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Clasificación de Hinchey de diverticulitis

El estadio o la evolución de pacientes que padecen de diverticulitis se lo determina con la


clasificación realizada por Hinchey.

Inicialmente, la clasificación que estableció fue:

I. Absceso o flegmón pericólico


II. Absceso pélvico, intraabdominal o retroperitoneal
III. Peritonitis purulenta generalizada
IV. Peritonitis fecaolidea

Luego, la clasificación sufrió cambios por las modificaciones que implementó Kaiser y se la
llamó Hinchey modificada.

Hinchey modificada:

0 Diverticulitis clínicamente Conservador


moderada
Ia Inflamación pericólica, no Conservador
absceso
Ib Inflamación pericólica Conservador
limitada con absceso Drenaje percutáneo
II Absceso pélvico, Conservador
retroperitoneal o a Drenaje percutáneo
distancia
III Peritonitis generalizada, no Cirugía urgente
comunicación con luz (colectomía)
intestinal
IV Peritonitis fecaloidea, Cirugía urgente
comunicación libre con luz (colectomía)
intestinal

Clasificación de las hemorroides y su tratamiento

Las hemorroides se pueden dividir en dos grandes tipos: internas o externas.

Las hemorroides se consideran internas cuando estas se presentan arriba de la línea pectínea y
las externas se encuentran debajo de esta línea.

De igual forma, las hemorroides internas se subdividen en cuatro grados:


Grado I: Las almohadillas hemorroidales protruyen en el canal anal, pero no descienden por el
debajo de la línea dentada durante el esfuerzo defecatorio.

Grado II: Cuando se prolapsan a través del canal anal durante la maniobra de defecación, se
observan en el margen anal, pero desaparecen al cesar el esfuerzo defecatorio.

Grado III: Cuando el prolapso desciende por debajo del margen anal y sólo desaparece con
maniobras de reducción digital

Grado IV: Cuando el prolapso se mantiene de forma continua por debajo del margen anal o se
reproduce inmediatamente tras su reducción.
El tratamiento para combatir las hemorroides consiste en tratamiento quirúrgico o no
quirúrgico.

No quirúrgico - Médico

Antibióticos y antimicóticos

Antinflamatorios y antiflojísticos

Cicatrizantes

Relajantes musculares y emolientes

Analgésicos-antiespasmódicos

Hemostáticos-antitrombóticos

Antialérgicos y antieczematosos-protectores piel

Régimen dietético

Laxante-fibra

Astringentes

No quirúrgico - Instrumental

Ningún tratamiento correctamente aplicado debe producir molestias.

Esclerosis: Consiste en la aplicación de un líquido de manera indolora en la submucosa. A partir


de los 5-6 cm. del ano no existen terminaciones nerviosas sensitivas, por eso nunca se aplican
en el músculo ni en la zona más baja (en la que están los esfínteres). Puede utilizarse en
hemorroides de 1er. grado y se administran unas 5 o 6 por término medio. En las hemorroides
de 2do. grado se puede probar la respuesta, en especial si el paciente es de constitución
atlética. Debe utilizarse cuando las hemorroides son de 3er. o 4to. grado, como primera fase
del tratamiento que después será quirúrgico.

Infrarrojos: Mediante un aparato emisor de rayos infrarrojos, se provoca una coagulación


controlada, como una quemadura superficial sobre la mucosa, así se consigue (al igual que en
el tratamiento esclerosante) que la mucosa y submucosa se fijen sobre la capa muscular.

Ligadura elástica (banda elástica): Aplicando en la base hemorroidal "anillas" de goma, se


estrangulan las hemorroides (de 1er. y 2do. grado).

Ultroid-Bicap: Aparatos que actúan mediante corriente unipolar o bipolar. Efectos parecidos a
los infrarrojos, controlando la temperatura y la profundidad de su aplicación.

Diatermia: Tratamiento mediante calor que relaja la musculatura, evitando los espasmos y
contracturas, solucionando así los problemas ocasionados por ello. No daña los tejidos.
Láser médico: Es un láser de reducida potencia. Se emplea como antiinflamatorio en casos de
trombosis perianal y hemorroidal externa e interna, y como cicatrizante en los casos de
rágades, fisuras, grietas por exceso de humedad, etc.

Quirúrgico

En aquellos casos de hemorroides grado III y IV, más sintomáticas, es cuando se iniciará el
tratamiento quirúrgico.

