancias.

Cada pequeña brecha que se abría en el mando político central, en el contexto de un


sistema social de mayor complejidad, era aprovechada por la burocracia sectorial-
territorial, cada vez más numerosa y más consciente de sus intereses como estrato. Si en
1939 el número de cargos de dirección de nivel medio se correspondía con el 20% del
total de la burocracia soviética, en 1952 la cifra se elevaba hasta el 50%. Durante el
período de Brézhnev, el peso cuantitativo y cualitativo de ese grupo social adquirió
niveles absolutamente dominantes.4 En sentido similar fue notorio el intensivo
crecimiento institucional del sistema y de la nomenclatura: en 1965 existían solo 29
ministerios, incluyendo tanto los de nivel soviético como los republicanos, en 1975 se
elevaron a 135, mientras que a mediados de los ochenta, ascendían a 160. Para esta
última fecha, el “ejército burocrático” soviético estaba compuesto por 18 millones de
personas.5

Como consecuencia, en la tercera etapa identificada, tuvo lugar la atomización de la


burocracia en grupos y clanes. La élite económico-productiva fue asociándose cada vez
más con parte de la élite gubernamental y posteriormente, con el aparato partidista y a
partir de la segunda mitad de la década del setenta, en estrecha relación con grupos del
crimen organizado de gran influencia, creándose “micro corporaciones” que realizaban
actividades económicas ilegales de diferente índole y magnitud. Estos procesos se

4
Ver en: Fursov Andrei: obra citada.
5
Ver: La URSS entre 1965 y 1984. La vida socio-política, en: http://aleho.narod.ru/book2/ch24.htm
manifestaron en el marco de, y conformaron una lógica de doble “corporativismo”:
sectorial (ramas y tipos de actividad económica) y territorial (repúblicas y regiones).6

El mando político central, seriamente debilitado, en su expresión formal e institucional


vivió un proceso de oligarquización interna (a diferencia de la preponderancia del
elemento unipersonal durante los liderazgos de Stalin y Jruschev), encarnado en las
figuras de Brezhnev y el grupo de dirigentes octogenarios que lo acompañaron durante
muchos años. Al mismo tiempo, en sentido funcional, paulatinamente comenzó a
asumir funciones reguladoras de las relaciones entre los diferentes segmentos de la
burocracia. En el marco de estas relaciones se dirimían la lucha por el control de los
flujos financieros (en sentido general) y la posibilidad de utilización de los recursos
materiales asignados, fuera del plan y en beneficio individual-corporativo, expresada en
dos formas básicas: el desvió de recursos para su venta o intercambio directo en el
mercado sumergido, o para la producción clandestina e ilegal de productos, también con
el objetivo de su posterior venta o intercambio.

Estas alianzas entre la alta y media burocracia y los llamados “teneviki” (actores de la
economía sumergida, comúnmente dirigentes de estructuras productivas y/o
representantes del mundo criminal) comenzó a expresarse de manera organizada
primero en el Cáucaso, después en Asia Central, hasta que en la década del setenta se
convirtió en un fenómeno generalizado en todas las repúblicas soviéticas. 7 En muchas
ocasiones, algunas de las circunstancias que propiciaban el mercado negro, como la
escasez de productos o los errores en las normas de cumplimiento, eran reproducidas
deliberadamente por los mencionados agentes económicos.

Los efectos de la economía ilegal durante el período de Brezhnev fueron múltiples:


redistribuyeron los recursos del sector de la producción de medios de producción al del
consumo de bienes, así como hicieron fluir los ingresos hacia los sectores vinculados a
la actividad comercial y de intermediación. Como consecuencia, se creó un importante
grupo de miembros de la burocracia gubernamental y partidista, directivos de empresas
y sujetos criminales, que obtenían ingresos muy por encima de la media social, en
muchas ocasiones millonarios.8 Los estudios del destacado economista ruso Mijail
Khazin, desvelan que la actividad económica ilegal se correspondía, aproximadamente,
con el 15% del PNB durante los años de la Perestroika. Los partícipes más activos de la
economía ilegal ascendían a cinco millones de ciudadanos; junto con los miembros de
su familia nuclear, la cifra ascendería a veinte millones o el siete por ciento de la
población soviética del momento.9 Otro importante historiador ruso, como Andrei
Fursov, hacer referencia a cifras que duplican las mencionadas10.

6
La bibliografía y las referencias sobre estos procesos son en extremo abundantes, existiendo un alto
consenso entre los sovietólogos, pudiéndose destacar profusos análisis, datos y testimonios en las obras
de Andrei Fursov, Georgi Dergulian, Mijail Khazin, Boris Kagarlitskiy, Manuel Castells, Roy Medvediev,
entre muchos otros.
7
En el caso de Georgia, proliferó bajo la dirección de su Primer Secretario Mzhavanadze (1953-1971). En
Azerbaiyán, durante la dirección del Primer Secretario Geidar Aliev, nombrado en 1969. Ver: Khazin
Mijail: obra citada.
8
Una de las “evidencias” de dicho enriquecimiento fue el importante aumento de los depósitos en los
Bancos de Ahorro de la URSS. Ver: Khazin Mijail: obra citada.
9
Ver: Khazin Mijail: obra citada.
10
Ver Fursov Andrei: obra citada
Otro elemento que incidió en el debilitamiento del mando político central y que propició
el desarrollo del protocapitalismo soviético y después el cambio de régimen, fueron los
diferentes procesos de “reformas” económicas y políticas que tuvieron lugar en la URSS
en la década del sesenta. Como ya se mencionó, las reformas económicas de Kosigyn, al
margen del breve impacto positivo que tuvieron en el PNB11, legitimaron la
“mercantilización de las conciencias” y las prácticas de diferentes grupos sociales,
incluyendo a la masa trabajadora.

Por otra parte, en términos políticos e ideológicos, el “deshielo” de Jruschev y su crítica


al estalinismo en el XX Congreso, generó una relativamente silenciosa “revolución” en
las conciencias, tanto de la burocracia como de la intelectualidad. Muchos autores
consideran que en esos primeros años de los sesenta se conformaron los dos grandes
grupos informales dentro de la nomenclatura que pujarían entre sí durante más de dos
décadas: los liberales y los “ortodoxos”, estos últimos con posturas más leales a la
estatalidad soviética y sus postulados tradicionales.

Ciertamente, la relativa flexibilización política que tuvo lugar durante el “deshielo”,


sentó las bases del liberalismo que en la década del ochenta emergerá con toda su fuerza
desreguladora. Esta apertura ideológica no se limitó a lo que muchos identifican como
una especie de clase media soviética: artistas, científicos, intelectuales y profesionales
de alto nivel. En el propio seno de la nomenclatura fueron marcados los ánimos en pos
de una liberalización del sistema. En este sentido, se debe destacar a la élite técnico-
productiva, los funcionarios vinculados al comercio exterior (con un papel
preponderante para aquellos vinculados a la exportación de hidrocarburos), a miembros
de la KGB y un pequeño pero influyente grupo de asesores, ayudantes y consultantes de
los más altos funcionarios del país12, que durante casi treinta años, salvo contadas
excepciones, mantuvieron o mejoraron sus posibilidades de influencia y radicalizaban
su pensamiento.

Esta vocación liberal, que posteriormente cristalizará en la proyección de importantes


centros de pensamiento, ira forjando una nutrida y compleja sociedad informal, que
desempeñará un papel de primer orden en la Perestroika y en el cambio de régimen en la
URSS.

11
El Producto Nacional Bruto es el indicador fundamental por el cual el Comité de Estadística de la URSS
medía la actividad económica del país.
12
La promoción de asesores con determinados grados de libertad de pensamiento comenzó en los
Departamentos de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCUS en la década de los
cincuenta, uno de los cuales estaba presidido por Yuri Andropov. Después se extendió a otros
departamentos y a los equipos de apoyo de las más altas figuras del país. Ejemplos concretos de
asesores de renombre y de orientación más o menos liberal, fueron F. Burlatskiy, G. Arbatov, G.
Shajnazarov, A. Bovin, A. Beliakov, entre muchos otros. Detallados análisis y testimonios sobre la
influencia de las “reformas” de Jruschev en los cambios de orientación ideológica en la URSS, y
particularmente sobre los asesores u consultantes, se pueden encontrar en: Burlatskiy Fiodor: Líderes y
consejeros. М.: Politizdat, 1990., Krausz Tamash: La perestroika y el reparto de la propiedad en la
URSS. Lecturas políticas e interpretaciones histórica, en: www.scepsis.net/library/id_2612.htm;
Medvediev Roy: Lo desconocido sobre el conocido Yuri Andropov. Edit. Vremia, Moscú, 2004.; Monro
G. La lucha por el poder entre los occidentalistas y los antioccidentalistas en la URSS. (1964-1985) en
http://www.bramaby.com/forum/viewtopic.php?f=29&t=860; Sheviakin Aleksander: Ocho pasos para
el derrumbe de la URSS, en: http://www.x-libri.ru/elib/shevk002/00000031.htm; y La KGB contra la
URSS: diecisiete instantes de una traición.M.; Eksmo, 2011.
Resumiendo, a principio de la década de los ochenta, en la URSS se desarrolló un
sistema de relaciones socio-económicas protocapitalistas, expresado en la actividad de
grupos de la burocracia sectorial y territorial, (con la presunta participación de sectores
de la KGB, no documentada, pero si defendida por muchos autores)13 en estrecha
relación con los directivos de estructuras económicas y grupos del crimen organizado.
En términos ideológicos, tuvo como contraparte el desarrollo de una cosmovisión
liberal en diferentes sectores de la nomenclatura y la intelectualidad. Estos procesos,
engarzados en una recíproca relación de causa y efecto con la crisis del modelo
industrialista y la capitulación del mando político central, trazaron el explosivo camino
del derrumbe de la URSS.

