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DE DELBOSCO
LA IDENTIDAD DE LA MUJER:
CONTRAPUNTOS
La autora presenta las formas de relación entre el va-
rón y la mujer consideradas por distintos autores en
diferentes períodos históricos y diversas tradiciones.
Hace referencia a contextos cruciales: el refuerzo de
la estructura familiar que generó el cristianismo y,
posteriormente, los antecedentes y la difusión de los
movimientos feministas. En ellos distingue sucesivas
etapas: el reclamo de derechos civiles, la paridad
total entre los sexos, el protagonismo y la autonomía
femenina, y la idea de género como la construcción
sociocultural de la identidad sexual independiente-
mente del dato corpóreo. El trabajo concluye seña-
lando dos aspectos: la esencia de lo femenino y la
riqueza de la apertura al otro sexo.
L
a historia de las relaciones mente el horizonte de los estudios his-
entre el hombre y la mujer toriográficos, cede desde hace un tiem-
dista mucho de ser un reco- po el lugar a la historia de la vida pri-
rrido lineal que vaya desde vada. Es en esta realidad cotidiana en
el sometimiento total hacia un protago- donde es trascendente la presencia y la
nismo femenino cada vez mayor al va- actividad femenina, tanto que es justo
rón. La realidad ha sido y es más com- decir que sin las mujeres la vida hu-
pleja que esta simplificación ideológica, biera sido imposible, no sólo en la pro-
pero para comprobarlo habrá que des- creación de las vidas nuevas sino en el
echar el filtro deformante con que se ob- mantenimiento de la vida de todos. La
serva el pasado, y ¿por qué no?, tam- preparación y conservación de alimen-
bién el presente. Una mirada serena nos tos, el conocimiento y uso de hierbas
mostrará, por un lado, la compleja rea- medicinales, la educación de niños y
lidad de las relaciones humanas y, por jóvenes en el cuidado del cuerpo, en
otra, la clara presencia femenina en la los pequeños quehaceres y habilidades
historia de la vida cotidiana. domésticas, la narración de cuentos e
Hacer posible la vida en todas sus historias que han pasado lentamente
dimensiones no es una tarea menor: la de una generación a la otra, así como
dilatada importancia de la historia po- la iniciación en la vida de piedad y la
lítico-militar, que ha ocupado larga- enseñanza de oraciones nuevas o fru-
44 to de la tradición: todo esto y mucho cuyos efectos, justamente en la rela-
más es la contribución de las mujeres a ción de la mujer y el varón, describe el
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frente al evidente fracaso de la gestión parlamento la salvación política de la
masculina de las cosas públicas, son ciudad es intentada por las mujeres
las mujeres las que buscan alternati- frente a la evidente ineptitud de los
vas tanto ante el problema de la gue- hombres para el gobierno; pero final-
rra –como vemos en Lisístrata 3– como mente las leyes que más interesarán a
en el de la organización de la socie- las legisladoras femeninas serán las
dad, que se resuelve con la participa- que les aseguren la atención amorosa
ción política de las mujeres –en Las de los hombres cuando ya no tengan
mujeres al Parlamento 4–. Es claro que la los encantos de la juventud. Se nota
propuesta de Aristófanes no quiere ser aquí la mirada masculina sobre la mu-
realista, pero el efecto cómico está ga- jer, caracterizada por la reducción del
rantizado por lo absurdo de la solu- mundo de ellas a lo sentimental, en
ción que sus comedias presentan; lo donde se encuentra el fundamento de
más interesante del caso es que en am- su poder sobre los hombres, pero tam-
bas las mujeres no carecen de poder, bién se percibe algo de las relaciones
pero se ven obligadas a ejercerlo de entre los sexos, con espacios propios
forma oblicua, a través del engaño o delimitados, de donde el efecto cómi-
de las redes del amor y de la seduc- co garantizado por la salida de las mu-
ción. Y esto se debe a que la organiza- jeres del encierro doméstico hacia el
ción del espacio público en el mundo mundo público.
occidental ha estado, por lo general, En La condición humana 5 Hannah
en manos masculinas. Arendt analiza esta situación en deta-
En Lisístrata, literalmente “la que lle, mostrando cómo, en la sociedad
disuelve los ejércitos”, la trama narra griega y en la romana, a las mujeres y
cómo las mujeres griegas deciden es- a los esclavos se les destinaba un tipo
tablecer una alianza entre ellas, dejan- de actividad “invisible”, por estar li-
do de lado las tradicionales enemista- gada a la supervivencia biológica de
des que dividían las ciudades, para las personas o a la producción de ins-
convencer a sus respectivos hombres trumentos. En cambio, el campo de la
de dejar de trenzarse en guerras san- “acción”, es decir, de la actividad libre
grientas que, además de obligarlas a y racional, estaba reservado al varón
una prolongada soledad, cosechan in- como algo más acorde a su capacidad.
