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cultural específico (una colonia ur-

✍ bano-popular del Distrito Federal)


y en un momento también acotado
(entre agosto de 1992 y agosto de
1993). Conviene advertir esto por-
De machos, mandilones que el libro tiene entre sus objetivos
centrales cuestionar y rebatir todos

y otras cosas... los intentos que, desde la perspecti-


va de la antropología del mexicano,
Ser hombre de verdad en la ciudad de México. han querido caracterizar a eso que
llaman el macho mexicano.
Ni macho ni mandilón* Contra estos desfiguros, el autor
se ubica en la trinchera malinows-
kiana por excelencia: un contexto
histórico y cultural bien delimitado.
RICARDO FALOMIR PARKER **
Cualquier intento por hablar sobre
el machismo mexicano fuera de
estas coordenadas y sin distincio-
I uno y otro género? Las respuestas nes de época histórica, región, clase
que se puedan dar a estas interro- social y diferencias generacionales
En un momento en donde hasta gantes no son sólo un asunto aca- resulta de antemano fallido y repro-
los políticos hablan de un gobierno démico, se trata de entender por duce viejos estereotipos vaciados,
con perspectiva de género e intro- qué entre el 30 y el 50 por ciento de en el doble sentido de la palabra:
ducen en su lenguaje la distinción las mujeres de todo el mundo han chuscos en el mejor de los casos y
de los y las mexicanas a cada paso, sufrido violencia doméstica o cuál carentes de todo contenido serio.
en un momento así, la publicación es la causa de que 130 millones de En su lugar, el autor se inscribe
del libro de Matthew C. Gutmann, mujeres y niñas hayan sido some- en la línea de investigación iniciada
Ser hombre de verdad en la ciudad tidas a la mutilación genital o por —a mi parecer— por Margaret Mead
de México es, además de oportuno, qué cada año cuatro millones de en 1928 con su obra Coming of age
un texto muy bienvenido por tra- niñas son víctimas del tráfico sexual in Samoa, en la que se pregunta
tarse del resultado de un trabajo (Reforma, 26 de noviembre del 2000: qué significa ser adolescente en una
etnográfico realizado en la ciudad 14 A). Otros datos consignan que sociedad distinta a la norteame-
de México desde un punto de vis- anualmente aumenta la proporción ricana, en donde la adolescencia
ta de género. de mujeres con VIH en Latinoamé- parecía provocar todo tipo de aque-
Para la antropología, el tema del rica; para el caso de Brasil, en 1991, larres glandulares y desajustes so-
género no es una moda; se trata de la relación era de una mujer por ciales. La cruzada de Mead conti-
una perspectiva y categoría analíti- cada cinco hombres y hoy día hay nuó en 1936 con la publicación de
ca que intenta entender y dar cuenta dos mujeres —monógamas y ca- Sexo y temperamento en tres socie-
de algunas de las tareas más urgen- sadas— infectadas por cada hombre dades primitivas, preguntándo-
tes de las ciencias sociales: ¿cómo (Time, 7 de diciembre del 2000: 8). se por lo que significa ser hombre
en diferentes épocas sociales y con- Por ello, el libro de Gutmann no y mujer en tres sociedades primi-
textos culturales se elabora e in- es un divertimento. Se trata de una tivas de Nueva Guinea. Recordemos
terpretan las diferencias biológicas investigación profesional, de una im- que en ambas obras la autora mon-
entre los sexos? ¿cómo se construye portancia y trascendencia inne- ta un alegato en contra de explica-
en cada sociedad y época histórica gables, realizada por un experto en ciones de tipo biológico o psicoa-
la diferencia hombre-mujer y qué el tema. El estudio trata de po- nalítico y, en su lugar, ofrece esa
posición social se asigna en la es- ner sobre la mesa lo que significa mezcla —aparentemente contradic-
tructura de relaciones de poder a ser hombre en un contexto socio- toria—de la escuela de cultura y

