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INTRODUCCIÓN
TOXICIDAD GASTROINTESTINAL
Nauseas y vómitos
Actualmente se considera que los receptores de serotonina S-3 (5-HT3) son los mediado-
res más importantes de la emesis postquimioterapia. Estos receptores se hallan ubicados
tanto en el tubo digestivo como en el sistema nervioso central. No obstante, otros recepto-
res, como los dopaminérgicos D-2, los endorfinérgicos y los muscarínico-colinérgicos,
entre otros, podrían jugar un papel importante en la transmisión de los estímulos aferentes
nerviosos del arco reflejo emético.
De una manera artificial, se clasifica la emesis como aguda (la que ocurre en las primeras
24 horas), y retardada (la que ocurre después), suponiendo que ambas podrían tener me-
canismos patogénicos diferentes.
Terapia de rescate: A veces es difícil de lograr. La terapia debe ser intravenosa o rectal
(tietilperazina transrectal 6,5mg –Torecan®). En caso de la quimioterapia altamente
emetógena puede intentarse añadirse lorazepam o tietilperazina en los siguientes ciclos.
En el caso de los restantes grupos, los siguientes ciclos deberán ser administrados con el
régimen antiemético del escalón emetogénico inmediatamente superior.
Tratamiento de la emesis anticipatoria: es aquella que ocurre antes o durante los momen-
tos iniciales de la perfusión de la quimioterapia. Tiene un mecanismo patogénico comple-
tamente diferente al de la emesis postquimioterapia, en el que los reflejos condicionados
de tipo pavloviano juegan un papel central. Los tratamientos conductistas y los agentes
ansiolíticos/antifóbicos como el alprazolam o el lorazepam, utilizados desde 1-2 días antes
Mucositis
Se trata de una alteración de las mucosas del tracto gastrointestinal, y con menos fre-
cuencia genital. Aparece generalmente tras el tercer o quinto día después de la quimiote-
rapia, aunque su inicio y duración son muy variables dependiendo del fármaco empleado.
Los citostáticos con los que se presenta con mayor frecuencia son metotrexato, 5-
fluorouracilo (5-FU), capecitabina, arabinósido de citosina, doxorrubicina, actinomicina D,
bleomicina, alcaloides de la vinca, mitoxantrone y etopósido. Si no se producen complica-
ciones es un proceso autolimitado que cura en una o dos semanas. Inicialmente se obser-
va un eritema con sensación levemente dolorosa que puede evolucionar a úlceras difusas
con dolor intenso, lo que condiciona, en el caso de la mucosa oral, la incapacidad parcial
o total para la ingesta. La mucositis puede afectar a cualquier región mucosa, aunque las
localizaciones más frecuentes son la mucosa yugal y labial, la superficie lingual, el paladar
blando, la orofaringe y el esófago.
El tratamiento debe estar centrado en una higiene bucal meticulosa (limpieza atraumática,
lubricación de labios y tejidos orales), cuidado oral continuo (cada 4 horas aproximada-
mente) y alivio sintomático (analgésicos, antiinflamatorios). Según la intensidad de los
síntomas se puede emplear analgesia tópica: sucralfato, antiácidos (almagato) o anestési-
cos locales (lidocaína). En casos de dolor intenso está indicada la analgesia sistémica,
incluso con opioides (fentanilo transdérmico y solución de cloruro mórfico) si el dolor no
cede con antiinflamatorios no esteroideos. En caso de imposibilidad para la ingesta debe
remitirse al paciente para su ingreso e hidratación intravenosa si es preciso.
Estreñimiento
eméticos. La disminución del ejercicio físico, el estado general del paciente y las deficien-
cias nutricionales favorecen su aparición.