útilmente las jóvenes vidas que a ellas Esta distinción al mismo tiempo nos
tanto les cuesta criar y educar. Es cla- explica ciertos insistentes lugares co-
ra la función materna, y de ella sale la munes sobre las relaciones entre el
fuerza femenina que es capaz de opo- mundo femenino y el masculino y nos
nerse al poderío del varón. El elemen- permite descubrir también los funda-
to cómico reside en el recurso femeni- mentos culturales de una civilización
no a la huelga conyugal, para la cual “androcéntrica”, de la que los occiden-
es requerido un férreo juramento que tales somos herederos.
obligará a las mujeres a no acceder a Pero hubo otras civilizaciones, co-
los requerimientos pasionales de los mo la mesopotámica desde el tercer
maridos, así como de los demás hom- milenio a.C. o la fenicia, que atribuye-
ron a la mujer un espacio importante
3
ARISTÓFANES, Lisístrata, Madrid, Cátedra, en la actividad comercial y en la po-
1997.
4 5
ARISTÓFANES, Las mujeres al parlamento, Ma- ARENDT, Hannah, La condición Humana, Bar-
drid, Cátedra, 1996. celona, Paidós, 1975 (1ª ed. 1958).
46 sesión de tierras, como resulta de al- es ahora símbolo de la unión fiel de
gunos contratos que nos han quedado Cristo con la Iglesia, marca la funda-
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en las famosas tablitas de Elba y otros mental dignidad tanto del hombre co-
documentos. mo de la mujer, como ya San Pablo lo
También en el corazón de la penín- había afirmado en Gál. 3,28. Inclusive
sula itálica en el siglo IX a.C. los etrus- el modo de vestir revela cuándo una
cos constituían una sociedad en la cual mujer se ha hecho cristiana: además
la mujer se encontraba integrada per- de ser “univira”, es decir: casada con
fectamente con el varón, teniendo una un solo hombre, viste con recato, y no
fuerte estructura familiar, como se con los lujos y la ostentación de las pa-
aprecia de la estructura de las necró- tricias paganas. En cuanto a la situa-
polis y por la gran cantidad de objetos ción de los esclavos, que muchas veces
de uso femenino de exquisita hechura, son los que inician en la fe a sus amos,
como espejos, peines, joyas –imitadas estos últimos, admirados por la recti-
hoy por muchos orfebres y artesanos–. tud y honestidad de su conducta, al
Refuerza esta imagen de una mujer convertirse, los respetan como perso-
aceptada al lado del varón no sólo la nas y les otorgan la libertad.
presencia de numerosos sarcófagos Muy lejos de querer hacer un pano-
que representan rama exhaustivo
tiernamente a de la condición fe-
cónyuges unidos “La irrupción del Cristianismo menina en la his-
más allá de la significó una sustancial toria, estas refe-
muerte, sino tam- rencias sólo sirven
bién las palabras
modificación en la para mostrar que
irónicas de algún consideración de la mujer ha existido diver-
historiador roma- en el ámbito del Mediterráneo, sidad en las rela-
no del siglo III a.C. ciones entre varo-
que acusaba a los reforzando también nes y mujeres y di-
etruscos de “ban- la estructura de la familia” ferentes ubicacio-
quetar con sus nes del rol de la
mujeres”. Sin em- mujer en la socie-
bargo, aun entre los romanos, que li- dad. Esto nos permite sobre todo res-
mitaban la presencia de la mujer a lo tarle crédito a la teoría de un supues-
doméstico, nos encontramos con figu- to complot universal masculino contra
ras femeninas fuertes, como la de Cor- la mujer, complot que le habría impe-
nelia, la madre de los Gracos, que ha- dido sistemáticamente el acceso a los
ce residir en su maternidad la verda- lugares clave de la sociedad, lo cual
dera gloria y no en adornos materia- justificaría sin duda una actitud beli-
les; también en la época imperial mu- gerante contra el varón para restable-
chas mujeres se trenzan en la trama del cer el equilibrio. Lo que acabamos de
poder, haciendo uso de ese poder obli- afirmar constituye la base teórica de
cuo, que es sumamente eficaz justa- muchos “feminismos” de nuestro
