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Coleccin drgda por Manvel Cruz UucTimos TitwL0s PuaLieaons 4. VetorGémez La diidad 2 Enrgue Gl Cave Et estino dave Sadak El persén 4 rancsco Fernandez Boey ta barre 5. abrit Aline Lo nr 6 Rurete Arteta Laconpasin 1 earos Thietaut Vind dl chaecson 6 Tavetan Todorov Erin peels Si Man! Cray Hearse eae 20. ichard Rory Friar nso pai 11 dUegen Habermas Lz consti posrecinat 122 Serge Grunist 2 pesunientomestisn 439 dacaues afta Fates 14 fan Hacking La cance sacl de qu? 35 Lee Kolakowsl! Liter fortna, enti y adn 1 Tery Eagleton Laden de tira 27 ors Siase Uri fatal Nosbtres tos ios de ican 20 drpen Habermas El tra de eats buna 21. Manuel Cr (coro. Hain cre va el paso 22. Zygmurt Bauman y Keith Testar (3 abel es ‘motecad y ovasconwrsacines 2. Gunter Ander isa cox ies cea coniria 2. Jean-Lue Nay La ceding mundaci 25, Ginn Vato Gest este 26, Gianni Vattimo Nino yenaespcin 27. Georges Dd-Heberman tapeespse 220, Mera PAIDOS BIBLIOTECA DEL PRESENTE | q Georges Didi-Huberman Imagenes pese a todo Memoria visual del Holocausto PAIDOS ul chines alps tut Puseaea en franc en 2003, pr Les Eats de Mir, Pasts “rahesion de Marana Male objets de aie Estenae sEstatunse beefed PAP. {GARCIA LORCA Provan ce Passe tt Seu de Compra yo Aectn Ctra ele Enea Franca en spay el Misti rock ce Aste Eanes usta sigceaara pros nator das tars dcop al ls sores esaleias nas lee a reproduce ttl o paral desta cra por csr ‘red proctininacomgresdes repro otratamierta formate ya Sb Ge sjmpaes dala meat alae oristo pis. (© 2008 hy Les Eltons de Mult (© 2008 dea trae, Mariana Miracle (© 2008 de nda le elone encase, Ecoes Pais theca 5.8, Mariano bi, 32 06021 Baesena tstmnpsios.con Issn: 84993-26857 Depa epat 6-40 38972006 leprae en Maree, SL, (Ups 3 08030 Saresons Impree an Espa - Peete in Spain Diles.a tus amigos y conocidos, quesino vuelves,es porque tu sangre se ha paralizado y se ha helado al ver ‘esas horrible y feroces escenas, al ver cémo han pere- ido los inocentes y desprotegidos nifios de mi pueblo abandonado. Diles que, si tu coraaén se vuelve de pedal, tu ce- rebro e transforma en un frfo mecanismo de pensar y ‘tumirada en un simple aparatofotografico, no porello volverds de nuevo a ellos .} Cégeme fuerte de la mano Yy no tembles lance porque tends que ver cosas aun peores. Z-Graoowse, olen usc, (0944, pigs 245. | { sumario Primera parte Imagenes pese a todo 71. Cuatro trozos de pelicula arrebatados al infierno Para saber hay que imaginarse. Auschwitz, agosto de 11948: cuatro imagenes pese a todo, pese a los riesgos, pese a nuestra ineapacidad para saber mirarlas hoy en dia. El upervivencia y necesidad 4e resistir: emitirsefales al exterior: La imagen fotogrética que surge en fa unin de la desaparicién préxima del testi- go y la lrrepresentabilidad del testimonio: arrebatar una imagen a esta realidad. Organizacién de la toma de vistas clandestina. Primera secuencia: desde la cémara de gas de! crematoria V, imagenes de las fosas de incineracién. Se dgunda secuencia: al aire libre, en el bosque de Birkenau, imagen de un «convoy» de mujeres sin ropa. El rollo de pe- licula, escondide en un tubo de pasta dentifrica, llega a ma- ‘nos de la Resistencia polaca para ser «enviado mas lejos» 37 2. Contra todo lo inimaginable (GR FHRHFAIRSERHERTIe 1924 se cirigen lo nimasi- rable y lo refuten. Primera época de lo inimaginable: a se nealizada, Hacer desaparecer la psique de as vitimas, su tenga, su ser, sus restos, ls intrumentas de su desapa Ficién © incluso fos archivo (GGA 2 razén en Ia historias siempre refutada nor excepciones singulaces: los archivos dela Shoah estan for rmados por estas@@RGGBEIORESD)La aptitud particular de la fotografia para reoroducirse y transmitirse pese a todo: 10 la prohibicién absoluta de fotogratiar los campos coexiste con la actividad de dos taboratorios fotografices en Ausch- vwitz, Segunda épaca de lo inimaginable: ¢Auschwitz im pensable? Hay que pensar de nuevo las bases de nuestra an- tropologta (Hannah Arendt). ;Auschwitz indecible? Hay ‘que pensar de nuevo las bases del testimonio (Primo Levi). ‘Auschwitz inimaginable? Acordar a la imagen la misma atencién que acordamos a la palabra de los testigos. El es- cio estético de lo rimagirabe desconoc IAEA GRD cr toser scene, va semejante y la especie humana. 55 3, Enel ojo mismo de la historia 69 Imagen y testimonio en Filip Mller: inmediatez de la ménada y complelidad del montaje. La urgencta del presente «fotogréfico» y la cons- ‘ruecién de las imagenes en los Rouleaux d’Auschwitz. La Imagen como einstante de-verdad» (Arendt) y eménada» que surge donde desfallece el pensamiento (Benjamin). Doble régimen de fa imagen: verdad (las cuatro fotos en ef ojo det clelén) y oscuridad (el humo, lo borroso, el valor in completo del documento). El espacio histérico de lo ini ‘maginable desconoce ese dale régimen, le pide demasiado © demasiado poco, entre pura exactitud y pure simulacro. Las fotografias de agosto de 1944 convertidas en «presen- ‘ables» como icongs del horror (retocadas) 0 «informativas» como simples documentos (reencuadradas), sin atender a su fenomenologta. Elementos de esta fenomenologia: ta «masa negra» y la sobreexposicién donde nada es visible, cconstituyen las marcas visvales de su condicién de existen- clay de su propio gesto. Las imagenes no dicen la verdad, pero son un jirdn de ésta, el vestigio incomplete. E! umbral del pese a todo entre la necesidad de hecho y lo imposible de derecho. «Era imposible, SI. Hay que imaginar.» 