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Las constelaciones familiares son un método desarrollado por el filósofo, teólogo, pedagogo y
autodenominado “psicoterapeuta” Bert Hellinger. Su objetivo es liberar a las personas de sus
“tensiones/conflictos” que suelen venir de las “generaciones pasadas y tienen sus raíces en los
acontecimientos de la historia de la familia” tales como conflictos bélicos, violencia familiar o
doméstica, el fallecimiento prematuro de padres o de hijos, abortos, separaciones o violaciones.
Esto puede manifestarse en en el presente en forma de problemas tales como: depresiones,
psicosis, miedos, migrañas, cansancio crónico o problemas en las relaciones. Es resumen,
acontecimientos emocionalmente intensos (conflictos no resueltos) de nuestros antepasados
familiares son transmitidos generación tras generación.
Sus defensores dicen que sirve para tratar casi cualquier cosa, traumas de la infancia, depresión,
tristeza y melancolía, superar sucesos trágicos como las pérdidas o duelo, afrontar las
enfermedades, para problemas de pareja, actual o relaciones del pasado, problemas de fertilidad
o adopciones, problemas con los hijos (cualquier tipo), dificultades en las relaciones familiares o
en las relaciones sociales.
¿Cómo se constela?
En la grupal puedes implicarte a 3 niveles: Como cliente exponiendo un asunto personal que
quieras solucionar.. Como representante donde te pones al servicio del cliente representando a
algún miembro de su familia. O como participante observas y ayudas con las energías durante el
transcurso de la constelación.
También se puede constelar de manera individual. Para ello se usan figuras o muñecos, tapetes o
papeles para configurar el Sistema Familiar. El trabajo de percepción de energías lo hacen el
cliente y del constelador únicamente.
Según su gurú, poseemos “conexiones inconscientes con los destinos de nuestros antepasados”
que deben ser revelados para sanar. Defiende la idea de Rupert Sheldrake de resonancia mórfica
para explicar cómo se conecta nuestro destino como el de nuestros antepasados: Campos de
energía con memoria que influyen y nos conectan en el presente con personas, lugares o animales
del pasado. Algo parecido a lo que defienden los practicantes de Reiki.
No es una terapia con evidencia científica. No existe ningún tipo de estudio medianamente
riguroso que avale su eficacia. Las constelaciones familiares no han sido nunca, bajo ningún
protocolo experimental serio, contrastadas como una terapia que sea eficaz para nada. Los
resultados positivos que puedan dar son atribuibles a procesos de sugestión y la empatía.
No es necesaria una formación especializada para practicarla. Posiblemente una de las razones por
la que prolifera tan bien por cualquier parte del mundo. Cualquiera pueda convertirse en un
“facilitador” y no requieren que estas personas tengan una amplia formación o ser psicólogos.
No es una práctica ética. Ningún psicólogo colegiado debe emplear las constelaciones familiares
en consulta. Si hicieran eso, estaría violando el artículo 18 del código deontológico: “Sin perjuicio
de la legítima diversidad de teorías, escuelas y métodos, el/la Psicólogo/a no utilizará medios o
procedimientos que no se hallen suficientemente contrastados, dentro de los límites del
conocimiento científico vigente.”
No se adaptan a las necesidades actuales. Como buena pseudoterapia que es se ancla a unos
preceptos que poco o nada se han evolucionado o modificado desde que su creador las concibió y
que perpetúan una visión familiar y social arcaíca y reaccionaria.
En conclusión, las constelaciones familiares son una forma de pseudopsicoterapia cuyo modelo
teórico se sustenta en ideas extraídas de otras pseudoterapias y creencias pseudocientíficas o
mágicas. Defiende una visión muy antigua y conservadora de la familia, un ejercicio profesional
muy poco especializado y unas “técnicas” altamente sugestivas sin evidencia científica cuyo efecto
no va más allá del placebo pudiendo llegar a ser contraproducentes a sus participantes. Si usted
tiene algún tipo de problema acuda a un profesional, su salud mental o física no son un juego de
representaciones teatrales, fuerza cósmica o figuritas de juguete.