Sin embargo, como condicionantes tanto del protocapitalismo soviético como del
posterior derrumbe, actuaron también dos grandes procesos de matriz exógena: la crisis
de la “desconexión” y el retorno de la URSS al sistema mundo, y la influencia de la
Guerra fría y la acción de los actores políticos internacionales sobre la formación social
soviética.

2. Crisis de la “desconexión” y el retorno de la URSS al sistema mundo capitalista

Durante varias décadas han tenido lugar importantes debates sobre la pertenencia o no
de la URSS y los países del Bloque Oriental al sistema-mundo capitalista. Muchos
autores de la Escuela del Sistema-Mundo y de los que caracterizan como Capitalismo de
Estado a la formación social soviética, sostienen que esta siempre formó parte del
sistema-mundo, por el carácter de este último, que es capitalista y totalizador. En esta
investigación se parte de premisas teóricas distintas, aunque sí se toman como base
muchos de los fundamentos teóricos y categoriales de la mencionada escuela, que, en un
sentido amplio, es heterodoxa y contiene varias líneas explicativas del sistema
capitalista global. (Ver anexo).

De acuerdo con un destacado grupo de autores,14 después de casi tres década de


aplicarse en la URSS una variante de lo que Samir Amin denominó “desconexión”,
expresada en la limitación del intercambio con los mercados externos y, lo más
importante, en el fomento de la acumulación y el desarrollo endógenos en detrimento
del centro capitalista, tiene lugar, a partir de la década setenta, el retorno del país a los

13
Para un análisis más detallado de las tesis sobre la participación de la KGB en el desarrollo del
protocapitalismo ruso y en el derrumbe de la URSS ver: Fursov Andrei: Andropov violó las reglas, en:
http://www.nakanune.ru/articles/17126/, octubre 2011; Ostrovskii Aleksander: La concepción del
reparto de la propiedad en la URSS estaba lista en la primavera de 1985, en: http://www.km.ru/front-
projects/belovezhskoe-soglashenie/kontseptsiya-peredela-sobstvennosti-byla-gotova-k-vesne-1985,
junio de 2013; Rishkov Nikolai: Las iniciativas de Gorbachev fueron precedidas por un gran trabajo
previo,en:http://www.ng.ru/ng_politics/2010-04-20/9_ryzhkov.html, abril de 2010; Sheviakin
Aleksander: obras citadas; El plan Andropov-Putin. Como la KGB obtuvo logró el control sobre Rusia,
en: http://politikan.com.ua/8/0/0/76024.htm, noviembre 2012.
14
Se refiere a Samir Amin, Boris Kagarlitskiy, Andre Gunder Frank, Charles Levinston, Andrei Fursov y en
parte, David Lane.
mercados internacionales de bienes. 15 La reproducción económica comenzó a tributar,
cada vez en mayor medida, al proceso de acumulación en el centro capitalista.

El intercambio comercial de la URSS disminuyó de 1.03 mil millones de rublos en 1930


(comienzo de la industrialización acelerada) a 0.48 mil millones en 1940. Aunque para
1950 había aumentado hasta los 2.9 mil millones16, continuaban siendo valores en
extremo modestos, evidenciando el carácter esencialmente cerrado y no dependiente de
la economía soviética. En la década del cincuenta comienza un importante crecimiento
del intercambio comercial del país, pero condicionado, en ese momento, por el aumento
del comercio con los países miembros del CAME.

Durante los años sesenta y sobre todo, setenta, tuvo lugar un importante crecimiento del
intercambio comercial (10.1 mil millones de rublos en 1960, 22.1 mil millones en 1970
y 94.1 mil millones en 1980) que sí reflejó cambios cualitativos en las relaciones de la
URSS con el sistema-mundo capitalista. Si en 1950, con los países no socialistas, la
URSS realizaba el 20% de su intercambio comercial y en 1970, el 35%, en 1980 estos
países participaban del 46.20% del comercio soviético. Entre 1950 y 1981, el comercio
con los países socialistas creció diez veces, mientras que con los desarrollados y en
desarrollo creció veintiséis y cuarenta y ocho veces, respectivamente.17

Se puede concluir que la URSS, en sus últimas dos décadas de existencia, se reinsertó
en el mercado mundial de bienes, con una participación en el total de las exportaciones
mundiales del 4% en 1970 y el 4,6% en 1980. Si bien esto no refleja posiciones de
liderazgo internacional en términos absolutos, es similar a la participación que tuvo la
Rusia zarista en las exportaciones globales en 1913 (4.5%) y muy superior al que tuvo
la Federación Rusa (FR) en 2011 (2.86%).18

Hasta el momento, los datos reflejan solamente un aumento, aunque sustancial, de la


participación de la URSS en el comercio internacional, especialmente con los países no
socialistas. Lo fundamental, sin embargo, estriba en definir las características de esta
nueva interacción con el sistema-mundo capitalista, ya que la variable fundamental en la
lógica de la “desconexión” es, justamente, la independización relativa de la dinámica
interna de un país de las determinantes y limitaciones que impone el centro capitalista.
En ese sentido, analizaremos el carácter de este intercambio económico (no solamente
comercial) y sobre todo, sus impactos sobre el proceso de reproducción socio-
económica a lo interno de la formación soviética.

Como se abordó en el Epígrafe 1.3, el aumento de la participación de la URSS en el


comercio mundial durante la década del setenta fue resultado del importante
crecimiento de las exportaciones de hidrocarburos, en especial hacia Europa occidental.

15
Se hace referencia sobre todo al comercio con los países desarrollados y del tercer mundo. Los datos
referidos al intercambio comercial con los países del CAME se ponderan de manera distinta, tomando
en consideración que este, al menos hasta la década del sesenta, constituía un sistema en sí mismo, con
un alto grado de independencia de la división internacional del trabajo imperante en el sistema-mundo
capitalista.
16
Con independencia de las modificaciones en el valor del rublo en diferentes épocas, los datos por
décadas son ilustrativos de los cambios cualitativos en el crecimiento del comercio.
17 Ver anuarios estadísticos de la URSS de los años 1956, 1981 y 1982.
18 Ver: Blindul Aleksei: ¿Potencia o colonia energética?, en: http://ablindul.livejournal.com/29093.html
Esto adquirió la forma de prestaciones por compensación, según la cual, la URSS
recibía créditos de estos países, dirigidos a desarrollar la producción y transportación de
petróleo y gas, incluyendo la infraestructura conexa y la tecnología asociada al sector, al
tiempo que la URSS “compensaba” dichos gastos con suministros energéticos.

Durante los años sesenta la URSS comenzó a exportar gas a Austria, y en la década del
setenta este proceso se extendió a Finlandia (1971), RFA (1973), Italia (1974), Francia
(1976). En 1982, más de un tercio de las importaciones de hidrocarburos italianas
provenían de la URSS, el 15% de las de la RFA y Francia, el 67% de las austriacas y el
100% de las de Finlandia.19

Un análisis detallado de las estadísticas, deja ver la tendencia hacia la primarización de


las exportaciones y la economía soviética en general. Si en 1940 las exportaciones de
hidrocarburos y metales constituyeron el 17,3% del total, en 1965 fueron el 38,8%, en
1975 el 45,7%, mientras que en 1985 crecieron hasta el 60% (sin incluir la exportación
de otros productos de tipo primario o de escaso valor agregado, como la madera, sus
derivados o productos agropecuarios).

Los elevados volúmenes y el carácter de los destinos de estas exportaciones (países no


socialistas y en especial, Europa (77% en 1985)) aportan sólidos argumentos para
sostener la tesis de la reinserción URSS en el sistema-mundo capitalista, ocupando una
posición cercana a las de las economías de las periferias, aunque con una estructura
socio-económica de tipo industrial.

Esta aparente paradoja (estructura socio-económica de tipo industrial, por una parte, y
estructura de las exportaciones de tipo periférica, por otra) será tan solo el comienzo de
un proceso que se desarrollará con más fuerza en las décadas posteriores. Por primera
ocasión en la historia soviética, los recursos naturales y los energéticos en particular, no
actuaban esencialmente como variable de la acumulación interna, sino también, y en
importante medida, de las necesidades del capital y la industria foránea.