4, Semejante, diferente, superviviente Por una critica visual de las imagenes de la historia: es- trechar el punto de vista (farmalmente) y abririo (antro- esata poldgicamente), Las fotograffas de agosto de 1944 como drama de la Imagen humana como tal: lo «inseparable» (Bataille) y dicho semejante, Cuando el verdugo condena fo humane a lo diferente C«maniquise, ecalumnas de ba- salto»), la vitima resiste manteniendo pese a todo la ima- gen det mundo, de sf misma, del suefo y de lo humano en general (Levi: emantenernos erguidas»), Mantener incluso fas imagenes del arte: inexactitud pero verdad de la figura dantesca del infierno (Lasciate ogni speranza...). El recur- soa la imagen como necesidadlaguneria AEE (GERGAVREVETBIBD) recessed del gesto y de a apar- clon. Las fotografias de agosto de 1944 como cosas supervivientes: el testigo no ha sobrevivido a las imagenes que ha extraido de Auschwitz. Tiempo del relémpago y tiempo de la tierra, instante y sedimentacién: necesidad de tuna arqueologia visual. Walter Benjamin ante la «imagen auténtica del pasado». Segunda parte Pese a la imagen toda 83 5. Imagen-hecho o imagen-fetiche El pensa- iniento de fa imagen como terreno polfties. Las fotografias de agosto de 1944, sintoma historice y tebrico, «No hay imagenes de la Shoah». :Absolutizar todo fo real para coponerle la imagen total, o historizar la realidad para ob- servar sus imagenes incompletas? Una contraversia sobre las relaciones entre hechos singulares y tesis universales, imagenes para pensar e Imagen ya pensada. Lo inimagina- ble como experiencia no es lo inimaginable como dogma, ‘Que la imagen no es total. Imagenes de campos: mal vis- tas, mal dichas, «Hay demasiadas imagenes de la Shoah ‘Que repudiar las imégenes no es criticarlas. Tesis de la ima- ‘gen-fetiche, experiencia de la imagen-hecho. El «contac: to» fotogrético entre imagen y realidad. El fetiche: el todo, la detenci6n, a pantalla, Un debate flos6fico sobre los po- dderes de la imagen: velo o desgarro? El doble régimen de mdse Pese a r009 la imagen, Que e! imaginario no es reducible alo especular. Entre la prioridad de las imagenes-velos y la necesidad de las imagenes-desgarros. Susan Sontag y la vepifanta nega- tivan, Ka-Tzeteik y el earrebato» fatogratico, Jorge Sem= prin y el momenta ético de la mirada, «Asistir brusca- mente a nuestra propia ausencia.n 137 6. Imagen-archivo 0 imagen-apariencia ‘momento critica. De la imagen-fetiche a la imagen-prueba y a la imagen-archivo, el rechazo del archivo: El cineasta y lo «pe rentorio». E! archivo fasificado confundido con el archivo verificado. La hipétesis del «filme secreto» y la polémica centre Lanzmann y Semprin. Certeza hiperbélica e impen- sada de la imagen. Pensar de nuevo el —— Con- tra el esceptcismo radical en la historia, Pensar de nuevo In prueba con Ia prueba. Pensar de nuevo el testimono: ai Aiserepancia, nl puro silencio, mi palabra absoluta. Exai- car pese a todo lo que es imposible explicar de todo. El testimanio de los miembros det Sonderkommando mas alte dela susevivenca dele testigos. Los Rouleaux o'Ausch wit, la desmultplcacion del testimonio y el «rola» cine- matogratice de agosto de 1944, Pensar de nuevo la lagi nacién mas allé dela oposicién ent @B8ACAG SERED Qué es vnliRGEABIARRIOAEIOA Jeon-Paul Sartre, © la imagen como acto. La cast-observacién, 2Puerta o ventana? El «margen de imagens y el orden de dos secuen- cias: invertir las tomas de vistas. 179 7. Imagen-montje 0 magen-mentra Cuatro Imagenes, dos secuencias, un montaje, Imagina- cién y conocimiento a través del montaje: un acceso a fas singularidades dol tiempo, La imagen no es ni nada, ni unt- voca, nl total. Claude Lanzmann y Jean-Luc Godard: mon- taje centripeto y montaje centrifugo. «Ninguna imagen» dice la Shoat, pero etodas las imagenes» no hablant mas que de eso. De la palaridad a lo polémico: las das sentidos ‘ el adjetivo «mosaico». GURRISSIa itagen oO UGE (eateries res tne ‘memoria y presente en Alain Resnas, archivo y tstimonia en Marcel Ophuls. «Lo que no se puede ver, hay que rmas- trarlo.» El montaie-elato de Lanzmann y el montae-sin- toma de Godard, Cuando montar noes falsitica, sino ha cer sursir una 5 restitur fa imagen (Gave tes erica: e1 cine muestra la historia a ‘montaria de nuevo. Dachau mantade con Goya, Elizabeth Taylor y Giotto. zAngel de la Resurreccién segin san Pax bilo o angel de la Historia segin Walter Benjamin? Una 221 8, Imagen semejante o imagen aparente os puntos de vista enfrentados bajo la mirada de un ter- cero, Montar no es asirilar, sino hacer surgir las semejan- 2as volviendo impasibles las asimilaciones. Semejante no esni aparente, ni idéntico. Sosias y diferentes: el judo ye! dictador sean Charles Chaplin, Las hipérboles especulati- vas de (o irrepresentable y de lo Iniayinable, «Para saber hay que imaginar» La imagen en el centra de {a cuestién ética, Hannah Arendt y la imaginacién como facultad po- Iitica, Zn qué puede una imagen esalvar el honors de una historia? Redencién no es resurreccién. El Endfosung y el Erldsung: de Kafka y Rosenzweig a Scholem y Benjamin. «La verdadera imagen del pasado pasa en un destello.» El ‘modelo del cine: imagenes falsas que, sin embargo, se im- pponen, La redenciOnfilmica seatn Siegfried Kracauer, Rea lismo critica: la imagen desmonta y remonta los continuos. espaciales y temporales. Perseo frente a la Medusa: el ar- did del escudo, el valor de conocer y de afrontar pese a todo, La imagen en la época de la imaginacién desgarrada: la crisis de la cultura. Abrir a través de fa imagen de! pa- sado el presente del tiempo. liografica 267 Lista de figuras 3 ea PRIMERA PARTE Imagenes pese a todo LLJinetuso completamente rayado ‘un simple rectingulo etreintay cinco milimetros salva el honor detodo loreal. JA. Gone, Histoirel9 da cinéma, Pais, Gallimard-Gaumont, 1998,}, pig. 86. CAPITULO L Cuatro trozos de pelicula arrebatados al Para saber hay que imaginarse, Debemos tratar de imaginarlo que fue el infierno de Auschwitz en el verano de 1944, No in- ‘voquemes lo inimaginable. No nos protejamos diciendo que imaginar eso, de todos modos -puesto que es verdad-, no pode- mis hacerlo, que no podremos hacerlo hasta el final. Pero ese imaginable tan duro, se lo debemos. A modo de respuesta, de deuda contraida con las palabras y las imagenes que algunos deportados arrebataron para nosotros a la realidad horrible de su experiencia, Asi pues, no invoquemos lo inimaginable. bra mucho més dificil, para los prisioneros, sustraer del campo esos 1p0cos fragmentos de los que actualmente somos depositarios, con el agravante de soporiatlos de una sola mirada, Estos frag ‘ments son para nosotros mas preciosos y menos sosegadores {que todas las obras de arte posibles, arrebatados como fueron a ‘un mundo que los deseaba imposibles. Asi pues, pew a todo, ima ‘genes: pese al infierno de Auschwitz, pese a los riesgos corridos. ‘Acambio, debemnos contemplarlas, asumirlas, tratar de contar~ Jas, Pse a todo, imégenes: pese a nuestra propia incapacidad pa- 1a saber mirarlas tal y como se merecerian, pese a nuestro propio mundo atiborrado, casi asfixiado, cde mercancia imagi- nati. Entre os prisioneros de Auschwitz a los que las$S quisieron a to- dda costa eliminar la posibilidad de atestiguar se encontraban, por supuesto, los miembros del Soniderkommando, el scomando 1 Imdsenes Pese «1000 especial: de detenidos que se ocupaba, sin proteccién, del exter- minio demasas.Las$S sabfan de antemano que una sola palabra de un miembro superviviente del Sonderkommando atularia to- daslas negaciones, todas las argucias tlteriores sobre la gran ma- sacre de los judtos en Buropa! «Haber concebido y organizado Jas escuakltas especiales fre el detito mas demonfaco del nacio- nalsocialismo ~escribe Primo Levi-. Uno se queda at6nito ante este refinamiento de perfidia y de odio: tenfan que ser los judios quienes metiesen en los hornos a los judios, tenia que demos- trarse que los judios |] se prestaban a cualquier humillacion, hhasta la de destruirse a sf mismoss? El primer Sonderkommmando de Auschwitz fue creado el 4 de julio de 1942, durante la «selecciéns de un convoy de judfos es- ovacos cuyo destino era la cémara de gas. A partir de ese mo- mento, se sucedieron doce equipos: éstos eran suprimidos al cabo de algunos meses, ey la escuadta que la sucedia, como ini ciacién, quemaba los cadveres de sus predecesores»? Para esos hombres, parte del horror consistfa en que toda su existencia se mantenfa, hasta el ineludible gaseado del equipo, en el més ab- soluto secteto: por es0, los miembros del Sonderkommando no debian establecer ningin contacto con los demas detenidos, agin menos con cualquier tipo de «mundo exterior», ni siquiera con los $$ «no iniciadoss, 0 sea, aquellos que ignoraban el fan- clonamiento exacto de las cdimaras de ges y de los crematorios: {LV Gan elias toes os soismas dels qu, mi parses, no tenemes por ‘que ertasiarnos oseficamente, ease J. Lyotard, Le Difféend, Paris, Minuit, 2983, pags. 16-17 (tra. cast: La diferencia, Barcelona, Ged +2, 1988) (analizando bajo est forma el argumento negacionista: wf.) ‘ata identifier un recinto com una camara de gas, le acepte como ts ‘igo a una vitima de esa cara de gas; aora bien, no debe habar, segun 1 oponent, ninguna vitima que no ete muerta, sino esa camara de gas no es lo que # pretende; as pues, no este tal cémara de gas). 2. P. Lei, Les Haufragés et ies rescaces. Quarante ans apris Auschwitz (986), Pars, Gelimard, 1989, pags. 51 $3 (red eas: Los undo 110s salvades, Barcsions, El Aleph, 2002) 3. Ibid 50. 