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“Reflexiones para vivir la Semana Santa” La vida ejemplar de Jesucristo

nos invita a la reflexión, en Semana Santa.

¿Por qué se le llama Semana Santa a estos días?


Porque al centro de esta semana está Cristo y su misterio de Pasión, Muerte
y Resurrección. Son los días en que se hace memoria de los acontecimientos
fundamentales en la vida de nuestro Señor. ¡Son los días más grandes en
nuestro camino de fe! Nuestro Señor entregó su vida por nosotros. Él ha
muerto y ha resucitado por nuestra salvación. Es de suma importancia,
pues, el acompañamiento fiel a Jesucristo, especialmente en estos días.
Los sentimientos deben ser, ante todo, de acción de gracias al Padre
Eterno por su misterio de amor para con nosotros: “Tanto amó Dios al
mundo, que entregó a su Hijo Único, para que quien crea en Él no muera,
sino tenga vida eterna” (Jn 3, 16).

La Semana Santa debe ser un tiempo de reflexión, de leer la Palabra de


Dios, encontrar el mensaje para nuestra vida y sobre nuestro
comportamiento para con nuestros semejantes. Esta reflexión intenta
ayudarnos con esa tarea. Otros aspecto que nos ayudan a entrar en la
profundidad de estos días, una oración más intensa, lectura reposada de
la Palabra del Señor, ayuno y abstinencia, un silencio interior y exterior
que favorece la vivencia de estos días

La resurrección de Cristo significa para nosotros que Dios Padre aprueba


el camino de Jesús, su opción por el servicio, la justicia y la paz, que Dios
siempre escucha el clamor del pobre y del crucificado en esta vida. Con su
resurrección Jesús nos libera del pecado y de la muerte y nos abre el
camino hacia el reino de la vida.

La resurrección da nuevo sentido a la vida del hombre, conlleva caminos


de vida verdadera y plena para todos, caminos de vida eterna, caminos
abiertos por la fe que conducen a la plenitud de vida que Cristo nos ha
traído: con esta vida divina se desarrolla también en plenitud la existencia
humana, en su dimensión personal, familiar, social y cultural.

La vida nueva, como un cambio de actitudes, de pensamientos y


decisiones basadas ahora en la ley del Espíritu, la ley del amor y la
justicia, además también requiere el servicio, la libertad, la verdad, la
solidaridad, la alegría, el respeto, la fidelidad y la honestidad. Creer en la
resurrección de Jesús es aceptarlo como criterio y fuente de nuestra vida,
tener conciencia de que su Espíritu está con nosotros y actuar en
consecuencia.

Una vida tan ejemplar como la de este gran maestro nos invita a la reflexión
sobre nuestro comportamiento para con nuestros semejantes, nuestra actitud
ante las situaciones cotidianas y la manera en que pudiéramos mejorarlas si
nos lo proponemos.

La vida ejemplar de Jesucristo nos invita a la reflexión, en Semana


Santa, sobre nuestro comportamiento para con nuestros semejantes.

Durante estas fechas se celebra una fiesta religiosa de singular importancia


para quien decida observarla. Se trata de la celebración de los últimos días de
permanencia física del maestro Jesús de Nazaret en este planeta, y su
importancia radica en lo trascendental de su existencia terrena por la manera
en que él eligió vivir en la práctica sus enseñanzas, aun ante las situaciones tan
adversas que rodearon su partida. Los últimos días de Jesús de Nazaret en la
tierra estuvieron rodeados de grandes pruebas y dificultades, la mayoría más
fuertes de lo que cualquier ser humano creería poder ser capaz de soportar,
pero aun así este gran maestro demostró mediante su ejemplo, la grandeza que
puede alcanzar el ser humano cuando se pone en contacto con su ser interior y
este comienza a manifestarse en obras. Entre los ejemplos que dio Jesús
durante estos días podemos citar el de mantener la dignidad al enfrentar las
mayores tribulaciones, el perdonar la traición por comprender la debilidad,
mantener la ecuanimidad ante los mayores retos, comportarse
compasivamente hasta con sus mayores enemigos.

Además, la fidelidad a sus ideales ante las mayores tentaciones, y así muchos
otros pero, tal vez su mayor ejemplo fue el de mantener la confianza en Dios
aun a costa de su propia vida y mediante ésta dar fe de la supervivencia del
alma más allá del plano material.

La existencia de Jesús tuvo un alto propósito, mostrarnos mediante una vida


inmaculada el camino a seguir para acercarnos cada vez más a nuestro padre
creador. Una vida dedicada a cumplir la voluntad de Dios manifestada en
servir desinteresadamente a la humanidad. Si hacemos aunque sea un pequeño
esfuerzo por imitar el ejemplo de Jesús en nuestras vidas, estaremos dando
grandes pasos hacia la elevación de la calidad de vida y con ello
contribuyendo al acercamiento de la humanidad para unirse en una sola raza,
donde todos los hombres seamos hermanos y nos miremos los unos a los otros
como iguales, reconociendo al Cristo interior en cada uno de nosotros para así
permitir que el reino de los cielos se manifieste aquí en la tierra, como una vez
lo predijo Jesús. Estos días son ideales para recordar las enseñanzas de este
sublime maestro del amor y la compasión para así poder establecer un patrón
a seguir en nuestra vida diaria en armonía con las lecciones aprendidas de este
estudio y de esta manera contribuir al enaltecimiento de los valores humanos
en nuestra

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