Los recursos financieros obtenidos de la exportación de energéticos no fueron puestos


en función del desarrollo tecnológico y socio-económico nacional. En el caso de la
industria, se sucedieron dos procesos, distintos solo en apariencia. En una primera
etapa, entre 1970 y 1981, la importación de maquinarias en el total disminuyó del
35,5% al 30,2%, a tono con la especialización energética y el aumento de la importación
de bienes de consumo. Para 1985, sin embargo, la cifra se elevó hasta los 35%, pero el
grueso de ese crecimiento fue resultado de la demanda de maquinarias vinculadas al
sector energético. Ciertamente, tanto el aumento de la extracción de gas y petróleo,
como la construcción de los ductos para su transportación hacia el occidente europeo,
requerían no solo enormes recursos financieros, sino maquinarias y materiales
provenientes del exterior.

De manera general, fue marcada la tendencia al aumento de la dependencia de las


tecnologías foráneas en muchas de las ramas, contrario a lo que había ocurrido en las
décadas del cuarenta y el cincuenta. A mediados de los ochenta, la URSS importaba el

19 Ver Kagarlitskiy Boris, El Imperio periférico. Ciclos de la historia rusa. Moscú: Eksmo: 2009, p. 418.
52% de las maquinaria para la industria textil y alimentaria, el 56% de las maquinarias
de la industria poligráfica y química y el 73% de las de la industria de calzado y
pieles.20 Además, si bien desde el inicio de la industrialización acelerada, hasta la
década del sesenta, se importaban maquinarias y tecnologías de las ramas líderes del
paradigma tecnológico dominante, para ser asimilados y reproducidos internamente, a
partir del “boom” petrolero, la dinámica asumió una dirección diferente.

Igualmente, el brusco aumento de la exportación de energéticos tuvo su lógico correlato


en la disminución de la exportación de maquinarias y bienes de consumo - productos
con mayor valor agregado-, en el global de las exportaciones. En 1940 estás
representaban el 37,5%, en 1965 el 32,8%, en 1970 el 34,6%, en 1975 el 26,6%, en
1980 el 20,2% y en 1985 tan solo el 17,4%.21 Al mismo tiempo, fue sintomático el
aumento general de la dependencia del país de los productos provenientes de los países
del centro capitalista, y especialmente de la de bienes de consumo. En 1940 estos
constituían el 16.3% del total de las importaciones, en 1950 el 26.3%, en 1970 el 34% y
el 36.3% en 198022. A partir de mediado del setenta, como promedio, el 50% de los
ingresos en divisas eran destinados a la importación de calzado, ropa, cárnicos y
semillas agrícolas; específicamente en 1979, la importación de estos productos absorbió
el 90% de los ingresos en divisas.23

Otro ejemplo de la “apertura” económica de la URSS, del aumento de su vulnerabilidad


y la erosión de su independencia, fue la participación en los mercados financieros
internacionales. Como resultado de la crisis de sobreproducción de los setenta, los
capitales sobrantes del “centro” fueron dirigidos hacia las periferias mediante distintos
mecanismos, entre ellos, en forma de empréstitos en condiciones “favorables”. Los
mismos factores que condicionaron la reinserción en el mercado de bienes, influyeron
en que los países del Bloque Oriental asumieran importantes deudas con organismos
financieros internacionales. Para 1981, estas constituían 24 mil millones de dólares en el
caso de Polonia, 12 mil millones en los de la URSS y la RDA, 9.8 mil millones en el
caso de Rumanía, y 6.9 mil millones en el de Hungría.24 Si bien, en términos absolutos,
la cifra puede parecer moderada en el caso soviético, a la postre no lo fue en términos
cualitativos.

Los impactos de este endeudamiento fueron profundos, aunque de índole diferente en


cada país. Después de la crisis política en Polonia, condicionada en importante medida
por la crisis de la deuda, muchos de los países del CAME realizaron esfuerzos para
disminuir su dependencia financiera de Occidente. En 1984, la URSS disminuyó su
deuda hasta 4.2 mil millones de dólares, Rumania hasta los 6.5 mil millones, la RDA
hasta los 6.7 mil millones y Hungría hasta los 5.1 mil millones de dólares. 25 Sin
embargo, y como una suerte de antecedente de lo que tuvo lugar años después en
América Latina, el “ciclo de la deuda” conllevó a la disminución de la inversión, de la

20
Ver: Khazin Mijail: obra citada.
21
Elaboración del autor utilizando los datos de los anuarios estadísticos soviéticos de 1956 y los relativos
a los años comprendidos entre 1981 y 1989.
22
Ídem
23
Ver: Slavkina M. “El desarrollo del sector de los hidrocarburos entre los años sesenta y ochenta en la
URSS. Grandes éxitos y oportunidades perdidas”, en www.hist.msu.ru/Science/LMNS2002/24.htm .
24
Ver: Kagarlitskiy Boris, El Imperio periférico. Ciclos de la historia rusa. Moscú: Eksmo: 2009, p. 426.
25
Ídem
importación de maquinarias para la industria y de bienes de consumo para la población,
todo lo cual deterioró la situación social en estos países en la segunda mitad de los
ochenta. Como consecuencia, durante el gobierno de Mijaíl Gorbachov, se asumieron
empréstitos por un valor superior a los 50 mil millones de dólares, al tiempo que fue
utilizada casi la totalidad de las reservas en oro del país para el pago de la deuda y el
mantenimiento de los niveles de importación.26

El deterioro de su cohesión a partir de los ochenta del pasado siglo, fue otro factor que
incidió en la retorno de la URSS al sistema-mundo capitalista. Por razones tanto
históricas como sistémicas, la reinserción de las llamadas “democracias populares” en
los flujos comerciales y financieros internacionales fue anterior a la de la URSS (a
modo de ejemplo, en fecha tan temprana como 1975, el 22% de los productos de la
industria de maquinarias de la RFA se realizaba en los países del este europeo),27 lo cual
fue minando la integridad del CAME.

La mayor vulnerabilidad económica y política de los países del este europeo y su


participación cada vez mayor en los procesos económicos internacionales,
resquebrajaba la también cada vez más endeble independencia económica soviética,
tomando en consideración que una de las premisas de funcionalidad del Bloque Oriental
era su carácter sistémico e integrado, independiente del capitalista. Por su parte, la
política soviética también incidió negativamente en las economías y la estabilidad de
estos países; en la segunda mitad del setenta, como consecuencia del aumento de los
precios del petróleo que estos importaban de la URSS (hasta ese momento eran
aproximadamente un 17% inferiores a los mundiales28), y posteriormente, en los
ochenta, como resultado de la disminución de su exportación, a raíz del decrecimiento
de los precios en el mercado mundial y la prioridad que la URSS le confirió a sus
exportaciones hacia el occidente europeo.29

Las dificultades con que se topó el modelo de desarrollo extensivo soviético


encontraron una aparente y engañosa salida en una sui generis y peculiar reinserción de
la URSS en el sistema-mundo capitalista, mediante la acumulación de deudas con los
organismos financieros occidentales y el aumento de la participación en los mercados
internacionales como suministrador de materias primas. Esto estuvo condicionado por la
“favorable coyuntura” del alza de los precios del petróleo a partir de 1973, el empuje de
la burocracia sectorial y otros actores internos vinculados al sector externo, por la
necesidad de mantener los niveles de consumo, así como por la influencia de los
factores exógenos.

Sin embargo, estos procesos deben entenderse con todos los matices y peculiaridades
que imponía el carácter de la estructura socio-económica de la URSS (industrial,
urbana, y con un relativamente elevado nivel de vida) de su discurso ideológico y de sus
proyecciones e impactos geopolíticos, sobre todo en los países de la periferia y la
semiperifería, donde el capital occidental libraba una batalla de vida o muerte.

26
Ver: Kagarlitskiy Boris, El Imperio periférico. Ciclos de la historia rusa. Moscú: Eksmo: 2009, p. 431.
27
Ver: Kagarlitskiy Boris, El Imperio periférico. Ciclos de la historia rusa. Moscú: Eksmo: 2009, p. 421.
28
Ver Grant Ted: Rusia de la revolución a la contrarrevolución. Un análisis marxista. Madrid: Fundación
Federico Engels, 1997, p 257.
29
Ver anuarios estadísticos soviéticos correspondientes a los años comprendidos entre 1981 y 1989.
En términos geopolíticos, es cierto que la URSS propició, aunque no de manera
unilateral, la “distención” de los setenta. Igualmente, y como se profundizará más
adelante, la Segunda Guerra Fría30 fue resultado, sobre todo, de la fortísima presión que
ejercieron los EE.UU. con el objetivo de hacer perecer a la formación social soviética.
También es cierto que, desde el punto de vista geoeconómico, la URSS fue estrechando
lazos con los países europeos y especialmente con Alemania.31 Sin embargo, política,
militar e ideológicamente, la URSS continuó siendo, hasta la Perestroika, una fuerza
alternativa y de contrapeso a las tendencias unipolares promovidas por los EE.UU. y la
OTAN, siendo esta, de hecho, una de las condicionantes de la despiadada presión que
ejercieron los EE.UU. sobre ella.

