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PASADO
Cultura de la memoria
y giro subjetivo. Una discusión
por
Beatriz Sarlo
)*a
S ig lo
veintiuna
editores
A rgentina
ÍNDICE
1. T ie m p o pasado 9
2. C rítica del testim onio: sujeto y ex periencia 27
3. La retó ric a testim onial 59
4. E x p erien cia y arg u m en tació n 95
5. P osm em oria, reconstrucciones 125
6 . Más allá de la ex periencia 159
Vistas de pasado
El giro subjetivo
Frente a un problema,
el recurso al optimismo teórico
1,1 O dilio Alves Aguiar, “P ensam eijto e N arru fáo cm lia n n a li A rcu tli”,
lielo H orizonte, Editorial de la Universidad de Minas Gerais, 200! (tra
ducido p o r Ada Solari, en Pauta de Vista, 78, abril d e 200-1).
reco n o cim ien to de su carácter incom pleto (que, p o r supues
to, n o es u n a falta en la rep resen tació n d e los detalles ni de
los “casos”, sino u n a adm isión de la cualidad m últiple de los
pro ceso s). De este m o d o , la n a rra c ió n así p e n s a d a no po
d ría sostener u n a id en tid ad ni una tradición, tam poco dotar
de legitim idad a u n a práctica. N o cum ple funciones de for
talecim iento id entitario ni de fun d ació n d e leyendas nacio
nales. P erm ite ver, p rec isam e n te , lo ex c lu id o de las n a rra
ciones identitarias reivindicadas p o r u n g ru p o , u n a m inoría,
un sector d o m in a n te o u n a nación. La óptica de esta histo
ria n o es lejana sino desplazada de lo fam iliar: com o lo su
g iere B enjam ín, es la ó p tica de q u ie n so p o rta el desplaza
m ien to del viajero, que a b a n d o n a el país d e origen.
A las n arracio n es de m em oria, los testim onios y los escri
tos de fu erte inflexión autobiográfica los acech a el peligro
d e u n a im aginación q u e se establezca d em asiado firm em en
te “e n casa”, y lo reivindique com o u n a de las conquistas de
la e m p resa de m em oria: re c u p e ra r aq u ello p e rd id o p o r la
violencia del poder, deseo cuya e n te ra legitim idad m oral y
psicológica no es suficiente para fu n d a r u n a legitim idad in
telectual ig ualm ente indiscutible. E ntonces, si lo que la m e
m oria busca es re c u p e ra r un lugar p e rd id o o un tiem po pa
sado, sería ajena a su m ovim iento la deriva que la alejaría
de ese c e n tro utópico.
Esto es lo que vuelve a la m em oria, de algún m odo, irre
futable: el valor de verdad del testim o n io p re te n d e soste
nerse sobre la inm ediatez de la experiencia; y su capacidad
de co n trib u ir a la rep aració n del dañ o sufrido (u n a re p a ra
ción ju d icial indispensable en el caso de las d ictaduras) la
!
|ocaliza en a q u e lla d im e n sió n re d e n to ra d el p a sa d o q u e
J¡3enjam in reclam aba com o d e b e r m esiánico d e u n a historia
í
ántipositivista.
Del lado de la historia (si es q u e pese a todas las heridas,
9 p o r ellas ju sta m e n te , qu erem o s te n e r u n a historia, y escri
bo la palabra en singular p a ra evitar q u e el trib u to a u n fe
tichism o gram atical de los p lu ra les c ie rre el p ro b le m a de
lfi m u ltip licid ad de perspectivas), el d e re c h o de veto recla
m ad o p o r la m e m o ria p la n te a u n desafío. E n las ú ltim as
décadas la h isto ria se acercó a la m em o ria y a p re n d ió a in
terrogarla; la expansión de las “historias o rales” y de las mi-
crohistorias es suficiente p a ra p ro b a r que ese tipo de testi-
í
m o n io s h a o b te n id o u n a e scu c h a ta n to a c a d é m ic a c o m o
m ediática. El “d e b e r de m e m o ria ” q u e im p o n e el H olocaus
to a la h isto ria e u ro p e a fu e a c o m p a ñ a d o p o r la a te n c ió n
p restad a a las m em o rias de los sobrevivientes y las h uellas
dejadas p o r las víctimas.