4, F. Milley, Trois ans dans ure chambre 2 gaz d’Auschwit (1979), Pa 5, Pygmalion, 1980, pag. 61. Flip Miller corsthuye el arsine caso de Si enfermaban, estos detenidos incomunicados no eran admiti- dos en el hospital del campo. Se los mantenfa en la esclavitud total y en el embrutecimiento -sin privarles de beber alcohol~ de su trabajo en los crematorios. Su trabajo? Es necesatio decirlo de nuevo: su trabajo con sistia en manipular la muerte de millares de sus semejantes. Bn. ser testigos de todos sus tiltimos momentos. En estar obligados a mentir hasta el final {un miembro del Sonderkommmando que habia quetido informar a las victimas de su destino fue arroja- do vivo al fuego del crematorio, y sus compafieros tuvieron, que asistira Ja ejecucién)’ En reconocer a los suyos y no decir nada. En ver entrar hombres, mujeres y nifios en la cémara de ‘gas En oir los gritos. los golpes, las agontas. En esperar. Después, recibir de golpe el xindescriptible amontonamiento humano» una «columna de basalto» hecha de catne, de su carne, de nuestra propia carne~ que se derrumiba al abrir las puertas.Sa- carlos cuerpos uno a uno, desvestitlos (antes, al menos, de que a los nazis se les ocutriera la idea de utilizar un vestuario}. Lim- piara chorto toda la sangre, todos los humores, todos los licores ‘a membre dsl Sondertammando qu sibré de cinco guidacioness- ceshas, Sobre su fareionamientoyel proceso deincomuncacién, vase G ‘Weller, Les Chambres &gaz ont existe. Des documents, des tmolonazes, des ciffres, Paris, Gallenard, 2981. E. Kogon, H. Langhein yA. Rockerl, Les Chambres gaz scereto'état (1963), Pars, Minuit, 1984 (rod. Pa rig, Le Seu, 1987). J.-C, Pressac, Auschwita: Technique and Operation ofthe Gas Chambers, Nueva York, Beate Klrfeld Foundation, 1989. I, Les Crematoireso/uschwite, La machnerie du meurtre de masse, Pats, GHRS Editions, 1993 (que ancta en la pag. 35: =L.1 matar de un golpe ‘a centenares de hombres con gas en un espacio cerrado era algo sin pre Cdentes,y el secreto que rodeaba la operacin llamaba todavia rs ia atencion de aquelios que no partcipaban en ell, fueran las SS o fos de teidos, a qulenas sels habia prchbida formatmente observar el proce- so»). U, D, Adam, «Les chambres A yar», L’Allemagne nazle et le géno- cide jut: collage de VEHESS, Parl, jullet 2982, Pars, Gallimard-Le Seul, 1985, pigs. 236-261. F. Piper, «G95 Chambers and Grematoriae, “Anatomy of the Auschwitz Death Camp, Y. Gutman y Ml. Berenbsunt Ceomps.), Bleomingtor-Indlanapolis, Indiana University Press, 1994, pags. 157-182, 5. H. Langbein, Hommes et femmes & Auschwitz (1975), 3994, pi. 202. is, UGE, 5 i F 20 tesoenesPese A000 acumulados, Extraer los dientes de oro, para el botin del Reich, Introducir los cuerpos en los grandes homes de los cremato- ios, Mantener la inhumana cadencia, Alimentatios con carbén de coque. Retirar las cenizas humanas hajo esa especie de «ma- teria informe, incandescente y blanquecina que se derramaba en regueros [y quel al enfriarse tomaba un color grisdceon.. Thi ‘turar los huesos, esa tiltima resistencia de los pobres cuerpos a su industrial destruccién, Hacer montones con todo ello, arto- jarlos al rio cercano 0 utilizarios como material de nivelacién para la carretera en construccién cerca del campo. Pisar ciento cincuenta metros cuadrados de cabelleras humanas que quince detenidos se dedicaban a cardar sobre unas grandes mesas, En ocasiones, pintar de nuevo el vestuario, confeccionar setos de plantas -camuflaje-, cavar fosas de incineracién suplementa- rias para los gaseamientos extras, Limpiar, reparar los hornos gigantes de los crematorios. Volver a empezar todos los dias, ba- jo la amenaza de las $8, Sobrevivir de este modo durante un tiempo indeterminado, borrachos, trabajando dia y noche scortiendo como posesos para acabar con todo ello cuanto antese «No tenfan rostro humano, Eran caras desfiguradas, enaje- rnadas», han declarado aquellos que pudieron verlos? No obs- tante sobrevivian, durante el tiempo que se les conceatia, en. Ja ignominia de su labor. Un miembro del equipo respondié a uma detenida que le preguntaba cmo podfa soportar un traba- Josemejante:sEvidentemente, podria arrojarme ala alambrada eléctrica, como tantos de mis compafieros, pero quiero vivir |.) Fn nuestro trabajo, si no te vuelves loco el primer dia, te acos- tumbras a ello»! Es un decit: Algunos sencillamente se arroja- rom al fuego, pese a que crefan estar cacostumbrados, 6. F Milley, Trois ans dans une chambre & gaz c’Auschits, op. cit, igs. 104, 136, 158-159, 169-173, 167-180. H. Lanabein, Hommes et femmes a Auschwitz, op. cit, pags. 191-202, 7. A. Langbein, Hommes et femmes & Auschwitz, op cit, pg. 193 8, Ibid, pags. 198-195, Si una supervivencia tal sobrepasa cualquier juicio mo- ral (como escribié Primo Levi)? y cualquier conflicto trégico (como comenté Giorgio Agamben,” entonces, 2qué puede realmente significar, bajo semejante sometimiento, el verbo resistir? ¢Sublevarse? Era una manera digna de suicidarse, de anticipar la eliminacién prometida. A finales de 1942 fracas6 un primer proyecto de rebelién, Posteriormente, de los cua trocientos cincuenta miembros implicados en la gran suble- vaci6n de octubre de 1944 -como minimo el crematorio IV fue incendiado y destruido- ninguno sobrevivi6. «Solamen- te» trescientos de ellos debian ser gaseados en breve.” En Io més profundo de esa desesperanza fundamental, la llamada a resistir» probablemente se desprendié de los propios individuos, destinados a desaparecer, para fijarse en sefiales sus- ceptibles de ser emitdas més alla de las fronteras del campo: «C6: mo informar de las atrocidades que se cometian aqui seguia siendo nuestra mayor preocupaciéms.” Asi, en abril de 1944, gracias a su perseverancia, Filip Miiller habia reunido algunos documentos ~1an plano de los crematorios TV y V, una nota so- bre su funcionamiento, una lista delos nazis en activo asi como una etiqueta de Zyklon B- para transmitirlos a dos prisioneros que planeaban evadirse.