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MORA ( IMPORTANTE SABER COMO CONSTITUIR EN MORA AL ACREEDOR)

Mora del Acreedor: Concepto. Fundamentos. Requisitos. Efectos. Cesación


CONCEPTO: Consiste en el retraso en el cumplimiento de la prestación, debido a la
conducta del acreedor, cuando omite la cooperación indispensable de su parte y en
especial la aceptación de pago, por lo tanto es la propia conducta del acreedor la que hace
retardar la efectivización de la prestación o la impide ya sea por no aceptarla o por no
obrar de conformidad a los principios de la buena fe y participar en el cumplimiento.
El código de Vélez no trataba sistemáticamente la mora del acreedor, pero hablaba de ella
en la nota del art. 509 y en distintas partes contemplaba situaciones especiales de mora
del acreedor. (En materia de compraventa, art. 1430 y 1431, en locación de obra, 1630).
En el art. 510 se establecían los argumentos para demostrar que el acreedor podía caer en
mora, en ese articulo, se aludía a la mora de ambas partes.
El CCC trata expresamente la mora del acreedor en la última parte del art.886, es decir lo
trata junto con la mora del deudor.
ARTICULO 886.- Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del
acreedor. “La mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para
el cumplimiento de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad
con el artículo 867 y se rehúsa injustificadamente a recibirlo”.
FUNDAMENTO: el fundamento lo da el incumplimiento de los deberes de cooperación
que se exigen a ambas partes de la obligación, no quedando exento de ello el acreedor.
Ligado al principio de la buena fe, es decir, aquella que impone la regla del buen
comportamiento en las relaciones negociales, la confianza, fe, lealtad, el obrar correcto,
donde, consecuentemente, cada parte pueda confiar en la palabra del otro.
REQUISITOS: Para la constitución en mora del acreedor se requiere:
a) Que la obligación sea valida: es imprescindible que la obligación sea valida, se
encuentre vencida y en estado de efectivización. Así, si hubiere estado sometida a una
condición suspensiva, que ésta se hubiere cumplido o si se trata de un plazo inicial, que
haya concluido.
b) Que exista falta de cooperación en el acreedor: negarse a recibir el pago u obstaculizar
la prestación del deudor, es decir no realizar el acreedor todo aquello que fuese el
complemento necesario para permitir el cumplimiento del obligado (por ejemplo facilitar
el acceso a la finca en que deben realizarse los arreglos por el deudor, o posar ante el
pintor que debe pintar el retrato del acreedor), por lo tanto con su conducta obstaculiza el
cumplimiento de la obligación por parte del deudor;
c) la falta de cooperación debe ser imputable al acreedor, ya sea a titulo de dolo o de
culpa: sobre este punto hay distintas posiciones: la mayoría de la doctrina sostiene que
por analogía con la situación del deudor, se exige la concurrencia del elemento de culpa
en la mora creditoria. Esta culpa se presume, en tanto el acreedor no pruebe una causal
excusatoria. Se basan en que el acreedor tiene la carga de contribuir a la liberación del
deudor, por lo tanto para que se configure la mora del acreedor, es necesario el elemento
subjetivo de la culpa, que se presume por el solo hecho del retardo en el cumplimiento
de los deberes a su cargo. El acreedor, puede liberarse de su responsabilidad, demostrando
la concurrencia de caso fortuito o fuerza mayor. Por lo tanto la culpa emerge de su propia
conducta, ya sea por no contribuir a la liberación del deudor y omitir los deberes que la
ley le impone. Otro sector de la doctrina, por el contrario, no supeditan la mora del
acreedor a la necesidad de culta o dolo del acreedor. Para que la negativa a recibir la
prestación se estime injustificada basta que el acreedor no pueda invocar ninguna razón
objetiva en abono de su conducta, como por ejemplo, cuando el deudor intenta cumplir la
prestación fuera de oportunidad, o cuando ya esta constituido en mora.
d) debe existir un ofrecimiento real de pago por parte del deudor de conformidad a lo
dispuesto en el art. 867 y debe existir una negativa injustificada del acreedor a recibirlo:
es decir que para constituir en mora al acreedor, debe tratarse de una oferta real de pago,
es decir hechos y no palabras. Oferta real de cumplimiento significa que el deudor debe
hacer saber fehaciente y materialmente, su voluntad de cumplir; es necesario que ofrezca
la prestación de manera idéntica a la que se obligo, lo mismo con el lugar, tiempo y forma
del pago (art. 867: identidad, integridad, puntualidad y localización). El camino para
entregar debe ser poniendo la cosa a disposición del acreedor mediante hechos concretos
y notorios, no bastando una intimación formal. Se exige que el deudor haya activado a tal
punto la prestación que solo dependa del acreedor que se produzca el resultado. Ha de
aproximar el objeto de la prestación al acreedor de tal forma que éste no tenga que hacer
otra cosa que recibirlo.
El requisito de la oferta de cumplimiento por el deudor al acreedor, no seria necesario
cuando éste ultimo tiene a su cargo un deber de cooperación, para el cual se le ha señalado
un día determinado. Tampoco se exigiría dicha oferta, cuando fuera imposible hacer el
ofrecimiento del pago o el pago se hubiera hecho imposible por culpa del acreedor.
Por lo tanto el sistema de la mora del acreedor, en nuestro código es el siguiente: el
principio general, para que se produzca la mora del acreedor, el deudor debe hacer una
oferta real de cumplimiento de la prestación al acreedor.
Es innecesaria la oferta efectiva: 1) cuando se ha convenido entre las partes que el
acreedor deberá realizar, en un termino cierto, determinados deberes de cooperación para
recibir el pago y no los cumple; 2) si el acreedor hubiera manifestado su voluntad de no
recibir la prestación; 3) cuando sea imposible hacer el ofrecimiento del pago o el pago se
haya hecho imposible por culpa del acreedor.

EFECTOS: los efectos de la mora del acreedor son los siguientes:


a) el acreedor es responsable por los daños y perjuicios ocasionados por su mora, al
deudor. (Por ejemplo gastos de depósito y guarda de la cosa a entregar por éste);
b) los riesgos que soportaba el deudor en torno a la conservación de la cosa se trasladan
al acreedor, es decir que si la prestación se hace imposible por caso fortuito o fuerza
mayor, la prestación se pierde para el acreedor. Absorber los efectos en caso de pérdida
o deterioro del objeto debido;
c) tratándose de obligaciones dinerarias, cesa el curso de los intereses que debía pagar el
deudor. Se discute si se concluyen sólo los intereses “moratorios” (Llambias) o también
los “compensatorios” (Borda). Compagnucci sostiene la tesis amplia por lo que debe
concluir la obligación por todo tipo de intereses, por las que pueda exigírsele que pague
por consignación, éste es el paso previo y no puede pretenderse el pago del uso del capital
ajeno cuando al deudor se le impide cumplir.
d) impide que se constituya en mora al deudor: el acreedor no puede negarse a la recepción
de la prestación. Por lo tanto mediante la mora del acreedor, el deudor hacer cesar su
estado jurídico de incumplimiento imputable.
El sólo hecho de que el acreedor esté en mora no significa que el obligado quede liberado
de cumplir la prestación. Para que este efecto se operara sería menester que el deudor
recurriera al procedimiento del pago por consignación y recién entonces quedaría liberado
de su deuda.
CESACIÓN: la cesación de la mora creditoria acaece por: a) la aceptación por parte del
acreedor del cumplimiento de la prestación, sin perjuicio de su obligación de indemnizar
los daños que hasta ese momento haya ocasionado al deudor; b) la renuncia expresa o
tácita del deudor, a reclamar las consecuencias de la mora del acreedor; c) la
imposibilidad de cumplimiento de la prestación, pero sin que esto signifique que el deudor
pierda el derecho de reclamar del acreedor los daños que la morasidad de éste le haya
ocasionado; d) cuando la obligación se extingue por haberse considerado valido el pago
por consignación efectuado por el deudor.
2. Pago por consignación: Generalidades. Concepto y método. Caracteres.
Requisitos. Consignación de sumas de dinero. Depósito: Forma y requisitos.
Naturaleza jurídica del depósito. Juicio de consignación. Noción. Concurso del
depositante y embargo. Influencia sobre juicios conexos. Efectos. Gastos y costas.
Consignación de cosas ciertas e inciertas. Obligaciones cambiarias:
GENERALIDADES: el pago por consignación, no un modo de realización coactiva del
interés del deudor en liberarse, dúplica de la ejecución forzada que constituye el medio
coactivo de realización del interés del acreedor en cobrar; el deudor, que dentro de la
relación obligatoria tiene derecho a liberarse mediante el cumplimiento exacto de su
obligación puede recurrir a la justicia para hacer efectiva esa atribución, venciendo la
oposición injustificada del acreedor o las dificultades que obsten a un pago directo.

Es una liberación coactiva del deudor ya que éste puede llegar a cumplir la prestación
utilizando los órganos judiciales. Es por ello que a la oferta real de pago le sigue el pago
mediante la vía judicial o por consignación. La consignación es procedente en las
obligaciones de dar ya que en las de hacer, a las que se une la necesaria cooperación del
acreedor, se concluye mediante la resolución. En las obligaciones de no hacer no hay
necesidad de colaboración del acreedor, por lo cual no es imaginable arribar a un pago
por consignación. Por lo tanto si bien la norma pareciera referirse únicamente a las
obligaciones de sumas de dinero, la consignación no se limita solo a ellas sino que es
aplicable de igual modo a las obligaciones de dar cosas ciertas y de cosas indeterminadas
a elección del acreedor (art. 906). No resulta aplicable a las obligaciones de hacer
(obligaciones que impliquen pura actividad del solvens) ni a las de no hacer. Así como el
deudor posee el deber de pagar, también tiene el derecho de hacerlo a fin de lograr la
extinción de la obligación y obtener su liberación. El pago por consignación, es el
mecanismo que la ley le concede al deudor para que pueda hacer efectivo ese derecho, ya
sea por vía judicial o extrajudicial. El código de Vélez solo establecía la consignación
únicamente al pago judicial, por lo cual requería que el mismo fuera efectuado con
intervención de un magistrado, en cambio, en el actual código, se incorpora el poder
realizar el pago por consignación en forma extrajudicial, ante un escribano de registro y
siguiendo determinados requisitos.
El fundamento de este instituto reside en el derecho a “liberarse” que tiene el deudor, el
cual cuenta en el ordenamiento jurídico con el amparo que le brinda la posibilidad de la
liberación forzada, mediante el pago por consignación.

CONCEPTO Y METODO: el pago por consignación es el que se efectúa con


intervención judicial, para posibilitar la liberación forzada al deudor, cuando el acreedor
no quiera o no pueda recibir el pago. Se lo suele denominar pago judicial.
Si bien esta regulado por el derecho sustantivo, es un medio de extinción de obligaciones,
por lo que tiene intima relación con el derecho procesal ya que la consignación adquiere
vía durante el proceso civil, aunque sus resultados y características los da el derecho de
fondo.
En resumen: Por lo tanto es la vía que la ley le concede al deudor de una obligación, a fin
de que pueda efectuar el pago mediante depósito judicial, y consecuentemente, obtener
su liberación, en determinadas situaciones en las cuales se ve impedido de efectuar el
pago naturalmente.
Este medio de liberación del deudor esta regulado entre las modalidades del pago, del art.
904 al 909.
CARACTERES: Se pueden señalar tres notas salientes que caracterizan el pago por
consignación: es excepcional, es facultativo del deudor y es contencioso.
EXCEPCIONAL: Se trata ante todo de un remedio excepcional, ya que lo corriente es que
el pago se realice con la sola actuación de las partes (solvens y accipiens) privadamente.

