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NOTA (;EOI.

OGICA

EVOLUCION GEOMORFOWGICA DEL DESIERTO DE ATACAMA


ENTRE LOS 26° Y 33° LATITUD SUR: REVISION CRONOWGICA

JQSE A. NARANJO Inst. lovest. Geológicas. Casilla 10465, Santiago, Chile


RQLAND PASKOFF Dépt. de Géogr .• Univ. de Tunis et R.e.p. 339 du C.N.R.S.
94, houlevard du 9 avril 1938. Tunis, Tunisie

RESUMEN

La evolución geomorfolágica de la parte sur del desierto de Atacama consta de cinco etapas principales duralHe
el Cenozoico: 1) elaboración de una topografía madura durante el Palcógenoi 2) solevantamiento de Los Andes
e intensa incisión vertical antes del OIigo-Mioceno; 3) relleno del modelado antiguo por depósims detríticos po'
limícticos durante el Mioceno (Medio a Superior); proceso de pcdimcntación. probablemente a fines del
Mioceno y. finalmente. S) rejuvenecimiento del drenaje debido a la reincisi6n vertical durante el Cuaternario.

ABSTRACT

The geomorphological cvolution or the SQuthern Ataeama desert eonsists or five stages during the Cenozoie:
1) matureland development during the Paleogene¡ 2) andean uplirt and intense vertical ineision before the
Oligo-Mioeenc; 3) depositional stage during the Middle to Upper Mioecnc; 4) pediment development al the
end of the Miocene, and, S) rejuvenation of drainage due to vertical incision during the Quaternary.

INTRODUCCION

El desierto de Atacama presenta un desarrollo estudios geomorfológicos aislados en la parte sur


esencialmente continental, durante el Cenozoico. del desierto de Atacama. En base a esos antece-
Del análisis de las formas de relieve y los depósi- dentes, Paskoff y Naranjo (! 979) definieron S
tos involucrados, es posible descifrar su evolución grandes etapas en la evolución geomorfológica de
y cronología, considerando la aridez del clima que la zona. Si bien se mantienen las mismas etapas,
ha permitido la preservación de los rasgos origina- en el prcsente trabajo, se modifica la intcrprl'ta-
les del paisaje. ción cronológica de ellas considerando nucvos an-
Durante más de una década, se han realizado tecedentes.

1. ELABORACION DE UNA TOPOGRAFIA MADURA

Un paisaje maduro se conserva a alturas variables tre las cordilleras de la Costa y de los Andes (Fig.
como remanentes de planicies colgadas sobre los 1).
valles. Corresponde al término "maturdand" de Ocasionalmente, es posible reconstruir un plano
Willis (1929), o a la "Cumbre surfaee" de Morti- topográfico de alturas constantes a nivel de las
mer (1973), reconociéndose a media distancia en- crestas; sin embargo, la observación de extensio'

Ucvista Geológica de Chile NO lO, p. 85,-89, 2figs., 1980.


86 J" N.rr.lIIjo. R. Pask"ft

m:s Illól)'On"S SUgil'rl' (IUl' di ..:hll n.')u.;\,\: no hahía Las tlcct:rlllmanoncs radiomélricJs (K/Ar nl
ak'anzado una madun:z total, rt.'conot:iéndosC' al- biotita) efectuadas en coladas dc 13\'a que fosili-
gunos dc.:sniv(.'lcs. Los antt'Ccdc..'ntcs disponibles nu zan los rcsros de este paisaje (Formación La Pei-
pl.:rmnt.'1\ dIlucidar la compkjidad dc la c\'olm'iún neta, Sillitoc y otros, 1968), dan edades princi-
dI: dicha morfología desarrollada, en panc, sobre palmente l'ol'énicas (53±2; 5S±2 Y 52,5±2 m.a.)
las formaciones Cerrillos y Ilornitos. asignadas (Mortirncr, 1973), de acuerdo a la cSl'ala de Van
al Crc[ácico Superior-Terciario inferior (Zl'nrílli. Eysinga (1975).
197+).

