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Escuela de los adolescentes

Raúl Mejía Zúñiga

 Desajuste

1. En el advenimiento de la escuela secundaria mexicana, en todas y cada una de


sus fases y en todos los momentos del proceso que las lleva al cabo, se
encuentra siempre la presencia de Moisés Sáenz. Su pensamiento y su acción,
su trabajo personal y sus ideales impregnan la estructura de ellas, por lo que bien
puede afirmarse que son obra suya y que en cada uno de sus contornos se halla
parte de su vida.

Durante el primer cuarto del presente siglo, casi todos los países del mundo
sufren un desajuste en sus diversos niveles educativos, producidos por la gran
conflagración mundial iniciada en 1914. Natural es que en México ese desajuste se
vea acentuado considerablemente debido a que, sobre la conmoción mundial, opera
también la acción de la Revolución de 1910 al desorganizar las estructuras sociales
en que, por treinta años, descansa la dictadura después de una reforma inacabada.1
Las instituciones educativas emanadas de aquel paréntesis reformista que abre
Gómez Farías en 1833 y cierra Juárez en el Cerro de las Campanas en 1867, no
responden ya a las nuevas estructuras sociales creadas por la Revolución y que
jurídicamente expresa el Código de 1917.

México sufre doble desajuste: uno interno y otro externo. El primero, el más
importante, provocado por la Revolución, y el segundo por la Primera Guerra
Mundial.

2. Nuestra Revolución, la primera en el siglo dentro del escenario mundial que


alcanza expresión jurídica, al entrar a la etapa constructiva una vez disipadas las
sombras y precisados sus ideales, necesita perpetuar éstos y traducidos en
realidades para no caer en la anarquía o en el estancamiento. En el último cuarto
del siglo XIX la escuela primaria se moderniza, al menos en doctrina, métodos y
fines, debido a la acción de eminentes educadores que la colocan en

1
Los liberales mexicanos de la primera mitad del siglo XIX, logran llevar al cabo un mínimo de
reformas que, apuntadas e iniciadas en 1833, quedan consumadas en el Código Político de 1857 y se
ahogan durante la Dictadura. La Revolución de 1910 las consuma, pues la simple separación del
Estado y de la Iglesia y la constitución jurídica y política del país como estado moderno, no satisface
las necesidades económicas, sociales y culturales del pueblo. Una confrontación social, completa,
sólo puede concebirla la Revolución: bastaría señalar los aspectos sociales de los articulas 27 y 1:23
Constitucionales, para confirmarlo.
consonancia con las corrientes pedagógicas europeas pero lejos, muy lejos de las
estructuras sociales de México. Se internacionaliza en teoría, pero a costa de una
concepción nacionalista capaz de unir en acción y en espíritu al pueblo mexicano,
ya que la escuela de la dictadura, esencialmente urbana, mantiene marginada a
la gran masa de la población fundamentalmente indígena y rural.

En cuanto a la educación del adolescente y la juventud, la escuela se


conserva inmóvil en un mundo de intensas transformaciones sociales. Y su desajuste
es mayor, porque abandona la postura revolucionaria del aula que inicia la reforma
en 1833 y arrastra, ahora, las viejas tradiciones de corte colonial que le impiden
enfrentarse a los grandes problemas nacionales. Permanece, pues, ajena a los
progresos de la ciencia pedagógica e indiferente a las necesidades creadas por la
Revolución y a una sociedad que se transforma.

3. La escuela tradicional de la enseñanza media en México, como en casi todo el


mundo un siglo antes, es una institución destinada a seleccionar elementos de la
aristocracia por el rango que ocupan en la sociedad, y no precisamente por sus
capacidades. Ya no exige el requisito de "limpieza de sangre" ni el examen de
"cristiano viejo", es cierto, pero las universidades atienden sólo a la instrucción de
los privilegiados. Su programa tradicional, aunque ya no se halla bajo el
predominio y control de la iglesia, está apenas teñido por el bronco racionalismo
del siglo XVIII que lo conduce al positivismo francés de una burguesía
adocenada.

Rígido y uniforme su plan de estudios, y destinado a alcanzar una disciplina


mental fundada en el orden lógico de las ciencias o materias de enseñanza y ajeno a
las diferencias individuales, habilidades y capacidades de los educandos, se aparta
en absoluto de la psicología y de los progresos de la pedagogía. Prepara hombres
"cultos" para brillar en las universidades y en las reuniones palaciegas, pero carece
de la preocupación para incorporar eficazmente a los adolescentes y jóvenes a la
vida social. Subordinados los educandos a una lista rígida de materias dispersas e
inconexas; apreciada la cultura como simple habilidad para reproducir y no para usar,
y menos para crear conocimientos, no existe de hecho un proceso educativo de
.enseñanza media.

Por otra parte, las escuelas destinadas a este nivel son tan pocas, que su
acción fundada en los privilegios de clase ofrece muchos flancos vulnerables.

 Inquietudes de reforma

1. La escuela de enseñanza media integrada en lo que hoy son los niveles


básico y superior, forma parte de las instituciones de corte puramente
universitario (universidades, institutos, liceos y colegios) y, aunque su
estructura rebasa a los seminarios de la Nueva España por lo menos en sus
objetivos, continúa inmóvil con acentuados matices de decadencia. El patrón
que sirve de modelo es el implantado por Gabino Barreda a partir de 1867,
como parte de un programa de reformas que no llega a consumar la
generación liberal de 1857.

El positivismo de la Escuela Nacional Preparatoria, subordinado a las


materias de enseñanza en sí y sin la menor preocupación e interés por los alumnos
que son, en realidad, los personajes vivientes del proceso educativo en el momento
crucial de su integración personal, se separa diametralmente del proceso establecido
en la escuela primaria; pues entre ésta y aquélla media un abismo en el cual miles
de adolescentes se hunden en los complejos de la derrota y la frustración.

En la Escuela Nacional Preparatoria, por ejemplo, sólo el 14.5 por ciento de


los alumnos inscritos en 1905 termina sus estudios en 1909; el 5.7 por ciento de los
inscritos en 1907 alcanza su grado de bachiller en 1911, y sólo el 8.8 por ciento de
los que ingresan en 1909 logra en 1913, dar ese salto mortal que los separa de la
primaria para salvar, tan sólo, el foso que los conduce a una escuela profesional
dentro de los claustros universitarios.

¡Más del 90 por ciento de los jóvenes se pierden durante tres generaciones en
ese ciclo de cinco años, sendero único, para las carreras llamadas liberales!

2. Los datos anteriores explican por qué es la Escuela Nacional Preparatoria


donde brotan las primeras inquietudes de reforma, pues los años 1896, 1901,
1907, 1914 y 1916 durante los gobiernos de Porfirio Díaz los tres primeros, de
Victoriano Huerta y Venustiano Carranza respectivamente los siguientes,
patentizan claramente esas inquietudes que, aunque empíricas y adornadas
con lirismos, intentan modificar, no reformar, los planes y los programas de
estudio de la enseñanza media.

Pero en el escenario educativo no surge entonces el cerebro receptor que


capte los anhelos populares, ni antes ni después de la Revolución, para diseñar y
perpetuar las reformas requeridas. Éstas, balbuceantes y tímidas, no pasan de ser
un simple barajamiento de materias y una redistribución del tiempo destinado al
desarrollo de un programa académico y nada más. La esencia, los propósitos y los
fines, y sobre todo la sincronización de éstos a las demandas de la sociedad y del
sujeto activo de la educación, conservan el corte positivista y selectivo de la
dictadura.

3. Pero el mismo año en que se promulga la Constitución, salta a la escena de


nuestro drama el hombre que ha de ser, que es ya, el mejor intérprete de la
Revolución en su aspecto educativo. El hombre es Moisés Sáenz quien, en
1917, se hace cargo de la Dirección de la Escuela Nacional Preparatoria en
cuyo seno impera ese positivismo lánguido y decadente que apuntala al
porfirismo, y permanece indiferente a la reforma pedagógica de la escuela
primaria iniciada al finalizar el siglo. En cambio, afuera, un pueblo que empuña
aún el arma entre sus manos, espera la objetivación del triunfo revolucionario.

Sin embargo, dentro de esos recintos universitarios que la Revolución no ha


franqueado, con un equipo de educadores normalistas de sólida preparación que les
permite fijar metas precisas y objetivos concretos, Moisés Sáenz emprende la más
apasionante lucha en el campo silencioso de las aulas. Pronto se desata sobre él
una retrógrada e impúdica oposición que suele prolongarse hasta nuestros días y en
la que, a falta de argumentos científicamente válidos, la obra educativa y social que
emprende con técnicas universales y alma de gigante dentro de las estructuras
educativas en donde las revoluciones tienden a perpetuarse, es calificada de
yanquizante.

En torno a siete principios de carácter universal que conforman la escuela


secundaria, Sáenz inicia la tarea. Dichos principios son: 1) Logro y conservación
consciente de buena salud. 2) Dominio de los procesos fundamentales para la vida
culta. 3) Exploración, despertamiento y cultivo de la vocación. 4) Formación del
ciudadano. 5) Uso adecuado del tiempo libre. 6) Hacer del educando un miembro
digno del hogar y 7) Formación del carácter ético.

