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Sería ideal que los niños, en el momento de nacer, incluyeran un instructivo con
indicaciones tales como: “Precauciones al manejar este producto”,“Cómo ponerlo en
funcionamiento”,“Qué debe hacerse en caso de que no tenga un correcto
desempeño”. Sin embargo, en la realidad no es así. Los niños nacen desnuditos, inermes
y portadores de una serie de incógnitas, que la mayoría de las veces los padres no
saben cómo afrontar.
Además, ningún bebé nace con una torta bajo el brazo, como comúnmente se dice.
Por lo menos, no con una torta de abundancia y prosperidad, sino con un paquete de
interrogantes, dudas y desconciertos.
Y es que, en términos generales, los padres, sobre todo si son primerizos, ignoran cómo
tratar a esa personita que únicamente se comunica por medio del llanto. ¿Por qué está
llorando el bebé?, ¿tendrá hambre?, ¿estará mojado?, ¿se siente incómodo?, ¿estará
enfermo?, ¿le dolerá algo? Estas preguntas llenan a los padres de un mar de confusiones,
impotencia e inseguridad.
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Apoyo de los padres
Este capítulo incluye una serie de recomendaciones que los maestros podrán hacer
a los padres para informarles de lo que deben y lo que no deben hacer para
apoyar a sus hijos, tanto si se trata del primero de ellos como del segundo o tercero,
ya que todos los niños son diferentes, aunque sean hermanos.
LAS EMOCIONES
En primer lugar debe aceptar que los buenos
padres aman a sus hijos y que, por lo tanto, quieren
lo mejor para ellos, satisfaciendo sus necesidades,
sobre todo las que tienen que ver con sus emociones.
A este respecto, si usted decide apoyar a su hijo
desde sus primeros años, se dará cuenta de que
crecerá seguro de sí mismo y de quienes
forman su mundo, y que asimilará los
conocimientos escolares con alegría y
mayor facilidad.
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Apoyo de los padres
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Apoyo de los padres
Para que un niño se sienta apoyado por sus padres, es indispensable hacerle sentir
que vive protegido en un ambiente seguro y confortable. Para ello se recomiendan
estos principios:
Apóyelo en su relación con otros niños y haga que conozca a otras personas.
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Apoyo de los padres
En muchas ocasiones, los padres, en su afán de demostrar el amor que sienten por
su hijo, se vuelven consentidores y permiten que el niño haga lo que quiera, como
quiera y cuando quiera; sólo que un niño carente de límites se vuelve agresivo,
demandante e inconforme, y lo peor es que siente que no le importa a sus padres,
por lo que crece inseguro y desmotivado. Por tal razón hay que tomar en cuenta lo
siguiente:
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Apoyo de los padres
Hágale ver el porqué no debe hacer todo lo que quiera, ya que hay cosas que
no son convenientes y que hasta pueden poner en riesgo su seguridad.
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Apoyo de los padres
Una forma ideal se apoyar al niño es hacer que se sienta independiente. Esto no
quiere decir que se le permitirá hacer todo lo que quiera sólo porque así lo desea,
pero sí puede dejar que realice algunas labores productivas de acuerdo a su edad
como bañarse, lavarse los dientes o vestirse, aunque siempre bajo la vigilancia y la
ayuda de usted, como padre.
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Apoyo de los padres
Evite que se olvide de terminar alguna tarea. Es muy importante que no deje
las cosas a medias. Con ello le inculcará un saludable sentido de responsabildad,
y una vez finalizado el trabajo, felicítelo para que se sienta orgulloso de la
actividad que ha realizado.
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Apoyo de los padres
Haga que el niño sienta que es capaz de realizar cualquier actividad, así
tendrá más facilidad para aprender; pero no lo obligue, porque albergará el
sentimiento de que no es aceptado por sus padres y maestros y, en
consecuencia, aprenderá con mayor dificultad. Por eso, sin presionarlo,
fíjele metas acordes con su edad y sus capacidades y, sobre todo, evite
compararlo con sus hermanos o con otros niños. Ahora
bien, cuando sienta que no es capaz de realizar
alguna tarea, anímelo diciéndole que sí puede y que
tiene su apoyo.
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Apoyo de los padres
Bríndele elogios. Puede hacerlo mediante frases cariñosas, con una caricia o
una expresión de satisfacción. Los elogios harán que su hijo sienta que es valioso
y le proporcionarán sentimientos de orgullo y satisfacción. Pero es necesario
tener en cuenta que los elogios deberán ser por algo importante, no por
insignificancias, ya que si derrochamos elogios a diestra y siniestra, éstos dejarán
de cumplir su cometido y harán que el niño deje de creerlos. Por otra parte, es
aconsejable que el elogio vaya dirigido no precisamente al niño, si no a lo que
hizo: “¡Oye, qué bien te quedó este dibujo!”.“Hoy me ayudaste mucho en la
cocina”.“Fuiste muy amable con tu tía Gertrudis”.