2. SOl.EVANTAMIENTO DE 1.05 ANDES, FASE DE EROSION VERTICAL

El alzamiento de los grandes volúmenes monta· grandes valles de dirección cslc-oestt·. En los flan-
ñosos que constituyen la cordillera andina está cos de éstos, se distinguen terrazas rocosas que in-
ligado a una 'tectónica mayor. compresiva. regis- dican que el solevantamiento andino, probable-
nada principalmente en fallas inversas de fuerte mente. se produjo en varios estadios.
rechazo y en la deformación de unidades de roca. Cerca de la dcS(:mbocadura de alguno de los
Algunas de estas fallas inversas han sido selladas ríos. se ha comprobado que la incisión vertical en
por manifestaciones volcánicas del Oligo-Mioceno el basamento rocoso ha llegado hasta 100 rn bajo
(Cisternas y Oviedo, 1979; Cisternas, como verbal, el nivel del mar; esto implica que el nivel marino,
1980); en otros sectores se les reconoce afectando a la época. Cfa mucho más bajo que el actual, fa-
a la Formación Hornitos (Naranjo y Sepúlvcda, voreciéndose así el socavamit:nto.
1980). Es evidente que las condiciones climáticas de-
Este alzamiento va desarrollando un nuevo sis- bieron haber sido favorables para que, al menos
tema de pendientes al cual se adapta la red hidro- esporádicamente, hubiesen existido aportes abun-
gráfica que altera la topografía antigua. Es una dantes al aparato hidrográfico. dándole la fuerza
etapa en <Jue predomina la incisión vertical pro- capaz de disecar y evacuar la carga al mar.
funda, a consecuencia de la cual se forman los

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ESCALA yE:ltTlCAL APItOXIMADl

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FIG. l. Sección esquemática, que muestra las distintas etapas de la evolución geomor(ológica ccnozoica, de la parte sur
del desierto de Atacama (modi(icado en Pasko(( y Naranjo, 1979). a) testigos de una superficie madura antigua;
b) rocas volcánicas del Eoccno In(erior: Formación La Peineta (Sillitoe el al., 1968); c) valles labrados durante la
etapa de erosión vertical, a consecuencia del solevantamiento de los Andes; d) relleno detrítico polimíctico
(Gravas de Atacama)¡e) (lujos ignimbríticos del Mioceno Medio a Superior (Clark el al., 1967), intercalados en el
relleno continental: () falla inversa; g) remanentes del pedimento; h) flujos ignimbríticol' del Mioceno Superior
(Clark el al., 1967), sobrepuestos al reJleno continental; i) terrazas fluviales.
EVOLUcrON (;E()MOHFOI.OGICA DESIEHTO ATACAMA 87

3. R EI.I.ENO GENERAL

En esta etapa se produce: un camoio radical en el tensa distribución que alcanzó el relleno -reCO!1O-
comportamienco de los ríos. La incisión se termi- óéndose depósitos inclusive en sectores ek·vados
na y los valles labrados anteriormente son colmata- de la cadena andina- también es posible que haya
dos, I.·n forma progresiva, por potentes rellenos de- habido una "aridificación" del clima que indujo
tríticos, tanto t'n la. proximidad de la costa como una disminución progresiva de la actividad de las
en la alta cordillera; aquéllos corresponden a las aguas corrientes. De este modo, los aportt:s colu-
Gravas de Atacama de Sillitoe y otros (I968). En viales no evacuados fosilizaron los faldeos dc los
algunos lugares, estos rellenos alcanzan espesores cerros, acumulándose los material~s detríticos en
de hasta varios centenares de metros. En los gran- el fondo de los valles.
des valles, están constituidos por depósitos poli- Existen diversos antecedentes que permiten a-
mícticos de gravas cuya selección es mala a regular, signar una edad tentativa para estos rellenos con·
con rodados y holones bien redondeados. En lu- tinentales. Por ejemplo, Herm (1969) determina
gares adyacentes a estos valles, el material es an- una edad pliocena media a superior para la ma-
guloso; se distinguen intcrdigitaciones laterales de crofauna recolectada en los depósitos marinos del
estas facies gruesas con facies más finas de origen piso de Coquimbo, que engranan lateralmente con
lacustre, emplazadas donde los fenómenos de ob- los rellenos continentales. Sin embargo, numero-
turación permitieron el desarrollo de cuencas ce- sas investigaciones más recientes, y probablemente
rradas, consecuencia además, de un relleno gene- más fidedignas considerando que el material ~s­
ralizado. tudiado corresponde a microfauna, llevan a Mar-
Cerca de la costa, el relleno continental en- tínez (1978 y 1979) a asignar una edad miocena
grana con depósitos fosilíferos de arena, de ori- media a superior para el Piso de Coquimbo. Se-
gen nerítico y actualmente emergidos (Piso de gún la escala de Van Eysinga, (1975), esta edad
Coquimbo). Estos depósitos registran una trans- confirma el valor de 12,6±O,S m.a. de la decermi-
gresión del mar que, obviamente, obligó a los ríos nación radiométrica (K/Ar en biotita), efectuada
a depositar su carga, por lo menos, en los cursos para un nivel de ignimbrita, intercalado en los re-
inferiores, como consecuencia de la disminución llenos continentales del valle del río Salado (26 0
de la pendiente longitudinal. Considerando la ex- Lat. S) (Clark y otros, 1967; Mortimer, 1973).

