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COOPERATI
COOPERATIVO qué nos hace
especiales
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RAÍCES
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COOPERATIVO
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RAÍCES La predisposición singular
de nuestra especie
L
AÍCESRAÍCES
Frans de Waal
E
l debate sobre el modo en que la humanidad ha logrado erigirse en
la forma de vida dominante, con una población creciente que ya su-
DEL ESPÍRITU
pera los siete mil millones de personas, ha girado siempre en torno
DEL ESPÍRITU
a la competencia. Según se dice, nuestros ancestros fueron ocupan-
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do tierras y exterminaron otras especies, entre ellas a nuestros her-
manos los neandertales, y cazaron los grandes depredadores hasta
la extinción. Hemos conquistado la naturaleza a sangre y fuego.
COOPERATIVO
Pero resulta improbable que tal idea se ajuste a la realidad. Nuestros antecesores eran dema-
siado pequeños y vulnerables para dominar la sabana. Vivieron bajo la amenaza constante de las
COOPERATIV
OOPERATIVO
jaurías de hienas, de una decena de grandes felinos y de otras bestias peligrosas. Quizá debamos
nuestro éxito como especie más a la aptitud para cooperar que a la inclinación a la violencia.
Nuestra actitud cooperativa tiene profundas raíces evolutivas en el reino animal, pero solo la
especie humana se organiza en grupos de individuos capaces de lograr hazañas colosales. Solo
martin o’neill
ella posee la compleja moralidad para poner de relieve las responsabilidades de los demás y
hacerlas cumplir a través de la reputación o del castigo. Y, en ocasiones, llevamos a cabo proezas
increíbles que desbaratan la idea de que solo actuamos motivados por el interés propio.
EN SÍNTESIS
La especie humanaposee la singular aptitud de coope- Gran partedel fundamento de esa cooperación, incluida La singularaptitud cooperativa de Ho-
rar en grupos numerosos y organizados y recurre a una la empatía y el altruismo, se observa también en nuestros mo sapiens le ha permitido erigirse en
moralidad compleja, basada en la reputación y el castigo. parientes más cercanos, los primates antropomorfos. la forma de vida dominante del planeta.
de hambre, dolor y miedo de las crías, pues de lo contrario po- que capuchinos y bonobos se relacionan con desconocidos han
drían perecer. Esa sensibilidad se extendió a otras relaciones, demostrado su capacidad de intercambiar favores y compartir
reforzando los vínculos afectivos, la empatía y la cooperación alimentos. En otras palabras, el potencial para cooperar con
en el seno de una sociedad más grande. extraños está presente en otras especies aunque las situaciones
La cooperación brinda beneficios sustanciales, por lo que que dan pie a ello sean inusuales en la naturaleza.
no es sorprendente que se extendiera. En el reino animal pre- Con todo, en un aspecto sí parecemos únicos: la naturaleza
domina la cooperación mutualista, que supuestamente alcanza altamente organizada de nuestra cooperación. Entablamos co-
tan amplia difusión porque rinde beneficios inmediatos, como laboraciones jerarquizadas para llevar a cabo proyectos a gran
conseguir alimento o repeler a los agresores. Consiste en trabajar escala de una complejidad y magnitud sin igual en la naturaleza.
juntos en pos de un objetivo obvio que resulta ventajoso para Pensemos en los arrozales aterrazados del delta del Mekong o en
todos, como cuando una jauría de hienas abate un ñu, o una la tecnología que ha permitido construir el Gran Colisionador
bandada de pelícanos dispuestos en semicírculo consigue cercar de Hadrones del CERN.
con las patas un banco de peces en aguas someras para darse La mayor parte de la cooperación animal surge de la propia
un festín. Esa cooperación se basa en una acción perfectamente organización. A veces, los animales se reparten los papeles y se
coordinada y en el posterior reparto de los beneficios. coordinan estrechamente. Sucede así cuando un grupo de orcas
A su vez, tales acciones dan pie a conductas cooperativas más crea una ola para barrer a una foca del témpano flotante donde
refinadas, como la compartición. Si una hiena o un pelícano descansa; o cuando varios chimpancés macho se dividen en
monopolizasen todas las recompensas, el sistema se desmoro- grupos para perseguir y rodear a un grupo de monos pequeños
naría. La supervivencia depende de la capacidad de compartir, en la copa de los árboles, como si hubieran acordado antes su co-
lo cual explica que tanto los humanos como los animales sea- metido. No se sabe cómo se crean y se comunican las intenciones
mos tan puntillosos con los repartos justos. Los experimentos en este tipo de cooperación, pero no parecen estar orquestadas
demuestran que monos, perros y ciertas aves sociales rehúsan por los cabecillas, como resulta habitual en los humanos.