 Preparación

1. En este punto es necesario aportar algunos datos históricos a fin de que los
interesados en asuntos educativos, así como los jóvenes y los adolescentes
que concurren a nuestras escuelas, valoricen la obra y juzguen de los cargos
que vienen arrastrando, desde entonces, esos egregios reformadores. "Sáenz,
hombre fuerte, adopta como propósito de su vida prepararse y preparar a
otros maestros para realizar a fondo, y por todos los caminos, aquella
importante obra de transformación educativa" que México demanda y él
emprende. Para ello, el año mismo en que nace la Constitución, Sáenz inicia
la creación de una escuela para adolescentes dentro de los propios recintos
universitarios.

Y sin detenerse, pero sin descuidar tampoco ninguno de sus flancos, con el
propósito de consumar la obra y no de hacer simples inversiones políticas, Sáenz
empieza por la formación técnica y científica de los profesionales de la enseñanza.
Claro que el camino es de los más largos pero ¿quién puede negar que es de los
más firmes? "El plan de estudios de Gabino Barreda tiene una larga vida -de 1867 a
1913- y, durante sus 46 años conforma a la juventud y el ambiente cultural de
México, pero a partir de 1914 empieza a ser enjuiciado al calor de las inquietudes
revolucionarias."

2. "Sáenz tiene 27 años de edad cuando en 1915, tal vez bajo la inspiración
agraria del decreto del 6 de enero de ese mismo año y con el que la
Revolución empieza a pagar su deuda con los grandes núcleos campesinos,
organiza en calidad de Director de Educación del Estado de Guanajuato el
Primer Congreso Pedagógico de esa entidad." En 1916 se intenta modificar
nuevamente el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria para
establecer una mejor articulación entre ésta y la escuela primaria, pero al año
siguiente, por ley del 13 de abril de 1917, la Secretaria de Instrucción Pública
y Bellas Artes queda suprimida; las escuelas primarias pasan a depender de
los Ayuntamientos, y la Escuela Nacional Preparatoria del gobierno del Distrito
Federal.

Es entonces cuando Sáenz se hace cargo de la Dirección de esta última, la


cual, "libre por un instante de las barreras graníticas que oponía la Universidad a
toda reforma democrática y popular, y sustraída momentáneamente a la tradición
comtiana en la que se refugiaba la élite privilegiada de la dictadura para formar la
clase dirigente, Sáenz actuó como un verdadero profesional de la educación." Y,
como tal, procede desde luego a organizar un ciclo de conferencias de carácter
eminentemente pedagógico que lleva al cabo del 13 de junio al 16 de agosto de
1917.

3. En ellas se aprecia ya la madurez intelectual de Sáenz el educador, la nitidez


de su pensamiento social y pedagógico y, sobre todo, el enorme poder de
convencimiento que ejerce en torno suyo. A la distancia de más de medio
siglo y en medio de un mundo social que se renueva, las mencionadas
conferencias dedicadas al profesorado de las escuelas secundarias del
Distrito Federal, mantienen su actualidad.

El programa del citado ciclo es revelador con sólo mencionar los temas que
estudian: "Cómo enseñar a estudiar a los alumnos", "El Método de Enseñanza en las
Escuelas Secundarias", "La Metodología de la Lengua Castellana en las Escuelas
Superiores", "La Enseñanza de las Matemáticas", "La Enseñanza de las Ciencias
Experimentales", "La Enseñanza de la Geografía en lo Pasado y en lo Presente", "La
Enseñanza Colectiva e Individual en las Escuelas Secundarias", "El Estudio de la
Educación del Carácter", "La Disciplina en las Escuelas Secundarias" y "La
Educación Estética."
El contenido científico y la calidad pedagógica de dichas conferencias
constituyen aún hoy, abrevadero valioso en donde los maestros pueden encontrar
experiencias y conocimientos útiles.

 Oposición

1. Durante el tiempo que ocupa la Dirección de la Escuela Nacional Preparatoria


-de 1917 a 1921- Moisés Sáenz se dedica ardientemente a oriental y preparar
a los elementos humanos que habrán de proseguir, con él, la obra hasta
consumada y perpetuarla. Pero hacia 1920 el grupo de profesionales
universitarios que consideran "Deprimentes los procedimientos que llamaban
de normalistas" que tienen una visión, permanente y prefieren lo científico y
puro sobre lo necesario y funcional, logran que la Escuela Preparatoria vuelva
al seno del Consejo Universitario y que Sáenz abandone la Dirección de la
misma.

Dentro del campo universitario la tarea no es sencilla, Sáenz la inicia, casi solo
pero pronto, a su lado, colaboran con él los más destacados maestros normalistas y
los más avanzados educadores universitarios. En torno a Sáenz se agrupan los
reformadores que por nueve años trabajan por el advenimiento de la Escuela
Secundaria Mexicana. Los componentes del grupo no buscan empleos o prebendas,
posiciones políticas ni gloria personal; sus procedimientos son el estudio metódico y
constante de los problemas del adolescente, y no las antesalas burocráticas como
campo de acción, las loas desorbitadas a los hombres del poder o la murmuración y
la calumnia en los oídos de los funcionarios públicos, como frecuentemente sucede.
Luchan por una escuela sólida y científica estructurada con técnicas universales en
su organización y fines, pero con acentuados rasgos nacionales por cuanto a filosofía
y acción.

Su doctrina pedagógica, semejante tal vez a la de las escuelas secundarias


alemanas que nacen a partir de 1922, se complementa en Sáenz con los fines
democráticos y populares de las escuelas norteamericanas, pero de ninguna manera
se conciben para establecer o alimentar lazos imperialistas sino para colocar a
México, con una nacionalidad democrática y popularmente estructurada, dentro del
concierto de las naciones del mundo. Una escuela mexicana, en fin, que acorde con
los principios y los ideales de la Revolución, afirme éstos y conduzca
pedagógicamente la obra por los senderos del futuro.

2. Pero la atmósfera dentro de los claustros universitarios es irrespirable, el clima


está cargado de tradición, y los aristocráticos hombres de ciencia que durante
lustras alimentan al partido "científico" de la dictadura se resisten a pensar,
siquiera, que la antigua, Real y Pontificia Universidad permita, en su propia
base de sustentación -la Escuela Nacional Preparatoria- el menor contacto
con el pueblo revolucionario, y se ponga en manos de normalistas
desorbitados. "Fue ésta la época en que un grupo de profesionales
universitarios amenazó presentar su renuncia el día en que a las aulas de la
Escuela Nacional Preparatoria se presentara el primer muchacho vestido de
overol… ¡Ésa es, en síntesis, la atmósfera social dentro de la cual lucha
Moisés Sáenz en el periodo de 1917 a 1920!

Pero el ambiente pedagógico es peor, los planes de estudio y los programas


mantienen rígidamente el orden lógico de las ciencias conforme a la doctrina del
positivismo y, por tanto, el conocimiento humano se halla organizada conforme al
gradual desenvolvimiento histórico y no de acuerdo con el orden psicológico del
proceso educativo. Las aulas universitarias, concebidas para que un eminente
profesional con más o menos éxito en la vida política o de los negocios dicte una
serie de conferencias académicas ante un auditorio pasivo y expectante es,
entonces, y sigue en parte siéndolo hoy, nuestra lacra educativa en las escuelas para
adolescentes. Es más, en la actualidad casi el total de las aulas académicas en las
instituciones de carácter profesional (UNAM e IPN), Y aun en la educación media
básica y superior, se hallan en manos de los llamados profesionistas liberales
(abogados, ingenieros, médicos, etc.). Sin el mínimo de preparación pedagógica y
que marginados de su profesión, se refugian en el presupuesto de la docencia
improvisándose educadores.

3. "Los hombres de la ciencia en México -dice Moisés Sáenz en 1917- son


plantas exóticas, y aún se les tilda de chiflados y poco prácticos y respecto a
nuestra juventud, a las legiones de jóvenes que salen años tras años de las
aulas, no sienten ni inclinación siquiera por la práctica tecnológica o científica,
y mientras el extranjero viene y saca el oro de nuestras rocas y el petróleo de
nuestro subsuelo y los frutos y maderas de nuestros bosques, ellos,
impávidos, se dedican a escribir versos, a decir discursos, a hacer
especulaciones filosóficas y los menos afortunados a ocupar los escritorios de
las oficinas públicas.

Sáenz se ve obligado a salir de Ia Dirección de la Escuela Nacional


Preparatoria, la institución vuelve a su tradicional cauce universitario y a servir de
puente único para que, algunos adolescentes y jóvenes privilegiados, coronen su
vida con una carrera profesional. Sin embargo la huella de Sáenz queda impresa y
pronto, el mismo año en que éste deja la Dirección de la escuela, un nuevo plan de
estudios sonríe a la reforma educativa al introducir, en su estructura, "una flexibilidad
desconocida hasta entonces en las Escuelas de México,"

Dos años después el Código Universitario asienta: “con el fin de equipar al


estudiante con un medio de ganarse la vida y convertirse en un miembro útil a la
sociedad, también para formar un lazo de unión entre los estudiantes y los
trabajadores, haciéndoles sentir que el trabajo es noble y permite el desarrollo de
una coordinación social, los planes de estudio deben contener una materia de
oficios.” ¿Es éste un triunfo reformista o un éxito imperialista de Norteamérica como
algunos lo calificarían hoy?