“Es por demás: no puedo lavar los platos. ¿Por qué no los lavas tú?”. Lo
anterior quiere decir que su hijo se siente incapaz de hacer algo. ¡Qué
equivocado sería hacer el trabajo por él! En lugar de eso, habrá que decirle
que sí puede, que lo intente como él piensa que debe hacerlo, y cuando lo
haga, evite decirle que lo hizo mal, porque así sentirá que debe lavar los
platos tal como usted lo hace, y bien o mal lavados, fue él quien lo hizo.
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Apoyo de los padres
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Apoyo de los padres
¿Es que no eres capaz de hacer bien las cosas? Por favor, eliminemos de
nuestro vocabulario expresiones de este tipo, por mucho que la
impaciencia nos invada, ya que al decir cosas como ésta el
niño sentirá que no puede aprender y que, por lo tanto, es
tonto y bueno para nada, dejará de intentarlo y
los habremos etiquetado como inútil. En
consecuencia, antes de criticar, primero
tenemos que serenarnos y comprender que
con paciencia y el apoyo adecuados, el niño
aprenderá, y aprenderá bien.
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Apoyo de los padres
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Apoyo de los padres
Corregir es apoyar
El mundo está lleno de progenitores, pero pocos son los padres, y menos aún los
buenos padres. Claro, ser buen padre no es una labor sencilla. Constantemente
recibimos consejos de amigos y parientes:
Sí, pero da la casualidad de que no hay dos niños iguales, y de que cada niño
responde de forma diferente a determinados estímulos. Incluso, especialistas como
algunos pediatras y pedagogos, nos sugieren determinados consejos, mientras que
otros nos recomiendan exactamente lo contrario.
Una cosa sí es cierta, y es que si el niño se desarrolla en medio de una familia llena de
malos humores, agresiones y conflictos, se verá fatalmente influenciado y lo manifestará
en su modo de comportarse.
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Apoyo de los padres
O como reza el dicho popular: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo
alumbre”. Pero, ¿cómo saber cuándo es mucho y cuándo es insuficiente? Porque tanto
la carencia como el abuso de correctivos pueden generar situaciones conflictivas en el
hogar y la escuela.
Evite reprenderlo con algo así como: “Te portas muy mal. No debes hacer eso.”
Cuando haga algo indebido, es mejor decirle:
“Siempre te portas muy bien, pero no es
conveniente que hagas eso”.
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Apoyo de los padres
—El otro día mi mamá me dejó salir a jugar al parque, pero hoy dice que no me dará
permiso.
¿Por qué el otro día sí y hoy no? Simplemente porque a usted, que es quien tiene el
mando, hoy no le han salido las cosas como hubiera querido, está de mal humor y
convierte esa autoridad en autoritarismo. Pero esto no lo entiende el niño, y es
entonces cuando se siente frustrado, inseguro e injustamente tratado.
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Apoyo de los padres
Y usted responde:
Entonces el niño llora con más ganas. En este caso está claro que su hijo quiere que lo
consuelen. Hágalo, y dígale algo así como:
—Sí, mi hijito. Esos golpes duelen mucho; pero, ¿sabes?, vamos a curarlo con unos
cariñitos y un beso. Santo remedio. El niño ha obtenido la atención que buscaba y
deja de llorar.
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Apoyo de los padres
¡Qué gran error es decir algo como eso! Cuando los padres
realmente aman a su hijo, lo quieren siempre, sin importar la
forma en que se comporte. Es muy importante que el niño
esté consciente de ese cariño incondicional, pero también de
que hay ocasiones en las que, si se porta mal, es natural que
muestre su desaprobación.
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Apoyo de los padres
—¡Pero mira que tenerle miedo a ese gatito!... ¡Si no hace nada: sólo quiere jugar! Tal vez
el gatito quiera jugar, pero el niño no. El niño tiene miedo porque nunca ha tratado con
gatos, y tenemos que respetar ese miedo. Lo que debe hacer, como padre responsable
y amoroso, es consolarlo:
Las travesuras
¿Por qué un niño hace travesuras? Bueno, básicamente existen dos causas: la primera es
porque desea investigar, entender el mundo que lo rodea; pero realmente éstas no son
travesuras, porque su hijo las comete sin intención de causar algún daño. Las verdaderas
diabluras se presentan cuando el niño sabe que está haciendo algo mal.