4. PROCESO DE PEDIMENTACION

Evidencias de terreno indican que falta la parte más fracturadas y con alteración hidrotermal o
superior del relleno continencal (Gravas de Ataca- meteórica.
mal, ya que aún subsisten testigos que permiten De acuerdo a los antecedentes aportados por
pensar que la acumulación ha sido truncada en Clark y otros (1967), Naranjo y Sepúlveda (1980)
la mayoría de sus lugares de distribución. De este y Scpúlveda y Naranjo (en preparación), en las
modo, la superficie actual es el resultado de una quebradas San Andrés y Paipote (27 0 Lat. S) se
acción erosiva lateral que, probablemence, está li- distinguen ignimbritas, de edad miocena superior
gada a divagaciones de los cursos de agua en con- (9,5±O,5 y 9,O±O,3 m.a.), que "sellan" el pedi-
diciones climáticas semi-iridas. La pedimentación plano desarrollado en los rellenos continentales
ha afectado cambién a los flancos de los valles, (Fig. 2).
principalmente donde las rocas se presentaban

5. ETAPA DE REINCISION

Durante el Cuacernario se produce un retorno a formados en la etapa 3. Este nuevo l"Omporta-


la acción de incisión vertical, desarrollada princi- miento de los cursos de agua podría explicarse
palmente en el relleno de los valles y depresiones por un descenso custácico del Océano Padfico
88 EVOLUCION GEOMORFOLOGICA DESIERTO ATACAMA

FIG.2. En el faldeo sur de: Quebrada Paipotc: (27°07'


Lat. S ~ 69°43' Long. W), vista haeia el Doroes·
te: sobre el basamento rocoso (A), se distinguen
el relleno polimíctico continental (8) (Gravas
de Araeama), superficie de pedimcntación (p)
e ignimbrita (e) datada en 9.0 ± 0.3 m.a., K/Ar
en biotita (Clark et al .• 1967).

(Paskoff, 1977) Y también por causas tectónicas,


que corresponderían a una recurrencia muy mode·
rada del solevantamiento andino (Mortimer, 1973),
caracterizado más hien por fallas de extensión res·
tringida y escaso rechazo, que por deformaciones
desarrolladas a gran escala (Cooke y Mortimer.
1971) .
Es evidente que los factores climáticos han teni-
do importancia en la re-excavación. Las crisis gla-
ciale!' han dejado huella en la alta cordillera. prin-
cipalmente, entre los 30° y 33° (Paskoff, 1977),
caracterizándose por el notable descenso de la
temperatura y también por el aumento de las
precipitaciones. En la parte sur del desierto de
Atacama, el labrado ligado al escurrimiento de los
hielos y de las aguas ha tenido mayor desarrollo
que en la parte norte, donde los productos de la
etapa de relleno general están mejor conservados,
inclusive en sectores elevados de la cordillera
andina.
La re incisIón evolucionó en forma discontinua
durante el Cuaternario, como lo testifican las te-
rrazas aluviales que evidencian períodos de regre-
sión desarrollados como consecuencia, por .una
parte, de la alternancia de etapas glaciales e inter-
glaciales y, por otra, por ascensos y descensos gla-
cio-eustáticos de los océanos.
En la accualidad, la evolución geomorfológica
del desierto dc Atacama aparentemente es lenta;
sólo se reconocen algunos cambios aislados en la
topografía heredada de las etapas descritas.

AGRADECIMIENTOS

Los autores expresan sus agradecimientos al Dr.


Manuel Suárez por las valiosas críticas del ma·
nuscrito. También la colaboración de Rossanna
Crcstto, quien mecanografió los originales de este
trabajo.
89

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