Tratamiento y profilaxis
Existen muchos tipos de laxantes con mecanismos de acción diferentes. Así, por ejemplo,
los agentes formadores de masa, como el salvado de trigo, metilcelulosa y plantago ovata
suelen ser el primer tratamiento a emplear y deben ser consumidos asociados a abundan-
te agua. Los laxantes emolientes como la parafina actúan hidratando y ablandando las
deposiciones con un periodo de latencia de 6-12 horas. Los laxantes osmóticos como la
lactulosa y el lactitol retienen agua en la luz intestinal. Tienen un mayor período de laten-
cia, de uno a dos días. Los laxantes estimulantes como los senósidos y el bisacodilo act-
úan aumentando el peristaltismo intestinal, tardando también de 6 a 12 horas en ser efec-
tivos. Estos últimos están contraindicados si se sospecha obstrucción intestinal. Por últi-
mo, los laxantes por vía rectal, como el glicerol, enema Casen®, o Micralax®, ablandan
las heces y las lubrifican. Sólo deben emplearse como tratamiento a corto plazo del estre-
ñimiento y nunca como fármaco único.
Diarrea
La diarrea posquimioterapia suele aparecer al tercer o cuarto día tras iniciar el tratamiento,
aunque esto es variable dependiendo de cuál sea el fármaco implicado, entre otros facto-
res. Se desconocen los mecanismos por los que se produce, aunque se cree que es con-
secuencia del daño que induce la quimioterapia en el epitelio intestinal encargado de la
digestión y absorción de nutrientes, lo que condiciona un desequilibrio entre la absorción y
Tratamiento
Los principales objetivos del tratamiento son reducir el volumen de la diarrea y evitar o
tratar la deshidratación si ya se ha producido. Es importante ser proactivo y no mantener
una actitud expectante. Las medidas generales de tratamiento incluyen dieta astringente,
con ingesta preferiblemente fraccionada, y si existe deshidratación, reposición hidroelec-
trolítica oral o intravenosa si se precisara.
Los enfermos con diarreas leves y sin factores de riesgo añadidos se benefician de trata-
miento ambulante con medidas dietéticas y antidiarreicos orales. En cambio, los que pre-
sentan diarrea grave y/o factores de riesgo asociados como fiebre, vómitos, neutropenia,
sangrado en la deposición, dolor abdominal intenso o signos de deshidratación, necesi-
tarán ingreso hospitalario. El tratamiento sintomático se realiza con los siguientes fárma-
cos:
TOXICIDAD CUTÁNEA
Alopecia
La pérdida del pelo es uno de los efectos adversos de la quimioterapia qué más traumáti-
cos resultan para la paciente. La Adriamicina y la ciclofosfamida son dos de los quimio-
terápicos que más frecuentemente causan alopecia. Es importante informar previamente a
los enfermos de la posibilidad de alopecia, y aconsejar la no utilización de tintes ni seca-
dores de pelo potentes.
Se han empleado distintos métodos para prevenir su aparición con dispares resultados y
poco éxito global. Así, por ejemplo, el empleo de medios físicos como los gorros hipo-
térmicos que producen vasoconstricción superficial del cuero cabelludo han demostrado
una eficacia muy limitada.
Flebitis
Extravasación
Alcaloides de la Compresas calientes durante 30-60 minutos. Inyección local de 150U hialu-
vinca y etopósido ronidasa en 3 ml de suero.
Dermatitis y fotosensibilidad
Se observa con una incidencia del 6-42%. Consiste en alteraciones sensitivas en las
palmas y plantas seguidas de edema y un eritema simétrico, intenso y bien delimitado.
Progresa a descamación y en ocasiones ulceración, o formación de ampollas con conte-
nido seroso. Afecta inicialmente a las palmas de las manos y las plantas de los pies, pero
puede llegar a alcanzar la superficie dorsal de las mismas, la región inguinal y axilar, los
labios e incluso los genitales, aunque esto es menos frecuente. Aparece a partir del se-
gundo o tercer ciclo de tratamiento. Los fármacos que lo producen con mayor frecuencia
son doxorrubicina liposomal (Caelyx®) y Capecitabina (Xeloda®). En casos importantes
puede obligar a retrasos en el tratamiento quimioterápico, a reducción de dosis o incluso a
suspenderlo definitivamente.
