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ANTECEDENTES

El Partido Baath Árabe Socialista llegó al poder en 1963, tras un golpe de estado. En
1966, otro golpe derrocó a los líderes tradicionales del Partido; Michel Aflaq y Salah al-
Din al-Bitar.En noviembre de 1970, el General Hafez al-Asad, ministro de Defensa,
encabezó lo que llamó una «revolución correctiva», llegando a ser Primer ministro.
En marzo de 1971 Asad se declaró presidente, posición que mantendría hasta su
muerte en el año 2000. Desde entonces, la Rama Regional Siria secular del Partido
Baath se ha mantenido como la autoridad política dominante en un estado
virtualmente unipartidista. Los ciudadanos sirios solo podían aprobar al Presidente
por referéndum y, hasta la elección parlamentaria de 2012 (multipartidista pero
controlada por el gobierno), no podían votar en elecciones multipartidistas para la
legislatura.
En 1982, en un clima de insurgencia islámica en todo el país que duró seis años, Hafez
Al Asad, llevó a cabo una táctica de tierra quemada contra la ciudad de Hama, para
sofocar una revuelta islamista de la comunidad suní local, entre quienes se contaba al
movimiento de los Hermanos Musulmanes. Durante estas operaciones, decenas de
miles de personas, murieron en la masacre de Hama. (WIKIPEDIA, 2018)
En 2000, Hafez Al Assad murió y fue sucedido por su hijo Bashar Al Assad, Presidente
de la República en funciones, convirtiendo la dictadura militar en una dinastía. Bashar
llegó al poder como un reformista en comparación al régimen intensamente dictatorial
heredado del padre. Las esperanzas de apertura democrática, alentadas por unas
amnistías parciales de presos políticos y un ensayo de libertad de expresión que fue
conocido como la Primavera de Damasco, no tardaron en desvanecerse.
Assad, refrendado sin oposición en el cargo en 2007, confirmó y aún reforzó el vasto
aparato de la seguridad interna. Durante el gobierno de Bashar Al Assad los partidos
políticos han seguido prohibidos y se ha hecho hincapié en una ideología secular que
intenta eliminar la segmentación religiosa entre laicos, chiitas y sunitas (aunque como
muestra la situación actual no se ha conseguido).También se ha liberalizado
cautamente la economía siria, pero esto no ha traído el bienestar material esperado a
la población.
En la política exterior, el vehemente rechazo de Al Assad a la guerra de Irak y su
disentimiento sobre el concepto de terrorismo le pusieron en el punto de mira de Estados
Unidos, que en 2004 sancionó a Siria por, entre otras acusaciones, no impedir el paso
de combatientes al país ocupado y dar soporte a los grupos radicales palestinos y al
Hezbollah libanés. La última imputación fundamentó las amenazas particulares de
Israel, al que el dirigente sirio fue incapaz de arrancar negociaciones de paz ligadas a
la devolución de los Altos del Golán. (ANONYMOUS, 2015)
DESARROLLO DEL CONFLICTO
A comienzos de 2011, comenzaron las protestas contra el corrupto gobierno sirio,
presidido por Bashar al-Asad. Al principio, las protestas no tuvieron mucho éxito y
parecía que Siria se libraría de los movimientos violentos que sacudían Egipto, Túnez o
Libia. Sin embargo, a partir del 15 de marzo de 2011 la situación comenzó a empeorar,
las protestas juveniles, coordinadas a través de las redes sociales de internet, se
hicieron mucho más fuertes, afectando a las principales ciudades del país, en especial
a Deraa, la cuna de la rebelión. Los choques entre manifestantes y policías se volvieron
cada vez más violentos.
El 20 de marzo, miles de personas salieron de nuevo en Deraa a protestar contra el
gobierno con las consignas “Dios, Siria, libertad”, “derrocar al régimen” o “acabar con la
corrupción”… La pacifica protesta acabó convirtiéndose en una revuelta que acabo con
el incendio del Palacio de Justicia, la sede del partido oficialista Baath en la ciudad y el
edificio de la empresa telefónica Syriatel, propiedad de un primo del presidente al-Asad.
El gobierno sirio decidió reaccionar con mano dura y ordenó a la policía usar fuego real,
lo que ocasionó un muerto y varios heridos entre los manifestantes. La dura represión
del gobierno se incrementó en los días siguientes, aumentando exponencialmente el
número de muertos y detenidos, lo que exacerbó aún más los ánimos entre los
opositores al régimen. A finales de abril, el gobierno tuvo que desplegar al ejército para
tratar de sofocar la insurrección popular. Varios militares, descontentos con la
sangrienta represión del régimen, se pasaron al lado de los rebeldes y éstos, a su vez
comenzaron a armarse, asaltando comisarías y cuarteles de policía.
Finalmente, el 31 de julio de 2011, un grupo de militares desertores crea el Ejército Sirio
Libre, también conocido como Movimiento de Oficiales Libres, comandado por el coronel
Riyad Mousa al-Asaad y, con el supuesto objetivo de proteger a la población civil de la
represión del régimen mediante el uso de las armas. Ese mismo día, había acontecido
la Matanza del Ramadán, en la que fallecieron 142 personas.
A la formación del Ejército Sirio Libre, siguió la formación del Consejo Nacional Sirio, el
23 de agosto de 2011, un órgano encargado de representar políticamente a la oposición
siria, y que permite que las diferentes facciones rebeldes puedan hablar con una sola
voz ante la comunidad internacional.
En septiembre, el Ejército Sirio Libre comenzó a avanzar hacia las provincias del norte,
con objeto de asegurarse el dominio de la frontera con Turquía, un movimiento
estratégico que les permitiría poder aprovisionarse de armas, municiones y suministros
médicos. Convirtiéndose así en un duro hueso de roer para las fuerzas de Bashar al-
Asad. La Guerra Civil Siria se convirtió asi en un hecho consitituyendose en un conflicto
bélico donde se enfrentaron en su inicio las Fuerzas Armadas de Siria contra grupos
armados rebeldes, conocidos en Occidente como la oposición siria. Más adelante,
numerosos grupos y combatientes rebeldes se unieron como el Estado Islámico de Irak
y el Levante — Estado Islámico (EI) en español; ISIS en inglés, Daesh (en árabe ‫)داعش‬,
lo que le permitió expandirse e invadir vastas extensiones de Siria desde las zonas que
ya ocupaba en Irak. Algunos grupos rebeldes combaten tanto contra el gobierno como
contra el Estado Islámico, y actualmente existen diversas confrontaciones entre las
facciones rebeldes. Para 2017, el gobierno sirio emprendió una gran campaña contra
Daesh recuperando los territorios al oeste del Éufrates, el 6 de diciembre tanto
autoridades sirias como rusas, proclamaron el final de la operación contra Estado
Islámico.
"La tarea de derrotar a las formaciones criminales de la organización terrorista Estado
Islámico en el territorio de Siria, llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de la
Federación de Rusia, está cumplida (...) las fuerzas del Gobierno [sirio] con el apoyo
de las Fuerzas Aéreas rusas tomaron por completo el control de la zona al noroeste de
Abu Kemal: desde el río Éufrates hasta el poblado Mezile, con una superficie total de
2.500 kilómetros cuadrados", Jefe del principal mando operativo del Estado Mayor de
las Fuerzas Armadas de Rusia, Serguéi Rudskói.
"Todas las agrupaciones del Estado Islámico en territorio sirio han sido
destruidas, lográndose así la liberación de Siria (…) A día de hoy no existen zonas de
ese país árabe bajo control del EI", jefe del Estado Mayor General del Ejército ruso,
Valery Gerasimov.
"El ministro de Defensa (Serguéi Shoigú) ha reportado que las operaciones en las orillas
occidental y oriental del Éufrates han concluido con una derrota rotunda de los terroristas
(...) Por supuesto, todavía pueden haber focos de resistencia, pero en general, la
ofensiva en esta etapa y en esta zona ha terminado (...) esta operación antiterrorista ha
finalizado con una rotunda derrota de los terroristas", presidente de la Federación Rusa,
Vladimir Putin.
"El terrorismo no se limita al EI, sino que el EI es solo una parte de este. [...] Tenemos
que entender que cuando nos enfocamos solo en el EI, esto equivale a un intento
de dispersar la atención del hecho de que el terrorismo subsiste con el apoyo de
Occidente. [El Frente] Al Nusra está a la cabeza de este terror, mientras hayan
organizaciones terroristas como el EI o [el Frente] Al Nusra, esto significa que todavía
estamos en guerra. Así que la guerra terminará hasta que se aniquile al último terrorista,
sin importar bajo qué nombre", presidente de la República Árabe Siria, Bashar al
Assad69
Las protestas contra el Gobierno de marzo de 2011, derivaron en una guerra civil entre
las fuerzas gubernamentales y la oposición armada, desembocando en un conflicto
internacional donde la lucha contra los terroristas se entremezcla con el conflicto de
intereses de varios países extranjeros, incluidas las dos mayores potencias nucleares,
así como las potencias regionales.
La organización que agrupaba, en un principio, a la oposición siria fue el Consejo
Nacional Sirio (SNC), con base en Estambul, en 2011 incluía a todas las facciones
antigubernamentales. Sin embargo, las divergencias políticas, militares y religiosas
dividieron al SNC en 2012-13 (en grupos armados, la oposición moderada y la oposición
radical). Por su parte, los kurdos crearon su propia agrupación, de la que forma parte su
brazo armado Unidad de Protección Popular (YPG por sus siglas en inglés). Debido a
la división (política y religiosa) de las fuerzas opositoras, diferentes tipos de grupos
islamistas, entre ellos el antiguo Frente Al Nusra (la rama local de Al Qaeda) y
del Estado Islámico (que llegaron desde Irak), comenzaron a adquirir un mayor
protagonismo en su confrontación contra las fuerzas gubernamentales.
Después de que el gobierno no pudiera apaciguar el conflicto, varios protagonistas
internacionales, como EE. UU., Europa, Turquía y monarquías de Oriente Medio,
intervinieron de maneras directa o indirecta. Desde el comienzo de la guerra civil, las
autoridades estadounidenses, proporcionaron un fuerte apoyo a la 'oposición
moderada', en particular al conjunto de grupos armados del Ejército Libre Sirio . El
presidente de Siria, Bashar al Assad, ha declarado en varias ocaciones que tras la
derrota de los terroristas, los militares de Turquía y EE. UU. deberán abandonar el
territorio sirio o de lo contrario serían expulsados por la fuerza:
«Si hablamos de la presencia de militares sobre el terreno, como es el caso de los
soldados turcos, si estamos luchando contra los terroristas, también tenemos derecho
a luchar contra los que ocupan nuestro país. En este sentido, tanto los estadounidenses
como los turcos y los demás ocupantes, deberán irse por su propio pie o serán
expulsados por la fuerza».
Al inicio, los rebeldes solo contaban con asistencia no letal, pero más tarde EE. UU.
empezó a procurar financiación, armas y entrenamiento. Después, acabó admitiendo
que parte de la ayuda letal terminó en manos de terroristas que lo usan tanto contra el
Gobierno y los civiles, como contra la 'oposición'. Además Arabia Saudita, Catar, Kuwait,
así como Turquía habrían proporcionado "millones de dólares" a los «grupos terroristas,
incluido el Frente Al Nusra y el EI», según declaró en marzo de 2014 David Cohen,
secretario adjunto del Departamento de Tesoro para Terrorismo e Inteligencia
Financiera de EE.UU. Hasta el 2016 se estimaba que los grupos armados ilegales
recibieron unos 2450 sistemas portátiles de defensa aérea, 1750 sistemas antitanque,
650 lanzacohetes múltiples, más de 24000 proyectiles de distintos tipos y más de 600
