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Anotación preliminar
Aunque, por razones que explicaré después, voy a hablar en primera persona, debo dejar
constancia de que buena parte del contenido de esta intervención se basa en información
reunida por Martín Ueda Tsuboyama, uno de los investigadores del proyecto.
Antes de entrar al tema es preciso hacer conocer, aunque sea muy brevemente, el marco
de referencia institucional e histórico en el que se desarrolla el “Proyecto Historia UNI”.
La Universidad Nacional de Ingeniería (Lima, Perú), sede del proyecto, nació en 1876
como Escuela de Ingenieros, siguiendo los modelos europeos, principalmente los
franceses de l’École de Ponts et Chaussées y l’École de Mines, ambas de París. Pasaba
entonces el Perú por una etapa de bonanza que hizo posible la extensión de las obras de
ingeniería (ferrocarriles, caminos carrozables, irrigaciones, desarrollo urbano,
renovación de la explotación minera, etc.). Para el desarrollo de estas obras, el Perú se
abasteció primero de ingenieros extranjeros y de peruanos que habían estudiado fuera
del país. La Escuela de Ingenieros comienza con dos especialidades de ingeniería,
construcciones civiles y minas, y luego se fue abriendo paulatinamente a todas las
ingenierías, excluyendo las agroecuarias, y a la arquitectura. En 1955 cambió su
condición de escuela por la de universidad, con el nombre de Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI), pero fue en la década de 1960 cuando incorporó las ciencias puras y
naturales, fortaleció el urbanismo, introdujo las artes plásticas y la economía, convocó a
profesores de ciencias sociales y humanidades, y destacó por el cultivo de la producción
cultural.
1
Mi primera tarea consistió, por tanto, en indagar el paredero de la documentación que la
institución había ido generando a lo largo de los años, además de buscar información en
otras fuentes. La UNI conservaba un archivo administrativo con no pocos documentos
antiguos y, por otra parte, la bibliotecaria de la Biblioteca Central, Juana Pareja, había
guardado una gran cantidad de documentación de la antigua Escuela de Ingenieros.
Además, la mencionada bibliotecaria había comenzado a organizar una “biblioteca
histórica” con todas aquellas publicaciones –libros, revistas, periódicos y folletos- que
eran consideradas, por su antigüedad, como obsoletos para las labores de enseñanza e
investigación y que, además, estaban relacionados con la historia del Perú. Todo estos
materiales se encontraba en condiciones sumamente precarias y en peligro de un
deterioro definitivo.
Advertí pronto que lo que se había conseguido conservar era no solo mucho más de lo
que yo pensaba, sino que contenía información muy valiosa tanto para la reconstrucción
de la historia de la institución y sus aportes a la historia del Perú cuanto para la historia
de la ciencia y la tecnología nacionales.
Comencé, así, a reunir, limpiar, catalogar y poner en valor las fuentes de información
encontradas, produciendo al mismo tiempo algunos escritos, el primero de los cuales
fue una comunicación en el XXXIX Congreso Internacional de Americanistas, que tuvo
lugar en Lima en 19701. Al mismo tiempo, se me pidió participar en la elaboración del
Plan general de desarrollo de la UNI con una contribución sobre su historia2.
Los trabajos se interrumpieron poco después, debido a una estancia mía de varios años
en universidades extranjeras, dedicado a la enseñanza y al prefeccionamiento en
filosofía, mi otra especialidad, además de la historia. Cuando regresé al Perú en 1974
retomé la investigación de la historia de la UNI y de la ciencia y la tecnología,
centrando mi atención en los primeros años de la historia de la UNI y en la biografia de
su fundador, el ingeniero polaco Eduardo J. de Habich.
Por entonces ocurrieron tres acontecimientos importantes: conocí al profesor Juan José
Saldaña, quien me animó a continuar mis trabajos; establecí una estrecha colaboración
con el área de historia de la ingeniería y de la ciencia de la Academia de Ciencias de
Polonia, lo que me llevó luego a ofrecer conferencias en universidades de Varsovia y
Cracovia sobre la historia de la ingeniería peruana; y organizamos e impartimos los
primeros cursos de historia de la ciencia en la Facultad de Ciencias de la UNI.