mente por ser menos visible. tiempo. El análisis de las distintas mo-
La irrupción del Cristianismo signi- dalidades de los feminismos nos per-
ficó una sustancial modificación en la mitirá comprender contra qué se com-
consideración de la mujer en el ámbi- bate y cuáles son los costos y los bene-
to del Mediterráneo, reforzando tam- ficios de cada postura. Después nos se-
bién la estructura de la familia. La es- rá posible focalizar la atención en las
tabilidad del vínculo matrimonial, que necesidades permanentes de los seres
humanos y reconocer, frente a los in- portancia a tareas similares según la 47
negables cambios culturales y técni- situación concreta en que se vive, y es-
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cos de los tiempos, el camino viable ta diferencia repercute en las personas
para la convivencia armoniosa de los encargadas de realizarlas. Si por ejem-
dos sexos, en la cual la diferencia es plo tomamos en consideración la acti-
fuente inagotable de crecimiento. vidad de prender el fuego o de reco-
ger agua para cocinar, no tendrá la
Privilegio y servicio: misma relevancia en una sociedad ur-
la división funcional de las tareas bana industrializada, donde esas ne-
cesidades están aseguradas en la mis-
Antes de proceder a analizar los ma infraestructura con las redes de
cambios culturales y técnicos que alte- acueducto y de gas, que en poblacio-
ran los roles recíprocos de varones y nes nómades en las que tiene en cam-
mujeres en las distintas culturas, to- bio dramática relevancia, absorbien-
memos en consideración la función do en su solución una parte impor-
respectiva de varones y mujeres sobre tante de las actividades de sus miem-
la base de sus diferentes capacidades. bros. Esto sugiere que las tareas que
Reconstruyendo las normas y cos- tienen que ver con el agua y el fuego,
tumbres que regulan el trato entre va- para decirlo simbólicamente, tendrán
rones y mujeres y su ubicación en ca- distintas valencias en las dos formas
da sociedad, podría deducirse que la de sociedad; así también se asignará
jerarquía y los privilegios del varón un valor distinto a los miembros del
están siempre ligados –por lo menos grupo que se dediquen a esas activi-
en su origen– a circunstancias históri- dades. Este tema ha sido bien analiza-
cas o geográficas en las cuales su su- do por Hannah Arendt en La condición
perioridad física en cuanto a fuerza y humana, y tiene una confirmación an-
tamaño son valoradas y consideradas tropológica en los estudios de Marga-
indispensables para la supervivencia ret Mead y otros.
del grupo humano al que pertenece. Así y todo, podemos decir que los
De manera simétrica, en lugares o cir- privilegios que rodean una función
cunstancias en donde la superviven- son el signo del reconocimiento de la
cia no depende de la lucha contra el utilidad de tal función en el grupo so-
medio o donde las nuevas vidas son cial; por eso cada sociedad, según sus
particularmente necesarias, será la necesidades más indispensables, pro-
mujer la que goce de un trato prefe- digará mayores cuidados a los indivi-
rencial por su capacidad de engen- duos o a los grupos cuyos servicios
drar. Esta capacidad femenina podrá más valore. Todo esto se da por lo me-
ser simbolizada tanto positivamente nos en la fase fundacional de la socie-
en el culto a la madre tierra, diosa fér- dad. Es sin embargo probable que los
til y favorable, como negativamente, cambios de circunstancias no repercu-
cuando las capacidades femeninas se tan inmediatamente en la estructura
asocien a las de una diosa terrible y social. Ésta, trabajosamente lograda a
cruel, cuyos poderes ocultos pueden lo largo de muchas generaciones, y
tanto dar vida como matar. La diosa por lo tanto muy profundamente
Kali, sedienta de sangre, puede ser un arraigada en las costumbres de las
ejemplo. A esto hay que añadir que en personas, tiende a modificarse con
cada sociedad se atribuye distinta im- mayor lentitud.
