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¡La mujer cananea, era oveja perdida!

Mateo 15:21-28, es uno de los textos fundamentales para probar que Yeshúa HaMashíaj solo vino a las ovejas perdidas de la Casa
de Israel (versiculo24).

“El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Mateo 15:24

Al mismo tiempo, diferentes tendencias religiosas utilizan este texto para defender la postura, de que Yeshúa vino a los gentiles
siendo la mujer que clamaba a Yeshúa cananea y no israelita (versiculo22).

“Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ¡ten misericordia de
mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.” Mateo 15:22

Para llegar a una conclusión certera analizaremos Mateo 15:21-28. Dividamos el texto en varías porciones:

-Mateo 15:21-22: “Y saliendo Yeshúa de allí, se fue a las partes de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea, que había salido
de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está enferma, poseída del
demonio.”

Una mujer cananea clamaba a Mashíaj diciendo: “Hijo de David” Debemos preguntarnos: ¿Qué hacía una mujer extranjera
diciéndole, refiriéndose a Yeshúa, Hijo de David?

Quizás el lector, no halle nada fuera de lo normal en la expresión anunciada por la mujer cananea cuando dijo: “Hijo de David”.
Situándonos en el contexto histórico-social y cultural de la época, nos daremos cuenta que sólo la nación de Israel podía identificar
al Mesías como el Hijo de David. Era imposible que una mujer extranjera, sin el conocimiento escritural competente al tema,
pudiera determinar que el Mesías de Israel pertenecía al linaje del rey David. Recordemos que Hijo de David, es un título
totalmente mesiánico anunciado por los profetas de Israel. Veamos:

“Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo estableceré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus
entrañas, y aseguraré su reino.” 2 Samuel 7:12

“He aquí que vienen los días, dice Yahweh, y despertaré a David renuevo justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y
justicia en la tierra.” Jeremías 23:5

Únicamente, aquella persona que tuviera acceso a los Escritos Sagrados o asistiera a las sinagogas, podía tener el conocimiento de
que el Mesías sería del linaje del rey David. Otra variante posible es que, existiera un extranjero plenamente identificado con el
Elohím de Israel y estuviera recibiendo instrucciones directas de un judío. Lo importante del asunto es, que la mujer cananea
reconocía a Yeshúa como el Hijo de David y racionalmente conocía a su vez que, él sería el rey y Mesías de Israel. En otras
palabras, la mujer cananea tenía pleno conocimiento de los Escritos Sagrados y de textos como Jeremías 33:17:

“Porque así ha dicho Yahweh: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel” Jeremías 33:17

-Mateo 15:23: “Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da
voces tras nosotros.”

Si Yeshúa vino a los gentiles ¿por qué no le respondió palabras a la mujer cananea?

No sólo Yeshúa rechaza a la mujer cananea, también sus discípulos ignoraron la súplica de esta mujer. Podemos citar muchos
versículos los cuales muestran que Mashíaj acude rápidamente al llamado de su pueblo Israel, no siendo así con la mujer cananea.
Veamos:

“Y aconteció que yendo él a Jerusalén, pasaba por medio de Samaria y de Galilea. Y entrando en una aldea, le salieron al encuentro
diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos, Y alzaron la voz, diciendo: Yeshúa, Maestro, ten misericordia de nosotros. Y
como él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios.” Lucas 17:11-14

Otro ejemplo lo encontramos en Mateo 15:29-30.

“Y partido Yeshúa de allí, vino junto al mar de Galilea: y subiendo al monte, se sentó allí. Y llegaron a él muchas gentes, que tenían
consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos: y los echaron a los pies de Yeshúa, y los sanó.” Mateo 15:29-30

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En esta porción vemos como Yeshúa acude rápidamente al llamado de su pueblo, respondiendo con milagros y prodigios. También
observamos la gran diferencia que hacía Yeshúa entre las ovejas de Israel y los pueblos extranjeros. Sigamos con el análisis:

-Mateo 15:24: “Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.”