Toxicidad ungueal
Las uñas se ven afectadas con mucha frecuencia por los tratamientos oncológicos. Es
frecuente la alteración del color con áreas de pigmentación en líneas o bandas y el creci-
miento de las uñas que produce onicodistrofia, y en casos extremos onicolisis o destruc-
TOXICIDAD NEUROLÓGICA
Las complicaciones neurológicas agudas y tardías en las pacientes oncológicas han au-
mentado en frecuencia en los últimos años. Esto se debe por un lado a la mayor agresivi-
dad de los tratamientos, y por otro al aumento de la supervivencia de las pacientes, que
lleva a la aparición de efectos secundarios tardíos. Esta toxicidad no depende sólo del
fármaco empleado, sino también de la dosis acumulada del fármaco. Pueden derivar de
un daño producido directamente por el fármaco en estructuras del sistema nervioso e indi-
rectamente por alteraciones del metabolismo o desórdenes cerebrovasculares.
Tratamiento
Para la neuropatía periférica se han ensayado distintos tratamientos con desigual resulta-
do. En general se precisa de la asociación de antiinflamatorios, antidepresivos y anticon-
vulsionantes como gabapentina o pregabalina.
TOXICIDAD GONADAL
En la mujer los síntomas más frecuentes son la disminución o ausencia de deseo sexual,
sequedad vaginal y dispareunia o dolor vaginal durante la relación sexual. Muchas de las
pacientes diagnosticadas de cáncer desarrollan disfunciones sexuales debido a factores
psicológicos. Por tanto, el apoyo psicológico y de las parejas supone una necesidad impe-
riosa. Pueden usarse lubricantes e incluso estrógenos locales si los precisa, ya que su
absorción sistémica es prácticamente nula y no altera la historia natural del cáncer, salvo
que se trata de una recidiva vaginal, en cuyo caso estarían contraindicados.
REACCIONES ALÉRGICAS
Como cualquier otro fármaco, los citostáticos pueden dar lugar a reacciones alérgicas,
aunque su frecuencia es bastante baja (menos del 5%). Entre los quimioterápicos, los que
tienen una mayor incidencia de éstas son la L-asparaginasa, el paclitaxel y el carboplati-
no. Suelen manifestarse como reacciones de hipersensibilidad que aparecen en el mo-
mento de la infusión en forma de hipotensión, disnea, exantema cutáneo, urticaria genera-
lizada y palpitaciones. En las formas graves puede llegarse a parada cardiorrespiratoria.
Otros fármacos que pueden producir estas reacciones son el cisplatino, la ciclofosfamida,
el etopósido, el melfalán, la procarbazina y la bleomicina.
Las reacciones alérgicas inmediatas son frecuentes con los anticuerpos monoclonales,
cuyo uso está cada vez más extendido en Oncología. El trastuzumab es un anticuerpo
monoclonal dirigido contra el cerbB2 y que se utiliza en el carcinoma de mama. Produce
reacciones de hipersensibilidad en un 3-18% en forma de fiebre, escalofríos, náuseas,
cefalea, dolor abdominal y disnea. En un 0,3% hay reacciones de anafilaxia. Es muy im-
portante la prevención, por los que habitualmente se administran pautas de premedicación
que asocian antihistamínicos (defenhidramina 50mg y ranitidina 50mg), corticoides
(dexametasona 20mg) y antieméticos (ondansetron 8 mg).
El fármaco nefrotóxico por excelencia es el cisplatino, que produce una disminución pro-
gresiva y parcialmente reversible del filtrado glomerular, medido por el aclaramiento de
creatinina. El cisplatino origina, además, una tubulopatía con pérdida de magnesio por
orina. Está relacionada con la dosis y es acumulativa.
El metotrexate a dosis bajas (< 1 g/m2) no se asocia a nefrotoxicidad, pero a dosis más
altas puede precipitar en los túbulos renales y producir un fallo renal. Son necesarias una
adecuada hidratación y alcalinización para disminuir el riesgo.
TOXICIDAD VASCULAR
Las formas principales de hecho asistida a su lado se asocian con los agentes quimio-
terápicos anticancerosos: trombosis venosa o arterial e isquemia vascular (de arterias
cerebrales, miocárdicas o de las extremidades).
