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CURSO ONLINE DE ACTUALIZACIÓN

JURISPRUDENCIA
CSJN/AR & CORTE IDH
PERÍODO 2017
CUADERNILLO MÓDULO B
INDEMNIZACIONES Y REPARACIÓN DE DAÑOS
ÍNDICE
PADEC C/ BANKBOSTON ................................................................................................ 3
MARTÍN C/ TELEARTE S.A. Y OTROS .................................................................................. 4
BOSTON MEDICAL GROUP C. ARTEAR ................................................................................ 7
FLORES C/ GIMÉNEZ S/ DAÑOS Y PERJUICIOS ..................................................................... 8
A., M. G. C/ OBRA SOCIAL DEL PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN ......................................... 10
ESPÓSITO, DARDO LUIS C/ PROVINCIA ART S.A. S/ ACCIDENTE ........................................ 11
MARANDO, CATALINA GRACIELA C/QBE ARGENTINA ART S.A. ....................................... 13
CARABAJAL, MARÍA ELVIRA C/ PAESTO S.A. .................................................................. 14
NÚÑEZ BENÍTEZ C/ PROMOTION BUILDING S.A. .............................................................. 15
ONTIVEROS, STELLA MARIS C/ PREVENCIÓN ART S.A. .................................................... 17
GOYENECHEA Y OTROS C/ ESTADO NACIONAL .................................................................. 19
VILLAMIL C/ ESTADO NACIONAL S/ DAÑOS Y PERJUICIOS .................................................. 21
GIMBUTAS C/ GOOGLE INC. S/ DAÑOS Y PERJUICIOS .......................................................... 24
ARREGUI C/ ESTADO NACIONAL - PFA - Y OTROS S/ DAÑOS Y PERJUICIOS .......................... 29
A PROPÓSITO DE ESTE MATERIAL

 La compilación que se difunde en este cuadernillo es presentada al


solo efecto de facilitar la comprensión y el estudio de la
jurisprudencia desarrollada en el programa y comentada en las
videoclases del curso.
 Las sinopsis de todos los fallos tratados en estos cuadernillos son
exclusivamente orientativas. Las mismas constituyen en una síntesis
de sistematización elaborada a partir de las notas de referencia que
se indican en la nota al pie en cada caso, sin perjuicio de incorporar a
ese contenido de base algunas adaptaciones, acotaciones e
interpolaciones que permitan la mejor identificación y comprensión
del material relevante para el curso.
 En particular se han interpolado fragmentos de las decisiones que se
presentan indentados y precedidos de un símbolo “•” . Estos
fragmentos constituyen paráfrasis o transcripciones del fallo
referido de la Corte.
 En los casos en que la resolución ha sido publicada en la colección
oficial de “Fallos”, se incluye la cita con tomo y página en la nota al
pie. En los casos en que todavía no se ha publicado (que
corresponden al segundo semestre) se indica la fecha de la
resolución, incluyendo referencia a número de expediente en los
casos en que haya dos resoluciones de carátula similar.
 Ni el material escrito ni el material audiovisual presentado en el
curso constituyen opinión institucional del Poder Judicial de la
Provincia de La Pampa, constituyendo una exposición de sentido
didáctico y meramente informativo.

 Se podrá consultar en el sitio web cursojur.blogspot.com el siguiente


material complementario:

 Videoclase dedicada a presentar los fallos del módulo


 Carpeta de Fallos completos
 Cuestionario de diagnóstico y seguimiento del módulo
 Links a notas de interés para profundizar en los casos

2
PADEC C/ BANKBOSTON 1

 A propósito de una acción de nulidad del cobro del cargo por


"mantenimiento de cuenta" en las cajas de ahorro de un banco, la
Corte advierte que las cláusulas abusivas no pueden ser materia de
una renuncia anticipada.

La acción había sido iniciada por Prevención, Asesoramiento y Defensa del


Consumidor (PADEC) en una causa de incidencia colectiva contra el Bank Boston,
donde se pretendía que se condenara a la entidad a reintegrar a sus clientes lo
cobrado por el cargo de mantenimiento de cuenta durante los últimos diez años,
Esa demanda había sido rechazada en las primeras dos instancias porque se
consideró que la condena no podía alcanzar “a los actos pretéritos y consentidos
por los clientes del banco”. La asociación de consumidores recurrió a la Corte por
considerar que no se respetaron las cláusulas constitucionales sobre protección a
los consumidores. “En este tipo de contratos bancarios -de ejecución continuada y
de larga duración, automatizados mediante el diseño de actos unilaterales
mecanizados-, el silencio del usuario no sanea las irregularidades de la entidad
financiera”, aseguró PADEC, tras lo cual puso énfasis en que el banco incurrió en
una conducta abusiva que “provoca un desaliento del ahorro y la distorsión del
contrato bancario de caja de ahorro”.
La Corte, con invocación de la “tutela especial” a favor de los consumidores,
que se ve reflejada en distintos apartados de las leyes consumeriles, como el
artículo 8° de la Ley 24.240 que estipula que se tendrán por no convenidas ”las
cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por
daños”, o en la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central que aprobó el
reglamento de "Protección de los usuarios de servicios financieros", e incluso el
nuevo Código Civil, que en materia de contratos bancarios dice que “en ningún
caso pueden cargarse comisiones o costos por servicios no prestados
efectivamente", opinó que el “consentimiento tácito” invocado por el banco no
podía operar en estas circunstancias.
En concreto, el fallo apunta que:
 La eventual existencia de costos que por su valor puedan consumir no sólo
la tasa de interés que ofrece la entidad, sino también el capital depositado
por el ahorrista, provoca la desnaturalización de la economía del contrato,
desvirtúa la finalidad para el cual aquel ha sido concebido y afecta la
capacidad de ahorro de los ciudadanos de indudable interés general.
 La eventual falta oportuna de impugnación de tal normativa no obsta a su
control judicial, pues ello no permite por sí descartar la abusividad alegada
—art. 1122 del Cód. Civil y Comercial—.

1 Prevención, Asesoramiento y Defensa del Consumidor C/ Bankboston NA S/Sumarisimo,


14/03/2017, Fallos 340:172. Nota de referencia: http://www.diariojudicial.com/nota/77633

3
 Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo pueden ser
declaradas abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o
aprobadas expresamente por el consumidor.
 Frente a una cláusula abusiva, la mayor o mejor información que se le
brinde a la víctima acerca del aprovechamiento del que será objeto, no
puede de ningún modo validar el acto.
 Dado que el consumidor se encuentra en una posición de subordinación
estructural, la lesión a su interés en este campo puede surgir no solo de
cláusulas contractuales en sí mismas, sino de los modos de aplicación de
estas o, simplemente, de conductas no descriptas en el contrato, pero que
constituyen una derivación de la imposición abusiva de ciertas prácticas
 Una comisión aprobada por el Banco Central, como es el caso del cargo por
“mantenimiento de cuenta” respecto de las cajas de ahorro, puede ser
implementada en su origen de modo lícito y luego, en un momento
determinado del curso del iter contractual, devenir en abusiva a raíz de una
modificación económica del cargo que produce la desnaturalización de las
obligaciones recíprocas previstas en el tipo contractual.

MARTÍN C/ TELEARTE S.A. Y OTROS2

 La Corte afirmó la responsabilidad periodística por la difusión de


información falsa cuando la fuente citada es genérica e indeterminada.

El 24 de mayo de 2000, en el marco del programa televisivo “Memoria”,


conducido y producido por el Sr. Samuel Gelblung, se presentó un informe sobre el
llamado “caso Fraticelli”, en el que se vinculaba al Sr. Edgardo Héctor Martín con el
homicidio de la menor que era objeto de investigación policial. Allí, algunos
miembros del equipo periodístico dirigido por Gelblung afirmaron, entre otras
cosas, que para saber lo que había ocurrido debía concurrirse a los “lugares
comunes donde la gente se reúne y preguntar: ¿quién fue?” y que, en un bar de la
zona y a las dos de la mañana, alguien había contestado “el amante de la mujer”.
Los periodistas afirmaron que esa “línea de información” conducía a un señor de
apellido Martín, de unos treinta años aproximadamente, kinesiólogo, de la ciudad
de Rufino y quien sería amante de la madre de la menor. Posteriormente, lo
ubicaron en la escena del crimen, donde habría sido sorprendido en compañía de
la madre por la menor asesinada.
El Sr. Martín tachó de falsas esas afirmaciones y promovió demanda por los
daños y perjuicios que le ocasionó su difusión. Los jueces de la causa hicieron lugar

2 Martín, Edgardo Héctor c/ Telearte S.A. y otros s/ daños y perjuicios. CSJ 1177/2012 (48-M)/CS1.
03/10/2017. Nota de referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-27892-La-Corte--por-unanimidad--
afirm--la-responsabilidad-period-stica-por-la-difusi-n-de-informaci-n-falsa-cuando-la-fuente-
citada-es-gen-rica-e-indeterminada.html

4
a la demanda y, en lo que aquí interesa, condenaron Gelblung al pago de la suma de
pesos cuarenta mil ($40.000) más intereses.
El Sr. Gelblung interpuso recurso extraordinario federal por considerar que
las sentencias de grado aplicaron erróneamente las doctrinas “Campillay” y de la
“real malicia” para la tutela de la libertad de expresión.

Doctrinas “Campillay” y “real malicia”.