De manera que el procedimiento del pago por consignación se torna viable únicamente,
cuando el deudor aparece coartado en el ejercicio de su derecho a pagar, por la existencia
de un obstáculo efectivo al cumplimiento directo y eficaz. De ahí que la mera posibilidad
de que el acreedor pueda dificultar el cumplimiento, no habilita ya al deudor para pagar
mediante consignación.
FACULTATIVO PARA EL DEUDOR: es asimismo opcional para el deudor, quien puede
recurrir a este medio de liberación, pero sin estar obligado a ello. Por lo tanto el deudor
puede usar o no este medio de liberación. Aunque todos los derechos pueden usarse o no,
por lo que no se una característica propia del pago por consignación.
JUDICIAL O EXTRAJUDICIAL: Históricamente, la consignación requiere de un
procedimiento contencioso, un juicio que se ventila por el tramite “sumario” según el art.
320, del Código Procesal Civil y Comercial de la Prov. de Bs. As. Por ello es que se ha
sostenido que un simple depósito judicial no implica demanda de consignación, siendo
necesario instaurar una formal acción al respecto; y que menos aun la constituye un
depósito hecho y comunicado particularmente. Sin embargo, hay quienes interpretan que
corresponde distinguir entre la consignación como acto previo, preparatorio, consistente
en una invitación a aceptar el pago, que adquiere el carácter de antejuicio voluntario, del
juicio de consignación contradictorio al que corresponde ocurrir una vez manifestada la
oposición del acreedor a recibir el pago. Sin embarho, el nuevo Codigo posibilita que la
consignación se lleve a cabo de modo extrajudicial, con notificación previa al acreedor y
depósito de suma adeudada ante un escribano de registro, tal como lo determina el art.
910.
REQUISITOS: Para que sea procedente la vía del pago por consignación, es necesario
que concurran ciertos requisitos: la existencia de una obligación; que la misma se halle
en estado de cumplimiento; y que existan dificultades que obsten el pago directo.
A) EXISTENCIA DE UNA OBLIGACIÓN: ante todo es necesario la existencia de una
obligación que debe pagarse, ya que de lo contrario ni siquiera podría pensarse en la
posibilidad de un pago por consignación.
Por ello no hay propiamente consignación, en ciertas hipótesis en que se puede ocurrir al
depósito judicial, pero no para extinguir una deuda, sino para lograr otros efectos jurídicos
distintos; como sucede por ejemplo, en un contrato bilateral, cuando una de las partes
para exigir la prestación de la otra deposita la suya propia; no hay consignación ya que lo
que se persigue con tal depósito no es la propia liberación, sino mas bien el estar o ponerse
en condiciones de poder exigir la contraprestación. Por lo tanto no cualquier deposito
judicial implica consignar, sino solamente aquel que tiene como destino el cumplimiento
de un ligamen obligacional previo.
Se discute si el deudor de una obligación natural puede recurrir a la consignación: algunos
autores, entre ellos Compagnucci, se expiden por la negativa, entendiendo que antes de
su pago voluntario la obligación natural no implica un vínculo jurídico, razón por la cual
mal podría servir de sustento para un acto liberatorio. De allí que no resulta procedente
hacer efectivo el cumplimiento utilizando los medios coactivos legales. Otra parte de la
doctrina, entre ellos Trigo, Llambias, Borda) sostiene que la obligación natural sólo está
desprovista de “ejecutabilidad” mas no del “deber de cumplir” que es inherente a toda
relación obligacional; y si al deudor le queda intacto su “deber de cumplimiento” pese a
que no exista acción para exigírselo, va de suyo que tiene que contar con los medios
legales para hacerlo efectivo, o sea que debe poder pagar por consignación, en razón de
que tiene existencia desde su origen y por lo tanto configurar “Deberes jurídicos”.
B) QUE LA OBLIGACION SE HALLE EN ESTADO DE CUMPLIMIENTO,
CONCURRIENDO TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS QUE HAGAN A LA EXACTITUD
DEL PAGO: el art. 905 establece que “el pago por consignación está sujeto a los mismos
requisitos del pago”. Por lo tanto la consignación no tiene fuerza de pago, sino concurren
en cuanto a las personas, objeto, modo y tiempo, todos los requisitos sin los cuales el pago
no puede ser valido. No concurriendo estos requisitos, el acreedor no está obligado a
aceptar el ofrecimiento del pago. Esto es así porque la consignación esta asimilada al
pago, sin perjuicio de aquellos requisitos que correspondan a sus propias peculiaridades,
debe también llenar aquellos exigibles en todo pago.
1. Requisitos en cuanto a las personas: a) sujeto activo: pueden consignar todas las
personas que tengan algún interés jurídico en el cumplimiento de la obligación. Se acepta
que un tercero pueda también consignar cuando no le fuere aceptado el pago de una
deuda. Sin embargo, la consignación hecha por un tercero debe serlo en el carácter de tal
y sin pretender investir la calidad de deudor, ya que de lo contrario se le posibilitaría por
la vía de la consignación, el aprovechamiento de un status jurídico que no le
correspondería y que el acreedor habría podido rechazar con todo derecho oponiéndose
al pago directo. El tercero no interesado también esta legitimado salvo oposición conjunta
de acreedor y deudor. La mayoría de la doctrina exige además que el consignante sea
persona capaz, para poner al demandado a resguardo de cualquier eventual acción de
nulidad o repetición. Esto es así por cuanto el pago por consignación es un procedimiento
coactivo para el logro del interés del deudor en liberarse, el que se realiza a través de un
trámite judicial, de un juicio. Siendo ello así, es claro que el pago por consignación
requiere la realización de actos procesales que son actos jurídicos (notificación de la
demanda, demanda). Estos requieren la capacidad del consignante, capacidad procesal
que coincide con la capacidad de hecho o de obrar, es decir la capacidad para pagar y para
estar en juicio. b) sujeto pasivo: la consignación debe efectuarse a nombre del acreedor a
quien se procura imponer forzadamente la recepción del pago, siendo ineficaz una
demanda por consignación seguida contra un tercero que no tenga calidad alguna para
recibir el pago.
2. Requisitos en cuanto al objeto: la eficacia del pago por consignación requiere la
concurrencia de los principios de identidad, integridad, puntualidad y localización del
pago., ya que el acreedor no puede ser obligado a recibir algo distinto a lo debido, ni algo
incompleto.
3. Requisitos en cuanto al modo: los autores se han preguntado cual es el significado de
este requisito. Se sostiene que sería una especie de reiteración de los otros recaudos
exigidos. Llambias piensa que es para la consignación de las cosas “no dinerarias” donde
el deudor debe cumplir ajustando su conducta a una índole y característica de la
obligación.
4. Requisitos en cuanto al tiempo: el pago por consignación debe ser hecho en tiempo
propio, es decir no ser ni prematuro ni tardío. La consignación es prematura, si se efectúa
antes del vencimiento del plazo que, se presume establecido en interés de ambas partes.
A su vez se considera que es extemporánea la consignación realizada por un deudor
incurso en mora, pero esto es así solamente, si lo que se pretende abonar es la obligación
originaria, mas no si a la prestación debida se le suma el complemento de la reparación
del daño moratorio, en cuyo supuesto el deudor puede pagar válidamente y hacer cesar
su estado de mora, pudiendo liberarse mediante consignación en caso de rechazo
injustificado del pago por parte del acreedor. Al sancionarse la mora automática en las
obligaciones con plazo expreso, se puso punto final a un debate de la jurisprudencia
respecto de la validez de una consignación efectuada después de vencido el termino fijado
para el cumplimiento de la obligación, pero antes de haber sido constituido el deudor en
mora mediante el pertinente requerimiento de pago. En la actualidad, vencido el plazo, la
mora se opera automáticamente, lo cual excluye la posibilidad de tal planteamiento
respecto de las obligaciones con plazo expreso.
La consignación también es tardía en los supuestos de plazo “esencial” o “perentorio”, en
los cuales, después de pasado el término previsto, el cumplimiento de la prestación carece
ya de utilidad e interés para el acreedor, como asimismo cuando el deudor ha perdido su
derecho de pagar, sea por haber incurrido en caducidades, o por haberse operado la
resolución en razón del no cumplimiento en el tiempo propio.
5. Requisitos en cuanto al lugar de pago: existe coincidencia en que, tratándose de otro
de los requisitos que hacen a la exactitud del pago, el mismo es igualmente exigible en el
supuesto de consignación. De los principios generales surge que debe ser donde el deudor
debía pagar pero si la cosa se hallase en otro lugar que aquel en que deba ser entregada,
es a cargo del deudor trasportarla a donde deba ser entregada.