Por otra parte, continuaron los trabajos de investigación de las primeras décadas de la
historia de la Escuela de Ingenieros y de la biografía de su fundador, dando como fruto
el primer tomo de la historia de la institución, trabajo terminado en 1977 y publicado
1
López Soria, José Ignacio. “La creación de la Escuela de Ingenieros y las estructuras económico-
sociales del Perú, 1876-1909”. En: XXXIX Congreso Internacional de Americanistas. Resúmenes de
ponencias. Lima, 1970, p. 67-69.
2
López Soria, José Ignacio. “Lineamientos generales de la evolución de la Universidad Nacional de
Ingeniería”. En: Plan general de desarrollo, 1971-1980. Lima, UNI, 1970, p. 8-30.
2
19813, y la biografía de Habich, publidada en polaco en 19864 y en castellano en 19985.
El trabajo personal y en solitario que venía realizando desde 1967 comenzó a
institucionalizarse diez años despues, en 1977, con la creación del Centro de
Investigaciones Histórico-Tecnológicas, que me tocó dirigir y en el que me
acompañaron un ingeniero de minas, Francisco Sotillo Palomino, y un matemático,
Gerardo Ramos Cabredo, ambos profesores de la institución y con interés por la historia
de la ingeniería y de la ciencia, respectivamente. El ingeniero Sotillo publicó una breve
historia de la ingeniería de minas, y el profesor Ramos produjo algunos artículos sobre
la historia reciente de la matemática en el Perú.
Regresé al Perú a fines de 1980 y reinicié las gestiones para la publicación de los textos
ya mencionados, al mismo tiempo que iba avanzando en la investigación de las
siguientes etapas de la historia de la UNI. Los trabajos se vieron nuevamente
interrumpidos durante doce largos, debido a mis responsabilidades como rector de la
UNI (1984-1989) y a prolongados compromisos académicos en instituciones
extranjeras.
3
investigadores. Se trataba, por tanto, de constituir un equipo para ampliar el campo de
investigación, introducir nuevas miradas y asegurar la continuidad. Nació, así, el
Proyecto Historia UNI, dependiente directamente del rectorado y encomendado a mi
dirección. Como un espacio de investigación, su objetivo fue desde el principio
enriquecer los estudios históricos con la incorporación del conocimiento sobre los
procesos científicos y tecnológicos y sus aplicaciones prácticas.
Para poder cumplir con este objetivo general, el “Proyecto Historia UNI” se propuso:
continuar las investigaciones sobre la historia de la UNI; elaborar monografías sobre
diversos tópicos de historia de la arquitectura, la ingeniería y la ciencia en el Perú; dar a
conocer la obra de los ingenieros, arquitectos y científicos en el desarrollo nacional;
constituir un centro de documentación (biblioteca y archivo) especializado en la historia
de la ciencia y la tecnología; montar un museo de historia de la ciencia y la tecnología;
organizar eventos académicos sobre los temas de su incumbencia; difundir información
sobre la historia de la ciencia y la tecnología; y establecer vínculos con proyectos
similares en América Latina y en el mundo.
Equipo de trabajo
Fuera de este equipo permanente de trabajo, ha habido y hay otros profesionales que,
interesados por los temas que se investigan en el Proyecto, se han acercado a la oficina
no sólo para hacer uso de su biblioteca y archivo, sino para presentar, discutir y
enriquecer sus propias investigaciones. De este modo, alrededor del Proyecto Historia
UNI se ha constituido un grupo de personas que investiga, fomenta y difunde temas de
historia de la ingeniería, la arquitectura y la ciencia. Este grupo está conformado,
además de los antiguos y actuales miembros de la oficina, por las arquitectas Patricia
Seminario y Victoria Ramos y el arquitecto Luis Delgado Galimberti, el historiador
Lizardo Seiner y el Ing. Edilberto Huamaní. El ingeniero alemán Klaus Kemp, experto
4
en la historia de los ferrocarriles de varios países, trabajó con nosotros el libro sobre los
ferrocarriles en el Perú. Las investigaciones se vieron inicialmente enriquecidas con los
intercambios con los historiadores polacos Stefan Bratkowski y Boleslaw Orlowski, y
luego con los comentarios y sugerencias de otros investigadores peruanos y extranjeros
que nos visitan, como las historiadoras españolas Nuria Sala i Vila y Ascensión
Martínez Riaza, y los arquitectos Thomas Crupi (nortamericano), Wiley Ludeña
(peruano) y Kathrin Pongratz (alemana).