 La doctrina “Campillay” (Fallos 308:789, sentencia de 1986) exime de


responsabilidad al periodista y al medio en tres supuestos: cuando la nota
se reporta atribuyendo su contenido a la fuente pertinente, cuando se
utiliza un tiempo de verbo potencial, y cuando se deja en reserva la
identidad de los implicados en el hecho ilícito.
 La doctrina “Campillay” se aplica sin diferenciar cuál es la calidad del sujeto
pasivo de la información, mientras que la “real malicia” depende de un
carácter especial de naturaleza “pública”.

 La doctrina de la “real malicia”, adoptada por la Corte en “Vago c. Ediciones


La Urraca” de 1991 (y que tiene su origen en el fallo de la Corte Suprema de
los Estados Unidos en el caso "New York Times vs. Sullivan", de 1964) y
muchos otros pronunciamientos como “Patitó”, adopta un estándar de
prueba especial para atribuir responsabilidad por información referida a
funcionarios públicos o figuras públicas, exigiendo demostrar que los
periodistas conocían la falsedad de la información o que obraron con
notoria despreocupación respecto de ello.
 En casos como “Barrantes” de 2013, la Corte enfatizó que la protección
atenuada respecto de quienes ostentan calidad pública responde, por un
lado, al hecho de que éstas tienen un mayor acceso a los medios
periodísticos para replicar las falsas imputaciones y, por el otro, a que se
han expuesto voluntariamente a un mayor riesgo de sufrir perjuicio por
noticias difamatorias (“Gertz v. Robert Welch Inc.”, 418 US 323, 1974,
receptado en Fallos: 310:508, consid. 12).
 Por eso, el tribunal ha advertido que en los casos en las que se difunda
información sobre un particular involucrado en un hecho de interés público,
quien lo hace debe mostrar que “la vulnerabilidad característica de los
simples ciudadanos —que como tales se encuentran excluidos de la
'protección débil’— no se haya presente en la especie; o cuanto menos, debe
advertir si [...] la dimensión de los asuntos discutidos (en términos de
debate público y en tanto razón de ser de la real malicia) permite] absorber
de alguna manera la condición de los sujetos involucrados” (“Barrantes,
Juan Martín”, cit., consid. 5 in fine).

5
El caso “Martín c. Telearte”. En este fallo la Corte Suprema entendió que la
doctrina “Campillay” no protege al medio cuando deja de ser un simple difusor de
una información originada en una fuente distinta y se transforma en el autor de
una información dañosa o agraviante.
 Los dichos de varios periodistas en un programa televisivo, relacionando a
una persona con la muerte de una niña, no se encuentran protegidos por la
doctrina de la Corte Suprema sentada en “Campillay”, pues los periodistas
atribuyeron la información en forma genérica e indeterminada a "alguien",
mención que no opera como fuente en el sentido de la doctrina allí
establecida; el medio de comunicación y los profesionales demandados
deben responder por los daños causados.
 La doctrina "Campillay" protege a quien atribuye —de modo sincero y
sustancialmente fiel— la información a una fuente identificable, utiliza un
discurso meramente conjetural que evita formas asertivas o deja en reserva
la identidad de las personas a quienes involucra la información difundida,
evitando suministrar datos que permitan conducir a su fácil identificación;
esto articula un razonable equilibrio entre la fuerte tutela constitucional
que recibe la libertad de expresión y la protección de otros derechos
individuales que reconocen también fuente constitucional tales como la
dignidad de las personas.
 “no obsta a la atribución de responsabilidad que en ciertos pasajes de su
intervención la señora Melgarejo utilizara verbos en modo o tiempo
potencial (así, al afirmar que el actor “sería” amante de la señora D.) o
términos que relativizarían lo afirmado (“aparentemente”). En efecto, esta
Corte ha señalado en reiteradas ocasiones que la verdadera finalidad de
esta eximente es otorgar protección “a quien se ha referido sólo a lo que
puede (o no) ser, descartando toda aseveración, o sea la acción de afirmar o
dar por cierta alguna cosa. No consiste solamente en la utilización de un
determinado modo verbal —el potencial— sino en el sentido completo del
discurso, que debe ser conjetural y no asertivo. Si así no fuera, bastaría con
el mecánico empleo del casi mágico 'sería' para poder atribuir a alguien
cualquier cosa, aún la peor, sin tener que responder por ello” (Fallos:
326:145, 4285)”.

En cuanto a la “real malicia”, la Corte consideró que “las particulares


circunstancias de la causa no justifican la protección agravada que brinda dicha
doctrina”, y aunque no se explaya sobre el punto, es dable inferir que falta la
premisa de tratarse de un sujeto pasivo que tenga un carácter “público” suficiente
para aplicar ese estándar. Por tal razón, entendió que bastaba la simple culpa para
atribuirles responsabilidad a los demandados.

6
BOSTON MEDICAL GROUP C. ARTEAR3

 Rechazó una demanda por un informe de “Telenoche Investiga” por


aplicación de la doctrina de la “real malicia”, estándar que exige
acreditar –para atribuir la responsabilidad- que los periodistas
conocían la invocada falsedad de los hechos o que obraron con notoria
despreocupación acerca de su verdad o falsedad.

El reclamo estaba dirigido contra los periodistas María Laura Santillán y


Juan Miceli y la empresa Arte Radiotelevisivo Argentino. La causa la había iniciado
la compañía Boston Medical Group con motivo de la emisión en el programa
“Telenoche Investiga”, de un informe que la parte actora consideró lesivo de su
prestigio comercial.
En dicho programa se difundió una nota –titulada “Expertos en Pinchazos”-
en la que aparecían entrevistas realizadas a pacientes y a diversos profesionales de
la salud, algunos de ellos ex empleados de la demandante, como también imágenes
captadas con cámara oculta, en las que se daba a entender que los tratamientos
aplicados eran en su mayor parte inapropiados y estaban inspirados en un mero
ánimo comercial.
La Corte destacó que la demandante prestaba tratamientos médicos contra
la insuficiencia sexual y ofrecía sus servicios a través de campañas masivas de
publicidad en distintos medios de comunicación y que la investigación periodística
supuestamente difamatoria cuestionaba la idoneidad de las prestaciones médicas
ofertadas y su adecuación a la normativa vigente.
En esas circunstancias, tanto el contenido del informe –vinculado con la
salud pública- como las características que rodeaban al sujeto agraviado justificaba
la aplicación de la doctrina de la real malicia.

El fallo “Boston” de 2017. Tuvo en cuenta para decidir que la actora no


había aportado elementos suficientes que permitieran concluir que los
demandados conocían la invocada falsedad de los hechos divulgados en el
programa televisivo o que habían obrado con notoria despreocupación acerca de
su verdad o falsedad. Por el contrario señaló, que los periodistas habían acreditado
que su investigación había sido realizada a partir de las denuncias presentadas por
un ex gerente de la actora ante diversos organismos públicos.
Expresó también que para comprobar la seriedad de la fuente los
demandados habían recabado la opinión de especialistas en la materia, tanto de
algunos que habían trabajado en esa clínica de salud y conocían el modo de trabajo
de la empresa, como de otros profesionales independientes y habían realizado una
filmación, mediante la utilización de una cámara oculta –lo que no fue objetado por

3Boston Medical Group S.A. c/ Arte Radiotelevisivo Argentino S.A. y otros s/ daños y perjuicios,
29/08/2017. Nota de referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-27340-La-Corte-Suprema-rechaz--
una-demanda-por-un-informe-de--Telenoche-Investiga--.html

7
la actora-, en la que se había registrado la modalidad de la atención médica
ofrecida a los pacientes que acudían a los consultorios de la demandante.
El Tribunal indicó también que no se ajustaban a la realidad las
afirmaciones efectuadas por la Cámara respecto a que el programa había sido
editado en forma malintencionada y que se habrían silenciado algunos pasajes
relevantes de esas entrevistas. Tuvo en consideración que del examen del material
sin editar –videos en crudo- surgía el tono general de los distintos reportajes
efectuados por la producción del programa televisivo que resultaban críticos
respecto al proceder de la actora.
Es importante advertir que en precedentes anteriores la doctrina de la real
malicia había sido aplicada a personas físicas, siendo este el primer caso en que se
aplica a personas jurídicas. En este aspecto, parece ser decisivo el carácter de
“interés público” del caso. En concordancia con ello, vemos que la Corte dice que:
 Las cuestiones vinculadas con la prestación de servicios médicos dirigidos a
un sector de la población tienen una trascendencia esencial para la vida
comunitaria y ello demanda una protección especial a la prensa en aras de
asegurar la circulación de información de relevancia pública.
 El derecho a la salud comprende el acceso a la información, esto es, el
derecho de solicitar, recibir y difundir información e ideas acerca de las
cuestiones vinculadas con esa temática, cuestión garantizada por el art. 42
de la CN, que prevé el derecho de los consumidores y usuarios a un
conocimiento adecuado y veraz.

FLORES C/ GIMÉNEZ S/ DAÑOS Y PERJUICIOS4

 Declaró la validez del límite de cobertura establecido en el contrato de


seguro obligatorio automotor autorizado por la Superintendencia de
Seguros de la Nación.

La mayoría quedó conformada con el voto de los jueces Ricardo Lorenzetti,


Elena Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz, este último en voto concurrente.

Voto de los jueces Lorenzetti y Highton de Nolasco. Destacaron que la


función social que debe cumplir el seguro no implica que deban repararse todos
los daños producidos al tercero -víctima- sin consideración de las pautas del
contrato entre el asegurado y la aseguradora.