¿Pero hace travesuras porque es malo? No. Hacer travesuras es la forma que ha
encontrado para captar su atención, lo que constituye la segunda causa. Es entonces
cuando debe examinar su propio comportamiento y concluir que su hijo está pidiendo
que usted lo tome en cuenta. Así pues, hágalo. Alabe aquellas cosas que hace bien y
póngale más atención.
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Apoyo de los padres
Ésta es una actitud de estímulo-respuesta que muchos maestros conocen muy bien.
Cuando un alumno se la pasa platicando, rayando bancas, olvidando la tarea o sus
útiles escolares, no es que sea un mal alumno; simplemente está gritando:
—¡Mírame!... ¡Aquí estoy!... ¡Hazme caso, aunque sólo sea para regañarme!
Esta situación acarrea conflictos: en primer lugar para los hijos, pero
también para la madre quien, automáticamente, empezará a
desarrollar un abrumador sentido de culpa, ya que sentirá que no está apoyando
suficientemente a sus hijos.
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Apoyo de los padres
La respuesta, entonces, es dejar de sentirse culpable, porque transmite a sus hijos ese
sentimiento de culpa y agregará a las tensiones de su trabajo el sentimiento de que no
está siendo una buena madre.
Para desechar ese devastador sentimiento de culpa, tiene que darse cuenta de que sí
es una buena madre, precisamente por eso está trabajando en lugar de pasar más
tiempo con sus hijos.
Además, una madre que trabaja fuera del hogar, debe hacerse consciente de que ese
sentimiento de culpa trae como consecuencia lógica el que se vuelva más tolerante
con el mal comportamiento de sus hijos, tanto en el hogar como en la escuela, y que,
para compensar de alguna manera sus ausencias, los malcríe llenándolos de regalos.
En lugar de regalos, deles amor, escúchelos, interésese por ellos. Amar a sus hijos y
decírselo constantemente, es el mejor remedio para eliminar las culpas y para
apoyarlos positivamente.
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Apoyo de los padres
Existe una forma de evitar que los hermanos se peleen, y es conformarse con tener un
solo hijo; pero, según las estadísticas, por lo menos en Latinoamérica, las parejas tienen
dos o más hijos. ¿Qué hacer para que los hermanos dejen de pelearse? Nada. Por más
que les digamos que no lo hagan, seguirán haciéndolo. ¿Por qué? Simplemente porque
son hermanos en constante competencia por el amor y la atención de los padres.
Claro, nadie quiere ser el segundo. Entonces les dije que lo decidieran con una
moneda lanzada al aire.
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Apoyo de los padres
Y si se trataba de comprarles una paleta, tenía que escoger tres paletas iguales... ¡y
dárselas al mismo tiempo!
Pero hay veces en las que los problemas entre hermanos no se solucionan de esta
sencilla manera. No siempre puede equilibrarse la balanza; por ejemplo, cuando es el
cumpleaños de uno y se le hace una fiesta que incluye regalos.
Entonces se le explica que cuando él cumpla años, también tendrá una fiesta y
recibirá muchos regalos.
El hermano mayor
—¡Eso no es justo!
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Apoyo de los padres
El hermano menor
Aun entre los reyes, no era nada satisfactorio ser el hermano menor, el segundón; y hoy
en día, aunque los reyes casi han desaparecido, el hecho de ser el hermano menor
acarrea problemas.
Por ejemplo, a nadie le gusta tener que ponerse los repelos de su hermano, ni heredar
sus patines bastante maltratados, o descubrir que mientras hay un sinnúmero de
retratos del hermano mayor, al él lo han fotografiado en raras ocasiones. Los padres
festejaron con bombo y platillo el primer diente del mayor; pero con el menor las cosas
fueron diferentes:
El hermano menor, sobre todo en la infancia, se sentirá opacado por el mayor; pero
por ser el más pequeño, casi siempre llevará ventaja en las discusiones. No obstante, es
el hermano mayor quien afronta el hecho de que le han arrebatado la corona. Por otra
parte, cuando nació el primer hijo, los padres —que nunca lo habían sido— experimentaron
con el pequeño su recién adquirida paternidad y cometen muchos errores; en cambio,
con el segundo ya tienen experiencia, por lo que su forma de educar y apoyar será
más “profesional”.
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Apoyo de los padres
Cambios en el diccionario
Las expresiones que dirige a sus hijos pueden apoyar u ofender. Aquí está una muestra:
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Apoyo de los padres
CONCLUSIÓN
Como se habrá dado cuenta, son notables las desigualdades entre la primera y la
segunda listas, ya que marcan la diferencia entre padres restrictivos, dominantes y
agresivos, y padres comprensivos, amables y consecuentes.
Ahora conteste la pregunta del principio: ¿Qué tanto apoya usted a sus hijos?
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