Como dijimos antes, una de las primeras tareas en las que se concentró el Proyecto
Historia UNI fue la recuperación y catalogación de una gran cantidad de libros y
revistas de ingeniería, arquitectura y temas afines, que por su antigüedad muchos ya
daban por desfasados. Con ellos se inició la formación de una pequeña biblioteca
especializada cuyo valor histórico está fuera de toda duda. Gracias a esta labor, hoy los
docentes y estudiantes de la UNI y los investigadores en general pueden consultar
colecciones completas de los Anales de Construcciones Civiles y de Minas del Perú
(1880-1901), el Boletín de Minas, Industria y Construcciones (rebautizado más tarde
como Boletín de la Universidad Nacional de Ingeniería, 1885-1960), los Anales de
Obras Públicas del Perú (1886-1925), e Informaciones y Memorias de la Sociedad de
Ingenieros del Perú (1899-1960). La biblioteca del Proyecto Historia UNI es el único
lugar del Perú que tiene de esta última revista todos los números aparecidos hasta la
segunda mitad del siglo XX.
Publicaciones
Las publicaciones son, sin duda, el fruto más duradero y visible de las actividades del
Proyecto. Todas ellas están relacionadas con la historia de la UNI y, en general, el
desarrollo de la ingeniería, la arquitectura y la ciencia en el Perú. Hasta la fecha hemos
publicado 26 títulos, más uno que se publicó en Polonia y otro, el IV tomo de la historia
de la UNI, que tenemos en prensa.
5
por parte de numerosos historiadores, ingenieros, arquitectos, científicos e instituciones.
Téngase en cuenta que ellas constituyen el primer esfuerzo sistemático en nuestro país
de reconstrucción de la historia de la ciencia y la tecnología modernas en el Perú. El
reconocimiento ganado con estas publicaciones llevó al grupo de El Comercio, el
periódico peruano más antiguo, a encargarnos el volumen XI, titulado Ciencia y
tecnología, de la Enciclopedia temática del Perú7, que tiene varias ediciones.
1. Tomo I: Los años fundacionales (1876-1909), por José Ignacio López Soria. 1ª
edic. 1982; 2ª. aumentada 1999.
2. Tomo II: El crecimiento y la modernización (1909-1930), por Isaac Cazorla
(1999).
3. Tomo III: La apertura a espacios nuevos (1930-1955), por Katya Rodríguez
(1999).
4. Toma IV: El desarrollismo, las ciencias y las nuevas tecnologías (1955-1984),
por José Ignacio López Soria, Martín Ueda y Leticia Quiñones (En prensa)
5. Breve historia de la UNI, por José Ignacio López Soria (2003).
6. UNI. De Escuela a Universidad, por José Ignacio López Soria (2005).
7. La formación en arquitectura en el Perú. Antecedentes, inicios y desarrollo
hasta 1955, por Syra Álvarez Ortega (2006)
8. 50 años de la Facultad de Ciencias, por Martín Ueda y Leticia Quiñones, con la
colaboración de profesores de la facultad (2010)
1. Historia del mobiliario urbano de Lima (1535-1935), por Syra Álvarez (2000).
2. Construyendo el Perú I. Aportes de ingenieros y arquitectos (2000).
3. Construyendo el Perú II. Aportes de ingenieros y arquitectos (2001)
4. Historia del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú, por Martín Ueda (2002).
5. El desarrollo de los ferrocarriles en el Perú, por Klaus Kemp (2002).
7
López Soria, José Ignacio y Benjamín Marticorena (comp..). Enciclopedia temática del Perú. T. XI:
Ciencia y tecnología. Lima, El Comercio (Orbis Ventures S.A.C.), 2004. 192 p.; 2ª ed. 2006.