el premio cuando es inferior al que otro recibe por la misma La especie humana también dispone de mecanismos de coope-
tarea; el chimpancé y el hombre van más allá y moderan el re- ración que por ahora son inéditos en otras especies. A través del
parto de las recompensas para evitar la frustración de terceros. contacto reiterado, nos labramos una reputación como amigos
Debemos nuestro sentido de la equidad a la larga historia de de confianza o, por el contrario, somos castigados si nuestro
cooperación mutualista. empeño es flaco. La sombra del castigo también disuade a los
individuos de cometer fraudes. En el laboratorio penalizamos a
La singularidad humana los aprovechados aun a costa de nosotros mismos, práctica que
El ser humano ofrece ejemplos vívidos del vínculo entre el repar- a la larga fomenta la cooperación en el grupo. Existe un gran
to y la supervivencia. Los habitantes de Lamalera, en Indonesia, debate en torno a cuán habitual es el castigo en la vida real, fuera
se adentran en alta mar en grandes canoas a la caza de ballenas del laboratorio, pero sabemos que nuestros sistemas morales
con las manos casi desnudas. Los balleneros reman hacia la incluyen expectativas sobre la cooperación y que nos mostramos
presa hasta que el arponero puede saltar sobre su lomo para muy sensibles a la opinión pública. Los participantes en un ex-
clavar con todas sus fuerzas el arma, tras lo cual se limitan a perimento donaron más dinero para una buena causa cuando se
seguir de cerca al leviatán hasta que muere desangrado. La vida vieron observados por un par de ojos dibujados en la pared. Al
de muchas familias depende de la pesca, por lo que el buen sentirnos vigilados, nos preocupa nuestra reputación.
reparto de la presa está siempre muy presente entre la docena Y esa preocupación sobre la reputación podría haber sido
de hombres que ocupan el bote. No sorprende en absoluto que el elemento cohesivo que permitió a Homo sapiens conformar
los lamaleranos sean los paladines de la equidad, un atributo sociedades más grandes. Durante gran parte de la prehistoria
que los antropólogos valoran con una herramienta llamada el humana, nuestros ancestros llevaron una vida nómada muy
juego del ultimátum, que mesura la preferencia por las ofertas similar a la de los actuales cazadores-recolectores. Estos pueblos
equitativas. En sociedades con mayor autosuficiencia, como se inclinan por la paz y el comercio con otras comunidades, lo
aquellas en las que cada familia dispone de una parcela de cual sugiere que los primeros H. sapiens compartían esos rasgos.
tierra, la equidad no es tan importante. Sin negar nuestro lado violento, estoy convencido de que esa
Una de las diferencias aireadas entre los humanos y otros predisposición para la cooperación es la que nos ha llevado tan
primates es que somos la única especie que coopera con extraños. lejos. Partiendo de tendencias que surgieron y evolucionaron
A pesar de que nuestra disposición a cooperar depende de las en los primates no humanos, hemos tejido complejas redes so-
circunstancias —después de todo, también matamos a los que no ciales integradas por individuos que cooperan de innumerables
pertenecen a nuestro grupo—, los primates suelen competir entre formas.
sí en la naturaleza. El modo en que las comunidades humanas
permiten a los desconocidos atravesar su territorio, comparten
vituallas con ellos, intercambian bienes y regalos o se alían contra PARA SABER MÁS
enemigos comunes no es propio de otros primates. The human potential for peace.Douglas P. Fry. Oxford University Press, 2005.
Pero ese aperturismo no exige ninguna explicación evolutiva El mono que llevamos dentro.Frans B. M. de Waal. Tusquets Editores, 2007.
especial, como algunos pretenden. Seguramente, la cooperación The age of empathy.Frans B. M. de Waal. Harmony Books, 2009.
Prosocial primates: Selfish and unselfish motivations.Frans B. M. de Waal
con extraños constituye una prolongación de las tendencias que y Malini Suchak en Philosophical Transactions of the Royal Society B, vol. 365,
surgen en el seno de los grupos. En la naturaleza no resulta n.o 1553, págs. 2711-2722; septiembre de 2010.
infrecuente la aplicación de aptitudes fuera del marco origi-
en nuestro archivo
nal. Un ejemplo lo hallamos en la manera en que los primates
¿Por qué cooperamos?Martin A. Nowak en IyC, octubre de 2012.
emplean las manos para encaramarse a sus madres, una habi-
lidad adquirida en la trepa a los árboles. Experimentos en los