La reinserción soviética en el sistema-mundo capitalista debe ser entendida, entonces,


como una compleja y sui géneris tendencia, más acentuada en lo económico y de
gestación más lenta en lo político, y que encontró en el derrumbe de la URSS y en el
nuevo capitalismo ruso su prolongación, sino inevitable, al menos lógica y en
correspondencia con el carácter de los procesos internos (agotamiento del modelo
económico, fragmentación e intereses de la nomenclatura) y de las influencias
exógenas.

3. Influencia de los actores políticos externos sobre la URSS

Durante la década del setenta y especialmente a raíz del auge neoliberal de los ochenta,
los procesos internos en la URSS encontraron en las tendencias que se desarrollaban en
el sistema-mundo capitalista un fuerte y eficaz complemento, como condicionante, tanto
del aumento de su dependencia de los mercados internacionales, como del posterior
derrumbe y cambio de régimen. Como se verá, las proyecciones e influencias tuvieron
matices distintos, respondiendo a los tipos de procesos y actores (económicos-políticos,
UE - EE.UU.).

Desde principio de los años setenta, el capitalismo occidental comenzó a sentir el


agotamiento del largo crecimiento post bélico. Esta crisis de sobreacumulación
capitalista y de rentabilidad del modelo fordista, se expresó en una disminución del
crecimiento económico y de la tasa de ganancia, así como en una prolongada
estanflación. La crisis del petróleo de 1973-1974 le dio una dimensión mayor a las
tendencias anteriores, haciendo aumentar la inflación y a la postre, convirtiendo en
crítico el proceso de sobreacumulación, en la medida en que los capitales de la periferia
petrolera, debido a sus deformaciones estructurales y su carácter dependiente, fluyeron
masivamente hacia las estructuras financieras estadounidenses.

Estas tendencias críticas, sumadas al crecimiento del desbalance entre la capacidad de


consumo y la de producción en EE.UU, al crecimiento vertiginoso de su deuda y al
abandono del patrón oro por parte de este país en 1971, sentaron las bases para la
30
Se refiere a la política de agresividad extrema ejercida por los gobiernos de Ronald Reagan contra la
URSS, con el objetivo de aislar a este país, y sobre todo, producir una afectación a su economía de tal
magnitud, que afectara a la estabilidad del sistema en su conjunto.
31
Este país era el tercer socio comercial a mediado de los ochenta, con el cual se realizaron, entre otros
proyectos, la construcción de un gasoducto, denominado, en su momento, el “acuerdo del siglo”.
posterior implementación del proyecto neoliberal, que, como han demostrado muchos
autores, y de manera categórica, David Harvey en su paradigmática obra Breve historia
del neoliberalismo, es un proyecto de clase, liderado por las fuerzas trasnacionales de
los EE.UU, que ha pretendido modificar la relación capital – trabajo, a favor del
primero, y de esta forma recuperar la rentabilidad del capital del centro capitalista.

Para el logro de los objetivos implícitos en la globalización neoliberal, se requería la


realización de un conjunto de profundas transformaciones en el sistema capitalista
mundial y en general en el sistema de relaciones internacionales. Ciertamente, el
proyecto neoliberal, como mecanismo de regulación del proceso de acumulación
capitalista a escala global, contenía cuatro macro procesos, estrechamente vinculados y
dependientes. En su gran mayoría y en su esencia, cada una de ellos encontraba en la
URSS y en el Bloque Oriental una inaceptable barrera de contención.

En primer lugar, se destaca la supresión de los “privilegios” que la clase trabajadora


había conquistado en el período post bélico, especialmente aquella fracción suya
catalogada como la clase media.32

En segundo lugar, y como un medio también para el logro del objetivo anterior, se
imponía una nueva “arremetida” contra la periferia, un ensanchamiento del sistema-
mundo capitalista, mediante la inclusión de nuevas formaciones sociales, muchas de
ellos no capitalistas, en su lógica de funcionamiento. Con el fin último de corregir la
curva de la tasa de ganancia, se buscaban destinos para la exportación de los capitales
“sobrantes” (proceso que se extendió hasta los ochenta), y sobre todo, que brindaran una
mano de obra barata para el traslado hacia esas zonas de las ramas de la industria
tradicional, concentrando el centro capitalista el control sobre aquellas más intensivas
en tecnología y la actividad financiera. Con este movimiento se perseguía, también, la
desindustrialización en los países del centro, y de esa manera un debilitar y
desestructurar el movimiento obrero y sindical.

En este sentido, la URSS, desde su génesis, contenía la dimensión “anticapitalista”, que,


especialmente después de la II Guerra Mundial, influyó en la aplicación de las políticas
identificadas con el Estado de Bienestar. El ejemplo soviético, el carácter alternativo de
sus políticas sociales, traspasaba la barrera de sus limitaciones y del espacio y tributó al
relativo equilibrio que tuvo lugar en las relaciones capital-trabajo en EE.UU. y los
países europeos. De esta manera, la arremetida contra la clase trabajadora (disminución
de los salarios y los gastos sociales, debilitamiento de los sindicatos y en general de los
mecanismos de organización obrera), implicaba la necesidad de profundizar la
confrontación con una de sus fuentes de legitimidad.

Igualmente, es significativo que durante la década del setenta, en el momento que el


capital occidental fortalecía la lucha contra la clase obrera, en la URSS se acentuó la
tendencia hacia el aumento del bienestar socio-económico de los trabajadores. Esto era
relevante no solo por su fuerza ejemplarizante, sino en términos sistémicos a escala
global. Si bien los países del Bloque Oriental no ocupaban un lugar influyente en la

32
La crítica, desde la derecha, a la “democracia” occidental, había sido enunciada ya con anterioridad,
en 1975, en el informe Crisis de la Democracia, elaborado por Samuel Huntington, Michael Crozier y
Joji Watanuki, por encargo de la Comisión Trilateral.
división global del trabajo ni en los flujos comerciales internacionales, y de esta manera
no determinaban, por ejemplo, el valor de la mano de obra en el resto del sistema-
mundo, su cada vez mayor participación en estos intercambios (incluyendo exportación
de bienes de la manufactura), con una mano de obra mejor remunerada que la de las
periferias asiáticas, podía amenazar la reproducción del monopolio socio-económico de
Occidente, en la medida en que la URSS y los países del este europeo se insertaran con
más fuerza y efectividad en el sistema económico internacional.

Un proceso similar ocurría con el potencial industrial soviético y del Bloque Oriental en
general. A pesar de todas sus limitaciones estructurales y aún tomando en consideración
el carácter limitado de su participación en la división global del trabajo, la capacidad
industrial de estos países, que en 1980 concentraban el 40% de la producción global33,
podía afectar el mencionado reajuste en la división internacional global del trabajo
(desindustrialización en el centro capitalista e industrialización, intensiva en mano
barata, en las periferias). Una liberalización controlada y bien dirigida del sistema
soviético hubiera podido significar un inaceptable ensanchamiento del centro capitalista,
encareciendo la mano de obra tanto en el centro como en las periferias, limitando las
ganancias de los agentes capitalistas en Occidente.

Desde una perspectiva sistémica, el rol fundamental asignado a la URSS y a las


“democracias populares” en el “diseño neoliberal”, era el de fomentar su periferización
económica y política: la URSS como exportador de recursos naturales y los países de
Europa del Este, como proveedores de mano de obra barata a sus vecinos occidentales.
Los hidrocarburos de la URSS adquirieron una trascendencia de primer orden a raíz de
la crisis petrolera de 1973, el aumento de los precios de los energéticos y de la
inestabilidad en Medio Oriente. Los intereses económicos de países como Alemania y
Francia, condicionaron su visión más moderada de las transformaciones que se
consideraban necesarias en la URSS, contrastando con el fundamentalismo
norteamericano, que no aceptaba una variable menor que el derrumbe y la
fragmentación de la URSS, y, como se constató a partir de 1991, de la propia Rusia. Lo
anterior, sin embargo, no suprimía al cambio de régimen en la URSS como objetivo
primordial y consensuado entre EE.UU. y sus aliados europeos.

Por otra parte y como se vio en epígrafes anteriores, los países del Bloque Oriental
fueron, durante la crisis de los setenta, activos receptores de los capitales occidentales
“sobrantes”, con las consecuencias negativas que ello generó en la mayoría de los casos.
La trampa de la deuda externa afectó a estos países años antes de que esta emergiera
como un problema generalizado para las periferias.