6
6. La Sociedad de Ingenieros del Perú. Primera década (1898-1908), por José
Ignacio López Soria (2003).
7. Guía manual del Archivo Histórico de la Universidad Nacional de Ingeniería,
por Liliana Soria (2005).
8. La formación en arquitectura en el Perú, por Syra Álvarez (2006).
9. La introducción del sistema métrico decimal en el Perú, por Martín Ueda (2007).
10. El Perú en la vitrina. El progreso material del Perú a través de las
exposiciones (1851-1893), por Leticia Quiñones (2007).
11. Tratado de minería por el Barón de Nordenflicht, estudio preliminar por
José Ignacio López Soria (2007).
12. Valdelomar en la Escuela de Ingenieros, estudio preliminar por José
Ignacio López Soria (2007).
Con agrado podemos decir que la buena acogida de estas publicaciones ha hecho que
algunas se hayan agotado, como los tres tomos de la historia de la UNI, las dos
versiones de la biografía de Habich, las biografías de Malinowski y Samamé, el libro
sobre el mobiliario urbano de Lima y el que trata sobre el desarrollo de los ferrocarriles.
Además del 4° tomo de la historia de la UNI, que está ya en prensa, tenemos avanzadas
las biografías de dos destacados ingenieros, José Balta y Joaquín Capelo.
Las formas de participación del Proyecto Historia UNI y sus miembros en el mundo de
las ciencias y las tecnologías son muy variadas: desde la preparación e impartición de
cursos de historia de la ciencia y la tecnología hasta el asesoramiento al Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología y al Congreso de la República en la elaboración de
leyes y planes de desarrollo científico-tecnológico, pasando por la dirección de tesis de
grado y postgrado, la organización de eventos académicos, la participación en congresos
organizados por otras instituciones, la colaboración en comisiones de homenajes a
científicos, arquitectos e ingenieros ilustres, la recuperación del acervo documental y
bibliográfico de la Biblioteca Nacional, la promoción de la participación de la UNI en
las ferias del libro, la organización de exposiciones del acervo de materiales históricos
(libros, revistas y documentos) de la UNI, la participación como conferenciantes en los
actos conmemorativos de la historia de la institución, la presencia del director del
equipo como miembro –y, actualmente, como presidente- de la Academia Nacional de
Ciencia y Tecnología, y como miembro del Comité Científico de la Municipalidad
Metropolitana de Lima, y, lateralmente, el apoyo a emprendimientos de envergadura de
7
la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) como el proyecto de Museo
Nacional de Ciencia y Tecnología, el Foro por la Ciencia, la Tecnología y Innovación,
el Observatorio Peruano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Sociedad, y la
publicación reciente de libros como Percepción de los jóvenes sobre la ciencia y la
profesión científica en Lima Metropolitana y Emergencia de la Ciencia, la Tecnología
y la Innovación. El debate público que siguió a la publicación de este último libro y del
Manifiesto del mencionado Foro contribuyeron decisivamente a que el tema de la
ciencia y la tecnología fuese incorporado como punto de agenda en la reciente campaña
política para las elecciones presidenciales y congresales.
8
En 1999, año del centenario del nacimiento del ingeniero Ernesto Malinowski, un
ilustre ingeniero polaco que dedicó su vida al diseño y construcción de ferrocarriles en
el Perú del siglo XIX, integramos la Comisión Nacional Conmemorativa. Esta comisión
estuvo compuesta por representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú,
la Embajada de Polonia en el Perú, y otras instituciones como el Ministerio de
Transportes y Comunicaciones, la Biblioteca Nacional del Perú, la Sociedad Geográfica
de Lima y el Banco Central de Reserva. Como parte de los homenajes, la UNI y la
Biblioteca Nacional coeditaron la biografía Malinowski, el ingeniero de los
ferrocarriles, escrita por López Soria y Cazorla.
Otra intervención curiosa y poco común fue nuestra participación en la recuperación del
patrimonio bibliográfico y hemerográfico de la Biblioteca Nacional del Perú.