* Matthew C. Gutmann, Ser hombre de verdad en la ciudad de México. Ni macho ni mandilón, El Colegio de México, 2000.
** Profesor investigador del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

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De machos, mandilones y otras cosas...

personalidad: una teoría determi- una sociedad y época específicas. ziana en busca de significados, que
nista cultural aderezada con fuer- La forma en que Gutmann piensa se inscribe además —junto con
tes dosis de relativismo cultural. las relaciones de estos tres planos, Roger Keesing, William Roseberry,
Años después Oscar Lewis, uno me parece una de las contribucio- Stuart Hall y otros—, en una línea
de los herederos de esta tradición, nes más importantes y sugerentes crítica de una antropología pura-
advirtió dos deficiencias en el enfo- del trabajo. Veamos: si bien la di- mente interpretativa. Los signifi-
que que le había transmitido a él mensión de los SIGNIFICADOS es rele- cados se encarnan en actores socia-
su maestra Ruth Benedict: la ten- vante en el trabajo, el autor advierte les inmersos en un entramado de
dencia a ver a cada cultura como sobre la necesidad de incluir una relaciones de poder, con intereses
homogénea en su interior y la de suerte de contrapeso o complemen- y puntos de vista muy diversos y,
subestimar la importancia de la di- to a una visión puramente repre- en ocasiones, antagónicos. Por ello
mensión económica en la compren- sentacional de lo que para los in- no basta una perspectiva puramen-
sión de la cultura. Estas dos obser- formantes es o no es ser hombre te cultural y de género sino también
vaciones son retomadas por el autor de verdad, si se considera macho o una perspectiva de clase.
que comentamos. mandilón; al autor le interesa cap- Para ello, el autor echa mano de
tar no sólo lo que los hombres di- un concepto gramsciano que se re-
cen sino, sobre todo, lo que hacen: fiere a la oposición marxista o, más
II bien, leninista, entre conciencia de
…el libro sí trata de significados y clase y falsa conciencia, pero ambas
Con este breve bosquejo histórico entendimientos, pero también es amalgamadas en una conciencia
podemos ubicar mejor la obra a co- un estudio de expectativas, juicios contradictoria; condenso la cita que
mentar y advertir, al mismo tiempo, y acciones. Sobre todo, es un examen el autor hace de Gramsci sobre las
su larga trayectoria en la antropolo- de la dialéctica que existe entre los dos conciencias amalgamadas en
gía y su enorme actualidad. significados que se asocian con el una “contradictoria: una (es) implíci-
En el primer capítulo el autor de- género y el poder social (p. 35). ta en su actividad y que en realidad
limita y formula el tema a investigar: lo une con todos sus compañeros
Por perspectiva de género el au- trabajadores... y otra, (es) superfi-
…qué significa ser hombre para los tor entiende “las formas en que las cialmente explícita o verbal, que ha
hombres y mujeres que viven en sociedades comprenden, debaten, heredado del pasado y ha absorbido
la colonia popular Santo Domingo... organizan y practican las diferen- sin discriminación alguna” (p. 37).
cómo se forja y se transforma la cias y similitudes relacionadas con No hay tiempo para detenerse a
identidad de género en una comu- la sexualidad física” (p. 34). Las discutir dicha formulación, basta
nidad obrera (p. 33). nociones de género son entonces preguntarnos si acaso existe algu-
construcciones sociales, no natura- na conciencia que no sea contra-
Encontramos aquí las tres cate- les, tampoco resultado de “alguna dictoria.
gorías analíticas más importantes esencia primordial cuya elastici- Gutmann encuentra útil la cate-
de su trabajo: identidad, género y dad dé testimonio de formas per- goría para explicar cómo las cla-
condición de clase social, y lo que petuas de desigualdad” (p. 37). ses trabajadoras “comparten, por
la combinación de estos tres pla- Se trata de una posición teórica un lado, una conciencia aceptada
nos significa para los miembros de que parte de una inspiración geert- ampliamente y sin reservas, que