C) QUE EXISTAN DIFICULTADES QUE OBSTEN AL PAGO DIRECTO: es menester


que el deudor acredite la existencia de obstáculos que hayan dificultado el pago directo
en manos del acreedor. El art. 904 del CCC establece una enumeración de los casos en
los que procede el pago por consignación judicial, pero no es taxativa, sino que solo hay
que tomarlo como enunciativas:
ARTÍCULO 904.- Casos en que procede. “El pago por consignación procede cuando:
a) el acreedor fue constituido en mora;
b) existe incertidumbre sobre la persona del acreedor;
c) El deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputable”

a) si el acreedor fue constituido en mora: si bien el instituto de la mora está referido


generalmente al incumplimiento relativo por parte del deudor, no puede dejarse de lado
que puede ocurrir que si la obligación no se cumple en tiempo oportuno, ello se deba a la
conducta del acreedor que imposibilita con su proceder la ejecución de la obligación,
como puede suceder ante la falta de cooperación por parte del acreedor en la recepción
del pago cancelatorio de la prestación.
b) incertidumbre sobre la persona del acreedor: cuando el deudor posee una duda
razonable respecto de la titularidad del crédito, está habilitado a consignar: ello así, toda
vez que si el deudor paga mal, puede verse obligado a pagar dos veces. De igual modo
también está autorizado a pagar consignando el deudor, cuando no sabe quién es su
acreedor aun cuando tenga certeza de su existencia (desconocimiento del acreedor,
ejemplo en el caso de un sucesorio, en donde no conoce con certeza quienes son los
herederos). También quedarían incorporados en este supuesto los casos en los cuales, al
momento de intentar efectuar el pago el deudor, el acreedor sea incapaz, ya que de no
poderse realizar el mismo a un representante de éste, el pago sería nulo.
c) Dificultad del deudor para hacer un pago seguro: se cree que dicho supuesto es
compresivo de todas aquellas situaciones en las cuales el deudor posea dudas razonables
para asegurar el pago, por lo cual quedaría habilitado, cuando ello sea acreditado, a
efectuar el pago por vía de la consignación judicial.
d) otros supuestos no comprendidos en la norma: al no ser una enumeración taxativa,
podrían también llevarse a cabo la consignación judicial:

1. negativa del acreedor a recibir el pago: se trata del caso más típico y más corriente en
el diario acontecer. Para que exista una negativa del acreedor a recibir el pago,
previamente debe haber mediado una efectiva oferta real en tal sentido por parte del
deudor, o sea que se debe haber puesto a disposición de aquel la prestación debida, de
forma que el mismo no tuviese mas que tomarla. En cuanto a la negativa del acreedor,
debe ser injustificada, ilegitima: ya que si la oferta no cumpliera con alguno de los
requisitos exigidos para la exactitud del pago, en cuanto a las personas, objeto, tiempo y
lugar, el rechazo del acreedor seria fundado y la consignación no podría prosperar.
Ejemplo: si el acreedor pretendiera recibir un mayor valor a lo convenido sin razones
legales para ello. También se equipara a la negativa infundada, cualquier proceder del
acreedor que implique reclamos o exigencias que estén al margen de lo debido o que
puedan perturbar la correspondiente liberación del deudor ejemplo, si no quiere otorgar
recibo de pago. Al deudor le corresponde acreditar que el acreedor rechazo el pago;
pudiendo valerse a tal fin de cualquier medio de prueba.
2. incapacidad del acreedor: la consignación puede tener lugar cuando el acreedor fuese
incapaz al recibir el pago al tiempo que el deudor quisiere hacerlo. Tiene su razón de ser
en que los incapaces no pueden recibir pagos y de que no resultan liberatorios los que se
hiciesen a los mismos por lo resulta indicado el procedimiento de la consignación. La
incapacidad debe existir al tiempo del cumplimiento ya que si el acreedor incapaz al nacer
la obligación se torna capaz a su vencimiento, seria procedente el pago directo y no la
consignación. La posibilidad de consignar solo juega frente a incapaces carentes de
representantes legales, ya que de lo contrario el pago debe efectuarse a estos últimos.
Queda comprendido en el inc. B.
3. Ausencia del acreedor: la consignación procede cuando el acreedor estuviese ausente.
Se aplica a la siempre ausencia del acreedor que no se encuentra presente en el lugar
donde debía efectuarse el pago, desconociéndose su actual paradero. No rige en las
“ausencias declaradas” en cuyo caso se nombra un curador con facultades para percibir
los créditos del ausente, ni tampoco cuando se trata de ausencia con presunción de
fallecimiento, caso éste en que se abre la sucesión del acreedor y el deudor pasara a serlo
de los sucesores del mismo.
4. Embargo o retención del crédito: cuando la deuda fuese embargada o retenida en poder
del deudor y éste quisiera exonerarse del depósito. El embargo es una orden judicial,
librada para que el deudor no efectúe el pago al acreedor, la cual, de ser desobedecida por
aquél, lo obligaría a pagar de nuevo al acreedor embargante de su propio acreedor. De ahí
que para eximirse, el deudor puede recurrir al pago por consignación. No existe
coincidencia en cuanto a la expresión deuda retenida en poder del deudor. Algunos, como
Llambias, Trigo, consideran que esta retención de la deuda se produce cuando sin
cumplirse las formalidades del embargo, el deudor se ve en la necesidad de suspender el
pago: por haber recibido una oposición de un tercero u otra razón similar. Otros, como
Borda, atribuyen a la retención un sentido más restringido, circunscribiéndolo al caso de
que el acreedor y un tercero que alega algún derecho, de común acuerdo, encargan al
deudor que no efectúe el pago. Lafaille, interpreta que solo hay un único supuesto que es
el embargo judicial y que la palabra retención seria su equivalente. Compagnucci sostiene
que el caso en estudio no tiene autonomía, porque el Código en ningún momento se refiere
a dicha situación.
5. Pérdida del titulo de crédito: cuando se hubiera perdido el titulo de la deuda, se faculta
a hacer el pago por consignación. Se refiere a los títulos que deben ser entregados por el
acreedor en el momento de recibo del pago. El deudor puede consignar, si el acreedor no
le presenta y restituye el título del crédito, ya que si apareciera otro tenedero del título,
podría verse obligado a tener que pagar nuevamente, es para que no ocurra el riesgo de
que debes de haberlo hecho efectivo, aparezca otra personas reclamando el cumplimiento
y exhibiendo el instrumento suscripto por él.
6. Redención de hipoteca: cuando el deudor del precio de inmuebles adquiridos por él,
quisiera redimir las hipotecas con que se hallasen gravados. Es la hipótesis de un tercer
adquirente de in inmueble gravado con hipoteca: el tercer adquirente puede o bien recibir
el inmueble tal cual está, o bien hacer la consignación de su importe y pedir su
cancelación. Es por ello que se ha entendido que esta norma no es aplicable si se trata de
un segundo acreedor hipotecario que pretende redimir la primera hipoteca. Es factible la
consignación antes del vencimiento, si en ella se incluyen yodos los intereses futuros, que
debían correr y devengarse hasta el fin del término.