4Flores, Lorena Romina c/ Giménez, Marcelino Osvaldo y otro s/ daños y perjuicios, 06/06/2017.
Fallos: 340:765. Nota de Referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-26198-La-Corte-Suprema--por-
mayor-a--declar--la-validez-del-l-mite-de-cobertura-establecido-en-el-contrato-de-seguro-
obligatorio-automotor.html

8
 La pretensión de que la aseguradora se haga cargo del pago de la
indemnización “más allá de las limitaciones cuantitativas establecidas en el
contrato” carece de fuente jurídica que la justifique y, por tanto, no puede
ser el objeto de una obligación civil, pues la relación obligacional legal que
vincula a la víctima con la aseguradora es independiente de aquella que se
entabla entre ésta y el asegurado; poseen distintos sujetos —no son los
mismos acreedores y los deudores en una y otra obligación—, tienen
distinta causa —en una la ley, en la otra el contrato— y, otras, distinto
objeto —en una la de reparar el daño, en la otra garantizar la indemnidad
del asegurado—, en la medida del seguro.

En este sentido, señalaron que si bien el acceso a una reparación integral de


los daños padecidos por las víctimas constituye un principio constitucional que
debe ser tutelado y que la Corte ha reforzado toda interpretación conducente a su
plena satisfacción, ello no implica desconocer que el contrato de seguro rige la
relación jurídica entre los otorgantes y que los damnificados revisten la condición
de terceros frente a aquéllos en tanto no participaron de su realización, por lo que
si pretenden invocarlo deben circunscribirse a sus términos.
Asimismo, consideraron que los contratos tienen efectos entre las partes
contratantes y no pueden beneficiar ni perjudicar a terceros, excepto en los casos
previstos en la ley. Por ende, no resulta aceptable fraccionar lo convenido
únicamente para acatar las estipulaciones que favorecen al tercero damnificado y
desechar otras que ponen límites a la obligación del asegurador.

En su voto concurrente, Rosenkrantz destacó que no se había demostrado


en el caso que el límite de cobertura fijado por la Superintendencia de Seguros de
la Nación, como autoridad en materia aseguradora, fuese irrazonable para la
realización de los fines previstos por la ley 24.449: más precisamente proteger a
las víctimas de los accidentes de tránsito y, a la vez, permitir un fácil acceso de la
comunidad al seguro, en especial a los conductores de menores recursos. Precisó
que la mayor contratación del seguro maximiza la probabilidad de compensación a
las víctimas potenciales de los daños producidos por automotores.
Señaló que la Corte Suprema ha decidido que el principio de compensación
integral no es absoluto en tanto el legislador puede optar por distintos sistemas de
reparación –inclusive la indemnización limitada o tasada-, siempre dentro del
límite del art. 28 de la Constitución Nacional.
El juez señaló que la determinación acerca de cuál es el modo de satisfacer
en mayor extensión la finalidad social del seguro es ajena a los jueces. Ello depende
de consideraciones técnicas y de política legislativa, cuya evaluación incumbe al
Poder Legislativo y al organismo responsable de supervisar el funcionamiento del
mercado asegurador.
Por último, sostuvo que la sentencia que obligó a la aseguradora a pagar
más allá del límite de la póliza, con sustento en la supuesta desnaturalización de la
función social del seguro, implica una violación de su derecho de propiedad. Ello,
por cuanto la decisión avanza sobre los derechos que emergen del contrato sin

9
justificación suficiente y, como consecuencia de ello, impone una obligación sin
fuente legal.
Los jueces Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti declararon inadmisible el
recurso, con fundamento en el art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial, el
recurso extraordinario deducido por la aseguradora citada en garantía.

A., M. G. C/ OBRA SOCIAL DEL PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN 5

 Adoptando un criterio de interpretación estricta de los términos de


cobertura, el fallo dejó sin efecto la condena impuesta a una obra
social que, basándose en que la actora no había cumplido con el
requisito administrativo de contar con el certificado de discapacidad
“extendido por autoridad competente”, había denegado el reintegro
de gastos de asistencia médica de un joven discapacitado.

Antecedentes del caso. La Cámara Federal de Posadas había ordenado


pagar los reintegros por entender que correspondían a un período en que el niño
“había padecido un importante agravamiento de su estado de salud” y la obra
social demandada sabía de ello, en virtud de las notas que se le cursaron y “las
auditorías médicas que daban cuenta de la evolución de las deficiencias y
patologías de aquel”
Según surge de la causa, la obra social no reintegró los fondos solicitados
porque la parte actora no había cumplido con el requisito administrativo de contar
con el certificado de discapacidad “extendido por autoridad competente”. Para
adoptar ese temperamento, la OSPJN se amparaba en su propio estatuto, cuyo
artículo 5º dispone que "en ningún caso se otorgará cobertura por discapacidad a
afiliados que no tuvieren acreditada dicha condición por la autoridad competente”.
Sin embargo, en lugar de ello, el tribunal “descartó la aplicación del estatuto
de la obra social y concluyó en que el certificado no era más que una prueba
adicional de la discapacidad que el niño padecía y de la que la demandada tenía
conocimiento atento a su historia clínica, por lo que cabía prescindir de él frente a
las restantes constancias de la causa para dar preeminencia al interés superior del
niño”.

El fallo de la Corte. La Corte Suprema cuestionó la interpretación que hizo


la Cámara Federal en el caso. El fallo recuerda que la primera fuente de
interpretación de la leyes “es su letra y de los textos transcriptos surge palmaria la
necesidad de presentar el certificado de discapacidad o, eventualmente, la
documentación que acredite haberlo solicitado a la autoridad competente para

5 A., M. G. c/ Obra Social del Poder Judicial de la Nación s/ cobro de pesos/sumas de dinero,
05/09/2017. Nota de referencia: http://www.diariojudicial.com/nota/79018

10
expedirlo”. Con más razón cuando no está en juego “la salud, la vida o la integridad
del niño”, como ocurrió en el caso.
“Si la exigencia se flexibilizara del modo propuesto por el a quo, la condición
de discapacidad del afiliado dependería de la valoración discrecional -acertada o
no- de las obras sociales, cuando el legislador en realidad optó por atribuir esa
facultad a las autoridades pertenecientes al Ministerio de Salud de la Nación o a
otras autoridades provinciales”, sintetiza el fallo de la Máximo Tribunal.

ESPÓSITO, DARDO LUIS C/ PROVINCIA ART S.A. S/ ACCIDENTE 6

 En este fallo de 2016 la Corte resolvió que el reajuste de


indemnizaciones por accidentes de trabajo dispuesto por la ley 26.773
en el año 2012 no puede aplicarse a los accidentes ocurridos con
anterioridad.

La evolución normativa. En 1995 la ley 24.557 de riesgos del trabajo


estableció un sistema de reparación de los accidentes y enfermedades laborales
por el cual la compañía aseguradora contratada por el empleador debe pagarle al
trabajador una indemnización que se establece tomando la edad de la víctima, el
sueldo que cobraba y la medida en que quedó incapacitada para seguir trabajando.
En el año 2000, a la indemnización así calculada se le añadió el pago de una suma
fija que podía ser de $ 30.000, $ 40.000 o $ 50.000, de acuerdo con el mayor o
menor grado de la incapacidad sufrida por el trabajador.
A fines de 2009, la indemnización adicional de suma fija fue elevada a $
80.000, $ 100.000 y $ 120.000, respectivamente; y para la indemnización variable
se fijó un piso mínimo que, por ejemplo, para los casos de incapacidad total o
muerte ascendía a $180.000, es decir, que la aseguradora jamás podía pagar menos
de ese importe aunque el sueldo de la víctima hubiera sido muy bajo.
En octubre de 2012 este sistema especial de reparación de los accidentes y
enfermedades laborales tuvo un nuevo reajuste con la ley 26.773.
- La ley dispuso que aquellos importes fijados a fines de 2009 -para el
piso mínimo de las indemnizaciones variables y para las
indemnizaciones adicionales de suma fija- debían actualizarse a
valores de octubre de 2012 tomando en cuenta la variación del
índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los
Trabajadores Estables) publicado por la Secretaría de Seguridad
Social del Ministerio de Trabajo, que un índice de medición del
incremento de los salarios.
- La ley también estableció que, a partir de octubre de 2012, los
importes en cuestión (piso mínimo e indemnización fija adicional) se
actualizarían por el índice RIPTE cada seis meses.

6
Espósito, Dardo Luis c/ Provincia ART S.A. s/ accidente – ley especial, 07/06/2016, Fallos: 339:781.
Nota de referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-21858-La-Corte-resolvi--que-el-reajuste-de-
indemnizaciones-por-accidentes-de-trabajo-dispuesto-por-la-ley-26.773-en-el-a-o-2012-no-puede-
aplicarse-a-los-accidentes-ocurridos-con-anterioridad.html

11
El art. 17.5 de la ley 26.773 dejó en claro que las nuevas disposiciones de
esta ley en materia de indemnizaciones regirían para el futuro, pues solamente se
aplicarían a los accidentes y enfermedades laborales cuya primera manifestación
invalidante se produjera a partir de la fecha en la que la nueva ley fue publicada en
el Boletín Oficial (26 de octubre de 2012).