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Ricardo Falomir Parker

heredaron del pasado..., y por otro, relación con el trabajo doméstico, sería mucho más conveniente des-
una conciencia implícita que vincu- la paternidad, la sexualidad, el con- cribir lo que los autores hacen o el
la a unos individuos con otros en la sumo de alcohol y la violencia in- tipo de vínculos sociales que esta-
transformación práctica del mun- tradoméstica. Una de las virtudes blecen, Gutmann prefiere pregun-
do” (p. 38). Asociada a esta formu- de la mirada del etnógrafo Gut- tar cosas como “quién mostraba más
lación, a lo largo del libro encontra- mann es, justamente, demostrar afecto hacia los niños” (p. 122), o
mos referencias a las oposiciones cómo la identidad masculina se “quién manda en la casa” (p. 303),
entre popular y dominante, hege- construye en el proceso de la in- o cómo se reparten los cónyuges
mónico y alternativo o emergente. teracción social, cómo no siempre las tareas domésticas, entre otros.
Por ejemplo, discutiendo la relación coinciden las representaciones cul- Sobre todo para alguien interesado
entre masculinidad y paternidad, turales con las prácticas sociales y más en prácticas y comportamien-
el autor comenta que el contacto es- cómo las diversas formas y rela- tos que en representaciones e ideas,
trecho con padres “me enseñó a ciones entre el ámbito local, el de la observar y describir situaciones es-
distinguir mejor entre las costum- ciudad y el nacional interactúan y pecíficas o reconstruir minuciosa-
bres heredadas del pasado... y las se interrelacionan; por ejemplo, los mente conflictos hubiera sido de
nuevas formas en que día con día efectos locales de las crisis econó- mucha mayor utilidad que hacer
los hombres y las mujeres de Santo micas nacionales, los cambios en preguntas cuya respuesta lo llevan
Domingo las desafían” (p. 90). la conducta demográfica, la inser- a uno a sospechar que en más de
A menos que uno parta de una ción de la mujer en el mercado la- una ocasión “se lo cotorrearon”.
definición ontológica de identidad, boral, etcétera, aparecen muy bien Donde sí se añora un trabajo
una definición sustancialista, toda documentados en su etnografía co- más riguroso del etnógrafo es en
identidad, cualquier identidad —de mo fuerzas extralocales que si bien sus continuas y ambiguas referen-
género, de clase, de etnia, etcéte- estructuran y delimitan las posibi- cias a lo largo del texto sobre al-
ra— es un proceso siempre en cam- lidades de acción de los sujetos, no gunos, muchos, pocos, la mayoría
bio y jamás acabado, tal y como lo las determinan de manera mecáni- de los hombres o mujeres que hacen
reconoce Gutmann; pero que se ca, ni en sus efectos ni en su signi- o piensan tal y tal. No me detengo
trate de un proceso, por momentos ficación. a ofrecer ejemplos concretos porque
tan fugaz que surge, que emerge Algo que también habría que se trata de una manera permanente
en el proceso mismo de la interac- agradecer al autor es el frecuente de referirse a individuos o grupos
ción social entre individuos y gru- apoyo en notas a pie de página, so- que recorre toda la obra. ¿Cuán-
pos, no significa que podamos pre- bre todo cuando se trata de referen- tos son algunos o muchos? ¿quiénes
juzgar o adjetivar las nuevas formas cias bibliográficas. A partir de estas son esos muchos, algunos? ¿cómo
de identidad masculina como desa- referencias el o la lectora puede re- ponderar su peso o importancia?
fiantes o alternativas. Que las for- construir (casi en su totalidad) la y, sobre todo, ¿cómo ubicarlos en
mas de identidad cambian, ni duda historia reciente del debate en la an- un entramado de relaciones socia-
cabe; que cambien en un sentido tropología del género y enterarse les, en una retícula, en una estruc-
determinado, habría que demos- de referencias sobre estudios etno- tura de relaciones entre individuos
trarlo. gráficos en México y en cualquier y grupos? Imposible saberlo.
otra parte del mundo sobre los ¿Cómo explicar esta falla en un
más diversos temas relacionados trabajo etnográfico que de muchas
III con el género. Para los no exper- maneras demuestra gran oficio?
tos pero interesados en el tema de No lo sé, quizá sea un efecto invo-
La descripción etnográfica está con- la antropología del género, se trata luntario de una visión que tiende a
tenida en ocho capítulos en los que de una verdadera introducción, ver como homogéneo al grupo estu-
habla de las formas en que cotidia- teórica y etnográfica, al estado de diado y que, para fines argumen-
namente, frente a las mujeres y la cuestión. tativos, busca polarizar y subrayar
otros hombres, en diferentes con- A pesar de la advertencia del diferencias entre su universo de
textos y situaciones sociales, los autor de privilegiar lo que los hom- estudio y otros grupos o clases me-
hombres de Santo Domingo defi- bres hacen y no sólo lo que dicen dias y altas. Su referencia indistinta
nen, construyen y se interrogan que hacen, creo que en el plano et- a llamar a la colonia y a su pobla-
sobre su identidad masculina. El nográfico predomina más lo segun- ción popular, obrera o proletaria, sin
texto examina la masculinidad en do. Aun en situaciones en las que ofrecer evidencia empírica de su