Sin em bargo, hay que pro b lem atizar la extensión de esta
hegem onía m oral, sostenida p o r un d e b e r d e resarcim ien
to, sobre todo h e c h o de m em oria: “La leg ítim a lu ch a p o r
no olvidar el gen o cid io de los ju d ío s erigió u n san tu ario de
la m em oria y fu n d ó una ‘nueva religión cívica’, según la ex
presió n de G eo rg es B ensoussan. E x te n d id o p o r el uso a
otros objetos históricos, el ‘d e b e r de m e m o ria ’ induce una
relación afectiva, m oral, con el p asad o , p o c o co m p a tib le
con la p uesta en distancia y la b ú sq u ed a d e in teligibilidad
que son el oficio del historiador. Esta actitud de d eferencia,
de resp eto con g elad o fre n te a algunos episodios dolorosos
del pasado p u e d e h a c e r m en o s co m prensible, en la esfera
pública, a la investigación q u e se n u tre de nuevas p re g u n
tas e hipótesis. Del lado de la m em o ria, m e p a re c e descu
brir la ausencia de la posibilidad de discusión y de c o n fro n
tación crítica, rasgos que defin irían la ten d e n c ia a im p o n e r
u n a visión d el p a sad o ”. 17 En m edio siglo, el que va e n tre el
fin de la se g u n d a g u e rra y el p rese n te, la m em o ria h a g an a
do u n estatu to irrefutable.
Es c ie rto q u e la m e m o ria p u e d e ser u n im p u lso m o ral
de la h istoria y tam b ién u n a de sus fuentes, p e ro estos dos
rasgos n o so p o rta n el reclam o de u n a verdad m ás indiscuti
ble q u e las verdades q u e es posible c o n s tru ir c o n y desde
otros discursos. S obre la m em o ria no hay q u e fu n d a r u n a
epistem ología in g e n u a cuyas p re te n sio n e s se ría n rech aza
das en c u a lq u ier o tro caso . 18 No hay equivalencia e n tre el
d e re c h o a re c o rd a r y la a firm ació n de una v erd ad del re
cuerdo; tam poco el d e b e r de m em oria obliga a a c ep ta r esa
equivalencia. Más bien, grandes líneas del p en sam ien to del
siglo XX se h a n p e rm itid o desconfiar frente a u n discurso
El m odo realista-romántico
10 YVieviorka, c ii ., p. 126.
11 Así iim c io n a n los detalles en u n relato tan clásico y verosimilizante
com o la nuil ficticia o novela d o c u m e n ta l de Miguel Bonasso: El presidente
que no fue, Buenos Aires, Planeta, 1997. D u ra n te más de seiscientas pági
nas se rep iten las observaciones mínim as: el m o d o en q u e H é c to r Cáin-
M uchos relatos testim oniales son excesivam ente detalla
dos, incluso pro liferan tes y ajenos a todo prin cip io com po
sitivo; esto es bien evidente e n el caso de los desaparecidos
argentinos, chilenos, uruguayos, y de sus fam iliares. Sin em
bargo, hay algunos textos en los cjue el detalle está c o n tro
lado p o r la idea de u n a rep re sen ta ció n restrin g id a de la si
tuación carcelaria y, en consecuencia, bastante m ás atenida
a sus condiciones. Pienso en The Little School de la a rg en tin a
Alicia Partnoy. N o c a su a lm e n te , The Little School em p ieza
con el relato de la c a p tu ra de P artnoy c o n ta d o e n tercera
p e rso n a , de m o d o q u e la iden tificació n esté m ed ia d a p o r
un p rincipio de distancia. Y casi en la m itad del libro, otro
texto en tercera p erso n a vale com o u n a especie de corte en
el m ovim iento de id entificación autobiográfica; la tercera
p erso n a es u n com prom iso con lo específico de la situación
y 110 sim p le m e n te con lo q u e ella tie n e de individual. La
p rim e ra fia se es “A quel m e d io d ía ella te n ía p u estas las
chancletas de su m a rid o ”. Ese m u n d o fam iliar c o n creto se
quiebra con los golpes en la puerta; llegan los secuestrado
res. En el p rim e r capítulo, la presa-desaparecida recién tras-
1:1 Cristina Zuker, El tren de la victoria; una saga familiar, B uenos Aires,
S u d a m c n c a n a , 200:).