La discusión jurisprudencial. Sin embargo, varias salas de la cámara


laboral porteña y otros tribunales del país resolvieron aplicar las disposiciones de
la ley 26.773 a casos de accidentes o enfermedades que eran anteriores a la fecha
mencionada. Es decir, que en lugar de condenar a las compañías aseguradoras de
riesgos laborales a pagar las indemnizaciones legales vigentes cuando ocurrieron
esos hechos (más los intereses pertinentes), las condenaron a pagar importes
actualizados mediante el índice RIPTE; y, en muchos casos, a esos importes
actualizados les sumaron intereses calculados con una tasa “activa” que es
superior al porcentaje de inflación (lo que implicó una doble actualización).
Las aseguradoras de riesgos del trabajo (ART) apelaron esos fallos ante la
Corte Suprema. Los escritos de apelación señalaron que había un evidente descalce
económico entre lo recaudado en su momento por las ART en concepto de cuotas
de afiliación de los empleadores, que estaban calculadas para enfrentar el costo de
las indemnizaciones que el régimen especial de reparación contemplaba
anteriormente, y lo que ahora se verían obligadas a pagar en virtud de esta
indebida a actualización –o, en su caso, doble actualización- de indemnizaciones
correspondientes a hechos que ocurrieron con anterioridad a la entrada en
vigencia de la ley 26.773.
También señalaron que ese elevado incremento de las indemnizaciones que
las aseguradoras deberían pagar supone un quebranto económico que, de
mantenerse, podría poner en peligro su estabilidad financiera y, por ende, la
subsistencia misma del régimen legal de seguro que ampara a todos los
trabajadores frente a los riesgos de su labor. Régimen en el cual las ART cumplen
un rol esencial que no se limita al otorgamiento de prestaciones en dinero y en
especie para la rehabilitación de los trabajadores damnificados y para la
reparación de los daños sufridos, sino que abarca también una participación muy
activa de las aseguradoras en todo lo que hace a la prevención de los riesgos
laborales.
Tomando como base para el análisis datos suministrados por organismos
oficiales, y también los que surgen de las 243 causas que ya han llegado a
conocimiento del Tribunal, la Unidad de Análisis Económico de la Corte Suprema
ha efectuado cálculos que permiten advertir la gravedad del desajuste financiero
denunciado por las aseguradoras; por ejemplo, en el año 2011 la cuota media de
aseguramiento percibida por las ART de los empleadores tendría que haber sido
un 48% más alta para absorber el impacto económico de la aplicación retroactiva
del índice RIPTE. Asimismo, la Unidad de Análisis Económico ha efectuado una
estimación global de los mayores costos que el sistema de cobertura de los riesgos
del trabajo debería soportar si la Justicia masivamente adopta el criterio de
reajustar por dicho índice las indemnizaciones correspondientes a los accidentes
ocurridos antes de octubre de 2012. Teniendo en cuenta el total de causas en

12
trámite en todo el país, la Unidad ha establecido que esos mayores costos
oscilarían entre seis mil ochocientos y nueve mil cuatrocientos millones de pesos.

El fallo de 2016. En la sentencia dictada el 7 de junio de 2016 en el caso


“Espósito”, la Corte sostuvo -con la firma de los jueces Lorenzetti, Highton de
Nolasco y Maqueda- que la decisión de la cámara laboral porteña de actualizar
mediante el índice RIPTE la indemnización legal correspondiente a un accidente
que había ocurrido en marzo de 2009 no se compadece con el claro texto de la ley
26.773.
 Esta ley claramente estableció que sus disposiciones en materia de reajuste
–de las indemnizaciones de suma fija y de los pisos mínimos de las
indemnizaciones variables- solamente se aplicarían a las contingencias
futuras; más precisamente, a los accidentes que ocurrieran y a las
enfermedades que se manifestaran con posterioridad a su publicación.
 El texto del art. 17.5, al establecer que “las disposiciones atinentes a las
prestaciones en dinero” entrarían en vigencia a partir de la publicación de
la ley en el Boletín Oficial, no dejó margen alguno para otra interpretación.
Y la precisa regla que emana de este último precepto legal no puede dejarse
de lado, como lo hizo la cámara, alegando supuestas razones de justicia y
equidad que no fueron explicadas.

MARANDO, CATALINA GRACIELA C/QBE ARGENTINA ART S.A. 7

 La Corte resolvió que los jueces laborales no pueden aumentar a su


arbitrio el importe “tarifado” de la indemnización por accidente de
trabajo.

Antecedentes. La viuda de un trabajador fallecido en un accidente laboral


le reclamó a la compañía aseguradora de la empresa en la que trabajaba su esposo
el pago de la indemnización prevista en la Ley de Riesgos del Trabajo.
Cabe recordar que esta ley establece que las indemnizaciones son tarifadas,
es decir, que siempre deben determinarse empleando una fórmula matemática que
toma en cuenta la edad que tenía el trabajador al momento del accidente y el
salario que ganaba. Esto permite que la Ley de Riesgos del Trabajo otorgue una
amplia protección a los trabajadores (amparándolos incluso en los casos de
accidentes laborales provocados por su propia culpa y también cuando sufren
accidentes en el trayecto entre su casa y el lugar de labor); y que las reparaciones
previstas puedan ser adecuadamente cubiertas por las compañías aseguradoras
que contratan las empresas sin que ello implique un costo laboral excesivo.

7
Marando, Catalina Graciela c/QBE Argentina ART S.A., 12/09/2017. Nota de referencia:
http://www.cij.gov.ar/nota-27598-La-Corte-resolvi--que-los-jueces-laborales-no-pueden-aumentar-a-su-
arbitrio-el-importe-de-la-indemnizaci-n-por-accidente-de-trabajo-fijado-por-la-ley.html

13
El fallo de Sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
reconoció que por aplicación de la fórmula prevista en el artículo 15 de la Ley de
Riesgos del Trabajo la indemnización ascendía a $ 435.103,50 (suma a la que
debían agregarse los intereses devengados desde abril de 2011, fecha del accidente
fatal). Pero, aduciendo que tal importe era insuficiente, estimó “justo” elevar la
indemnización a $ 700.000.

El fallo de la Corte. Con la firma de los jueces Ricardo Lorenzetti, Juan


Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco, y la disidencia del juez Horacio
Rosatti (que no se expide sobre el fondo, sino declara inadmisible el recurso
extraordinario por remisión al art. 280 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación) la
Corte revocó ese fallo y ordenó el dictado de una nueva sentencia.
Para así decidir, señaló que, mediante la sola invocación de principios
genéricos vinculados con la equidad de la reparación y aludiendo a ciertas
circunstancias relativas al trabajador fallecido, la cámara había determinado la
indemnización apartándose injustificadamente de la ley aplicable.

 (…) como se desprende de lo reseñado en el considerando 1° de este fallo, al


comenzar su argumentación, la cámara señaló que, aunque no suscribía lo
resuelto por esta Corte en la ya referida causa Espósito, acataría las pautas
allí establecidas con el fin de evitar un dispendio innecesario jurisdiccional
y de tiempo. Sin embargo, por considerar exigua la indemnización calculada
con arreglo a dichas directivas, mediante la sola invocación de principios
genéricos vinculados con la equidad de la reparación y aludiendo a algunas
circunstancias particulares del trabajador fallecido, fijó los resarcimientos
con total prescindencia de la ley —sobre cuya constitucionalidad no se
pronunció específicamente— y en franca contradicción con la premisa
postulada inicialmente.

CARABAJAL, MARÍA ELVIRA C/ PAESTO S.A.8

 La Corte Suprema reafirma la doctrina de “Espósito”.

Antecedentes del caso. La madre de un trabajador fallecido en un


accidente laboral promovió demanda en la que reclamó a la ART y a una AFJP la
reparación prevista en la Ley de Riesgos del Trabajo 24.557, y al empleador, una

8
Carabajal, María Elvira c/ PAESTO S.A. 10/10/2017. Nota de referencia:
. http://www.cij.gov.ar/nota-27571-La-Corte-Suprema-reafirma-su-doctrina-en-materia-de-
responsabilidad-de-los-buscadores-de-internet.html

14
indemnización por la reparación integral del daño con fundamento en el derecho
civil.
En primera instancia se hizo lugar a las demanda entabladas con arreglo a
las pautas previstas en la LRT, según las modificaciones que le introdujo la ley
26.773. Por otro lado, rechazó la acción que, contra la empleadora, las otras
empresas y la ART, había sido fundada en el derecho civil.
Sin embargo, al revisar esa sentencia la Sala X confirma el monto
condenatorio y desestima las impugnaciones de las demandadas afirmando que la
acción admitida lo fue “con fundamento en el derecho común (art. 1074 del
anterior Cód. Civil)” de modo que, según su criterio, en el fallo de grado solo se hizo
aplicación del principio “iura novit curia” de facultad judicial.

El fallo de la Corte. La CSJN revocó el pronunciamiento de la Sala contra la


ART basándose en dos argumentos.
El primero alude a un “inadecuado tratamiento de las apelaciones
deducidas”, ya que el a quo “abordó las impugnaciones planteadas partiendo de la
base de que la condena se había fundado en el derecho civil” cuando la ART
Experta SA había sido condenada con sustento en la ley 24.557, lo que “implicó un
claro apartamiento de las constancias de la causa”.
Además, la Corte hace notar que la apelación de la ART cuestionaba la
aplicación misma de la ley 26.773, y por ello involucraba cuestiones que guardaban
analogía con las que la Corte abordó en “Espósito”.
En disidencia vota el Dr Horacio Rosatti, sin pronunciarse sobre el fondo y
propiciando declarar la inadmisibilidad del recurso extraordinario.

NÚÑEZ BENÍTEZ C/ PROMOTION BUILDING S.A. 9

 La Corte, por mayoría, se abstuvo de pronunciarse sobre la


constitucionalidad de la ley 26.773 que obliga a los trabajadores a
demandar por accidentes de trabajo ante la Justicia civil.