toneladas de explosivos.
La coalición internacional lideraba por EE. UU. (Central Join Task Force) en su
Operación Resolución Inherente comenzó a lanzar ataques aéreos contra el Estado
Islámico en Siria el 10 de septiembre de 2014, sin la aprobación del Gobierno sirio. Si
bien el objetivo principal de la coalición era luchar contra el EI, sus ataques no siempre
fueron precisos, habiéndose cobrado la vida de centenares de civiles.
Rusia, Irán y diversas agrupaciones chiítas, como Hezbolá, apoyan al Gobierno sirio
que combate a Estado Islámico, el Frente Al Nusra, el ejército libre sirio apoyado por
Turquía y las fuerzas democráticas de siria, apoyada por EE. UU. Desde el 30 de
septiembre de 2015, Rusia llevó a cabo una operación antiterrorista en Siria después
de que el presidente sirio solicitara ayuda militar. En los cinco meses y medio que duró
el operativo, las Fuerzas Aéreas rusas destruyó más de 12000 blancos de
infraestructura. Según el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, unos 35000
radicales fueron abatidos durante el primer año de la presencia militar rusa.
Este enfrentamiento se ha convertido en una de las guerras más devastadoras de los
últimos años. Además de acabar con la vida de entre 300.000 y 470.000 personas, el
conflicto ha desencadenado una crisis humanitaria. De los 22 millones de habitantes
que había en Siria antes del conflicto, más de la mitad han tenido que huir. 13 millones
y medio de estos desplazados internos necesitan ayuda urgente. Además, 4,8 millones
de personas han tenido que huir a países vecinos; Turquía acoge a 2,7 millones de
sirios, Líbano a cerca de un millón y cerca de 650 000 están en Jordania. Tres cuartas
partes de los refugiados son mujeres y niños. Según cifras de Unicef, al menos 652
niños fueron asesinados, un 20 % más que en 2015. Además, han sido reclutados, casi
mil niños soldados, para luchar directamente en primera línea. Los más vulnerables son
los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil acceso. De ellos, 280 000 viven
bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria. 338 centros médicos
quedaron reducidos a escombros en 2016.
Debido a la participación de numerosas potencias extranjeras se la ha denominado
una guerra subsidiaria. El gobierno sirio, presidido por Bashar al-Asad, cuenta con el
apoyo de Rusia, que lo considera un país aliado desde tiempos de la Unión Soviética,
la República Islámica de Irán y la organización libanesa Hezbolá. Defienden que las
manifestaciones y primeras revueltas armadas fueron organizadas y financiadas
por Occidente, así como a algunos grupos yihadistas, para precipitar la caída del
gobierno y controlar el país, opinión respaldada por algunos analistas. Por otro lado la
«oposición siria» es apoyada por Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí y otros países
aliados occidentales y del golfo Pérsico. Las organizaciones internacionales han
acusado al gobierno sirio, EI y los grupos rebeldes de violaciones graves de los
derechos humanos y de muchas matanzas (WIKIPEDIA, 2018)
FACTORES O CAUSAS DE LA GUERRA CIVIL EN SIRIA
a) Factores Internos:
Abuso de Derechos Humanos; desde que Hafez Al-Assad entró al poder en 1963 a
través de un golpe de Estado, hasta el día de hoy con la continuación de su hijo Bashar,
Siria ha sido un Estado donde el Estado de Derecho y las libertades Humanas no han
existido. A pesar de haber ratificado la Carta Árabe sobre Derechos Humanos del 1994,
este país es uno de los países existentes más represivos al no permitirles a sus
ciudadanos ciertas libertades básicas, muchas de ellas minadas por el estado de
emergencia en el cual estuvo sumido por 48 años.
Conflicto étnico; La familia Asad pertenece a la minoritaria secta alawí, una rama
del chiismo, que comprende sólo un 12,6 % de la población de Siria. Los alawíes tienen
mayoría en los altos cargos del Ejército y mantienen «un férreo control» sobre la
población con los servicios de seguridad de Siria, generando resentimiento entre
algunos suníes que constituyen las tres cuartas partes de la población de ese país.
Las conexiones de la familia están presentes entre la mayor parte de los políticos más
importantes de Siria. Bastantes miembros cercanos de la familia de Bashar al-Asad han
obtenido puestos en el gobierno desde la ascensión de su padre al poder.
La guerra civil ha ido degenerándose desde un conflicto propiciado por la necesidad de
cambios políticos a un conjunto de conflictos sectarios y de intereses internacionales,
en apoyo de un determinado grupo étnico. Por ejemplo Irán apoya abiertamente a las
milicias chiíes, Arabia Saudita a los suníes y Turquía a la minoría turcomana. EE. UU.
por su parte apoya abiertamente a los kurdos, que han sido declarados enemigos de
Turquía por su conexión con el PKK, que lucha contra el gobierno turco. Por otro lado,
se encuentra el arribo de miles de extranjeros provenientes de diversas partes del
mundo para apoyar a un determinado bando, ya sea económica o militarmente.
Economía: Tras alcanzar un máximo en 1996, la producción disminuyó de unos
610 000 barriles/día ese año a 385 000 en 2010. Ante la disminución de los ingresos y
un déficit fiscal, en mayo de 2008 el gobierno se vio obligado a recortar los subsidios de
combustible, que consumían el 15 % del PIB, causando la triplicación del precio de la
gasolina y el aumento del precio de los alimentos.
A partir de 2006, Siria se vio afectada por una intensa sequía, en parte debido al cambio
climático. La región se hizo cada vez más cálida y árida, con precipitaciones más
irregulares e intensas. Entre 2002 y 2008, los recursos hídricos totales del país se
redujeron a la mitad, aunque también se citó como posible factor la reducción del caudal
del río Éufrates, debido a la construcción de presas por parte de Turquía.107 La sequía,
que afectó principalmente a zonas rurales del Creciente Fértil,108 provocó la
desertificación de las tierras de cultivo y un éxodo rural, que dejaron centenares de villas
abandonadas. Los desplazados, que provenían de zonas suníes, se dirigieron a las
ciudades costeras del país, dominadas por la minoría alauita, generando tensiones
sectarias.
Además, en 2010, una dura sequía en China, la peor que había sufrido el país en
sesenta años, junto con diversas olas de calor o inundaciones en principales países
productores de trigo como Ucrania, Rusia, Canadá y Australia, contribuyeron a la
escasez de ese cultivo. Entre junio de 2010 y febrero de 2011 el precio mundial del trigo
se duplicó, afectando especialmente a estados importadores de trigo, azúcar, sales
como Siria. Para 2011, Siria se enfrentaba a un deterioro del nivel de vida nacional y a
subidas importantes en los precios de los productos básicos, con una alta inflación. El
país se enfrentaba también a tasas de desempleo juvenil particularmente altas.
Sociedad y corrupción: El descontento contra el gobierno era más fuerte en las
poblaciones rurales de Siria, especialmente entre suníes conservadores y
religiosos.Estas zonas incluían ciudades con altos índices de pobreza,
como Daraa y Homs, y los distritos más pobres de ciudades grandes. Las
desigualdades socioeconómicas se incrementaron significativamente tras las políticas
corporativistas iniciadas por Hafez al-Asad en sus últimos años y aceleradas por su hijo
Bashar. Con un énfasis en el sector servicios, estas políticas tendían a beneficiar a una
minoría de la población, particularmente a aquellos que tenían conexiones con el
gobierno y miembros de la clase comerciante suní de Damasco y Alepo mediante la
concesión de privilegios económicos y fiscales.106
Gobierno Autoritario; Bashar al-Assad, el cual disfruta de plenos poderes, no ha
velado por la seguridad de sus ciudadanos, esta deriva autoritaria ha sido contestada
por la población ante lo cual el gobierno sirio tomó una actitud represiva en contra de
los manifestantes sunitas y otras minorías, en el momento que tomó la autovía principal
siria como punto clave del control de las vías de comunicación, acciones de batida y de
acordonamiento.
b) Factores Externos:
Intereses geopolíticos; gran parte por la cual Siria se convierte en una zona de
conflicto es debido a factores externos, dentro de los cuales se encuentran intereses
geopolíticos, principalmente la importancia que tiene el país para el aseguramiento
energético de varias potencias económicas.
El gas natural, ante lo que parece el inminente fin del petróleo, se estima que tendrá el
privilegiado lugar como energético de la economía mundial por la pureza de su
combustión y su alta energía calorífica. Las reservas mundiales de gas calculadas en
177.4 billones de metros cúbicos, prometen durar, al ritmo de producción actual de 3
billones de metros cúbicos anuales, al menos otros 60 años, mientras que el petróleo
sólo durará 40 años más.
Ante la presente situación de escasez del petróleo y desestabilización de las potencias
económicas, estas requieren asegurar sus sistemas productivos que se traducen a altas
demandas energéticas. Por lo tanto es evidente que la clave del éxito económico y
político reside principalmente en el control de la energía, la cual en este siglo
corresponde al gas. Bajo este aspecto es que Siria se convierte en el blanco de las
potencias, por contener una de las reservas de gas más importantes del mundo y actor
en la competencia mundial de los recursos.
Primavera Árabe; La llamada Primavera Árabe era un movimiento social que pretendía
una remodelación política en los países de la región. En diciembre de 2010, aparecieron
en Túnez protestas en masa anti-gubernamentales, y más tarde se esparcieron en el
Mundo Árabe, incluyendo Siria. En enero y febrero de 2011, ocurrieron revoluciones en
Túnez y Egipto, y sus gobiernos, acusados de autoritarios, fueron derrocados. También
en Libia ocurrieron manifestaciones que derivaron en una rebelión armada y más tarde
en una guerra civil. Otros países árabes también protestaron, y algunos gobiernos
trataron de contentar al pueblo haciendo reformas y cambios en el gobierno.118119
La primavera árabe es entendida de manera doctrinal como un contrato social que
algunos han comparado, por su trascendencia, con el momento de la Independencia, y
que requiere a todas luces de un pacto intergeneracional que refunde las bases de la
convivencia nacional. La frustración colectiva de una generación de jóvenes que se ha
beneficiado de la oportunidad de tener acceso a la educación pero no ha recibido la
misma oportunidad de acceder a un empleo decente ha sido sin lugar a dudas un factor
determinante que ha movilizado a los jóvenes en apoyo de los movimientos de protesta
política en Túnez, Egipto y Siria.
Los manifestantes en su mayoría son jóvenes de ambos sexos que se veían limitados
en sus sociedades debido a altas tasas de corrupción estatal, clientelismo en el reparto
de los cargos públicos, aumento de la brecha entre ricos y pobres, ausencia de libertad
de expresión, decadencia de la imagen nacional y una represión sistémica bajo la
apariencia de una pseudo-democracia basada en elecciones fraudulentas.
Bashar al-Asad declaró que su estado era inmune a los tipos de protestas masivas como
las que tuvieron lugar en Egipto. Bouthaina Shaaban, un asesor presidencial, culpó a
los clérigos suníes y predicadores por incitar a la rebelión a los seguidores de la secta
suní, tal como el sermón incendiario del jeque Yusuf al-Qaradawi de Doha, Catar, del 25
de marzo de 2011. (MEZA, 2016)
ANALISIS POLITICO