persona, o en u n a terc era p e rso n a p re se n ta d a a través del
discurso in d irecto libre que e n tre g a al n a rra d o r la perspec
tiva de u n a p rim e ra p erso n a. El n a rr a d o r con fía e n la re
p rese n tac ió n d e u n a subjetividad y, con fre c u e n cia , en su
expresión efusiva y sentim ental, q u e rem ite a un horizonte
narrativo identificable con la “n o ta de c o lo r” del periodis
mo, algunas form as del non fiction o las m alas novelas (soy
consciente de que el adjetivo “m alas” d e sp ie rta u n resque
m or relativista, p ero quisiera que se ad m ita que existen no
velas a las que p u e d e aplicarse ese adjetivo).
Además, los textos de inspiración m em orialísdca produci
dos sobre las décadas de 1960 y 1970 se refieren a la juventud
de sus protagonistas y narrad o res. No se trata de un simple
dato dem ográfico (la m itad de los m u erto s y desaparecidos
argentinos tenían m enos.de veinticinco años), sino más bien
le la creencia en que cierta etapa de u n a gigantesca moviliza
r o n revolucionaria se desarrolló bajo el signo inaugural e in
tím en te de la juventud. Las organizaciones de derechos hu
m anos desde los años de la d ic ta d u ra a rg e n tin a h ablaron,
especialm ente las M adres y más tarde las Abuelas, de “nues
tros hijos”, fijando en una consigna un argum ento poderoso:
sacrificados en plena juventud precisam ente porque respon
dían a una im agen de la ju v en tu d que coincide con el senti
do com ún: desinterés, ím petu, idealismo. 1 .a cualidad juvenil
se enfatiza cuando los hijos de esos m ilitantes m uertos o de
saparecidos duplican el efecto de ju v en tu d , destacando (jue
ellos son, en la actualidad, mayores que sus padres en el m o
m entó en que éstos fueron asesinados. E ntre las M adres y los
Hijos, el sujeto de la m em oria de estas décadas es la ju v en tu d
esencial, congelada en las fotografías y en la m uerte.
Es ev idente que p a ra las víctim as o los fam iliares de las
víctimas, a rm a r u n a h istoria es u n capítulo en la b ú sq u e d a
de u n a v erd ad que, de todas form as, la re c o n stru c c ió n en
m odo realista-rom ántico d e los h e c h o s n o está inv ariab le
m ente en condiciones de restaurar. La práctica de esa n a rra
ción es un derecho, y, al ejercerlo, a u n q u e lo incom prendi-
do del pasado subsista, y la narració n n o p u e d a resp o n d e r a
las p reg u n tas que la g e n e ra ro n , el re c u e rd o com o proceso
subjetivo abre u n a exploración que es necesaria al sujeto que
recuerda (y al mismo tiem po lo separa de quienes se resisten
a re c o rd a r). La cualidad realista sostiene que la acum ulación
de peripecias pro d u ce el saber buscado y q u e ese saber po-
d ría te n e r u n a significación general. R econstruir el pasado
de un sujeto o reconstruir el propio pasado, a través de testi
m onios de fuerte inflexión autobiográfica, im plica que el su
jeto que n a rra (parque n arra) se aproxim a a u n a verdad que,
hasta el m o m en to m ism o de la n arración, n o conocía total
m ente o sólo conocía en fragm entos escam oteados.
