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Unas Palabras al Cantor del Pueblo Venezolano a 75 Años de su Natalicio.

Año 1973. Éramos adolescentes, con edades entre quince y dieciséis años, éramos soñadores.
Cursábamos tercer año de bachillerato y hacíamos ejercicio de publicación de unos volantes al que le
adjudicábamos la categoría de periódico. Dichas páginas la identificamos con el nombre de
“ALARCÓN”, como una manera de homenajear al joven estudiante Juan Alarcón Galíndez asesinado
por la Guardia Nacional frente al Instituto Pedagógico de Barquisimeto.
En una de las reuniones preparatoria de uno de los números del periódico “ALARCÓN”, un
camarada nos informa que en la Biblioteca Pública “Pío Tamayo” “están presentando a un guaro bien
arrecho, un carajo que canta sin pelos en la lengua”. Decidimos vernos en la noche en el auditorio de
la referida institución. En verdad la entrada al auditorio – que aún permanecía cerrado – estaba muy
llena, la mayoría gente joven y no había comenzado nada a la espera del cantante. En la entrada del
auditorio se formó un verdadero ataja perro, porque los organizadores del acto estaban cobrando la
entrada. Creo que era a diez bolívares y quienes nos encontrábamos allí eramos estudiantes, dirigentes
populares y algunos intelectuales. Diez bolívares para nosotros en aquel entonces era mucho dinero.
Pues, llegó la persona esperada. En la mano derecha traía el estuche con la guitarra y en la mano
izquierda el estuche con el cuatro. Mandó a abrir el auditorio y que todos entráramos. Aquel río
humano buscó la mejor manera de acomodarse para oír por segundo día a quien simplemente
conocimos esa noche como Ali Primera.
Pocos años después tendría la oportunidad de conocerlo más, porque cuando venía para
Barquisimeto se quedaba en el apartamento de mi amigo y camarada Julio Valero Roa, en la
urbanización “La Estación”. Allí era el lugar de reunión de quienes integrábamos la Comisión
Regional de Finanzas de la Liga Socialista. En una de esas reuniones en casa de Julio Valero, Ali sale
del baño peinándose la “tumusa” con una especie de peine de cuatro dientes y llamó mi atención dos
cosas: una carterita de “caballito frenado” que tenía en uno de los bolsillos de atrás; y lo otro fue que
se colocó una franela azul claro que en el frente tenía escrita la palabra Coma­Caca,  en el mismo
formato de la palabra Coca-Cola aquello me causó risa y le pregunté que dónde la había comprado y
me dijo que Gloria Martín se la había traído de España. Ese día, a los camaradas que nos
encontrábamos en casa de Julio Valero Roa, Ali nos obsequió el disco que recién había grabado en
homenaje a Aquiles Nazoa “Cuando Nombro La Poesía”. Esa noche no nos pudimos reunir, había
ordenes expresas de parte de la Dirección Nacional de La Liga Socialista para el camarada Julio Valero
Roa de atención exclusiva a Ali Primera.
Ali Primera es digno de todo un estudio sociológico. El movimiento de la llamada Nueva
Canción Latinoamericana va a tener en Ali Primera su mejor representante, su más destacado vocero,
llegando a definir a este movimiento en nuestro país como La Canción Necesaria. Logró conjugar Ali
Primera las penurias del pueblo venezolano, sus saberes y haceres, y darle magistral interpretación
poética, demostrando así que las expresiones populares para nada están reñidas con el sentido de lo
estético de la creación humana. Su compromiso solidario con las luchas del pueblo lo demostró una y
otra vez desde el canto, con el canto y en la calle. Ali hizo posible el reconocimiento y dignificación de
muchos cultores y héroes patrios: Armando Reverón, Zobeida La Muñequera, Luis Mariano Rivera,
Cesar Rengifo, Simón Díaz, Aquiles Nazoa, Josefina Leal de Molero, Don Pío Alvarado, Simón
Bolívar, José Leonardo Chirinos, Antonio José de Sucre, Cruz Salmerón Acosta, Luis Beltrán Prieto
Figueroa, entre otros. Lo afirmativo venezolano y el carácter positivo y esperanzador de su canto está
presente en cada canción. No hay el menor ápice de derrotismo, de desilusión y de pesimismo en el
canto de Ali Primera. Todo lo contrario. Hay toda una invitación a la lucha, al equilibrio entre la rabia y
la ternura y a elevar cada vez más la voz. Por eso su canto fue solidario con Vietnam, con Cuba, con El
Salvador, con Nicaragua, con Uruguay, con Haití, con toda la Patria Grande. Su canto hizo
reconocimiento de la lucha revolucionaria llevada a cabo por figuras como Angela Davis, Malcon X,
Salvador Allende, Ernesto Che Guevara, Ho Chí Minh, Camilo Torres, Fabricio Ojeda, Tania, Nguyen
Van Troi, Jorge Rodríguez, Alberto Lovera, entre otros. Su canto también fue para denunciar la
acelerada destrucción del ambiente. De allí las acciones emprendidas para la defensa de espacios como
el Cerro Galicia en el estado Falcón y La Puerta en el estado Trujillo. Pero lo que nunca perdió y nunca
debe perder la Canción Necesaria es su carácter irreverente, rebelde, cuestionador y crítico de la
realidad. Por eso el faranduleo no tuvo cabida en Ali Primera. Nos atreveríamos a afirmar que el canto
de Alí Primera es el equivalente al Plan de la Patria del Comandante Chávez:
Alí cantó a la lucha por la independencia y soberanía del pueblo, al respeto al ambiente, a los valores
culturales que forman parte de nuestra identidad, le cantó a la unidad latinoamericana y estaba
convencido de la potencialidad que reúne nuestro país cuando cantó a los poderes creadores del pueblo
en homenaje al genial Aquiles Nazoa.
Vale destacar también el carácter amplio que desarrolló Ali Primera en las convocatorias a un
mismo escenario hechas a agrupaciones y cantantes con los cuales no tenía coincidencia ideológica.
Los actos en solidaridad con los presos políticos o en solidaridad con pueblos de nuestro continente así
lo demostraron. Para nada el sectarismo formó parte del trabajo cultural desplegado por Ali Primera.
Andrés Castillo y Grisel Marroquí en el libro “Ali Primera a quema ropa” así recogen el siguiente
testimonio: “... me he convertido de un cantor para la izquierda en un cantor para el pueblo. Ya no soy
el fanático de antes que veía un enemigo en toda persona que no fuera de la izquierda. Yo le decreté la
muerte al sectarismo y ésto me ha llevado a tener una visión más amplia de mi pueblo y su realidad y
hoy creo, que en el combate por hacer la patria más digna, cabemos todos por encima de
coincidencias o divergencias políticas.”
Hoy no somos adolescentes, pero seguimos siendo soñadores.

Mervin Rodríguez.

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