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Universidad de Antioquia.
Facultad de Comunicaciones.
Semántica
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El texto Semántica visual de las imágenes simbólicas hace parte del capítulo tercero del
libro: Magariños Monterín, J. (2008). La semiótica de los bordes. Apuntes de metodología
semiótica. Córdoba: Editorial ComicArte. Magariños Morentín fue un semiólogo español nacido
en 1935 que desarrolló su carrera académica en Argentina desde los años setenta, en la
Universidad Nacional de Jujuy y en la Universidad Nacional de La Plata, hasta su muerte en el
2010. El libro completo está disponible en esta dirección:
http://www.magarinos.com.ar/Impresion.html.
El autor parte de la pregunta ¿Qué, cómo y por qué significan las imágenes?, y para
responderla señala dos enfoques: el enfoque cognitivo y el enfoque peirceano. Deja de lado el
enfoque cognitivo y comienza a trabajar a partir del segundo, mostrando que desde el punto de
vista semántico se debe responder al menos a dos aspectos: el qué y el cómo; que en el caso de la
semiosis visual son: qué se muestra y cómo se lo muestra. El texto clasifica las imágenes en tres
categorías: plásticas, figurativas y simbólicas. Para ejemplificar cada categoría se presentan tres
imágenes, que en el caso de la imagen plástica es una pintura de Ron Van Der Werf; para ilustrar
la imagen figurativa una fotografía en color de Frida Kalho; y para el caso de las imágenes
simbólicas un fragmento de la contracara del libro Open here. The Art of instructional Design de
Paul Mijksenaar y Piet Westendorp, donde se ven una serie de dibujos que sirven para dar
instrucciones y señales en la vida cotidiana. Lo que diferencia cada categoría en principio es lo
que el autor llama el atractor, que es lo que permite organizar los datos aportados por la
percepción en la memoria visual. Para las imágenes plásticas el atractor es “la proyección del
residuo subconsciente de experiencias acerca de la percepción de cualidades visuales”
(Magariños, 2008); para las imágenes figurativas es la proyección de información acerca de las
formas del mundo (Magariños, 2008); y para las simbólicas es la proyección a partir de los
sistemas de enunciación gráfica poseídos por el intérprete (Magariños, 2008).
El texto analiza cada tipo de imagen tomando como referencia las ilustraciones antes
mencionadas con el fin de dejar claro las diferencias en cada caso. Demuestra la diferencia
esencial entre las imágenes simbólicas y las otras categorías, mostrando que aquellas son réplicas
de tipos gráficos que actúan asociadas a otras imágenes según un código, cosa que no sucede con
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las imágenes figurativas y plásticas, pues estas funcionan de modo independiente. En el caso de
las imágenes figurativas muestran para individualizar un objeto existente, y en el caso de las
imágenes plásticas para inducir una experiencia sensorial intransferible. De este modo el texto se
introduce en el tema de las imágenes simbólicas, analizando a fondo el qué y el cómo de este
tipo de representaciones. Lo esencial es que el receptor tiene que conocer el código al que
pertenecen las imágenes para poder interpretarlas, esto es, el modo cómo se relacionan los
elementos que se perciben, lo cual presupone una sintaxis que permita organizar los diversos
elementos gráficos, de modo similar a las letras en las palabras y a estas en las oraciones.
Las imágenes utilizadas como ilustración de cada tipo de imagen visual no resultan muy
adecuadas, sobre todo en el caso de la imagen plástica o ícono y la imagen figurativa o índice. Se
trata de obras en las que resulta un tanto difícil ver las definiciones expresadas, teniendo en
cuenta la cantidad de imágenes mucho más sencillas e ilustrativas que podrían utilizarse, como
se aprecia en cualquier consulta en internet que se haga sobre el tema.
El artículo expresa ideas muy complejas sobre todo a partir del numeral tres, en el que
comienza a desarrollar el tema de las imágenes simbólicas a profundidad. El carácter exhaustivo
del análisis es sumamente difícil de seguir sin detenerse constantemente y retroceder para
encontrar el hilo de la explicación, ya que durante todo el desarrollo se toman como referentes
cada una de las imágenes que aparecen en la ilustración de instrucciones prácticas, desglosando
cada figurita en sus partes constitutivas y analizando estas por separado. Aquí queda claro que lo
que el autor anuncia al comienzo del texto sobre la dificultad de responder a la pregunta de qué,
cómo y por qué significan las imágenes no era una exageración.