Un tercer elemento estructural del proyecto neoliberal fue la implementación de un


grupo de transformaciones políticas, sociales y especialmente económicas, tanto a
escala nacional como global, con el fin de garantizar la libre movilidad de los factores
de la producción - con la excepción de la mano de obra-. Como expresión de la
tendencia hacia la concentración y centralización del capital, se requería globalizar las
prácticas económicas garantes del restablecimiento de la rentabilidad, utilizando para
ello todo un complejo de instrumentos culturales (“americanización” de los referentes y

33
Ver anuario estadístico de la URSS de 1989.
disolución de los autóctonos), ideo-políticos (Consenso de Washington, unipolaridad), y
militares (Guerra preventiva, capacidad de control militar sobre cualquier espacio del
sistema). Al decir de Samir Amin, en referencia a las características distintivas del
imperialismo contemporáneo,… Hoy, para existir solamente, una multinacional
moderna necesita de un mercado de 600 millones de compradores. Y cuando uno dice
600 millones de compradores uno dice el mundo... Necesitan acceder a un mercado
mundial donde prevalezca el interés común en la gestión del acceso a ese mercado, por
sobre los conflictos generados por la competencia.34

De lo anterior, se desgaja por su peso la cuarta dimensión del proyecto neoliberal: la


aplicación extrema del “gendarmismo” estadounidense. Este país debía fungir como el
garante político-militar de los intereses de la “tríada”35, del “nuevo orden mundial”, lo
cual implicaba, por definición y por la propia lógica del sistema, la ausencia de límites
al control en esos ámbitos.

En estos dos planos es, quizás, donde con más claridad se manifestó el carácter
contradictorio de las relaciones entre la URSS y el sistema capitalista en su fase
neoliberal, en primer lugar, por qué fue la confrontación política entre este país y los
EE.UU. su cara más visible y notoria y, en segundo, por qué fue en la esfera geopolítica
donde el sistema soviético logró desarrollar sus mayores fortalezas a nivel internacional.
La URSS y el Bloque Oriental constituían un importante obstáculo para la nueva ola
expansiva del capitalismo - condición sine qua non del proyecto neoliberal, y no solo
por la mencionada necesidad de su periferización y la asimilación de sus recursos
naturales, financieros y laborales. El libre flujo de información, de los recursos
financieros y productivos, la universalización de los referentes culturales anglosajones
y, de manera especial, la necesidad de concentración del control político-militar en
EE.UU. y la condición imperativa de su alcance global, eran abiertamente incompatibles
con la existencia misma de la URSS, del carácter alternativo de sus proyecciones ideo-
simbólicas y de muchas de sus prácticas políticas.

Estos factores explican la “segunda guerra fría”, iniciada por EE.UU. contra la URSS
desde el advenimiento presidencial de Ronald Reagan. Esta se expresó en el aumento de
la presión político-diplomática sobre la URSS y otros países,36 en el más que agresivo
fomento de la propaganda antisoviética y la subversión interna y en una abierta guerra
económica37. Los éxitos de dicha empresa fueron notorios. EE.UU. logró influir en la
disminución del precio del petróleo38 y retrasar durante dos años la construcción del

34 Rauber Isabel: Entrevista a Samir Amin El imperialismo colectivo: Desafíos para el tercer mundo, en:
http://fisyp.org.ar/article/entrevista-a-samir-amin-el-imperialismo-colectivo-/, 19 agosto de 2013.
35
Se entenderá como la confluencia de intereses y el carácter colectivo de la gestión política global por
parte de EE.UU., UE y Japón, principales centros de acumulación global de capital.
36
Como ejemplos pudieran mencionarse la presión ejercida por Reagan sobre el Canciller de la RFA,
Helmut Schmidt, en Ottawa en 1981, para que este país desistiera de la construcción conjunta con la
URSS del gasoducto “Urengoi-6”, o la que se ejerció sobre Arabia Saudita en los ochenta, buscando
asestar un duro golpe a la URSS mediante la caída de los precios del petróleo.
37
Como plataformas programáticas de la arremetida antisoviética y en particular de la guerra
económica, se asume lo contenido en los dos Proyectos de Harvard y en el Proyecto de Houston, los
cuales quedaron plasmados en las directivas NSDD-32, NSDD-72, NSDD-166, firmadas por Ronald
Reagan a partir de 1982.
38
Aunque se cuestiona el verdadero aporte de este país en la disminución de los precios de los
hidrocarburos en la segunda mitad de los ochenta, ponderando más los propios intereses
económicos de Arabia Saudita, son muchas las fuentes que confirman las presiones que EE.UU.
gasoducto “Urengoi-6”. Solo como resultado de esto último y de la disminución de la
cotización del dólar, el presupuesto de la URSS se afectó en más de dieciséis mil
millones de dólares. Otros importantes éxitos fueron la disminución a la mitad de la
capacidad transportadora del mencionado gasoducto, el bloqueo de la participación de
Japón en la asimilación de importantes yacimientos gasíferos y petroleros en la región
de soviética de Sajalín, y utilizando la plataforma del CoCom,39 la reducción de la
exportación de alta tecnología desde los EE.UU. hacia la URSS, desde los 219 millones
de dólares en 1975 hasta los 39 millones de dólares en 1983. Así mismo, se logró el
nocivo aumento del gasto militar soviético, así como una efectiva utilización de la
desinformación tecnológica, que conllevó a la toma de decisiones tecno-económica
erradas y costosas.
Esta efectiva arremetida en todos los frentes se da, sin sombra de coincidencia, cuando
el capital transnacional estadounidense logra imponerse y dominar abiertamente no solo
la escena política de su país, sino la agenda política global. También, en un contexto
interno en la URSS y el Bloque Oriental, donde se hacían cada vez más claras las
lagunas estructurales de sus economías, mayor el nivel de imbricación en los procesos
económicos internacionales, marcada la existencia de fuerzas internas proclives al
cambio de régimen y de la mano de Mijail Gorbachev y la Perestroika, en plena crisis
económica y política, haciendo, en relación con estos últimos procesos, un aporte no
despreciable.

Como se puede observar y tal y como se demuestra en algunos estudios fundamentales


sobre el tema40, en relación con la URSS y el Bloque Oriental, fueron los actores
políticos internacionales, y especialmente la política gubernamental de los EE.UU., los
que canalizaron las necesidades, económicas en última instancia, del sistema capitalista
internacional, condicionado por las características propias del sistema soviético. Esto
contrasta con las condicionantes de la reinserción de la URSS en los procesos
económicos internacionales, que sí tuvieron un fuerte componente económico, y con lo
que ocurrió durante la expansión del sistema-mundo capitalista hacia los países de la
periferia llamada tercermundista, donde los actores económicos, especialmente las
corporaciones transnacionales, sí desempeñaron un papel de primer orden.

4. La Perestroika como última fase del Comunismo Histórico

La convergencia dialéctica de las tendencias críticas a lo interno de la URSS, los efectos


de su reinserción en el sistema-mundo capitalista y de la acción de los agentes políticos
internacionales cristalizó, a mediados de los ochenta, en la última fase del Comunismo
Histórico, la Perestroika, donde las contradicciones del sistema adquirieron su máximo

ejerció en este sentido, incluyendo innumerables testimonios de diversos altos funcionarios de ese
país.
39
Organización creada en 1949 con el objetivo de controlar el comercio de sus países miembros con la
URSS.
40
Ver Lane David: El capitalismo global y la transformación del socialismo estatal,
http://www.isras.ru/files/File/Sociologymagazin/Socmag_01_2005/04_Lane.pdf y El papel de las
clases, las élites y la sociedad en las transformaciones sociales en Ucrania, en: http://i-
soc.com.ua/journal/02_Lane.pdf
nivel, al tiempo que se delimitaron los elementos de la formación social soviética que
impactarían en el posterior desarrollo del capitalismo ruso.

Bajo la premisa del análisis histórico-dialéctico, de los condicionamientos sistémicos y


estructurales y de la conciencia colectiva predominante, la Perestroika se entenderá, en
su esencia, como la fase final del largo proceso mediante el cual se crearon las
condiciones materiales y jurídicas para la conversión formal de parte de la burocracia
soviética en clase social, mediante la conversión de la capacidad de control sobre los
medios de producción en poder de apropiación privada. La burocracia sectorial y
territorial buscaba una fuente de legitimidad propia, distinta al poder político, que le
sostuvo y limitó al mismo tiempo durante décadas, siendo el capital y el nacionalismo
las alternativas escogidas. Las tendencias críticas a lo interno de la formación social
soviética y las dificultades, cada vez mayores, para reproducir la legitimidad del
sistema, también actuaron sobre la élite de la nomenclatura como factores movilizativos
para el cambio de régimen. La suma de las tendencias críticas en las distintas instancias
de la formación soviética, limitaba la capacidad de la élite de la nomenclatura de
reproducir la dominación política y los mecanismos que garantizaban la apropiación
burocrática del plus producto.