 Secundarias Europeas

1. "La transformación de la escuela secundaria no es sólo un fenómeno


norteamericano, sino además europeo y americano, porque obedece a una
corriente inevitable en la mayoría de los países, sobre todo después de la
Primera Guerra Mundial y en México, además, como consecuencia de la
Revolución iniciada en 1910.

Sáenz considera esto sin hacer caso a las diatribas que se enfocan en su
contra y, convencido de que su obra es demasiado valiosa para atender asperezas, y
con el frio método del investigador que como maestro de ciencias experimentales lo
conforma, pero también con la delicadeza del artífice genial, "realiza un prolongado
viaje por Europa y se aplica a conocer directamente el problema de la Educación
Postelemental y el movimiento de reforma que en Francia, Inglaterra y Alemania se
venía realizando después de la primera guerra, movimiento que en cada país
imprimía a la Educación Secundaria ciertos caracteres para poner remedio a las
deficiencias que en cada uno presentaba la escuela tradicional," y en Europa, con la
amplia y sólida base de sus conocimientos, con la mente fija en las necesidades de
su patria y con la más grande y noble calidad de educador, Sáenz estudia la escuela
secundaria francesa, la inglesa y la alemana.

2. En todas ellas encuentra como preocupación constante la tendencia a imprimir


a la escuela secundaria una vida propia e independiente de las universidades,
a darles un contenido más educativo y menos instructivo para "educar en la
reflexión más bien que llenar la inteligencia de informaciones científicas,
humanistas o clásicas," Pero sobre todo Sáenz ratifica, en el Viejo Mundo, su
propio pensamiento de escuela democrática y única para todos -ricos y
pobres- de escuela eminentemente educativa destinada a formar hombres
más que profesionales, seres felices más que intelectuales y ciudadanos más
que entes adocenado s ajenos a las inquietudes y necesidades nacionales.

Esa diferenciación es apenas perceptible en la Francia de la postguerra, en


donde el plan de estudios de la educación secundaria de las universidades, aunque
titubeante, ofrece al educando múltiples caminos para incorporarlo eficazmente a la
sociedad, y presenta ya tres derivaciones fundamentales: para el trabajo social, para
las carreras profesionales y para la formación de la personalidad.

En Inglaterra, a pesar de que conforme a su tradición la escuela secundaria


conserva el rango de perpetuadora de abolengos comerciales e industriales, tiene ya
como propósito fundamental el de atender a la formación del carácter por encima de
todo, esto es, se le asigna la tarea de educar.

3. Pero en la Alemania vencida de 1918, clara y fulgurante la escuela


secundaria, fundiendo en uno solo los tres tipos de escuelas que existen -
Gimnasio, Gimnasio Real y Real Escuela Superior- los declara equivalentes
tanto en su contenido científico como en su valor pedagógico, imprimiéndoles
una finalidad común como se aprecia en el decreto que el Ministerio de
Instrucción Pública alemán expide entonces y que dice: “…el fin esencial que
persiguen los institutos de segunda enseñanza, no es facilitar a los alumnos
cierto caudal de conocimientos, sino desarrollar en ellos todas las facultades,
tanto de la voluntad y el sentimiento como del intelecto para que las apliquen
en su profesión futura en servicio de la patria y en bien de la cultura de la
humanidad”. Se debe acentuar más que antes, la educación en lugar de la
instrucción de los alumnos, La enseñanza secundaria dará a sus alumnos una
cultura general y no especialista ni preparatoria para ciertas carreras o
determinados estudios universitarios, y aunque este tipo de escuela se
establece hasta 1922 con el nombre del Colegio Alemán Superior, Moisés
Sáenz asiste a las inquietudes que lo preceden. La organización técnica
conforme a las ciencias pedagógicas que Sáenz encuentra en Europa al
iniciarse la tercera década del presente siglo, le sirve para afirmar los
conceptos y los propósitos que lo animan para crear la escuela secundaria en
México.

Secundaria Norteamericana

1. En las Colonias del Imperio Británico que dan origen a los a los Estados
Unidos, la educación de la juventud tiene como modelo el aristocrático
tradicionalismo inglés, pues el plan de estudios imperante dice un .ingenioso
autor, "se empeña en desarrollar la destreza de arrojar tizones para ahuyentar
cierta clase de tigres que eran abundantes y peligrosos.

Poco después los tigres fueron exterminados, pero el adiestramiento in-


tensivo en arrojar tizones continuó. Aunque tal destreza no era ya necesaria, se
alegaba que valía la pena seguir adquiriéndola, aduciendo que desarrollaba la
inteligencia."

La alegoría marca el sentido de las escuelas destinadas a la juventud, cuyos


modelos son las establecidas en Massachusetts y en Nueva Inglaterra en el siglo
XVII. Y como las colonias tendidas a lo largo del Atlántico no tienen mucho tiempo
para dedicarlo a la educación escolar propiamente dicha, la tradición se perpetúa
con pocos cambios durante cien años.

Pero a mediados del siglo XVIII -en 1749-, y bajo la inspiración de Benjamín
Franklin, se abre en Filadelfia una academia destinada a "estimular el desarrollo de
sus alumnos a fin de que al egresar puedan cumplirlos deberes de la vida corriente."
Esto implica la transformación de los planes de estudio tradicionales, para estimular
el estudio de la agricultura y de la ciencia.

La nueva escuela se propone atender todo lo útil y lo decorativo a la vez; la


enseñanza del inglés en sus diversas ramas -gramática, composición, lectura oral,
literatura, etc.-; el dibujo con los principios elementales de la perspectiva, y las
ciencias modernas como ejercicios prácticos en agricultura y horticultura, comercio,
industria y mecánica. He aquí el esbozo de un plan de estudios, para una sociedad
que marcha por la ruta de su integración y desarrollo.

Además, en ese plan de estudios adoptado poco antes de la independencia


de las trece Colonias norteamericanas, se incluye un curso de historia general que
comprende geografía, cronología, costumbres antiguas y moral acerca de la madre
patria -Inglaterra-, y desemboca en la historia de las colonias para impulsar su
prosperidad y preparar su independencia. Y no obstante que este plan tiene una
acogida entusiasta y popular, en ocasiones lo vence la tradición, pues hasta la
enseñanza del inglés se ve reducida por la del latín.

2. Pero pronto la madurez social exige un nuevo tipo de escuela secundaria, y


las clásicas "academias" adoptan gradualmente programas más liberales. Así,
la Andover Academy de 1778, declara que su objetivo es "instruir a la juventud
no solamente en el inglés y la gramática latina, la escritura, la aritmética y las
ciencias sociales que se enseñan correctamente sino especialmente el de
enseñarles el objetivo principal y la naturaleza de la vida."

La independencia convierte a las colonias en Estados, los cuales se


rehabilitan económicamente; las clases medias compuestas fundamentalmente por
comerciantes y artesanos se fortalecen; la democracia se desarrolla y, con todo eso,
surge la necesidad de crear un sistema de escuelas acorde con la nueva estructura
económica, política y social. De ello se desprende el establecimiento de las escuelas
elementales y libres, en oposición a las "academias" tradicionales que "no satisfacen
ya las necesidades apremiantes de la juventud."

De esta inquietud nace en Bastan, en 1821, la primera escuela secundaria


como un instituto de educación avanzada sostenido con fondos públicos, que
constituye el origen de los primeros High Schools concebidos, primordialmente, como
escuelas terminales en tanto que las "academias" se transforman cada vez más en
preparatorias para las universidades. En consecuencia, aparecen dos tipos de
escuelas secundarias: las que excluyen las lenguas clásicas en sus planes de
estudio y buscan una educación democrática formadora de hábitos, y las que
conducen al educando a la Universidad. Sin embargo, unas y otras tratan de
preparar para la vida activa."

Al finalizar el siglo XIX, el desarrollo industrial y comercial de los Estados


Unidos repercute inevitablemente en los planes de estudio de las escuelas
secundarias, y las viejas estructuras educativas, con sus materias filosóficas,
declinan ante la enseñanza del idioma inglés y de los estudios sociales; las ciencias
naturales abandonan el sentido religioso y adoptan el higiénico, y lo mismo sucede
con las materias de física, química, civismo, historia y literatura.

3. Es cuando la Asociación Nacional de Educación, en 1892, declara: "las


escuelas secundarias de los Estados Unidos no tienen por objeto preparar a
los jóvenes para la universidad. Su función principal es preparar para los
deberes de la vida a aquella pequeña porción de todos los niños del país, que
demuestren capacidad para sacar provecho de una educación que se
prolongue hasta los dieciocho años de edad y cuyos padres estén en
condiciones de mantenerlos mientras permanezcan por tan largo tiempo en la
escuela."

