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ACERCA DE LAS FALSAS DENUNCIAS POR ABUSO SEXUAL A NIÑOS Y LA

EVALUACION DEL PSICÓLOGO FORENSE EN LOS PROCESOS DE DIVORCIO,

CUSTODIA Y REGULACIÓN DE VISITAS.

Por Francisco Larrañaga Pineda,

Representante Regional del Campo de Psicología Jurídica.

Presidente del Capítulo Meta y Orinoquia de COLPSIC.

Los procesos administrativos y judiciales en los cuales se hallan involucrados los hijos

donde se ventila la custodia de los mismos o la regulación de visitas están viéndose afectados por

un fenómeno como la formulación de denuncias falsas de abuso sexual a niños por parte de uno

de los padres dirigidas al otro, para evitar que este pueda tener la custodia o pueda visitar a su

hijo. Es una estrategia encaminada no solo a desprestigiar al padre presuntamente abusador sino

a que no pueda tener el mínimo contacto con sus hijos. Se afecta el desarrollo emocional del hijo

y del padre al privar las relaciones vinculares entre ellos. Esta situación, que ha aumentado desde

la década de los 70 hasta nuestros días, es de tal magnitud que estudios lo han demostrado. En

esta forma en los 70 una investigación de Peters (1976, citado en Manzanero, 1996) en las

clínicas de Filadelfia (Estados Unidos) que tratan a víctimas de violencia sexual se señala que

un 6% de las denuncias por abuso sexual presentadas y derivadas a un hospital son falsas. Este

porcentaje se incrementa en la década de los 80, y en una investigación de Benedek y Schetky

(1984, citado en Manzanero, 1996) se afirma que cuando hay procesos de custodia o regulación

de visitas el porcentaje es de 55%. En el año 2001 Bruck, Ceci y Hembrooke (citado en Garrido

& Masip, 2004 ) estiman que entre un 5 % y un 35 % de los casos que se denuncian en realidad

no han sucedido.
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Sin embargo, en el año 2007 Faller (citado en Pereda & Arch, 2009 p. 282 ) afirma que

“la falsa denuncia intencional se sitúa en un 6% de todos los casos de abuso sexual” y que “las

falsas denuncias provenían, principalmente, de progenitores no custodios (15%)”. La diversidad

en los porcentajes se da por los diferentes contextos en los que se dan las investigaciones, pero

denotan que existe la problemática como tal.

Nuestra sociedad enmarcada en una cultura de tradición masculina, por no decir

machista, no concibe aún a un padre que acaricie, bese y llore con sus hijos, y mucho menos que

los bañe, los vista o los asee. De tal forma que la esposa afectada por un interés judicial o

administrativo, puede aprovechar esas situaciones que le sirven de argumento central para

señalar que los está morboseando y tocando con fines sexuales que dan lugar a que se puedan

promover denuncias de abuso sexual a los niños, niñas o adolescentes, más aún cuando se

tramita un proceso de divorcio o separación de cuerpos en donde el juez de familia o comisario

de familia debe regular lo referente a la custodia de los hijos y regulación de visitas.Estas

denuncias pretenden afectar la decisión judicial o administrativa para verse favorecido quien

hace la denuncia en forma infundada y temeraria.

Por consiguiente al psicólogo forense le corresponde realizar una adecuada evaluación

psicológica en torno a la credibilidad del testimonio para el establecimiento de los hechos,

evaluación del estado mental de la víctima y la evaluación del daño psicológico producido en

ella. De tal forma que debe conocer muy bien las características psicológicas que presenta un

niño abusado sexualmente, lo cual se describe en el informe pericial que rinde a la autoridad

competente con el fin de que se decida y determine si hay ese abuso sexual y si es o no una

denuncia infundada la presentada en contra de uno de los padres.


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En el año 2006 Echeburúa y Corral expusieron una revisión de indicadores físicos,

comportamentales y sexuales que presentan los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso

sexual, al igual que las consecuencias a corto plazo del abuso sexual en esta población y las

principales secuelas psicológicas en víctimas adultas de abuso sexual en la infancia, los que

deben ser considerados por el psicólogo forense en el momento de la evaluación.

En algunos estudios se señala que dentro de los efectos a corto y largo plazo del abuso

sexual en niños se encuentra una mayor exploración sexual y normalización de la conducta

sexual desde muy temprana edad que se refleja en una frecuencia más alta de juegos sexuales,

masturbación, conducta sexual seductiva o agresiva y en adolescentes, promiscuidad (

Beitchman, Zucker, Hood, da Costa y Akman, 1991) y Beitchman, Zucker, Hood, da Costa,

Akman, y Cassavia, 1992, citados en Garrido & Massip, 2004). Del mismo modo, en otros

estudios se ha hallado también que estos niños pueden presentar problemas conductuales y

académicos en la escuela, sintomatología depresiva, baja auto estima, ideación o conducta

suicida, trastornos adaptativos, ansiedad y, en el caso de adolescentes, huida del hogar y

consumo de drogas y alcohol .(Garrido,, & Masip, 2004).