Los intereses y la acción concreta de estos grupos condicionaron el carácter destructivo


de las reformas, la supresión del régimen social vigente y la fragmentación de la URSS
en múltiples Estados. En el presente estudio se cuestionan frontalmente las tesis
“subjetivistas” de importantes sovietólogos, que ubican en el primer plano la acción
volitiva de las principales figuras, sobre todo de Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin.41

Este proyecto solo podía ser realizado mediante la modificación del régimen socio-
político, lo cual requería, al mismo tiempo, la agudización, la elevación a rango
sistémico del conjunto de serias contradicciones estructurales de la formación social
soviética, específicamente, la crisis del modelo de desarrollo extensivo, y sobre todo, la
debilidad del mando central, la crisis de legitimidad político-ideológica y los latentes
conflictos de raíz étnico-nacional.

Las fuerzas fundamentales que inspiraron y viabilizaron la Perestroika fueron diversas,


como lo fueron los intereses, las tácticas y, en ocasiones, hasta las estrategias de los
diferentes grupos. Bajo la aureola mayormente consensuada del cambio de régimen,
estos luchaban por el poder político y el control sobre el proceso de conversión de la
propiedad estatal en privada y sobre las actividades económicas más rentables. Aunque
solo una pequeña parte del enorme ejército burocrático, tanto soviético como
republicano, fue promotor directo de las políticas reformistas, la aceptación e inserción
en esa dinámica, de manera tanto activa como pasiva, sí abarcó a la gran parte de la
nomenclatura de los diferentes niveles.

Como se mencionó, las pretensiones reformistas de las fuerzas más liberales de la élite
política soviética datan de la década del sesenta, sin embargo, sus posibilidades de
influencia eran limitadas y la debilidad del mando político central y del sistema en su

41
Ver, por ejemplo, las argumentaciones del historiador y sovietólogo Stephen Cohen en su libro, La
gran pregunta. ¿Por qué desapareció la URSS? Edit. AIRO-XXI, San Petersburgo, 2007.
conjunto, todavía no alcanzaban los niveles necesarios. Hoy existen múltiples
testimonios y evidencias de historiadores y partícipes directos de que, Yuri Andropov,
durante su breve estancia al frente del país, concibió una importante liberalización
económica que buscaba convertir a la URSS en una economía mixta, siendo este el
antecedente más directo de la vertiente económica de la Perestroika.

Según renombrados historiadores rusos como Nikolai Ostrovski y Rudolf Pijoya y


testimonios de los partícipes42, Andropov encargó a Mijaíl Gorbachov, Nikolai Rizhkov
y Vladimir Dolgij, todos secretarios del bloque económico del Comité Central del
PCUS, la elaboración de una propuesta de reforma económica. En este proyecto
trabajaron también decenas de académicos, entre ellos, ideólogos de la Perestroika
como Leonid Abalkin y Abel Aganbegyan. A diferencia de su secuela gorvacheviana,
los escasos testimonios existentes coinciden en que los planes de Andropov implicaban,
con carácter prioritario, el fortalecimiento del control político sobre los procesos
económicos y sociales, ponderando adecuadamente los posibles efectos negativos de
una liberalización económica descontrolada. La muerte de Andropov y la elección de
Konstantin Chernenko como su sustituto, hicieron aparcar el plan de reformas, hasta
que, en 1985, Gorbachov asumió la secretaría general del PCUS.

Su llegada al poder propició que, al calor del importante desarrollo de elementos


protocapitalistas y las serias limitaciones estructurales del sistema soviético, un grupo
de la élite política e intelectual comenzará la implementación de un conjunto de
medidas que, a la postre, desembocaron en el cambio de régimen y la desaparición de la
URSS. Muchos de ellos habían realizado un importante trabajo preparatorio, por
ejemplo, los que participaron en la Comisión Gorbachov-Rizhkov o los jóvenes
economistas liberales de los grupos de Egor Gaidar y Anatoly Chubais, dos de los
“padres fundadores” del capitalismo ruso.

En este sentido, es imperativo destacar el papel de la intelectualidad y los centros de


pensamiento en las reformas liberales en la URSS. Los ánimos reformistas en los
círculos intelectuales, nacidos al calor del “deshielo” del sesenta, no perecieron durante
el largo “estancamiento” brezhneviano; se mantuvieron latentes y, entrados los años
ochenta, adquirieron un empuje incontenible.

En primer lugar, en el marco de la oficialidad partidista y estatal, descollaron los ya


mencionados asesores y consultantes de las máximas figuras del país. Dentro del grupo
de instituciones que viabilizaron ideológicamente las reformas de Gorvachev, de forma
más o menos abierta y en la mayoría de los casos en estrecha relación con “tanques
pensantes” y los servicios de inteligencia de EE.UU. y países europeos, se deben
mencionar el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, el Instituto
de Estados Unidos y Canadá, el Instituto de Problemas Sociales y Económicos de
Leningrado (IPSE) y al Grupo ante el Consejo Interinstitucional para el estudio de las
experiencias de los países socialistas, entre otros.

42
Pikoja Rudolf: Porqué la nomenclatura no defendió a la URSS, en http://www.russ.ru/Mirovaya-
povestka/Rudol-f-Pihoya-Pochemu-nomenklatura-ne-stala-zaschischat-Sovetskij-Soyuz, febrero de 2012;
Rizhkov Nikolai: obra citada; Ostrovskiy Aleksandr: ¿Ingenuidad o traición? Una investigación de la
“muerte” de la URSS; ¿Quien puso a Gorbachov?, en Biblioteca electrónica Royalib.ru:
http://royallib.ru/read/ostrovskiy_aleksandr/glupost_ili_izmena_rassledovanie_gibeli_sssr.html#0
Sin embargo, el lugar central en esa lista lo ocupa el Centro Soviético de Estudios
Sistémicos del Comité Estatal de Ciencia y Técnica, (CSES) que fuera la filial soviética
del Instituto Internacional de Estudios Sistémicos Aplicados, IIASA por sus siglas en
ingles. Dicha institución estuvo presidida por Djermen Gvishiani, quien también fuera
yerno del Primer Ministro soviético, Andrei Kosigyn. Esta figura, que en la
nomenclatura soviética ocupaba el discreto cargo de Vicepresidente del Comité
Soviético de Ciencia y Técnica, tuvo un rol de primer orden en el fomento de las
relaciones encubiertas de parte de la élite soviética con Occidente. Desde ese modesto
cargo, siempre como súbdito soviético y sin haber realizado aportes científicos
destacables, no solo fue designado para dirigir las labores del CSES, sino que también
fungió como Presidente de la Asociación soviética para el fomento de la actividad del
Club de Roma, miembro del Club de Roma, de la Real Academia Sueca de Ciencias de
la Ingeniería, de la Academia de Dirección de EE.UU., de la Academia Internacional de
Dirección y de la Academia Finesa de Ciencias Técnicas, así como Miembro de Mérito
de la Escuela de Altos Estudios Económicos de Praga y Doctor Honoris Causa de
Escuela Económica de Helsinki.

En dicho centro, creado en fecha tan temprana como 1976, fueron “educados” muchos
de los principales artífices del cambio de régimen, entre ellos, el que fuera el primer jefe
de gobierno de la FR y responsable de la implementación de la terapia de choque en ese
país, Egor Gaidar y Stanislav Shatalin, asesor de Gorbachev y uno de los creadores del
Programa de los 500 días para la reforma en Rusia. En total, entre el CSES-IIASA y el
Grupo de Anatoly Chubais (en su gran mayoría miembros del IPSE), los cuales, a
mediados de los ochenta trabajaban de manera coordinada, “aportaron” al nuevo
capitalismo ruso un jefe de gobierno, 8 vicepresidentes del gobierno, 10 ministros y 14
vice ministros.43 Aunque no se han presentado fehacientes pruebas documentales, pocas
dudas caben del papel fundamental de los órganos de inteligencia, tanto occidentales
como de la KGB, en la puesta en funcionamiento y promoción de las actividades de
dicho centro, en todo orden anómalas para la sociedad soviética.

El papel fundamental en la implementación de las “reformas” lo desempeñó, sin


embargo, la alta dirigencia gubernamental y sobre todo partidista de la URSS, de
conjunto con la élite del Komsomol y los grupos dominantes a nivel republicano. En
este último sentido, la Perestroika adquirió su total carácter destructivo, cuando,
aprovechando las prodigiosas facilidades que brindó la política de Gorbachov, y dando
rienda suelta a la propia lógica de la Perestroika, la dirigencia rusa toma la iniciativa y
mediante el carisma contestatario de Boris Yeltsin, comenzó una arremetida
independentista contra el poder central soviético. La reacción en cadena del resto de las
repúblicas de la URSS, era cuestión de tiempo. La fragmentación, atendiendo al
corporativismo regional, fue un resultado lógico de la destrucción del mando político

43
Son profusos los testimonios y análisis del papel de la intelectualidad liberal y los centros de
pensamiento en el derrumbe de la URSS. En este sentido, se recomienda como consulta: Sheviakin
Aleksander: Ocho pasos para el derrumbe de la URSS. En: http://www.x-
libri.ru/elib/shevk002/00000031.htm; Kurginian Sergei: Quien preparó y cuales fueron las causa del
derrumbe de la URSS, en: http://dokumentika.org/lt/pasaulio/kto-gotovil-i-prichini-razvala-sssr-chast-1,
enero de 2011; Filin Georgii: El derrumbe de la URSS. ¿Quien estuvo detrás?, en:
http://versia.ru/articles/2011/apr/18/raspad_sovetskogo_souza, julio de 2011.
central, fungiendo el terreno republicano como el marco espacial básico para la fragua
de las nuevas relaciones socio-políticas.