La diferencia que Yeshúa trazaba entre los de su pueblo y los extranjeros, era visible en gran manera. A los de su pueblo, que
acudían a él, sanaba inmediatamente y a los extranjeros los ignoraba sin preocupar su padecimiento. Esta manera de actuar sólo
tenía un motivo, la frase encontrada en Mateo 15:24 nos da la respuesta: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de
Israel.”

-Mateo 15:25: “Entonces ella vino y se postro ante él, diciendo: ¡Señor socórreme!”

Vemos como la mujer cananea, aun Yeshúa ignorándola, insiste en ser atendida por él. Es evidente que, esta mujer tenía un
convencimiento absoluto de que Yeshúa era el Mesías anunciado por los profetas de Israel. La mujer cananea no sólo reconocía
que Yeshúa era del linaje de David, sino que también tenía la certeza de que él era capaz de hacer milagros y prodigios.

-Mateo 15:26: “Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.”

La frase: “No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”, es la evidencia de que Yeshúa mantiene su postura
excluyente, sólo que esta vez responde con un tono definitivo y puntual. Yeshúa estaba seguro de que su propósito y designio era
venir a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Él nunca titubeo en dar otra respuesta a la mujer que no fuera rechazarla, siendo
ésta la tercera vez que lo hacía.

-Mateo 15:27: “Y ella dijo: Sí, Señor; más los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.”

La insistencia de la mujer cananea, muestra un convencimiento pleno de lo que ella estaba haciendo y creyendo. Es ilógico tanta
suplica, de parte de la mujer cananea, sin estar segura de un resultado positivo. Sólo una búsqueda espiritual profunda y un
amplio conocimiento de las Sagradas Escrituras puede justificar la actitud de la mujer cananea. No caben dudas de que ella
depositó toda su esperanza en el Mesías del pueblo hebreo.

-Mateo 15:28: “Entonces respondiendo Yeshúa, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija
desde aquella hora.”

En este versículo observamos, un cambio repentino en la actitud de Yeshúa. Ya él había anunciado delante de sus discípulos: “No
soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel” además de: “No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los
perrillos”

¿Habrá Yeshúa faltado a sus anteriores palabras? ¿Se habrá arrepentido de lo antes dicho? ¿Habrá cambiado su designio y
propósito sólo en unos minutos?

Por supuesto que Mashíaj no falto a sus palabras, no se arrepintió de lo antes dicho, ni cambió su designio y propósito sólo en
unos minutos. En ese momento Yeshúa identifica que la mujer cananea era una de las ovejas perdidas de la Casa de Israel, dando
cumplimiento a la porción escritural encontrada en Ezequiel 34:22-23. De otra forma tendríamos que aceptar que, Yeshúa se
equivocó, se arrepintió o falto a sus palabras cuando dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.”

“Yo salvaré a mis ovejas y nunca más serán objeto de rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Yo levantaré sobre ellas a un pastor que
las apaciente: mi siervo David. Él las apacentará, pues será su pastor.” Ezequiel 34:22-23

Yeshúa como buen pastor, sabía que vendrían ovejas de otro redil, la casa de Efraím estaba mezclada entre las naciones, habiendo
perdido su identidad al paso de muchos años.

“Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín es como torta no volteada. Gente extraña ha devorado su fuerza, y él no lo
sabe. Ya se ha cubierto de canas, y él no lo sabe.” Oseas 7:8-9

“Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil <Efraím disperso entre las naciones>; a esas también debo atraer y oirán mi
voz, y habrá un rebaño y un pastor.” Juan 10:16

Llegamos a la conclusión que, la mujer cananea era una oveja perdida de la Casa de Israel. Ella oyó la voz del buen pastor y fue
conocida por él: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” Juan10:27

Web: www.hijosdejacob.com Hermano: Leo Ben Jacob.

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