48 Los movimientos feministas los Cahières de Doléances des Femmes, es-
critos por Mlle. L.F. de. Kéralio duran-
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vestida como varón, frecuenta todos
los ambientes bohemios en claro des- El feminismo de la igualdad
afío a las restricciones vigentes para
La realidad del feminismo propia-
las mujeres en la vida pública, así co-
mente dicho no debe buscarse, sin em-
mo en su diario íntimo se jacta de su
bargo, en estos episodios que culminan
intensa vida sentimental, que la unió a
con las distintas conquistas femeninas
artistas famosos como Musset y Cho-
de los derechos civiles y políticos has-
pin, desafiando aquí las restricciones ta la primera mitad del siglo XX, sino
de orden sexual. más bien a partir de los años ’60.
El desarrollo de las actividades rei- Efectivamente, este nuevo período
vindicatorias tomó matices diferentes de luchas feministas ya no consiste en el
según las tradiciones sociales y cultu- reclamo de derechos sino en la elimina-
rales de cada lugar. En Inglaterra, por ción de toda forma de discriminación y
ejemplo, se acentuó sobre todo la lucha hasta de distinción entre los sexos. Tex-
a favor del sufragio universal, y el mo- tos inspirados en el ya clásico Le deuxiè-
vimiento se llamó por esa razón de las me sexe de S. de Beauvoir demuestran
“sufragistas”. Los primeros resultados cómo la historia escrita por varones y
positivos se vieron con la concesión una sociedad construida por varones
del voto a las mujeres en Nueva Ze- hacen que la mujer sea siempre “el otro
landa en el 1893, en Finlandia en 1906, sexo”. A esto –señala la escritora– hay
en Noruega en 1907, en Suecia y Dina- que añadir el hecho de que en la mujer
marca en 1915. Mientras tanto en In- la naturaleza pesa mucho más que en el
glaterra las activistas encarceladas, ba- individuo varón debido a la biología de
jo el liderazgo de Emmelyn Pankhurst, la procreación, fenómeno en el cual el
emprenden una huelga de hambre, y individuo-mujer es devorado por la es-
en las calles las manifestaciones de pecie desde sus mismas entrañas.
simpatizantes proceden a sentadas y La solución propuesta para que la
hasta actos de violencia. En América, mujer pueda disponer de sí y proyec-
el primer país que reconoce el derecho tar su libertad es la rebelión y el recha-
al voto a las mujeres es México en la zo de la naturaleza, porque en la mu-
nueva constitución de 1917; en ese jer, mucho más que en el varón, la li-
mismo año también la Rusia de la re- beración se llama antiphysis 6, es decir,
volución bolchevique admitirá el voto lucha contra la naturaleza. Esta lucha
femenino. Lo mismo sucederá des- reconoce inmediatamente los dos pri-
pués de la Gran Guerra de 1914-18 en meros eslabones de la cadena que ata
unos cuantos países europeos: Austria, a la mujer: el matrimonio y la materni-
Inglaterra, Hungría, Holanda, entre dad. Serán estas dos realidades, enton-
otros, y EE.UU.; para Italia, Francia, ces, las que deben ser destruidas en
Argentina y otros habrá que esperar la primer término. El texto de S. de Be-
Segunda Guerra Mundial de 1939-45.
auvoir orientó en este sentido a más de
En este clima general de inaugura-
una generación de mujeres en su lucha
ción de nuevas posibilidades de parti-
por una total equiparación con el va-
cipación femenina en el mundo “de los
rón. También otros estudios de carác-
hombres”, no sorprende que se enfati-
ter antropológico como los de M. Me-
ce lo que las mujeres tienen de igual a
ellos y se tienda a dejar de lado toda di- 6
Ver en BEAUVOIR, Simone de, ob. cit., I Intro-
ferencia. Esta tendencia va tomando duction.