CONSIGNACION DE SUMAS DE DINERO: Cuando se trata de consignación de


obligaciones dinerarias, se exige el depósito, la iniciativa del deudor y su animus solvendi;
sin perjuicio de la concurrencia de todos los requisitos que hacen a la exactitud del pago
en cuanto a sujetos, objeto, tiempo y lugar.
DEPÓSITO: forma y requisitos: En las obligaciones de dar sumas de dinero es donde
propiamente el pago por consignación se efectúa mediante depósito judicial. Dicho
deposito tiene lugar en el curso de un juicio y bajo este aspecto la consignación configura
un pago que se efectiviza con intervención judicial.
El depósito de la suma de dinero debe realizarse antes de la demanda judicial, en el Banco
autorizado para recibir los depósitos judiciales y a la orden del juez y secretaria que han
de conocer en el respetivo juicio. En la prov. de Bs As tal depósito debe cumplirse en el
Banco de la prov. de Bs As. Pero, aun dentro del territorio provincial, en el fuero federal
los depósitos deben efectuarse en el Banco de la Nación Argentina. No es necesario que
el banco autorizado sea un banco oficial, aunque corrientemente lo sean los que reciben
los depósitos judiciales.
Este depósito debe reunir alguna forma propia y requisitos que lo van a caracterizar como
tal y hacen viable la consignación. De la boleta de entrega al banco surgirán la fecha, el
importe, el nombre y domicilio del depositante, el nombre del acreedor o caratula del
juicio, a la orden de qué el juez queda hecho y el carácter con que se hace. Una de las
copias de dicha boleta deberá adjuntarse con la demanda, como prueba y constancia de
haberse efectuado el depósito.
Los requisitos o formas intrínsecas son los siguientes: que sea hecho a iniciativa del
deudor y que se realice con animus solvendi.
INICIATIVA DEL DEUDOR: Para que el pago mediante depósito judicial llegue a
configurar la consignación, es necesario además que haya sido el deudor motu proprio y
en procura de su liberación, quien haya ocurrido a ese procedimiento para superar las
dificultades que se oponían al pago directo. Por ello no son consignaciones los depósitos
que no responden a una iniciativa del deudor, como son por ejemplo los que se efectúan
cuando ha mediado un requerimiento judicial y el demandado se allana y deposita
judicialmente lo que se le reclama, supuesto en que habría allanamiento y no
consignación.
ANIMUS SOLVENDI: Si mediante la consignación lo que procura el deudor es la
extinción de una obligación y su consecuente liberación, va de suyo que su obrar
presupone asimismo que conoce y admite la existencia del débito y aparece determinado
por la finalidad de satisfacerlo. Por eso es que puede admitirse que el depósito de la
prestación adeudada, para constituir consignación, debe ir acompañado del ánimo o
intención de pagar. La existencia de este animus solvendi, es lo que posibilita distinguir
la consignación del depósito en calidad de embargo o a las resultas del juicio, en cuyos
supuestos no existe ninguna intención de reconocer la deuda ni de pagarla. Puede suceder
que al realizar la consignación el deudor formule reservas; algunas de ellas pueden ser
compatibles con el animus solvendi, mientras que otras pueden neutralizarlo o hacerlo
desaparecer. Así invalidaría la consignación cualquier reserva que importe imponer
condiciones o modalidades que obsten a la producción de los efectos típicos y sustanciales
del pago, como sucede cuando quien deposita lo hace con expresa manifestación de que
se opone al retiro de los fondos por parte del destinatario de la consignación. Se han
considerado reservas aceptables por ejemplo la de poder repetir el deudor lo que hubiese
pagado indebidamente, ella no altera el cumplimiento de la prestación debida. En síntesis
el depósito debe ser dado en pago sin condicionamientos que obsten a su procedencia o
impidan al acreedor su recepción.
NATURALEZA JURIDICA DEL DEPÓSITO: el depósito bancario crea dos tipos de
relaciones jurídicas: una entre el depositante y el banco depositario y la otra entre el
depositante y el acreedor.
En las relaciones entre el deudor que deposita y el acreedor destinatario, la consignación
aparece como un acto simplemente unilateral del primero, que ha sido comparado con
una oferta. Se ha controvertido si ese acto unilateral del consignante, puede determinar
por sí la perdida para el mismo del dominio de la cosa consignada en pago. Por un lado
se sostiene que la consignación no es oferta de pago sino pago y debe importar tradición,
por lo que hace perder al solvens la propiedad de lo dado en pago. La mayoría de la
doctrina entiende que el depósito por sí solo no hace salir la cosa depositada del
patrimonio del deudor. Trigo sostiene que tal depósito pone la cosa a disposición del
acreedor y posibilita la transmisión del dominio por una simple opción unilateral de este
último de apropiarse de aquella. Por lo tanto es una especie de oferta, donde el deudor o
el tercero que promueven la consignación manifiestan su voluntad para que el otro acepte
o no.
Pero a la vez, en cuanto al depósito pasado entre el consignante y el banco que lo recibe,
la consignación constituye un acto bilateral entre ambos, aunque instituido en favor de un
tercero: el acreedor del depositante, que siendo ajeno a la operación del depósito, adquiere
una legitimación para obtener del establecimiento depositario la entrega de la cosa
consignada. Se trata de una situación más o menos análoga a la de la estipulación a favor
de tercero. En este caso, el tercero (acreedor) puede aceptar la prestación, y el promitente
(depositante) queda impedido de convenir con el estipulante (banco) la revocación de la
promesa.
JUICIO DE CONSIGNACION: NOCION: Como pauta general, resulta que quien
desea efectuar el pago de este modo lo hace a través de una demanda, poniendo el objeto
debido a disposición del juez, a fin de que éste lo atribuya al acreedor dando fuerza de
pago al depósito efectuado por el deudor, probando su liberación. Por lo tanto, presentada
la demanda, el juez ordenará que se corra traslado al demandado por el término que
corresponda (diez días en Capital Federal y en la prov. de Bs As).
Mientras el acreedor no hubiese aceptado la consignación, o no hubiese recaído
declaración judicial teniéndola por válida, podrá el deudor retirar o desistir la cantidad
consignada. Pero también podrá hacerlo con posterioridad a la aceptación del acreedor o
a la declaración judicial de validez de la consignación, siempre y cuando, logre la
conformidad expresa del acreedor. (Art. 909). Cuando la consignación ha sido realizada
por el deudor y ésta no ha sido aceptada por el acreedor, es indudable que lo consignado
no ha salido todavía del patrimonio del deudor, razón por la cual lo dado en pago de tal
modo, le sigue perteneciendo. Siendo hasta ese momento un acto unilateral, resulta lógico
que quien ha consignado pueda revocar su voluntad y desistir del pago judicial realizado.
Esta facultad de retractación es estrictamente personas por lo que no puede ser ejercida
por otros acreedores del deudor consignante. En este caso la consignación se tiene por no
hecha y de ahí que la obligación, que no se había extinguido pendiente la litis, vuelve a
su status de plenitud inmediato anterior al depósito. Si, en cambio, la consignación ha
sido ya aceptada por el acreedor o declarada valida por sentencia judicial, sólo podrá el
deudor desistir y retirar lo consignado con la conformidad expresa del acreedor, ya que
lo consignado adquiere el carácter de pago, y por ende seria irrevocable de manera
unilateral por el solvens. Una vez que esto ocurre, los bienes consignados pasan a integrar
el patrimonio del accipens, razón por la cual solo con la conformidad de éste podrá el
deudor retrotraer su voluntad. Si el acreedor aceptara el retiro de lo depositado por parte
del deudor, luego de ser declarada valida la consignación, no podrá el acreedor
aprovecharse de las garantías o de las obligaciones que mantenía con codeudores, ya que
al declarase valida la consignación, la relación jurídica se extingue y con ella todos los
sujetos coobligados quedan liberados. En Vélez se establecía que habiendo sentencia
declarando valida la consignación, el deudor no podía retirarla ni con el consentimiento
del acreedor, en perjuicio de sus codeudores.
Si bien en principio el acreedor a cuyo favor se consigna no puede extraer los fondos si
no acepta previamente la consignación, se han admitido que quien pretende una suma
superior a la depositada, puede retirar esta última y proseguir el juicio por la diferencia.
Por su parte, el demandado puede adoptar las siguientes actitudes: a) no impugnar la
consignación, allanarse a la demanda y pedir el retiro del depósito. 2) oponerse a la
procedencia de la pretensión del actor y pedir el retiro del depósito por considerar que la
suma depositada es la correcta, pero que no correspondía seguirse el procedimiento
judicial. C) oponerse y contradecir la demanda en su integridad y estarse a lo que se
resuelva en la sentencia definitiva.
El juez para conocer en una demanda por consignación es el del lugar en donde debía
realizarse el pago. Si el acreedor demandado no tuviera su domicilio en el sitio del pago,
la acción tendría que serle notificada en el lugar de su domicilio real.
CONCURSO DEL DEPOSITANTE Y EMBARGO: LA QUIEBRA O CONCURSO
CIVIL del depositante no afectan a los actos anteriores a la declaración de la falencia,
razón por la cual tampoco pueden alterar la eficacia virtual de la consignación, que
subsistirá aplicada a la cancelación de la deuda que el consignante quería pagar. En tanto
no medie aceptación del acreedor o aprobación judicial de la consignación, el síndico del
concurso o quiebra, a quien pasar las facultades del fallido en virtud de su
desapoderamiento, podría ejercitar el derecho de retiro en la misma forma en que habría
podido hacerlo el consignante.