El voto mayoritario fue firmado por los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena
Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz. En disidencia, los jueces Juan Carlos
Maqueda y Horacio Rosatti declararon la inconstitucionalidad de esa ley.
Con la firma de los jueces Ricardo Luis Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco
y Carlos Rosenkrantz, y la disidencia de los jueces Juan Carlos Maqueda y Horacio
Rosatti, en el día de hoy la Corte Suprema decidió que no le correspondía

9
Núñez Benítez, Marciano c/ Promotion Building S.A. y otros s/ daños y perjuicios (accidente de
trabajo), 10/10/2017. Nota de referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-27979-La-Corte--por-mayor-a--se-
abstuvo-de-pronunciarse-sobre-la-constitucionalidad-de-la-ley-26.773-que-obliga-a-los-trabajadores-a-
demandar-por-accidentes-de-trabajo-ante-la-Justicia-civil.html

15
pronunciarse acerca de la validez constitucional del art. 17 de la ley 26.773 que
dispone que los reclamos de indemnización de daños provocados por accidentes
de trabajo planteados con fundamento en el código civil deben ser resueltos por
jueces civiles y no por jueces laborales.
El demandante reclamó ante la Justicia Nacional del Trabajo una
indemnización por los graves daños que, según dijo, había sufrido en virtud de un
derrumbe que ocurrió el 6 de junio de 2013 cuando cumplía tareas en una obra en
construcción. Pero los jueces laborales consideraron que no eran competentes
para resolver ese reclamo pues, a su entender, la demanda estaba exclusivamente
fundada en el derecho civil, de modo que, de acuerdo con lo dispuesto por la ley
26.773 –dictada en el año 2012– el juicio debía tramitarse ante la Justicia Nacional
en lo Civil.
El trabajador apeló esa decisión ante la Corte afirmando que no era cierto
que su demanda se fundaba exclusivamente en el código civil pues también
invocaba leyes laborales, y que, en todo caso, las disposiciones de la ley 26.773 que
establecían la competencia de la justicia civil eran inconstitucionales.

Los fundamentos de la mayoría. Integrada por los jueces Lorenzetti,


Highton de Nolasco y Rosenkrantz consideró que, por el momento, no
correspondía que la Corte se pronunciara sobre estas cuestiones. En tal sentido, el
voto mayoritario señaló que la sentencia que declaró la incompetencia de la
justicia del trabajo no ponía fin al juicio ni colocaba al trabajador en una situación
de privación de justicia, ya que podía seguir tramitando su reclamo ante el fuero
civil; de modo que no había razones que justificaran la intervención de la Corte en
un pleito que no estaba concluido sino recién iniciado.

El voto de Maqueda y Rosatti. En su voto común estos jueces consideraron


que la Corte debía tratar los temas planteados porque la decisión de remitir el caso
a la justicia civil implicaba un perjuicio para el demandante, a quien “se privaría
definitivamente…de la posibilidad de tramitar su reclamo ante el fuero laboral, que
no solo está especializado para atender las demandas que los trabajadores dirigen
a sus empleadores, sino que, además, cuenta con un procedimiento nítidamente
diseñado para garantizar tanto la gratuidad para el trabajador litigante como la
rápida solución de los conflictos”.
En definitiva, sostuvieron que el juicio debía tramitarse ante la justicia del
trabajo, no solo porque Núñez Benítez tenía razón al sostener que su reclamo,
además de invocar el código civil, estaba fundado en leyes laborales, sino también
porque el art. 17 la ley 26.773 vulneraba derechos reconocidos al trabajador por el
art. 14 bis de la Constitución Nacional.
En cuanto a esto último, dijeron que el artículo 14 bis requiere que la tutela
preferencial para quienes trabajan en relación de dependencia que la Constitución
Nacional encomienda al Congreso no queda circunscripta solo al reconocimiento
de ciertos derechos sino que requiere además que se asegure a los trabajadores la
posibilidad de obtener una eficaz defensa de tales derechos en las diversas
instancias administrativas o judiciales establecidas con tal fin. Y no respetan esta
garantía las disposiciones de ley 26.773 que –para cierto tipo de reclamos- privan

16
al trabajador de la posibilidad de litigar ante los jueces y bajo el procedimiento que
han sido especialmente establecidos para cumplir con el mandato constitucional
de procurar la mejor y la más rápida solución de los pleitos derivados de una
relación laboral.

ONTIVEROS, STELLA MARIS C/ PREVENCIÓN ART S.A. 10

 La Corte, por mayoría, resolvió que una jueza víctima de un accidente


laboral tiene derecho a una indemnización que compense totalmente
la pérdida de su capacidad aunque no haya perdido su empleo.

Con la firma de los Jueces Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Horacio
Rosatti (constituyendo mayoría) y Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia
parcial) la Corte Suprema de la Nación revocó un fallo de la Suprema Corte de
Justicia de Mendoza que había reducido a menos de cuatrocientos mil pesos –a
valores de 2012- la indemnización por los graves daños provocados por el
accidente de trabajo que Stella Maris Ontiveros sufrió en 2001 mientras cumplía
funciones como magistrada de primera instancia en la justicia local.
La Jueza Elena Highton de Nolasco, por su parte, consideró inadmisible el
recurso presentado por Ontiveros.
En el juicio quedó demostrado que cuando sufrió el accidente que provocó
severas lesiones físicas y psíquicas Ontiveros tenía 48 años y, además de
desempeñarse como jueza, desarrollaba una amplia actividad social que se vio
disminuida después del accidente, así como también su capacidad para realizar los
deportes que practicaba.
Sin embargo, la corte mendocina le reconoció una indemnización por los
daños sufridos de apenas $378.000 alegando que la incapacidad para el trabajo
provocada por el accidente no era “total” sino del 60% y que, además, mantuvo su
cargo de magistrada y continuaba desempeñándolo sin merma en sus salarios.
Los Jueces Maqueda y Rosatti, en su voto conjunto, recordaron que el
derecho a la reparación total encuentra su fundamento en la Constitución Nacional
y en los tratados internacionales incorporados a ella, y que la integridad de la
persona –tanto en su aspecto físico como en el psíquico y el moral– tiene en sí
misma un valor indemnizable.

 La indemnización integral por lesiones o incapacidad física o psíquica


derivadas de un accidente de trabajo debe reparar la disminución
permanente de la aptitud del damnificado para realizar actividades
productivas o económicamente valorables, daño específico que se debe

10 Ontiveros, Stella Maris c/ Prevención ART S.A. y otros s/ accidente - inc. y cas. 10/08/2017. Nora de
referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-27028-La-Corte--por-mayor-a--resolvi--que-una-jueza-v-
ctima-de-un-accidente-laboral-tiene-derecho-a-una-indemnizaci-n-que-compense-totalmente-la-p-
rdida-de-su-capacidad-aunque-no-haya-perdido-su-empleo.html

17
indemnizar aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea
remunerada, pues la disminución indudablemente influye sobre las
posibilidades que tendría la víctima para reinsertarse en el mercado laboral
en el caso de que tuviera que abandonar las tareas que venía
desempeñando.

A partir de ello descalificaron el argumento dado por la corte provincial


para reducir la indemnización referido a que la demandante continuó en sus
funciones de jueza después del accidente, sin merma en su salario. Consideraron, al
respecto, que aun en tal supuesto la incapacidad física o psíquica se debe reparar
pues influye sobre la posibilidad que tendría la víctima de reinsertarse en el
mercado laboral, así como sobre la posibilidad futura de ascender en su carrera.
Sostuvieron también que resultaba irrazonable que la corte mendocina “hubiese
hecho un marcado hincapié” en que la incapacidad física que padece la actora (del
60% según el peritaje médico) era solo parcial y no total, y destacaron el serio
perjuicio que tal tipo de padecimiento suele producir en la vida de relación y que
repercute en la actividad social, deportiva, etc., por lo que debía ser objeto de
reparación al margen de lo que correspondiese por el menoscabo de la actividad
productiva, debiéndose emplear igual perspectiva amplia también para fijar el
valor de la indemnización por el daño moral sufrido.
Criticaron la adopción de un criterio injustificadamente restrictivo, que
llevó incluso a fijar como reparación “integral”, montos inferiores a los que preveía
el sistema de la Ley de Riesgos del Trabajo para la misma época.

En su voto concurrente el Juez Lorenzetti agregó que el derecho de toda


persona a una reparación “integral” o “plena” está recogido expresamente en el art.
1740 del Código Civil y Comercial de la Nación actualmente vigente, disposición
que, aun cuando no se aplicase al caso –dado que al accidente por el que se reclamó
ocurrió bajo la vigencia de la legislación anterior–, condensa los parámetros ya
aceptados por la doctrina y la jurisprudencia. También criticó la reducción del
rubro daño moral destacando que no se trata de una especulación ilícita con los
sentimientos, sino de darle a la víctima la posibilidad de procurarse satisfacciones
equivalentes a lo que ha perdido.

La disidencia de Rosenkrantz. Por su parte el Juez Rosenkrantz sostuvo,


diferenciándose de la mayoría, que algunas de las razones de la corte provincial
para reducir el monto de la indemnización eran apropiadas:
 Consideró correcto reducir la indemnización en base a que la magistrada
continuaba percibiendo sus remuneraciones sin merma alguna –por lo que
el accidente no afectó sus ingresos- y que, tratándose de una magistrada
que goza de inamovilidad mientras dure su buena conducta la probabilidad
de que necesite reinsertarse en algún mercado laboral es escasa y, por lo
tanto, no indemnizable en los términos concedidos por los tribunales de
grado.