a. Los actores nacionales del conflicto


Los actores nacionales del conflicto se dividen principalmente entre los grupos que
luchan contra el régimen de Al Assad -llamados grupos “rebeldes” o grupos “terroristas”
(según los denomina Al Assad)- y el gobierno junto con los grupos que luchan por el
mantenimiento del régimen. En el lado de la oposición hay una gran diversidad, desde
los grupos seculares que piden la democratización del país y cuya máxima autoridad es
la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Sirias, hasta
grupos armados que reclaman la islamización del Estado sirio, pasando por los grupos
kurdos, organizados en milicias (como las Unidades de la Protección del Pueblo) bajo
el paraguas del Partido Unión y Democracia.69 Estos grupos han estado enfrentados
políticamente desde el inicio del conflicto, pero desde principios de septiembre de 2013
han comenzado a batallar entre ellos, agravando la situación de guerra civil.
Las Fuerzas de la Oposición y de la Revolución Sirias, aunque pretenden ejercer una
representación unitaria de los opositores al régimen, no consiguen constituir un
consenso sobre puntos elementales como designar a su líder permanente (por el
momento, el grupo está liderado de manera interina por George Sabra). En cuanto a los
grupos islamistas armados, los más relevantes son el frente Jabhat Al Nusra, el grupo
Estado Islámico en Irak y en el Levante (EIIL), el batallón Ghuraba al-Sham, Liwa Ahrar
Sourya, Liwa al-Fatih y Liwa al-Tawhid. Todos forman parte de las listas de grupos
terroristas internacionales. El frente Al Nusra está liderado por Abu Mohamed al Jawlani,
que prometió lealtad a Al Qaeda. El EIIL es la rama iraquí de Al Qaeda. El grupo Liwa
al-Tawhid es próximo a los Hermanos Musulmanes y está respaldado con fondos de
Catar. Estos grupos, considerados terroristas por la Organización de las Naciones
Unidas, han combatido contra el ejército de Al Assad y contra otros grupos, en especial
contra los kurdos sirios, así como contra los pueblos alauíes (una rama de los chiíes),
que son minoritarios en Siria, de mayoría suní. La existencia de estos grupos entre los
opositores al régimen de Al Assad dificulta que Occidente apoye claramente a los
opositores, pues entre ellos hay grupos muy desiguales y se teme que estos grupos
terroristas reciban armamento occidental.

