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guiente, o sea admiración por el artista; en efecto, se pueden desear

cuadros de regalo para formar un fondo comerciable). E) Admira


ción real por la obra del artista. F) Deseo de asociar el propio nom--
CÓMO PRESENTAR UN CATÁLOGO DE ARTE bre al del artista: inversión fabulosa para intelectuales jóvenes, puesto
que el artista se afanará para divulgar su nombre en innumerables
bibliografías en los sucesivos catálogos, tanto en su patria como en
el exterior. G) Interés ideológico, estético o comercial compartido en
Las anotaciones que siguen valen como instrucciones para un pre- el desarrollo de una corriente o de una galería de arte. Este último
sentador ele catálogos de arte (de ahora en adelante PDC). Pero, aten- punto es el más delicado, al que no puede sustraerse ni el PDC rn.ás
ción, no son válidas para la redacción de un ensayo crítico histórico inquebrantablemente desinteresado. En efecto, un crítico literario, d--
para una revista especializada, por motivos diversos y complejos, nematográfico o teatral que exalte o que destruya la obra de la que
el primero de los cuales es que los ensayos críticos son leídos y juz- habla, tiene poco impacto en su éxito. El crítico literario con una bue-
gados por otros críticos y raramente por el artista analizado, que na recensión sólo hace subir las ventas de una novela de bolsillo en
o no está abonado a la revista o hace ya dos siglos que ha muerto. unos centenares de ejemplares; el critico cinematográfico puede des-
Al contrario de lo que ocurre con un catálogo de exposición de arte trozar una comedieta porno, sin que impida que produzca gRmm-
contemporáneo. cias astronómicas, y lo mismo el crítico teatral. En cambio, el PDC,
¿Cómo se llega a ser un PDC? Desgraciadamente, resulta facilí- con su intervención, contribuye a hacer subir la coti2.ación de toda
simo. Basta con ejercer una profesión intelectual (los físicos nuclea- la obra del artista, a veces en una proporción de unrJ a diez.
res y los biólogos e~tán muy solicitados), constar en la guía telefó- Esta situación caracteriza también la situación cdtica del PDC:
nica y poseer cierto :,~enombre. El renombre se calcula así: su extensión el crítico literario puede hablar ma1 de un autor que quizás no ':o-
geográfica debe ser superior al área de impacto de la exposición (re- noce y que de todos modos (por lo general) no puecile controlar la
nombre a nivel provindal para una ciudad ele menos de setenta mil aparición del artículo en un periódico determinado: el :J.rtista, en
habitantes, a nivel nacional para una capital de provincia, a nivel cambio, encarga y controla el catálogo. Incluso cuand1) dice al PDC:
mundial para una capital de Estado soberano, con exclusión de San «Sea severo, si hace falta», la situación es, en realidaól, insostenible.
Marino y Andorra) y en profundidad debe ser inferior a la exten- O se rechaza la presentación del catálogo, pero hemos visto que no
sión de los conocimientos culturales de los posibles compradores de se puede, o se es como mínimo amable. O evasivo.
las obras (si se trata de una exposición de paisajes alpinos estilo Se- He aquí por qué, en la medida en que el PDC desea salvar su
gantini, no es necesario, incluso es perjudicial, escribir en el New dignidad y la amistad con el artista, la evasividad es el eje de los
Yorker, y resulta más oportuno ser director del instituto de segunda catálogos de exposición.
enseñanza local). Naturalmente, hay que ser contactado por el ar- Examinemos una situación imaginaria, la del pintor Prosciutti--
tista interesado, pero esto no resulta un problema: los artistas soHci- ni que, desde hace treinta años, viene pintando fondos ocre con un
tantes superan en número a los potenciales PDC. Dadas estas con- triángulo isósceles azul en el centro, cuya base es paralela al borde
dici'Jnc:; lít elección de PDC es fatal, independientemente de la sur del cuadro, y al que superpone en transparencia un triángulo
voluntad del potencial. PDC. Si el artista quiere, el potencial PDC escaleno rojo, inclinado en dirección sureste con respecto a la base
no logrará escapar a Ja tarea, a menos que decida emigrar a otro del triángulo azul. El PDC deberá tener en ·cuenta d hecho de que
continente. Una vez que ha aceptado, el PDC deberá encontrar su Prosciuttini, según el período histórico, habrá titulado el cuadro
motivación entre las ::;iguientes. en el siguiente orden, de 1950 a 1980: Composición, Dos más infini-
A) Soborno (rarísimo, pues, como se verá, existen motivaciones to, E=mc2, Allende, Allende, Chile no se rinde, Le Nom du Perc"
menos dispendiosas). B) Contrapartida sexual. C) Amistad: en las A/través, Privado. ¿Cuáles son las posibilidades (honorables) de ill-·
dos versiones de simpatía real o de imposibilidad de rehusar. D) Re- tervención del PDC? Es fácil, si se trata de un poeta: dedica una
galo de una obra del artista (esta motivación no coincide con la si- poesía a Prosciuttini. Por ejemplo: «Como una flecha/ (¡Ah!, cruel
")")(.;:
Zenón) / el ímpetu / de otro dardo / parasanga trazada / de un cos- Entre 1963 y, digamos, 1972 existía otra posibilidad. La inter-