El programa de estudios adopta entonces carácter nacional para aquellos


cuya educación no puede rebasar la escuela secundaria, porque "la preparación que
es buena para la vida -se afirma-, es buena también para la universidad." El viejo
concepto de que el objetivo de la escuela secundaria es desarrollar las facultades
mentales y las asignaturas tienen finalidades propias, cae ante el que exalta los
valores eminentemente formativos de la educación y otorga, a las asignaturas, el
papel de instrumentos dentro de ese proceso.

El mismo Comité subraya, como imperiosa, la necesidad de "relacionar entre


sí las materias, aunque sin prever la posibilidad de un plan de estudios a base de
materias fusionadas"; insiste en reemplazar por cursos de dos o tres años, las
materias inconexas de corta. duración, y propone un plan de estudios básico y
general con cuatro modalidades para cuatro desembocaduras vocacionales.

Hacia 1910 las materias industriales y comerciales adquieren preferencia en el


Junior High School y en el Senior High School. En el primero para continuar la
educación común e integral de la primaria de manera gradual y decreciente, y en el
segundo para diferenciarla cada vez más y poner, a los educandos, en la posibilidad
de elegir oportuna e inteligentemente sus derroteros futuros.

Hacia 1918, la Comisión para la Reorganización de la Educación Secundaria


declara categóricamente: "el propósito de la democracia es organizar a la sociedad
de tal modo que, cada miembro pueda desarrollar su personalidad, esencialmente a
través de actividades que tiendan al bienestar general de sus prójimos y de la
sociedad como un todo. La educación en una democracia debe desarrollar en cada
individuo el conocimiento, los intereses, los ideales, los hábitos y las capacidades
que sirvan para alcanzar su puesto en la sociedad y utilizarlo para perfilar su perso-
nalidad y ayudar a la sociedad a realizar fines cada vez más nobles.

Por fin, al terminar la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos sintetiza en


siete principios los anhelos universales de la educación secundaria.

 Secundarias Sudamericanas

1. En 1927, a un año de establecidas las escuelas secundarias, Moisés Sáenz


promueve un ciclo de conferencias en la Universidad Nacional de México, en
las cuales se analiza la educación secundaria en los países sudamericanos.

En ellas resalta el problema de que la educación secundaria es, en la época,


uno de los de mayor importancia que presenta el mundo de la postguerra. De la
educación primaria se dice que, "en el transcurso de casi un siglo de práctica y
experimentación, han llegado a conocerse las principales necesidades; que, de
hecho, ha estado menos sujeta a la tradición y ha sido, en general, más flexible que
la educación secundaria pues, en esta última, la tradición ha sido más fuerte, y
aunque no han dejado oírse protestas y críticas, poco se ha modificado; y el
concepto general de la educación secundaria ha permanecido virtualmente el mismo
desde que se inició la enseñanza moderna en el siglo XVI hasta fines del XIX".

En la actualidad, "el problema ya no se estudia desde el punto de vista de los


valores de las materias de enseñanza, sino que está influenciado más bien por
consideraciones y exigencias de orden nacional, social, económico y político". En
Sudamérica la educación secundaria es semejante desde el punto de vista
administrativo Y de su organización, y aunque existe vinculación entre la escuela
primaria y la secundaria, se hallan bajo administraciones distintas, y estrechamente
ligada a la Universidad, la secundaria. Falta continuidad entre esos dos ciclos, y a
menudo existe una laguna entre ambos.

Los planes de estudio comprenden las materias tradicionales -matemáticas,


idiomas, historia, geografía y ciencias- y sus programas, fijos y uniformes,
constituyen la base de los reconocimientos y de la promoción.

"Las escuelas secundarias de hoy son el resultado de dos tradiciones: la


práctica de las antiguas órdenes Enseñantes y la influencia del Positivismo. De la
una deriva la importancia que se concede a la instrucción y la disciplina mental
únicamente, y de la otra, la organización lógica de las materias de enseñanza,
descuidando completamente las necesidades individuales de los alumnos, de
habilidades y capacidades diversas y de las exigencias de la sociedad moderna".

Las materias se enseñan, pero "no desde el punto de vista de su uso y su


significado para la vida diaria, ni en su valor para robustecer la experiencia, sino
como un hacinamiento de conocimientos, hechos e informaciones".'" Nadie puede
negar que el conocimiento es importante, pero lo es más si puede aplicarse y usarse,
pues si la ciencia pura es de importancia vital para el desarrollo, la escuela
secundaria no es el campo propicio para ella. Con esta finalidad, las materias se
alejan del carácter formativo que en la escuela deben tener, para orientarse hacia el
campo prematuro de la especialización. Se ignora que el adolescente no está en
aptitud ni tiene la madurez necesaria para la especialización pues, por el solo hecho
de serIo, su estructura psíquica es cambiante e inestable y no ofrece el campo
propicio para ello. Su formación y desarrollo debe guiarse, por tanto,
pedagógicamente de acuerdo con los procesos psicológicos que lo rigen. Pero la
educación secundaria "resulta dominada por las exigencias de los exámenes Y de
las facultades universitarias, y la cultura sobre la cual basa su plan de estudios tiende
a ser artificial y muerta, y da énfasis muy marcado a las materias mismas más bien
que a las cualidades dinámicas que la cultura implica, en su significado de algo que
puede cultivarse y crecer". En los países sudamericanos pesa tanto la tradición-
mixtura de escolástica y positivismo-, que en último análisis el alumno queda, a tal
grado subordinado a las materias, que llega hasta su despersonificación total. Es
más, barajadas éstas dentro del plan de estudios con criterio estático y enajenan te,
acaban por ser instrumentos inútiles para la integración y el desarrollo del educando.

La cultura se mide en términos de habilidad para reproducir patrones estáticos


-conferencias y libros-, y no por lo que el individuo pueda hacer y logre progresar. Tal
es el esquema de la educación secundaria sud americana en 1927, el cual puede
servir para medir el valor pedagógico de la escuela secundaria actual, de acuerdo
con la proporción en que su estructura permanezca viva. El patrón, aunque negativo,
abarcaría los aspectos fundamentales de la educación secundaria tales como
doctrina, organización, técnicas y métodos del hacer pedagógico, preparación y
formación de los maestros, libros de texto, etc., así como los planes y programas de
estudio en su conjunto.

2. Ahora bien, si el sistema francés es selectivo con el fin de formar élites


intelectuales y el alemán aspira a la creación de una nueva cultura nacional; si
el inglés se esfuerza por conciliar las tradiciones nobiliarias con la formación
del carácter de acuerdo a las necesidades y capacidades del educando, y el
norteamericano pretende desarrollar las exigencias de una sociedad
democrática moderna, el sistema sudamericano tiene, como el francés, el fin
primordial de la selección.

En Uruguay y Chile la escuela secundaria, aunque articulada con la escuela


primaria, se encauza directamente hacia la Universidad; en Argentina se halla bajo el
control del Ministerio de Educación; en Brasil sujeta a un Concilio Especial y, en
todos ellos, entre la educación elemental y la secundaria, existe un abismo
infranqueable. Por cuanto a su duración, comprende generalmente seis años y los
alumnos ingresan a él de doce; en Argentina es de cinco años a excepción de tres
escuelas especiales, y en Uruguay se divide en cuatro de educación secundaria
general y dos de preparatoria, que varían, de acuerdo con la facultad a que se va a
ingresar.

En su mayoría, los maestros son profesionales universitarios que des-


embocan en la docencia, pero en Chile existe un sistema de perfeccionamiento y en
Argentina oportunidades para prepararse profesionalmente. "La psicología de las
diferencias individuales no se ha tomado en consideración y los intentos para
introducir cursos diferenciados, aun dentro del concepto tradicional de cultura, han
sido calificados de poco democráticos. En cierto grado, la uniformidad de programas
ha sido la causa del gran porcentaje de reprobados, de la preparación para los
exámenes, del aprendizaje de memoria y del apego a los libros más que a las ideas
y a las situaciones prácticas". Por eso los alumnos que sobreviven, con un limitado
margen de intereses y habilidades, van a formar parte de esa élite social que
selecciona la escuela secundaria.

Para el maestro los discípulos son unidades aisladas; las técnicas del trabajo
colectivo, no existen; la aplicación de los conocimientos adquiridos a problemas
nuevos, se desconocen, el "catedrático" aborda el tema con una conferencia que
sigue el orden lógico del libro de texto, y los alumnos sólo escuchan pasivamente
para después repetir su contenido; no se usan procedimientos que estimulen el
estudio y la investigación; tampoco se propicia el intercambio de ideas ni provoca la
curiosidad, el gusto y el deseo de investigar y ni siquiera el de interrogar. Este
método es el que sanciona el sistema de promociones mediante el cual la conducta
y el comportamiento del educando durante todo un año escolar, pueden ser
anulados por un examen de media hora.

El maestro se interesa más por la materia que por el alumno, y éste se


concibe como número de una serie y no como ser viviente en proceso de desarrollo;
la acción del profesorado se reduce a preparar alumnos para las universidades, sin
preocuparse por mejorar la capacidad de los mismos; los exámenes son simples
actos de selección de profesionales y no de evaluación de los progresos del
educando, de la capacidad del maestro o de la eficacia de los métodos y factores
que intervienen en el proceso educativo.