b. Los actores internacionales del conflicto


La comunidad internacional está dividida entre los países aliados con el gobierno sirio y
los países partidarios de los grupos rebeldes. Entre los actores internacionales del
conflicto se encuentran, en primer lugar, los Estados fronterizos con Siria o que forman
parte de la región, que se ven afectados por los refugiados que escapan de la guerra y
que, en algunos casos, se han alineado con alguno de los bandos en guerra. Líbano,
Jordania, Turquía, Egipto, Irak, Arabia Saudí e Israel son algunos Estados que se han
posicionado en contra de Assad. Por el contrario, Irán se ha posicionado a favor de
Assad.
En segundo lugar, se encuentran los Estados que como potencias globales se han
posicionado en este conflicto. Estados Unidos y sus aliados europeos vieron las
Primaveras Árabes como una gran oportunidad. Presuponían que la llegada de la
democracia a estos países les permitiría abrir nuevos mercados económicos y además,
obtener nuevos aliados con los que fortalecer su posición en una zona conflictiva, pero
de suma importacia estratégica.
Por ello, apoyaron abiertamente a los rebeldes en la mayoría de países. Este apoyo fue
principalmente político, pero en algunos casos llego a ser también militar:
proporcionando armas, suministros y asesores militares a los rebeldes, con lo cual, se
aseguraban una rápida victoria de éstos. En Libia la jugada salió bastante mal,
convirtiéndose a raíz de las Primaveras Árabes en un Estado Fallido donde las diversas
tribus luchan por el poder. En Egipto, las potencias occidentales, asustadas por el cariz
que tomaba el gobierno democrático de los Hermanos Musulmanes, basado en el
radicalismo islámico, hubieron de dar marcha atrás, apoyando, aunque no abiertamente,
el golpe de estado de julio de 2013 con el que los militares retomaban el poder sobre el
país (aunque bajo la apariencia de reinstaurar la democracia).
En el caso de Siria, el apoyo de EEUU y Europa a los rebeldes, fue, y aun es, unánime.
Esto se debe a varios motivos, a parte de la consabida aversión que las democracias
sienten hacia los regímenes dictatoriales. Estratégicamente, un cambio de gobierno en
Siria, fortalecería enormemente la posición estratégica de EEUU, y sus aliados, en
Oriente Medio y al mismo tiempo debilitaría la de su mayor rival: Rusia. El régimen de
al-Assad es el principal aliado de Rusia en Oriente Medio, y además alberga, en la
localidad de Tartús, la única base naval rusa en el Mediterráneo. Por ello el
establecimiento de un régimen democrático y proccidental en Siria sería el fin para la
presencia rusa en la zona. Por otro lado, una Siria sunní podría formar un bloque, junto
a Irak y Arabia Saudí, que detuviera la expansión de los chiítas, que tienen su principal
bastión en el vecino Irán, por la región. Además de servir para frenar a Irán, una Siria
proccidental dejaría de ser una amenaza para el principal aliado de EEUU en la región:
Israel. Pudiendo ponerse así fin al contencioso entre Siria e Israel por los Altos del Golán
y a la alianza antisraelí entre Siria, Irán y Hezbollah. Por último, un nuevo gobierno en
Siria podría significar el fin de las intromisiones sirias en la política interna del Líbano.
Con todas estas razones, no es de extrañar que desde un principio EEUU, aprovisione
a los rebeldes con armas modernas, municiones y suministros médicos, además de
proporcionarles dinero, y enviar expertos militares para que les asesoren y entrenen a
sus tropas.
En contrapartida a este apoyo a los rebeldes, Rusia se ha encargado de suministrar
armas, municiones y sus propios especialistas militares al régimen de al-Assad. En
estas últimas semanas se ha conocido un incremento de la intervención rusa, que está
enviando a la zona soldados y aviones de combate para ayudar al gobierno sirio.
Así pues, ambas superpotencias, EEUU y Rusia, dirimen sus diferencias entre sí al más
puro estilo de la Guerra Fría: usando peones, y alimentando guerras de terceros
países.¿Habría acabado ya la Guerra Civil Siria sin el apoyo prestado por estas
potencias a uno u otro bando? Probablemente sí. (PONS, 2015)

c. Intervención de grupos regionales: Hezbollah y el Estado Islámico:


La ayuda de Hezbollah al régimen sirio.
Hezbollah (Ḥizbu’llāh) o “el Partido de Allah”, es una organización paramilitar libanesa,
que en un principio surgió para combatir la intervención israelí en el Líbano, en 1982.
Este grupo se nutre principalmente de militantes chiitas del sur del país, y su creación
es en parte también obra de Irán, que desde un principio los entrenó, financió y proveyó
de armas. Otro de sus principales aliados en la lucha contra Israel en el Líbano fue
precisamente Siria, cuyos soldados llevaban intervenido en la guerra civil de éste país
desde 1976.
Para hacer honor a esta alianza, y acusando a los rebeldes sirios de ser marionetas de
EEUU e Israel, en octubre de 2012, Hezbollah decidió intervenir militarmente en la
guerra para apoyar el régimen de al-Assad, enviando al país entre 3.000 y 7.000
combatientes, según las diversas fuentes. Los milicianos de Hezbollah han estado
combatiendo desde entonces contra el Ejercito Libre Sirio en la zona fronteriza con el
Líbano, en los alrededores de la ciudad de Al-Qusayr. Precisamente, la ayuda de
Hezbollah permitió al ejército sirio retomar esta localidad, de vital importancia
estratégica, en junio de 2013, tras una durísima batalla contra los rebeldes. La posesión
de esta ciudad permite al ejército sirio reabrir las vías de comunicación entre Homs y
Damasco, accediendo así al Mediterráneo y a los suministros de la base rusa en el
puerto de Tartous. Sin duda alguna, la intervención de los fervientes milicianos de
Hezbollah ha sido, y es, de gran ayuda para el régimen sirio.
La llegada del terror: el Estado Islámico.
A todos los males de la guerra civil, Siria ha de sumar uno casi aún mayor; la invasión
de los radicales islámicos del autodenominado Estado Islámico (ISIS). Este movimiento
radical, aliado de la organización terrorista Al Qaeda, surge en Irak, en 2006. En un
principio se nutre de combatientes extranjeros que acuden al país para combatir la
invasión estadounidense y de antiguos militantes de la organización terrorista Ansar al
Islam, conformada principalmente por salafistas (ultraconservadores sunníes)
provenientes del Kurdistán iraquí. Tras una violenta e infructuosa lucha contra EEUU y
las autoridades iraquíes, el grupo perderá importancia progresivamente. Sin embargo,
la llegada, en 2010, de un nuevo y carismático líder: Abu Bakr al-Baghdadi, cambiará
todo. A partir de entonces, el grupo reiniciará su campaña terrorista en Irak y además
se extenderá por el norte de Siria, aprovechando la debilidad de las fuerzas de al-Assad.
En abril de 2013 el grupo proclamará la creación del “Estado Islámico de Irak y el
Levante”. Un año después, en junio de 2014, coincidiendo con la captura del norte de
Irak, su líder se proclamará como Califa de este nuevo estado terrorista.
En Siria, el Estado Islámico ocupa una gran parte del norte del país y sus tropas
combaten contra el resto de fuerzas locales, atacando por igual al régimen de al-Assad
y a los rebeldes moderados del Ejercito Libre Sirio. Su objetivo es expandir las fronteras
de su estado hasta lograr el dominio total del Irak y Siria, para luego extenderse a más
países de la región. En las zonas que controla, el Estado Islamico impone su versión
extremista de la Sharía, la ley islámica, castigando durísimamente a cualquiera que la
vulnere. Además, persigue a las minorías religiosas y disfruta publicando en internet
sangrientos videos de ejecuciones masivas de soldados prisioneros. A todas luces, el
Estado Islámico es un retorno a la versión más sangrienta y oscura del medievo.
Por otro lado, y pese a lo contradictorio que parece, varias fuentes, entre ellas el
congresista Patrick Daniel Welch, apuntan a que el Estado Islámico fue creado por
EEUU para combatir al régimen de Bashar al-Assad y que su financiación y armamento
provienen de EEUU, Reino Unido e Israel. Personalmente dudo de la veracidad de estas
afirmaciones, aunque pudiera ser que EEUU participara en la creación del Estado
Islámico, con objeto de debilitar al régimen sirio y luego perdiera el control sobre ellos.
Algo similar a lo ocurrido con Al Qaeda, creada por la CIA para combatir a los soviéticos
en Afganistán, para convertirse luego uno de los mayores enemigos de EEUU.
Sea como sea, el Estado Islámico es una de las mayores amenazas para la seguridad,
no solo de Siria, sino del Mundo. Su propaganda en Internet atrae a su causa a miles
de jóvenes de todo el Mundo, incluida Europa, los cuales, un buen día pueden retornar
a sus países de origen reconvertidos en fanáticos terroristas. Es difícil de entender que
las grandes potencias no hagan mayores esfuerzos militares para erradicarlos.
(LAPERERO, 2016)
La ONU y la crisis en Siria
Finalmente, es importante tratar de cuál es el papel de las Naciones Unidas en este
conflicto. La división de la comunidad internacional se plasma en la actuación de las
Naciones Unidas. En 1974 los cascos azules de las Naciones Unidas iniciaron la
vigilancia del alto al fuego entre Siria e Israel, que ha sido continua hasta la actualidad.
En los últimos meses, Canadá, Japón y Croacia han retirado sus tropas y Austria ha
anunciado que las va a retirar debido al conflicto armado en Siria. El contingente más
numeroso que quedará entonces será el de las Filipinas. Pero la ONU ha utilizado
diferentes formas de intervención no armada en Siria. El 21 de abril de 2012, la
Resolución aprobada por el consejo de Seguridad 2043 (2012) 84 establece un período
de 90 días durante los cuales las Naciones Unidas envían a un equipo de 300
observadores militares no armados a territorio sirio para la pacificación del conflicto y el
inicio de la transición del país (Misión de Supervisión de las Naciones Unidas en Siria).
El 16 de junio de 2012, las Naciones Unidas suspenden su misión de observadores en
Siria debido al aumento de la violencia.
El 27 de septiembre se aprueba una resolución por unanimidad en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas que exige la erradicación de las armas químicas en
Siria.85 Esta es una acción importante por parte del Consejo de Seguridad, que aunque
no autoriza la intervención armada, establece medidas directas contra el régimen de
represión de Al Assad. En la resolución se reafirma la colaboración de la ONU con la
Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, que envía el 1 de octubre de
2013 un equipo de inspectores a territorio sirio, pero el incumplimiento de la resolución
no va acompañado de la aplicación automática del capítulo VII de la Carta de las
Naciones Unidas, es decir, no se establece ningún tipo de sanción si no se cumple con
la resolución y se descarta la acción militar contra el régimen de Bashar Al Assad. Pese
a las resoluciones reclamando el fin del conflicto y sancionando a Siria, y la postura del
Secretario General Ban Ki-moon, que ha subrayado la necesidad de encontrar una
solución política a la crisis en Siria, el posicionamiento frente al régimen sirio ha tenido
resultados más bien moderados, y ha ido acompañado del bloqueo del Consejo de
Seguridad para decidir sanciones militares. Aun así, el acuerdo entre todos los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad contra las armas químicas es muy
significativo porque muestra un “mínimo común denominador” dentro del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas.
En suma, esta multiplicidad de actores tanto regionales como globales implicados en un
conflicto esencialmente nacional, y las sanciones impuestas a Siria, son muestra de que
ya se produce intervención en sentido amplio (no armada) en el conflicto sirio. A nivel
de política exterior, y teniendo en cuenta la situación de Siria como ex colonia francesa
rodeada de primaveras árabes, es normal que los Estados y actores transnacionales
con intereses allí intervengan. Esta intervención se ha dado hasta el momento en todas
las formas posibles excepto el ataque armado entre Estados (sin considerar los ataques
de organizaciones terroristas), y se ha dado de manera formal (sanciones impuestas
por el Consejo de Seguridad, investigaciones del Consejo de Derechos Humanos de
Naciones Unidas, contramedidas) e informal (aquellas que no se atienen a las formas
jurídicas de intervención descentralizada). Además el que se haya intervenido de
distintas maneras tanto para apoyar a la oposición como para apoyar al gobierno,
muestra que, pese al debate constante, no existe en la comunidad internacional un
posicionamiento consensuado frente a este conflicto, reflejo de la multipolaridad del
sistema político mundial de post-Guerra Fría. (WIKIPEDIA, 2018)
Los actores internacionales del conflicto sirio se pueden clasificar según su ámbito de
actuación, su posicionamiento, su naturaleza y la intensidad de su intervención:
Tabla 1: Clasificación de los actores internacionales del conflicto sirio*