mos enfermo / de agujeros negros / multicolores». La solución es pretación política. Observaciones sobre la lucha de clases, sobre la
de prestigio, para el PDC, para Prosciuttini, para el propietario de corrupción de los objetos enlodados por su mercantilización. El arte
la galería y para el comprador. como rebelión contra el mundo ele las mercaderías; los triángulos
La segunda solución está reservada sólo a los narradores y asu- de Prosciuttini como formas que rechazan ser simples valores de cam-
me la forma de una carta abierta sin pies ni cabeza: «Querido Pros- bio, abiertas a la inventiva obrera, expropiadas a la rapiña capitalis-
ciuttini, cuando veo tus triángulos me vuelvo a encontrar en Uqbar, ta. Retorno a una edad de oro, o anuncio de una utopía, el sueño
testigo Jorge Luis ... Un Pierre Ménard que me propone formas re- de una cosa.
creadas en otras edades, don Pitágoras de la Mancha. Lascivias a Lo que he dicho hasta ahora sólo es válido para el PDC que no
ciento ochenta grados: ¿podremos librarnos de la Necesidad? Era es crítico de arte profesional. La situación del crítico de arte es, diag-
una mañana de junio y en los soleados campos: un partisano ahor- mos, más crítica. Deberá hablar también de la obra7 pero sin expre-
cado del poste del teléfono. Adolescente, dudé de la esencia de la sar juicios de valor. La solución más cómoda consiste en mostrar
Regla ... ». Etcétera. que el artista ha trabajado en armonía con la visión del mundo im-
La tarea es más fác:H para un PDC de formación científica. Pue- perante, o, como se dice hoy, con la Metafísica Influyente. Toda me-
de partir de la convicción (por otra parte, exacta) de que un cuadro tafísica influyente representa un modo de dar cuenta de lo que exis-
es también un elemento de la Realidad: le bastará, pues, hablar de te. Un cuadro pertenece, indudablemente, a lo que existe y entre otras
los aspectos muy profundos de la realidad y, diga lo que diga, no cosas, por infame que sea, representa en cierto modo aquello que
mentirá. Por ejemplo: «Los triángulos de Prosciuttini son grafos. existe (incluso un cuadro abstracto representa aquello que podría ser
Funciones proposicionales de concreta topología. Nodos. ¿Cómo se o que es en el universo de las formas puras). Si, por ejemplo, la me-
pasa de un nodo U a otro nodo? Se precisa, como se sabe, una fun- tafísica influyente sostiene que todo lo existente no es más que ener-
ción F de valoración, y, si F(U) es menor o igual a F(V), hay que gía, decir que el cuadro de Prosciuttini es energía, y representa la
desarrollar U, para todo otro nodo V considerado, en el sentido de energía, no es una mentira: en todo caso es una perogrullada, pero
generar nodos derivados de U. Una perfecta. función de valoración una perogrullada que salva al crítico -y deja contentos a Prosciutti-
satisfacerá entonces la condición F(U) menor o igual a F(V), tal que ni, al propietario de la galería y al comprador.
si d(U,Q) entonces menm o igual a d(V,Q), donde obviamente d(A,B) El problema consiste en determinar, por razones de populari-
es la distancia entre A y B en el grafo. El arte es matemática. Tal dad, de qué metafísica oye hablar todo el mundo en una época dada.
es el mensaje de Prosciuttini». Ciertamente, puede afirmarse con Berkeley que Esse est percipi y
Puede parecer a primera vista que las soluciones de este tipo son decir que las obras de Prosciuttini existen porque son percibidas,
apropiadas para obras abstractas, pero no para un Morandi o un pero al no ser la metafísica en cuestión demasiado influyente, Pros-
Guttuso. Error. Todo depende de la habilidad del hombre de cien- ciuttini y los lectores advertirían lo excesivamente obvio que es el
cia. Como indicación general diremos que hoy, usando con suficiente aserto.
desenvoltura metafórica la teoría de las catástrofes de René Thom, Por lo tanto, si los triángulos de Prosciuttini hubieran tendido
se puede demostrar que las naturalezas muertas de Morandi repre- que ser descritos a finales de los años cincuenta, jugando con la en-
sentan las formas de ese umbral extremo de equilibrio más allá del trecruzada influencia de Banfi-Paci y Sartre-Merleau Ponty (en la
cual las formas naturales de las botellas se enredarían por su cúspi- culminación del magisterio de Husserl), habría sido conveniente de-
de más allá de y contra sí mismas, quebrándose como un cristal he- finir los triángulos en cuestión como «la representación del acto mis-
rido por un ultrasonido; y la magia del pintor consiste precisamente mo de la intencionalidad que, al constituir regiones eidéticas, hace
en haber sabido representar esta situación límite. Jugar con la tra- de las propias formas puras de la geometría una modalidad de la
ducción inglesa de naturaleza muerta: still life. Still, todavía duran- Lebenswelt». Tumbién estaban permitidas en aquella época las va-
te un tiempo, pero ¿hasta cuándo? Still-Until... Magia de la diferen- riaciones en términos de psicología de la forma: decir entonces que
cia entre ser todavía y ser después-de-que. los triángulos de Prosciuttini tenían gravidez «gestáltica» hubiera

