Apuesto que en algún momento has escuchado frases como “esto es de una
pobre franciscana” o que aquella persona “no es una carmelita descalza”.
Pues bien, estos dichos populares que muchas veces utilizamos en la vida cotidiana nos revelan cuán presentes han estado las órdenes religiosas en la historia de Iglesia y en la memoria de cada fiel. En el lenguaje coloquial los distintos grupos del clero regular, religiosos que se agrupan en torno a una determinada regla que rige su convivencia y sus practicas religiosas diarias, son nombrados como órdenes religiosas. Sin embargo, este nombre, pese a ser el más difundido, no es del todo correcto. Actualmente el clero regular está compuesto por los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Bajo esta denominación se agrupan tres grupos: las órdenes, las congregaciones y los institutos de vida… ¿Qué son las órdenes religiosas y por qué surgieron en el seno de la Iglesia? Las órdenes, al igual que las Congregaciones mucho más recientes, forman parte del clero regular, es decir, Desde los primeros siglos del cristianismo muchos fieles sintieron la necesidad de agruparse y vivir en común según el Evangelio pero sin incorporarse a la jerarquía eclesiástica. Desde el siglo X, con San Antonio y San Basilio en Oriente y el siglo X con San Benito en Occidente, y hasta el siglo X con el Concilio de Letrán que resolvió la prohibición de fundar nuevas órdenes, numerosos santos se abocaron a la creación de nuevas reglas (muchas veces con pequeñas adaptaciones de las anteriores). La Compañía de Jesús fundada por San Ignacio de Loyola en… y en el contexto de la Contrarreforma, fue la excepción a la resolución de Letrán y la última de las órdenes religiosas. Como afirmamos en un post anterior, las órdenes religiosas (y las Congregaciones que le siguieron) fueron un verdadero pulmón para la Iglesia. Actualmente sus obras son las joyas y sus oraciones garantía en el combate espiritual. Repasemos estas infografías que nos recuerdan…