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EL REALISMO Y EL NATURALISMO EN LA
LITERATURA ESPAÑOLA
1.4. El Naturalismo
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Se trata de una forma o variante del Realismo que apareció a finales del siglo XIX.
Podríamos definirlo como un realismo llevado a su máximo extremo, esto es, un
realismo exacerbado.
Surge en Francia, y se considera que su creador fue el escritor EMILE ZOLA, que
consideraba el naturalismo no solo como una corriente literaria, sino como una
filosofía, una forma de ver y estudiar la realidad. Las bases de su doctrina las expuso
en su obra La novela experimental (1880); son las siguientes:
B. APOGEO DEL REALISMO: el momento de mayor auge del realismo suele situarse a
partir de los años 60, especialmente a partir de la Revolución Gloriosa de 1868.
Este auge se debe a que, precisamente en estos años se produjo un gran ascenso
de la burguesía, que es precisamente la clase social que constituirá el público más
fiel sobre todo de la novela.
C. INFLUENCIA DEL NATURALISMO Y REACCIÓN ESPIRITUALISTA: Ya en la propia época, se
discutió mucho el asunto de la existencia o no de un naturalismo en España. A esta
pregunta quiso responder Emilia Pardo Bazán en su colección de artículos titulada
“La cuestión palpitante” (publicados en el diario La época en 1883). En ellos,
responde negativamente: en España no existió realmente Naturalismo, ya que
éste sólo influyó en la técnica formal y en la aparición de diferentes realidades. En
las obras españolas no se da el determinismo (rasgo fundamental naturalista,
según Zola), quizá por la gran influencia de la Iglesia y del pensamiento católico.
Tan solo pueden observarse algunas de sus características en ciertas obras de
algunos autores. Así, por ejemplo, en la misma Pardo Bazán o en Vicente Blasco
Ibáñez. También en algunas novelas concretas como La Regenta, o La
desheredada. Además, si hubo un cierto naturalismo español fue ciertamente
efímero: en torno a los años 90, algunos autores manifiestan una cierta reacción
contra el naturalismo. Se vuelve a tratar la importancia del espíritu y la
subjetividad, por ejemplo en las últimas novelas de Galdós.
Sin embargo, esta clasificación es demasiado subjetiva, por lo cual tal vez sea más
útil hacer un recorrido por la producción de estos autores siguiendo criterios
meramente cronológicos, es decir, a partir de las etapas mencionadas anteriormente.
2.2. El prerrealismo de “Fernán Caballero” y Alarcón:
2.2.1. CECILIA BÖHL DE FABER, “Fernán Caballero”:
Esta autora, nacida en Suiza y de formación alemana, escribió en español
varias novelas, entre las cuales destaca La gaviota (1849). En ella, la acción novelesca,
muy leve, es solo un pretexto para describir el ambiente andaluz y su folclore. Otra
obra de esta autora es La familia de Alvareda. En general, sus obras resultan
demasiado moralizantes y los personajes demasiado esquemáticos.
2.2.2. PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN:
En su primera época, escribió crónicas de viajes, así como cuentos de misterio
(Narraciones inverosímiles, a imitación de las Narraciones extraordinarias de Edgar
Allan Poe). En 1874 publicó su obra más importante, El sombrero de tres picos, novela
corta basada en una leyenda popular que destaca por la amenidad del argumento, por
el tono humorístico y la gracia con que se describen tipos y ambientes.
En su última época escribió novelas con un fondo moral o ideología conservadora:
El escándalo, El niño de la bola.
2.3. El apogeo del Realismo:
2.3.1. Juan Valera
Nació en Cabra (Córdoba) en 1824, en el seno de una familia aristocrática
venida a menos. Realizó estudios universitarios en Granada y Madrid. Entró en el
servicio diplomático como acompañante del duque de Rivas, embajador en Nápoles,
donde se dedicó a la lectura y al estudio del griego. Estuvo también en Portugal, Rusia,
Brasil, Estados Unidos, Bélgica, Austria. En 1861 ingresó en la Real Academia
Española. Escribió artículos periodísticos y ensayos, tales como Sobre el Quijote (1861)
y Estudios críticos sobre literatura, política y costumbres de nuestros días (1864).
que es. El tema principal de sus obras es el amor; pero está tratado con cierta ironía o
frialdad objetiva: en sus obras falta calor humano, falta pasión.