La trombosis venosa asociada con el cáncer metastásico se conoce desde hace mucho
tiempo (síndrome de Trousseau). Los agentes quimioterápicos también pueden inducir
trombosis venosa es las extremidades y embolias pulmonares, aún en ausencia de metás-
tasis cancerosas detectables. Con menor frecuencia la quimioterapia puede inducir trom-
bosis de las arterias cerebrales y de las extremidades, también en ausencia de metástasis
demostrable.
Hipertensión arterial
Se sugiere iniciar el tratamiento antihipertensivo cuando nos encontramos ante una ten-
sión arterial sostenida mayor de 140/90. En estos casos se requiere el inicio de un trata-
miento antihipertensivo ex novo o el ajuste del tratamiento previo por el médico de Aten-
ción Primaria. Son de elección los inhibidores de la encima convertidora de angiotensina,
que mejoran la estructura y función de las microvasculatura renal.
ASTENIA
Es un síntoma muy prevalente entre los pacientes con cáncer (afecta a entre el 70%-
100% de los pacientes) y puede aparecer en todas las etapas de la enfermedad. Los me-
canismos fisiopatológicos que intervienen en su aparición no son bien conocidos, pero se
postulan como posibles la acumulación de citoquinas y metabolitos de degradación mus-
cular, cambios en la función neuromuscular, alteración en la regulación de la serotonina,
anomalías en la producción de ATP (adenosín trifosfato), etc.
La astenia raramente aparece de forma aislada; suele darse acompañada de otros sínto-
mas que a menudo contribuyen e incrementan esta sensación. Entre ellos cabe conside-
rar principalmente: 1.Dolor. 2. Alteraciones psicológicas: ansiedad, angustia, depresión. 3.
Trastornos del sueño: insomnio, hipersomnia, cambios en el ritmo sueño-vigilia. 4. Ane-
mia. 5. Medicación: opiáceos, anticonvulsivantes que producen cierto grado de seda-
ción/somnolencia. Uso prolongado de corticoides. 6. Desnutrición. 7. Alteraciones metabó-
licas. 8. Disfunción tiroidea o suprarrenal. 9. Actividad física reducida. 10. Otra patología
coexistente: insuficiencia cardiaca o renal, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e
infecciones.
Tratamiento
Medidas generales
Las medidas generales comunes para todos los pacientes incluirían: Medidas de informa-
ción al paciente y a la familia, consejos sobre estrategias generales para adecuar la vida
cotidiana, algunos en cuanto a cómo “repartir” la energía: tales como establecer priorida-
des en cuanto a las actividades a desarrollar eligiendo las más importantes y eliminando
las superfluas, delegar y reservar los momentos de más “actividad” para actividades más
valiosas. Procurar rutinas de sueño estables para prevenir posibles alteraciones en el
mismo, buscar actividades de ocio y distracción, etc.
ANOREXIA
El mejor tratamiento para solucionar la caquexia tumoral sería, por supuesto, curar el
cáncer, pero lamentablemente esto no es posible en muchos casos. El objetivo del trata-
miento es conseguir una nutrición adecuada que ayude a mantener el estado general del
paciente, su calidad de vida, la tolerancia a los tratamientos y la disminución de los efec-
tos secundarios. Por tanto, en el planteamiento terapéutico hay que considerar la situación
clínica del paciente, el grado de progresión y el pronóstico de la enfermedad tumoral.
Ante todo se deben tratar de resolver o paliar los síntomas que son directamente causa de
la reducción de la ingesta como náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento o mucositis y si
es posible, prevenirlos, especialmente cuando son secundarios a tratamientos de quimio-
o radioterapia. Para ello se utilizan habitualmente fármacos antieméticos, procinéticos,
laxantes, etc.
Además es importante controlar otros síntomas como la ansiedad, tristeza o dolor que
pueden influir en la anorexia del paciente oncológico.
a dosis de 300-1.200 mg/día. Se observa que a altas dosis es mejor que el placebo en el
aumento del apetito y aumento de peso. A dosis de 300 mg/día sólo mejora el apetito.