Convocados por la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores
participamos en la elaboración de la lista de libros que el ejército chileno se llevó
durante la ocupación de Lima en 1880-83. Entre esos libros y revistas estaban todos los
que componían la biblioteca de la Escuela de Ingenieros, además de los instrumentos de
los laboratorios y gabinetes, y no pocos libros y documentos coloniales de la Biblioteca
Nacional y de la Universidad de San Marcos. El tenaz empeño del director de la
Biblioteca Nacional de entonces, Dr. Sinesio López, continuado luego por el siguiente
director, Hugo Neira, y las gestiones del Ministerio de Relaciones Exteriores hicieron
que el gobierno de Chile devolviese parte de este patrimonio peruano.
Financiamiento
8
Del Pino Díaz, Fermín (coord..). Dos mundos, dos culturas. O de la historia (natural y moral) entre
España y el Perú. Frankfurt/Madrid, Vervuert/Iberoamericana, 2004, p. 103-114.
9
Guerra Martiniere, Margarita y Denisse Rouillon (ed.). Historia paralelas. Actas del Primer Encuentro
de Historia Perú-México. Lima/Michoacán, PUCP/El Colegio de Michoacán, 2005, p. 331-348.
9
hacia ellos sino de su manifiesto interés por las investigaciones de la historia de la
ciencia y las tecnologías.
Anotación final
Quiero terminar con una última anotación sobre algo que me parece de particular
importancia histórico-filosófica. Mis estudios sobre la historia de la ingeniería se han
ido desarrollando en simultáneo con mis reflexiones filosóficas, en una convergencia
mutuamente enriquecedora entre conocimiento histórico y pensamiento filosófico. La
filosofía me llevó a recorrer los caminos del pensamiento latinoamericano y
particularmente peruano, pero pronto advertí, por mi inmersión en el mundo de la
ingeniería, la ciencia y la arquitectura, que las reflexiones de los profesionales de estas
áreas del conocimiento no eran incluidas en las reconstrucciones de la historia del
pensamiento. Y es que esas reflexiones se producen y se difunden en lenguajes,
espacios y circuitos que los historiadores del pensamiento no suelen frecuentar. Pero los
ingenieros, los científicos y los arquitectos no solo desarrollan conocimiento sobre sus
respectivos campos profesionales, sino que además se basan en determinadas
concepciones filosóficas e incluso elaboran visiones del mundo y del hombre y su
historia que los estudiosos de la filosofía deberíamos tener en cuenta.
10
Este convencimiento me llevó a estudiar el discurso moderno en sus tres ámbitos: la
cultura, los subsistemas sociales y el mundo de la vida o vida cotidiana. Pude distinguir
dos formas iniciales del discurso moderno de tipo ilustrado, la de las libertades y la del
bienestar, a las que se añade luego una tercera, la del mercado. El primero se atiene a la
lógica de la democracia y, en el caso del Perú, es portado inicialmente (fines del siglo
XVIII y comienzos del XIX) por los juristas, filósofos y hombres de letras que
empeñaron sus mejores energías en el proceso de la independencia y en la construcción
del proyecto criollo de Estado-nación independiente. El segundo se atiende a la lógica
de las necesidades, proponiéndose no solo satisfacerlas sino ampliarlas, y es portado por
los ingenieros, arquitectos, científicos y empresarios que se embarcaron, desde
mediados del siglo XIX, en la explotación de los recursos naturales a través de la
industria, la articulación del territorio por las vías de transporte, la industrialización del
trabajo agrícola, la construcción de ciudades, etc. Y el tercero se atiene a la lógica de la
utilidad y la ganancia, y es portado, ya avanzado el siglo XX, por los barones del
comercio y la banca.
No voy a entrar en detalles que he desarrollado en otros escritos10, pero quiero dejar
anotados algunos rasgos del “discurso del bienestar” que los ingenieros, científicos,
arquitectos y empresarios colocaron en el espacio público. Pretendo con ello animar a
otros investigadores a continuar la exploración del aporte discursivo de estos
profesionales en la lucha por el sentido. Estoy convencido de que estudiar este discurso
es también tarea de quienes nos ocupamos de la historia de la ciencia y la tecnología.