El postoperatorio de las hemorroides es más doloroso que otras zonas de la anatomía humana,
ya que la región anogenital presenta una rica inervación sensitiva. En los últimos años, debido
a los progresos en las técnicas quirúrgicas y métodos utilizados, la disponibilidad de mejores
analgésicos y medicación antiinflamatoria se ha conseguido que el postoperatorio sea más
llevadero.

La cirugía puede llevarse a cabo de forma ambulatoria, es decir, sin ingreso, o bien de corta
estancia (una sola noche en clínica).

Se pueden realizar diferentes técnicas:

Cirugía convencional: con bisturí eléctrico monopolar.

Con láser: en especial en aquellas hemorroides con predominio de componente externo. El


láser, sin que haya demostrado que acorte el tiempo de cicatrización de las heridas, produce
una menor y más controlada lesión térmica en los tejidos. Esto se traduce en menor
inflamación postoperatoria y, por tanto, menos dolor y más rápida reincorporación a las
actividades habituales.

Con ligasure: sellador de vasos y tejidos monopolar

Técnica de Longo o mucosectomía con grapadora mecánica: Con esta técnica se elimina el
prolapso hemorroidal y mucoso mediante la resección circunferencial de una banda de
mucosa rectal, quedando la herida a un nivel interno menos doloroso que se traduce en un
postoperatorio más confortable.

THD (desarterialización hemorroidal transanal): consiste en suturar con puntos quirúrgicos la


arteria hemorroidal que lleva el flujo de sangre a los paquetes hemorroidales.

Posiciones anatómicas del apéndice cecal:


Clasificación de las varices esofagogastricas. Tratamiento endoscópico y profilaxis

Grado I: mínima protrusión en la pared esofágica, usualmente rectas, en un solo cuadrante o


telangiectasias e hipervascularización capilar

Grado II: presencia de nódulos o cordones moderadamente protruidos que ocupan dos
cuadrantes, rectos o en rosario, calibre pequeño o mediano.

Grado III: várices ocupan tres cuadrantes, tortuosas, tamaño mediano o grande, protrusión
compromete hasta la mitad de la luz esofágica, pueden tener signos de color rojo.

Grado IV: várices ocupan cuatro cuadrantes tortuosos, grandes, gruesos que ocupan más de la
mitad de la luz esofágica y usualmente tienen signos de color rojo.

Técnicas endoscópicas:
Escleroterapia: Técnica más utilizada, reduce la frecuencia y gravedad de la recurrencia del
sagrado. La inyección esclerosante se realiza dentro de la várice para conseguir una trombosis
venosa inicialmente y luego una inflamación proliferativa con la consiguiente obliteración de la
várice por fibrosis.

Ligadura con bandas: La várice es aspirada hacia el interior de la cámara de bandas, la cual
desaloja una banda elástica que liga la várice atrapada. Necrosis isquémica de la mucosa y
submucosa.

Profilaxis: Estudios experimentales habían puesto de manifiesto que la administración


temprana de fármacos que reducían la presión portal se asociaba a la prevención o retraso de
la aparición de varices. Estos datos y la evidencia clínica que la reducción del GPVH inferior a
12 mmHg se asociaba con una reducción o desaparición de las varices, llevaron al
planteamiento de tratar a pacientes cirróticos sin varices con bloqueadores beta. Sin embargo,
los datos existentes hasta este momento no muestran la eficacia de la administración precoz
de bloqueadores beta ni en la prevención de la aparición de varices ni en el retraso de la
progresión de varices pequeñas a varices de gran tamaño.

Grados de encefalopatía hepática

Tratamiento de la peritonitis bacteriana

Una vez ha sido diagnosticado se le administrará el tratamiento, que tiene como objetivo:
curar la infección, y, por otra parte, evitar que se produzca un deterioro en la función de los
riñones. Para curar la infección, como en otras infecciones producidas por bacterias, se le
administrará un antibiótico por vía intravenosa, generalmente cefotaxima, que pertenece a la
misma familia que la penicilina, y consigue la curación de la infección en más del 95% de los
casos, debiendo mantener su administración durante un tiempo que no será superior a cinco
días y siempre que la respuesta haya sido buena. En caso de presentar alergia a penicilina, se
sustituirá el antibiótico por otro llamado ciprofloxacino. También es posible, en pacientes muy
concretos, el tratamiento por vía oral con otro antibiótico, ofloxacino. Para saber si está
respondiendo bien al tratamiento, conviene realizar una segunda paracentesis tras 48 horas
del diagnóstico y que determinará, según los resultados del análisis, si es apropiado mantener
el antibiótico o bien cambiarlo e incluso si es necesario realizar otras pruebas radiológicas
complementarias.