Conforme con estos hallazgos, es fundamental que el psicólogo jurídico tenga en cuenta

dos recomendaciones en su quehacer profesional. El primero es el profundizar en el

conocimiento de los términos, técnicas y procedimientos jurídicos. El segundo es el evitar la

revictimización en los niños presuntamente abusados sexualmente, en especial cuando se les

tiene que entrevistar para poder evaluarlos.

Es así como la entrevista a los niños tiene una gran importancia para el psicólogo forense

por cuanto debe tener el cuidado para no desvirtuar hechos ni inducir al niño en errores,
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de tal forma que se debe adoptar una actitud analítica e integral, no asumiendo sesgos que

lo puedan desvirtuar y confundir constituyéndose así en una mala práctica que no

contribuye al esclarecimiento de los hechos sucedidos. Aunado a ello vemos como se

ha desmitificado el hecho de que los niños no mienten. Experimentos han demostrado

como los niños desde los 3 años tienen conciencia de lo que es la mentira y la ocultan y

no comentan nada al respecto (Garrido, Massip & Herrero, 2006). Larrañaga,2010 (p. 1)

En este sentido Manzanero (2000) señalo que:

Los menores suelen ser menos creídos que los adultos. No obstante esta credibilidad

depende de múltiples factores, entre los que se encuentra el tipo de delito sobre el que

declara el menor. Así, los menores víctimas de agresiones sexuales suelen ser bastante

más creídos que los adultos. La exactitud de las declaraciones de estos menores podría,

entonces, sobrevalorarse. De forma que algunas declaraciones falsas podrían pasar por

reales sin el adecuado análisis de credibilidad. (p.19)

Por consiguiente estas dos situaciones hacen necesario que el psicólogo forense

continuamente esté capacitándose y preparándose para poder evaluar de manera adecuada los

testimonios de los niños presuntas víctimas de abuso sexual.

Se han realizado numerosos estudios respecto al tema de diferenciar si una declaración de

un niño es creíble o no, de tal forma que Alonso-Quecuty (1992), Kohnken (1989), Luus y

Whells (1992), Trankell (1972 (citados en Manzanero, 2000) dan elementos indiciarios y

factoriales que dan una mayor ilustración en esta temática.

De tal forma, el psicólogo forense debe realizar una evaluación objetiva de la credibilidad

del relato del niño, niña o adolescente presuntamente abusado utilizando para ello una adecuada
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técnica de análisis de credibilidad de dicha declaración donde se tenga en cuenta no solamente

una lista de criterios sino una metodología para disminuir la subjetividad y valorar el contexto en

el que se supone que han ocurrido los hechos.

Referencias

Echeburúa, E & Corral, P (2006) Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la

infancia. En Cuadernos Medicina Forense, 12,43-44. Recuperado el 30 de julio de 2017

en: http://scielo.isciii.es/pdf/cmf/n43-44/06.pdf

Garrido, E, & Masip, J. (2004). La Evaluación del abuso sexual infantil. En Colegio Oficial de

Psicólogos de Madrid, I Congreso de Psicología Jurídica y forense en red. Recuperado en

30 de julio de 2017, de

http://www.bienestaryproteccioninfantil.es/imagenes/tablaContenidos03SubSec/asigarrido-masip(1).pdf

Garrido, E, Masip, J & Herrero, M. (2006). Psicología Jurídica, Madrid, Pearson.

Larrañaga, F. (2010) Valoración de las falsas denuncias por abuso sexual y del testimonio de los

niños en procesos de custodia y regulación de visitas. Recuperado en 30 de julio de 2017

de http://fralapi.blogspot.com.co/2010/

Manzanero, A. (1996). Evaluando el testimonio de menores testigos y víctimas de abuso sexual,

Anuario de Psicología Jurídica, 6, 13,34.

Manzanero, A. (2000).Credibilidad y exactitud de los recuerdos de menores víctimas de

agresores sexuales, Anuario de Psicología Jurídica, 10,49-67.


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Pereda, N., & Arch, M.. (2009). Abuso sexual infantil y síndrome de alienación parental:

criterios diferenciales. Cuadernos de Medicina Forense, (58), 279-287. Recuperado en 30

de julio de 2017, de http://scielo.isciii.es/pdf/cmf/n58/original1.pdf

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