18
 Entendió, no obstante, que la reducción dispuesta por la corte provincial era
arbitraria al no tener adecuadamente en cuenta la magnitud de los daños
efectivamente sufridos. Consideró, además, que debía efectuarse una nueva
cuantificación de la indemnización pues la Suprema Corte de Justicia de la
provincia de Mendoza decidió en base a un criterio meramente genérico,
limitándose a realizar una comparación con pautas utilizadas por otros
tribunales para situaciones supuestamente similares omitiendo considerar
las circunstancias específicas de la damnificada en el caso.

GOYENECHEA Y OTROS C/ ESTADO NACIONAL 11

 La Corte ratificó su jurisprudencia según la cual los daños causados a


integrantes de la Policía en cumplimiento de sus misiones no son
indemnizables por las reglas de la responsabilidad del Estado

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó una sentencia de


cámara por la cual se había rechazado la demanda de daños y perjuicios
promovida contra la Policía Federal Argentina por la cónyuge y los hijos de un
suboficial retirado de esa fuerza, a raíz del fallecimiento de éste como
consecuencia de las heridas recibidas en un enfrentamiento con delincuentes.
La decisión se tomó por mayoría, con los votos de los jueces Lorenzetti,
Maqueda y Rosenkrantz. Votaron en disidencia los ministros Highton de Nolasco y
Rosatti

Los votos de mayoría. Los jueces Lorenzetti y Maqueda consideraron que


el caso era similar al del precedente “Leston”, resuelto en 2007, en el que la Corte
estimó aplicable a estos supuestos la doctrina del fallo “Azzetti”, dictado en 1998,
según el cual, a diferencia de los casos en que la lesión reconoce un origen
típicamente accidental, las normas del derecho común no resultan aplicables
cuando la lesión es el resultado de una acción bélica, esto es, una mera
consecuencia del cumplimiento de misiones específicas de las fuerzas armadas o
de seguridad, características del servicio público de defensa. Lo esencial, se había
remarcado en “Leston”, es distinguir entre daños de origen accidental y daños que
son mera consecuencia del cumplimiento de misiones específicas de las fuerzas
armadas o de seguridad; categoría esta última en la que no son aplicables las
normas de derecho común, sino las específicas del régimen policial o militar. En el
precedente también se dijo que la Policía Federal Argentina lleva a cabo misiones
específicas que pueden implicar enfrentamientos armados, respecto de los cuales

11 Goyenechea, Raquel Fermina y otros cl Estado Nacional Ministerio del Interior Policla Federal s/
accidente en el ámbito militar y Fzas. de Seg., 26/09/2017. Nota de referencia:
http://www.cij.gov.ar/nota-27781-La-Corte-ratific--su-jurisprudencia-seg-n-la-cual-los-da-os-
causados-a-integrantes-de-la-Polic-a-en-cumplimiento-de-sus-misiones-no-son-indemnizables-
por-las-reglas-de-la-responsabilidad-del-Estado.html

19
resulta pertinente la doctrina de “Azzetti”, puesto que aunque aquéllos no
constituyan acciones bélicas en un sentido estricto, están estrechamente
relacionados con las funciones típicas de la policía de seguridad. La Corte formuló
tal aclaración debido a que en “Azzetti” se había debatido la indemnización
reclamada por un suboficial del Ejército Argentino que sufrió daños derivados de
su actuación en la guerra de Malvinas.
El juez Rosenkrantz coincidió en que correspondía rechazar la demanda
pues el régimen legal que rige a la Policía Federal Argentina contempla un sistema
especial de reparación para casos en los cuales uno de sus integrantes fallece o
resulta gravemente incapacitado como consecuencia de enfrentamientos armados
con delincuentes. En este sentido, precisó que de acuerdo con las leyes 16.443,
16.973, 20.774 y 21.965 el personal policial afectado o a sus familiares tienen
derecho a que se los ascienda dos grados jerárquicos a los efectos del cálculo del
haber de retiro o de la pensión, y a cobrar un subsidio de carácter resarcitorio
según lo resuelto en Fallos 312:2382, equivalente a treinta veces el haber mensual
que por todo concepto percibe el Comisario General en actividad con la máxima
antigüedad de servicio.
Agregó que quien decide incorporarse a la Policía Federal asume en forma
voluntaria los riesgos que caracterizan la actividad policial y acepta también que
esos daños sean compensados a través de los beneficios especiales previstos en las
leyes que regulan el estado policial y no por las normas generales que rigen la
responsabilidad del Estado.
Expuso, asimismo, que el principio de reparación integral no es
incompatible con sistemas que establezcan una indemnización razonable y que en
este caso no se había invocado ni demostrado que el pago de lo dispuesto por la ley
16.973 sea irrisorio en relación con la entidad del daño cuya reparación se
pretende.
Explicó que la solución adoptada es consistente con lo resuelto por la Corte
en los precedentes “Aragón”, “Leston” y “García”, y que no resulta extensible a
casos en que los daños que sufre el personal policial no son consecuencia de los
riesgos característicos de la actividad policial, como sucede en supuestos en que
dichos daños son fruto de un mero accidente o de un adiestramiento ordenado por
la superioridad.

Los votos en disidencia. Los jueces Highton de Nolasco y Rosatti votaron


en disidencia. La doctora Highton de Nolasco remitió a lo que había expresado en
el precedente “Aragón” de 2007, en el que consideró que no podía equipararse la
situación de un gendarme herido tras tirotearse con delincuentes, que demandaba
una reparación del Estado por los daños sufridos, con una situación de conflicto
bélico en sentido estricto como la examinada en el caso “Azzetti”, en tanto fue la
Guerra del Atlántico Sur o Guerra de Malvinas el marco que le dio fundamento a
este precedente. Descartó de ese modo el fundamento que, según los jueces,
obstaba al reclamo indemnizatorio fundado en normas de derecho común.
El juez Rosatti señaló que debe conferirse toda la extensión posible al
principio constitucional que prohíbe a los hombres perjudicar los derechos de un
tercero –contemplado en el art. 19 del texto constitucional-, de modo que hay que

20
evitar interpretaciones o limitaciones reglamentarias que lo desmerezcan. Indicó
que la ley policial 21.965 no prevé un régimen autónomo de resarcimiento para
casos como el de este juicio, ya que el pago de un haber de retiro o de una pensión
no puede identificarse con ningún tipo de indemnización por causa de daños. Y que
no hay semejanza entre el hecho que, en el caso, motivó la muerte del policía y un
acto bélico como el examinado en “Azzetti”

VILLAMIL C/ ESTADO NACIONAL S/ DAÑOS Y PERJUICIOS 12

 La Corte Suprema, por mayoría, ratificó su precedente sobre la


prescripción de acciones civiles contra el Estado en juicios de lesa
humanidad.

El voto de la mayoría fue firmado por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena
Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz, mientras que los jueces Juan Carlos
Maqueda y Horacio Rosatti opinaron en disidencia.
Mediante el voto conjunto de los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco y
Rosenkrantz, la Corte Suprema concluyó que dichas reclamaciones no son
imprescriptibles y que, por ende, para dar lugar a una sentencia condenatoria por
la responsabilidad del Estado, las acciones están sometidas a las disposiciones que
establecen el plazo de prescripción dentro del cual deben ser útilmente
promovidas.
Los jueces Maqueda y Rosatti votaron en disidencia sosteniendo que esta
clase de acciones eran imprescriptibles, fundando sus opiniones mediante sendos
votos individuales.

Hechos del caso. En el caso se trataba la demanda promovida por Amelia


Ana María Villamil contra el Estado Nacional, en la que reclamó el resarcimiento de
los daños y perjuicios sufridos como consecuencia de la desaparición de su hijo y
de su nuera, Jorge Ayastuy y Marta Elsa Bugnone, ocurrida en el año 1977 y que
imputó al accionar de “un grupo de personas uniformadas […] que ‘prima facie’
actuaba en ejercicio de alguna forma de autoridad pública” (fs. 1/28 vta.).
El Estado Nacional contestó la demanda, planteó la excepción de
prescripción de la acción y pidió el rechazo de la demanda.Esta defensa fue
rechazada por la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata que declaró
imprescriptibles a estas pretensiones. Esta resolución fue impugnada por el Estado
Nacional mediante un recurso extraordinario federal que la Corte Suprema declaró
admisible, para así revocar la sentencia apelada y concluir en que estas acciones
están sujetas a plazo de prescripción.