Las escuelas secundarias son instituciones que sirven para evadir las
actividades manuales, industriales y comerciales, y aunque hay escuelas industriales
y técnicas, a ellas sólo asisten los alumnos de las clases inferiores. La educación
cívica y moral, teórica y práctica, no existe de hecho, y los, juegos y deportes no se
fomentan a pesar de su eficacia para la formación del carácter y hábitos de
cooperación, así como para atender problemas de la salud y la ocupación sana del
tiempo libre.

Sin embargo, en casi todos esos países existen marcados anhelos de reforma
entre destacados educadores. En Argentina, por ejemplo, Ernesto Nelson dice: "Un
instituto de educación general que no logra educar sino a la minoría de la masa
estudiantil que lo frecuenta, evidencia por ello mismo defectos graves y compromete
la función específica a que está llamado". Juan Ramos, en 1926, asienta: "El trabajo
preparatorio es malo, como puede verse por los exámenes de admisión universitaria
y por las estadísticas anuales de fracasados en las facultades. Que no es cultural, es
una verdad elemental reconocida por cualquiera que lea los extensos programas en
los que, de buena fe, se ha amontonado cuanto pudiera incluirse en las pretensiones
enciclopédicas de sus autores". Carlos Saavedra Lamas, señala los defectos
siguientes: "Falta de integración entre los diferentes métodos educativos; demasiada
preparación para los exámenes e ignorancia del valor real de los conocimientos
adquiridos; falta de entrenamiento para la aplicación de conocimientos, y carencia de
educación moral y estética".

3. En Brasil, Afranio Peixotto, escribe: "La educación secundaria que trata de


impartir los conocimientos generales a todos aquellos que van a seguir una
vida activa o a especializarse en alguna vocación, debiera tener un contenido
moderno consistente en: lenguas vivas, ciencias naturales y sociales, literatura
antigua y moderna, bellas artes y ejercicios atléticos, contenidos que preparan
a los alumnos para alcanzar triunfos más difíciles en los ramos de las ciencias.
El estímulo para adquirir estos conocimientos no debe convertirse en ese
tormento inquisitorial que hasta ahora ha producido efectos negativos en la
enseñanza; por el contrario, deben estimularse la belleza, la curiosidad, el
interés y el valor de las materias".

Carneiro Leáo, señala: "... dos problemas deben ser resueltos urgentemente:
el de la organización y el del método. Con la primera reforma se hace un esfuerzo
para seleccionar y distribuir las materias, teniendo por mira el desarrollo del espíritu
de nuestros alumnos más bien que el ingreso a las Universidades, pues nuestra
juventud vive en su propia época y para su propia civilización. En la segunda, los
métodos educativos no deben descuidarse, a fin de reducir el esfuerzo del discípulo,
haciendo que todos sus estudios resulten interesantes y prácticos."

En Chile, Encina, autor del libro "Nuestra Inferioridad Económica", asienta que
la falta de progreso industrial y comercial en su país, se debe a las escuelas
secundarias. "La enseñanza -agrega- no les desarrolló el deseo y la voluntad firme
de no dejarse supeditar, ni les ennobleció la finalidad del esfuerzo industrial, base del
poderío y de la grandeza de los pueblos en la hora actual. Falta a nuestros jóvenes la
ambición intensa e ilimitada, el estímulo que mueve al hombre a consumir la
existencia en una actividad devoradora, en la cual el individuo puede destrozarse,
pero la colectividad se engrandece". Otro educador, Luis Galdamés, "pide una
intimidad mayor entre la educación general y la vida económica del país, así como
mayor empeño en la educación anteponiéndola a la enseñanza por materias". Y la
Asociación de Educación Nacional, recomienda la simplificación de los cursos, la
intensificación de la educación cívica, la introducción de métodos activos y una
articulación más estrecha entre los cursos de las escuelas elementales, las
secundarias y las especiales.

En Uruguay, se presenta la misma alternativa: o la escuela secundaria


prepara para entrar a la Universidad, o prepara para entrar a la vida y el doctor
Lapeyre, dice: "Se creyó que la multiplicación de los Liceos sería el antecedente
obligatorio para aumentar el número de los que se inician en las profesiones
liberales. ¡Error profundo! Los Liceos Departamentales tienen una misión más
grande: difundir la cultura general y preparar al hombre y al ciudadano para el
ejercicio y desarrollo de sus actividades". Juan Monteverde, afirma: "La enseñanza
secundaria de los países americanos debe tener como fin primordial la preparación
de ciudadanos aptos para el ejercicio consciente de la democracia, y suficientemente
instruidos para contribuir al progreso de la sociedad en que viven. La instrucción de
los alumnos para abordar los estudios superiores, debe considerarse como fin
accesorio de la enseñanza secundaria". Vaz Ferreira, escribe: "El sistema de
exámenes es el espantoso horror de lo actual, y nuestra enseñanza secundaria es un
matadero de niños".

Por último, el doctor Kandell, afirma: "México es, a mi juicio, el primero de los
países latinoamericanos que se ha enfrentado abiertamente con el problema, y que
aun cuando no ignora del todo la voz de la tradición, ha intentado ceder a los
reclamos de esa gran parte del pueblo que no está destinada a pertenecer a las
profesiones liberales. México se ha colocado, por esto, en un plano desde el cual
puede servir de ejemplo a sus hermanas Repúblicas de Latino América. “Lo que
estáís haciendo aquí queda confirmado y sancionado por la teoría y por la práctica,
tanto en Europa como en los Estados Unidos”.

 La secundaria Mexicana

1. Entre vaivenes de reformas y contrarreformas en sus planes y programas de


estudio, la Escuela Nacional Preparatoria conserva su trayectoria elitista, la
cual no responde ya a las estructuras sociales y a la doctrina de la Revolución
Mexicana. De ahí la necesidad de encauzar el movimiento social, político y
económico de la Revolución al través de la escuela secundaria, de la misma
manera que el positivismo lo hace frente a la escolástica al triunfo de la
Reforma. “Pero como estáis instituciones no podían ni debían funcionar con
absoluta independencia, porque tal cosa hubiera significado anarquía, de
orientación y prohibida de los puntos de vista que inspiraron su
establecimiento, se impuso la necesidad de colocarla bajo la vigilancia y
gobierno de un centro coordinador y técnico: la Dirección -de Enseñanza
Secundaria, bajo la inmediata dependencia de la Secretaría de Educación
Pública”.2

Por otra parte, consideradas las escuelas secundarias como una especie de
puente entre las primarias y las propiamente universitarias, requieren de un orden
especial por lo que toca a su organización y métodos, ya que se refieren
normalmente a los adolescentes que presentan problemas especiales relacionados
con el periodo por el cual atraviesan. "Una escuela secundaria universal significa una
escuela diferenciada, esto es, variada en sus posibilidades educativas, flexible en
sus sistemas y con diversas salidas hacia diferentes campos de la actividad futura
que ni el Departamento de Enseñanza Primaria y Normal ni la Universidad Nacional,
estaban ampliamente capacitados para controlar y dirigir, ya que bajo la influencia
del primero la Escuela Secundaria se infantiliza y bajo la de la Universidad se
encauza por finalidades unilaterales…"Además la Secretaría de Educación Pública
debe extender la Educación Secundaria a todas las entidades federativas, como lo
ha venido haciendo en la Educación Primaria y Rural, porque es indispensable elevar
la cultura media del país, y estimular y controlar la iniciativa privada en lo que toca al
establecimiento y funcionamiento de las Escuelas Secundarias particulares".3

2
Moisés Sáenz. Memorándum para el señor Presidente. ASUNTO: Sobre las Escuelas Secundarias.
México, 6 de junio de 1929.
3
Moisés Sáenz. Memoria citada. México, D. F., 1928. , Moisés Sáenz. Memoria citada. México, D. F.,
1928.
Por cuanto al concepto filosófico, de acuerdo con el más puro criterio
democrático del cual la educación no es, ni puede ser, sino un reflejo de los anhelos
colectivos en consonancia con la organización que el pueblo mexicano acepta como
norma de vida, la naciente escuela secundaria adopta la doctrina democrática como
principio fundamental, precisamente para servir de fuente de inspiración para la vida
del país.

2. “Y ¿qué debe ser una educación democrática y cuál la filosofía que le sirve de
norma? Desde luego, ofrecer igual oportunidad para todos, puesto que en las
funciones democráticas el ciudadano debe estar en igualdad de circunstancias
para el desempeño de ellas, so pena de que el sufragio universal y todas las
actividades que de él derivan resulten completamente nugatorias y aun
perjudiciales para los fines democrático y como corolario de este postulado,
"La escuela secundaria inicial persigue la unidad de los sistemas educativos,
pues la democracia exige que todos los ciudadanos recorran el mismo camino
en materia de educación, que todos tengan acceso a las mismas aulas, y esto
no sólo en las grandes ciudades o grandes centros de población, sino hasta
en los campos".

