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SUCESIÓN APOSTÓLICA

¿HECHO O FICCIÓN?

Por Richard, Duc de Palatine

Traducido por Frater Lucis Fiducius

PREGUNTA: Tengo un muy buen amigo que es un clérigo en la Iglesia de


Inglaterra y que está muy concernido con la posición de sus propias
Órdenes Sagradas. Él ha estudiado las opiniones de Roma y de su propia
Iglesia y sin embargo no puede decidirse. ¿Puede usted arrojar alguna luz
sobre este asunto?

RESPUESTA: muchos lectores pueden expresar asombro al leer este ítem de


noticias que trata con el Gnosticismo y el Ocultismo pues en su opinión el
asunto de las Órdenes Sagradas en la Iglesia y el Ocultismo están totalmente
desconectadas. A este respecto, ellos están completamente equivocados, la
Iglesia y el Ocultismo son realmente dos lados de la Religión de la Sabiduría o
la GNOSIS, la primera es la teórica y la segunda la práctica. Siempre estuvo la
Iglesia Exterior que soporta las necesidades de aquellos que están apurados y
por el lado opuesto se encuentran las Fraternidades Secretas existiendo para
aquellos espiritualmente capaces de comprender la verdadera naturaleza del
hombre y de su relación con el universo.

Ambas la Iglesia y las Fraternidades Secretas provienen de UNA RAÍZ


TRADICIONAL, aquella de los Misterios del mundo antiguo. Los Misterios
poseían un sistema jerárquico de oficiales que fueron iniciados y elevados a su
oficio particular a través de ciertas formas e intenciones para asegurar la
correcta transmisión del Poder de Dios. Los Misterios representaban el pasaje
del Alma del Hombre dentro de la tumba de carne y su retorno a su estado
original. Ellos eran de lo más benéficos y promovían grandemente la virtud. En
Europa este sistema fue abolido con la caída de los últimos Misterios. Con esta
sistema iba el conocimiento de la Vida y de la Muerte, exceptuando a las
Fraternidades que todavía permanecían fieles a la Disciplina Arcana, pero la
Iglesia, sin embargo, no tenía más secretos para dar, una vez que ellos
rechazaron la Gnosis.

El término “iniciado” viene de la palabra Latina Initiatus, uno que fue recibido
dentro, y se le han dado los misterios y secretos del Reino de Dios. Fue la
Iglesia quien se separó de la Corriente Central de la Disciplina Arcana y, con el
objeto de establecerse como la autoridad Suprema de Dios, comenzó un
proceso de condenación y persecución de la fuente de su propia autoridad, a
saber los Misterios Paganos y los Gnósticos.

La Iglesia usurpó el poder de los antiguos Hierofantes y simplemente perpetuó


esta línea de autoridad en sus sacerdotes y obispos solamente. Debe ser
mantenido siempre en nuestras mentes que tales hombres como Marcion,
Cerentius, Basilides y Valentinius vivieron antes de tales obispos cristianos
como Eusebius, Ireneo e Hipólito, por lo tanto, la lógica y la tradición prueba
que estos últimos obispos Cristianos fueron los heréticos y no los Gnósticos.
En efecto, la concepción de la Sucesión Apostólica fue inventada por los
Obispos tras haber destruido exteriormente a los Gnósticos.

Decir que hay una Sucesión Apostólica Cristiana es un fraude palpable, pues
no hay evidencia que Jesús instituyera nunca tal idea, y no hay ni una palabra
de Pablo que pudiera ser tomada para decir que él conocía esta sucesión. La
historia prueba que la Iglesia Cristiana robó la librea de los Misterios y de los
Gnósticos y la llamó Cristiana. En efecto, Jesús nunca fundó una “iglesia”
mientras Él estuvo vivo, fue Pablo quien fundó la Iglesia, siendo, como él era,
un Iniciado de los Misterios Paganos.

San Agustín, quien es visto generalmente como uno de los líderes


excepcionales de la Iglesia temprana afirma: “LO QUE ES HOY LLAMADO
RELIGIÓN CRISTIANA ESTABA EN EXISTENCIA ENTRE LOS PUEBLOS
ANTIGUOA, HASTA QUE, HABIENDO APARECIDO CRISTO MISMO, ELLOS
COMENZARON A DESIGNARSE COMO “CRISTIANOS” LA VERDADERA
RELIGIÓN QUE HASTA AHORA HABÍA ESTADO EN EXISTENCIA”. Jesús
afirma en Mateo 5:17 “Yo no he venido a destruir sino a completar”. Esto solo
muestra que la Iglesia es apenas la continuación de los Misterios, exceptuando
que los nombres y lugares han sido cambiados en la nueva Leyenda.