1.a captación cid clima ideológico oí, en cam bio, exhaustiva en una
o b ra muy sensible tam b ién a la represen tació n d e sensibilidades revolu
cionarias, c o m o la biografía de R o berto S an tu ch o e historia d e l LKP, de
María Seoane, lodo o nada (Buenos Aires, Su dam erican a, 1991). lY-ro se
traía de un a historia, con fuen tes d o cu m e n tales de Lodo tipo y n o sim ple*
m e n t e de tina reco n stru cc ió n sobre la base de testimonios.
Contra un mito de la memoria
La experiencia de otros
fl 1 lil'M'll, c i l . , p . t * I I .
I’ O S M I ' . M O M A , R E C O N S T R U C C I O N E S 135
K Yoiinjj, t i l . , p . 170.
'* U n d - , p . l>'>.
abierta a p erp etu id ad , esto es u n a verdad obvia, ya q u e será
retom ada d e m o d o inevitable co n n uevos in stru m en tos teó
ricos y en n uevos co n tex to s significativos. Pero si se quiere
d ecir q u e, p or d efin ició n , un p rob lem a está e n el presente
abierto a la irreso lu ció n , lo q u e se afirm a es, m ed ia n te otro
léx ico , una n o ció n d e vacuutn. Young recurre a la teoría d el
vacuum , d e a q u ello q u e n o existe sin o e n su au sen cia, y se
ob liga a segu ir e n c a d e n a d o a ella só lo p o rq u e casi resulta
sacrilego afirmar q u e los trabajos d e la m em oria com parten,
con to d o re cu erd o d el p asad o, la in c o m p letitu d , in clu so
cu a n d o ya se han co n vertid o en tóp icos clásicos, y precisa
m en te se han con vertid o e n tóp icos (la S h oah , los d esapa
recidos) p o rq u e n o han p erm a n ecid o irresueltos.
L os e je m p lo s traíd os d el c a m p o artístico q u e an aliza
Young m uestran, co n sid erad os e n su con ju n to, q u e la cu es
tión n o ha p erm a n ecid o irresuelta y q u e hay u n can on esté
tico firm e (d e instalaciones y co n tra m o n u m en to s) q u e ejer
ce su p o d e r sim b ó lic o e n el p rese n te, a u n q u e su d e stin o
futuro sea el d e ser revocable. Es n otab le el contraste entre
el discurso d e lo “a b ierto”, lo "fragm entario” y lo “irresuel
to ” co n q u e Young acom paña un con ju n to d e obras contra-
m o n u m en ta les d e prim era lín ea in tern acion al, y transcribe
m em orias de los artistas en las q u e las co in cid ej cias sobre
lo q u e d e b e hacerse co m o p osm em oria del H olocau sto son
v erd a d era m en te asom b rosas. En sed e artística, la pesme-'
m oría ñ e ñ e un d ecá lo g o in tern acion al unificad > y in e r te
m en te cread or de con sen so.
T am bién H irsch insiste en el carácter inacabad o y frag
m entario q u e definiría, p or su m ism a naturaleza, a las sub
jetiv id a d es q u e recu erd an y a la m e m o ria q u e p ro d u c en .
A gujereados, m ás evid en tes p o r sus vacíos q u e p or sus p le
nos, los discursos d e la p osm em oria ren u n cian a la totaliza
ción n o só lo p orq ue ya n in g u n a totalización es p osib le sino
p orque ello s están d estin ados esen cia lm en te al fragm ento.
t
Es difícil coin cid ir con una d efin ició n tan totalizante co m o
taxativa, ya q u e a todo discurso n o autoritario se le atribuyen
estos rasgos d esp u és de la crisis y la crítica d e las filosofías de
la historia y, en con secu en cia, lo q u e se atribuye co m o par
ticular d e la posm em oria p e r ten ece a un gen eralizad o uni
verso. Si hay diferencias, d eb en estar en otra parte.
Ejemplos y contraejemplos
Sin recuerdos