Posicionamiento Naturaleza Regionales Globales


Pro-gobierno Estados Irán Rusia, China
Etnias/Religiones Chiitas (alauitas)
Terrorismos Hezbollah
Pro-oposición Estados Israel, Líbano, Estados Unidos
Turquía (vende Reino Unido,
armas a los Francia
rebeldes según
Assad), Jordania,
Arabia Saudita,
Egipto
Etnias/Religiones Sunís, kurdos

Terrorismos Estado Islámico

Organizaciones Liga de Estados UE, ONU (ACNUR,


internacionales Árabes UNICEF, Consejo
de Derechos
humanos)
Organizaciones Observatorio Sirio
no de Derechos
gubernamentales humanos (OSDH)87
(ONG)
Flujos de Medios de
información comunicación
ANALISIS JURIDICO
El principio de no intervención y de soberanía estatal, la prohibición de la amenaza
y el uso de la fuerza y las excepciones a estos principios
El principio de no intervención en los asuntos internos de un Estado, junto al principio
de soberanía estatal, son los ejes fundamentales que se establecen en 1648 con la Paz
de Westfalia (que puso fin a la Guerra de los Treinta Años) para regir las relaciones
entre Estados. Este hito histórico establece las bases del derecho internacional
contemporáneo, entre potencias interdependientes que deciden no intervenir de
ninguna manera en los asuntos internos de otro Estado. El Tratado de Westfalia acordó
separar la política nacional de la internacional. Se estableció que los Estados,
construidos en función de unidades nacionales y culturales, eran soberanos dentro de
sus fronteras; la política internacional quedaba restringida a sus relaciones a través de
las fronteras establecidas. Se estableció un equilibrio de poder, cuya máxima es la
igualdad soberana, que tuvo como fin limitar la importancia de la guerra como medio
para conseguir los objetivos. El interés nacional pasaba a ser un concepto que sustituía
la expansión del Estado-Nación por el mantenimiento del equilibrio y la estabilidad. De
esta manera, los Estados pasaron a ser creadores de normas internacionales y sujetos
de la aplicación de estas normas, siempre siguiendo con los principios de soberanía
estatal, igualdad soberana y de no injerencia en los asuntos internos de otro Estado.
Pero estos principios se han modulado con el surgimiento de un derecho internacional
que pretendía proteger mejor a las personas contra sus propios Estados, con el
establecimiento de límites a los propios principios, como la aceptación de la Declaración
Universal de Derechos Humanos o la ilegalidad internacional de los crímenes de
genocidio y de lesa humanidad.
La Organización de las Naciones Unidas se crea en 1945 con el propósito fundamental
de mantener la paz y la seguridad internacionales (artículo 1 de la Carta de las Naciones
Unidas). En este sentido, el derecho internacional supone una reafirmación de los
principios de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, puesto que el
propósito versa sobre la conflictividad internacional, no interna, de los Estados.
En el artículo 2.7 de la Carta se prohíbe la intervención de la ONU en los asuntos
internos de un Estado, salvo por una acción decidida por el Consejo de Seguridad. En
la Resolución 2625 (XXV) de 1970 de la Asamblea general31 se prohíbe la intervención
de un Estado en los asuntos internos de otro Estado.
La Carta de las Naciones Unidas establece el límite a la propia ONU de no intervenir en
asuntos internos de un Estado (artículo 2.7), y la Resolución 2625 (XXV) 32 prohíbe la
intervención de un Estado en los asuntos internos de otro Estado. A partir de este
momento, la intervención en un conflicto nacional, como puede ser el sirio, debe estar
debidamente justificada. Pero desde la Segunda Guerra Mundial, la esfera de los
asuntos internos (de lo doméstico) se ha ido reduciendo. Actualmente, los derechos
humanos, el medio ambiente, los conflictos armados internos son tema de interés
internacional, y como tales están regulados por el derecho internacional.
La intervención no armada en un país para evitar la violación de derechos humanos
fundamentales es posible; y en el caso sirio se está produciendo, con las sanciones
económicas, las investigaciones sobre las violaciones de derechos humanos, la
obligación de eliminar el arsenal de armas químicas, etc. Desde la Declaración Universal
de los Derechos Humanos en 1948, en el derecho internacional contemporáneo, queda
claro que las violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra no son un tema
de mero interés interno, son también un tema de interés internacional.
Es en relación a la intervención armada donde, lógicamente, existen mayores
limitaciones, puesto que se debe considerar también el principio de prohibición de
amenaza o uso de la fuerza armada. En el artículo 2.4 de la Carta se prohíbe con
carácter general el recurso a la fuerza armada y en la Resolución 2625 (XXV) se precisa
esta prohibición33. En el Capítulo VII de la Carta se establece que la fuerza armada solo
se puede utilizar bajo dos supuestos: legítima defensa (artículo 51) o protección de la
paz o la seguridad internacionales, bajo la previa autorización del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas (artículo 42). En cuanto a una posible intervención armada
contra Siria, la amenaza a la paz se puede producir por situaciones estrictamente
internas, como la violación masiva de derechos humanos. La guerra siria también se
puede considerar una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales porque, aunque
se trata de un conflicto interno, existen factores que lo convierten en un factor de
inestabilidad global (se trata de un conflicto internacionalizado, en cuanto a los actores
implicados y en cuanto a sus repercusiones mediáticas, situado en una región clave
para el orden político mundial).
En los apartados siguientes se presentan cuáles son las posibilidades de intervención
frente a una violación masiva de derechos humanos como la producida en Siria. Algunas
de estas posibilidades de intervención ya se aplican al caso sirio, hasta el momento
siempre de manera no armada (sanciones del Consejo de Seguridad, investigaciones
del Consejo de Derechos Humanos, sanciones económicas por parte de algunos
Estados).
La responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos
Durante el proceso de elaboración por la Comisión de Derecho Internacional del
proyecto de artículos relativo a la responsabilidad del Estado por hechos
internacionalmente ilícitos se argumentó que la prohibición de los crímenes de lesa
humanidad y de genocidio, que constituyen una vulneración de los derechos humanos
fundamentales, forman parte del conjunto de normas imperativas, obligatorias para toda
la comunidad internacional. Estas normas no requieren la aceptación del Estado para
su aplicación.
En la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, Se
entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación,
perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso (artículo II). Además desde el juicio a Pinochet, existe una
doctrina (cuyo principal defensor es Garzón) que interpretó que los términos “grupo
nacional” permitían una interpretación amplia del crimen de genocidio, que incluyera
aquellos crímenes cometidos por un Estado, o por sus fuerzas de seguridad por orden
del gobierno, contra una parte de su población, definida en términos de ideología política
u oposición al gobierno. Siguiendo esta doctrina, la guerra civil en Siria podria
considerarse un genocidio. Siria no es parte contratante de este convenio34, y aunque
los tribunales internacionales se mostraron reacios a esta interpretación extensiva del
Convenio, los crímenes de Siria son además crímenes contra la humanidad y crímenes
de guerra.
La Oficina del Asesor Especial para la Prevención del Genocidio de las Naciones Unidas
reúne información sobre situaciones en las que puede existir riesgo de genocidio, así
como sobre situaciones en las que puede existir riesgo de crímenes de guerra,
depuración étnica y crímenes de lesa humanidad 35. Tras haber recibido informes de
violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad sirias en
marzo de 2011, la Oficina comenzó a seguir de cerca la violenta represión de las
manifestaciones antigubernamentales que tenían lugar en este país. El 20 de diciembre
de 2012 el Asesor Especial advirtió que existía un riesgo especial de que la comunidad
alauí y otras minorías consideradas vinculadas al Gobierno, sus fuerzas de seguridad,
milicias y aliados, fueran objeto de represalias en gran escala. Estas pruebas, así como
las del Informe sobre Siria del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas37, podrían fundamentar una base para que el Consejo de Seguridad llevara al
Presidente sirio ante la Corte Penal Internacional.
La aplicación coercitiva del derecho internacional
La aplicación coercitiva del derecho internacional tiene dos modalidades: la intervención
descentralizada y la intervención centralizada. En ambos casos se trata de medidas
destinadas a hacer efectiva la responsabilidad internacional del Estado y deben tener
como fin: salvaguardar y preservar inmediatamente los derechos sustantivos, forzar al