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De machos, mandilones y otras cosas...

composición por ingreso o trabajo piada desde una perspectiva polí- el interior de la familia. Relata una
también constituye una laguna im- tica del autor o bien si su intención entrevista con una mujer golpea-
portante que, quizá, se quiera com- es justificar, más que explicar, este da por su marido que le dice que “la
pensar con la necesidad de apun- conjunto de prácticas y representa- violencia en el matrimonio siempre
talar esa visión de homogeneidad ciones. Veamos cada uno de estos es culpa de la mujer (y) como era
intragrupal. Lo mismo sucede planos sobrepuestos. buena amiga mía, DISCUTÍ acalorada-
cuando habla sobre la matrifoca- mente con ella, tratando de encon-
lidad en México y dice ser “un fenó- • CUANDO EL ANTROPÓLOGO SE COLOCA trar una situación en la que ella
meno poco estudiado y, por supues- EN EL LUGAR DEL IDEAL. En el capítu- admitiera siquiera que su esposo
to, no es exclusivo de la colonia lo 3, “Padres imaginarios y padres era culpable, pero todo fue inútil”
Santo Domingo” (p. 362). De nuevo genuinos”, aborda el tema de “qué (p. 302). Otra vez nos encontramos
nos quedamos sin poder constatar HACEN los hombre como padres en frente a una oportunidad para en-
si lo es o no, porque el autor no re- Santo Domingo y en qué se rela- tender un poco mejor un fenómeno
fiere datos al respecto, sólo mencio- ciona, para ellos, el hecho de ser social de enorme trascendencia y
na casos en donde sí lo es y casos padre y ser hombre” (p. 89). Hace se nos pierde por el impulso o deseo
donde no, creando más una impre- una detallada descripción de las personal del etnógrafo de cambiar
sión casuística que una ayuda a tareas y la división del trabajo entre dicha situación.
nuestra comprensión del fenóme- marido y mujer en el interior del
no. Uno como lector extraña con hogar con respecto al cuidado de • CUANDO EL ANTROPÓLOGO QUIERE JUS-
frecuencia la existencia de un censo los hijos. Consigna que la mayor TIFICAR AL OTRO. Por momentos tam-