50 ad de los años ‘40 y ‘50, Sexo y tempe- neraciones sucesivas, la contrapartida
ramento y Male and Female, sirvieron de estas actitudes extremas y belige-
ARTÍCULOS
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jer, entendiendo hasta la maternidad gún tipo de preferencia. 9
como un derecho individual, lo cual Existe también una derivación en cla-
llevaba la implícita afirmación de una ve New Age de esta postura, que cree re-
virtual autosuficiencia de la mujer. conocer los síntomas de un radical cam-
La reflexión sobre el ser femenino bio de era justamente en la expansión de
induce a la convicción de que debe em- una sensibilidad de tipo femenino. El
pezar una nueva era del triunfo de la predominio de la afectividad, expresión
intuición, de la sensibilidad y de la del modo femenino de conocer, por so-
afectividad por sobre la racionalidad y bre la fría racionalidad del varón, será
el afán de dominio que de ella se deri- elemento fundamental de una nueva vi-
va. La mujer ha finalmente descubier- sión integral del mundo que inaugura-
to que su pretendida inferioridad es tal rá el nuevo milenio. De esta manera,
sólo en el mundo construido por el va- después de haberse agotado el proyecto
rón; por eso ella debe ahora superarlo, del varón de dominio despótico de la
creando parámetros alternativos. A naturaleza por medio de la técnica –que
través de su peculiar visión de la reali- deshumanizó tanto el trabajo como so-
bre todo las relaciones interpersonales
dad, se recupera el gusto por las rela-
fomentando estériles luchas para el po-
ciones personales, el estudio de la vida
der–, triunfará una visión nueva de la
privada en la historia y en las ciencias
vida, más integradora, más contenedo-
sociales, en una palabra: se feminiza la
ra y menos agresiva.
cultura y el ámbito público. La preocupación por la ecología tam-
Este esfuerzo, tendiente a hacer cada bién sería consecuencia directa de este
vez más visible a la mujer con su forma cambio de paradigma, pasando de una
peculiar de ser y de actuar, es lo que se actitud explotadora a otra actitud cui-
llama feminismo de la diferencia. Algunos dadosa del mundo y de la vida. En es-
autores y autoras –usemos aquí el len- te contexto la maternidad se valora
guaje inclusivo– han querido reconocer nuevamente como el poder vital de la
en esta forma de feminismo una espe- mujer, en perfecta sintonía con una na-
cie de discriminación positiva que de- turaleza vista ahora como “madre” nu-
bía reparar la postergación de la mujer tricia. Se proclama el derecho a la ma-
presente de manera muy arraigada en ternidad, aun prescindiendo de la pre-
la cultura. En 1979 una convención de sencia del varón, y se proyecta la posi-
la ONU, conocida en adelante como bilidad de la reproducción humana
CEDAW 7, procura fomentar esta acti- asistida, para la total autonomía de la
tud como necesaria para modificar las mujer en su estado más específicamen-
leyes de los países firmatarios 8, propi- te femenino. Es la época en que se
ciando cambios legales y estructurales magnifica el fenómeno del lesbianis-
en el sentido de la discriminación po- mo, signo de esa autonomía y preludio
sitiva. Vemos aquí una postura muy de un mundo en donde el varón resul-
diferente a la de las primeras feminis- ta superfluo. En EE.UU. –en algunos
tas, preocupadas más bien de obtener
que el hecho de haber nacido mujer 9
Ver en este sentido la llamada “ley de cupo”
fuera del todo indiferente en cualquier vigente en la Argentina, que garantiza la presencia
de un 30% de candidatas femeninas en cada lista
7
Convention on the Elimination of all forms electoral, nombradas en forma alternada con los
of Discrimination against Women. candidatos varones para garantizar fehaciente-
8
Alrededor de 150 en la actualidad. mente su efectiva elección.
52 estados– se propone permitir la adop- quiere limitar a través de una defini-
ción a mujeres solas, mientras desapa- ción categórica, porque en su indefini-
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rece el estigma social contra la madre ción deja un margen mayor para la
soltera. Estos dos fenómenos no tienen transformación de la mentalidad do-
una misma connotación, pero tienen en minante. Es verdad también que géne-
común manifestar la valoración positi- ro a veces reemplaza simplemente la
va sin más atribuida a la maternidad. palabra “sexo”, y en ese caso carece de
Hoy día tenemos algunos ejemplos en el importancia su uso; a lo sumo de-
mundo de espectáculos que ilustran cla- muestra una cierta sensibilidad a mo-
ramente este cambio de mentalidad. das expresivas y nada más.