infractor al arreglo pacífico de controversias, forzar a que se respete el/los derecho(s)
violado(s) y a que se repare el daño. La intervención descentralizada se refiere a las
medidas de actuación por parte de uno o varios Estados sobre la base del derecho
internacional general. Consiste en las medidas de autotutela: contramedidas y medidas
de retorsión. Las medidas de autotutela tienen carácter temporal y buscan compensar
el comportamiento ilícito con otro comportamiento que presione al Estado que comete
el ilícito. Las contramedidas consisten en el incumplimiento de una obligación
internacional para reaccionar contra un previo ilícito, exigen el cese del hecho ilícito y
que se reconduzca la situación hacia el cumplimiento del ordenamiento jurídico
internacional (artículos 49-52 del Proyecto de Artículos sobre responsabilidad del
Estado por hechos internacionalmente ilícitos). La aplicación de contramedidas es lícita
siempre que cumpla con los requisitos establecidos en el Proyecto de Artículos sobre
responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos (artículo 22).
Las medidas de retorsión son actos inamistosos, que no implican dejar de cumplir una
obligación internacional. La retorsión es un mecanismo lícito para conseguir el mismo
objetivo: el cese de la acción ilícita. La retorsión puede ser diplomática o económica. En
Siria, se han impuesto medidas de autotutela, como las sanciones económicas de
Estados Unidos y la Unión Europea, o el cese de suministro de armas por parte de la
Unión Europea (ya abandonado).
La intervención centralizada se refiere a las sanciones que se adoptan en una
Organización internacional como las Naciones Unidas. Hay que destacar que, pese a
su decisión centralizada, la aplicación de estas medidas siempre se produce de manera
descentralizada. El Consejo de Seguridad puede aplicar medidas obligatorias, como la
ruptura de las relaciones diplomáticas, sanciones económicas (limitaciones
comerciales, que si están aprobadas por el Consejo de Seguridad suponen excepciones
legales a las normas de la Organización Mundial del Comercio, como reconoce
explícitamente el artículo XXI del GATT de 1994), la ruptura de comunicaciones o, por
último, el uso de la fuerza armada (capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas).
El Consejo de Seguridad se ha ocupado del conflicto sirio aprobando diferentes
resoluciones. Hasta el momento el Consejo de Seguridad ha recomendado la
finalización del conflicto en sus resoluciones persiguiendo la salvaguardia inmediata de
los derechos fundamentales, la finalización del conflicto armado, el establecimiento de
un procedimiento pacífico de resolución de controversias y forzar el respeto de los
derechos fundamentales violados, así como garantizar su protección en el futuro.
El órgano competente para imponer las sanciones internacionales, el Consejo de
Seguridad, es un órgano político restringido. Además, los cinco miembros permanentes
(China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia) tienen poder de veto y no
necesitan de ninguna justificación jurídica para hacer uso de este derecho. China y
Rusia ya han vetado tres iniciativas diplomáticas para sancionar al gobierno sirio de
Bashar Al Assad40. El Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas permitiría el uso
de la fuerza armada contra Siria, pero por el momento no parece posible la autorización
del Consejo de Seguridad.
El deber de proteger
Formulación del concepto
El deber de proteger ha sido definido por la Asamblea General de las Naciones Unidas
como la Responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de
guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad (p. 33). Pero la primera
vez que aparece la expresión “responsabilidad de proteger” es en el en el informe de la
Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (ICISS),
establecida por el Gobierno del Canadá en diciembre de 2001.
La responsabilidad de proteger consagra a nivel internacional el deber de los Estados
de proteger a las personas en casos de violaciones masivas de derechos humanos.
Este es un deber de los Estados para con su población, pero en el cual la comunidad
internacional se instituye como un responsable subsidiario, como se puede observar en
el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005: La comunidad internacional debe […]
alentar y ayudar a los Estados a ejercer esta responsabilidad. […] La comunidad
internacional, por medio de las Naciones Unidas, tiene también la responsabilidad de
utilizar los medios diplomáticos, humanitarios y otros medios pacíficos apropiados, de
conformidad con los Capítulos VI y VIII de la Carta [de las Naciones Unidas] para ayudar
a proteger a las poblaciones […]. Estamos dispuestos a adoptar medidas colectivas […]
por medio del Consejo de Seguridad, de conformidad con la Carta, incluido su Capítulo
VII […] si los medios pacíficos resultan inadecuados y es evidente que las autoridades
nacionales no protegen a su población […] (p.36). Así se confirma que, con autorización
del Consejo de Seguridad en base al Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas,
se puede utilizar el uso de la fuerza para tratar de frenar violaciones masivas de
derechos humanos.
En el informe se declara que cada Estado tiene la responsabilidad de proteger a su
población del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de
lesa humanidad; como las cuatro violaciones de los derechos humanos más
fundamentales y sobre los cuales se puede establecer una moral mínima global. 43
También se señala que la comunidad internacional está dispuesta a tomar medidas
colectivas por conducto del Consejo de Seguridad y de conformidad con la Carta. Este
documento se posiciona en el debate que enfrenta si es admisible la intervención de
fuerzas externas en los asuntos internos de un Estado cuando su población civil sufre
violaciones de los derechos humanos en gran escala y ese Estado no puede, o no
quiere, cumplir su responsabilidad de proteger a su propio pueblo. Por lo tanto, la
responsabilidad de proteger matiza la soberanía estatal como principio absoluto del
ordenamiento jurídico internacional. Por un lado, limita el principio de soberanía estatal,
porque legitima la intervención si es necesaria para la protección de las poblaciones
amenazadas. Pero por otro lado también complementa y moderniza este principio de
soberanía, que queda vinculado al deber de proteger a la población. En el informe “La
responsabilidad de proteger”45 se llegó a la conclusión de que la soberanía no solo daba
al Estado el derecho de “controlar” sus asuntos, sino que le confería la “responsabilidad”
primordial de proteger a la población dentro de sus fronteras. En consecuencia, la
responsabilidad de proteger no pretende derogar el principio de soberanía, sino ampliar
y mejorar su contenido jurídico.
El deber de proteger es un argumento moral para que la comunidad internacional actúe
cuando los gobiernos no protegen los derechos humanos fundamentales de su
población, que hay que diferenciar de la intervención humanitaria porque impone
obligaciones que requieren la acción del Estado y de la comunidad internacional en su
conjunto. El deber de proteger tiene dos dimensiones: la intervención y la prevención,
es decir, está relacionado con un concepto de seguridad en sentido amplio, no solo
militar, sino que también considera la situación económica y política.
La responsabilidad de proteger conforme a las Naciones Unidas
El concepto de responsabilidad de proteger planteado desde las Naciones Unidas
intentó replantear la cuestión en términos de deber de protección, y no de derecho a
intervenir (intentado alejarse de las “intervenciones humanitarias). La perspectiva era
que no se siguiera considerando que el hecho de que un Estado dejara de proteger a
sus ciudadanos era un asunto que a nadie incumbía, sino que se viera como un motivo
de preocupación del mundo entero.
La intervención humanitaria constituye una excepción a tres de los principios más
consolidados en el derecho internacional: el de soberanía estatal; el de no intervención
en los asuntos internos de otros Estados y el de la prohibición de usar la fuerza armada.
Estos principios aparecen plasmados en la Carta de las Naciones Unidas. Ahora bien,
la Carta no se refiere explícitamente a la intervención humanitaria. Por lo tanto, la
justificación de la intervención humanitaria es fruto de una interpretación extensiva de
los supuestos que, según el capítulo VII de la Carta, permiten la adopción de medidas
coercitivas contra un Estado, consistente en entender que las violaciones graves de los
derechos humanos son aplicables a tales supuestos.
En efecto, la Carta consagra el principio de no intervención, pero también la excepción
al mismo, cuando en su artículo 2.7 afirma que: Ninguna disposición de esta Carta
autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de
la jurisdicción interna de los Estados [...]; pero este principio no se opone a la aplicación
de las medidas coercitivas prescritas en el Capítulo VII. Entonces los principios de
soberanía y no intervención pueden quedar sin efecto mediante la aplicación del capítulo