° Una tentativa que los miembros del ‘Sonderkommundo sabian sin esperanza, Por esta razén, enalguna ‘9, P. Les, Les Nautragés ot es rescaots, op. cit, pig. 58: wna es- 1a autoritado a juzgarios, ni los quo conocen la wxperienca de los Lager fi, an enc, los demas 110. 6. Agamben, Ce qu reste Auschwitz. L'archive et letra. Homo ‘Sacer, 11 (1998, Paris, Rages, 1999, pag. 125 (trad. cast: Lo que ‘queda de Auszhuntz, Valencia, Pre“Textos, 2002), IL, F Miler Trois ans dans une chambre & gaz d'Auscinwitz, op. ct, ‘gs. 209-222. La documentacin sobre les efectos dela rebelién ha sido Feuria por J.-C. Pressag, Les Crématoireso’auschwitz, op. ct, pg. 93. Sobre Ia elecuclén pabica de los sitimos amotinados,véase P. Lev, Si ‘ext un homme (1987), Paris, lard, 1987 (ed. 1993), pps. 159-162 (trad. cast: 5i esta es unhombre, Barcelona, El Aleph, 2002). 12, F. Milley, Trois ans dans une chambre @ gaz d'Auscinwitz, op. cit, pag. 238. 1B. Ibid, pags. 163-166. a ‘onan seavavanaa varortbd 39 s0z0ML YN 22 Indsenes rest a r000 ‘ocasién confiaron sus testimonios al secreto de la tierra: las ex- cavaciones realizadas en las inmediaciones de los crematorios de Auschwitz han sacado a la luz ~a menudo mucho tiempo después de la Liberacién— los escritos conmovedores, casi ilegi- bles, de estos esclavos de la muerte Como si, de algrin modo, Janzaran botellas ala terra, salvo que no siempre contaban con, botellas en las que poder preservar su mensaje. En el mejor de Jos casos, contaban con una escudilla de hojalata.* Estos escritos sufrian el asedio de dos amenazas afiadidas, Por una parte, la ineludible desaparicién del propio testigo: «Las SS nos repiten a menudo que no dejarén vivo a un solo testigo», Pero, asimismo, el miedo a que el propio testimonio no desapareciera era transmitido al exterior: ano corria el ries- 0, en efecto, de resultar incomprensible, de ser juzgado como absurdo, inimaginable? aLo que ocurria exactamente -tal y ‘como revelaba Zalmen Lewental en el trozo de papel que se disponia a ocultar bajo tierra~ningiin ser humano puede ima- gindrselos® Fue en la unién de esas dos imposibilidades la préxima desa- paricién del testigo, la certera irrepresentabilidad del testimo- nio- donde sungié la imagen fotogréfica. Un dfa de verano de 1944, los miembros del Sonderkommando sintieron la imperiosa necesidad, cuin peligrosa para ellos, de arrebatar a sw infernal trabajo algunas fotografias susceptibles de ser los testimonios del horror especifico y de la amplitud de la masacre, Arrebatar TA Véase L, Poliakoy, Auschiitz, Pars, Julliard, 1964, pis. 62-65 y 159-171 tad. cast: ausenntz, Barcelona, Orbis, 1985). 8. Mak, Des ‘vole dans laut, La résistance Juve & Auschwit-Birkenau (1965), Pa= Fis, Plon, 1982, N. Cohen, «Diaries of the Sonderkemmandos, Anatomy ofthe Auschwitz Death Camp op. cit, pags. 522-534 25. Sobre la desriplén fsca de los Rouleauxo/Auscrwiteraldos por is humdi y, pr lo tanto, parcialmentelegiles, vise B. Mark, Deb voix dans ta nuit, op. cit, pgs. 179-190 16. Citedo por H. Langbeln, Hommes et fommes & Auschwitz, a9. ct, i. 3. algunas imagenes a esa realidad, Pero también -puesto que una imagen esté concebida para ser mirada por otro arrebatar pa- rael pensamiento humano en general, el pensamiento de fure- ras, un imaginable del que nadie, hasta entonces (pero eso ya es mucho decir, puesto que todo ello fue muy bien planeado an- tes deser ejecutado), habia vislumbrado la posibilidad. Es sorprendente que semejante deseo de arrebatar una trta- _gettse concretase en el momento més indescriptible ~como se hha calificado a menudo- de la masacre de judios: un momento enel que no habia lugar, entre los que asistieron a ello, alelados, para el pensamiento ni para la imaginacién, Tiempo, espacio, mirada, pensantiento, pathos; todo estaba ofuuscado por la enor- midad mecénica de la violencia producida. En el verano de 194, se produjo la «marear de judios htingaros: entre el 15 de mayo y el 8 dejulio fiueron deportados a Auschwitz cuatrocien- tos treinta y cinco mii.” Jean-Claude Pressac (cuya escrupulosi- dad comprobatoria excluye en general todos los adijetivos, a fortiori todas las formulas de empatial escribe que fue ése eel episodio més demencial de Birkenaws, esencialmente practica- do en los crematorios Il, II y V."