Con la destrucción exterior de la Gnosis las sucesivas Fraternidades Secretas


perpetuaron la Disciplina Arcana en su prístina pureza tanto como mantuvieron
la continuidad de Grandes Maestros o Hierofantes. En efecto la más pura forma
de Gnosticismo (Los Misterios de Jesús) pueden solamente ser hallados
dentro de estas Fraternidades, aquí no estamos hablando de las
organizaciones públicas modernas. Así es obvio que los términos “iniciación” y
“ordenación” tienen el mismo significado y propósito, en ambos casos es una
expansión de consciencia y el otorgamiento de ciertos poderes, ambos casos
requieren forma y materia, la forma es la Imposición de Manos y la materia es
la Oración de Intención. Esto significa que el Iniciador, sea él un Hierofante o
un Obispo, está poseído de la plenitud de todo el poder y autoridad espiritual, el
primero por el Espíritu Residente y el segundo por el Espíritu Santo, los dos
siendo intercambiables y significando la misma cosa.
Tratar con esta cuestión concerniente a la supuesta validez de las Órdenes de
la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Episcopal en América tomaría muchos
artículos para cubrirla. En cualquier caso, para que cualquier sucesión sea
válida, la sucesión debe ser inquebrantada desde su Fuente y cada Obispo
sucesivo debe haber completado las condiciones de materia y forma. Así la
validez de las Órdenes Anglicanas han sido cuestionadas de dos maneras
principales- histórica e intencional. Ellas serán suficientes para este breve
artículo.

En el Siglo XVI, Enrique VIII, Rey de Inglaterra, se casó con Catalina de


Aragón. El rey más tarde deseó divorciarse de ella por Ana Bolena, y buscó el
permiso de las Autoridades Eclesiásticas de Roma para la disolución de este
matrimonio, esto fue rehusado por el Papa, así que en revancha, él se apoderó
de todas las tierras y dotaciones de la iglesia, principalmente debido a su
riqueza. Este proceso fue extendido por Eduardo VI e Inglaterra fue
proclamada “Protestante”.

María Tudor restableció la Iglesia Católica y tras su muerte en el año 1558,


Elizabeth Primera ascendió al trono y de nuevo eliminó la Jerarquía
Eclesiástica legal. En 1558, la Diócesis de Canterbury quedó vacante y al final
del mismo año otras diez Diócesis más quedaron vacantes por fallecimiento,
esto dejó a Nicolás Heath, Arzobispo de York, y otros quince Obispos
sobrevivientes debiendo obediencia a Roma. Esto significa que ellos fueron las
únicas autoridades legales que poseían jurisdicción canónica.

En 1559, el Parlamento emitió el “Acta de Supremacía”, que luego creó a


Elizabeth como “Suprema Gobernadora” de la Iglesia, y luego emitió el “Acta de
Uniformidad” imponiendo el uso del “Libro de Oraciones Comunes”
Protestante. La Ordenanza de Cranmer establece que todos los futuros
ministros vinieran a ser “un fiel dispensador de la Palabra de Dios y de Sus
santos sacramentos”, cesando de ser el ministro, por lo tanto, un sacerdote de
sacrificio. Él también estableció que los laicos no tenían poder para llamar,
elegir o autorizar los candidatos, sino que estos debían ser acatados por la
autoridad de la Majestad del Rey “como el único jefe supremo de la Iglesia de
Inglaterra”. Esto significa en efecto, que sus ministros son simplemente
“Ministros del Rey”, o como se los conocería hoy, Servidores Públicos, en el
Ministerio de Religión.

Los Anglicanos enseñan que sus “sacerdotes” no son llamados a sacrificar,


sino a enseñar el Evangelio y administrar los Sacramentos, mientras que el
Catolicismo de todas las secciones afirma que a un Sacerdote Católico se le ha
dado el poder de ofrecer sacrificio, por lo tanto la intención está en falta. Por
esto solo se verá que hay una gran brecha entre la Intención de un Sacerdote u
Obispo Católico y aquella de un Protestante. Esta cuestión de Materia y Forma
ha sido tratada por completo en la Curae Apostólica emitida por el Papa León
XIII en 1896.

Pero retornando al aspecto histórico: encontramos que la jerarquía legal de 14


de los 15 Obispos rehusando aceptar estas actas de poder civil como
obligatorias legalmente, canónicamente o moralmente, estaban absolutamente
correctos en su posición. Ellos fueron consecuentemente privados de sus
Diócesis. Elizabeth luego nominó a Mathew Parker, un Protestante, en la
vacante Diócesis de Canterbury, y pidió que los Obispos “echados” lo
consagraran, pero todos los 15 Obispos declinaron obedecer sus deseos.

En nuestra humilde opinión, la siguiente acción tomada por Elizabeth para


alcanzar sus fines, es el pago total contra la Iglesia Anglicana. Para cumplir sus
demandas, Elizabeth buscó a cuatro EPISCOPI VAGANTES, que habían sido
expulsados por el Cardenal Pole, naturalmente, ellos accedieron a sus
demandas, como uno se puede bien imaginar- PROTESTANTES. Así
legalmente e históricamente los Obispos de la Iglesia Anglicana son los
verdaderos Episcopi Vaganti que se habían entrometido en las Diócesis legales
de otros Obispos. El autor (Henry R. T. Brandreth) de “Episcopi Vagantes y la
Iglesia Anglicana” se revela él mismo al mundo y sus ataques sobre otros han
mostrado volverse sobre él mismo y su Iglesia.