"La misma universalidad que debe tener la educación en un régimen


democrático, impone la necesidad de que dicha educación sea flexible en cuanto a
sus programas, y de aquí resulta un segundo problema: dar oportunidad para que
todos se eduquen; pero no pretender que la educación sea la misma para todos,
puesto que no todos los hombres traen la misma capacidad biológica, ni todos
pueden ser sometidos a sistemas iguales. La enseñanza secundaria debe ofrecer un
campo de atenciones variadas o variables, con toda la flexibilidad necesaria para
poder amoldarse a las exigencias de todos y cada uno de los futuros ciudadanos,
pues que todos tienen dentro del régimen, igual derecho de ser atendidos con la
eficacia necesaria".

Esto no quiere decir que la escuela secundaria pretenda impedir la formación


de una aristocracia intelectual constituida por especialistas, tanto en las ciencias
como en las artes y por investigadores profesionales, pues cuanto más se difunda la
cultura y su nivel medio esté más alto, habrá mayores contingentes de hombres
capacitados para las altas especulaciones; "pero esto no será por cierto -dice Sáenz-
la creación artificiosa de un grupo seleccionado intencionalmente a expensas de las
necesidades de la mayoría sino que será una manifestación espontánea, del
progreso y la civilización", Por eso considera, punto muy importante, que las
escuelas secundarias adopten normas especiales que garanticen su desenvol-
vimiento, de la misma manera que una nación necesita leyes que estén en
consonancia con su modo de ser.
"Por otra parte -agrega-, la escuela no debe ser un organismo estacionario,
por lo mismo que es el reflejo de la sociedad; tiene que ser esencialmente variable
para responder constantemente a las palpitaciones sociales del momento; debe ser
un centro de experimentación, un laboratorio en que siempre se tengan en pequeña
escala los fermentos que han de infundir en la sociedad nueva savia para su
desenvolvimiento".

3. Claro que el problema es netamente económico; pero la escuela secundaria


mexicana, desde que nace, pretende rebasar los niveles de la educación
primaria para alcanzar, por su conducto, la cultura superior; y procura
extenderse con el fin de abrir sus puertas, tanto a los hijos de los obreros y de
los campesinos, como a los del profesional o el rico para hacerse universal,
democrática y cosmopolita. Éste es, en términos generales, el marco filosófico
dentro del cual se organizan las actividades de las escuelas secundarias
mexicanas como unidades docentes, y que Moisés Sáenz prepara durante
nueve años con acentuados matices nacionalistas.

Ahora bien, para responder a los postulados filosóficos que inspiran a las
escuelas secundarias, Moisés Sáenz precisa, dentro del marco universal, como
finalidades u objetivos, los siguientes: "a) Ampliar y perfeccionar la educación
primaria superior. b) Vigorizar sentimientos de solidaridad en los alumnos, cultivando
hábitos de cooperación. c) Presentar un cuadro, tan completo como sea posible, de
las actividades del hombre en sociedad y de las artes y conocimientos humanos,
para que, mediante la iniciación en la práctica de esas actividades y de la aplicación
de los conocimiento adquiridos por los alumnos, la escuela pueda contribuir a que
cada quien descubra su propia vocación y siga la que más se acomode a sus
necesidades, aptitudes y gustos".

Las susodichas finalidades generales -aclara- han sido determinadas


mediante el análisis de las diversas actividades de la vida, comunes a todos los
individuos de la sociedad, y teniendo en cuenta, además, el carácter y la
idiosincrasia de los educandos, así corno el conocimiento de la teoría y la práctica de
la moderna ciencia de educación". Es más, Sáenz concreta y agrupa los objetivos de
la escuela secundaria, en tres grandes categorías: "l. Preparación para el
cumplimiento de los deberes de ciudadanía. II Participación en la producción y
participación de las riquezas. III. Cultivo de la personalidad independiente y libre".

He aquí, condensados admirablemente con vigor y dinamismo pedagógico y


social, los siete principios universales a que aspiran, hacia 1925, las escuelas
secundarias del mundo y que permanecen, hasta hoy, en esencia inalterables ¡Con
esta doctrina nace, hace cincuenta años, la escuela secundaria mexicana bajo los
auspicios del Maestro Moisés Sáenz!
 Significado

1. Dos decretos presidenciales firmados por Plutarco Elías Calles, e inspirados


por Moisés Sáenz, dan lugar a la creación del sistema nacional de las
secundarias en México: uno del 29 de agosto de 1925 y otro del 22 de
diciembre del mismo año. Por el primero "Se autoriza a la Secretaria de
Educación Pública para crear escuelas secundarias, dándoles la organización
que, dentro de las leyes establecidas y los postulados democráticos
educativos, estime conveniente"; y, el segundo, "para que a partir de 1926, no
admita en la Escuela Nacional Preparatoria alumnos para el primer año y
ordene a la Universidad Nacional la separación de los cursos secundarios que
le queden, poniendo dichos cursos secundarios bajo la jurisdicción técnica y
administrativa de la Dirección de Educación Secundaria que se crea en la
Secretaría de Educación Pública, a partir del primero de enero de 1926".

La naciente Dirección de Enseñanza Secundaria se inicia, pues, con cuatro


escuelas: dos de nueva creación y las dos existentes en los ciclos secundarios de la
Escuela Nacional Preparatoria y de la Escuela Nacional de Maestros. A mediados del
mes de marzo de 1926 abren sus puertas, oficialmente, estas cuatro escuelas
secundarias separadas ya de los recintos universitarios: con ello se da cima a la más
trascendental reforma educativa de la escuela del adolescente, preparada y
modelada por Moisés Sáenz, y como el fin principal de esta nueva escuela es
extender su acción a todas las capas de la sociedad mexicana de acuerdo con "las
leyes establecidas y los postulados democráticos educativos", en el mes de junio de
ese mismo año se crea la primera escuela secundaria nocturna, mediante la
transformación del ciclo nocturno de la Escuela Nacional Preparatoria.4

Los fundamentos y los ideales de estas escuelas, se sintetizan poéticamente


en las palabras que el Secretario de Educación Pública pronuncia en aquella
ocasión: “ojos muy abiertos para la observación, y fijación en la retina de los jóvenes
mexicanos, del vasto y complicado panorama nacional, y corazón muy sensible y
palpitante al unísono del corazón de las grandes colectividades de México para sentir
sus ansias, orientar sus anhelos y realizar las actividades necesarias para el
mejoramiento y el progreso individual y nacional, es lo que hemos deseado y pedido
de nuestras escuelas secundarias. Si eso se consigue, nos sentiremos siempre
satisfechos y orgullosos de haber contribuido en algo a dar vida a esta reforma”.

4
Estos decretos son los números 1848 y 1850, dados en el Palacio del Poder Ejecutivo Federal en las
fechas citadas; los cuales firman Plutarco Ellas Calles como Presidente Constitucional de México y J.
Manuel Puig Casauranc en calidad de Secretario de Educación, conforme a la fracción 1 del artículo
89 de la Constitución General de la República. y cuya copia del original certifica el Oficial Mayor,
Alfredo B. Uruchurtu.
2. Ahora bien, si México hubiera adoptado una escuela secundaria del tipo
norteamericano como los detractores de Moisés Sáenz afirman, Seguramente
habría sido conducida al fracaso; pues el México de 1917 en que Sáenz inicia
la tarea, como el de 1926 en que la consuma, apenas empieza el
desmoronamiento de las fuerzas sociales desatadas por la Revolución y está
lejos, muy lejos, de una etapa industrializadora y comercial aunque distante
también, es cierto, de la dictadura que se proyecta semifeudal para adentro y
semindustrial hacia afuera.

Con sentido nacionalista, en el México que durante la Colonia, la Reforma y la


Dictadura vive bajo el peso del latifundismo y analfabetismo interiores; que refleja un
falso brillo cultural hacia el exterior, y sale apenas de una oligarquía elogiada como
democracia en las cancillerías extranjeras por mera gratitud imperialista, sólo se
concibe una escuela rural como la que inicia Vasconcelos y organizan técnicamente
Moisés Sáenz y Rafael Ramírez.

Un país atado a la voluntad de un dictador y que vive culturalmente bajo el


peso de un positivismo importado; un pueblo que inicia con retraso de siglos la
destrucción del latifundio fanatizado, la educación elitista y el militarismo tradicionales
manipulados todos por las matrices de empresas transnacionales; que vive los
momentos en que todo eso parece destituido pero que no substituye aún la acción
revolucionaria de un pueblo en armas, y cuando los estratos culturales de la
dictadura continúan vigentes dentro de los recintos universitarios y en los círculos de
intelectuales engreídos con el pasado, la única escuela secundaria que puede
implantarse en México es la que Moisés Sáenz crea inspirado, más que en la norte-
americana, francesa, inglesa, alemana o sudamericana de la época, en las
necesidades populares y en las aspiraciones democráticas del México surgido de la
Revolución de 1910.

3. De no ser ésa, ¿cuál hubiera podido ser? La respuesta a esta interrogante no


la han apuntado nunca los opositores a Moisés Sáenz, ni de entonces ni de
ahora. La escuela secundaria que nace con los decretos de 1025 y empieza a
funcionar en 1926, no llega aún a su plenitud por múltiples circunstancias
adversas, pero es auténticamente mexicana e intensamente nacional por su
doctrina y su estructura.