* Ast, en un solo dia fieron ex terminados veinticuatro mil judios htingaros. Hacia el final del ‘veratno, las $S se encontraron con que no tenfan Zykdlon B. En- tonces, los no aptos de los convoyes [a saber, las victimas selec: cionadas para ser ejecutadas inmediatamentel fueron arrojados ‘res del Soncerkammand y los andlss de Pressac obre el plantecmen 1 oe si las fosas fueron consruids porave los horas del cromatrio V lestaban defectuoseso bien porque no daban abesto. tre los esfuerzos que realizamos para defendernos del terroris- ‘mo psicolégico, contébamos por supuesto con los que intenta- ban romper el aislamiento, Este tiltimo factor adquirié de afio enafio mayor importancia para la moral de los detenidos a me- dida que evolucionaba la situacién militars” Por su parte, en 104, los jefes de la Resistencia polaca pedian fotos. Asi es como, segtin un testimonio obtenido por Langbein, un trabajador ci- vil consiguié introducir una camara fotogréfica a hurtadillas y hhacetla legar a los miembros del Sonderkommando* Probable- mente, en Ja cémara sélo quedaba tin poco de pelicula virgen. La toma de vistas necesitaba un dispositive completo de vi- gilancia colectiva.Se daiié intencionadamente el tejado del cre- matorio V de manera quealgunos miembros del equipo fueron mandados por las $S a reparatlo, De este modo, David Samu- lewskd pudo hacer guartia desde alli arriba: observaba a aque- los ~especialmente a los vigilantes de los miradores contiguos- que precisamente tenfan como tarea supervisar el trabajo del Sonderkommando, Escondida en el fondo de un cubo, la cdmare legé a manos de un judio griego Hamado Alex -hoy todavia sin identifica, puesto que se ignora su apellido- apostado més abajo, delante de las fosas de incineraci6n, que supuestamente trabajaba en ellas con los demas miembros del equipo. Terrible paradoja la de esta cétmara oscura: para conseguir sa carel aparato del cubo, bajar el visor, acercarlo ala cara y tomar una primera secuencia de imagenes (figs. 3-4), el fotdgrafo tuvo que esconderse en Ja cémara de gas apenas ~quizé todavia no 27. H. Langbeln, La Résistance dans les camps de concentration nation havx-socialistes, 1938-1945 (1960), Pars, Fayard, 1981, pag. 297 en general, pis. 297-225) 28. Id, Les Hommes et femmes & Auschwitz, op. cit, pag. 253: «Stax risiaw Klodzinski ha testiieado que Mordarski, un trabajador cil pola- ce, ckyo lugar de trabalo nose encontraba lees, ntraduo una cémara de contrabande en el campo. Lied hasta el Sonderoramando disimulada en. €! doble fondo de una eseudila de sopas. Puzsto que la reconstruccion de LLangoein no esta exenta de inexactitudes, también cabe la posiiidad de qe obtuvieran la méquina en! «Canad de Auschwitz, e siganeseo almacén de efectos robados alas vietimas. 29 ‘ousotan 7 sonvavenee wnnariaé 30 s0z0M1 o41YNO 30 3-4, Andnimo (miembro del Sonderkommando de Auschwite), Incineracién de fos cuerpes gaseados en fosas al aire libre, delante de la camara de gas del crematorio V de Auschwitz, agosto de 1944, Oswiecim, Museo del Estado de Auschwitz-Birkenau (negatives n™ 277-278) del todo se habian retirado sus victimas, Se ha colocado hacia atris en el espacio sombrfo. La oblicuidad y la oscuridad en las, que esta le protegen. Se envalentona, cambia de eje y avanza ‘unos pasos: la segunda imagen es un poco més frontal y liger- ‘mente més cercana. Por Io tanto, més arriesgada, Pero también, parad6jicamente, es menos movida, més nitida, Como si el mie- do hubiera desaparecido pot tin instante ante la necesidad de evar a cabo ese trabajo, arrancar una imagen. Precisamente, a owuatant Ww soavavezuaw vinayite 20 sora onan 8 ‘vemos en ella el trabajo cotidiano de los demas miembros del equipo, el de arrancar de los cadaveres, que todavia yacen en el suelo, su ditima apariencia humana. Los gestos de los vivos ex- presan el peso de los cuerpos y Ia tarea que van a ejecutar con Ja inmediatez de las determinaciones. estirar, arrastray, arrojar El humo que se ve detris es el de las fosas de incineracién: los ‘cuerpos colocados al tresbolillo sobre un metro y medio de pro- fundidad, los chasquicis de la grasa, los olores, la materia hu- mana retorciéndose, todo lo que dice Filip Miiller esté aqui, bajo esta pantalla de humo que la fotografia ha fijado para no- sotros. Detrés esta el bosque deabedules. Fl viento sopla hacia el norte, quizds al noroeste.” (en agosto de 1944, recuerda Primo Levi, hacia mucho calor en Auschwitz. Un viento térrido, tro pical, levantaba nubes de polvo de los edificios destrozados por’ os bombardeos aéreos, nos secaba el sudor sobre la piel y nos espesaba la sangre en las venas}” ‘Ikas esconder Ja c4mara -den su mano?, Udentro del cubo?, den ol faldén desu ropa?-, el efotégrafo desconocidos se arvies- ‘88 entonces a salir del crematorio, Bordiea el muro, Gira dos veces ala derecha y llega asi al otro lado de la construccién, al su, Después, avanza hacia él bosque de abedules, al aire libre. Alli también continta el infierno: un «convoy» de mujeres, ya desvestidas, se dispone a entrar en la cimara de gas. Las SS es- tana su alrededor. Ello impide sacar el aparato con total liber- tad, y atin menos enfocar: El «fotégrafo desconocido» toma dos imagenes a toda prisa, si mirar, quizé mientras sigue ca- minando (figs. 5-6), En una de las dos imagenes -evidente- mente sin una ortogonalidad ni una orientaci6n ecorrectar-, ‘vemos, en el éngulo inferior derecho, a un grupo de mujeres 29. Wease Jn0, Prestac, Auschwitz: Techniaue and Operation of the Gas Chambers, op. ct, pags. 422-424, quien ha trzzado una einaciosa reconstruccén de estas imagenes. Peessac precisa que ene os sero nals fotografiados se encverira um oficial delas SS situa de espaldas (asi se entienge mejor el riesgo que correron las membros del Sander kommanco) 30. P Lev, Les Nouieagds tls rescapés, op. ct, 99. 