EMBARGO: el embargo es una orden judicial que obsta a la libre disposición de los
bienes por él afectados; por lo cual, su traba sobre una suma consignada, traerá como
consecuencia la inmovilización de la misma. La eficacia del embargo puede variar según
quien sea el que lo obtuvo, y también a tenor del resultado final del juicio de consignación.
Son cuatro los supuestos que pueden presentarse:
a) embargo por el propio consignante: el propio consignante puede trabar embargo sobre
los bienes depositados judicialmente, sobre la base de un crédito que a su vez tenga contra
el demandado por consignación y que no pudiera o no quiera compensar con su deuda.
En esta hipótesis el embargo no implica un impedimento para la extracción de los fondos,
ya que siempre está en las manos del consignante, desistir el embargo para luego retirar
los bienes consignados. Por lo tanto para que el deudor pueda conseguir el embargo de
los mismos fondos por él depositados, tendrá que promover otro juicio contra el acreedor
por un crédotp que tenga contra él. Ese embargo quedara sujeto a las resultas del juicio
de consignación.
b) embargo por el acreedor demandado: el acreedor demandado puede oponerse a la
procedencia de la consignación efectuada y simultáneamente trabar embargo sobre la
suma o bienes consignados. Ello puede suceder si el acreedor admite la adecuación de la
prestación consignada con la obligación, pero pretende que no medió negativa de su parte
u otra dificultad que impidiera el pago directo, en esta hipótesis el embargo recae sobre
bienes que una vez dictada la sentencia resultaran ser de propiedad del acreedor
embargante. Pero al haberse peticionado el rechazo de la consignación los bienes
depositados podrían ser embargados por otros acreedores del consignante o ser retirados
y eso es lo que se procura evitar con el embargo trabado por el propio acreedor
demandado, que obstaría al retiro o le acordará una preferencia de cobro frente a otros
acreedores del deudor consignante. Si lo consignado no fuese lo debido, su embargo por
el acreedor demandado seria procedente ya que la consecuente inmovilización de tales
bienes, vendría a servir de resguardo o garantía.
c) embargo por otros acreedores del consignante: esta controvertido en doctrina si otros
acreedores del consignante pueden embargar los bienes consignados en pago. La mayoría
se inclina a pensar que el embargo de otros acreedores del consignante si bien es factible,
queda supeditado en su eficacia al desistimiento del actor y al rechazo judicial de la
consignación, ya que en caso de aceptación o de aprobación judicial tal embargo resultara
ineficaz.
d) embargo por acreedores del acreedor demandado: los acreedores del demandado por
consignación pueden actuar: ejerciendo por vía de la acción subrogatoria, indirecta y
oblicua el derecho a embargar que tiene su deudor (acreedor de lo consignado) o podrían
actuando por su propio derecho, hacer embargar los bienes que pudiesen llegar a
corresponder a su deudor (acreedor en la consignación) una vez concluido el juicio,
tratándose de un embargo a las resultas del juicio de consignación que solo devendrá
efectivo si los bienes se asignaran al acreedor en cuyo favor se consignaron.
INFLUENCIA SOBRE JUICIOS CONEXOS: La consignación puede surtir diversos
efectos con relación a otros juicios que el acreedor hubiera podido iniciar contra el
consignante:
A) juicio ordinario: puede suceder que mientras el solvens acciona por consignación en
pago, sea a su vez demandado por el acreedor por cumplimiento de su obligación.
Corresponde la unificación de ambos procesos, ocurriéndose al principio de prevención
para determinar cual juicio atraerá al otro. Los procesos aculados se sustanciaran y
fallaran conjuntamente, pero si el trámite resultare dificultoso por la naturaleza de las
cuestiones planteadas el juez podrá disponer sin recurso, que cada proceso se sustancie
por separado dictando una sola sentencia.
B) juicio ejecutivo: en cuanto a la posible incidencia del juicio de consignación con
respecto a un juicio efectivo promovido por el mismo acreedor consignatario, hay que
tener en cuenta: excepciones de pago: la mayoría de la doctrina y jurisprudencia considera
que el pago por consignación no constituye el pago documentado total o parcial que se
menciona entre las excepciones admitidas en el juicio ejecutivo mientras no haya sido
aceptado por el acreedor o declarada su validez por sentencia firme. Esto es así por cuanto
hasta entonces no se sabe si estuvo bien hecha la consignación y si por ende tiene la
misma fuerza de pago. Excepciones de litis pendencia: una corriente se opone al progreso
de tal excepción, fundada en la existencia de un juicio de consignación en trámite entre
las mismas partes, argumentado que la sustanciación de un juicio ejecutivo no puede verse
demorado u obstaculizada por una excepción de litis pendecia basada en juicio ordinario,
de lo contrario estaría en manos del deudor hacer perder sus efectos normales a la vía
ejecutiva, mediante la promoción anticipada de un juicio de consignación. Sin embargo,
buena parte de la jurisprudencia, se inclina a aceptar como admisible la excepción de litis
prudencia siempre que concurran ciertos requisitos, estos serían: que la consignación se
haya efectuado por una suma igual o similar a la reclamada por el ejecutante, que haya
sido promovida con anterioridad a la intimación de pago practicada en el juicio ejecutivo,
que el consignante no hubiese estado incurso en mora al iniciar su acción y que la
consignación no sea producto de una negligencia imputable de al propio deudor.
C) juicio de desalojo: Cuando el desalojo se fundamenta en la falta de pago rigen los
principios de que la consignación adecuada de lo debido, realizada con anterioridad a la
notificación de la demanda de desalojo, tiene efecto paralizante respecto de esta última,
mientras que no producirá esa consecuencia por ser extemporánea la consignación
realizada a posteriori.
EFECTOS: el pago por consignación, una vez perfeccionado por aceptación del acreedor
o sentencia firme, produce los efectos propios del pago: extingue la obligación con todos
sus accesorios; detiene el curso de los intereses moratorios o compensatorios; traslada los
riesgos de la prestación consignada hacia el acreedor a favor de quien se efectuó el pago.
Pero ese perfeccionamiento no se opera en todos los casos de la misma manera,
correspondiendo distinguir los casos en que media aceptación del acreedor, de aquellos
en los que la consignación recién es aprobada por la sentencia judicial
Si el acreedor acepta la consignación, expresa o tácitamente, es decir, no la impugna, la
consignación surtirá todos los efectos del verdadero pago, desde el día en que se notifica