Nace al través de una coyuntura histórica sin precedente para complementar,


en su nivel medio, a la luminosa escuela rural que extiende su acción a todos los
campos mexicanos para vertebrar el sistema educativo nacional que México
necesita, y con el cual se termina la obra de secularización iniciada por Valentín
Gómez Farías y José María Luis Mora en 1833. Con la escuela primaria rural actual y
con la escuela secundaria también de hoy, en las que Moisés Sáenz exterioriza su
vida de educador, se levantan las barreras que ya no pueden franquear ni minar las
fuerzas retardatarias del pasado.

La escuela rural por su estructura y su extensión, su doctrina y sus maestros


tiene capacidad para defender, ella sola, la tradición liberal de México y la escuela
secundaria, independizada ya de los recintos universitarios hoy autónomos;
despojada del falso brillo del positivismo; democrática y popular por su estructura;
universal, única y formativa por excelencia, y científica por su organización y fines,
tampoco permitirá retrocesos ni estancamientos, pues ha llegado a formar a la clase
social que dirige los destinos nacionales Con ellas México no puede marchar más
que por un solo camino: el del progreso.

 Estudio y Afirmación

1. Al Ilegar a su término la administración del general Calles, Moisés Sáenz


realiza actividades tendientes a consolidar y perpetuar la obra educativa. A
ese fin responde la organización de la Asamblea General de Estudio de
Problemas de Educación Secundaria y Preparatoria, lIevada al cabo en la
ciudad de México del 12 al 19 de noviembre de 1928.

La revisión del trabajo realizado; la afirmación y consolidación de los valores


positivos del mismo, y la aclaración y unificación de los conceptos, constituyen los
objetivos de esa Asamblea a la que asisten representaciones de los sistemas
educativos federales, estatales y particulares de todo el país. Aumenta su
importancia el hecho de que, tanto el nacimiento como el desenvolvimiento de las
escuelas secundarias, coincide con el desarrollo del conflicto religioso que aqueja al
país y en el que Moisés, Sáenz, como destacado dirigente de la política educativa,
constituye el punto central de los ataques.

Sin embargo, se advierte en todas y cada una de las fases y aspectos, de esa
reunión de estudio, el vigoroso pensamiento y la doctrina pedagógica y social que
Moisés Sáenz sostiene personalmente, y en ocasiones por quienes se forman
profesionalmente a su lado. La asamblea gira pues, substancialmente, en tomo a
Moisés Sáenz a pesar de que él mismo la conforma -según dice- "Para que tenga el
trabajo el carácter de conjunto científico e impersonal que le corresponde". Los
conceptos, las conclusiones Y las recomendaciones a que lIega dicha Asamblea,
constituyen todavía hoy caudales de experiencias y aportan sugestiones para
nuevas rutas. Unas cuantas notas, entresacadas desordenadamente de la Memoria
de la misma, prueban estas aseveraciones.

2. Veamos algunas: a) La misión de los talleres (en las escuelas) no es


simplemente la de orientar vocaciones pues ésta., con ser valiosa en alto
grado no es todo… la misión fundamental debe ser la de moralizante y
acercadora y fundidora de clases… b) La del enriquecimiento del plan de
estudios con actividades colectivas y optativas orientadas a actividades
agrícolas, comerciales, bancarias, industriales, artísticas que realizará como
se realizan todas las obras de penetración social: cuando llegue su hora. c)
Se sugiere que por vía de ensayo se fusionen las materias de Geografía,
Historia y Civismo de modo que se desarrollen de manera coordinada y
constituyan las tres una sola asignatura, que podrá abarcar los tres años del
ciclo secundario…

Con este fin, urge establecer los cursos necesarios en la Facultad de Filosofía
y Letras y Normal Superior, para formar los maestros que se requieren… d) La
escuela secundaría debe constituirse con los ciclos que actualmente se hallan
separados; los tres de secundaria y los dos de preparatoria. Integrada así la escuela
secundaria única -de cinco años- debe fundar su estructura en la psicología del
adolescente y ser eminentemente democrática y popular… e) La escuela secundaria
debe introducir en sus programas contenidos vocacionales a fin de establecer
conexiones entre ella y la escuela técnica. La escuela técnica agregará por su parte
en sus programas contenidos culturales a efecto de atender el mismo propósito… f)
Las actividades periescolares son más importantes que los planes y programas de
estudio en el punto de vista educacional. Son las canalizadoras de las energías
sobrantes, las iniciadoras de la vida práctica y constituyen, además, un sano
esparcimiento de la juventud… g) La observación científica es la observación
organizada que tiende a inquirir las relaciones entre las causas y los efectos y para
educar ésta, la enseñanza de las Ciencias Biológicas constituye un medio
poderoso…

3. h) Los cuestionarios para los exámenes deben ser objetivos, y la escala de


calificaciones debe tender a determinar de manera clara la situación de cada
alumno dentro de su grupo en función del aprovechamiento medio del
mismo… i) Un programa es una norma de enseñanza, pero no una garantía
de éxito. Interpretar un programa es adaptarlo a las necesidades del momento
psicológico que se vive, a las necesidades del medio escolar en que actúa. La
enseñanza para ser fructífera debe ser oportuna, sin desvirtuar la idea
fundamental, básica (finalidades) que normó la formación del programa…
j)Las finalidades del programa de castellano son tres: enseñar a hablar,
enseñar a escribir y enseñar a leer…

A Moisés Sáenz corresponde señalar, en brillante conferencia, las


características y finalidades de la educación secundaría en México. De ellas
señalamos sólo cuatro: Primera. La Enseñanza Secundaria no debe ser una mera
continuación de la primaria ni una antesala de la universidad… tiene finalidades y
características suyas propias; ni es una primaria hinchada ni una universidad
deprimida… La escuela secundaria tradicional de México, en su afán de ser distinta a
la primaria, se hizo instructiva dejando de ser equitativa; mucha cerebración, poca
habituación; mucha información, poca acción; demasiada absorción, poca
expresión…"

Segunda. La escuela secundaria no debe ser una escuela para señoritos; ni


para la pequeña burguesía, ni para la burocracia citadina… por lo que será necesario
un aumento en el número de escuelas secundarias; una mayor riqueza en el
programa de la misma; una diversidad de desembocaduras; un escape al concluir el
primer ciclo (tres años) por donde el alumno pueda salir sin derrota y con un bagaje
de hábitos, conocimientos y habilidades capaces de funcionamiento eficaz…

Si se atendiera hoy al pensamiento de Moisés Sáenz con las adaptaciones


naturales que exigen los cincuenta años transcurridos, seguramente podrían
corregirse muchas deficiencias que lesionan a la juventud y se encauzaría, por
mejores senderos, la educación de los adolescentes.

 Profesionalización de la Enseñanza

1. Tercera. “El ejercido de la enseñanza secundaria debe considerarse como una


carrera en sí misma y, por tanto, se deben sentar normas para esta carrera,
mejorar el profesorado, y consolidar las funciones del maestro". Con estas
cuantas palabras bosqueja Moisés Sáenz todo un programa y toda una
inversión de los conceptos imperantes que consideran a cualquier profesional,
con más o menos éxito en la vida de los negocios o en el campo de las
especulaciones políticas, como eficiente para atender la educación de los
adolescentes. Ser médico, licenciado o ingeniero; si no es que poeta,
periodista o político, basta entonces para "tener derecho" a impartir clases en
las escuelas secundarias o dirigir la educación.

A este respecto el mismo Moisés Sáenz dice: Cuarta: La escuela preparatoria


llegó a considerar deficientes los procedimientos que llamaban de normalistas; a
tener por indigno del renombre de los profesores preparatorianos, vérselas con niños
y recordar que tenían niños frente a ellos, junto con los que había que trabajar un
poco y se inventó entonces un método que dieron en llamar universitario y que yo
llamo preparatoriano, que consiste en el desconocimiento del proceso mental de los
alumnos; en el olvido absoluto del alumno como alumno en la exposición de las
disciplinas desde el punto de vista de las materias no desde el punto de vista del
alumno, Este método preparatoriano ni es método universitario y ni siquiera es
método.
Maestro de Ciencia de la Educación desde 1917, con la disciplina mental y el
rigor científico que le da su especialidad de Ciencias Químicas y Naturales, su
doctorado en Ciencias y en Filosofía y el apasionado fervor con que se adentra en
los problemas de la educación, imprime a ésta en todo momento la categoría de
ciencia y al maestro la de un profesional.

Sobre las ciencias que integran la sociología, la biología y la psicología Sáenz


pretende levantar el edificio de la ciencia de la educación, mirando siempre a
aquéllas como fuente de su técnica y su estructuración. ¡Cuánto bien haría en la
actualidad profundizar esos conceptos antes de ensayar "reformas" en los niveles
primarios, medios o superiores, pues podría encauzarse la educación por los
senderos que le traza Moisés Sáenz en el corto lapso de su vida!