7. que parecen estar caminando o bien esperando su tumo. tras tres mujeres, en un plano mas proximo, van en sentido contrario. La imagen es muy borrosa. Sin embargo, podemos ‘ver, de perfil, a un miembro del Sonderkomnmando, xeconocible ‘por su gorra. En él borde de la foto, a la dezecha, se adivina la chimenea del crematorio IV. La otra imagen es prdcticamente abstracta: apenas detectamos la cima de los abedules, De cara al sur, el fot6grafi tiene la luz de frente. La imagen est que- ‘mada por el sol que penetra a través de las ramas. Después, Alex vuelve hacia el crematorio, probablemente por el lado norte. Le devuelve répidamente la cémara a David Semulewski, que ha esperado hasta entonces sobre el tejado, vi- gilando cualquier eventual movimiento de los SS. En total, a ‘operacién no habré durado més de quince o veinte minutos. Samulewskd colocard de nuevo la maquina en el fondo del cu bo. Se extraers el segmento de pelicula, se llevaré al campo central, finalmente, se sacar de Auschwitz dentro del tubo de pasta de dientes donde lo escondié Helena Dantén, empleada del comedor de las $S® Llegard poco tiempo después, el 4 de septiembre de 1944, hasta la Resistencia polaca de Cracovia, junto a una nota escrita por dos presos politicos, jézef Cyran- Idewicz y Stanislaw Klodzinski (fig. 7: Urgente. Enviad lo més ripido posible dos ollos de pelicula de ‘metal para un aparato fotogréfico 6 x 9, Podemos hacer fotos, Mandames fotos de Birkenau mostrando detenidos enwviados a la cdmara de gas. Una foto representa una de las hogueras al ai- ze libre donde se queman los cadaveres, porque el crematorio no esta en condiciones para quemarios a todos. Delante de la hhoguera hay cadveres que van a ser artojados Otra foto repre- senta un lugar en el bosque en el que los detenidos se desvisten ‘BL, Weave JG, Pressae,Auschita: Techmique and Operation ofthe Gas (Chambers, op. ft, pag. 424, donde se cta el tstianio de! propio Sz= lew spervvinte del equi. 32, Vease H. Lanabein, Hommes et femmes & Auschwitz, op et, pa 253. 5 i ucenes bese ATo60 5-6. Anénimo (miembro del Sonderkommando de Auschwitz), Mujeres empujadas hacia la c&mara de gas del crematorio V de Auschwitz, agosto de 1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz-Birkenau (negativos a” 262-283), presuntamente para ducharse. Después se os enviaala cémara *Bsla circue lar de Rudolf Héss, el comandante de Auschwitz, con fecha del 2 de febrero de 1943: «Advierto de nuevo que esta prohibido fo- tografiar en los alrededores del campo. Castigané muy severa- “images of te Holocaust, Holocaust and Genocide Stu, 1986, 0° 3, pigs 27-61 yo 2, pgs. 195-226, D. Hoffman, «Fotoorafierte Laer Uber Teaunaen zu viner Fotoweschchte deutscher Konzentrationslager, Foto ‘geschihte, 54, 1994, das. 3-20. Hay que salar el eao excepcional dhe sdb de Ausehwitan:P Helan, Album a*Auschwitz, O’apres un albus découvert par Lili Meier, survivante du camp de cancentation (2981), ed, completada por A. Freyer y JaC. Pressa, Paris, Le Seuil, 1983. 24, Vease 6, O\d-Huberman, lémorandum de a peste. Le éau dine ‘gine, Paris, Christian Bourgls, 1983. 25. ‘véese R. Hilder, La Destruction des juts eEurope, op. cit pag 280, cue cita varias fUenes, entre lias una carta dol 12 de novembre de 1941. en la que Heydech en persona apeohbe a sus propleshrnbresto- ‘mar fotograffas En el caso de ls csés "oficiales", la peliculas debian ser enviadas al RSHA [V-A-1, sin rovsar y despachadas como “secreto Gel Reich” (Geheime Reichssace?. Heysich das también a os jfes de Ia pote la ordon de buscar todas las fotografas que hubesen pod ce- cular por sus zonasr 26, Insrigién en un cartel de avso colocado en Is imedacines de campo de Natawela. mente a los que no acttien conforme a las reglas de esta orde- nanzas” Pero prohibir era como querer frenar una epidemia deimé- genes que ya habia comenzado y que no podia detenerse: su ‘movimiento parece tan soberano como el de un deseo incons- iente. La astucia de la imagen contra la razén en la historia: por todas partes han circulado fotografias ~esas imagenes pesea todo porlas mejores y las peores razones Empezando por las terribles tomas de vistas ce las masacres cometidas por los Binsatzgruppen, ‘unas imagenes en general tomadas por los propios asesinos* Rudolf Héss no dudé, por su parte -y a pesar de su propia or- den-, en ofrecer al ministro de Justicia, Otto Thierack, un lum de fotografia tomadas en el campo de Auschwitz” Per un lado, ‘este uso de la fotografia daba un rodeo hasta los confines (priva- os) de una pornograffa de la matanza, Por otro, la administra ‘cin nazi tenia tan fijadas sus rutinas de registro -su soberbia, su particular narcisismo burocratico- que tendia a consignar y @ fotografiar todo lo que se hacia en el campo, aunque el gaseado de Los judios siguié siencdo esecreto de Estado. ‘Sin embargo, en Auschwitz funcionaron dos laboratorios de fotografia. Es algo desconcertante en un lugar como ése. Pe- ro cabe esperarlo todo de una capital tan compleja como lo fue ‘Auschwitz, aunque frese la capital de la muerte y dela desapa- ricién de miles de seres. Fn el primer laboratorio, que dependia del Servicio de reconocimiento» (Brkennungsdenst), trabajaban permanentement bajo la direccién de los$$ Bernhardt Walter yy Exnst Hoffman, entre diez y doce prisioneros, lo que indica tuna intensa produccién de imagenes ~antes que nadia los re- 27. Chad por &. Boguslawska-Swicbocka y T. Ceglowska, KL Ausch- wits, Fotografie dokumentalne, op. cit, pag. 17 28. ‘ease la reciente exposiclon Vernichtungskrieg: Verbrechen der Welrinacht 1942 bis 1944, Hamburce, Hamburger Edition, 2996 Cnue- va edizionrevisada Verbrechen der Wehrmacht. Dimensionen des Ver- ichtungskrieges 1941-1944, Hamburgo, Hamburger Ecltion, 20021. 