VII, el cual otorga al Consejo de Seguridad la capacidad de adoptar medidas coercitivas,
incluido el uso de la fuerza armada, contra un Estado que haya cometido una amenaza
a la paz, un quebrantamiento de la paz o un acto de agresión. Estas posibles medidas
coercitivas están orientadas a mantener o restablecer la paz y la seguridad, y
constituyen el denominado sistema de seguridad colectiva de la Carta de Naciones
Unidas. Por ejemplo en 1994, en Ruanda se lleva a cabo la operación Turquesa, que
Francia justificó como intervención humanitaria.
En el Informe de 2000 sobre el Milenio47 del entonces Secretario General Kofi Annan
afirma: Las guerras entre Estados han pasado a ser menos frecuentes. Pero en el último
decenio las guerras internas han cobrado más de 5 millones de vidas, y expulsado de
sus hogares un número muy superior de personas. No debe utilizarse la soberanía
nacional para proteger a los que violan arbitrariamente los derechos y la vida de sus
congéneres. En 2004, el Grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el
cambio, establecido por el Secretario General Kofi Annan, desarrolló la noción que
acababa de plantearse acerca de la responsabilidad de proteger e indicó que se trataba
de una responsabilidad colectiva internacional, ejercida por el Consejo de Seguridad por
la que se autorizaba la intervención militar como último recurso en caso de genocidio y
otras matanzas a gran escala, limpieza étnica y graves violaciones del derecho
humanitario, que los gobiernos soberanos hubiesen demostrado no poder o no querer
evitar. El grupo propuso los criterios básicos que legitimarían la autorización del uso de
la fuerza por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, incluida la gravedad de
la amenaza, el hecho de que debe ser el último recurso, y la proporcionalidad de la
respuesta. En su informe “Un concepto más amplio de la libertad”48 el Secretario
General Kofi Annan afirmó estar muy de acuerdo con el criterio expresado por el Grupo
de alto nivel y propuso que, para que el Consejo de Seguridad autorizase el uso de la
fuerza en general se aplicase la lista de los criterios propuestos, y que además se
incluyese la posibilidad de éxito.
Durante la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005, los líderes mundiales
acordaron una interpretación de la responsabilidad de proteger, basada en el informe
sobre esta noción preparado por la Comisión Internacional sobre Intervención y
Soberanía de los Estados del gobierno de Canadá49. Todos los Estados miembros de
las Naciones Unidas, es decir, casi todos los Estados del mundo, aceptaron oficialmente
la responsabilidad de cada Estado de proteger a su población del genocidio, los
crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad. En la
Cumbre, los dirigentes mundiales acordaron también que cuando un Estado no cumpla
esa responsabilidad, la comunidad internacional tendrá la responsabilidad de ayudar a
proteger a la población amenazada de esos crímenes. Se establece que la comunidad
internacional deberá estar dispuesta a adoptar medidas colectivas de manera oportuna
y decisiva, por medio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, en cada caso concreto y en
cooperación con las organizaciones regionales pertinentes cuando proceda, si los
medios pacíficos, que incluyen los diplomáticos, humanitarios y de otra índole, resultan
inadecuados y es evidente que las autoridades nacionales no protegen a su población.
En 2006 el Consejo de Seguridad reafirmó esas disposiciones al aprobar su resolución
1674, sobre la protección de los civiles en los conflictos armados, y su resolución 1706,
sobre el despliegue de una fuerza de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la
paz en Darfur (Sudán). En 2009, se publica un informe del Secretario General de las
Naciones Unidas titulado “Hacer efectiva la responsabilidad de proteger”, que genera la
aprobación de la primera resolución consensuada de la Asamblea General sobre la
responsabilidad de proteger (resolución 63/308 de la Asamblea General). En ambos
documentos se hace referencia a la necesidad de seguir desarrollando el concepto,
labor que promueve la Asamblea General. En el informe “Hacer efectiva la
responsabilidad de proteger” se estructuran los tres pilares de esta responsabilidad: en
primer lugar, el Estado tiene la responsabilidad primordial de proteger a su población
del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa
humanidad y de la incitación a cometerlos; en segundo lugar, corresponde a la
comunidad internacional alentar a los Estados a que cumplan esta responsabilidad y
prestarles asistencia al respecto; en tercer lugar, la comunidad internacional tiene la
responsabilidad de utilizar los medios diplomáticos, humanitarios y otros medios
pacíficos apropiados para proteger a la población contra esos crímenes. Si es evidente
que un Estado no está protegiendo a su población, la comunidad internacional debe
estar dispuesta a adoptar medidas colectivas para proteger a esa población de
conformidad con la Carta de las naciones Unidas.
En la estrategia se subrayaba el valor de la prevención y, cuando esta fracasa, de una
respuesta pronta y flexible adaptada a las circunstancias específicas de cada caso. En
el informe se pone de relieve que ninguno de los pilares es más importante que el otro
y que no es necesario que se apliquen consecutivamente.
En 2010, el informe del Secretario General sobre la “Alerta temprana y evaluación y la
responsabilidad de proteger” (2010)50 pone el énfasis en la necesidad de actuar
ágilmente en los casos en los que el deber de proteger se aplica, así como en las
dificultades que aún tiene el desarrollo del concepto. Se señalaron deficiencias en la
aplicación de la responsabilidad de proteger y se propusieron maneras de aumentar la
capacidad de las Naciones Unidas para utilizar con más eficacia las señales de alerta,
incluso la información de las operaciones sobre el terreno y responder mejor de manera
oportuna, flexible y equilibrada dondequiera que haya riesgo de genocidio, crímenes de
lesa humanidad, crímenes de guerra o depuración étnica.
Sin embargo, la emergencia de este principio constituye una labor en curso y, como tal,
ha venido enfrentando numerosas dificultades derivadas de la tradicional tensión
existente entre las obligaciones de protección por una parte, enraizadas en el derecho
internacional, y las percepciones tradicionales de la seguridad por otra, que están
vinculadas con los principios de la soberanía de los Estados y la no injerencia. Si este
deber fuese directamente aplicable, se reduciría notablemente el alcance del principio
de no intervención de los Estados y se ampliarían las excepciones a la prohibición del
uso de la fuerza. Uno de los requisitos más importantes para la formación del principio
del deber de proteger es que tenga el apoyo del Consejo de Seguridad, para poder
establecer una reforma del ordenamiento internacional que sea continuista y que no
implique la vulneración de las normas de las Naciones Unidas que algunos autores
defienden para la protección de los derechos humanos.
Además existen dificultades de tipo práctico, como denuncia Escriña el personal de
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas destacado actualmente en escenarios
en que es aplicable la responsabilidad de proteger no dispone de orientaciones ni de
recursos suficientes para proteger a los civiles que están en peligro inminente; lo mismo
ocurre con aquellos que podrían verse expuestos a las mismas amenazas o riesgos en
un futuro cercano y necesitan la aplicación de medidas preventivas para evitar un ataque
directo. Además, raras veces ese personal está equipado para prevenir el estallido de
atrocidades.51
En 2008 el secretario General de las Naciones Unidas nombra a Edward Luck su Asesor
Especial sobre la responsabilidad de proteger. Su responsabilidad es seguir
desarrollando y perfeccionando el concepto y continuar el diálogo político con los
Estados Miembros y otros interesados directos sobre nuevas medidas encaminadas a
la aplicación. El mandato de Luck como Asesor Especial terminó en junio de 2012. No
se ha elegido todavía a un sucesor. Al margen de la futura evolución del concepto, por
el momento está claro que si lo autoriza el Consejo de Seguridad se puede intervenir
militarmente contra un país que viola derechos humanos.
La intervención humanitaria unilateral
Como vemos, la responsabilidad de proteger planteada por las Naciones Unidas
(intervención armada con la autorización del Consejo de Seguridad) no es jurídicamente
problemática. Ahora bien, lo más discutible es la “intervención humanitaria” defendida
por algunos autores, que plantean que un Estado o un grupo de Estados pueden hacer
intervenciones armadas humanitarias, es decir, atacar a un país frente a violaciones de
derechos humanos sin la necesidad del consentimiento del Consejo de Seguridad,
cuando previamente se ha consultado a este órgano y no se ha obtenido la autorización.
Así Ravel formula el “derecho de injerencia” en 1979, y Bettati y Kouchner la