Si bien es de alabar el aprecio del Un uso más específico de la expre-
don de la maternidad, es de temer la sión es el que con la palabra “género”
instrumentalización del hijo como me- indica los roles masculinos y femeni-
dio de demostración del poder feme- nos socio-culturalmente construidos y
nino o como objeto de derecho. En es- asignados a cada varón y a cada mujer
te planteo la familia sufre un descrédi- respectivamente, entendiendo con eso
to ulterior por ser resabio de la menta- que cada cultura construye alrededor
lidad patriarcal con todos sus corola- del individuo nacido con un cuerpo
rios de sometimiento y postergación dotado de útero o de testículos una es-
de la mujer. Y porque la maternidad es fera de deberes, deseos, performances y
manifestación del deseo de la mujer y conductas que lo determinarán en su
gesto elocuente de su libertad, curio- existencia. Esta acepción del término
samente es en este período en que tam- también tiene grados de aplicación que
bién se habla cada vez con más fuerza van desde un análisis agudo pero res-
de “derecho al aborto”: cuando el hijo petuoso de cada cultura a la postura
es un derecho y no un don, su existen- crítica, hija de las filosofías de la sos-
cia está sometida al ejercicio de la li- pecha, que ve en cada orden, natural o
bertad de la madre. Aparece aquí cla- cultural, un atentado contra la liber-
ramente la connotación de este poder tad. Cuando la intención es realmente
femenino: la naturaleza se manifiesta permitir el crecimiento óptimo de cada
en la mujer sólo como expansión de su persona y de remover, por lo tanto, los
libertad, y no en una verdadera actitud
eventuales obstáculos que lo impiden,
maternal, que se caracteriza por la
puede ser que se reconozca en la cons-
aceptación y la entrega.
trucción cultural del género algunos
El feminismo de la diferencia no
elementos que, surgidos por distintas
tiene fuerza como movimiento inde-
razones, constituyen actualmente una
pendiente, pero muchos de sus plan-
teos quedan vigentes en la mentali- barrera para el desarrollo pleno de las
dad actual. mujeres, y quizás también de los varo-
nes. En este sentido el Papa Juan Pablo
La perspectiva de género II en su Carta a las mujeres habla de “se-
dimentaciones culturales que a lo largo
El término “género”, utilizado des- de los siglos han plasmado mentalida-
de hace bastante en las ciencias socia- des e instituciones” 10 y reconoce que
les, vuelve a sonar en los años ‘90 co- ha habido marginación y postergación
mo la bandera de una lucha más radi- de la mujer sobre la base de determi-
cal aún que las anteriores, constitu- nados supuestos culturales, que deben
yéndose en su superación. Se reconoce cambiarse. Si bien no es usado el tér-
en este término un dinamismo expre-
sivo que programáticamente no se 10
JUAN PABLO II, Carta a las mujeres, 1995, n.3.
mino “género” en el texto, es claro que ral a la que pertenecía. En pocas pala- 53
se acepta la idea de que las culturas bras, el estructuralismo disuelve la
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pueden y deben ser corregidas para fa- esencia en el lenguaje, y aunque no le
vorecer una vida más humana; pero el haya gustado nunca ser considerado
parámetro de la corrección no es una estructuralista, Michel Foucault, al que
idea arbitraria de libertad, sino el or- explícitamente se remite J. Butler, pro-
den natural inscripto en cada persona. picia una antimetafísica de tipo estruc-
El uso radical del concepto, en cam- turalista. Según esta interpretación, la
bio, rechaza la idea misma de orden actual –y, por lo visto, universal– pers-
dado, y se propone ir más allá de las pectiva de género deriva de una lectu-
anteriores luchas feministas. Éstas ten- ra binaria de la realidad, que sólo ex-
drán ahora una nueva impostación: re- plica al varón por contraste con su con-
chazar la noción misma de identidad traparte, la mujer; hasta lo biológico
sexual. La razón de este rechazo es terminaría acomodándose a esta lectu-
atribuir la discriminación sistemática ra en el modo de simbolizar las inne-
contra las mujeres a la existencia mis- gables diferencias anatómicas.
ma de una identidad sexual de la mu- Una lucha feminista sobre esta ba-
jer y del varón. se no puede resultar porque persisti-
La interpretación radical del término rá siempre la sombra de la discrimi-
junto con el apuntalamiento teórico pa- nación mientras se mantenga la no-
ra su uso aparece en Gender Trouble 11 de ción misma de identidad; por lo tan-
Judith Butler, docente de la Universi- to debe empezarse por subvertir este
dad de California en Berkeley, quien concepto 13. Por eso la perspectiva de
afirma que es necesario des-esenciali- género penetra con mucha fuerza en
zar al varón y a la mujer, dado que el campo educativo, tratando de des-
ellos existen como tales sólo en virtud truir los llamados “estereotipos de
de una determinada lectura de la rea- género” 14 antes de que éstos produz-
lidad. Esta acepción radical de la pala- can la “ilusión” de la esencia natural
bra género niega la existencia de una femenina o masculina, ordenando así
naturaleza dada, y afirma que la reali- toda una serie de deseos y conductas.