El “discurso del bienestar” tiene una antigua procedencia. Ciertas tradiciones judeo-
cristianas y, principalmente, el espíritu de la reforma luterana, como descubriera
Weber11, dieron origen a un tipo de discurso que fue entendiendo la felicidad eterna
(salvación) en términos de bienestar temporal (como signo de predestinación para la
salvación), en un proceso de secularización del mensaje cristiano. Recogiendo la
tradición de las ordenadas prácticas de la vida conventual, la ética del protestantismo
ascético veía en la disciplina, el trabajo y la sobriedad y en el éxito económico que esto
reportaba la certeza de la salvación y la posibilidad de contener y racionalizar el hambre
de riqueza. Acogen y desarrollan preferentemente este discurso la burocracia pública,
los artesanos urbanos en vías de industrialización y los técnicos e ingenieros que saben
ligar ciencia y técnica, apuntando todos ellos al logro de un bienestar contenido por la
disciplina y la sobriedad. Para realizar la promesa, propician el progreso explorando y
explotando los recursos naturales para luego introducir sus productos en el circuito de la
mercancía. Entiéndase, sin embargo, que, inicialmente, en el protestantismo ascético, el
objetivo no era gozar de los bienes producidos, sino contribuir al despliegue pleno de la
gloria de Dios a través de la reinversión de la ganancia en la producción de un mayor
progreso material y social. El progreso queda, así, incorporado en la lógica de la
salvación, y esta queda, a su vez, secularizada en la lógica del progreso.
10
Adiós al discurso moderno en el Perú. Hueso húmero. Lima, n° 39, set. 2001, p. 47-57. Reeditado en:
Castillo Ochoa M. y V. Carranza (ed.) – Desencantados y fascinados. La postmodernidad en el Perú.
Lima, URP, 2002, p. 45-57; y en: López Soria, José Ignacio. Adiós a Mariátegui. Pensar el Perú en
perspectiva postmoderna. Lima: Fondo Editorial del Congreso de la República, 2007, p. 29-43.
11
Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Madrid: SARPE, 1984.
11
apropiación y transformación eficientes y eficaces de las condiciones materiales de
existencia para no solo satisfacer sino desarrollar las necesidades humanas.
Una vez secularizado, el “discurso del bienestar” reelabora una visión del mundo que se
caracteriza por la dignificación del trabajo, la incorporación del territorio como variable
fundamental de la vida humana, la articulación del mismo en un espacio integrado y la
transformación de las condiciones naturales de existencia social. Otros rasgos no menos
característicos del mundo postulado desde este discurso son: la profesionalización de las
burocracias estatales y empresariales, la articulación sectorial e intersectorial, mediadas
por un sistema único de medición, el Sistema Métrico Decimal; la complementariedad
de ciudad/campo, que pone en marcha la formación de los mercados nacionales y
revitaliza, reformulándolo, los procesos de urbanización; la producción y difusión de los
conocimientos, tecnologías y formas modernas de producir y de organizar la producción
y los servicios; la perspectiva de la oposición civilización/barbarie, entendiendo como
civilización la modernidad occidental y como barbarie las antiguas tradiciones.
El discurso del bienestar, como lo hiciera desde antes el de las libertades, se pretende
también englobante: aspira a organizar la vida toda proponiendo un mundo en el que sea
posible no solo satisfacer las necesidades actuales sino desarrollar nuevas necesidades.
Los portadores de este discurso se ven como demiurgos, hacedores de un mundo
inteligible que es producto racional del hombre, es decir fruto de una acción racional
orientada al aprovechamiento y transformación de la naturaleza y al goce moderado de
los bienes producidos.
En cuanto a los subsistemas de acción racional con respecto a fines, las preferencias del
discurso del bienestar se centran en los subsistemas de producción y de intercambio,
pero le importa también crear un subsistema educativo para formar expertos —técnicos,
ingenieros, arquitectos, empresarios— capaces de desarrollar y manejar con destreza los
códigos propios de este discurso.
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