Causas de colecistitis alitiasica


Las causas de la colecistitis aguda alitiásica están relacionadas con infecciones de estirpe viral o
bacteriana entre las que destacan: infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana
(VIH), Virus de Hepatitis A y B, Citomegalovirus, Epstein Baar, Toxoplasmosis, Salmonella, E.Coli
y Estreptococo Beta Hemolítico del grupo A (Escarlatina). Otras situaciones que se han
relacionado con la patología, son: utilización de nutrición parenteral, quemaduras extensas,
traumatismos de tipo abdominal, deshidratación y cardiopatías. En pacientes sanos, sin
antecedentes la patología de índole alitiásica es rara 5, 6, 7, 8, 9. Por incidencia es más común
en hombres que en mujeres siendo la relación de 1.5-3:1; sin embargo, esta estadística se
maneja para pacientes después de la quinta década de la vida y no para niños y adolescentes,
ya que el diagnóstico no se sospecha de manera temprana lo cual retrasa el tratamiento
quirúrgico aumentando la morbimortalidad en el paciente que la padece

La peritonitis bacteriana espontánea se asocia a una disminución en el funcionamiento de los


riñones (insuficiencia renal) a pesar de la curación de la infección, que como hemos dicho
antes sucede en la casi totalidad de los casos. La aparición de insuficiencia renal hace disminuir
las posibilidades de sobrevivir a esta infección. Para evitarla, se puede añadir albúmina
intravenosa al tratamiento antibiótico en el momento del diagnóstico y a las 48 horas después.
Si a pesar de la administración de albúmina no se evita o no mejora la insuficiencia renal que
pueda tener el paciente en el momento del diagnóstico, se añadirá otra medicación:
terlipresina.

¿Qué es ileo biliar?

El íleo biliar corresponde a un tipo de obstrucción intestinal mecánica causada por la


impactación de cálculos biliares dentro del tracto gastrointestinal como resultado de una
comunicación anómala entre este y el sistema biliar obstrucción intestinal completa o
incompleta, en pacientes generalmente de sexo femenino, aunque no exclusivamente, de
edad avanzada y con antecedentes biliares. Las fístulas bilio-digestivas más comunes son las
colecistoduodenales (65-77%), le siguen las colecistocólicas (10-25%), y las colecistogástricas
(5%), las coledocoduodenales son mucho menos frecuentes. El íleo biliar está presente en el 1
al 3% de las obstrucciones mecánicas del intestino delgado. El sitio más frecuente de
obstrucción es el íleon por su reducido calibre y débil peristaltismo. Se han decrito otras
localizaciones tal como el duodeno (3-5%), conocido también como el síndrome de Bouveret,
yeyuno (15-31%) y colon (5-8%) de los casos. Existe un acuerdo en que lo primero a tratar sería
la oclusión intestinal y secundariamente la fístula biliodigestiva. El tratamiento es quirúrgico y
debe estar dirigido primordialmente a la obstrucción intestinal y secundariamente a la fístula
bilio-digestiva, que puede realizarse o no simultáneamente, dependiendo de las condiciones
locales y generales del paciente. Recientemente se han descrito casos de resolución mediante
abordaje laparoscópico.

Síndrome de Mirizzi

El dolor abdominal es un motivo de consulta muy frecuente en atención primaria. La


variabilidad de entidades nosológicas que presenta complica su diagnóstico diferencial. Las
principales causas de dolor en hipocondrio derecho son biliares (cólico biliar, colecistitis y
colangitis). El síndrome de Mirizzi es una complicación que aparece en aproximadamente el 1%
de los pacientes con colelitiasis. Consiste en la impactación de un cálculo en el infundíbulo de
la vesícula o el conducto cístico que comprime el conducto hepático común, pudiendo
erosionarlo y generar una fístula colecisto-coledociana. Cursa clínicamente como ictericia
obstructiva, asociándose frecuentemente a cáncer de vesícula. Se diagnostica mediante
ecografía abdominal, confirmándose mediante colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica, colangiografía percutánea o colangio-resonancia. Su tratamiento es quirúrgico,
pudiendo realizarse por vía laparoscópica o abierta en función de su estadio.

Fármacos que producen pancreatitis aguda

Criterios de Ramson
Criterios de Balthazar

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