29. Vease R. Milberg, La Destruction des juts d'Europe, op. cit, lg. 834. “5 4% Imssenes Pese. TO00 tratos de identificacion de los detenios potiticos- en este lugar. ‘Los propios $S hacian y revelaban las fotos de ejecuciones, tortu- ras 0 cuerpos calcinados, El segundo laboratorio, de dimensio- nes més reducidas, fue el del sDespacho de las construcciones (Centralbauletung) abierto a finales de 1941 0 principios de 1942, estaba ditigido por el $S Dietrich Kaman, que cre6 un archivo fotogrifico completo de las instalaciones del campo°*.No hay ‘que olvidar tampoco toda la iconografia xmédicas de los mons ‘truosos experimentos llevados a cabo por Josef Mengele y su grupo sobre las mujeres, los hombres y los nifios de Ausch- wit ‘Cuando, bacia el final de la guerra, los nazis quemaron en ‘masa todos sus archivos Jos prisionetos que les servian de escla- vos para realizar esta tarea aprovecharon la confusién general ‘para salvar ~apartar, esconder, dispersar— el mayor niimero posi- ble de imagenes Hoy en dia, quedan alrededor de cuarenta mil clisés de esta documentacién de Auschwitz pese a que fue des- ‘truida sistematicamente, Jo que nos da una ampli idea sobre la probable enorme cantidad de iconografia que se podia encon- ‘rar en los ficheros cuando el campo estaba en funcionamiento™ 70. Vease R, Bogustaweki-Swiedocka y T. Swiebocks, eAuschwitz in Decumentary Photographs, art. ci, pags. 35-42, U. Weocklage, «Ar~ chitektor zur *Vernichtong durch Arbeit. Das Album der "Bauetung d. Waffen-SS vu. Polizei K.L. uschwlt2"», Fotogeschichte, a 54, 1994, pigs. 31-49, Este archivo de la Bauleltung constuye Ia fuente principal (eles trabajos de oC. Pressac, Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers op. cit, y Les Crématotres é'auschwit, op. cit. Hay ‘ue presisr que, de entre las 40.000 clists conservados, 39,000 son fe- ‘ogratias de Wertiieacion. BL, Veaee RJ Lifton, Les Mec azis. Lemeurtre médicale fapsy- chologie du genocide (1986), Paris, Laffoat, 1989, pigs. 320:322 y 397 403. 32. Véase A. Goguslaweka-Swlebocka y T. Ceplowska, KL Auschwitz, Fotografie dokamentaln, op. cit, pi. 18, donde sect el esimoni de Bronislaw durecaok: «Casi en el (imo momento, nos ordenaron quemar cr la estua de cerdmica del taller todos los negativosy todas las copias (ae habia eel Erkennungsdenst. Primero pusimos papel fotogrfica y fotegratias mojadas con agua, y después una horrada entera de coples de negatives, Como habiamas puesto una gran canta, el har 00 po" Basta con haber posado na vez la mirada sobre ese resto de tid _genes, ese errético corpus de imégenes pese a todo, para sentir que ya noes posible hablar de Auschwitz en los términos absolutos ~en general bien intencionados, aparentemente filoséficos, en realidad perezosos~ de lo «indecibles y de lo tinimaginable.* Las cuatro fotografias tomadas en agosto de 1944 por los miem- ‘bros del Sonderkommando estén diigidas a lo inimaginable, algo que hoy se atribuye tan a menudo a la Shoah, segunda época de lo inimaginable: lo refutan tragicamente. Se ha dicho de ‘Auschwitz que era impensable. Pero Hannah Arendt nos ha de- smostrado que alli donde fracasa el pensamiento es donde debe- ‘mos perseverar en el pensamiento, o més bien darle un nuevo giro. (Auschwitz sobrepasa todo pensamiento jurfdico existen- te, toda nocign de falta y de justicia? Bs necesario, pues, pensar de nuevo por completo la ciencia politica y el derecho Auschwitz sobrepasa todo pensamiento politico existente, in- cluso toda antropologia? Es necesario, pues, pensar de nuevo hhasta los fundamentos de las ciencias humanas como tales” Gia salir fora, Cuando le prencimos fuag9, etabames convencldos de que ‘slo se quemarian una parte de as Fotografias y de los lss,o sea, los ‘ue estan cera de la portezvela dela estufa,y que despues lfaltar el ‘ire, el fuego se apagaria(..} De hecho, con el pretest de a uroenca, sparse, a pronto, una parte de as cops y de os negativas por las ‘eranias Habitaciones dl tlle. Yo sabia que, dada la preciptacon con la ‘que se estaba evacuando el ugar, nadie tedriatlempa oe llevérseo too 4 que alg se savarian 133, Vease A, Wievirka, Déportation et génocde op. cl, pig. 16S: «En materia de historia, la ncicn ce indecble aparace como vnanocion pere= oss, Ha exonarado al hstriador de su trea, qu es preisamente fa de leer los testimonios de fs deportados, de interogar esta fuente coptal Ge lahstoria dela deportacin, hasta en sus silences, y yo afadiia por fr parte: an us genes. 3a, Véase H. Arendt,

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