La Perestroika, como proceso histórico, se expresó en un conjunto de medidas


reformistas. En primer lugar, destacan aquellas de corte político que conllevaron al
debilitamiento del corpus institucional y del control ideológico en el país.

Ciertamente, fue marcada la tendencia al cada vez mayor debilitamiento del sistema
político soviético, modificándose de manera destructiva tanto la estructura como la
eficacia funcional de los órganos de gobierno y, especialmente, del aparato partidista.
En este sentido, fue una constante la “limpieza” de la élite política soviética, en
ocasiones acompañada por la promoción de figuras allegadas a Gorbachev. Solo durante
1985-1986 se modificó en dos tercios la composición del Buro Político y en un 40% la
del Comité Central y, fueron removidos de sus cargos el 60% de los máximos dirigentes
partidistas de nivel regional. Un hito en este sentido lo constituyó el Pleno del PCUS de
abril de 1989, donde las cifras ascendieron a 74 miembros y 24 candidatos a miembros
del Comité Central, siendo esta la mayor modificación en la composición de ese órgano
desde los tiempos de Stalin.

Otras reformas que también contribuyeron al debilitamiento de los órganos de poder en


la URSS fueron la creación de la Asamblea de Diputados Populares y de la figura
presidencial, con el consiguiente debilitamiento de las facultades del Consejo de
Ministros, que fue reestructurado y renombrado como Gabinete de Ministros, así como
la aplicación de la Glasnost.

Muchas de estas medidas, si bien eran reclamadas socialmente y gozaron de alta


legitimidad, tuvieron efectos nefastos en un contexto como el de la URSS. El estatismo
soviético, tal y como perduró hasta mediados de los ochenta, requería y hubiera podido
asimilar una gradual liberalización, sobre todo económica, o un giro democrático, en el
sentido del fortalecimiento del poder popular de base, pero no un brusco y desbocado
debilitamiento de todas las instancias de control.

Estas modificaciones políticas, aunque actuaron en paralelo, constituyeron condición


ineludible para la realización de las reformas económicas, especialmente de aquellas
modificativas del régimen de la propiedad. Solo la ruptura de los núcleos duros del
sistema político, particularmente la capacidad de dirección y la legitimidad del PCUS,
hacía posible una modificación tan drástica del régimen socio-económico. En
noviembre de 1986 se aprueba la Ley sobre la actividad económica individual en la
URSS; en junio del próximo año se aprueba la Ley sobre la Empresa Estatal, que
liberalizó considerablemente la actividad empresarial estatal; en mayo de 1988 se
aprueba la Ley de Cooperativas y en 1990 entra en vigor la Ley sobre la propiedad de la
URSS, mediante la cual se legalizó la propiedad privada.44

44
Otras medidas, como la supresión en 1987 de los departamentos económicos en los comités del PCUS o
el establecimiento en junio de 1988 de relaciones de trabajo de la URSS con el FMI y el BM, evidencian
la cada vez menos disimulada tendencia a la modificación de los elementos básicos del régimen socio-
económico soviético.
En el marco de la Perestroika y siguiendo la línea cronológica de los mencionados actos
normativos, la conversión capitalista de la nomenclatura soviética tuvo dos fases: en una
primera instancia, la monetarización de los privilegios (1986-1989) y con posterioridad,
el comienzo de la apropiación privada de los medios de producción y las riquezas del
país (1989 – 1991).

Referido al primer proceso, como demuestra la principal experta rusa en los estudios
sobre las élites, Olga Krishtanovskaya,45 durante los primeros años de la Perestroika y
como parte de su lógica interna, se modificó el sentido y alcance de los privilegios de la
burocracia soviética. Esta se confirió la facultad de realizar acciones que al resto de los
agentes económicos y sociales les estaban legalmente vedadas. Las tradicionales
prerrogativas para la apropiación de bienes materiales y el disfrute de servicios, dieron
paso a los privilegios para la obtención de ganancias resultantes de actividades
económicas. Todos los procesos que se analizarán a continuación, se llevaron a cabo
bajo la autorización y, en muchos de los casos, la conducción directa de la élite
partidista y gubernamental.

La creación de empresas mixtas fue una importante manifestación de esta “nueva


economía”, para lo cual fueron facultadas empresas por tipo de actividad o rama de la
economía. 46 Otro ejemplo fue el otorgamiento de créditos en divisas en condiciones
muy favorables. El carácter excepcionalmente lucrativo de esta actividad se fundamentó
en las características de la política cambiaria soviética. A las unidades empresariales
privilegiadas se les concedió la posibilidad de recibir créditos según la tasa de cambio
estatal, la cual durante mucho tiempo fue de 65 centavos de rublo por un dólar
estadounidense, inferior a los otros dos tipos de cambio, el turístico y el comercial.

Por último, también se concedieron importantes privilegios en el ámbito de las


operaciones de exportación-importación, monopolizadas por el Estado hasta ese
momento. En el marco de una cada vez mayor desregulación, estas prerrogativas, que
permitían mediar comercialmente entre productores nacionales y compradores
extranjeros, se convirtieron en una vía para el enriquecimiento corporativo y personal.
Estas empresas controlaban a título propio las ganancias provenientes de actividades tan
lucrativas como la exportación de materias primas. Se estima que en 1990, un tercio de
los bienes de consumo circulantes en la URSS fueron “importados” por esta vía.47

Uno de los principales protagonistas de esta primera etapa de las reformas fue el
Komsomol. La élite de dicha organización, al amparo del Comité Central, utilizando la
forma institucional de cooperativas y los Centros de Creación Científica y Técnica de la
Juventud, creados como verdaderas unidades productivas y/o comerciales, fue la
pionera en recibir facilidades extraordinarias para la realización de las mencionadas
actividades y su verdadero impulsor a nivel nacional48. Además de las actividades

45
Krishtanovskaya Olga: La transformación de la nomenclatura soviética en la nueva élite rusa, en:
http://ecsocman.hse.ru/data/080/910/1231/005_Kryshtanovskaya.pdf
46
Los pioneros en este sentido fueron los consorcios BUTEK, MNTK y las fábricas de automóviles KAMAZ
y VAZ.
47
Kara-Murza Sergei: La Civilización rusa. Algoritm. Moscú, 2008, p. 798.
48
Solo entre 1987 y 1989 fueron creadas cuatro mil nuevas unidades económicas subordinadas a la
dirección del Komsomol, que realizaron actividades por un valor de más de 2 mil millones de rublos.
“propias”, de producción y exportación-importación, fueron facultados para convertir a
efectivo el dinero de las empresas y otros sujetos económicos, que hasta ese momento
no podía ser utilizado fuera de los rígidos marcos de las transacciones contables. Para
ello, actuaban como mediadores, cobrando por estos “servicios” entre un 15% y un 30%
de las ganancias, Esto generó no solo una importante inflación durante los últimos dos
años de la Perestroika, sino que creo los cimientos de algunas de las más importantes
fortunas y carreras políticas de la Rusia postsoviética. (Ver Anexo)

La apropiación privada de la propiedad estatal constituyó el colofón lógico de la


monetarización de los privilegios, como parte de un limbo donde se diluían las fronteras
entre lo permitido de iure, lo aceptado de facto y lo expresamente prohibido. A partir de
1989, dos años antes del comienzo del período legal o público de la privatización (1991-
1992), un grupo de importantes entidades estatales soviéticas fueron convertidas en
sociedades por acciones, bajo el control directo de sus antiguos directivos o de
miembros del ejecutivo al más alto nivel. Los ministros y otros dirigentes se
convirtieron en propietarios o directores de las unidades más rentables de su rama, tanto
en el sector productivo como en el financiero, (Ver anexo igual anterior) iniciándose así
la primera fase, “concesional”, “espontanea”, burocrática y desregulada de la
privatización de las riquezas soviéticas, que después se verá continuada por la
privatización mediante los cheques (1992-1994) y la llamada privatización mediante
fianzas (1994-1996).