Juanita la Larga (1896): vuelve a plantear el tema del amor entre un joven
maduro y una joven. Es la obra en la que aparecen más rasgos costumbristas, si bien
un tanto estilizados.
Entre su producción podemos citar también las novelas de tesis, que son sus
obras más endebles, ya que la trama siempre está subordinada a una idea obsesiva:
toda novedad conduce siempre a la corrupción moral y al caos. Son títulos como El
buey suelto, sobre la inconveniencia del celibato, o Don Gonzalo González de la
Gonzalera, sobre un desaprensivo revolucionario.
Ya se ha dicho que esta cercanía hay que tomarla con ciertas reservas: el
naturalismo español es muy tenue, bastante alejado de los postulados de Zola.
Los pazos de Ulloa (1886) y su continuación, La madre Naturaleza (1887): en estas dos
novelas realiza su autora un cuadro de la vida rural gallega, al cual sirve de base un
argumento bastante escabroso. Se presenta un tipo de humanidad primaria,
degradada, regida por el instinto. Como temas principales predominan la montaña
gallega, el caciquismo y la decadencia de la nobleza. La madre naturaleza (1887) es el
relato de una atracción incestuosa y prolonga algunos de los personajes de su novela
anterior.
La reacción espiritualista:
El estilo de sus obras: destaca en ellas, sobre todo, la expresión. Le falta, en cambio, la
pulcritud de Valera, pero supera al de otros novelistas de la época en colorido y
plasticidad.
Su primera obra de éxito fue La barraca (1898), una novela que denunciaba la
injusticia social en la huerta valenciana. Otras de sus obras de carácter regional son
Cañas y barro (1902), ambientada en la Albufera de Valencia, La Catedral (1903), en la
que la influencia de Zola es indudable, y Sangre y arena (1908), novela sobre el mundo
de los toros con la que consiguió fama universal, y fue llevada al cine en varias
ocasiones. Su obra más famosa, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), se ocupa de
diversos temas filosóficos y culturales y a partir de ella se han realizado varias películas
muy conocidas.
Leopoldo Alas (1852 – 1901), aunque permaneció alejado de los círculos literarios
de Madrid, escribió gran cantidad de artículos de crítica que tuvieron una enorme
resonancia en su tiempo. Como crítico, se distingue por su terrible acritud, y su fina
intuición de los valores estéticos de la obras. Poseyó una absoluta independencia en
los juicios así como una inteligente visión. Sus artículos los recopiló en un libro titulado
Solos de “Clarín” (1890-98). Otros volúmenes fueron: Paliques y Galdós.
Figuran con honor entre los mejores del género en el siglo pasado. De entre los
cien cuentos escritos por él, al menos uno (¡Adiós, Cordera!) figura en todas las
antologías. Tratan una gran variedad de temas, de entornos (rurales, urbanos), y
estilos. En algunos, predomina su temperamento crítico, expresado a través del
humor y la caricatura; en otros, la sensibilidad del autor logra impecables
caracterizaciones.
Es la “otra novela larga de Clarín”, en la que asistimos a una sátira feroz contra la
desintegración del Romanticismo en un ambiente burgués. Aparece una gran ironía
crítica que desemboca en la caricatura. Aunque no carece de méritos, se la recuerda
sobre todo por ser obra del autor de La Regenta.