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Esta es la secuencia introductoria del corto animado, en la cual el aspecto central consiste
en la irrupción por parte del personaje visualizado en un museo reconocido de la ciudad de
Nueva York, llevándose consigo una obra de arte, y activando las alarmas del museo debido al
robo cometido, las cuales simbolizan el crimen, como también indican un suceso delictivo. El
suceso ocurre en la noche, se ponen en escena varios edificios de la ciudad, con características
arquitectónicas bastante similares, entre ellos el museo es el que más resalta. El ambiente oscuro
y sombrío parece unirse con el valor social que cobra el acto de robar. El ambiente proyectado
puede relacionarse con una muy conocida caricatura de los 90’s, llamada “Batman: la serie
animada”, pues en esta se empleaban estos tonos oscuros en los ambientes representados. Estas
características se pueden relacionar con un género cinematográfico conocido como el cine negro,
el cual poseía películas que giraban en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte
contenido expresivo y una característica estilización visual. La música y el sonido de fondo en la
secuencia entran a jugar un papel que genera armonía con la situación representada, en especial
con la aceleración del tiempo musical que se va presentando cuando el robo se lleva a cabo, para
producir la sensación de peligro y persecución. Luego de esta escena se nos muestra el título del
corto, “Dripped”, el cual traduce como “goteado”, haciendo referencia a la técnica utilizada por
Pollock que más adelante se esbozará. Después del robo, nos introducimos en la vida cotidiana
de Pollock, con los característicos edificios de Nueva York, en dos de los cuales podemos
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observar publicidad pegada en sus muros, la cual es un índice de la vida comercial y capitalista
que allí se lleva, pues en uno de los afiches vemos la imagen de una rubia promocionando
probablemente un utensilio hogareño. Pollock despierta en su hogar, luego del robo, con el
cuadro a su lado, el cual se halla mordido mientras él está en una especie de alucinación de
formas y colores que podemos identificar como un movimiento de gotas de pintura alrededor de
su cabeza. Esta parte podría tomarse como un índice ya que de estos elementos podemos extraer
conclusiones, como que Pollock tuvo un contacto con el cuadro, por ejemplo mordiéndolo, y
luego entró en un proceso artístico interior, una especie de ensoñación. Pollock se levanta, se
cepilla y continúa con su rutina hasta tomar el autobús. Allí se presenta una hecho bastante
curioso, pues ante los gestos molestos de un niño que se hallaba en el bus, Pollock transforma su
apariencia, cambiando de color y de expresión para ahuyentar la molestia del pequeño. Esto
podría relacionarse con su actitud un poco beligerante e irreverente, la cual ha sido señalada por
diversos biógrafos del pintor. Esta parte puede asumirse como un símbolo de la ira, pues en
nuestra sociedad interpretamos esta emoción con un cambio de color y actitud facial. En esta
primera parte podemos identificar entonces un buen número de íconos, como los edificios, el
mismo personaje de Pollock y el ambiente hogareño de Pollock. La parte final de la secuencia
representa probablemente un ícono de un reconocido museo de Nueva York, llamado “Museo
Metropolitano de Nueva York” (Met), en donde se hallan muchas de las más aclamadas obras del
mundo artístico.
En este fragmento se quiere mostrar al personaje principal como un individuo vulgar que
usa el transporte público y se para tranquilamente a observar la exhibición de Picasso junto a
otros personajes anónimos, cuyos cuadros son íconos que remiten a las obras reales. Estos
espectadores son un índice para representar al público burgués habitual en tales edificios. Sin
embargo el personaje se transforma en un antisocial, un criminal que huye desesperado por la
ciudad, apareciendo la alarma del museo para simbolizar la alerta de las autoridades, que
aparecen simbolizadas por las sirenas de las patrullas, hasta que es acorralado por la policía en
un callejón. En ese momento no sólo deja de ser buen ciudadano, sino que se transforma de
modo fantástico en una criatura irreal, identificándose literalmente con el cuadro robado, que es
como decir que el arte se apodera del sujeto hasta hacerlo incompatible con la realidad en que
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vive. Por eso al principio los planos son amplios y largos, aunque acompañados de música que
indica suspenso, y después del robo el montaje se acelera, así como la música. La ciudad de
Nueva York con sus rascacielos y sus automóviles es una imagen icónica que se transforma en
un lugar lleno de peligros al caer la noche, indicada por el cielo de tonos oscuros y un trueno que
anuncia la lluvia.
de su ropa y de su sitio para transportarse hacia las alturas de la ciudad, reposando en una aviso
publicitario de carácter icónico e indicial, que de nuevo denota la sociedad consumista de aquella
época, con su evidente enfoque por lo visualmente impactante y agradable como los personajes
de dicho afiche. Comer la pintura y transformarse en su contenido puede interpretarse como la
representación del proceso de significación que hacía Pollock como artista al entrar en contacto
con una obra de su interés, viéndose este proceso como algo que se manifiesta dentro de cada
sensación y experiencia imaginativa del personaje, para llevarlo a tratar de encarnar y
experimentar lo que dicha obra tiene por ofrecer. La secuencia termina con la vuelta de Pollock a
su hogar y a su colección de obras.
Esta parte es de suma relevancia en el corto de Pollock, pues es allí donde el artista
realiza el proceso de significación y conexión con su colección de obras. Nuestro personaje
central empieza a consumir todas las obras y en consecuencia va transformándose en ellas, todo
parece ir en búsqueda de encontrar su propia expresión, de lograr una identificación que logre
generar ideas apropiadas para sus intereses. Cuando se transforma en el bodegón, hay una
alusión al artista italiano Giuseppe Arcimboldo, quien representaba rostros humanos a partir de
flores, frutas, plantas, animales u objetos diversos. Esto se muestra como un ícono de la pintura
del italiano y como un símbolo de su movimiento artístico. Las imágenes que vienen juegan con
nuestros atractores mentales para lograr reconocer elementos en ellas, los cuales tienen que ver
con cualidades plásticas, de color, forma, expresión, que se integran a nuestro entendimiento por
medio de las diversas experiencias sensoriales que hayamos tenido. Otro ícono que se identifica
con facilidad es el que alude a la pintura “El grito” del artista noruego Edvard Munch. Esta
pintura es el símbolo fiel del movimiento expresionista, movimiento del cual Pollock se nutrió
para decidir hacer parte del expresionismo abstracto. Otro elemento importante que predomina a
través del video es la música de jazz al fondo, la cual durante mucho tiempo constituyó un tipo
de afirmación de la raza afroamericana en el continente, debido a los actos de segregación
cometidos contra ellos. El jazz inspiraba una nueva época, un nuevo tipo de libertad e
irreverencia que junto con un artista como Pollock genera una armonía fascinante.
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a los procesos de construcción y formación artística de los individuos. Los sentidos posibles del
video se formarán a partir de características como las que se mencionarán a continuación.
Lista de referencias