dad es leída siempre por intermedio Lo ventajoso de esta perspectiva es
del lenguaje. De esta manera, el len- que, tratándose de una construcción
guaje filtra lo real en sus redes y hace cultural, puede ser deconstruida y re-
ver al mundo de una determinada ma- construida según otros parámetros
nera, no más ni menos real que otras más adecuados a nuevas exigencias
posibles en dependencia de otras lec- que la sociedad plantea, como son la
turas alternativas. mejora de la situación de la mujer, la
No se trata de una novedad absolu- eliminación de la fobia a la homose-
ta, puesto que en los años ‘50 el estruc- xualidad y el control de la fertilidad.
turalismo de Claude Lévy-Strauss 12 ha- En efecto, una nueva lectura de los
bía ya afirmado que el individuo era individuos humanos no ya en clave
constituido por la cultura y el lengua- binaria de dos sexos contrapuestos,
je de su grupo social, siendo llevado a sino en la de infinitos intersexos con-
interpretarse a sí mismo y al mundo
13
circundante según la estructura cultu- “There is no gender identity behind the
expressions of gender; (…) identity is performati-
11
BUTLER, Judith. Gender Trouble: Feminism vely constituted by the very ‘expressions’ that are
and the Subversion of Identity, Routledge, 1990. said to be its results”, en Gender trouble, pág. 25.
12
Ver en LÉVY-STRAUSS, Claude, Antropología 14
Ver los estudios de las argentinas Marta
Estructural, Buenos Aires, Eudeba, 1972, cap. III. Lamas y Gloria Bonder.
54 tiguos, haría de la sexualidad exclusi- del concepto de varón y de mujer, debe
vamente una cuestión privada, de pre- negarse la existencia del orden natural,
ARTÍCULOS
ARTÍCULOS
bate acerca de la mujer y del varón, se Después de todas estas aclaracio-
tiende a olvidar el carácter de persona nes, haciendo un recuento de las espe-
que tienen los individuos de la especie cies vivientes en la Tierra, se llega con
humana. absoluta claridad a
Etimológica- la conclusión de
mente la palabra “Esta época nuestra que el único caso
“individuo” quiere reconoce que hay un orden en que se puede
decir “no dividido hablar de ser per-
natural, cuya alteración sonal es el del ser
en sí mismo”, “no
divisible”. Consi- produce efectos muy dañinos humano. Éste, si
bien por un lado
derando cualquier para todos” está atado a su es-
especie viviente,
pecie, por su confi-
vegetal o animal,
guración psicofísica, también está en
incluyendo a la especie humana, pode-
condiciones de poder realizar esa hu-
mos operar una división en porciones manidad de una manera especial debido
más pequeñas hasta llegar al límite en a su libertad. Una libertad que se inscri-
que una ulterior subdivisión significa la be, sin embargo, en un ser natural exis-
muerte de lo que estamos dividiendo: tente, encontrando allí su especificación
ese elemento último de la especie no pero también su li-
más divisible es mitación.
justamente el indi- “Es un hecho que Cada ser huma-
viduo, en el cual la no es un proyecto
especie se mani- el crecimiento real y perfectivo original. Frente a la
fiesta como tal. En de todo ser viviente es siempre cuna de un bebé re-
la naturaleza tene- desarrollo de lo que es ya cién nacido, se tren-
mos entonces al in- zan los sueños de
dividuo como mo- potencialmente; entonces innumerables posi-
do de aparecer de también para el ser humano bilidades de reali-
la especie, y podrí- no podrá haber desarrollo si no zación de esa hu-
amos afirmar que manidad. Es nece-
–en cierto sentido– es desde su propia naturaleza, sario distinguir en-
su existencia está aceptada y reconocida como tonces entre dos
al servicio de la es- cauce positivo de su libertad” conceptos: el de na-
pecie, al punto de turaleza y el de cul-
que existen meca- tura o, para decirlo
nismos instintivos que privilegian los en su forma latina,
intereses de la especie por encima de los en que la asonancia resalta la diferencia:
del individuo. natura y cultura.