Su diagnóstico se hará si se cumplen dos o más de los siguientes criterios: ácido úrico >
8mg/dL (o aumento del 25% sobre nivel basal), potasio > 6 mmol/L (o aumento del 25%
sobre nivel basal), fosfato sérico mayor de 4,5 mg/dL (o aumento del 25% sobre nivel ba-
sal) o calcio sérico menor de 7 mg/dL (o descenso del 25% sobre nivel basal).
La uremia producida puede dar lugar a molestias tales como fatiga, debilidad, malestar,
náusea, vómito, anorexia y sabor a metal. Otros problemas incluyen hipo, irritabilidad neu-
romuscular, dificultad para concentrarse, prurito, piernas inquietas y equimosis. Al progre-
sar la uremia, puede presentarse parestesia y pericarditis. Asimismo, es posible la apari-
ción de niveles tóxicos de fármacos concurrentes que el riñón metaboliza y excreta.
Cuando la insuficiencia renal evoluciona, los pacientes comienzan a manifestar síntomas
de sobrecarga de volumen, tales como disnea, estertores pulmonares, edema e hiperten-
sión.
Hiperuricemia
Aparte de por el síndrome de lisis tumoral, podemos encontrarla producida por citostáticos
tipo antimetabolitos como el metotrexate a altas dosis y los platinos, especialmente el cis-
platino. Para ello se puede asociar profilácticamente alopurinol a dosis terapéuticas habi-
tuales (100-300 mg cada 24 horas) y asegurar una hidratación adecuada.
Hipercalcemia
Como norma general debe tratarse toda hipercalcemia superior a 10,5 mg/dl que sea sin-
tomática o superior a 13 mg/dl, tenga o no síntomas.
Medidas generales: Se evitará la inmovilización, así como los fármacos que inhiben
la excreción urinaria de calcio (tiazidas) o disminuyen el flujo renal sanguíneo (anti-
inflamatorios no esteroideos o antiH2). También se deben evitar alimentos ricos en
calcio, vitamina D3, vitamina A y retinoides y tratamientos hormonales.
Hidratación intravenosa y diuréticos: En primer lugar, debe procederse a una re-
hidratación vigorosa con suero salino fisiológico (SSF), dado que produce aumento
del filtrado glomerular y favorece la excreción de calcio. Con una adecuada función
renal y cardiovascular puede considerarse un ritmo inicial de 500-1.000 cc/hora du-
rante las primeras horas, manteniendo posteriormente 100-200 cc/hora para con-
seguir un aporte de 3 a 6 litros en 24 horas. Es preciso monitorizar la diuresis para
conseguir un ritmo horario de 100-200cc.
Asociación de furosemida: debe restringirse a aquellos pacientes bien rehidratados
con problemas para el manejo de líquidos. A dosis de 20-40mg por vía IV cada 6-
12 horas permite incrementar la excreción renal de calcio, aunque con un efecto
limitado. Es imprescindible controlar la posible aparición de hipopotasemia e hipo-
magnesemia secundarias a su empleo.
BIfosfonatos: Tan pronto como se determine la hipercalcemia se administrará, como
fármaco de elección, ácido zoledrónico (Zometa®) a dosis única de 4 mg por vía
intravenosa en 100 cc de SSF al 0,9% o suero glucosado al 5% en 15 minutos. Su
tasa de respuestas alcanza un 88% durante los 10 primeros días. Debe mantener-
se una buena hidratación antes y después de su empleo. En aquellos casos en los
que se prevea la reaparición de hipercalcemia se recomienda repetir con periodici-
dad mensual.
Otras medidas son la administración de calcitonina, de efecto inmediato pero corta dura-
ción usada en hipercalcemias graves, así como el uso de de corticoides como coadyuvan-
te, con una eficacia limitada en casos de hipercalcemias mantenidas. A veces es nece-
saria la dialización.
Fiebre y escalofríos
Pueden ocurrir en pacientes con tratamiento con Bleomicina (60% de los pacientes duran-
te las primeras 10 horas de administrada la medicación) o con anticuerpos monoclonales
(trastuzumab, bevacizumab). Se recomienda premedicación con paracetamol, antihis-
tamínicos y esteroides. Las náuseas y el vómito son raros.
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