PLANTEAMIENTO O TESIS: LECTURA Y CONSTRUCCIÓN DEL

CONOCIMIENTO

Muchos textos dan por supuesto saberes que los alumnos no tienen, y que
pudiera convertirse en una espada de doble filo, para las muchas veces que los
profesores no somos conscientes de que analizar un texto consiste en
implementar un conjunto de operaciones cognitivas.

La vida académica se presenta como un desafío para los estudiantes, y tener

éxito en este reto depende en gran medida de saber reconstruir el conocimiento
a través de la participación activa en actividades de lectura, escritura,
pensamiento; propios de este nivel.

Las deficiencias en la lectura y en la escritura son un problema heredado de la

escuela primaria y de la secundaria, donde, aparentemente; deben
perfeccionarse las cuatro habilidades lingüísticas: hablar, escuchar, leer y
escribir.

Ante esta situación poco alentadora surgen algunas interrogantes: ¿Cuáles son
las causas de esas deficiencias de lectura y escritura que presentan los
estudiantes? ¿Cuáles son los mecanismos para lograr que los distantes realicen
lecturas de estudios como auténticos prácticos? ¿Qué es lo que consideramos,
por tanto, una buena competencia lectora?

Cabe destacar la importancia tan significativa que tiene, para la localidad de la

educación, el mejoramiento de las habilidades en lecto-escritura, que como
plantea la profesora Luz Stella Castoñeda… “Se constituye en el factor principal
para la construcción del conocimiento y que de su dominio depende el éxito
académico y profesional”

En ese mismo orden, hay que reconocer la estrecha vinculación que existe entre
pensamiento y conocimiento entendiendo que es a través de la escritura que
construimos ese conocimiento y elaboramos nuestras identidades lectoras.

Finalmente, uno de los modelos más completos sobre el proceso de composición

es el presentado por Lucy Flonses y John Hayes (1980-1981), que describe las
operaciones intelectuales que lleva a cabo un individuo al escribir un texto;
arribando a la siguiente conclusión por parte de los autores mencionados, que
definen la acción de redactar como el conjunto de procesos distintivos del
pensamiento organizados u orquestados por el escritor durante el acto de
composición.

En lo que respeta a la demanda de objetividad, el discurso recurre a borrar las

marcas más evidentes que el escritor deja en sus enunciados. La lectura y el
habla tienen una base neural común, es decir el mecanismo de producción de
ambas formas de plasmación de la lengua en discurso.