La génesis del capitalismo ruso, aunque resultado de una firme voluntad de la


burocracia soviética y republicana, estuvo marcada por el caos, la desregulación interna,
la desbocada vocación de enriquecimiento y la apertura a los influjos de los mercados
internacionales, en un contexto de estancamiento tecnológico, falta de competitividad de
la industria soviética en la mayoría de los sectores, la posesión de una de las mayores
reservas mundiales de energéticos y el desarrollo acelerado de este sector desde la
década del setenta. Como resultado, el capital comercial, el financiero y en general el
ámbito de la circulación, así como la explotación de los recursos naturales, adquirieron
una relevancia de primer orden en el proceso de capitalización y privatización en la
URSS, adelantando así rasgos fundamentales del capitalismo ruso contemporáneo.

Estas tendencias se manifestaron tanto en el proceso de monetarización de los


privilegios como en la posterior privatización “espontanea”. Las mencionadas
actividades económicas anómalas, tuvieron como fin, en su gran mayoría, la
exportación de productos primarios, la importación de bienes de larga duración y alta
demanda, como computadoras y efectos electrodomésticos, y sobre todo, la actividad de
intermediación, tanto financiera como comercial. Por su parte, fue en estas esferas
donde se desarrolló con más fuerza la privatización de la propiedad estatal.

El centro de la concentración del capital lo constituyeron las estructuras financieras. El


recién estrenado capital bancario controlaba los dos procesos más importantes y
rentables de aquel momento: la circulación del capital comercial y la intermediación
financiera. En este sentido, las organizaciones capitalistas más importantes de la génesis

También al amparo de dicha organización fueron creadas más de 17 mil cooperativas. Ver en B.A.
Ruchkin: La élite del Komsomol en durante la Perestroika y el período postsoviético de desarrollo del
país, en: http://www.zpu-journal.ru/e-zpu/2010/6/Ruchkin_Komsomol_Elite/
del capitalismo ruso contemporáneo, fueron bancos, como Menatep, Oneksimbank,
Inkombank, Kredobank y Crédito Ruso, muchos de los cuales nacieron “facultados”, es
decir, al amparo directo de instituciones y figuras estatales y partidistas de alto nivel,
gozaban de privilegios excepcionales, como los de operar con las cuentas de dichas
instituciones. Esto, tomando en consideración la alta inflación de aquellos años y la
volatilidad del curso del rublo, garantizaba ganancias extraordinarias. Además, el peso
relativo de estos actores en la economía y su ascendente en la estratificación social de la
transición, aumentaba proporcionalmente con la desarticulación de los procesos
productivos y el debilitamiento del aparato estatal y partidista.

Como se ha podido ver, el rol de la instancia política en el cambio de régimen en los


países del espacio postsoviético fue determinante, tanto antes como después de 199149.
La élite partidista y gubernamental no solo impulsó y dirigió el marco general de las
reformas, proceso que de forma latente se venía gestando años antes. Como se ha
repetido tantas veces, el Estado se privatizo a sí mismo, sea en sentido directo y literal,
o mediante la creación y el fomento de otros actores económicos y sociales portadores
del cambio. Esto otorgó un sentido diferente a las relaciones de tipo clientelista que
desde los setenta habían desempeñado un rol importante en las relaciones entre las élites
políticas y económicas en la URSS. En este sentido, también alcanzaba su máximo
esplendor, al tiempo que se desarticulaba, el tradicional sistema de poder-propiedad,
característico de las formaciones periféricas y, sobre todo, de las de tipo soviética,
mediante el cual el poder político – burocrático era puesto en función de la obtención de
beneficios particulares.

El aparato político soviético fungió como condición sine que non de la privatización,
utilizando las dispensas inherentes a los diferentes cargos, otorgando las prerrogativas
asociadas a la capitalización de la economía, creando o reproduciendo un vínculo
directo y personal. Al mismo tiempo, echó abajo su capacidad patronal y el ascendente
de la fuerza burocrática sobre la instancia económica, en la misma medida en que
destruía el régimen político soviético y mutaba en “clase” capitalista.50

Por otra parte, la situación socio-económica en la URSS se fue agravando cada vez más,
hasta alcanzar niveles críticos en 1990, como resultado de las limitaciones estructurales
de la economía, los cambios en el funcionamiento de los agentes económicos, el
impacto de factores externos (disminución de los precios de los hidrocarburos y el pago
de la deuda), así como de la invalidez del mando central. La inflación creció
sobremanera y la escasez de productos se generalizó. El déficit fiscal fue de 13,9 mil
millones de rublos en 1985, 41,4 en 1990, mientras que, tan solo en los primeros nueves
meses de 1991, alcanzó la cifra de 89 mil millones de rublos. La deuda gubernamental
interna creció de 142 mil millones de rublos en 1985 hasta los 890 durante los primeros
nueve meses de 1991. Las reservas de oro disminuyeron de 2000 toneladas en 1985
hasta las 200 toneladas en 1991, al tiempo que la deuda externa, que en 1985 había sido

49
Aún así, la generalización en este sentido no permite absolutizar. Se debe reconocer el carácter
complejo del proceso, el sentido diferenciado de la participación de los diferentes grupos de la
nomenclatura y la oposición a las reformas de Gorbachev por parte de muchos de sus miembros.
50
Se matiza deliberadamente el carácter de clase social de la nueva élite política y sobre todo
económica de Rusia, al menos en lo que se corresponde con el período de gobierno de Boris Yeltsin,
como forma de recalcar los rasgos periféricos que inevitablemente asumió.
sufragada casi totalmente, creció nuevamente, alcanzando los 120 mil millones de
dólares en 1991.51

Por último, como parte de la gran ola reformista en la URSS, la política exterior durante
la Perestroika fue una orgánica continuación de las transformaciones internas,
constituyendo, desde el mismo momento de la llegada al poder de Gorbachov, una
ruptura de los principios que caracterizaron las proyecciones externas soviéticas durante
todo el período post bélico.

Ciertamente, como resultado del “nuevo pensamiento”,52 en política exterior y bajo el


lema de la cooperación, el no uso de la fuerza y el respeto a los derechos y valores
humanos, la URSS comenzó un silencioso desmontaje de su tradicional estrategia de
política exterior y la distención unilateral de la confrontación con los EE.UU., que en
menos de cinco años devino en una pérdida de toda capacidad de influencia geopolítica.
En este sentido, fueron determinantes dos de las figuras más representativas de las
reformas soviéticas, su principal ideólogo, Alexander Yakovlev y Edvard Shevarnadze,
sustituto de Andrei Gromiko al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Una de las primeras medidas de Gorvachov fue la declaración unilateral de la moratoria


para la realización de pruebas nucleares subterráneas y el comienzo de un proceso de
desarme donde el país soviético hizo importantes concesiones. En cada encuentro con
Ronald Reagan y George Bush (Ginebra 1985, Reykjavík 1986, Washington 1987,
Moscú 1988, Malta 1989 y otros), la URSS cedía parcelas de poder. Por otra parte,
aunque la situación en los países de Europa del Este se agudizaba seriamente como
resultado de sus contradicciones internas, la política de Gorvachov no intentó impedir el
desarrollo de los acontecimientos menos perjudicial para los intereses soviéticos. Su
frontera occidental dejaba de fungir como “colchón de seguridad” para la URSS.

A pesar de las objetivas limitaciones internas que afectaban al país, este giro sorprendió
sobremanera a la comunidad internacional. Si bien es cierto que las proyecciones
externas soviéticas estuvieron marcadas por errores tácticos y estratégicos
(intervencionismo militar en Europa del Este, guerra en Afganistán,), posturas rígidas y
en ocasiones dejos de fundamentalismos ya obsoletos a fines de los ochenta, no lo es
menos que la confrontación con EE.UU. nació y la mayoría de sus picos de radicalismo
fueron resultado de premeditadas y no azarosas proyecciones de este país y la OTAN.

Como se demostró en el epígrafe anterior, las contradicciones entre la URSS y las


potencias occidentales se sustentaban en sus diferencias sistémicas, en el rol que
desempeñaban en el sistema-mundo y las tendencias predominantes en este. El
radicalismo trasatlántico dio inicio a la Guerra Fría en 1945 y al momento de la
investidura de Gorbachov y como condición sine qua non para el eficaz funcionamiento
del sistema capitalista global en su fase neoliberal, vivía uno de sus momentos de mayor
agresividad. Con independencia de cualquier consideración, sea de índole interna o de
estrategia de política exterior, todo acto de desmontaje unilateral del orden geopolítico

51
Kara-Murza Sergei: Obra citada, p 799.
52
Nombre por el cual se conocen los cambios acaecidos en la política exterior soviética durante el
gobierno de Gorbachov.
de la post guerra ponía en entredicho la propia sobrevivencia de la formación social
soviética.

La dimensión internacional de la Perestroika fue un correlato coherente con las reformas


que tenían lugar a lo interno del país: el desmoronamiento del régimen socio-económico
soviético debía ir de la mano de la destrucción de su fuerza geopolítica. La burocracia
soviética y la republicana encontraron en las élites occidentales una garantía para su
proceso de metamorfosis capitalista y el establecimiento de las nuevas relaciones
sociales.

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