la demanda. En Vélez no se decía nada y se sostenía que surtía efectos desde que se
efectuó el depósito judicial.
Si la consignación fuera defectuosa, reza la segunda parte del art. 907 y el deudor subsana
con posterioridad sus efectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha de
notificación de la sentencia que la admite. Puede ocurrir que el acreedor, al ser notificado
de la consignación intentada por el deudor, la objete por la razón que considera pertinente:
por resultar insuficiente, por no respetar los principios de integridad. Si ello ocurriera,
podrá liego el solvens subsanar los defectos en que ha incurrido al momento de intentar
la consignación, en este supuesto, los efectos cancelatorios del pago efectuados se
producirán desde el momento en que la sentencia es notificada.
Se entiende que la consignación realizada por el deudor y que es rechazada
injustificadamente por el acreedor surte efectos desde la notificación de la demanda.
GASTOS Y COSTAS: en Vélez se sostenía que si el acreedor no impugnare la
consignación, o si fuese vencido en la oposición que hiciere, los gastos del depósito y las
costas judiciales serán a su cargo y que eran a cargo del deudor si retirase el depósito o si
la consignación se juzgare ilegal. El principio que establecia la ley imponía los gastos y
costas a quien provocaba injustificadamente el juicio por consignación: el acreedor
aceptante o vencido; o el deudoir cuando retira el depósito o su acción resulta rechazada.
El CCC, se sostiene que es principio general, en materia de consignación, que el sujeto
que debe cargar con las costas de ella, es quien, con su conducta, ha ocasionado
injustamente la necesidad de efectuar el juicio de consignación para poder pagar. Si bien
el Código guarda silencio respecto de ello, queda claro que quien sea vencido en el juicio
de consignación deberá soportar los gastos y costas que haya causado el proceso.
CONSIGNACION DE COSAS CIERTAS: Mientras la consignación de dar sumas de
dinero se efectúa mediante depósito, el modus operandi de la de dar cosas ciertas aun
cuando el CCC no prevé expresamente este supuesto, exige una intimación judicial, es
decir un requerimiento al acreedor, a practicarse por el funcionario judicial pertinente,
para que aquél reciba la cosa debida en el lugar y tiempo previsto en la obligación. Dicha
intimación judicial opera de por sí todos los efectos de la consignación o sea que desde
entonces quedara extinguida la deuda, con todas las consecuencias que de ello se derivan.
Esto no significa que el deudor quede liberado de su obligación de entregar la cosa, si el
acreedor posteriormente la reclamara; ya que por el contrario, si bien la intimación
produce una desposesión jurídica, el deudor prosigue con una aprehensión o tenencia
material de la cosa, con la aclaración de que antes poseía para si y desde entonces pasa a
ser un mero tenedor o depositario de aquella por cuenta del acreedor. Los efectos de esta
consignación son los mismos que los de la de sumas de dinero: los riesgos de pérdida o
deterioro fortuito de la cosa, ulteriores a la intimación judicial, serán de cuenta del
acreedor; quien nada podrá reclamar en el primer supuesto o deberá recibir la cosa en el
estado en que se halle en el segundo, teniendo que cumplir íntegramente cualquier
contraprestación que pudiera existir a su cargo. Pero el deudor no se libera de su
obligación de entregar la cosa cuando el acreedor se lo pida, y en su calidad de depositario
tiene a su cargo un deber de custodia: de poner las diligencias del caso en la guarda y
conservación de la cosa. Como contrapartida todos los gastos que insuman la
conservación y custodia de la cosa le deben ser reembolsados por el acreedor, como
también toda otra perdida o perjuicio que pudiera experimentar como consecuencia del
no recibo de la cosa por el acreedor en el tiempo oportuno.
Si el deudor quisiera desprenderse materialmente de la cosa y desentenderse de los
deberes de custodia, se establece que si el acreedor no lo recibe, la cosa debida puede ser
depositada en otra parte con autorización judicial.
Si huera peligro de pérdida o desvalorización de los bienes afectados o si su conservación
fuere gravosa o difícil, a pedido de parte y previa vista a la otra parte, el juez podrá ordenar
la venta en la forma más conveniente abreviando los trámites, ejemplo subasta de la cosa
debiendo depositarse el dinero obtenido de ella en el expediente judicial
Si la cosa se hallare en un sitio distinto a aquel en donde debía cumplirse la entrega, la
ley exige un paso previo a la intimación: el traslado de la cosa por cuenta del deudor al
lugar del pago. Los gastos del traslado son de cuenta del deudor, por cuanto son gastos
de pago y no de la consignación. Buena parte de la doctrina considera que esto no es
absoluto y que los jueces pueden adoptar otras soluciones cuando así lo aconsejen las
circunstancias fácticas: ya que en muchos casos no será conveniente dispone el traslado
sin que exista la certeza de que el acreedor recibirá la cosa, ya sea por las considerables
erogaciones que implique el trasporte, o las dificultades para la custodia de la cosa en el
lugar de la entrega, u toras razones similares.
Esto es aplicable análogamente respecto de cosas inmuebles, aunque la intimación deberá
ajustarse a las condiciones de la trasferencia de que se trate. Así por ejemplo si se tratara
de trasmitir la propiedad, deberá intimarse al acreedor a recibir la cosa y concurrir al
otorgamiento de la indispensable escritura traslativa del dominio.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS INCIERTAS: cuando se trata de obligaciones de
dar cosas indeterminadas, correspondiendo su elección al acreedor, el deudor debe
hacerle intimación judicial para que haga la elección. Si rehusare hacerla, el deudor podrá
ser autorizado por el juez para verificarla. Hecha ésta el deudor debe hacer la intimación
al acreedor para que la reciba, como el en caso de las cosas ciertas. Se trata de dos
intimaciones: la primera no es por sí sola liberatoria, sino que por el contrario el deudor
debe adecuar su conducta ulterior a lo que corresponda: si el acreedor elige, deberá
intimarlo después a la recepción de la cosa por él escogida; y si el acreedor no hace la
elección, debe efectuarla el deudor con autorización judicial, para luego proceder
igualmente a requerir al acreedor su recepción.
Efectuada la elección por el deudor, este primero debe individualizar la cosa con que
piensa pagar y practicada la elección, la obligación para a ser de dar cosa cierta, es decir
hacerlo saber al acreedor juntamente con la intimación para que reciba el pago.
OBLIGACIONES DE HACER Y DE NO HACER: El régimen del pago por