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sido irrebatible puesto que todo triángulo, si es reconocible como Lo que establece, además de un criterio de factibilidad y de efi-·
triángulo, tiene una gravidez «gestáltica». En los años sesenta, Pros- cacia, un criterio de moralidad: basta con decir la verdad. Claro que
ciuttini habría aparecido más up to date si se hubiese visto en sus hay modos y modos.
triángulos una estructura, homóloga al pattern de las estructuras de r'

parentesco de Lévi-Strauss. Jugando entre estructuralismo y sesen- 1980


ta y ocho, podía decirse que, según la teoría de las contradicciones
de Mao, la cual concilia la tríada hegeliana conforme a los princi-
pios binarios del Yin y del Yang, los dos triángulos de Prosciuttini
evidenciaban la relación entre contradicción primaria y contradic-
ción secundaria. No se crea que el módulo estructuralista no pueda
aplicarse también a las botellas de Morandi: botella profunda (deep
bottle) opuesta a botella de superficie.
Después de los años sesenta, las opciones del crítico son más
libres. Naturalmente, el triángulo azul atravesado por el triángulo
rojo es la epifanía de un Deseo que persigue un Otro con el que
jamás podrá identificarse. Prosciuttini es el pintor de la Diferen-
cia, mejor dicho de la Diferencia en la Identidad. La diferencia
en la identidad se ene uentra también en la relación cara-cruz de
una moneda, pero los triángulos de Prosciuttini se prestarían tam-
bién para caracterizarnos un caso de Implosión, como los cuadros
de Pollock y la introducción de supositorios por vía anal (agujeros
negros). Pero en los triángulos de Prosciuttini tenemos también la
anulación recíproca de valores de uso y valores de cambio. Con
una hábil referencia a la Diferencia de la sonrisa de la Gioconda,
que vista de través pw~de tomarse por una vulva, y en cualquier
caso es béance, los triángulos de Prosciuttini, en su mutua anula-
ción y rotación «catastrófica», podrían aparecer como una implo-
sividad del falo que se convierte en vagina dentada. El fallo del
Falo. En resumen, y para concluir, la regla de oro para el PDC
es describir la obra de manera que la descripción pueda aplicarse
no sólo a otros cuadros, sino también a la experiencia que resulta
de la contemplación del escaparate del charcutero. Si el PDC escri-
be que «en los cuadros de Prosciuttini la percepción de las formas
no es nunca adecuación inerte al dato de la sensación, Prosciuttini
nos dice que no hay percepción que no sea interpretación y traba-
jo, y que el paso de lo sentido a lo percibido es actividad, praxis,
estar-en-el-mundo como construcción de Abschattungen recortada
intencionalmente de la propia pulpa de la cosa-en-sí», el lector re-
conocerá la verdad de Prosciuttini, porque corresponde a los me-
canismos en base a los cuales distingue, en la charcutería, una mor-
tadela de una ensaladilla rusa.

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