El Consagrador, un William Barlow, fue elegido y como no hay registro de su


consagración existente, su estado episcopal debe ser controvertido. De los
otros tres Obispos, Miles Coverdale y John Scory han sido consagrados de
acuerdo a la Ordenación Eduardiana, que era defectuosa en forma e intento; y
John Hodgkins, aunque estaba consagrado de acuerdo al Rito Romano siendo
solo uno de los co-consagradores, naturalmente sería incapaz de reemplazar
los defectos de los otros tres Obispos. Así que cualquier acto realizado por
estos cuatro obispos estaría abierto a una seria duda. Enfrentando lo anterior,
esto muestra claramente que hay un definido quiebre en la sucesión a través y
desde la Diócesis de Roma.

Como sea de lo antedicho, los Obispos Barlow, Coverdale, Scory y Hodgkins


hicieron el 17 de diciembre de 1559, en la Capilla del Palacio Lambeth. Una
ceremonia donde ellos se propusieron consagrar al Episcopado Reformado y
Protestante Mathew Parker, Arzobispo de Canterbury y desde él hasta la
actualidad, todos los Obispos Anglicanos deben sus “Órdenes Santas”. Por lo
tanto, la cuestión de la validez de estas Órdenes está abierta a serio
cuestionamiento.

Como hemos afirmado, la Iglesia y las Fraternidades nunca deberían haberse


divorciado una de la otra, sino que estaban destinadas a trabajar lado a lado.
Sin embargo, cuando la Iglesia bajo el liderazgo de Eusebius, Irineo, Tertuliano
e Hipólito entraron en acción para separarlas, hizo que la Iglesia transportara
solamente las formas habiendo rechazado la sustancia. Desde esa época
hasta la actualidad la Iglesia ha sido atormentada con la disensión y puntos de
vista conflictivos concernientes al real significado de la Sucesión apostólica.
Como está hora este se ha vuelto un dogma y una superstición de la Iglesia. Es
una superstición cuando la llamamos una Sucesión Apostólica “Cristiana” pues
luego esta se vuelve irrazonable y sin soporte histórico, esto es decir que
desde el tiempo de Cristo a Eusebio, pues fue el concilio de Trento que la
superstición fue proclamada un dogma.

Una vez que aceptamos la posición histórica, que fueron los Padres Post
Nicenos quienes adoptaron las prácticas iniciatorias de los Misterios Paganos
abusados, y lo llamaron “Cristiano” entonces cesa de ser una superstición, pero
se vuelve un Acto de Magia y la transmisión de cierto poder espiritual de un
Hierofante a otro en sucesión. No debe ser entendido de esto que nosotros
estemos declarando que la Sucesión Apostólica en la Iglesia sea falsa, lejos de
eso, son las afirmaciones e interpretaciones puestas sobre esto por la Iglesia
de lo que hablamos en contra.

Ahora se vuelve lógico y factible reconocer la posición de la Iglesia en relación


al Ocultismo, la Masonería y los Gnósticos cuando ella los llama “herejes”. El
momento en que los laicos han accedido a los documentos tratando con
Religión Comparada, la Iglesia perdió su jactada singularidad y es revelada
como simplemente otro eslabón en la Tradición Universal de la Gnosis.

Finalmente, la historia muestra solamente muy claramente que cuando una


religión sobrevive a su propósito y se vuelve una superstición, una nueva
religión es fundada, la nueva siempre incorporando los elementos esenciales
de la antigua. El sitio del Cristianismo como la culminación del pasado, esta
Doctrina Raíz de Propósito Universal, y como un escalón hacia el futuro, ha
sido deliberadamente oscurecido por la Iglesia. Es solamente por el
reconocimiento de este hecho y por el estudio de la corriente de las
enseñanzas de la Sabiduría a través de las diversas civilizaciones del pasado
hasta la actualidad, los esenciales de los cuales han sido preservados en cada
nueva presentación mostrando que tenemos una continuidad de Testigos
Divinos y Revelación, que podemos reconciliar los dogmas en conflicto que han
de ser hallados dentro de la Religión. Para comprender correctamente el
sentido de la Sucesión Apostólica debemos voltearnos hacia los Misterios
antiguos y hasta que tengamos el coraje de reconocer esto, la Iglesia siempre
será perturbada por el espectro de los Gnósticos.

En nuestro próximo artículo, nos esforzaremos en mostrar cómo esta


transmisión de Poder Espiritual desde el Imperio de la Luz y la Iglesia, la
Masonería y las Fraternidades Secretas es apenas un eslabón en la cadena
eterna del Proceso Cósmico que emerge del pasado brumoso hasta la
actualidad y cómo la leyenda dramática y el ceremonial simbólico asisten al
hombre para realizar su Divina Naturaleza.

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