consignación resulta inaplicable a las obligaciones de hacer y de no hacer. Respecto de
estas últimas la razón es obvia, ya que al deudor le basta para cumplir con mantenerse en
la abstención prometida, por lo cual no existe la necesidad de un procedimiento similar o
equiparable al de la consignación.
En cuanto a las obligaciones de hacer, hay que diferencias si consisten en un puro hacer
o si se trata de obligaciones mixtas que involucran a la vez un dar y un hacer. En este
último caso, corresponderá apreciar sobre cual de los dos momentos de la obligación
recae la falta de cooperación del acreedor y si incide sobre el dar por ejemplo rechazo de
una obra terminada por parte de quien encomendó su construcción, la consignación será
factible, mientras que no lo será si se afecta propiamente al hacer del obligado, como
sucede cuando el cliente no concurre a probarse la ropa encargada e impide así al sastre
su confección. Cuando la obligación es puramente de hacer, corresponde intimar
judicialmente al acreedor para que concurra en la fecha y lugar adecuado a recibir el
cumplimiento de la prestación. Y si el intimado no se presenta y la obligación puede
cumplirse sin su colaboración, el deudor podrá hacerse autorizar por el juez para realizar
la obra y para que una vez concluida se dicte sentencia teniéndolo por liberado. Si por el
contrario el pago no fuera factible sin la cooperación del creditor, al deudor sólo le cabrá
demandar la resolución judicial del vínculo obligacional, con indemnización a su favor
de los daños y perjuicios que por tal razón hubiera podido sufrir.
OBLIGACIONES CAMBIARIAS: Una forma especial de consignación, es la
cambiaria utilizada para pagar las obligaciones cambiarias, cuando los documentos no
son presentados para su cobro en la fecha de su vencimiento. Si la letra de cambio no se
presentara para el pago, cualquier deudor tiene la facultad de depositar su importe en
poder de la autoridad competente a costa, riesgo y peligro del portador del título. Se trata
de un procedimiento en el que no ya parte y no tiene forma alguna específica, concluye y
surte sus efectos desde el mismo momento en que se efectúa el depósito. Es un
procedimiento que sólo se puede utilizar en los casos de letras o pagarés y ante la falta de
presentación de aquéllos a su vencimiento, sin necesidad de que se produzca una previa
oferta de pago por parte del deudor. El pago no puede realizarlo cualquier persona, sino
únicamente el sujeto que pagando extingue la relación cambiaria.
ARTICULOS DEL CCC: PAGO POR CONSIGNACION
Consignación judicial
ARTÍCULO 904.- Casos en que procede. El pago por consignación procede cuando: a)
el acreedor fue constituido en mora; b) existe incertidumbre sobre la persona del
acreedor; c) el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es
imputable.
ARTÍCULO 905.- Requisitos. El pago por consignación está sujeto a los mismos
requisitos del pago
ARTÍCULO 906.- Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas: a)
si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del
juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales; b) si se debe una
cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección,
una vez vencido el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza
al deudor a realizarla; c) si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia
origina gastos excesivos, el juez puede autorizar la venta en subasta, y ordenar el
depósito del precio que se obtenga.
ARTÍCULO 907.- Efectos. La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o
declarada válida por reunir los requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en
que se notifica la demanda.
Si la consignación es defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la
extinción de la deuda se produce desde la fecha de notificación de la sentencia que la
admite.
ARTÍCULO 908.- Deudor moroso. El deudor moroso puede consignar la prestación
debida con los accesorios devengados hasta el día de la consignación.
ARTÍCULO 909.- Desistimiento. El deudor tiene derecho a desistir de la consignación
antes de que la acepte el acreedor o de que haya sido declarada válida. Con
posterioridad sólo puede desistir con la conformidad expresa del acreedor, quien en ese
caso pierde la acción contra los codeudores, los garantes y los fiadores.
CONSIGNACION EXTRAJUDICIAL: En Vélez no estaba contemplada la
consignación privada
ART. 910.- Procedencia y trámite. “El deudor de una suma de dinero puede optar por
el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma adeudada ante
un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los
siguientes recaudos:
a) notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en
que será efectuado el depósito;
b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día
del depósito; este depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el
escribano dentro de las cuarenta y ocho horas hábiles de realizado; si es imposible
practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente”
El instituto de la consignación privada está previsto únicamente para el caso de
obligaciones de dar sumas de dinero y es una opción que se le brinda al deudor. La
finalidad del instituto es evitar que por una consignación que importe el depósito de una
suma de dinero, se tenga que acudir a los estados judiciales. De tal modo, se pretende
aliviar la carga de juicios que pesan sobre los tribunales, pudiendo las partes involucradas
resolver su cuestión de manera privada.
ART 911.- Derechos del acreedor. “Una vez notificado del depósito, dentro del quinto
día hábil de notificado, el acreedor tiene derecho a:
a) aceptar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del deudor el pago de
los gastos y honorarios del escribano;
b) rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el pago
de los gastos y honorarios del escribano;
c) rechazar el procedimiento y el depósito, o no expedirse. En ambos casos el deudor
puede disponer de la suma depositada para consignarla judicialmente”
ART 912.- Derechos del acreedor que retira el depósito. “Si el acreedor retira lo
depositado y rechaza el pago, puede reclamar judicialmente un importe mayor o
considerarlo insuficiente o exigir la repetición de lo pagado por gastos y honorarios por
considerar que no se encontraba en mora, o ambas cosas. En el recibo debe hacer reserva
de su derecho, caso contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del
depósito. Para demandar tiene un término de caducidad de treinta días computados a
partir del recibo con reserva.
Art 913.- Impedimentos. No se puede acudir al procedimiento previsto en este
Parágrafo si antes del depósito, el acreedor optó por la resolución del contrato o
demandó el cumplimiento de la obligación”

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