“intervención humanitaria” y el “deber de injerencia” en 1987 como una acción
específicamente militar de uno o varios Estados dentro de otro para frenar las
violaciones graves y masivas de los derechos humanos. Su carácter generalmente
coercitivo y la inexistencia del consentimiento del Estado son los elementos definitorios
que distinguen al concepto de intervención humanitaria del de acción humanitaria.
Igualmente, la diferencia con las operaciones de paz realizadas en el marco de Naciones
Unidas radica en que también en éstas existe el consentimiento del Estado en el que se
llevan a cabo.52 Un ejemplo de este tipo de intervención se dio en 1999 cuando la OTAN
entró en Kosovo con el fin de frenar las graves violaciones de los derechos humanos
contra los albanokosovares por el régimen de Milosevic. Javier Solana, el entonces
secretario general de la OTAN, justificó esta intervención armada como un deber moral.
Estas intervenciones unilaterales, al no contar con la autorización del Consejo de
Seguridad, son consideradas ilícitas por la gran mayoría de los especialistas en derecho
internacional. Ahora bien, algunos autores como Bermejo y Oraá sí las consideran
legítimas como último recurso para salvar los derechos humanos cuando el Consejo no
lo hace y siempre que se satisfagan las siguientes condiciones: a) existencia de una
violación grave de los derechos humanos fundamentales; b) agotamiento de otros
medios diplomáticos y de presión sin que se haya conseguido salvaguardar esos
derechos humanos; c) proporcionalidad entre el uso de la fuerza y los objetivos
perseguidos; d) carácter limitado de la operación en el tiempo y en el espacio; e) informe
inmediato de la intervención al Consejo de Seguridad y, si se da el caso, al organismo
regional pertinente
La aplicación del deber de proteger en el caso de Siria
La Asamblea General y el Consejo de Derechos humanos condenaron enérgicamente
las constantes violaciones generalizadas y sistemáticas de los derechos humanos por
las autoridades sirias y exigieron se pusiese fin de inmediato a toda la violencia y se
protegiese a la población. La Alta Comisionada para los Derechos humanos,
refiriéndose a la situación en Siria ante el Tribunal Penal Internacional, recomendó e
instó al Consejo de Seguridad a que asumiera su responsabilidad de proteger a la
población de Siria.
El gobierno de Siria no está protegiendo a su población, declaró el Asesor Especial del
Secretario General para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, en un comunicado
en diciembre de 2012. La comunidad internacional debe actuar basándose en el
compromiso alcanzado por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre mundial de
2005 para proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, las
limpiezas étnicas y los crímenes contra la humanidad, dijo Dieng. En suma, en el
conflicto sirio se observa la tensión entre la resistencia de Rusia y China a autorizar una
intervención militar de motivación humanitaria y la formación de un nuevo principio sobre
deber de proteger, que trataría de imponer a los Estados un deber (y no solo una
posibilidad) de intervenir en ciertos asuntos que ocurren dentro de las fronteras de un
Estado, pero que son de claro interés internacional.
El deber de proteger fue invocado en el caso de Libia llegando a autorizar el uso de la
fuerza armada (artículo 42 de la Carta de las Naciones Unidas). En el caso de Siria, el
deber de proteger se ha aplicado hasta cierto punto, con sanciones y medidas que no
implican el uso de la fuerza. El Consejo de Seguridad, en el caso sirio, no parece que
vaya a autorizar el uso de la fuerza (puesto que las posturas de Rusia y China al
respecto están muy alejadas de este posible ataque). La realpolitik puede explicar
porqué la intervención militar se ha aplicado en Libia y no se está aplicando en Siria o
otros países con conflictos similares en cuanto a los crímenes de lesa humanidad
cometidos por el Estado. (PONS, 2015)
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN SIRIA SEGUN DATOS ACTUALIZADOS DE
LA UNICEF
Siria: situación desesperada tras 7 años de conflicto
La población siria lleva casi 7 años de sufrimiento, desesperación y violencia. No hay
un solo niño que no esté padeciendo por esta guerra que parece no tener fin.
Más de 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, incluidos 5,3 millones
de niñas y niños de los que 1,2 millones viven en zonas de difícil acceso y 170.000 en
zonas sitiadas. Además, 2,5 millones viven como refugiados en los países
vecinos: Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto.
Más de 3 millones de niños menores de 5 años necesitan apoyo nutricional
y 20.000 sufren desnutrición aguda grave. Además, muchos de ellos están expuesto a
continuas violaciones de sus derecho. Son torturados, secuestrados, víctimas de
violencia sexual, y otros muchos han sido reclutados para participar en el conflicto.
Los niños sirios hacen frente al invierno, la guerra y los desplazamientos
La intensificación de la violencia ha obligado a las familias a huir con pocas o ninguna
posesión; viven en refugios improvisados, a menudo sin ropa de abrigo ni calefacción,
frente a un clima extremo con temperaturas bajo cero y tormentas que azotan Oriente
Medio en esta época del año. 870.000 niñas y niños necesitan ayuda urgente para
enfrentar las duras condiciones del invierno.
En UNICEF no queremos, ni podemos, dejar que las necesidades, las vidas y el futuro
del pueblo sirio desaparezcan de la conciencia del mundo. El conflicto de Siria necesita
una solución inmediata después de tantos años. La población resiste con una
capacidad asombrosa, pero las vulnerabilidades siguen siendo muy altas, sobre todo
para la infancia.
La distribución de ayuda humanitaria continúa siendo extremadamente difícil debido a
los constantes ataques, la poca seguridad, la limitación de movimiento y la imposición
de restricciones.
En Hassiyah (Siria) muchos refugiados viven a duras penas sin agua corriente ni
electricidad. Las heladoras temperaturas, la nieve y la lluvia ponen a los niños de
Siria en riesgo de sufrir hipotermia, enfermedades y, en ocasiones, la muerte.
UNICEF redobla sus esfuerzos en estos meses y presta ayuda a millones de niños
que, como Yasser, han huido de la guerra, han dejado atrás sus casas, sus amigos y
sus escuelas, y ahora se enfrentan al duro invierno.
Conflicto en Siria: los niños, los más afectados
Desplazados para huir de la guerra: hay 6 millones de personas desplazadas dentro
de Siria y 5 millones viven como refugiados en los países vecinos. Muchos de ellos han
huido hasta 7 veces para esquivar el horror de la guerra y sobrevivir. 2,5 millones de
niños sirios están ahora refugiados en Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto.
El agua es utilizada como arma de guerra: las infraestructuras para el consumo y
suministro de agua son atacadas o inutilizadas, impidiendo a la población el acceso a
un elemento vital para la supervivencia. Se calcula que 14,6 millones de personas
carecen de acceso a agua potable.
La salud en peligro: solo la mitad de los hospitales siguen operativos. La cobertura de
inmunización se ha reducido a la mitad: de un 90% antes de la guerra a un 70% ahora,
lo que pone en riesgo la salud de millones de niños.
Educación interrumpida: más de 2,4 millones de niños sirios (1,75 millones en Siria y
más de 730.000 en los países vecinos) no pueden ir a la escuela. 1 de cada 3 centros
educativos está destruido, dañado o se utiliza como refugio.
La pobreza obliga a las familias a tomar medidas desesperadas: el desempleo
prolongado, los desplazamientos y el aumento de los precios del combustible y los
alimentos han provocado que el 85% de los sirios vivan por debajo del umbral de la
pobreza. Los niños y niñas tienen que trabajar en más del 75% de los hogares y, en
algunos casos, su sueldo es el único recurso para las familias.
Las familias no pueden hacer frente al invierno: la intensificación de la violencia ha
obligado a las familias a huir con pocas o ninguna posesión; viven en refugios
improvisados, a menudo sin ropa de abrigo ni calefacción. Las familias luchan por
comprar los bienes más básicos como ropa de abrigo, bufandas, guantes y zapatos para
proteger a sus hijos del frío. (UNICEF, 2018)
Bibliografía
ANONYMOUS. (6 de NOVIEMBRE de 2015). SCRIBD. Obtenido de SCRIBD:
https://es.scribd.com/doc/288704064/Monografia-Conflicto-de-SIRIA

LAPERERO, F. (8 de JUNIO de 2016). SCRIBD. Obtenido de SCRUBD:


https://es.scribd.com/document/294882485/Problema-Siria

MEZA, k. (26 de JUNIO de 2016). SCRIBD. Obtenido de SRIBD:


https://es.scribd.com/document/316745465/Siria-Conflicto-Trabajo-Final-1-Ok

PONS, X. F. (20 de NOVIEMBRE de 2015). SCRIBD. Obtenido de SCRIBD:


https://es.scribd.com/document/290489496/El-Conflicto-Sirio

UNICEF. (1 de ENERO de 2018). UNICEF. Obtenido de UNICEF:


https://www.unicef.es/causas/emergencias/conflicto-en-siria

WIKIPEDIA. (30 de ENERO de 2018). WIKIPEDIA. Obtenido de WIKIPEDIA:


https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_civil_siria
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