2. Los estudios que preceden a sus planes educativos; las investigaciones tanto
de la sociedad como del hombre en sus manifestaciones espirituales que
realiza, ofrecen material de primera mano para resolver o atender muchos de
los problemas latentes. Cuando piensa en una Ley Orgánica para la
Enseñanza Secundaria que favorezca la formación de un cuerpo docente
adecuado; al conformar las Misiones Culturales para preparar maestros
rurales en su propio ambiente y actividad; en el instante en que establece
normas para la estimación del aprovechamiento de los escolares; cuando
concibe la orientación vocacional como un trabajo científico, e introduce las
mediciones mentales y la clasificación de los alumnos en las escuelas
secundarias, Moisés Sáenz trabaja en la edificación de una ciencia de la
educación con los ingredientes de nuestra nacionalidad, para elevar a rango
profesional la educación escolarizada.

"Si en todos los niveles se impone la obligación -dice- de estimar el talento de


los niños para agruparlos de acuerdo con el mismo en la escuela secundaria, do1lde
han de seleccionarse los alumnos de conformidad con sus capacidades y de
orientarse hacia diversos campos de la actividad, ya hacia las escuelas universitarias
o planteles de otra índole, ya para entrar en la corriente de la acción extraescolar, en
esta institución repito, una .insta medición es todavía más urgente. Diferenciados los
individuos, conocidas sus capacidades y analizadas, por otra parte las necesidades
del grupo social, ge procura que cada reciba aquella educación que mejor,
desarrolle sus peculiares habilidades para el logro del bien común.

Moisés Sáenz da los primeros pasos en México para la realización de este


ideal que tendrá que desembocar, algún día, en una organización que ponga "a cada
ser humano en el lugar preciso que le corresponde por sus capacidades y por la
necesidad que de ellas tiene su patria"
3. Clasificar mediante pruebas de inteligencia para dar a conocer a los maestros
"la naturaleza de sus grupos y los hechos fundamentales concernientes al
desarrollo mental de sus alumnos"; estudiar estadísticamente los resultados;
presentar éstos mediante cuadros y gráficas que permitan la fácil
visualización, así como dar las sugestiones para el aprovechamiento de los
mismos, son los procesos de los trabajos científicos que Moisés Sáenz inicia
desde 1926.

Algunos resultados obtenidos entonces en la ciudad de México, permiten


confirmar estos conceptos; "Los alumnos del grupo de menores no han alcanzado la
madurez física, sus intereses sociales difieren mucho del grupo de mayores; muy
pocos de ellos han encauzado su vocación y no se interesan por determinada
profesión o industria. Los alumnos mayores están más cerca de la madurez en todos
sentidos; algunos de ellos tienen más perversión que cualquiera de los alumnos
jóvenes; muchos tienen que afrontar problemas económicos y tienen, por
consiguiente, especial interés por los resultados prácticos de sus estudios; hay
tendencia en ellos a desertar de la escuela, y los problemas disciplinarios entre ellos
suelen ser más complejos y de mayor trascendencia para la escuela. .

En esas consideraciones se basa la Dirección de Enseñanza Secundaria en


1928 para separar, en escuelas distintas, a esos dos grupos de alumnos. "En
conclusión, un buen examen mental de los alumnos seguido de un adecuado estudio
estadístico, revela muchos problemas cuya futura resolución traerá consigo más
amplias y mejores oportunidades, para que cada alumno desarrolle a su máximo sus
aptitudes y llegue a ser un ciudadano útil por haber encontrado en la escuela una
educación adaptada a sus necesidades".

La escuela es la que debe adaptarse a las características psíquicas, a las


diferencias individuales y a las necesidades de los alumnos pues éstos no son, ni
han sido nunca, monedas o timbres fiscales hechos con el mismo troquel que
puedan manejarse, pedagógicamente, con patrones electrónicos. ¡De ahi la
flexibilidad que los planes y programas de estudio, las técnicas de trabajo y los
procedimientos de la evaluación, deben adoptar!

 Crecimiento y desarrollo

1. Sabido es que crece: no es desarrollarse, pues si lo primero Implica aumento


en la cantidad, lo segundo significa enriquecimiento de la cualidad; y si lo
primero requiere sólo la acción de sumar para realizarse, lo segundo exige la
integración armónica y dinámica de los contenidos. Esto puede aplicarse a
cualquier organismo o sistema político y social, científico o tecnológico ya que,
si en ellos los engranes cuantitativos no corresponden a los cualitativos, o sólo
uno de esos aspectos se realiza, se pierde el equilibrio que debe existir como
suprema aspiración en todo sistema. En cambio, si el crecimiento y el
desarrollo se efectúan de manera coordinada y armónica, se evitan
deformaciones.

Desde el punto de vista cuantitativo, en el sistema nacional de escuelas


secundarias sucede esquemáticamente lo siguiente: antes de su fundación cuenta
solamente con el Ciclo Secundario de la Escuela Nacional Preparatoria, con 839
alumnos. En 1926 funcionan en el Distrito Federal 5 escuelas secundarias -cuatro
diurnas y una nocturna-, más 13 escuelas de enseñanza especiales las cuales, por
sus características, pueden ser consideradas como escuelas secundarias, con un
total de 3 mil 860 alumnos. Existen, además, 12 escuelas foráneas de enseñanzas
especiales -cuatro con internado y ocho sin él-, con 21 mil 518 alumnos. El punto de
partida queda expresado así, con la austeridad de la cifra: 30 escuelas secundarias
en sus dos modalidades -secundarias propiamente dichas y de enseñanzas
especiales-, con 25 mil 378 alumnos.

Cualitativamente, y a fin de dinamizar sus propósitos, se crea en la escuela


secundaria la plaza de Maestro de Planta, “para constituir el grupo de maestros
destinados a asesorar al director y compartir con él la autoridad y responsabilidad de
la escuela, y a realizar la guía personal de los alumnos tanto en el campo científico
como en el artístico, el moral y el social de los educandos”. A dos años de su
creación, y por iniciativa también de Moisés Sáenz, se efectúa en la ciudad de
México la Asamblea General de Estudio de Problemas de Educación Secundaria y
Preparatoria, la cual constituye el primer balance colectivo de estudio y afirmación,
como se aprecia en páginas atrás.

En 1929, Moisés Sáenz crea en la Universidad de México los cursos para


maestros en servicio, con el propósito de dar a conocer a fondo la filosofía de la
reforma en la educación secundaria, y preparar a los maestros para difundirla y
realizarla.

2. En 1930, "para defender a los adolescentes contra la emigración al vecino


país -Estados Unidos de Norteamérica- en busca de escuelas, con riesgo
inminente de sufrir una trascendental deformación espiritual dañosa para la
Patria", se crean las primeras escuelas secundarias foráneas en la frontera
norte del país, con las cuales se atan hoy los nudos de la acerada malla que
constituye el más compacto lienzo de nacionalidad. Nadie, por tonto o
perverso que se le suponga, puede negar que el sistema de escuelas
secundarias mexicano tiene, al menos en estado latente, la doctrina y los
perfiles universales, los contornos nacionales y la madurez profesional que se
requiere, para ofrecer la más adecuada educación del adolescente.
En ese mismo año, consumada ya la autonomía universitaria, la Secretaria de
Educación Pública organiza en la ciudad de México los cursos intensivos para los
maestros de escuelas fronterizas, "cursos que permitían una convivencia de aquellos
maestros con los de la capital, y una asimilación fructífera de toda idea que pudiera
mejorar el trabaja escolar de aquellos apartados lugares". Este formidable
intercambio de experiencias técnicamente organizado, muestra uno de los
procedimientos más eficaces para llevar al cabo el mejoramiento profesional de los
maestros en servicio.

Veinticinco años después, en 1950, el sistema nacional de segunda en-


señanza cuenta con 801 escuelas en toda la República, con las modalidades
siguientes: secundarias propiamente dichas, de enseñanzas especiales, tecnológicas
o prevocacionales y técnicas comerciales. Algunas dependientes de la Dirección
General de Segunda Enseñanza, otras del Instituto Politécnico Nacional o de la
Universidad Nacional Autónoma de México, y otras más de las Escuelas Normales o
de las Escuelas Prácticas de Agricultura.

3. En 1950 y 1951, la Conferencia Nacional de Segunda Enseñanza que


prolonga su tercera etapa hasta 1953, proyecta una reforma de la escuela
secundaria que no se logra llevar al cabo, en virtud de que sus conclusiones y
recomendaciones coinciden con el final del sexenio gubernamental. Es, sin
embargo, el más serio esfuerzo de evaluación cuantitativa y cualitativa del
sistema en el curso de su historia. […]

Y como la educación organizada descansa fundamentalmente en los planes y


programas de estudio, por ser éstos los instrumentos más comunes para la
realización de sus fines, ellos han sido siempre el punto de convergencia de las
inquietudes educativas. Así, a partir de 1926, el sistema de escuelas secundarias
registra diez cambios en los planes de estudio y, como consecuencia, en sus
programas.

Esto no quiere decir que haya habido ese número de reformas, pues los
cambios han consistido en una nueva distribución de las materias y del tiempo a ellas
destinado, pero sin variar la esencia, el contenido y los fines de la escuela
secundaria inicial.

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