12
Villamil, Amelia Ana c/ Estado Nacional s/ daños y perjuicios, 28/03/2017, Fallos 340:345.
Nota de referencia: http://www.cij.gov.ar/nota-25380-La-Corte-Suprema--por-mayor-a--ratific--su-
precedente-sobre-la-prescripci-n-de-acciones-civiles-contra-el-Estado-en-juicios-de-lesa-humanidad.html

21
Voto de la mayoría (Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Carlos
Rosenkrantz)

- La opinión de la mayoría dejó en claro que no existía al momento en que la


prescripción de la acción operó -16 de noviembre de 1995- ninguna norma
que dispusiera esa solución. Agregó que tampoco resultaría aplicable al caso
la imprescriptibilidad fijada en el artículo 2561 in fine del Código Civil y
Comercial, en virtud de lo dispuesto expresamente por el artículo 2537 del
mismo cuerpo legal (“Los plazos de prescripción en curso al momento de
entrada en vigencia de una nueva ley se rigen por la ley anterior").
- Por otro lado, sostuvo que la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas tampoco dispone la imprescriptibilidad
de las acciones indemnizatorias derivadas de dicho delito, sino únicamente
la de las acciones penales (artículo VII; arg. Fallos: 322:1888). Añadió que
de ninguno de los restantes tratados internacionales sobre derechos
humanos que, a tenor del artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional,
gozan de jerarquía constitucional, surge norma alguna que pudiera servir
de justificación a la sentencia de la cámara. Así lo señaló esta Corte
expresamente respecto de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en la causa “Olivares” (Fallos: 311:1490, considerando 8°).
- De modo concorde, la Corte afirmó que el Estado argentino ha procurado la
reparación de estos daños, no solamente mediante la habilitación de las
acciones indemnizatorias correspondientes –durante el plazo de
prescripción- sino también mediante el establecimiento de regímenes
indemnizatorios especiales (en este caso, ley 24.411 y sus modificatorias),
cuya vigencia fue prorrogada sucesivamente (leyes 24.499, 25.814, 25.985,
26.178, 26.521) hasta declararse posteriormente la ausencia de plazo de
caducidad para solicitar los beneficios allí establecidos (ley 27.143).

Disidencia del Dr. Maqueda

El Juez Maqueda en su voto disidente reconoció el derecho de las víctimas de


delitos de lesa humanidad a obtener del Estado la reparación de los daños
causados sin sujeción a plazo alguno de prescripción.
- Esta declaración de imprescriptibilidad de las acciones resarcitorias tuvo
fundamento en las normas y principios del sistema internacional de
protección de los derechos humanos, que recepta la propia Constitución
Nacional, y que fueran ya aplicados en la jurisprudencia desarrollada por la
Corte Suprema al declarar la imposibilidad de amnistiar, indultar o declarar
la prescripción penal en materia delitos de lesa humanidad. Además, y en
otro orden de consideraciones, resaltó que estos postulados fueron
recogidos por el legislador en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación
al adecuar a ellos la legislación infraconstitucional.

22
- En su voto, sostuvo que del derecho internacional consuetudinario,
receptado por la Constitución Nacional al momento de su sanción, y de las
normas del derecho convencional a las que la reforma constitucional de
1994 les dio esa misma jerarquía, se deriva que el Estado argentino ha
asumido un fuerte compromiso internacional en virtud del cual la garantía
de la tutela judicial efectiva de los derechos humanos comprende tanto el
derecho de las víctimas y sus familiares al conocimiento de la verdad y el
castigo penal de los autores de delitos de lesa humanidad como el de
obtener una reparación de los daños sufridos.
- De este modo, advirtió que, en los casos como el aquí examinado, tanto la
acción de daños y perjuicios como la penal derivan de un mismo crimen
internacional. En consecuencia, reconocida la imprescriptibilidad de los
delitos de lesa humanidad desde la óptica penal, por constituir éstos serios
actos inhumanos que por su extensión y gravedad van más allá de los
límites de lo tolerable para la comunidad internacional, sería inadmisible
sostener que la reparación económica a cargo del Estado de las
consecuencias de esos crímenes pueda quedar sujeta a algún plazo de
prescripción.
- Finalmente destacó que la fuente de la responsabilidad en materia de
delitos de lesa humanidad se encuentra en las normas y principios del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que persiguen la
protección de un bien jurídico que se halla en un plano superior: la dignidad
humana. Por lo expuesto, concluyó en que la acción indemnizatoria que
puede derivarse de esos delitos tiene carácter humanitario y que, en
consecuencia, por sobre los objetivos que persigue el instituto de la
prescripción debe primar la obligación asumida por el Estado Argentino de
garantizar la reparación a las víctimas, de forma tal que se asegure su
realización como seres humanos y se restaure su dignidad.

Disidencia del Dr. Horacio Rosatti

El juez Rosatti, en su voto en disidencia, sostuvo que si es imprescriptible la


persecución de los delitos de lesa humanidad (consecuencia penal), como ya lo
ha sostenido la Corte en diversos precedentes, debe ser imprescriptible
también el derecho de las víctimas para reclamar la reparación pecuniaria
(consecuencia indemnizatoria), cuando los daños estén debidamente
acreditados.
- Fundamentó esta conclusión en que resulta irrazonable y absurdo que el
mismo Estado (si bien no el mismo Gobierno), causante de un perjuicio de la
magnitud propia de los delitos de lesa humanidad, se escude en el instituto
de la prescripción liberatoria para no cumplir con una obligación única,
indiscutible y de naturaleza esencialmente reparatoria, que aunque pueda
ser intelectualmente separable de su aspecto penal, es moralmente
indisoluble.

23
- El juez Rosatti sustentó su voto disidente en el “principio general” que
establece el artículo 19 de la Constitución Nacional, según el cual se
“prohíbe a los ‘hombres’ perjudicar los derechos de un tercero”, principio
que –como ha dicho la Corte reiteradas veces- se encuentra
“entrañablemente vinculado a la idea de reparación”; y en diversas
disposiciones internacionales, tales como el Conjunto de Principios
Actualizados para la Protección y Promoción de los Derechos Humanos
mediante la Lucha contra la Impunidad (Comisión de Derechos Humanos,
Naciones Unidas, E/CN.4/2005/102/Add.1), en el que se destaca la
necesidad de adoptar medidas nacionales e internacionales para que, en
interés de las víctimas de violaciones de los derechos humanos, se asegure
conjuntamente el respeto efectivo del derecho a saber que entraña el
derecho a la verdad, el derecho a la justicia y el derecho a obtener una
reparación, sin los cuales no puede haber recurso eficaz contra las
consecuencias nefastas de la impunidad.
- Finalmente, el magistrado invocó los Principios y Directrices Básicos sobre
el Derecho de las Víctimas de Violaciones Manifiestas de las Normas
Internacionales de Derechos Humanos y de Violaciones Graves del Derecho
Internacional Humanitario a Interponer Recursos y Obtener Reparaciones,
aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución
60/147, por el que se reconoce que, al hacer valer el derecho de las víctimas
a interponer recursos y obtener reparaciones, la comunidad internacional
hace honor a su palabra respecto del sufrimiento de las mismas, los
supervivientes y las generaciones futuras, y reafirma los principios jurídicos
internacionales de responsabilidad, justicia y estado de derecho.

GIMBUTAS C/ GOOGLE INC. S/ DAÑOS Y PERJUICIOS 13

 La Corte Suprema reafirma su doctrina en materia de responsabilidad


de los buscadores de internet.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa “Gimbutas” –con el


voto de los jueces Highton de Nolasco, Rosatti y Rosenkrantz- mantuvo la doctrina
del fallo “Rodríguez, María Belén” en el cual se había resuelto que la actividad de
los buscadores de internet se encuentra amparada por la libertad de expresión.

El fallo “Belén Rodríguez” de 2014

Una modelo promovió demanda contra dos buscadores de internet por


haber utilizado, comercialmente y sin autorización, su imagen, vinculándola a
sitios eróticos y/o pornográficos. El juez de primera instancia hizo lugar a la
13
Gimbutas c/ Google Inc. s/ daños y perjuicios, 12/09/207. http://www.cij.gov.ar/nota-27571-La-Corte-
Suprema-reafirma-su-doctrina-en-materia-de-responsabilidad-de-los-buscadores-de-internet.html

24
demanda. Apelado el fallo, la Cámara lo revocó parcialmente en relación con uno
de los demandados y redujo la indemnización de debía abonar el otro. Ambas
partes interpusieron sendos recursos extraordinarios. La Corte Suprema de
Justicia de la Nación, por mayoría, rechazó la demanda.

En la sentencia de 2014 (publicada en Fallos 337:1174), la Corte fijó los


siguientes puntos relevantes:

 Se ha dicho, gráficamente, que responsabilizar a los “buscadores” -como


principio- por contenidos que no han creado, equivaldría a sancionar a la
biblioteca que, a través de sus ficheros y catálogos, ha permitido la
localización de un libro de contenido dañino, so pretexto que habría
“facilitado” el daño. (…) La pretensión de aplicar responsabilidad “objetiva”
en este tema, es de una llamativa insustancialidad. Si a la vera de un camino
se desarrolla una actividad ilícita -que, por hipótesis, debe ser condenada-
no por eso puede sancionarse al responsable de la ruta que permite acceder
al lugar, con el peregrino argumento de que hizo más fácil la llegada a aquél.
 Sin embargo, hay casos en que el “buscador” puede llegar a responder por
un contenido que le es ajeno: eso sucederá cuando haya tomado efectivo
conocimiento de la ilicitud de ese contenido, si tal conocimiento no fue
seguido de un actuar diligente. Lo expuesto resulta suficiente a efectos de
desechar la aplicabilidad de un criterio “objetivo” de responsabilidad civil.
 Propició sentar una regla que distinga nítidamente los casos en que el daño
es manifiesto y grosero, a diferencia de otros en que es opinable, dudoso o
exige un esclarecimiento:
- Son manifiestas las ilicitudes respecto de contenidos dañosos, como
pornografía infantil, datos que faciliten la comisión de delitos, que
instruyan acerca de éstos, que pongan en peligro la vida o la
integridad física de alguna o muchas personas, que hagan apología
del genocidio, del racismo o de otra discriminación con manifiesta
perversidad o incitación a la violencia, que desbaraten o adviertan
acerca de investigaciones judiciales en curso y que deban quedar
secretas, como también los que importen lesiones contumeliosas al
honor, montajes de imágenes notoriamente falsos o que, en forma
clara e indiscutible, importen violaciones graves a la privacidad
exhibiendo imágenes de actos que por su naturaleza deben ser
incuestionablemente privados, aunque no sean necesariamente de
contenido sexual. La naturaleza ilícita -civil o penal- de estos
contenidos es palmaria y resulta directamente de consultar la página
señalada en una comunicación fehaciente del damnificado o, según el
caso, de cualquier persona, sin requerir ninguna otra valoración ni
esclarecimiento.
- Por el contrario, en los casos en que el contenido dañoso que importe
eventuales lesiones al honor o de otra naturaleza, pero que exijan un
esclarecimiento que deba debatirse o precisarse en sede judicial o
administrativa para su efectiva determinación, cabe entender que no

25
puede exigirse al “buscador” que supla la función de la autoridad
competente ni menos aún la de los jueces. Por tales razones, en estos
casos corresponde exigir la notificación judicial o administrativa
competente, no bastando la simple comunicación del particular que
se considere perjudicado y menos la de cualquier persona
interesada.