Aclarado este concepto, resulta aho- Natura tiene su origen en el verbo
ra más fácil determinar las característi- nascor, nacer, y significa aquello con lo
cas del ser personal, que puede definirse cual nacemos, lo dado, lo que no de-
como un individuo dotado de valor en pende de nuestra voluntad. De hecho,
sí mismo; es decir, un individuo que no el haber nacido mujer o varón significa
solamente es manifestación de una de- para cada uno una especificación de lo
terminada especie, sino que además tie- que debería ser, es decir, una determi-
ne la posibilidad de realizar de una ma- nación en las posibilidades de realiza-
56 ción. No digo solamente límite, sino so sexual a través de los mass-media no
ámbito de realización que, en la medida libera a nadie, sino más bien induce a
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evidencia. De hecho el ser humano tie- distintas y propias de la modalidad es-
ne una tal plasticidad en su desarrollo pecífica de cada uno. Inclusive la propia
que la educación o un tipo determinado identidad le deriva tanto al hombre co-
de entorno social pueden exaltar o su- mo a la mujer de su distinción con el
primir en él ciertas manifestaciones de otro, en un juego de similitud y diferen-
su modo de ser. Pero esto no llega al cia. Refiriéndose después al mandato
punto de construir lo que no está dado bíblico de la propagación de la vida hu-
en su naturaleza; si lo intentara –y la- mana y del sometimiento de la tierra,
mentablemente la historia humana no Edith Stein subraya cómo cada tarea se
se ha privado de nada–, impediría el
le encomienda al hombre y a la mujer en
verdadero desarrollo de la persona.
un esfuerzo conjunto, pero con priori-
No constituye un determinismo bioló-
dades diferentes. De esta manera, sien-
gico el afirmar que la especificación
do la mujer designada más de cerca pa-
sexual implica un modo peculiar de ex-
perimentar el mundo circundante, de ra la procreación y el hombre para la
sentir y de actuar; más bien pone en evi- transformación del mundo, la coopera-
dencia la profunda unidad que existe en ción activa desde la especificidad de ca-
cada ser humano entre su dimensión bio- da uno obtiene como resultado un mun-
lógica, psíquica y espiritual. do plenamente humano. Es llamativo
¿Cómo podemos entonces definir sin- también que, anticipándose a los tiem-
téticamente la esencia de lo femenino? pos, Edith Stein afirmara ya en los años
Sin duda la función maternal deter- ’30 que no hay profesión que la mujer
mina en ella una especial inclinación a no pueda desarrollar, pero al mismo
ponerse al servicio de la vida; inclusive, tiempo recomendaba que, en cualquier
en su modo de captar el mundo que la actividad, la mujer debe llevar su femi-
rodea hay en ella una mayor orientación nidad, para dar al lugar de trabajo un
a buscar lo concreto, lo global, lo vi- poco del calor del hogar. Si en cambio,
viente. Esto implica una menor tenden- como sucede a menudo, hacer un traba-
cia o menor preferencia –no menor ca- jo tradicionalmente asignado a los varo-
pacidad– para el pensamiento abstrac- nes tiene el efecto de virilizar a la mujer,
to, inclinándose más bien a resaltar lo la pérdida no es sólo para la mujer, que
referente a la persona y a la vida. deja de ser lo que es, sino para el mun-
Una gran pensadora de nuestro siglo, do que es privado de un aspecto rele-
Edith Stein 16, muerta en Auschwitz en vante para su desarrollo.
1942, quiso definir la esencia de lo fe-
menino y de lo masculino partiendo del La apertura al otro
segundo relato de la creación que apa- En el mismo sentido del reconoci-
rece en el Génesis. Dice el texto que, al miento de las especificidades de cada
crear al varón, Dios no quiso que estu- uno de los sexos entendidas como ri-
viera solo y le dio una ayuda semejante, quezas de la humanidad, resultan inte-
que en hebreo se expresa con el término resantes las conclusiones de estudios
eser kenegdo, que quiere decir “lo que es- que provienen de otra ciencia y desde
tá en frente”, de tal modo que la ayuda una metodología experimental. Se trata
16
STEIN, Edith, “Vocación del hombre y de la
de la antropóloga Margaret Mead,
mujer según el orden de la naturaleza y de la gracia”, quien desde una óptica muy distinta a
en: La mujer, Buenos Aires, Monte Carmelo, 1999. la planteada en el presente trabajo llega
58 a una conclusión sustancialmente idén- posibilidad, la de admitir al otro como
tica, cuando en el epílogo de Male and ser valioso y digno de respeto: los dos
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