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A. ARGUMENTO:
Ana Ozores, esposa del antiguo Regente de Vetusta (en realidad, Oviedo), es una
joven con ciertas tendencias hacia la melancolía romántica. Pide ayuda a un
confesor, el Magistral de la Catedral, don Fermín de Pas, personaje turbio y
atormentado que se enamora de ella. Paralelamente, el don Juan de Vetusta,
Álvaro Mesía, un lechuguino sin escrúpulos, intenta y consigue seducir a Ana. El
final es trágico: la muerte del esposo, la huida ignominiosa del seductor y la
indiferencia y el abandono de De Pas.
B. PERSONAJES:
Los protagonistas son los tres citados que forman el triángulo amoroso central.
Pero hay más, muchos más, a través de los cuales Clarín hace un retrato magistral
de la sociedad provinciana de la época: los canónigos de la Catedral, la “buena
sociedad” de Vetusta, los amigos del Casino... La penetración psicológica del autor
y su conocimiento de la naturaleza humana hacen de la novela una impresionante
galería de retratos. Destacan, como queda dicho, los de Ana y Fermín de Pas,
dominada aquella por una insatisfacción cuya procedencia no entiende bien,
atrapado éste por la ambición mundana, de la que intenta escapar mediante la
sublimación de su amor.
C. “VETUSTA”:
D. EL TIEMPO:
La novela presenta una estructura temporal muy audaz para la época: los quince
primeros capítulos abarcan un lapso de tiempo de tres años (descripción de la vida
en Vetusta), mientras que los quince últimos transcurren en tres días (desenlace
fatal de la historia).
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E. FUENTES:
F. SIGNIFICADO:
Junto con Fortunata y Jacinta, de Galdós, esta obra es uno de los grandes
monumentos del Realismo español, aunque difiere bastante, en el tono y el estilo,
de la obra galdosiana.
G. ESTILO:
La PRIMERA SERIE (Trafalgar; La corte de Carlos IV, Bailén, Zaragoza), tiene como
tema la guerra de la Independencia y su protagonista es Grabriel de Araceli.
La SEGUNDA SERIE (El equipaje del rey José, El terror de 1824, etc) trata sobre las
luchas entre absolutistas y liberales en el reinado de Fernando VII. Su protagonista
es el liberal Salvador de Monsalud.
Las siguientes series las continuó veinte años después:
B. TEMAS Y PERSONAJES:
La acción está estructurada en torno al triángulo amoroso principal: Fortunata – Juan -
Jacinta, muy adecuado para expresar el conflicto entre el amor verdadero y las
convenciones sociales.
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Galdós siempre tiene hacia sus personajes una mirada benévola, una actitud
comprensiva ante sus debilidades. En realidad, son víctimas de la vida.
C. ESPACIO Y TIEMPO:
La acción transcurre en Madrid, sobre todo en el Centro: Puerta del Sol, calle Pontejos,
Plaza Mayor. Galdós retrata fielmente una sociedad urbana, con sus innovaciones
tecnológicas, sus modas, sus costumbres.
OTRAS NOVELAS:
Entre 1880 y 1890, Galdós escribió un conjunto de novelas “contemporáneas” que se
encuentran entre lo mejor de su producción:
El amigo Manso (1882): el protagonista, Máximo Manso, sufre una decepción amorosa;
debe renunciar al amor al saber que su amada está enamorada de un discípulo suyo.
Miau (1888): una de sus mejores novelas; es la historia de Ramón de Villaamil, cesante
de su cargo en un ministerio, y la vida de miseria económica que ha de llevar.
Nazarín (1895): es la historia de un sacerdote que sale a los caminos a predicar la moral
evangélica movido por la caridad.
Misericordia (1897): la “señá Benina” llega hasta el punto de mendigar para ayudar a su
señora (doña Paca), que está en una mala situación económica; cuando ésta mejora, la
dueña de la casa abandona a la criada.
4.6. EL ESTILO
Su prosa, aunque suelta y espontánea, resulta algo pobre y revela escasa
preocupación por la belleza del lenguaje. Sin embargo, con el tiempo su dicción se fue
depurando y fue adquiriendo tintes más elaborados en las últimas obras.