El fallo “Gimbutas”. La Corte ratificó que los buscadores son meros


intermediarios que se limitan a mostrar contenidos ajenos (exhibidos en otras
páginas web) y que su responsabilidad surge –en supuestos excepcionales- cuando
no actuaran diligentemente a partir del efectivo conocimiento de la ilicitud de
dichos contenidos.
En particular, la Corte consideró que el servicio de búsqueda por imágenes
constituye una herramienta automatizada para acceder a imágenes contenidas en
páginas de terceros, con el fin de informar al usuario el sitio web en el que se
encuentra la imagen original.
De ese modo, entendió que cumplen una función de enlace que no difiere de
la que realiza el buscador de textos. Agregó que los buscadores no “captan”,
“reproducen” ni “ponen en el comercio” imágenes en el sentido empleado por los
arts. 31 de la ley 11.723 y 53 del Código Civil y Comercial, sino que simplemente
facilitan al público usuario de internet, el acceso a las imágenes “captadas”,
“reproducidas” o “puestas en el comercio” por otros.
En su ampliación de fundamentos, el doctor Rosenkrantz añadió que quien
consiente mediante una manifestación de voluntad positiva que su imagen
personal sea alojada en alguna página de internet y conoce que internet funciona
con buscadores, consiente también que los buscadores faciliten al público usuario
el acceso a dicha imagen. Por lo tanto, y en virtud del modo en que el Código Civil y
Comercial regula los efectos del consentimiento, descartó que los buscadores sean
responsables aun cuando –por hipótesis- se pudiese considerar que de alguna
forma captan, reproducen o ponen en el comercio la imagen personal de quien se
siente agraviado.

Votos de Lorenzetti y Maqueda. Los Dres. Lorenzetti y Maqueda,


mediante su disidencia parcial, remiten también a sus votos en el precedente
“Belén Rodríguez”, destacando que la mera actividad de los buscadores al indexar
los contenidos publicados por terceros se encuentra dentro del ejercicio del
derecho a la libertad de expresión y la difusión de información. Consideran que su
comportamiento resulta antijurídico cuando toma conocimiento efectivo de que
está causando un perjuicio individualizado y no actúa con diligencia para suprimir
o inutilizar el enlace correspondiente, haciendo cesar la situación lesiva.
Con respecto al servicio de buscador de imágenes sostienen -como lo
hicieran en el precedente citado- que por reproducirlas o utilizarlas resultaba
estrictamente aplicable el art. 31 de la ley 11.723, que sin distinguir sobre el medio

26
que se emplea, establece la exigencia del consentimiento del titular del derecho
personalísimo para la publicación de su imagen, salvo casos de interés general.
Con relación a la imagen, consideran que la Constitución protege un ámbito
donde cada individuo es soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo de
vida que desea y que esa frontera no puede ser atravesada. La protección de la
imagen excede el campo del derecho de propiedad, y es parte del derecho a la
identidad, que resulta desfigurada cuando es insertada en un contexto diferente.
Arrojar falsa luz sobre alguien es destruir una buena parte de su vida.
Por último, luego de remarcar que la inviolabilidad de la persona humana se
vería amenazada ante el funcionamiento de motores de búsqueda que prescindan
de los principios constitucionales y de los parámetros de las normas que protegen
la imagen, destacan que el Código Civil y Comercial de la Nación refuerza esa
interpretación en tanto establece que la captación o reproducción de la imagen,
como dos estadios diferenciados, no está permitida si no media consentimiento del
titular.

ARREGUI C/ ESTADO NACIONAL - PFA - Y OTROS S/ DAÑOS Y PERJUICIOS 14

 La Corte dejó sin efecto la condena a la Comunidad Homosexual


Argentina por los daños sufridos por una persona en un recital
gratuito, organizado por dicha asociación en el marco de una campaña
de interés general.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó sin efecto la sentencia que


condenó a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) a indemnizar a una persona
que sufrió heridas tras ser golpeada por sujetos no identificados durante el
desarrollo de un evento organizado por dicha asociación en la Costanera Sur de la
Ciudad de Buenos Aires.

Fundamentos de mayoría. En el voto de la mayoría, suscripto por los


doctores Highton de Nolasco, Rosatti y Rosenkrantz, el Tribunal consideró, en
primer lugar, que el Gobierno de la Ciudad, al autorizar a la CHA a realizar un
evento en un predio público en el marco de la campaña “Stop Sida”, no le había
impuesto un deber de seguridad sobre las personas que concurrieran, sino,
simplemente, el cuidado, conservación y limpieza de los espacios concedidos.
En segundo término, señaló que no eran aplicables los parámetros de
atribución de responsabilidad objetiva que se desprenden del precedente “Mosca”
(del 6 de marzo de 2007, publicado en Fallos 330:563), ya que el caso no se refería
a daños ocasionados en un espectáculo deportivo pago regido por una ley especial,
en el que la entidad organizadora tuviera el control del ingreso -como ocurría en el

14
Arregui, Diego Maximiliano c/ Estado Nacional - PFA - Y otros s/ daños y perjuicios, 26/12/2017.
Nota de referencia: http://cij.gov.ar/nota-28998-La-Corte-dej--sin-efecto-la-condena-a-la-Comunidad-
Homosexual-Argentina-por-los-da-os-sufridos-por-una-persona-en-un-recital-gratuito--organizado-por-
dicha-asociaci-n-en-el-marco-de-una-campa-a-de-inter-s-general.html

27
citado precedente-, sino que se trataba de un recital gratuito, celebrado en un
espacio abierto y público, con autorización del gobierno local y realizado con la
finalidad de difundir una consigna vinculada con la prevención del VIH-SIDA;
circunstancias estas que no permitían atribuir responsabilidad objetiva a la
organizadora. Sobre la base de ambos fundamentos, la Corte revocó la decisión
apelada.

Voto de Maqueda. El juez Maqueda, en un voto concurrente, agregó que en


casos como el presente, responsabilizar a asociaciones como la aquí demandada
por su sola condición de organizadora, podría afectar la libertad de expresión y el
derecho de reunión consagrados en el art. 14 de la Constitución Nacional.
Recordó que el Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión
pacífica y de asociación ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, había expresado que no se debía responsabilizar o exigir cuentas a los
organizadores o participantes en las reuniones por el comportamiento ilícito de
otras personas, ni se les debía encomendar la responsabilidad de proteger el orden
público a ellos, ni al personal encargado de velar por el buen desarrollo de tales
reuniones.

Voto de Lorenzetti. El juez Lorenzetti en su voto señaló que en la


actualidad, la función resarcitoria de la responsabilidad civil se concibe como un
crédito a la reparación en favor de la víctima, y no como una sanción a la conducta
del autor del daño; criterio que hoy se desprende del Código Civil y Comercial de la
Nación. Subrayó que no era pertinente aplicar lo dicho en el caso “Mosca” porque
no se trata aquí de una “relación de consumo” -como sí ocurría en dicho
precedente-, puesto que el sujeto organizador no es un proveedor. Descartó
también que, en el caso, la responsabilidad tuviera su fuente en un contrato, en una
ley especial o en un acto administrativo. No obstante ello, destacó que el hecho de
que el evento organizado tuviese fines altruistas o haya sido gratuito no constituye
una causal eximente de responsabilidad para su organizador, que tiene siempre la
obligación de garantizar la seguridad de los asistentes en base al principio de
buena fe, ya que existe una expectativa de confianza fundada en que el organizador
se ha ocupado razonablemente de su seguridad. El factor de responsabilidad -
apuntó el juez Lorenzetti- es en este caso de índole subjetiva, y cuya fuente es el
principio de buena fe.
Sobre tales bases, expresó que el demandante no había probado que la CHA
hubiera tenido culpa en la organización y desarrollo del recital, sino, antes bien, las
lesiones habrían obedecido al obrar de terceros, lo que reuniría las características
del “caso fortuito” respecto del organizador.
Por último, expuso que debía ponderarse que se hallaba en juego el ejercicio
de la libertad de expresión y el derecho de reunión, de modo que una regla que
impusiera obligaciones gravosas en los actos organizados en espacios abiertos
para la libre expresión de ideas, podría tener consecuencias limitativas de esos
derechos constitucionales; en especial, cuando los que pretenden expresarse
pertenecen a grupos excluidos, vulnerables y discriminados.

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