levantado por el etnógrafo, no con responsabilidad respecto a la aten- bién se aprecia una confusión entre
fines de representatividad en una ción de los bebés —y, por cierto, querer entender y querer justificar
población difícil de delimitar geo- nunca define qué es un bebé en la conducta observada. Donde más
gráfica y sociológicamente, pero sí Santo Domingo— en cuanto a lim- claro aparece ésta es en el análi-
que diera cuenta de patrones recu- piarlos y alimentarlos recae en las sis sobre la violencia masculina en
rrentes. Es algo que, por ejemplo, madres, pero que cuando el bebé contra de las mujeres. Para cerrar
uno encuentra en el trabajo Cómo crece, aumenta también la respon- el capítulo 8 dedicado al tema, el
sobreviven los marginados (1978) sabilidad, el cuidado, el interés y la autor afirma que “como grupo, y a
de Larissa A. de Lomnitz que, aun- atención del padre. Ese cambio en menos que se les obligue a hacerlo,
que no es igual al texto reseñado el padre, de pasividad y distancia a los hombres de Santo Domingo no
en cuanto a objetivos y perspectiva un progresivo y novedoso interés y renuncian a su prerrogativa de do-
teórica, sí guarda cierta semejanza responsabilidad por el hijo lo sor- minar físicamente a las mujeres”
en cuanto al tipo de población es- prende y lo lleva a preguntarse: (p. 312), lo cual no nos sorprende
tudiada y a esa práctica vaga y ja- “Pero entender por qué a los hom- demasiado; lo que sí me deja per-
bonosa que nos identifica como bres les importan MENOS los bebés plejo es su afirmación de que “ha
antropólogos, la llamada mirada no es un asunto fácil” (p. 123). Y sido posible encontrar soluciones
etnográfica. leer esto me lleva a preguntarme prácticas a la violencia masculina
¿menos que a quién? y en la me- en contra de las mujeres gracias a
dida en que el trabajo no ayuda que el problema ha sido enfrenta-
IV mucho a despejar el menos, lo único do y atacado desde el interior de la
que se me ocurre es pensar en un comunidad...” (p. 312). Con lupa
La mezcla entre perspectiva teórica, menos que a él, el etnógrafo que regresé a leer el capítulo buscan-
posición ideológica y trabajo etno- llega al trabajo de campo también do la solución sin encontrarla por
gráfico produce por momentos ten- como padre de una recién nacida ningún lado; más bien, lo que uno
siones y confusiones de planos que y con la que, por lo que nos cuen- encuentra es una suerte de justi-
restan fuerza a los argumentos y ta, pasa muchisímo tiempo del día ficación y una pobre explicación de
empobrecen el trabajo. En algunos y lleva a todos lados en su canguro. la violencia al afirmar que “en la
pasajes no se sabe si el autor quiere actualidad las relaciones de géne-
hacer comprensible los resortes de • CUANDO EL ANTROPÓLOGO QUIERE CAM- ro han experimentado un desarrai-
las prácticas y representaciones BIAR AL OTRO. En el capítulo 8, “Miedo go cultural... (puesto que) para
de los actores o si pretende cam- y odio en la violencia masculina”, muchos hombres ha sido muy
biarlos en una dirección más apro- trata justamente de la violencia en difícil asumir la independencia de

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las mujeres” (p. 312). Pero no sólo gación académica comprometida contramos” antes de la investiga-
no encuentro la solución, sino que políticamente... (en la cual) el punto ción en cuanto a nuestra compren-
tampoco encuentro que el texto no es dejar el mundo ‘intacto’ y sión del problema a estudiar, y en
me ayude a entender el problema ‘como lo encontramos’” (p. 351). muchos aspectos, el libro de Mat-
planteado. De acuerdo. Pero otro “punto” igual- thew Gutmann ciertamente no lo
No basta apelar, como lo hace mente importante y deseable —aun- deja como lo encontró pero tampo-
Gutmann ya hacia el final de su que más modesto—, como antro- co del todo como a él y a nosotros
libro, a “la perspectiva de la investi- pólogos, es “no dejarlo como lo en- nos hubiera gustado.

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